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miércoles, 1 de diciembre de 2021

SUAVE ES LA NOCHE (DRAMA - 1962)

Año: 1962

Nacionalidad: EE.UU

Director: Henry King

Reparto: Jennifer Jones, Jason Robards, Joan Fontaine, Tom Ewell, Cesare Danova, Jill St. John, Paul Lukas, Bea Benaderet, Charles Fredericks, Sanford Meisner, Mac McWhorter, Albert Carrier, Richard De Combray

Género: Drama

Sinopsis: Finales de los años 20. El doctor Richard, un prestigioso psiquiatra que trabaja en una famosa clínica mental suiza, comienza a tratar a la atractiva Nicole Warren, una joven americana de clase alta que padece graves trastornos emocionales...

[Fuente: Filmaffinity]

Os hablaba el otro día de un pequeño libro de Francis Scott Fitzgerald, El Pagaré (cuya reseña puedes leer aquí), y en aquel post salió a relucir otro título del autor norteamericano, Suave es la noche, llevada al cine por Henry King en 1962. Precisamente de esta adaptación cinematográfica os quiero hablar hoy. Hacía mucho tiempo que no traía cine clásico al blog y he querido aprovechar la oportunidad. Ahora bien, debo hacer una rectificación, o más bien una actualización porque, si bien Suave es la noche me pareció una película extraordinaria cuando la vi por primera vez, su nuevo visionado me ha hecho cambiar de opinión. Me ha parecido tan larguísima (146 minutos) que mi cabeza ha ido desconectando por momentos. En cualquier caso, ¿de qué trata?

Con una canción melódica, evocadora y apasionada que lleva por título Tender is the night, es decir Suave es la noche, nos trasladamos a la Riviera Francesa. Son los años 20, los felices años 20, con banda sonora de charlestón. En soleadas jornadas de sol, los ricos norteamericanos pasan los días junto a la playa. Ellos jugando con sus hijos. Ellas yacen en tumbonas, ataviadas con prendas más propias de un cóctel y protegidas del sol con enormes sombreros. Pero las noches son territorio de fiestas y champán. Precisamente, para celebrar el 4 de julio, Dick Diver, un médico psiquiatra, y Nicole, su acaudalada esposa, deciden organizar una fiesta en su magnífica villa. Allí se congregan amigos de toda la vida, como Tommy Barban (Cesare Danova) o  el compositor Abe North (Tom Ewell), junto a otros desconocidos que, a pesar de considerar a los Diver unos snobs, no dudan en aceptar la invitación a la fiesta. Entre los invitados figura la joven y bella actriz Rosemary Hoyt que, de momento, tan solo ha interpretado una película. La noche transcurre alegremente. El matrimonio Diver se deshace en mimos porque son inmensamente felices, y transmiten esa felicidad a los demás. Sin embargo, en un momento de la noche, mientras Dick enseña a Rosemary el jardín de la casa, Nicole se refugia en su habitación donde sufre un ataque de histeria. ¿Qué le ha ocurrido?

A partir de este momento, retrocederemos en el tiempo. Nos instalaremos en Zurich, en una clínica psiquiátrica donde Dick ejercía como médico y donde Nicole estaba internada por problemas mentales. Allí fue donde se conocieron. La relación entre médico y paciente se transforma, tornándose más íntima y más personal. No destrozo el argumento si cuento que Dick y Nicole se casan y emprenderán una vida de ensueño, viajando aquí y allá. 

Una vez narrado el pasado, regresaremos al presente, a esa Riviera francesa, un escenario idílico que se contrapone con el drama que encierra la villa de los Diver.  Lo que ocurre, dejo que lo descubráis vosotros mismos.

¿Qué me ha gustado de la película?

