jueves, 30 de enero de 2025

LUIS GARCIA JAMBRINA: ❝La lozana andaluza me parece uno de los personajes más atractivos de la Historia de la Literatura española❞

El pasado día 15 pude conversar nuevamente con Luis García Jambrina, autor de la conocida saga protagonizada por Fernando de Rojas, el autor de La Celestina, al que el novelista zamorano convierte en pesquisidor de la Corte española. García Jambrina llegó a Sevilla para promocionar su última novela, El manuscrito de sangre, que constituye el volumen séptimo de la serie. En esta ocasión, el autor hace viajar a Fernando de Rojas hasta Roma. Con la misión de investigar la misteriosa muerte del papa Alejandro VI. En esta novela, el lector podrá codearse con esa familia a la que persigue una leyenda negra, los Borgia. 

Os dejo con nuestra conversación.

Marisa G.- Luis, un placer tenerte otra vez en Sevilla con otra entrega de la saga protagonizada por Fernando de Rojas. Tienes estas novelas y no hace mucho también lanzaste otro título sobre Unamuno. Querría preguntarte, al margen de que son dos nombres muy importantes de la literatura española, ¿por qué pones el foco precisamente en estos dos autores? ¿Qué es lo que te atrae de ellos, su persona, su literatura,...?

Luis G.J.- Bueno, esto tiene una prehistoria, de cuando escribía relatos breves y no novelas. Me empecé a centrar en escritores en el mundo literario. ¿Y por qué? Porque veía que en la Historia de la literatura, sobre todo la española, había muchos enigmas y misterios literarios en torno a grandes libros y figuras como el lazarillo, la celestina, el propio Cervantes, Unamuno,... Empecé a trabajar en ese territorio que creo no había explorado nadie, por lo menos de manera continuada, y así me salió la primera novela. No fue algo premeditado. En principio, iba a ser un cuento pero me salió una novela, El manuscrito de piedra. Fue ahí cuando encontré un territorio.

Mis novelas se definen como thrillers históricos, mezcla de novela histórica y novela negra, pero, sobre todo, son novelas de personajes. Para mí lo más importante es el personaje, personajes muy poderosos, con muchos recovecos, muy complejos y con una parte enigmática, más o menos. A raíz de esa novela, me di cuenta que aquello daba para una serie. Y las novelas que he escrito entre medias van también por ahí. Tengo una sobre Cervantes, menos conocida que estas, pero que también funcionó muy bien. Trata sobre la vida de Cervantes, contada por su peor enemigo. O sea que esto da mucho juego. Yo no entiendo por qué no se hacen más cosas de este tipo.

M.G.- Bueno, ahora estamos viendo más novelas así, protagonizadas por otros escritores españoles, que funcionan como detectives y demás. Parece que se ha puesto de moda.

L.G.J.- Sí, y viene de ahí, para qué vamos a engañarnos. Lo que pasa es que se olvidan del origen. Y encima, como he empezado otra serie, parece como que me he sumado a esa moda con las novelas de Unamuno, cuando resulta que viene de atrás. Pero bueno, me parece fenomenal, muy bien, porque siempre vi que ahí había mucho camino por explorar, que son personajes muy potentes, con mucho que decir, con una mirada especial sobre el mundo, aunque claro, no cualquier personaje tiene una mirada propia.

M.G.- El manuscrito de sangre es la séptima entrega de esta saga. Teniendo en cuenta que las cuatro primeras, en su título, tenían mucho que ver con los cuatro elementos, ¿en principio pensaste en enfocarte en esas cuatro primeras y luego decidiste seguir explorando el terreno?

L.G.J.- Sí, porque parecía que interesaba. Me encontré un territorio, un filón, y opté por hacer una tetralogía, siguiendo la pauta de los cuatro elementos. Y cuando acabé, volví a hacer otra tetralogía. Me pareció algo muy natural. Cuando salga la octava, ¿qué haré? Pues ya no lo sé. Meterme en otra tetralogía lo veo difícil, pero sí que puedo hacer una secuela o una precuela, que me apetece mucho. Pero bueno, esto es hablar por hablar. No he pensado mucho en ello. Sólo he pensado en terminar la tetralogía que completarán ocho novelas. El ocho es un número mágico. Y luego dependerá siempre de los lectores, que te sigan pidiendo más. Uno, por mucho que se empeñe, no puede matar a un personaje. Si el personaje sigue vivo, pues, al final, tienes que volver un poco sobre él, pero ya será de otra manera. 

M.G.- A través de tus novelas has movido a Fernando de Rojas por muchos escenarios dispares y por muchas horquillas temporales. ¿En qué te basas para elegir el contexto histórico, el tiempo, el espacio, a la hora de desarrollar estas novelas?

L.G.J.- Generalmente viene todo por los personajes. No ya solo por el protagonista sino que te vas tropezando con otros personajes, como, por ejemplo, fue el bufón de Carlos V, don Francés de Zúñiga, que encima había muerto asesinado y escribió un libro. Eso te condiciona. Ese personaje te lleva a la Corte o a Béjar, donde lo mataron. Pues ya está, ahí tienes Béjar y Salamanca, dos espacios que te vienen dados por el personaje.

La anterior, la de Nebrija, pues también me trajo aquí, a Sevilla. Aquí estaba el gran inquisidor Diego de Deza y lo llevo ahí, al castillo de San Jorge. No se trata de tener el espacio y luego lo llenas, sino que es el personaje el que te va llevando por las historias y los espacios.

Al Nuevo Mundo, pues también llego a través de un personaje,  fray Antonio de Zamora, que se va de Salamanca a las Indias, y allí se establece. Se le encarga a Fernando de Rojas que vaya allí a investigar unos crímenes. En fin, siguiendo un poco esto, lo que marcan los propios personajes.


[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]


M.G.- Ahora vamos a ver a Fernando de Rojas en Roma, en pleno siglo XVI. ¿Cómo era la Ciudad Eterna en ese momento y, sobre todo, qué protagonismo cobra en el contexto europeo?

L.G.J.- Mucho porque era el gran foco, la capital de la Cristiandad, el gran foco religioso, espiritual, cultural. Roma era una ciudad que tenía muchas capas, una ciudad doble porque el Vaticano, la Santa Sede, es una ciudad dentro de la propia ciudad de Roma. Es el gran lugar donde se estaba cociendo todo. Además, en aquella época, tuvo lugar las guerras entre Francia y España por el reino de Nápoles o el enfrentamiento entre diversas repúblicas italianas.

Y luego la fisonomía de la ciudad tiene mucho de atractivo. Tenemos la Domus Aurea, un lugar que, que yo sepa, no se ha explorado literariamente porque es un sitio que hasta hace poco no se podía visitar. Se descubre justo en esa época. Bueno, lo que se descubre es lo que llamaban grutas, las primeras grutas. En fin, me parecía que lo tenía todo. Es una ciudad muy orgánica.

M.G.- Y con muchos contrastes, algo que veremos en la novela.

L.G.J.- Sí, exacto, donde en las casas de los pobres, igual te encontrabas una columna romana o una lápida del foro. Esto me parece apasionante, y todavía hoy Roma tiene esto.

M.G.- Y el Vaticano que también es una institución con mucho misterio.

L.G.J.- Sí. El Vaticano es lo más de lo más. Creo que es la época de mayor esplendor y, al mismo tiempo, la de mayor corrupción. Y, luego, era muy peculiar porque el papa era español, valenciano. Sólo ha habido dos papas españoles en toda la historia. Uno fue este y el otro su tío, otro Borja. Borja, en este caso, porque todavía no se habían cambiado el apellido. Roma me parecía un lugar fascinante. Era un burdel, la llamaban Roma putana, un burdel entero.

A esta novela le tenía ganas hace tiempo. Y el personaje te permite dar una vuelta de tuerca, meterlo en otro contexto, con otros problemas, en un momento con gente como Maquiavelo, los Borgia, Juan del Encina,...

M.G.- Y alguna jovencita más que ahora vamos a comentar. Pero, Fernando de Rojas ha sido enviado a Roma para investigar esas extrañas circunstancias en las que muere el papa Alejandro VI. También España tenía muchos intereses, la corona de Aragón tenía muchos intereses. Y has mencionado a los Borgia. Los Borgia de los que tanto se ha escrito, con una leyenda detrás, que no sé si justificada o no.

L.G.J.- No. Es una leyenda negra muy muy muy injusta. La novela intenta matizarla, aunque toda leyenda tiene una parte de verdad. Pero esta leyenda se construye políticamente. Se le tenía una inquina feroz a la familia Borgia y, por extensión, a los españoles, en general. Es una leyenda elaborada propagandísticamente, para poner en entredicho a esta familia y a los españoles, para que no volviera a haber ningún papa español. Y luego, también tiene que ver con el contexto de la guerra. Fernando, el Católico, tiene los ojos puestos en Italia. No sólo en Nápoles, de la que ya una parte pertenecía al reino de Aragón, sino también en los Estados Pontificios. El papa se aleja de Fernando por este motivo. Y ahí surge la leyenda. Lo dice la novela, todos los días se publicaban pasquines contra los Borgia, contra los españoles. Esa leyenda ha ido creciendo y ha sido objeto de tantas novelas, películas.

