martes, 31 de enero de 2023

LUIS GARCÍA-REY: ❝El amor propio que tiene la gente gallega es algo que no existe en otros lugares❞

No acostumbro a ver programas de deporte ni tampoco soy aficionada a verlo en la tele, así que no conocía a Luis García-Rey. Pero si a ti te gusta el fútbol, seguramente conocerás a este periodista de verlo en televisión o de escucharlo en radio. García-Rey es uno de esos periodistas que ha probado suerte con la literatura. Durante el confinamiento se metió de lleno en una novela policíaca, ambientada entre Madrid y Vigo. Sus protagonistas principales son Axel Nash y Loor Galván. Estos agentes de policía son como el agua y el aceite, de diferente densidad y, sin embargo, terminarán por encajar a la perfección. Lo que Axel y Loor tienen que investigar será el asesinato de un famoso locutor de radio deportivo. La víctima ha aparecido muerta en la habitación de un hotel de mala muerte, con el pene seccionado. A ello se une una segunda trama que nos traslada a Vigo, donde el trapicheo con la droga está a la orden del día. En Vigo, Iria Novoa es también policía, amiga de Omar, y hermana de Noa, una joven que soporta el peso de una terrible experiencia. Todo esto hablamos con Luis García-Rey hace unos días, a su paso por Sevilla. 


Marisa G.- De periodista deportivo a novelista. Cuéntame cómo ha sido ese salto y  por qué meterte a contar historias.

Luis G-R.- Bueno, voy a seguir en el deporte, que nadie se confunda. De alguna manera ha sido un paso natural. El mundo del deporte tiene algo de thriller. Cada vez que hay un partido o una competición nadie sabe lo que va a pasar. Es súper emocionante y por eso tiene unas audiencias tan tremendas. Es algo imprevisible. Es lo mismo que ocurre en Axel y en la novela negra, en general. La historia empieza y no tienes ni la menor idea de hacia dónde te va a llevar. Y luego, creo que la escritura está dentro de cada periodista. No me ha parecido un proceso tan antinatural. 

Madrid, Galicia y periodismo deportivo. Jugar en casa

Luis García-Rey afirma que, al tratarse de su primera novela, necesitaba escribir sobre algo que conociera y sentirse lo más cómodo posible. «Si tengo que escribir de una ciudad en la que no he estado y de una profesión que desconozco va a ser todo mucho más complicado». Al escribir la novela en pandemia, no podía viajar a otras localizaciones, por eso eligió aquellos lugares que conocía bien. El autor vivió en Vigo hasta los 18 años, así que es una ciudad que domina y de la que puede escribir con total confianza. Lo mismo le ocurre con Madrid, ciudad en la que lleva viviendo muchos años también, o con el periodismo deportivo, profesión a la que se dedica en televisión desde hace más de un lustro. Al margen de que también colabora en radio. Son elementos que maneja y que le venían bien para esta primera novela. «Pero el que piense que se puede encontrar similitudes con la vida real se equivoca. Aunque esta es una novela en la que hay asesinatos, traiciones, violaciones, muertes y sangre, nosotros, como mucho, nos enfadamos por una acción polémica de un fuera de juego. Nuestra vida normal es amistosa y nos llevamos de maravilla. Vamos al trabajo a reírnos y a divertirnos», asegura el periodista.

M.G.- Iréis a trabajar de buen rollo, pero en esta novela hay muchas puñaladas laborales, tanto en el mundo de la radio como en el mundo policial.

L.G-R.- La vida es un poco así. En todas las profesiones y prácticamente en todos lados. Hay gente traicionera que quiere trepar, y gente solidaria que te ayuda. En mi profesión he tenido mucha suerte. Adoro a mis compañeros, creo que ellos, más o menos, me quieren a mí, y nos llevamos todos de maravilla. Pero en la novela hay que conseguir que la trama avance. Tiene que haber elementos propios del género, tiene que haber traiciones, jugarretas,...

La guerra de las ondas que vemos en la novela es algo más antiguo. En España hubo un momento en el que hubo una tensión muy fuerte entre determinados periodistas, que tenían un nivel muy alto y no se llevaban bien, y lo trasladaban a la antena. Pero eso es agua pasada. Ahora mismo, los grandes periodistas de este país terminan viajando juntos. Tenemos viajes de fútbol europeo, mundiales, o Eurocopas, en los que la gente convive. No hay ese corporativismo que te hace pisar al contrario.

Axel y Luis García-Rey

En palabras del autor, Axel es un tipo muy extrovertido y muy distinto a su compañera de batalla. Loor es mucho más oscura que Axel, y tendremos que ir descubriéndola. «Axel es un policía que se aleja de lo que hemos visto hasta ahora porque no es un tipo duro, no se refugia en el alcohol cuando el caso se complica. Es bastante tierno, aunque tiene mecha corta, y se enfada con facilidad». Dice de su personaje que a Axel le dan mucho miedo las mujeres porque tiene un pasado que le impide avanzar en sus relaciones. Sin embargo, con Loor conecta fácilmente porque entre ellos no hay ningún tipo de tensión sexual. Loor es lesbiana. «Por otra parte, Axel no cree en las jerarquías. Cree que sus métodos son muchos más importantes que los de los jefes».