En un principio, la trama parece que se va a centrar exclusivamente en Nicole y en su enfermedad mental. Es decir, pensé que la vida del matrimonio iba a estar salpicada de un sinfín de episodios neuróticos de la esposa, que iban a destruir y tirar por tierra la relación conyugal. Sin embargo, la historia gira hacia otro lado y pone el foco de atención en Richard Diver. Dick es un hombre comprometido con su trabajo. Lleva muchos años ejerciendo pero se ha enamorado de su paciente. Cosas más raras se han visto. Pero el hecho de que ella sea una mujer rica se irá convirtiendo en un lastre. Por amor, él cederá en diversas ocasiones hasta el punto de haber emprendido un camino de destrucción que, de no frenar a tiempo, lo conducirá a la aniquilación.

Los temas son interesantes. La ausencia de dinero puede complicarte mucho la vida, pero la abundancia, también. Sobre todo si lo tiene tu mujer y te van señalando con el dedo por dicha causa. A Dick, la inmensa fortuna de su esposa, controlada por su hermana, al ser su tutora, se le vuelve en contra. De ser un hombre con un propósito en la vida, se convierte en alguien vacío y dependiente, que siente que pierde el tiempo y se aleja de lo que le realmente le apasiona. 

A ello se suma la enfermedad mental de Nicole y el estilo de vida que quiere llevar la esposa. ¿Por qué pensar en clínicas, enfermedades y enfermos? ¿Por qué no disfrutar de la vida? Dick trata de entender lo que le pide su mujer, y camufla su malestar en viajes, excursiones y fiestas, sin darse cuenta de que está dejando de ser él mismo. ¿Cómo soportar todo esto? En Suave es la noche el alcohol corre a lo grande, e incluso se deja al alcance de los niños, y ahí está el otro tema interesante de este largometraje, el alcoholismo.

Pues estos temas, Fitzgerald los tenía a la mano. Y es que, la novela Suave es la noche es de corte autobiográfico. Para saber más, puede empezar leyendo este artículo de la revista Vanity Fair, pero hay mucha más información en Internet.

¿Qué no me ha gustado de la película?

Sin lugar a dudas, su duración. El metraje me parece excesivo hasta el punto de, por aburrimiento, terminar desconectando en las partes menos interesantes.  Hubiera estado bien algo más de condensación, resumir el pasado y acortar unos buenos veinte minutos. 

Por otro lado, creo que se desaprovecha bastante la enfermedad mental de Nicole. En la película, mientras la joven está ingresada en Zurich, se indaga en los motivos por los que ella sufre esquizofrenia, pero las explicaciones pasan sutilmente, sin ahondar demasiado. Luego, su enfermedad quedará demasiado desdibujada y tan solo se incide en el papel de Dick, en lo que él representa para ella, en relación a su enfermedad, algo así como un salvador, un dios.

Personajes 

En esta película, hay cinco personajes que ocupan el mayor protagonismo. En primer lugar, Nicole Warren (Diver, de casada). De ser una joven hermosa, inestable y vulnerable, como un cervatillo inocente, la veremos transformada en una mujer serena, admirada por otros hombres. ¿Está realmente enamora de Dick? ¿No será un espejismo? Quizá se aferró a él porque supo cómo tratar su enfermedad. 

Y es que Dick es un médico de renombre, pero su matrimonio con Nicole lo ha perjudicado. Si su esposa evoluciona en una dirección, él lo hace en el sentido contrario. Se sentirá acorralado. Ama a Nicole pero eso conlleva ciertos inconvenientes, ciertas renuncias. Su prestigio profesional incluso queda en entredicho, ensombrecido. Al final, resultará un personaje atormentando, que tiene que estar justificándose constantemente, y al que la amargura lo invade.

A mi juicio, también es un hombre atormentado Abe North, el amigo compositor que ya compone poco. De ser un reconocido músico ahora su genio se ha secado. Es posible que las copas de champán que pasan por sus manos tengan algo que ver. Se quedará atónito cuando compruebe con qué facilidad otros músicos más jóvenes (y menos borrachos) son capaces de resolver los obstáculos musicales con los que Abe se encuentra.

Por último, Tommy que sufre de un amor condenado a la resignación. Por otro, Rosemary es una joven a la que no le faltan pretendientes, pero el que a ella le interesa verdaderamente está lejos de su alcance.