M.G.- Se ha desvirtuado.

L.G.J.- Totalmente. Se han cargado las tintas porque Alejandro VI y no era peor que los papas inmediatamente anteriores y posteriores, incluso podía ser mejor. Era corrupto, pero a lo mejor no tanto como otros. Esa corrupción estaba establecida ahí en la Santa Sede y luego todo eso del incesto, la relación con su hija, con Lucrecia o Lucrecia con los hermanos, todo eso es mentira. Es eso, son bulos, son noticias falsas para descalificar y destruir a esta familia.

M.G.- La leyenda se ceba mucho con Lucrecia, a la que siempre he visto como un títere en manos de su padre y de sus hermanos, porque, al fin y al cabo, era un instrumento para los intereses familiares.

L.G.J.- Pero eso se hacía en todas las grandes familias. A los hijos, y sobre todo a las hijas, las utilizaban para hacer alianzas de poder, etc. Los Reyes Católicos lo hacían también con sus hijas. Eso, hasta cierto punto, era normal en aquella época. Pero bueno, ella fue víctima, efectivamente, de esas guerras de poder, de esa manipulación, por parte del padre y de los hermanos. Pero claro, la leyenda negra dice que era ella la que envenenaba, con el veneno en el anillo. Y no es así.

Lo interesante de Lucrecia Borgia, lo fascinante, es esa imagen que tiene, que era muy hermosa también, pero es que además era muy culta, muy inteligente, debatía con los filósofos, los artistas, inspiraba a los poetas y artistas, era muy piadosa, quería mucho a los hijos. Cuando muere, uno de los hijos de un matrimonio anterior se encierra en un convento. Este tipo de cosas te dan otra imagen muy diferente. Aunque conserves parte de la leyenda negra, eso también fue verdad. Era bastante fiel con los maridos, aunque fueran impuestos por el padre. Lo malo de las leyendas es que, aparte de mentir, lo que hacen es simplificar a personas más complejas, con más aristas. Está muy bien esa imagen de Lucrecia como mujer fatal, misteriosa y malvada, pero es que la otra parte también es interesante y la enriquece, y eso es lo que he querido mostrar en la novela.

M.G.- Te hemos leído y escuchado decir que sobre Fernando de Rojas, desde que empezaste a escribir esta serie, esta saga, no se sabe mucho. Pero claro, has escrito ya siete novelas, eso te habrá permitido indagar mucho, ahondar en la figura. No sé si has llegado a descubrir algo especial sobre Fernando de Rojas.

L.G.J.- Nada. Ahora sabemos menos que hace diecisiete años. Hay cosas que ahora se ponen en cuestión. ¿Era converso? ¿Estudió en Salamanca? No están los libros de matriculas, se han perdido los de esos años. Por lo tanto, ¿con qué nos quedamos? Sobre la parte de Talavera, que es la menos interesante y sobre la que menos me he ocupado, bueno, sí que te demuestra algo sobre lo que yo no había pensado mucho al principio, en que realmente fue pesquisidor. Cuando trabaja como alcalde mayor, es el que tiene que impartir justicia, tiene que entrevistar a los testigos y luego ya dar un dictamen. De modo que no, que no sé más de la persona, no sé mucho más. Quizá sepa mucho menos de lo que sabía al principio. Por eso le doy esta vida ficticia. No pretendo hacer una vida novelada de él, porque no se podría, pero sí al menos darle una vida de ficción que, si no fue así, seguramente, desde un punto de vista simbólico, sí. Seguramente fue un personaje con doble vida, y por eso deja de escribir porque, de otro modo, no se entiende. Ese es otro enigma. Si tienes éxito con un libro, un éxito enorme, ¿no sigues escribiendo? Eso te da pie a imaginar. 

Mira, ahora hay una teoría de un profesor, que ha escrito un libro y varios artículos, que defiende que Rojas probablemente fue el autor de El Lazarillo de Tormes. Bueno, que es algo que dejaba yo entrever en la segunda novela.

M.G.- Quién sabe.

L.G.J.- Aquí juego con la idea de que podía haber escrito La lozana andaluza, como ella le pide en esta novela. Caben muchas cosas porque es una figura muy poderosa, de un gran poder de reverberación. Pero como no hay documentos, no hay nada que hacer. Es como lo del Lazarillo que, por mucho que se empeñen, hasta que no aparezca algo, todo son especulaciones y conjeturas. De todos modos, sí he aprendido con el propio personaje pero, sobre todo, cosas que podían estar implícitas en La Celestina, como la vida humana, el amor, el mal y cosas así.

M.G.- Has mencionado La lozana andaluza, a la que se hace referencia en la novela. Si no me equivoco se llama Aldonza. También te refieres a Francisco Delicado, el escritor de la obra. Es decir, ahí haces un juego muy literario.

L.G.J.- Claro, y además justificado, porque La lozana andaluza, como libro y personaje, es hija directa de La Celestina. La celestina era prostituta, tenía burdeles y pupilas, y tenemos a esta lozana que es la prostituta más popular de Roma. En la propia novela, ella dice que la celestina es un espejo donde las putas se reconocen. Literariamente es así. La lozana es hija de la larga descendencia de la celestina. Quería jugar con eso, haciendo que los tres -se refiere a Aldonza, la celestina y el escritor Francisco Delicado-, se conocieran, estuvieran juntos y tuvieran una relación. Jugar un poco. 

En mis novelas, lo más distintivo ha sido siempre eso, que meto mucha literatura, libros, personajes, escritores,... Trato de jugar un poquito con todo eso porque, además, es que me lo da la propia época. Francisco Delicado estaba en Roma en ese momento, el personaje de la lozana ejerce en Roma, y La Celestina era un éxito en Roma, con su traducción al italiano. Es decir, hay tantas y tantas cosas que encajan muy bien. Y bueno, haces ese juego. La lozana andaluza me parece uno de los personajes más atractivos de la Historia de la Literatura española.

M.G.- Es un personaje que le da vidilla a la trama, con su forma de ser y su carácter. 

L.G.J.- Claro, y con esa gracia, y esa manera de hablar y de comportarse. Es lo que hoy llamamos una mujer empoderada, libre, independiente, sin ataduras, con mucha sabiduría. Además es que no me lo invento, sino que ella lo dice así, y sale en el propio libro de La lozana andaluza. No necesito inventarme nada. Este personaje nace en esta época y Lucrecia Borgia es de esa época, también. Son dos mujeres absolutamente extraordinarias. Una real y la otra ficticia, pero extraordinarias. Por otro lado, en España, teníamos a la reina Isabel, la Católica, teníamos a Beatriz Galindo, la latina, o a Lucía Medrano. Y a tantas otras mujeres en ese periodo, un periodo que es único para las mujeres, desde finales del siglo XV a principios del siglo XVI. La época del Renacimiento es también el momento del resurgimiento de ciertas mujeres que acaban ocupando lugares importantes en la corte de los Reyes Católicos.  No hay necesidad de inventar nada. Está todo ahí. Lo único que tienes que hacer es casarlo todo para que quede armónico y coherente.

M.G.- Una época de mujeres como Lucrecia, pero también de hombres, cuyos nombres han llegado a nuestros días. No solamente están los Borgia. También habrá otro personaje, Maquiavelo. No sé si tendrá mucha fuerza o es, más bien, un personaje más colateral, más secundario.

L.G.J.- Bueno, sale en varios momentos y tiene varias conversaciones con Rojas. Son conversaciones muy jugosas porque se habla de poder, de la mentira como instrumento para el poder, algo que está ahora muy de actualidad. Es curioso que ese libro tan influyente -se refiere a El príncipe-, haya sido leído o no, está un poco en el subconsciente de todo el mundo medianamente culto. El libro está inspirado en César Borgia, y en Alejandro VI y en su padre. Ha sido siempre un libro muy influyente y ahora está de total actualidad porque, si algo caracteriza a nuestra época es cómo se utiliza la mentira, y no sólo para conseguir poder, sino, sobre todo, para mantenerse en el poder. Y todo viene de ahí. Bueno, pues en esas conversaciones se habla de esta cuestión. Rojas sigue siendo una persona todavía ingenua, porque no quiere dejar de ser ingenuo y cree todavía en la justicia, etc. Pero Maquiavelo ya es un cínico, ya anticipa muchas cosas. Y está bien ese debate, esas dos maneras de ver las cosas, de ver la política y las relaciones que había allí en la Santa Sede.

En la novela hay dos cónclaves muy disputados y tres papas. Uno que aparece ya en el momento de su muerte; el otro dura tan sólo veintiséis días; y el otro que empezará a gobernar en la Santa Sede. Hay concentradas muchas cosas y estos personajes no se limitan a hacer un cameo sino que tienen un papel importante en la trama y te ayudan también a entender la época. Y vemos que la historia se repite porque lo que ocurre ahora tiene su origen en lo que ocurrió hace quinientos años. 