En cuanto a las similitudes entre autor y personaje, García-Rey asegura que Axel tiene cosas suyas y otras en las que no se parecen en nada. «Por ejemplo, Axel es mucho más valiente que yo. Yo voy por la vida con pies de plomo, con cuidado, controlando mis movimientos para controlar también las consecuencias. Pero Axel, si ve que está en la carretera correcta, acelera y no mira para atrás. Es algo que envidio», confiesa. A pesar de esa valentía, el periodista asegura que su personaje también se equivoca mucho, aunque nunca le pesa el tener que rectificar.  Es un personaje con una dualidad interesante que puede provocar en el mismo lector momentos en los que lo amas y momentos en los que lo odias. «El lector va a vivir una pequeña montaña rusa con el protagonista»

M.G.- Aparte de centrarte en el caso policíaco en sí, Axel y Loor tienen un pasado, y sus vidas componen una subtrama que avanza de manera paralela a la trama policíaca. En algún momento, esa  parte íntima de los personajes me ha parecido que tiene tanto suspense y misterio como el caso principal.

L.G-R.- Sí. La historia arranca en Vigo, en la década pasada, con una violación. En el fondo es una historia de amor propio y de sanación. A través del cariño y del tiempo, hay que conseguir sanar algo que deja unas consecuencias irreversibles. Un episodio tan traumático te deja secuelas que te van a acompañar toda la vida. Y no solo acompañan a la víctima, sino que acompañan también a parte de su entorno. Creo que esa parte es muy sensible y muy interesante, frente a la otra parte, más trepidante, que es la investigación. Los personajes, tanto Axel como Loor, llevan mucho peso encima. Ese lastre les deja avanzar en lo profesional, porque su trabajo se convierte en un refugio, pero en lo personal tienen muchas dificultades. Hay que investigar también, como lector, esa parte personal para comprender el comportamiento de los personajes.

¿Una novela de personajes o de trama?

Asegura el autor que la novela arranca como un relato de trama que termina convirtiéndose en un relato de personajes. Dice que los personajes de esta novela empezaron a cobrar vida propia. Sin desviarse mucho de la investigación, el motor de la historia son los personajes. «Como escritor me centro más en las relaciones personales y en los diálogos que en la propia trama», admite. Sobre la relación entre Axel y Loor, desvela que tienen mucha química, «algo imprevisible porque son dos lobos solitarios». Pero, poco a poco se van conociendo mejor y comienzan a quererse y a entenderse, posibilitando así que la investigación fluya. 

Al margen, otros dos personajes son Omar y Jarvis, de los que el autor afirma que tienen un punto muy tarantiniano, con esas conversaciones tan díscolas y disparatadas. «En mi opinión funcionan como un desengrasante en la novela. Son dos tipos en apuro, dos miserables, pero capaces de comportarse con honor».

Opina que, una vez que se termina de leer, el lector entiende que está ante una novela de personajes más que ante una novela de trama. «Los personajes cobran vida propia, algo que he descubierto mientras escribía». Luis dice que, en algún momento, pretendía que ocurriera algo pero que luego todo salía de otra manera porque los personajes se comportaban de un modo que él no había previsto. «Me he dejado llevar. Sé que suena raro pero los personajes me iban conduciendo a mí y no yo a ellos».

M.G.- De todos los personajes que aparecen en la novela, Jarvis me ha parecido el más auténtico. Leo sus diálogos y me lo puedo imaginar perfectamente delante de mí.

L.G-R.- Jarvis es hiperbólico y tiene un carisma extraordinario. Es un perdedor incapaz de sacarlo de sí mismo. Es un tipo que, en determinados momentos, pretende ser vanidoso, es un charlatán que no para de hablar, pero es incapaz de esconder al perdedor que lleva dentro. Creo que es un personaje muy atractivo, que tiene como una nube negra encima, y es incapaz de que algo le salga bien.  Es un personaje que me gusta mucho, aunque es de esos tipos que uno quiere tener lo más lejos posible, porque no solo es un perdedor sino también un miserable. En cualquier caso, tiene ese punto que nos permite empatizar con él, porque todos hemos convivido alguna vez con la derrota. 


[Si prefieres oír nuestra conversación, dale a play]

Una novela llena de giros

Luis García-Rey nos comentó que, a la hora de iniciar la novela, partía de varios datos: lo que había ocurrido el día del crimen, cómo se habían desencadenado los hechos, y quién los había protagonizado, «pero no tenía ni la menor idea de cómo llegar hasta ahí», confiesa. Sin embargo, a medida que iba escribiendo se iban desarrollando las subtramas personales de Axel y Loor. «En algunos momentos, esas subtramas me interesaban casi más que la trama principal que había previsto». Así se construye una novela con «muchas carreteras secundarias», que es lo que posibilita que luego haya muchos giros.

Admite que, a veces, se ponía a escribir como lector-escritor y que muchas noches se preguntaba qué iba a pasar en la novela al día siguiente. Lo que planeaba no siempre salía. «Me sentaba a escribir y podía ocurrir lo que había pensado o cualquier otra cosa. Ha sido muy divertido porque la carretera era libre»

M.G.- Hablemos de escenarios. Luis, cuando hablamos de trama negra y la ubicamos en Galicia, inevitablemente se piensa en tráfico de drogas. Cosa que ya es una leyenda porque la droga entra por muchos puntos. Y luego, me gusta mucho cómo algunos personajes reflexionan sobre cómo se sienten en una ciudad u otra.