En cuanto a las interpretaciones, no hay mucho donde rascar. Confieso que desconocía a los actores principales -Jennifer Jones, Jason Robards-, no así a Joan Fontaine o a Tom Ewell. De todos modos, no han sido interpretaciones que me hayan fascinado.

Con un titulo tomado de un verso de Keats, Suave es la noche es una película a la que le sobra metraje, y eso lastra mucho el resto. No faltan temas profundos, hay drama, y amor, pero el ritmo es lento, con altibajos. Como dije antes, la recordaba de otro modo y, en esta ocasión, se me ha hecho más tediosa. En cualquier caso, saber que la trama está muy vinculada a la vida de Fitzgerald es un gran punto a favor.



Fragmento [en inglés]:                                                            Puedes adquirirla aquí:

 

miércoles, 21 de junio de 2017

SOSPECHA (INTRIGA - 1941).

Resultado de imagen de PELÍCULA SOSPECHA

Año: 1941

Nacionalidad: EE.UU

Director: Alfred Hitchcock.

Reparto: Cary Grant, Joan Fontaine, Cedric Hardwicke, Nigel Bruce, Dame May Whitty, Isabel Jeans, Heather Angel, Auriol Lee, Reginald Sheffield, Leo G. Carroll.

Género: Intriga.

Sinopsis:Un atractivo vividor coincide en el tren con una joven ingenua que acabará teniendo que pagarle el billete. Más adelante vuelven a encontrarse en una fiesta y, tras un breve romance, ella decide casarse con él, a pesar de la oposición de su padre. Consideraba por todos, incluida su familia, una solterona, está empeñada en demostrarles que alguien la puede amar.



[Información facilitada por Filmaffinity]


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Se unen en este largometraje dos de mis grandes debilidades, cada uno en su categoría. Por un lado, mi querido Cary Grant y por otro, uno de los cineastas que más me gustan, Alfred Hitchcock. Con este título de 1941, el actor Cary Grant se aleja un tanto de los papeles de galanes románticos, divertidos, enamoradizos y cómicos que hemos visto en películas anteriores. Es por ello por lo que me gusta especialmente este largometraje, porque Grant ya no será el buen chico que hemos visto con tanta frecuencia.

Sospecha he podido verla tanto en su versión original, en blanco y negro, con en una versión coloreada que se distribuyó con posterioridad. Sin duda, me quedo con la versión bicolor porque, aunque la otra es muy vistosa, creo que pierde calidad. 

La sinopsis que aporta Filmaffinity es bastante acertada. Efectivamente, John Aysgarth (Cary Grant) es un joven guapo y apuesto que coincide en el tren con Lina (Joan Fontaine), una joven apocada y tímida. Ese primer encuentro en el que no saltará la chispa dará lugar a otro más, en un entorno más sofisticado, y será entonces cuando Johnny se fije con más detenimiento en la joven. Enseguida, Lina será el objeto de sus galanteos, comenzará un cortejo que a la joven le incomodará inicialmente hasta que casualmente oye una conversación entre sus padres y siente que es hora de ser más arriesgada. A estas breves pinceladas solo bastaría añadir que, si esta película se titula Sospecha, es porque las dudas y los recelos atormentarán a Lina que no hará más que preguntarse mentalmente si su Johnny está realmente enamorado de ella o bien tiene otros intereses, o si su Johnny es tan buen hombre como parece o tiene un lado perverso y maligno. Por esa línea irá toda la película, mostrando a una pareja feliz que comienza su vida juntos hasta que sale a relucir la verdad, entonces todo se va enredando más y más, dudando primero y cediendo posteriormente hasta que las evidencias saltan a la vista magnificadas por la presencia de Isobel Sedbuck (Auriol Lee) la Agatha Christie de la localidad. Pero, ¿está Johnny realmente enamorado de Lina o solo busca su dinero? Bueno esto es algo que tendréis que averiguar al ver la película. No os dejéis engañar, ni en un sentido ni en el otro. 