M.G.- Séptima novela y te queda una octava, según comentas. ¿Te va a costar trabajo despedirte de Fernando de Rojas después de tantos años? Llevas muchos años escribiendo sobre él.

L.G.J.- Pero también me he distanciado de él en algún momento. Esto es como la vida en pareja. De vez en cuando necesitas tener tu espacio y distanciarte para luego volver. Así que, como lo voy alternando con otros proyectos, me hace volver a él con ganas, con ilusión. Si se acaba o no en un momento dado, como te digo, va a depender de los lectores. Si ellos quieren más manuscritos, posibilidades hay muchas. Yo no estoy cansado del personaje, ni muchísimo menos. Lo único que pasa es que surgen otros proyectos y me apetece hacerlos.

M.G.- Eso siempre es interesante.

L.G.J.- Claro. No siempre hay que apostar por lo mismo. 

M.G.- Y además se le da un respiro al lector. 

L.G.J.- También porque puedes saturarlo. Eso sí sería lo peor, saturar al lector. Pero bueno, creo que, tal y como va la cosa, de cuando en cuando, una aventura de Rojas viene bien. Y a mí me gusta volver. Además, me muevo un poquito como en mi casa.

M.G.- Ya tienes mucha soltura. Bueno, Luis, lo dejamos aquí. Un placer tenerte en Sevilla y volver a conversar contigo. Espero volver a verte en la próxima, con Fernando de Rojas, Unamuno, o cualquiera de esos proyectos que tienes en mente.

L.G.J.- Proyectos no falta. Gracias a ti. Me gusta volver, de cuando en cuando, a Sevilla y hablar contigo del nuevo libro, de la nueva criatura.

M.G.- Gracias.


Sinopsis: El Vaticano, 18 de agosto de 1503. El papa Borgia, Alejandro VI, muere en extrañas circunstancias después de varios días de agonía. El pesquisidor Fernando de Rojas deberá investigar el caso por encargo de su tío el embajador de los Reyes Católicos en la Ciudad Eterna. También tendrá que estar atento a las luchas de poder y de familia y a todo lo que ocurra en el cónclave que ha de elegir al nuevo papa, pues son muchos los intereses que están juego para España y Francia, que en ese momento se están disputando el reino de Nápoles.

La resolución del caso no va a ser nada fácil, pues Rodrigo Borgia tenía muchos enemigos y había dejado numerosas víctimas por el camino; tampoco van a faltar obstáculos, reveses, manipulaciones y nuevos crímenes. Por suerte, Rojas contará con la ayuda del clérigo y médico Francisco Delicado, el autor de La Lozana andaluza; de la propia Lozana, que con su gracia, belleza, astucia y desparpajo se ha convertido en una mujer libre, llena de recursos y muy popular; y del escritor y músico Juan del Enzina.

Por la novela, desfilarán también varios papas y cardenales, hermosas cortesanas y frailes seguidores de Savonarola, así como personajes tan conocidos como Maquiavelo o César y Lucrecia Borgia, una mujer tan hermosa como enigmática. A través de ellos, conoceremos la vida alegre y oculta de la “Roma puttana”, con sus numerosos burdeles llenos de prostitutas procedentes de medio mundo; los entresijos del Vaticano, que vive su época de mayor esplendor y corrupción; y un lugar tan fascinante como la Domus Aurea, el famoso palacio de Nerón, enterrado bajo una montaña de tierra y escombros, que por entonces acababa de redescubrirse, si bien muchos pensaban que eran grutas. 

El Rojas más audaz, transgresor y enamoradizo en una intriga absorbente y trepidante y en un escenario único y misterioso. Nunca sus pesquisas llegaron tan lejos.


lunes, 27 de enero de 2025

LA EDUCACIÓN FÍSICA de Rosario Villajos

Editorial: Seix Barral
Premio Biblioteca Breve 2023
Fecha publicación: marzo, 2023
Precio: 19,90 €
Género: narrativa
Nº Páginas: 304
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN:  978-84-322-4184-0
[Disponible en eBook; y en Audioibro;
puedes empezar a leer aquí]

Autora

(Córdoba, 1978) dedicó toda su infancia a dibujar, leer y ver películas. Formada en Bellas Artes, ha trabajado en la industria musical, cinematográfica, artística y cultural. Es autora de la novela gráfica Face (2017) y de las novelas Ramona (2019) y La muela (2021), una historia delirante sobre la soledad y la precariedad en la sociedad actual. Ha vivido en Córdoba, Sevilla, Granada, Barcelona, Montpellier y Londres. Actualmente reside en Madrid, donde compagina la escritura con un trabajo en IT. Mantiene su acento andaluz.

Sinopsis

Una tarde de finales de agosto, Catalina, que acaba de cumplir dieciséis años, abandona la casa de su mejor amiga en una urbanización de las afueras tras un desagradable percance. Cuando llega a la carretera, decide que la única forma de volver a la suya es haciendo autostop. Como a cualquier joven de su edad, le aterra subirse al coche de un extraño, pero no tanto como lo que imagina que le espera si no cumple con el estricto toque de queda impuesto por sus padres.

Ambientada a principios de los años noventa, La educación física dibuja el retrato de una adolescente marcada por una relación complicada con su propio cuerpo y por el rencor hacia un mundo empeñado en convertirla en culpable por el hecho de ser mujer, y pone en evidencia los relatos sobre los que se construyen los valores de toda una generación.

Dueña de una obra literaria y artística centrada en lo corporal, Rosario Villajos traslada en esta magnífica novela aquella educación sentimental con la que Flaubert retrataba la vida y época de un joven burgués en el siglo xix al terreno de lo físico y defiende que el cuerpo es el campo donde se libran todas las batallas, donde se dirime quiénes somos y también donde se reflejan los miedos, las tensiones y las violencias de cada época.

[Información tomada directamente del ejemplar]

Rosario Villajos se alzó con el Premio Biblioteca Breve que otorga Seix Barral en su edición del año 2023, por La educación física. Por entonces leí algunas opiniones y todas coincidían en señalar esta novela de lectura obligatoria, incluso en centros educativos. Pero, con la excelsa oferta literaria que tenemos hoy día, resulta inevitable que lecturas apetecibles se vayan quedando relegadas. Por suerte, podríamos decir que los astros se han alineado y durante estas vacaciones navideñas me he podido enfrentar a esta novela. No he salido indemne. Leer La educación física ha sido con volver a reencontrarme con aquellos monstruos que, siendo jovencita, me perseguían y, en ocasiones, los párrafos de esta novela se han convertido en latigazos en mi espalda. No quiero decir que la lectura haya sido dolorosa, sino que está colmada de un buen puñado de reflexiones, que te hacen asomarte al pasado desde la perspectiva del presente, entendiendo que hay cosas que, por suerte, han ido evolucionando, aunque aún quede mucho camino que andar.

La educación física está protagonizada exclusivamente por Catalina, una adolescente, de dieciséis años, con problemas. Lo vamos a saber desde el minuto uno, cuando leamos en la primera página lo siguiente:


«Conoce varias maneras de satisfacer su hambre: se arranca las costras de las pequeñas heridas que ella misma se provoca; se corta las uñas con los dientes; se muerte la punta de las yemas hasta toparse con el sabor de los dedos en carne viva; también se arranca las cejas, aunque se ha propuesto dejar de hacerlo este año porque eso sí podría derivar en un problema difícil de esconder»" [pág. 11]


Es decir, Catalina se autolesiona para hacer frente a la ansiedad, se produce dolor para tapar otro dolor más intenso, algo mucho más visceral. La pregunta sería por qué sufre ansiedad, de qué se quiere esconder infringiéndose daño a sí misma. Bueno, ya os diré algo más adelante pero, antes de entrar en esa cuestión, sería interesante poneros en situación. 

Toda la acción de la novela se desarrolla a lo largo de una tarde-noche de agosto. ¿De qué año? La misma sinopsis nos lo apunta pero, incluso si ese detalle no figurara en la contra de la novela, sería fácil ubicar temporalmente la acción a través de referencias a ciertos sucesos reales y dramáticos que conmocionaron nuestro país, hace ya unas cuantas décadas, pero que todos recordamos, y que tienen mucho que ver con la vulnerabilidad de la mujer. No obstante, los hechos se concentran aún más en el tiempo. Concretamente la historia se inicia en torno a las seis y cuarto de la tarde y terminará sobre las nueve y cuarenta y cinco minutos, entrando ya la noche. Villajos hace uso de un artificio simple pero efectivo para ir recolocando los hechos en la línea temporal. Y, a la vez que nos va contando lo que ocurre en esa horquilla temporal, también iremos conociendo lo que sucedió justo antes de las seis y cuarto, sucesos que dan pie a la novela.