L.G-R.- Nací en Vigo y vivo en Madrid. Son dos vidas completamente distintas. Cuando viajo de regreso a Vigo, mi vida se convierte en otra. Todo se ralentiza. Pasas de quinta velocidad a segunda. Son las cuatro de la tarde y has hecho cuarenta cosas. Eso en Madrid no pasa. En la novela hay dos ritmos. La parte de Madrid es más trepidante, vertiginosa, con rascacielos, restaurantes de lujo,...  Luego llegas a Galicia y allí te espera la familia, el arraigo, la lluvia, las raíces,... Existe una dualidad y una dicotomía en la novela. 

M.G.- ¿Y ese Vigo que vemos en la novela, el del bar Pénjamo, el Capitán, las playas y las olas, es tu Vigo?

L.G-R.- Sí, es el Vigo en el que yo nací. Viví allí hasta los 18 años. Iba mucho a Pénjamo y al Capitán. No hacía surf pero mucha gente de mi entorno sí lo hacía, y me pasaba los veranos en la playa. Es un mundo que conozco bien.

Y luego, como decías antes, estaba la drogadicción y el narcotráfico. Eso formaba parte de Galicia porque es una puerta de entrada de la droga a Europa, al igual que pasa con Andalucía. Donde hay mar y puertos importantes, también hay herramientas para introducir la droga. Cuando crecí era la época de los clanes, de los Charlines, Sito Miñanco, los Oubiña,... Todo eso hace que la parte de Vigo sea completa. No están solo las raíces sino que también está la parte que puede salir mal. En la vida siempre hay algo que puede salir mal

Dinero, sexo, poder, drogas 

Son los cuatro elementos que encontramos en la novela porque asegura que fue lo que le iba pidiendo la historia. «La droga y Galicia casan bien. El poder tiene que estar sí o sí porque, de otro modo, no tiene sentido una novela negra. El sexo es algo con lo que empatiza todo el mundo. ¿Y cómo no vamos a hablar de dinero?», se pregunta. De todos modos, Luis señala un quinto elemento que nos lleva a otro lugar distinto. Se refiere al amor. «Lo que pasa es que el amor suele llevar a un sitio bueno, mientras que el poder, el dinero, el sexo y las drogas pueden desviarte de la virtud».

Axel tiene problemas para relacionarse con las mujeres y por eso sus historias de amor no terminan de fructificar. En cualquier caso, hay una historia de amor propio muy importante, la historia de la sanación. «El amor propio que tiene la gente gallega es algo que no existe en otros lugares». Y será ese amor propio el que permite que la víctima sea capaz de sanarse.

M.G.- Pero la música es también un elemento importante. Es una novela muy musical.

L.G.-R.- Esta es una novela muy moderna, aunque las referencias musicales no son muy actuales. También hay muchas referencias cinematográficas porque es algo que me gusta. Fundamentalmente es un guiño a mí mismo. Me encanta el cine, me encanta la música, y me apetecía que a mi protagonista le gustase lo mismo que a mí.

Temas

Dice Luis que, con esta novela, ha pretendido que la gente desconecte de su día a día, de las tecnologías y la saturación de pantallas. Y al margen de entretener al lector, el autor destaca una serie de temas muy actuales, que están tratados con cierta sensibilidad, como el machismo. «A través del movimiento feminista estamos avanzando pero queda mucho por hacer, muchísimo». En Axel, los personajes femeninos son muy sensibles, se pasan toda la novela en una lucha por ser visibles y que sean tratadas de igual manera que un hombre. «El machismo está tratado como telón de fondo de una manera sutil pero muy presente», nos desvela.

¿Habrá segunda parte?

Confiesa que le gustaría que hubiera más aventuras de Axel. «De momento, estamos con la primera. La Axelmanía está empezando, la acogida está siendo muy buena. Tanto la editorial como yo estamos contentos». García-Rey comenta que su personaje le gusta mucho, que cree que Axel y Loor forman un buen equipo y señala que le gustaría pasar más tiempo con ellos. «Y si yo paso más tiempo con ellos, me gustaría que los lectores también lo hicieran, así que, ¿por qué no una segunda parte?». 

M.G.- Luis, me encanta leer los agradecimientos pero en este caso no  hay. Te lo pregunto porque, en esa sección, generalmente el autor agradece a esas personas que lo han ayudado en la escritura de este libro. Como no hay agradecimientos, me gustaría preguntarte por esa ayuda que, quizá, te han prestado. Especialmente en la parte negra de la novela, en lo relativo a la investigación policial.

L.G.-R.- Lo que ocurrió es que estábamos en pandemia y no podíamos ir a ningún lado. Estaba en mi casa metido. Bajaba a la farmacia o bajaba al supermercado. Gran parte de la bibliografía y de la investigación fue a través de internet, o de otros libros. Vas buscando referencias o situaciones que se puedan parecer. 

Y con respecto a los agradecimientos, si te soy sincero, tengo que agradecer a mucha gente pero se me ha pasado por completo. Es mi primera novela y se me olvidó por completo. Y mira que me ha ayudado gente. Pero bueno, también estoy muy contento con la dedicatoria. Se la he dedicado a mis padres. Mi padre falleció hace un par de años y es una de las personas más maravillosas del mundo. Y mi madre es la persona que más quiero. Me parecía muy bonito dedicárselo a ellos. De todos modos, me sabe mal lo de los agradecimientos. 