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Contemplar a Cary Grant dentro de la piel de sus personajes es una delicia para los ojos. Y no ya porque sea el típico galán, un hombre muy atractivo, con carisma y con una elegancia exquisita sino porque sabe encarnar sus papeles a las mil maravillas. Ya sea interpretando a un cómico joven, enamoradizo y apuesto como en muchas de sus películas o bien como en este caso, en el que su papel le exige una serie de líneas en los diálogos que solo interpretará con la mirada. Son fantásticas las miradas de soslayo, los mohines, los titubeos cuando no sabe por dónde salir y está a punto de caer en sus propias mentiras porque eso es Johhny, un «viejo truhán» como no se cansa de repetir su amigo Beacky (Nigel Bruce), un tipo fresco, aprovechado, interesado, que no da palo al agua ni intención tiene, jugador empedernido y lleno de deudas. Pero, ¿tiene alguna buena cualidad? 

En cuanto a Joan Fontaine, el papel de mosquita muerta le viene como anillo al dedo. De mirada lánguida y pose delicada, Fontaine dará vida a la joven Lina que pasa por el mundo muy desapercibida mientras el resto de las jóvenes de la comunidad revolotean alrededor de la miel. Lina encuentra en Johnny la solución a un futuro en soltería. Quiere romper con la idea que tienen de ella, no ya solo en su círculo de amistades sino en su propia familia. Aprovechando que parece que Johnny está enamorado de ella (al menos así lo creerá) se lanza en brazos del amor y de la aventura. ¿Se arrepentirá?

Resultado de imagen de PELÍCULA SOSPECHASospecha no deja de explotar un cliché, ese que nos habla del hombre guapo y apuesto que se casa con la joven tonta pero rica, que se enamora perdidamente y no le importa hacer locuras pues su familia jamás aceptaría el enlace. Vale, esta historia ya la hemos visto pero lo que la hace diferente son, por un lado, el reparto y sus interpretaciones y por otro, que Hitchcock está detrás de las cámaras y a él le gusta jugar con los planos, colocar la cámara en los ángulos más inverosímiles para ofrecer una perspectiva que no pase indiferente ante nuestros ojos. Hay unas cuantas secuencias con contraluces potentes que intensifican bien la acción o bien los objetos y Hitchcock captura nuestra atención inmediatamente. 

El suspense, como viene siendo habitual en sus películas, está muy presente. Si Lina tiene sospechas, el espectador las compartirá con ella. Si Lina está asustada, nosotros también lo estaremos. Si Lina no da crédito a lo que ve, nosotros tampoco. ¿Será capaz Johnny de hacer lo que pensamos que está a punto de hacer? 

Y siendo una película de 1941, ¿qué papel juega la mujer? Me encantan estas películas no solo por los argumentos sino también porque casi me divierte la imagen que ofrecen sobre la mujer. Hay frases de diálogos brillantes tales como «¿No querrás vivir a costa de tu mujer, no?» o «No te enfades. Sé una buena chica, tienes que comprenderlo» o «Dudar del marido no es de buena esposa». Auténticas perlas.

En definitiva, es Hitchcock, es Grant, es cine en blanco y negro y es una maravilla. Sospecha te acerca a otra faz del atractivo actor de origen británico. En cierto sentido lo desmitifica un tanto pero sigue siendo igual de adorable. Como suelo decir en estos casos, recomiendo mucho que veáis esta película y si ya la conocéis, recomiendo que la volváis a ver. Son películas que nunca defraudan.




Trailer [en inglés]:




La película está completa en Youtube.



[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]

miércoles, 24 de mayo de 2017

MUJERES (COMEDIA - 1939)



Año:1939

Nacionalidad: EE.UU.

Director: George Cukor.

Reparto: Norma Shearer, Joan Crawford, Rosalind Russell, Mary Boland, Paulette Goddard, Joan Fontaine, Lucile Watson, Phyllis Povah, Virginia Weidler, Marjorie Main, Virginia Grey, Ruth Hussey, Muriel Hutchison, Hedda Hopper, Florence Nash, Cora Witherspoon, Ann Morriss, Dennie Moore, Mary Cecil, Mary Beth Hughes, Margaret Dumont.

Género: Comedia.