Y si la historia se desarrolla en ese intervalo temporal también lo hará a lo largo de un retorno. Es decir, y por resumir el asunto, Catalina sale de casa de su amiga Silvia, situada en una zona residencial, a las afueras de la ciudad, a las 6 y cuarto de la tarde. Lo hace de manera precipitada, casi huyendo, tras vivir, como dice la sinopsis, «un desagradable percance»Su intención es regresar a casa justo antes del toque de queda, las diez de la noche. Tardará casi cuatro horas en recoger una distancia de apenas unos cuantos kilómetros. Y vuelven a surgir preguntas. ¿De qué huye? ¿Por qué tarda tanto en llegar a su casa? En este punto he dudado sobre si daros más detalles con respecto a la trama, añadir algún apunte más. En la propia sinopsis ya se adelanta que Catalina se ve obligada a hacer autostop, pero creo que decir algo más sería inconveniente. Así que lo dejó ahí. Sí os diré que, en ese camino de vuelta, cargada de dudas e incertidumbres, con la culpa como compañera de viaje, Catalina analizará a través de los ojos de la adolescencia lo que le ha ocurrido, la herida ocasionada, y rememorará también las instrucciones recibidas en casa, los reproches, las prohibiciones; vislumbrará con nitidez cuál es su posición como fémina dentro del seno familiar, o en el contexto social; sabrá lo que se espera de ella y lo que otros anhelan de su cuerpo.

La educación física es la radiografía de una realidad, cuyas ramificaciones llegan todavía a nuestros días. Han pasado casi treinta años y las mujeres seguimos batallando por un espacio, luchando contra el miedo ancestral, inculcado generación tras generación, contra los abusos, la ostentación de poder y la culpa. 

Qué me ha gustado de esta novela

No quiero autores que me lo den todo mascado. Cuando leo una novela, salvo contadas excepciones, me gusta ser parte de la historia, meterme de lleno y tratar de ir limpiando el espejo del vaho que la narración deja, hasta llegar a ver el reflejo con nitidez. Y eso es lo que hace Rosario Villajos en esta novela, hacer uso de la sutileza, dejar pequeñas pinceladas aquí y allá, el recuerdo de un gesto, la rememoración de una escena, de tal manera que el lector va comprendiendo por qué Catalina huye. Contribuye a esa construcción de los hechos algunas palabras, como puta, que aparecerá en las primeras páginas. 

Leer La educación física ha sido como hacer un viaje al pasado cuando, en plena adolescencia, me sentía intimidada por algunas miradas, por algunos comentarios. Me ocurría en la calle. También en el colegio. Alguna vez lo he comentado con mis compañeras de pupitre. Cada una de ellas percibía aquellas «agresiones» de un modo propio. Lo cierto es que hoy, a mis casi cincuenta y cinco años, sigo manteniendo fresco en mi memoria cierta escena en la que me sentí desnuda, a pesar de ir forrada de ropa. Fueron años en los que escuché las advertencias de mi madre, que me dibujaba un exterior lleno de peligros, porque lo de ser chica no era ninguna bicoca, había que tener cuidado, mantenerse alejada de los chicos. 


«Le gustaría gritarle a todo el mundo que odia haber nacido con este cuerpo al que no se le permite hacer nada. Quizá no lo dice porque teme aburrir, o que no la entiendan, o que no la quieran con toda su extrañeza». [pág. 76]


Años en los que quise romper con todo, rebelándome contra las diferencias que existían entre mi hermano y yo, soportando las limitaciones impuestas únicamente porque yo era chica, mientras lidiabas con aquel miedo ancestral, que las madres iban inculcando a las hijas, generación tras generación. Y a mí, si quería vivir, no me quedaba otra más que ingeniármelas para esquivar el cerco de mis padres, rebelarme contra aquella opresión a través de faldas cortas que me ponía en casa de mis amigas, y me cambiaba al regresar a la mía, las primeras ingestas de alcohol y aquellos cigarrillos finos y alargados (¿se llamaban More?) que fumaba, para sentirme, ingenuamente, segura de mí misma. Como Catalina, había que vivir, tratando de que no te ocurriera nada pero, a veces, el peligro podría estar mucho más cerca de lo que esperabas.


«Catalina no quiere que la violen, ni que se la coman, ni aparecer por partes en una cuneta, pero tampoco quiere condicionar su vida al lobo cuando intuye que, como dios, puede que esté en todas partes». [pág. 109]


La educación física me ha inundado de todos esos recuerdos, me ha colocado frente a mis propios pensamientos, a mis propias emociones, con mis ilusiones y mis miedos, en una novela que contiene páginas enteras dignas de ser reproducidas, subrayadas o enmarcadas.

Temas

Catalina es una adolescente más. En muchos de sus pensamientos y sensaciones podremos ver reflejado al adolescente que fuimos. Muestra signos de rebeldía, empieza a llevar la contraria a sus padres, los  provoca con su forma de vestir, los desafía en sus decisiones. Si mamá dice A, tú haces B. 


«Catalina no hace sólo autostop para no llegar tarde a casa sino porque necesita rozar la linde establecida, vivir al límite, prefiere el apocalipsis al líquido amniótico en el que flota cuando está con papá y con mamá». [pág. 112]


Así que, girando alrededor de la adolescencia, Rosario Villajos toca muchos temas como son el despertar a la sexualidad, la admiración que desde la juventud se puede sentir por una persona adulta, la relación con los chicos o la propia identidad. Y es que, a veces, Catalina no sabe quién es. La autora aborda, a través de las vivencias de la joven, cómo son esos primeros encuentros con el sexo opuesto, los primeros besos, las primeras intentonas de los jóvenes por llegar algo más lejos. Pero no solo se centra en el sexo adolescente, sino que también examina con lupa el que se produce dentro del matrimonio, esa cita sexual obligada (¿el polvo de los sábados?). Catalina reflexiona sobre la disposición de la mujer, esa costumbre grabada en su ADN de plegarse a los deseos del hombre, la imposición de satisfacer al macho, aunque sea por pura inercia. Pim, pam, ¡fuera! Misión cumplida y a otra cosa, sin que la mujer piense en sus propios deseos, en lo que realmente le gusta, o el sexo como moneda de cambio, mercantilizado, un trámite más que la mujer tenía que pasar si quería conseguir algo, aunque lo que desearan la esclavizara todavía más.


«Aquellas mujeres llamaban tontos a los hombres en general por hacer lo que fuera a cambio de un abrir y cerrar de piernas. Alguna mencionaba lo que sacaba ella de todo eso: una lavadora nueva, quizá más adelante con secadora». [pág. 198]


Relacionado con lo sexual, la novela también ahonda en el papel de la mujer dentro del universo familiar, como esposa y madre, que maneja los pequeños desastres del hogar, impidiendo que el cabeza de familia tenga conocimiento de ellos para no ser juzgada, para no ser culpada. Catalina cree que su familia mantiene el equilibrio sobre dos pilares: el chantaje y la culpa. Esta última estará muy presente en la vida de la joven. ¿Acaso lo que ha ocurrido es su culpa? ¿Realmente lo que le han dicho es real? ¿Es ella la que ha provocado la situación tan incómoda que ha vivido?  

Y luego están las muestras de poder del jerarca, que deja su impronta incluso en las cuestiones más surrealistas, como el orden en el que su prole debe usar el baño. Y es que en esa familia, como todas las de la época (me gustaría pensar que ya no es así) el hombre tiene privilegios de cuna frente a la mujer. Esas diferencias en la educación de los hijos y de las hijas quedarán muy patentes en la novela. Catalina observa cómo su padre y su hermano Pablito están exentos de arrimar el hombre en las cuestiones domésticas, para eso ya está la madre y la propia Catalina. La joven se enerva al contemplar el amplio rango de libertades de las que disfruta su hermano, mientras ella vive encorsetada (¡y enfajada!, ya veréis) por el mero hecho de ser chica.

Pero si hay un tema estrella en la novela ese será el cuerpo femenino. ¿Cuántos cambios sufre el cuerpo de una mujer a lo largo de su vida? Naces y en una decena de años lo que conocías empieza a cambiar. De repente tu pecho, que era plano como el de los chicos, comienza a crecer y te conviertes de un día para otro en el centro de esos comentarios de las amigas de tu madre o de tus tías, que hablan de «margaritas» o no sé que otro tipo de flores y no puedes evitar sentirte totalmente ridícula. Ahí ya empiezas a tener una relación complicada con tu cuerpo porque los cambios que se están produciendo te ponen en el centro de las conversaciones y encima los chicos también se burlan de ti y tratan de tocarte, a poco que te descuides. 