M.G.- Para terminar, siendo escritor de novela negra, entiendo que serás lector de novela negra, me gustaría saber cuáles son tus autores de referencia.

L.G-R.- En España, para mí era Domingo Villar. Además lo conocí porque era paisano. Era muy del Celta, como yo, y coincidíamos en la radio. Recuerdo que le comenté que estaba pensando escribir una novela y me estuvo aconsejando. Me dijo que me tomara cada capítulo como si fuera la novela entera y que tenía que tratar a todos los personajes con el mismo amor. Eso me ha ayudado muchísimo. Permite que te abstraigas un poco de la globalidad y que te centres en cada capítulo. Es una forma maravillosa de avanzar. Las novelas de Domingo Villar me parecen obras maestras.

Y luego, fuera de España, mi detective favorito es Harry Hole de Jo Nesbo. Me gusta más el personaje que los libros. Podría estar toda la vida leyendo historias de Harry Hole. Me fascina y me gusta muchísimo cómo se comporta.

M.G.- Luis, no tengo más preguntas. Muchas gracias por haber venido a Sevilla y por esta novela.

L.G-R.- A vosotros.

Sinopsis: Miércoles, 13 de marzo de 2019. El agente de la policía judicial Axel Nash no es capaz de tomarse la vida con calma y, si no hay casos que resolver, se aburre mortalmente. No en vano dejó su Vigo natal para buscar más acción en Madrid. Una mañana recibe la llamada de su nueva compañera, Loor Galván, a la que apenas conoce, pero con la que, sorprendentemente, conecta: Marcos Goya, presentador radiofónico de un programa nocturno, acaba de aparecer en un hotelucho de citas asesinado a cuchilladas y con restos aparentes de haber sido torturado.

Mientras tanto en Vigo, Omar Pombo y su amigo Javier Grande, Jarvis, que, como muchos otros jóvenes de las Rías Baixas, han acabado trapicheando para el narcotráfico, acaban de meterse en un lío descomunal: han perdido un cargamento y las consecuencias son previsibles. Y no son buenas.

Un mundo con personajes demasiado apegados al poder —y a los vicios— de los grandes empresarios, trata de blancas y prostitución, narcotráfico, mucho cine y mucha música en dos tramas perfectamente enlazadas, con giros magistrales y dos protagonistas inolvidables: eso y más es Axel, el debut narrativo del periodista Luis García-Rey.


viernes, 27 de enero de 2023

LOS INCOMPRENDIDOS de Pedro Simón

Editorial: Espasa
Fecha publicación: noviembre, 2022
Precio: 19,90 €
Género: narrativa
Nº Páginas: 304
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84--670-6437-7
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autor

Pedro Simón (Madrid, 1971) es escritor y periodista. Actualmente trabaja en el diario El Mundo. Por su faceta de reportero, ha obtenido galardones como el Premio Ortega y Gasset 2015, el Premio al Mejor Periodista del Año de la APM en 2016 o el Rey de España de Periodismo en 2021. Entre sus antologías de reportajes, destaca Crónicas bárbaras.  En 2015, se inició en la ficción con Peligro de derrumbe. En 2021 recibió el Premio Primavera de Novela por Los ingratos.

Sinopsis

Javier y Celia son un matrimonio de clase media con un hijo pequeño y una hija preadolescente. Él trabaja en una editorial y ella en un hospital; él arregla vidas de mentira y ella arregla vidas de verdad. Tratan de prosperar, se mudan a un barrio mejor, la cotidianidad. Podría ser la historia de muchos. Hasta que tiene lugar una excursión a Pirineos que lo cambia absolutamente todo.

Esta es la historia de un viaje al abismo que habla de otros muchos viajes. El viaje de la infancia a la convulsa adolescencia. El que va de la algarabía infantil al silencio más sepulcral. El de los padres que caminan detrás con su culpa y llegan tarde. El de los abuelos que fueron delante y a los que nadie escucha. El que hace alguien para salvar una vida. También es la historia de ese otro viaje al que todos tenemos miedo: el que habla de nuestro pasado más oscuro y secreto.

Los incomprendidos es una novela sobre la soledad familiar, la incomunicación entre padres e hijos, el horror de decir, pero también, y desde la primera página, sobre la esperanza.

[Información tomada directamente del ejemplar]

¿Y por dónde empiezo? De entrada, para ponerte en situación, te diré que no soy madre. Quédate con ese dato. Y ahora déjame mostrarte la primera línea de esta novela.


«Esa niña de la foto me quiere muerto». [pág. 13]


Lo dice Javier, un padre, mientras sostiene en la mano una foto en la que se ve a su hija Inés, con trece años, vistiendo su trenca verde, de rostro sofocado por los juegos con su hermano Roberto. La familia completa estaba en los Pirineos, de vacaciones. Eran felices.

Efectivamente Inés ha pensado más de una vez en la muerte de su padre. No solo lo ha pensado. Lo ha deseado. Alguna vez ha imaginado que el avión en el que viaja su padre se estrella contra las montañas, o cae en picado al mar. Que un día está y al siguiente es ausencia. Fantasea con esa idea. ¿Por qué? Con estos puntos de partida, os cuento un poco más sobre Los incomprendidos.