Sinopsis: Un grupo de mujeres de la clase alta pasa la mayor parte del día entre salones de belleza y tiendas de ropa, siempre murmurando, con cotilleos y rumores. De repente, una de ellas descubre que su marido se ve a escondidas con una dependienta. Esta situación provoca un escándalo entre sus amigas, produciéndose diversas situaciones de celos, envidias y rumores.

[Información facilitada por Filmaffinity]



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Hablar, leer y compartir, no hay nada mejor para llegar a lo desconocido, a aquello que se nos escapa, que se pierde entre tanta información que recibimos. Y hablando y compartiendo es como llegué estos días atrás a esta película, Mujeres, de un director muy conocido, George Cukor, con títulos fantásticos y muy conocidos como My Fair Lady (tiene muchísimos más). Pero hay tanto cine que es inevitable que se me escape entre las manos alguna cinta por descubrir. Por suerte, se puede poner remedio.

El cine en blanco y negro es de mis favoritos y si encima es una comedia de los años 40, apaga y vámonos. De ante mano ya sabía que me iba a gustar esta película aunque tengo que ponerle un pega que luego os contaré. Sin embargo, fue comenzar a verla y enseguida sentí que el argumento ya me sonaba. Tocaba sumergirse en don Google para comprobar que efectivamente hay un remake que lleva por título The Women y que está interpretado por Meg Ryan y Eva Mendes entre otras actrices. Hace mucho tiempo que la vi y no sabría decir qué me pareció. Así, a priori, creo que el despliegue femenino era más reducido pero es probable que me equivoque.

La sinopsis que aporta Filmaffinity es bastante certera. Un grupo de amigas de clase alta invierten sus horas entre tratamientos de belleza, reuniones de sociedad, almuerzos y chismorreos. El centro neurálgico de todos los rumores se centran en el salón de belleza Sidney donde la manicura Olga destapa la caja de los truenos. Se comenta que el señor Haynes tiene un lío con una dependienta de unos grandes almacenes, noticia que llega a oídos de la señora Haynes de la manera más inesperada, tras haber sido manipulada por su mejor amiga. Se desata así todo un torbellino de dudas, una tormenta de consejos que Mary Haynes no se atreve a seguir. A partir de este momento se pone sobre el tapete el papel de la mujer, ¿qué debe hacer en un caso así? ¿Se recomienda mirar hacia otro lado y dejar correr el asunto como abnegada esposa? El revuelo que se organiza en el entorno de los Haines y en la alta sociedad en general dará pie a todo un cúmulo de cotilleos, infidelidades, peleas, zancadillas, y en definita, dará al traste con unos cuantos matrimonios, hasta llegar a un desenlace, quizá algo precipitado, que conlleva una astuta venganza.

En Mujeres, ese grupo de féminas que parecen ser uña y carne dejan mucho que desear. No están tan unidas como cabría esperar ni son tan buenas amigas como aparentan. En realidad, toda la película está salpicada de ironía y sátira con unos diálogos envenenados que nos arrancarán más de una sonrisa. Además resulta que el marido infiel lo es con una dependienta, lo que supone una afrenta mucho más gravosa que si hubiera tenido un affair con una damisela de alta alcurnia. Se pone así en evidencia la hipocresía de la sociedad neoyorquina del momento que queda retratada por su cinismo, así como esas mujeres cuya única preocupación es estar estupendas y despejellar al prójimo. Pero tengamos sentido del humor.

A todo esto hay que unirle algunos juegos de palabras, carteles en centros de trabajo de lo más ineficaces, tópicos de todo tipo, y un baile de letras en el apellido de la señora Fawler muy agudo. Detalles en los que hay que fijarse pero que si no los percibes tampoco pasará nada. 

miércoles, 13 de mayo de 2015

REBECCA (DRAMA - 1940)


Año: 1940.

Nacionalidad: EE.UU.

Director: Alfred Hitchcock.

Reparto: Laurence Olivier, Joan Fontaine, George Sanders, Judith Anderson, Nigel Bruce, Reginald Denny, C. Aubrey Smith, Gladys Cooper.