«¿...que tener tetas y culo es un suplicio?» [pág. 255]

 

Eso, por no hablar de la menstruación. Un día te levantas y encuentras una mancha roja en las bragas e inmediatamente empiezas a temblar. ¿Qué narices es eso? ¿Acaso te estás muriendo? Porque encima nadie te ha contado nada. Tú habrás podido oír campanas pero cuando la realidad te llega, te pega una bofetada que te deja sentada en el suelo. Y con suerte, tu madre celebrará aquel suceso con cierto regocijo, pero también puede ocurrir que tu madre suspire y te diga: «Eso es la regla, hija. A partir de ahora la vas a sufrir todos los meses». Y te lo dice con ese tono de voz pesaroso y la escuchas cuchichear con tu padre que, a partir de ese momento, ya no te mirará igual, y tú te vuelves a sentir como si te hubiesen colocado un neón luminoso sobre la cabeza, una flecha en color rojo, que se enciende y se apaga, señalándote como una nueva presa.

Catalina sabe que la menstruación es tabú. ¿Esto que le pasa a mi cuerpo, que es naturaleza pura y dura, lo tengo que ocultar? De la menstruación no se habla, y mucho menos con un hombre, porque la fertilidad de las hijas es un problema para los padres. Así que, por favor, Catalina cuando tengas la menstruación quítate de en medio, oculta todo rastro de lo que te está ocurrido porque, hija mía, lo que te ocurre es una guarrería y si alguien te pregunta, tú responde únicamente: «Estoy mala». ¿Mala? ¿De qué? 


«Nunca le enseñará a su hija a ponerse un tampón ni a aliviar el dolor de barriga con una bolsa de agua caliente; solo le enseñará a fingir que no tiene la regla, a esconder el suplicio en alguna parte de su cerebro y las compresas sucias en el fondo de la basura para que los hombres de la casa no la vean,...» [pág. 124]


Escóndelo todo, Catalina, no vaya a ser que hieras la sensibilidad masculina, como ocurría con esos anuncios de compresas en las que el color de la menstruación era azul porque el rojo es demasiado llamativo y puede herir sensibilidades. Menos mal que eso va cambiando. 

Y luego están los embarazos. Te venden que tener hijos al mundo es lo más maravilloso que existe, el primer objetivo de la mujer en su vida, y no digo que no, pero traer hijos al mundo duele y supone pasar por un montón de cambios durante el embarazo, que luego dejan su secuela. Y te llegará la menopausia y las hormonas volverán a juguetear con tu cuerpo. En resumen, que la mujer vive montada en una noria que no para de dar vueltas, y a cada vuelta, su cuerpo ya no era el que tenía. Y Catalina está en ese inicio de cambios y transformaciones. Lo que ha vivido la joven es un granito más de arena en esa relación complicada que la mujer tendrá con su cuerpo, hasta el punto de que a ella, lo de ser chica, no le convence. Y yo la entiendo perfectamente porque el camino no va a ser fácil. De hecho, no lo ha sido ni de pequeña, cuando notaba que ciertos juegos infantiles no eran tan inocentes como parecían.


«Cada vez que le preguntaban qué quería ser de mayor, Catalina no decía médico ni enfermera; decía "quiero ser un niño"». [pág. 165]


Estructura y estilo

Escrita en tercera persona, La educación física se vertebra sobre largos monólogos interiores en los que prácticamente no hay cabida para el diálogo. Y es que ella no mantiene ningún tipo de conversación a lo largo de esas cuatro horas que suponen el regreso a casa. La voz que Catalina oye dentro de sí misma, es la voz de su propio cuerpo que conoce a la joven mejor que a sí misma. 

Villajos introduce una pizca de suspense en la historia, a través de ese percance que ocurre momentos antes del inicio de la novela, y que iremos desvelando con la lectura. Se suma a esa atmósfera de incertidumbre las múltiples referencias a un periodo que ella pasó en el hospital, del que no hay gran información.


Leer La educación física ha sido como estar viendo la vida de Catalina por un pequeño agujerito y estar constantemente en tensión por ella. Inevitablemente me salían advertencias de peligro- «Catalina no hagas esto, porque te puede ocurrir algo»- y es que yo sigo teniendo aquel miedo dentro de mí. Y a la vez, sentía ganas de gritarle que no se sintiera culpable, que ella no había hecho nada, que no pensara mal de sí misma, sino que es este mundo, esta sociedad la que nos culpabiliza por ser chicas, y que siempre nos han dicho que los hombres son lobos pero lobos puede haber en todas partes. 

Una lectura que deja un poso muy profundo con un final optimista. Quizá no todos los hombres sean lobos.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí (tapa blanda), aquí (libro de bolsillo) y aquí (Kindle)



lunes, 13 de enero de 2025

NO TOCARÁS de Nuria Pérez

Editorial: Salamandra
Fecha publicación: mayo, 2024
Precio: 21,00 €
Género: narrativa
Nº Páginas:304
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN:  9788419456526
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Nuria Pérez nació en Galicia e inició su vida laboral entre Milán y Londres, donde trabajó como directora creativa en agencias de publicidad. Actualmente crea y dirige proyectos sonoros como Gabinete de Curiosidades (Premio Ondas 2022), uno de los pódcast narrativos en español con más audiencia y mejor valorados en los últimos años. Autora de varios ensayos, No tocarás es su primera novela.

Sinopsis

Verano de 1873. El Alexandra Palace acaba de inaugurarse a las afueras de Londres y la vida tranquila de la joven Mary Hessler, que trabaja muy cerca de allí, está a punto de cambiar. Una noche cometerá un acto inconfesable que, muchos años después, será decisivo también para Adela Ferri y Marta Soler.

Verano de 1998. Marta, una celadora en el Museo Sorolla, lleva meses intercambiándose mensajes secretos con un desconocido y sus días transcurren entre hipótesis sobre quién estará detrás de ese juego y paseos por las calles de Madrid. Mientras, en Londres, Adela afronta como puede la crisis de su matrimonio y se siente protagonista de una extraña realidad que ella, pese a dedicarse a la escritura, no consigue definir.

Separadas en el tiempo y el espacio, pero unidas por un recorrido marcado por la culpa, los condicionamientos sociales, la obsesión y la búsqueda del amor, las historias de Mary, Adela y Marta nos demuestran que, a veces, basta cortar un hilo para que todo se desmorone a nuestro alrededor, y que cada decisión que tomamos es una pieza de dominó que se vuelva sobre las demás.

[Información tomada directamente del ejemplar]

El año 2024 terminó con la lectura de No tocarás, la primera novela de la gallega Nuria Pérez, a la que muchos han conocido por estar al frente del podcast, Gabinete de curiosidades. No es mi caso. No conocía a la autora. Tampoco he escuchado nunca el podcast en cuestión. Ahora siento una inmensa curiosidad, aunque he leído que ya no se puede escuchar. En cualquier caso, indagaré. 

La lectura de No tocarás ha sido más que gratificante. Requiere su tiempo. Quiero decir que, de entrada, el lector puede sentirse algo perdido pero no hay cuidado, poco a poco, las piezas van encajando en su lugar. Admito que, traspasados los primeros capítulos y sintiendo cierta desorientación, opté por leer la sinopsis, por aquello de tratar de dilucidar por dónde iban los tiros. Y vosotros diréis: ¿pero no lo haces antes? Pues no. Más bien me dejo llevar por mis impulsos y me lanzo a una lectura sin leer la contraportada. Eso tiene grandes ventajas y grandes inconvenientes. Por un lado, me enfrento a la historia sin saber un ápice de la trama, lo que me permite disfrutar de las sorpresas. Por otro, me ha ocurrido que, de haber leído previamente la sinopsis, me hubiera ahorrado un disgusto. No ha sido el caso. Pero entro en materia.

No tocarás se articula a través de la historia de tres mujeres: Mary, Adela y Marta. Unas comparten escenario con otras y las otras compartirán año con las unas. ¿Quiénes son estas mujeres?  

Mary (Londres, 1873)

Adentrarme en la historia de Mary me dejó bastante desconcertada. Me encontré con un personaje en una situación extraña, algo turbia. Mary es un joven británica a la que vamos a conocer en circunstancias poco halagüeñas. Está en un barco que no navega ni tiene intención de hacerlo porque no se trata de una travesía de ocio. Más bien es todo lo contrario. Hay gritos a su alrededor y comparte espacio con hombres, mujeres y niños. Cada día, todos ellos tienen que formar fila en cubierta, donde se decidirá la suerte de unos y otros. Si eres afortunado, regresarás al interior del barco, que funciona como una especie de presidiario. En cambio, si tu día ha llegado, serás arrojado por la borda. 


«El tripulante cumple el breve ritual. Posa una mano en su frente, realiza el signo de la cruz y luego le dice que siga caminando. Hoy tampoco será el Día del Juicio para esta mujer. Se le ha concedido más tiempo para hacer penitencia, tendrá que esperar al próximo amanecer». [pág. 15]


Mientras ella espera y teme lo peor, el lector la irá conociendo a través de sus recuerdos. La joven es una buena hija. Como las chicas de su edad y de su época trabaja para ayudar a la economía familiar y por eso se dedica a cuidar del pequeño Thomas, el hijo de la señora Walcott. Los Walcott están muy contentos con el trabajo de la muchacha pero siempre hay alguien que te desea el mal y Mary no estará libre de esa amenaza. No obstante, en la vida no todo es trabajo y sacrificio, también hay que darle vida al corazón y de eso se encargará el joven Oliver McGraw, que jugará un papel muy importante en la historia de Mary. Lo que parece una vida tranquila se tornará en un calvario, y es que Mary tiene un pequeño tropiezo, un desliz que, a simple vista, y dadas las circunstancias en las que produce, podría resultar algo inocente. Sin embargo,... (puntos suspensivos). Ahí lo dejo. 