Javier y Celia son un matrimonio que tienen dos hijos. Inés es una preadolescente, con todo lo que eso conlleva. Roberto es más pequeño. Javier es editor. Su trabajo le obliga a viajar ocasionalmente. Celia trabaja en un hospital. Forman una familia que empezó en un barrio humilde y de extrarradio, en un piso pequeño en el que apenas había espacio para los cuatro. Pero el matrimonio ha prosperado y ahora viven en una zona residencial, de casas adosadas y jardines. Javier y Celia hicieron lo que vieron en sus amigos, lo que se esperaba de ellos. Dieron un paso adelante. 


«Puedes tirarte un fin de semana entero sin saber muy bien dónde está el otro, apenas coincidiendo para cenar en silencio o ni eso. Una pantalla en cada cuarto. Dos equipos de música en ambientes distintos. Metros y cerrojos y escaleras y mucho wifi de por medio. Dónde se ha metido ahora Inés, por qué se ha enfadado esta vez, qué le hemos hecho hoy». [pág. 21]


A Javier y Celia la vida les sonreía pero un buen día deciden hacer una excursión a los Pirineos. Lo que prometía ser unos días de desconexión, risas y alegría en familia se tornó en una pesadilla. Algo ocurrió en ese viaje, algo oscuro y tenebroso, un episodio del que ninguno quiere hablar, pero que llevan clavado dentro. Todo cambió aquel día y desde entonces una sombra flota sobre las cabezas de esta familia. Impronunciable.

 

«Luego ocurrió aquello.

Sí. Fue como si abriese una pequeña grieta en una esclusa que creíamos inquebrantable y todo se fuera inundando poco a poco. Gota a gota. Con la rutina y el transcurso del tiempo. Hasta ahogarnos en pena y silencio». [pág. 15]


Eso, de lo que cuesta tanto hablar, de lo que duele tanto que mejor no pronunciarlo, será una de las incógnitas que sobrevuele en la novela. Y luego habrá otra cuestión más, algo que atañe a Inés, a su naturaleza, a su identidad, a su verdadero yo, pero que tampoco será desvelado en los inicios del relato sino que requerirá cierto tiempo. 

Los incomprendidos habla de lo que ocurre en el interior. En el interior de esa casa a la que la familia se ha mudado, donde, al existir más espacio, las distancias entre sus habitantes también se agrandan. Y también de lo que ocurre en el interior de cada uno de los miembros de esa familia, más concretamente, dentro de Javier y de Inés. ¿Cómo eran antes? ¿Cómo son ahora? Los incomprendidos es un relato que habla de generaciones. De aquella a la que pertenecían nuestros padres, de la nuestra, y de la de nuestros hijos. Una novela en la que, analizando el hoy, podemos llegar a comprender el ayer. Y quién sabe si también el mañana. Todo ello haciendo caminar al lector por un sendero, a veces más oscuro que otras, pero siempre con la luz de la esperanza al final del trayecto. 

¿Qué me ha gustado de esta novela?

Acabaría antes si dijera lo que no me ha gustado porque de Los incomprendidos me ha cautivado absolutamente todo. No puedo decir otra cosa. Para empezar, la temática es tan compleja que permitiría escribir tratados y tratados. ¿Cuánto se puede decir de las relaciones entre padres e hijos? Me gusta la forma en la que Pedro Simón aborda el tema. Me gusta esa comparativa que va deshilachando progresivamente sobre el antes y el después. ¿Cómo eran las relaciones de Javier y Celia cuando sus hijos eran pequeños? ¿Cómo es ahora que Inés tiene dieciséis años? 


«De aquellos días ingenuos de los treinta en que Celia y yo todavía pensábamos que no seríamos como los otros padres. De los juegos de mesa entre los cuatro al principio, acalorados y felices»". [pág. 16]

 «Hablo de hoy. De las interminables horas con la puerta cerrada de su dormitorio, de los mutismos, de los malentendidos, de la mecha de la rabia siempre ahí, de sus frustración y también de la nuestra, del brillo de sus ojos y también de su silencio». [pág. 16]


El ayer y el hoy en las relaciones paterno-filiales son dos mundos distintos. Lo curioso es que Javier analiza la relación que tiene con su hija Inés y llega a una conclusión terrible. Porque, no es que él tenga una mala relación con su hija, es que siente que ni tiene relación, y descubrir eso para un padre debe ser como si te cayera encima una tonelada de peso, que te aplasta y te hace sentir un fracasado. Esta novela me ha hecho pensar mucho en los padres.

A mi juicio, Los incomprendidos es una novela que reconcilia. El que se acerque a estas páginas reflexionará inevitablemente sobre sí mismo. Echará la vista atrás y pensará en cómo fueron sus relaciones con sus padres, o cómo son las que mantiene hoy con sus hijos. Me gusta que Simón nos haya ofrecido diferentes puntos de vista, el de Javier - como hijo en el pasado y padre en el presente-, y el de Inés, que vive ahora, en esta preadolescencia, en un caos absoluto. Por eso creo que el lector puede llegar a sentirse doblemente identificado en esta novela, como padre/madre y como hijo/hija. No hay posicionamiento predefinido. Ambos están equivocados y ambos tienen razón. 