Género: Drama. Intriga.

Premios: 2 Oscars, a la Mejor película y a la Mejor Fotografía.+

Sinopsis: Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim De Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. De Winter y la joven se casan y se van a vivir a Inglaterra, a la mansión de Manderley, residencia habitual de Maxim. La nueva señora De Winter se da cuenta muy pronto de que todo allí está impregnado del recuerdo de Rebeca.



[Información facilitada por Filmaffinity]


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A veces siento mono de Rebecca, de volver a ver esta maravillosa película de Alfred Hitchcok que perdurará por los siglos de los siglos. Para los que nos gusta el cine clásico se hace necesario reencontrarse con este largometraje una y otra vez, para contemplar esa particular manera que tenía Hitchcock de rodar, un argumento lleno de remordimientos, celos y venganza y un reparto que deja sin aliento.

Muchos conocéis la trama de este filme basado en la novela homónima de Daphe du Maurier cuyo inicio es tan famoso como las primeras líneas de El Quijote y que vendrán acompañadas por unas escenas que asemejan un ensueño, parajes cubiertos de una niebla espesa que nos separa del mundo de Morfeo: 

«Anoche soñé que volvía a Manderley. Me encontraba ante la verja pero no podía entrar porque el camino estaba cerrado. Entonces, como todos los que sueñan, me sentí poseída de un poder sobrenatural y atravesé como un espíritu la barrera que se alzaba ante mí».

Maxim De Winters (Laurence Olivier) es un hombre viudo que pasa una temporada en Montecarlo, alejado de su hogar que solo le trae recuerdos tortuosos. Allí conocerá a una joven sencilla y natural (Joan Fontaine), una humilde dama de compañía sin la clase de las grandes damas ni los gustos refinados de las señoras de alto copete. Será precisamente esa simpleza, esa dulzura de carácter y la timidez de la joven lo que enamore a Maxim y ante la amenaza de perderla, le propone matrimonio de la forma menos romántica posible. La boda será sencilla. Sin velo, sin vestido blanco y casi sin ramo de flores pero la joven parece que nada le importa si él está a su lado. Desde la vicaría la pareja pondrá rumbo a Cornwell donde se alza Manderley, la majestuosa mansión familiar que vio nacer a Maxim y donde compartió vida con Rebecca, su anterior esposa, muerta en terribles circunstancias.



Lo que debería ser una etapa de idilio amoroso se enturbiará poco a poco, convirtiéndose en una pesadilla. El marido no será el causante del desasosiego que sentirá la joven esposa pues él siempre se mostrará solícito y cariñoso salvo en algunos momentos, cuando rompe la paz y la tranquilidad con repentinos cambios de humor de los que se arrepiente al instante. No. La felicidad de la joven se verá perturbada por la presencia del ama de llaves, la señora Danvers (Judith Anderson) así como por los recuerdos que flotan en la casa, los vestigios del paso de Rebecca por cada rincón de la mansión.  Las palabras del ama de llaves, las iniciales de la difunta aquí y allá, las comparaciones, los chismorreos,... todo torturará a la joven que se sentirá acorralada entre aquellos altos muros, una tensión que irá creciendo hasta el momento en el que se produce un terrible descubrimiento que pondrá en peligro la estabilidad conyugal dando paso al suspense hacia más de la mitad de la película con un falso final que nos otorgará algo de tranquilidad para concluir con un desenlace más trágico. 

El argumento de Rebecca es impecable. La ilusión, los sueños, el amor, la felicidad irá dando paso a la inquietud, la inseguridad, la desconfianza, el miedo y el chantaje. Un argumento que, en ocasiones, está lleno de diálogos que denotan el machismo de la época y que por supuesto no puede faltar en largometrajes de este tipo. A mí siempre me divierte mucho encontrarme con una escena en la que, tras la aceptación de la propuesta de matrimonio, la pareja se dispone a desayunar y él le dice: "Ahora que todo está arreglado, sírveme el café. Dos terrones y un poco de leche. Lo mismo con el té. No lo olvides". Sin crispación alguna, no puedo evitar reírme.

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