Adela (Londres, 1998)

Estamos en la misma ciudad pero han transcurrido más de cien años. Adela es una mujer de origen español, aunque desciende de alemanes e ingleses. Casada con Michele, italiano de nacimiento, desde hace veintidós años, es madre de dos hijos, siendo uno de ellos la adolescente Lulu. Adela tiene una buena vida. Reside en Highgate «perla de los suburbios londinenses» y es escritora de profesión. Tiene mucho éxito y cuenta con una legión de lectores, pero el lanzamiento de su nueva novela se verá enturbiado por un descubrimiento que pondrá en jaque su relación conyugal. A partir de ese momento, Adela pone en marcha un plan con el objeto de resarcirse del daño sufrido. La veremos haciendo cosas algo disparatas y locas que pueden despertar tanto la simpatía como la ternura en el lector. Ahora bien, con lo que este personaje no cuenta es con una serie de hechos algo inquietantes y que la harán sentir bastante inestable mentalmente. Su vida se convertirá en un aluvión de emociones difíciles de digerir. Sumida en la frustración, el desencanto, la decepción y la humillación, dará paso a los recuerdos del pasado, que nos permitirá conocer a otro personaje más y que, con el avance de la trama, resultará de suma importancia.

Marta (Madrid, 1998)

La vida de Marta, de veintiocho años de edad, se reduce a su trabajo en la Casa Museo de Sorolla, a su perro, y a un peculiar grupo de conocidos con los que comparte alguna tarde en el parque. El grupo es variopinto y a todos los une un gran amor por los animales. No son grandes amigos pero Marta les tiene cariño y unos se preocupan de los otros. En fin que, aparentemente podríamos pensar que su vida es tremendamente aburrida, pero ha encontrado algo que la mantiene en vilo. Desde hace un tiempo intercambia mensajes cifrados con alguien que firma con la letra V. Todo empezó en el Museo Geominero, un espacio que ella visita con frecuencia y donde se encuentra en paz.


«4. Al entrar, Marta se relaja y nota cómo se expande su interior. Es una sensación similar a la que algunos advierten al entrar en un templo, o en una bañera caliente, una comunión con un entorno en el que se siente en paz». [pág. 26]


Marta es una mujer maniática que sufre de discalculia o aritmomanía. Es decir, lo enumera todo, pero cuando digo todo, es todo, como el número de semáforos que se encuentra desde su casa hasta su lugar de trabajo. Para ello posee una gran capacidad de observación. Y mirando, mirando, en una de sus visitas al museo Geominero encontró un pequeño papel que contenía un mensaje:


«La primera vez que Marta descubrió un papel entre las grietas de la manguera se preguntó cuánto tiempo llevaría allí. Ella tiene un especial radar para las cosas fuera de lugar, pero sabe que es un don peculiar. Las personas, por lo general, van por la vida sin apenas fijarse en nada y se maravillan de todo lo que ella puede notar». [pág. 29]


A partir de ese primer hallazgo, Marta se embarca en una especie juego de acertijos y adivinanzas que tendrán a la joven en danza de aquí para allá. No es un entretenimiento frenético porque también tendrá que atender a otras cuestiones que atañen a ese singular grupo de amigos con mascota, que ella frecuenta. 

Qué me ha gustado de esta novela

Pues ya os he hablado a grandes rasgos de las tres mujeres protagonistas de esta novela pero queda la pregunta más importante, ¿qué nexo une a Mary, Adela y Marta? ¿Cuál es el hilo conductor de esta novela? No puedo responder a estas preguntas de una manera clara y directa. Sería romper la magia de la novela. Sí os diré que todo tiene que ver con un objeto hermoso y bello, cargado de historia. Ese objeto, con el paso del tiempo, terminará por unir la vida de las tres mujeres. Pero también habría que añadir que la historia de las tres protagonistas tiene mucho que ver con un lugar, con el hotel Alexandra Palace, y con las relaciones personales, con esa idea, un tanto loca pero real, de que el mundo es demasiado pequeño. Ahí lo dejo.   

Precisamente, y al margen de las vidas de las tres mujeres, lo que más me ha gustado de esta novela es la urdimbre. Nuria Pérez hace una labor exquisita y brillante a la hora de conectar tres vidas, desvelando a pequeños sorbos los hechos y las conexiones. Ese despliegue lento lo vamos a observar más concretamente en la vida de Mary, sobre la que planea con mayor presencia el peso de la duda y la curiosidad. ¿Por qué está Mary en ese barco? Se hablará de pecado, de un acto punible y, poco a poco el lector irá descubriendo lo que esta jovencita «decente y trabajadora» ha hecho, a la vez que la veremos vivir una insólita y desagradable situación que le generará muchas dudas y un gran sentimiento de culpabilidad.


«No, Mary no volvió. Prefirió vivir con su pecado, al que tuvo que añadirle la culpa de algo que nunca entendió. Esa tarde se le pegó, pesada y maloliente, como una chaqueta de lana tras un largo aguacero» [pág. 40]


Nuria Pérez retrata muy bien lo que era la vida en esos pequeños barrios humildes y de gente trabajadora en la sociedad británica de la época. Reductos cerrados, donde los cotilleos y los chismes correrán como la pólvora, y donde será fácil encontrar a los vecinos metiendo las narices en las casas colindantes. Tampoco es que hayamos cambiado tanto.

En cuanto a Adela, me ha gustado muchísimo todo lo que esa mujer, despechada y dolida por su descubrimiento, va a poner en práctica. Es una parte de la novela con la que es muy fácil conectar, por su proximidad a nuestros tiempos. Hay muchas referencias a canciones, películas y libros que nos resultan conocidos. A su vez, me ha resultado divertidísimo el tira y afloja que se genera entre ella y su marido, la ironía de Adela que a Michele se le escapa porque no tiene en su mano toda la información que maneja su mujer y el propio lector. Pero, al tiempo, la vida de esta mujer nos conmueve. Las exigencias de su trabajo, la editorial, las expectativas de los lectores, la erosiva relación con su hija Lulu la ponen en una situación en la que se va sentir totalmente desubicada, desbordada, al borde del colapso. Ni siquiera será capaz de creer lo que ven sus propios ojos.

Y luego está Marta, a la que vemos en una especie de soledad elegida pero que, a la vez, se siente viva en ese juego que le propone V. El misterio que rodea la identidad de esa persona, con la que intercambia mensajes cifrados, le genera ilusión y miedo a la vez. A Marta la entiendo cómo esa persona fiel a sus costumbres sencillas, temerosa de que cualquier cambio se produzca.

Por añadir algo más, me ha parecido interesantísima la historia del hotel Alexandra Palace, coloquialmente conocido como Ally Pally. Uno entiende que lugares que un día fueron sinónimo de alegría, bienestar y lujo pueden tener también un pasado negro y dramático, pero no añado nada más.

Qué no me ha terminado de convencer

Bueno, hay hechos que ocurren en la vida de una de las protagonistas y que van a repercutir directamente en la vida de otra. Digamos que la magia existe y, aunque es fácil entrar en ese juego que nos propone Nuria Pérez, admito que este tipo de hechos no son atractivos para mí. Recurrir a una especie de bucle espacio-temporal me genera descrédito. No obstante, en No tocarás también resultarán esenciales esos giros del destino, las casualidades de la vida que, por insólitas que nos parezcan, se producen y, en este sentido, la novela no me ha defraudado.

Temas

Si rememoro la historia de Mary, Adela y Marta, me vienen a la cabeza varios temas que toca la autora en esta novela. Podría hablaros del abismo que supone para una joven el mundo de los adultos. Mary se ve sumida en una situación que no sabe manejar muy bien, asaltada por múltiples dudas, especialmente porque resulta totalmente sorprendente la actitud de alguien de su entorno. El amor adolescente, tan limpio y puro, tan lleno de entrega, también le tocará de cerca.

La salud mental se aborda desde la óptica de Adela, que ya duda hasta de su sombra. Este personaje nos hace entender la dualidad que podemos experimentar en nuestra vida, teniendo un gran éxito en una esfera pero sintiéndonos fracasados en otra. A través de este personaje también se ahonda en las relaciones materno-filiales, y en emociones como la decepción, la humillación o la traición. 

En cuanto a Marta, la autora explora el mundo de las manías, los miedos y las inseguridades. Para este personaje, la numerología llega a convertirse en un remedio milagroso para todo.