Por otro lado, el autor hace un brillante retrato de la adolescencia que, a mis casi cincuenta y tres años, me ha hecho comprender lo que me pasaba cuando tenía quince. Los incomprendidos te aproxima al adolescente que fuiste y a los adolescentes de hoy. Te hace entender lo difícil que resulta esta etapa de transición entre una edad y otra, lo caótico que se vuelve el mundo, en el que todo parece estar patas arriba y en tu contra. Debo decir que me ha dolido profundamente lo que Javier siente, esa sensación de estar haciéndolo todo mal, pero me ha dolido aún más lo que sufre Inés. 

Y luego está la erosión que provocan los hijos en la pareja. Porque Javier y Celia son un matrimonio que se quiere pero ya no son los que eran. La ilusión que sintieron cuando querían y pudieron tener hijos se ha convertido en otra cosa mucho menos luminosa. ¿Se arrepienten de haber tenido hijos? ¿Les ha merecido la pena lo mucho que los hijos le han cambiado la vida? No te voy a desvelar nada, pero sí te diré que a veces estos padres pronuncian frases llenas de rabia e impotencia. Y eso me ha gustado, porque estoy convencida que hay padres y madres que no se atreven a decir lo que verdaderamente sienten. Pero Celia y Javier sucumben cuando ya no pueden más, y verbalizan lo que explota en su interior.

Otro aspecto que me ha gustado mucho de Los incomprendidos es que, en cierto sentido, vamos a encontrar una novela dentro de otra. Javier es editor y en algún momento la novela que está editando se cuela en el relato familiar. Esa historia sobre la que Javier trabaja también habla de familias y de relaciones entre sus miembros y, funciona como un contrapeso.  

Personajes

Javier. Cuando los hijos nacen deberían traer un manual bajo el brazo, pero llegan sin una simple hoja de ruta que te permita saber lo que tienes que hacer. En el momento del alumbramiento, la vida cambia para siempre. Javier sabe que se ha equivocado alguna vez. Es normal, a todo el mundo le pasa. Pero hay cosas que le han ocurrido a Javier que no le ha pasado a todo el mundo. ¿Cómo vivir con eso? Javier respira cada día con el peso de la culpa sobre su espalda. Sabremos que arrastra un lastre desde el inicio de la historia. Lo veremos hacerse preguntas que, en un juicio ante la sociedad, sería sentenciado irremediablemente a cadena perpetua. Javier echa de menos aquel padre que fue para Inés. El que ya no es hoy. ¿No le dicen los padres a los hijos que no se acerquen a los desconocidos? Pues eso.


«Hasta que tienen cierta edad, para ellos eres dios. Y luego no digo que seas el diablo, pero sí un padre mortal más, uno que acumula defectos y traiciones, que también miente y hace cómplices a los hijos de sus mentiras, vaya, que dice cosas indebidas, un padre que cruza un semáforo en rojo si no vienen coches, uno que gritando les pide que o griten, que le pregunta a Inés que si ha estado de botellón cuando él se lo ha montado en casa». [pág. 88]


Celia. Llora porque no entiende a su hija y está desesperada. Siente una impotencia tan devastadora que no sabe cómo manejarla y se hunde, y se enerva, y dice cosas que no siente. O sí, pero que otros le reprocharían. Y mira que ella está acostumbrada a lidiar con situaciones difíciles en el hospital, a tratar con delicadeza ciertos asuntos, a tener mano izquierda. Pero en el hogar, ahí siente que pierde una batalla tras otra. Celia tendrá un protagonismo más colateral en esta historia porque el grueso del relato se centra en Javier e Inés.

Inés. Como os dije antes me ha dolido profundamente este personaje. Qué triste me ha resultado meterme dentro de ella para ver lo perdida y confusa que está. Ella sabe perfectamente cuáles son sus defectos, de qué manera tan fría y distante se comporta con sus padres, pero es que está tan desubicada, que no sabe cómo cambiar las tornas. Ese es el precio que Inés, que cada adolescente, tiene que pagar, para poner un pie en la edad adulta.


«Supongo que no me costaría demasiado ser algo más cariñosas, como me pide Diana, esforzarme por hablar, mostrar los sentimientos, controlar la rabia, preguntarle a mi madre por cómo le ha ido el día en el hospital o a mi padre por sus cosas, dejar el móvil un rato, que  ya me vale.

Hago el esfuerzo, lo juro. [...] 

Pero luego entro y los veo allí a los dos y me da pereza todo». [pág. 51-52]


Cuánto desánimo y cuánta desgana, sin que ella sepa muy bien por qué. Los capítulos que corresponden a Inés se te quedan atragantados a la altura de la nuez. Cuesta trabajo verla decir «Lo que me pasa es que no sé muy bien quién soy», y ahí entra en juego lo que os decía al principio, que otra cuestión que no se aborda desde el inicio en la novela, sino de la que se va dejando miguitas de pan a lo largo de todo el relato, afectará a Inés.