«No recuerda cuándo empezó la obsesión por esos números. El caso es que le basta encontrarlos para cambiar la actitud con la que afronta el día. Es una sencilla superstición que la acompaña desde siempre y que la ayuda a regalarse momentos en los que cree que todos es posible». [pág. 69-70]


Pero para mí, hay dos temas estrellas. Por un lado, la culpa. Las tres, a su manera, se sienten responsables de lo que ocurre en sus vidas. Por otro lado, la venganza que, en el caso de Adela y como comenté antes, seguro que despierta la sonrisa cómplice del lector. 

Estructura y estilo 

Escrito en tercera persona, Nuria Pérez emplea tanto el tiempo verbal pasado como presente. El primero es usado al abordar la historia de Mary, mientras que los hechos que componen la vida de Adela y de Marta se escriben en presente, quizá en un intento de otorgar contemporaneidad a la novela. 

La historia de cada una de estas mujeres se va intercalando, dedicando un capítulo completo a una u otra, pero sin seguir un patrón fijo, sino que la narración nos va acercando a lo que ocurre en sus vidas según las exigencias de la trama. 

No tocarás cuenta con una estructura capitular, más o menos homogénea, que se rompe en un momento dado, al introducir un capítulo titulado 5.12, hora crucial en la vida de Mary, Adela y Marta. Y es curioso también observar cómo los párrafos que corresponden a los capítulos de esta última están enumerados, como un guiño cómplice a la manía que ella posee.

Con una prosa elegante, la lectura de esta novela discurre con calma, incluso en momentos en los que se produce cierta emergencia, con lo que No tocarás deja una sensación de relax muy agradable. 


En definitiva, No tocarás me ha resultado una lectura muy placentera, una novela que viene a mostrar cómo el pasado y el presente se pueden llegar a dar la mano. Admito que la historia que más me ha gustado ha sido la de Adela, una mujer que a pesar de tener una vida profesional exitosa, vive zarandeada por un cúmulo de emociones que la llevan desde la rabia y la vergüenza hasta la soledad y la venganza. Bajo mi punto de vista, una lectura muy recomendable.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí en tapa blanda y aquí en Kindle


jueves, 9 de enero de 2025

CELIA SANTOS. Una novela sobre las mujeres que viajaron a Australia en la Operación Marta.

La última conversación de 2024 la mantuve con Celia Santos. Era la primera vez que hablaba con la autora pero no la primera vez que la leía. En 2018 disfruté mucho de la lectura de La maleta de Ana (puedes leer la reseña aquí), una historia que nos hablaba de mujeres y de emigración, el viaje que emprendieron algunas de esas mujeres hacia Alemania, entre los años 60 y 70, en busca de una vida mejor. La autora vuelve a posar la mirada en las mujeres, y nuevamente nos habla de emigración en El país del atardecer dorado, donde recoge el viaje que muchas otras mujeres hicieron a Australia, con el mismo propósito que aquellas que viajaron a Alemania, solo que su llegada al país de los atardeceres dorados escondía luces y sombras.

Recién estrenado este 2025, os dejo con nuestra conversación.

Marisa G.- Celia, un placer saludarte y conversar contigo por teléfono. Y para empezar esta entrevista quería comentarte que yo me leí La maleta de Ana y me encantó, me gustó muchísimo, muchísimo.

Celia S.- Me alegro.

M.G.- Esta última novela la estoy empezando a leer pero llevo muy poquitas páginas. Lo que sí he visto es que está gustando a muchos lectores. Creo que la has presentado en Barcelona, ¿no?

C.S.- Sí, la presenté el miércoles día 20 [se refiere al 20 de noviembre], en Barcelona. Fue la primera presentación y la verdad que muy bien. Para ser un mes de noviembre y entre semana fue muy bien. La sala en la que estuvimos se llenó y bueno, recibí felicitaciones. Por ese lado, muy bien. 

M.G.- Esta novela se llama El país del atardecer dorado. Ese país es Australia. Vuelves a poner la mirada en las mujeres, como ya pasó en La maleta de Ana, y en esas mujeres que tienen que abandonar su país, España, en busca de un futuro. Pero, ¿qué cuentas exactamente en esta novela?

C.S.- Pues, en esta novela, aparte del hecho importante y que ya traté en La maleta de Ana, de hablar sobre mujeres que tienen que dejar su país, su familia y todo lo que tienen, para irse a una tierra desconocida, con otro idioma, con otras costumbres, y en este caso, al otro lado del mundo, para poder mantener a sus familias, como digo, aparte de ese hecho, quería dar a conocer la Operación Marta o el Plan Marta, que se urdió a finales de los 50 y principios de los 60. En esa época, la iglesia católica española, junto con la iglesia católica irlandesa asentada en Australia, reclamaba mujeres con la promesa de una oportunidad de trabajo, aunque su verdadera intención era conseguir mujeres que mandaban a Australia para casarlas con hombres solteros y así repoblar el país. Pero claro, esto último ellas no lo sabían. La iglesia aprovechó el desarraigo, la tristeza y la soledad que se crea en una situación de exilio o migración para, por medio de una selección natural, por así decirlo, conseguir que ellas mismas fueran buscando un poco de afecto. De este modo, se conseguía que se casaran, tuvieran hijos, y se formaran familias en Australia. Ojo, familias blancas.

M.G.- Es decir, ellas iban con una idea en la cabeza, una idea que les habían vendido, pero al final se encontraban otra cosa distinta.

C.S.- Claro, claro. Ellas iban con la idea ganar dinero. Ten en cuenta que estas mujeres iban allí con una promesa de trabajo. En Australia iban a cobrar cuatro veces más de lo que cobraban en España. Allí iban a cobrar unas cinco mil pesetas que para los años 60 era un buen sueldo, mientras que España se cobraba unas mil cien pesetas. Eran sueldos ridículos. Y recordemos que en los años 50 hubo una crisis económica brutal, con dificultades extremas y gente que pasaba hambre. En España había mucha hambruna y la gente decidía irse fuera para poder sobrevivir, tanto ellos como sus familias. Lo mismo que se cuenta en La maleta de Ana, que tuvieron que marcharse a Alemania, pues en este caso se fueron a Australia. Y allí se aprovecharon de la necesidad que ellas tenían para llevar a cabo ciertos planes.

M.G.- Yo desconocía por completo esta Operación Marta o este Plan Marta.

C.S.- Yo también, hasta que tropecé con ellos.

M.G.- ¿Y cómo te tropezaste con esta historia?

C.S.- De la forma más sencilla, fue a través de un artículo en un periódico. Leí que hablaban del avión de las novias y la entrevista que le hicieron a una de las martas. Esa mujer se había ido a Australia siendo muy joven y ahora había vuelto, tras jubilarse. Quería pasar su jubilación en España. Fue entonces cuando empecé a investigar y a buscar información, archivos y demás. Al principio, me pareció como algo distópico, como El cuento de la criada, pero no, fue real. Me dije que aquello había que contarlo, aunque me daba algo de miedo porque ya había hablado de mujeres emigrantes. Pero creo que no hay que dejar de hablar de ellas porque tuvieron un papel muy importante en la economía y en la sociedad española.

M.G.- Celia, ¿tú has conseguido hablar con una de estas martas, como se las llama?

C.S.- No. He conseguido hablar con familiares de ellas, con hijos y nietos. Ha sido difícil porque claro, con La maleta de Ana, podía coger un vuelo low cost y plantarme en Colonia pero en este caso, ir a Australia era otra cosa. Pero bueno, he podido hablar con algunos descendientes de vascos que emigraron a finales del siglo XIX o principios del XX. 

[Si prefieres leer nuestra conversación, dale al play]

M.G.- ¿Y de dónde viene el nombre Operación Marta? ¿Por qué se las llama las marta?

C.S.- Bueno, hace referencia a un pasaje de la Biblia, cuando Jesús va a casa de Lázaro que vive con sus hermanas Marta y María. Jesucristo habla con Lázaro y con el resto de los hombres, mientras que a Marta y a María las mandan a hacer la comida, a lavarles la ropa, y a preparar las habitaciones. Marta se queja y dice que por qué tiene que hacer eso y no se puede quedar a escuchar a Jesús, a aprender, a formarse y entonces Jesucristo le dice que tiene que dar gracias por lo que el Señor les ha encomendado. Y de ahí viene lo de la operación Marta.

M.G.- Como comentas, es verdad que es muy complicado y caro viajar a Australia. Entiendo que entonces, el viaje de estas mujeres tampoco tuvo que ser fácil. ¿En qué condiciones viajaban?

C.S.- Las mujeres de la Operación Marta viajaron en condiciones bastante buenas. Viajaron en avión, aunque tardaban en llegar unos tres días, con nueve o diez escalas. Los vuelos salían de Londres, aterrizaban en España, recogían a las mujeres españolas; luego hacían escala en Roma, recogían a las mujeres italianas; también hacían escala en Atenas, y allí recogían a las mujeres griegas. Iban haciendo diferentes escalas pero viajaban en bastante buenas condiciones. En cambio, los hombres hacían el viaje en barco y tardaban unos tres meses en llegar allí. Para las mujeres el calvario empezó cuando llegaron allí, con la pena, el desarraigo, la tristeza de no conocer a nadie, ni las costumbres, ni el idioma,... Pero el viaje fue bastante amable.