Adolescente con cosas de adolescente. Ella habla de sus sentimientos pero también de cómo es su vida, de lo que le atrae, de lo que hace cuando está fuera de casa, de lo que habla con sus amigas. Cuando Inés dice «Si mi padre y mi madre supieran lo que hace alguien de dieciséis años», y a continuación desgrana una enumeración de hechos, pienso en los padres, en lo que deben sentir cuando sus hijos salen de casa, fuera de su control, en la manera en la que escudriñan a sus amistades, entrecerrando lo ojos, tratando de penetrar con la mirada en la verdaderas intenciones de esos amigos que para los hijos se convierten en auténtica familia. Pero como me dijo Pedro Simón en la entrevista que publiqué antes de navidades (puedes leerla aquí): «...todos hemos hecho cosas que a nuestros padres les daba un miedo feroz. Para crecer hay que romper el cascarón». Y tiene razón. Miro hacia atrás y pienso en aquellas fiestas a las que acudía sin que mis padres lo supieran. Eran años en los que el alcohol y especialmente el tabaco me parecía lo más atractivo del mundo. Fumar en la adolescencia te daba ese aire de superioridad, de persona adulta que se comía el mundo. Hoy hay otros alicientes, y los jóvenes se sienten tan atraídos por ellos como nosotros nos sentíamos en nuestra época. Inés siente tanto miedo que busca refugio allá donde cree que hay una mano amiga, sin llegar a ver que sus padres pueden ser el mejor punto de apoyo. 

La tía Clara. Es el personaje más luminoso y eso que no está pasando tampoco por su mejor momento. Clara es un referente para Inés, la persona a la que puede contar todo y con la que puede hablar de cualquier cosa. Lo más bonito es que Clara no trata a Inés con condescendencia. Su papel no es el de sobreprotegerla sino todo lo contrario, abrirle los ojos y enfrentarla al mundo. No importa que la tía Clara utilice el término «ascolescente» para referirse a los jóvenes en esa edad tan tonta y despiadada. No lo dice con desprecio sino haciendo alusión a que es una época complicada, en la que todo es un asco. La tía Clara es un personaje maravilloso con el que me he sentido muy identificada. Ya sabéis, no soy madre pero sí soy tía. Y al ver a Clara hablando con Inés, me he visto a mí hablando con Ana, mi sobrina mayor. La tía Clara es la mujer en la que la joven se querría convertir de mayor.

Roberto. Prefiero no hacer un solo comentario sobre este personaje. Es un niño pequeño que quiero que vosotros descubráis. 

Temas

La culpa. Lo he comentado antes. Javier vive bajo el peso de la culpa pero no es el único personaje que tiene ese sentimiento. De un modo u otro, todos se sienten culpables por lo que pasó, por el giro tan terrible que dio la vida de esta familia, por lo que viven hoy en día. La gestión de la culpa es una de las cuestiones que veremos a lo largo de la novela, una gestión para la que necesitan ayuda. Terapia. 

Y luego está el silencio que, poco a poco, ha ido ganando terreno en esta familia. Y en cualquier familia hoy día. Llegas a casa cansado de todo el día, del trabajo, de las responsabilidades, del trajín diario, y cuando cruzas el umbral de la puerta, ¿todavía te queda otra batalla que lidiar? Y no tienes ganas de nada. Ni los padres ni los hijos. Cada uno ocupa un espacio, un rincón de la casa, y unos y otros se hunden en el mutismo, clavan la mirada en el móvil, o en la pantalla del televisor. No hay ánimo para conversaciones sobre facturas, sobre cuestiones domésticas o colegiales, no quedan fuerzas. Y el silencio se va engullendo a cada uno de los miembros de esta familia. Ya no se dicen lo malo, ¿quién quiere provocar una discusión? Pero es que tampoco se dicen lo bueno. Ya no se dicen nada. Y como apunta Pedro Simón en la entrevista (ver enlace más arriba), eso ocurre en una sociedad hiperconectada, donde no hacemos otra cosa más que comunicar y comunicar, lo que hacemos, lo que vemos, lo que leemos, lo que comemos, a dónde viajamos,...  La comunicación digital frente al silencio analógico.

Estilo y estructura

Los incomprendidos se construye sobre una estructura que cuenta con un total de catorce capítulos, encabezados por un nombre -Javier o Inés-, porque cada uno de ellos está dedicado a un personaje, y será uno u otro el que se dirija al lector en primera persona. Simón crea espacios privados para que este padre y esta hija, de manera alterna, nos vayan contando lo que sienten o piensan. Esto será así a lo largo de todo el relato, salvo en el capítulo catorce, donde la voz cambia, y será Clara, la hermana de Javier, la que ponga el cierre a la novela. Pero dentro del mismo capítulo, hay subdivisiones, dependiendo del momento cronológico de la historia o del tema que se esté desarrollando.

Intercalándose en esos capítulos hay partes en cursiva. La persona que escribe esas letras se desnuda completamente, se abre el pecho, deja al aire su corazón, mete la mano en el cajón de los sentimientos y los expone sobre una mesas. Sin artificios, sin dobleces. Estas palabras son un ejercicio de sinceridad, a la vez que de acercamiento. Casi se podrían extraer esos fragmentos de la novela, agruparlos en un aparte, y constituirían la carta de amor más bella que he leído. Cuánta amargura y esperanza hay en esas líneas que a mí me han impresionado tanto. 