M.G.- Sé que las mujeres que deseaban viajar a Australia tenían que responder a un anuncio en el periódico. ¿Qué requisitos tenían que cumplir estas mujeres para embarcarse en esta aventura?

C.S.- En el anuncio del periódico se pedían tres requisitos. Por un lado, tenían que ser solteras, tener entre 21 y 30 años, y ser católicas. Esos eran los tres requisitos. ¿Qué ocurrió? Pues que se produjo un vacío. Tenían que ser solteras pero en ningún caso se especificó que no debían tener hijos. Y claro, eso es lo que le pasa a Elisa, la protagonista de mi novela. Aproveché esa circunstancia. En una entrevista que publicaron en el periódico, la entrevistada era una madre soltera. Ser madre soltera en España, en los años 50 o 60, era un estigma. No podías salir sola, no tenías oportunidad, ni futuro de nada. Muchas madres solteras se fueron a Australia, pero dejando atrás a sus hijos, con los abuelos. Ellas se establecieron allí y luego los reclamaron. Era una vía de escape para ellas.  Pero sí, los requisitos eran tener entre 21 y 30 años, ser soltera y católica.

M.G.- ¿Y no tenían que pagar ninguna cantidad de dinero?

C.S.- No, no tenían que pagar nada. Ellas salían de Barajas y llegaban directamente a Melbourne. Allí se quedaban unos días, o bien en un convento o bien en una residencia habilitada para ellas. Luego las distribuían por el país.

M.G.- Elisa, la protagonista de tu novela es madre soltera. Ella decide marcharse a Australia y digamos que en España tiene un entorno familiar algo complicado. Por eso decide marcharse, ¿verdad?

C.S.- Sí, pero no hagamos mucho spoiler. Ella se marcha a Australia porque su novio de toda la vida, José Ramón, se ha marchado allí también. En España, él era minero sindicalista y no puede seguir en España porque se puede meter en un lío a nivel sindical. No están en un momento como para andar significándose. Su idea es irse a Australia y luego mandar a buscarla para que se vaya con él. ¿Qué pasa? Pues que Elisa se da cuenta de que está embarazada. Y ahí lo dejamos.

M.G.- Lo dejamos ahí, sí. 

Bueno, todos sabemos, más o menos, cómo era España en los años 60 pero ¿cómo era Australia? ¿Con qué país se va a encontrar Elisa a su llegada?

C.S.- En aquella época era un país con muchos contrastes. Lo sigue siendo. Es tan fascinante como aterrador. En los años 60, Australia estaba en plena adolescencia, como país. Te podía dar lo mejor y lo peor. Era un país salvaje que había que domar. Te podías encontrar un coche alemán o americano de último modelo, junto con un coche de caballos, con un canguro que pasaba por allí. Los hombres iban armados por las calles. Era un país que estaba creciendo y, justo después de la Segunda Guerra Mundial, con más motivo necesitaban hacer crecer su población. Además, tenían que ser blancos porque los aborígenes estaban en reservas y prácticamente no los dejaban ni respirar, ni pensar por sí mismos. Los aborígenes también serán protagonistas en la novela porque he querido que así fuera.

M.G.- ¿Y cómo era la relación que mantenían, tanto los hombres como las mujeres, con la población aborigen de allí?

C.S.- Prácticamente no había ningún tipo de relación porque los aborígenes estaban escondidos, estaban en reservas. Prácticamente estaban condenados o relegados a los peores trabajos, los más desagradables, los más sucios. Especialmente en las zonas rurales porque en las ciudades no había tantos. Pero si ya en las zonas rurales, los trabajadores europeos tenían poco contacto con nadie, mucho menos lo tenían con los aborígenes. Lo que pasa es que, en mi novela, sí hay un personaje aborigen, Gulara, que tiene una relación muy bonita con la protagonista. Es un personaje que sí tendrá bastante relevancia en la historia.

M.G.- Imagino que, en principio, la vida de estas mujeres se reducía a cuidar del marido, la casa, los hijos. ¿O cuándo llegaban a Australia hacían otro tipo de labores?

C.S.- Como hemos comentado, al principio, ellas iban con la idea de trabajar en casas particulares, como empleadas del hogar. Eran trabajos durísimos y, al poco tiempo, solían pedir el traslado para trabajar en cualquier otro sector. Muchas de ellas terminaban trabajando en fábricas, hospitales, como limpiadoras o en cocinas. Pero claro, al casarse, tenían que cuidar de la familia. Pero había un problema añadido y es que Australia era el país con más mujeres abandonadas del mundo. Muchas veces, los maridos se enganchaban a la rutina del trabajo y estaban fuera de su casa todo el año, ganando mucho dinero, pero llevando una vida un poco de pirata, por así decirlo. Así que las familias quedaban abandonadas y ellas solas tenían que sacar adelante la casa y los hijos.

M.G.- ¿Hay mucha documentación sobre esta operación, Celia? A la hora de escribir esta novela, y partiendo de ese artículo en el periódico, ¿has encontrado mucha documentación?

C.S.- No mucha, la verdad. Me ha costado. Hay archivos, publicaciones, artículos, pero no te tropiezas con cincuenta mil fuentes de información. Hay que buscar, hay que adivinar y averiguar dónde buscar. Espero que cada vez lo pongan más fácil para que la gente sepa lo que ocurrió. 

M.G.- Bueno, a raíz de tu novela, yo he empezado a buscar información sobre la Operación Marta. De hecho, encontré una noticia en la que se narraba que se rindió como un homenaje a estas mujeres en Guernica. ¿Tienes constancia de esto?

C.S.- Sí. La mayoría de las mujeres eran vascas. Una población importante de vascos emigró a Australia a finales del siglo XIX y principios del XX. Fueron operaciones de los años 50, a las que se llamó Operación Emú, Operación Eucalipto y Operación Canguro, en las que participaron muchísimos vascos.  

Hay una anécdota que siempre me gusta contar. El actor Jacob Elordi, que está tan de moda ahora, es un chico australiano que triunfa en Hollywood pero es nieto de un inmigrante vasco. Ese abuelo se marchó a Australia y luego reclamó a su mujer y a su hijo, el padre del actor. El apellido Elordi es vasco.

Y luego, hay otra anécdota muy curiosa relacionada con los escoceses y con el grupo AC/DC.

M.G.- Sí, lo he visto en tu Instagram.

C.S.- Sí, pues ellos llegaron a Australia con sus padres. Eran nada menos que nueve hermanos y fue allí donde montaron la banda.

M.G.- Es curioso, la verdad.

Celia, y ya para terminar, ¿has descubierto algún pasaje más de la historia en la que poner la mirada y en  el que las mujeres sean protagonistas?

C.S.- Siempre, siempre están ahí, Marisa. Creo que me persiguen y están esperando a que termine una novela para tocarme el hombro y decir ahora me toca a mí. Pero bueno, ahí hay dos o tres historias que me están rondando, pero todavía no lo tengo muy claro. Seguro que la protagonista será una mujer.

M.G.- Y espero poder hablar contigo sobre esa nueva novela. Te agradezco muchísimo que me hayas atendido.

C.S.- Gracias a ti, Marisa. Ha sido un placer.

M.G.- Un saludo, Celia.

Sinopsis: Octubre, 1961. Un avión repleto de mujeres despega de Madrid con destino a Australia. Ciento catorce almas, equipadas con sus sueños y temores, se dirigen al fin del mundo.

UN VIAJE AL PAÍS DEL ATARDECER DORADO

UN AMOR IMPOSIBLE DE OLVIDAR

UN SECRETO A PUNTO DE ESTALLAR

Entre los verdes campos de caña de azúcar de Queensland y el dorado del cielo australiano, se alza la plantación Santa Ana. Elisa, una joven asturiana integrante de una iniciativa del franquismo y la iglesia católica para poblar Australia llamada Operación Marta, consigue trabajo en la hacienda aunque ella tiene otro objetivo: encontrar al padre de su hijo, desaparecido tiempo atrás.

Sin embargo, cuanto más investiga, más misterios descubre alrededor de la plantación, de sus patronos y de los duros trabajos de los jornaleros. Bajo la amenazante mirada del sacerdote y el guardián de Santa Ana, Elisa buscará la verdad y hallará la sabia y valiente compañía de los aborígenes del lugar y de aquellos que, como ella, han perdido demasiado para temerle a nada.

Celia Santos escribe sobre la Operación Marta o "el avión de las novias", un viaje histórico en el que cientos de mujeres fueron enviadas a Australia con la esperanza de un futuro mejor. El país del atardecer dorado nos desvela el oscuro enigma oculto tras esa promesa en una historia repleta de amor, esfuerzo y esperanza de la mano de unos personajes inolvidables.




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...