Debo mencionar también que me ha gustado mucho la prosa de Pedro Simón. La voz con la que ha vestido a sus personajes es delicada, dulce, tierna. Es una voz con la que se consigue que el lector conecte inmediatamente con todos ellos, con la sensación de fracaso de Javier y Celia, y con la desorientación de Inés. Es una voz que convierte a los personajes en seres cercanos, creíbles, con unas emociones universales, y una forma de expresar sus sentimientos que encajan perfectamente en nuestro mundo. Simón crea personajes de carne y hueso, y para cada uno de ellos construye una personalidad muy verosímil. Los hombres, las mujeres, los adolescentes de esta novela son un reflejo de los que habitan el mundo real.


No debo seguir hablando más de esta novela porque Los incomprendidos no es una novela para hablar de ella. Es una novela para leerla, para dejarte guiar por la mano de Pedro Simón al interior de esta familia, colocándote como un espectador privilegiado, que asiste a una representación privada. 

Como decía al principio de esta reseña, no soy madre pero sí fui hija y Los incomprendidos me ha hecho reflexionar sobre cómo fue mi relación con mis padres, en aquella etapa tan difícil en la que yo pensaba que ellos no me entendían, que no me conocían, y por tanto me sentía un elemento extraño que no encajaba en aquel hogar. Pero este libro también me ha ayudado a entender la adolescencia, lo difícil que es esa etapa y que ahora veo con nitidez desde mi posición de adulta, así como lo complicado que lo tienen los jóvenes  hoy, mucho más de lo que lo tuve yo en su día, porque hoy hay más exigencia, más perfección.

En definitiva, Los incomprendidos me ha parecido una novela fabulosa, que me ha hecho sentir muchas cosas, pero que creo que no he sido capaz de transmitiros. Me ha gustado tanto que sería de esos libros que no me importaría volver a leer, solo por volver a acercarme a Javier y a Inés, por volver a ver cómo Pedro Simón sale tan airoso de un relato tan completo como este. No me queda otro más que recomendarla, a padres, madres, hijos, hijas, tíos, tías, abuelos, abuelas. A todo hijo de vecino que quiera comprender a los que siempre fueron incomprendidos.

Me marcho con otro párrafo maravilloso:


«La adolescencia siempre será una edad de doloroso alumbramiento, una edad de abrir puertas que chirrían, de cerrarlas, de llamar con los nudillos y que no te abra nadie, de tirarlas abajo a patadas. Porque vas a tener que ser tú el que lo haga. Abrir, empujar, salir. Igual que un parto. Solo que en esa edad tú eres el que pares y también eres el parido. No hay otra: tienes que darte a luz a ti mismo».. [pág. 276]

 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:


miércoles, 25 de enero de 2023

LA CASA ENTRE LOS CACTUS (THRILLER - 2022)

Año: 2022

Nacionalidad: España

Director: Carlota González-Adrio

Reparto: Ariadna Gil, Daniel Grao, Ricardo Gómez, Zoe Arnao, Aina Picarolo, Anna Ruiz Solera, Carla Ruiz Solera, Judith Fernández, Marga Arnau

Género: Thriller

Sinopsis: Emilio y Rosa han creado una familia perfecta. En los años setenta, en algún desértico lugar de las Islas Canarias, han construido un hogar lleno de amor por sus cinco hijas, todas con nombres de flor: Lis, Iris, Melisa, Lila y Dalia. Aquí, apartados de la civilización y de una vida que dejaron atrás en su país, disfrutan de un particular paraíso, ajenos al resto del mundo. Un mundo que supone una amenaza y que, de interferir con la familia, podría acabar con ella para siempre. Emilio y Rosa lo saben, son los únicos conscientes del peligro que corren, y por ello llevan toda una vida ocultando a sus hijas un terrible secreto.

[Fuente: Filmaffinity]


Insisto en lo que he dicho infinidad de veces. En ocasiones tengo la sensación de haber visto una película totalmente distinta a la que ven el resto de espectadores. Con la sensación de haber asistido a un resultado poco satisfactorio, entro en una página de opinión y leo reseñas bastante positivas. Hablan de un «thriller interesante»«Muy interesante pese a su irregularidad»«Buen inicio de carrera»«Autenticidad y naturalidad»,... Lamentablemente, para mí, La casa entre los cactus es una gran incógnita. Os explico por qué.

La joven cineasta Carlota González-Adrio (27 años) se pone al frente de la adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por Paul Pen. Se trata de su primer largo, tras rodar un cortometraje titulado Solsticio de verano. No he leído la novela en la que se basa esta película pero sí conozco el trabajo de Paul Pen. Del autor leí en su día Un matrimonio perfecto, que, a grandes rasgos, me gustó bastante.

En Canarias reside una familia formada por Emilio, Rosa y sus cinco hijas: Lis, Iris, Melisa, y las gemelas Lila y Dalia (o Margarita, esto tiene una explicación). Viven alejados de cualquier núcleo poblacional, en medio de la nada, habitando una casa enorme que se eleva rodeada de cactus. Un día, de regreso del mercado del pueblo, Emilio y su hija Lis tienen un accidente. La joven queda malherida pero, en vez de llevarla al hospital, la atienden en la casa familiar. No pueden salvarla y Lis fallece. Quedará enterrada en los terrenos de la casa.

Como la vida sigue, no asistiremos al duelo de la familia. Se sobreentiende un salto en el tiempo, en el que nos volvemos a encontrar con Rosa cultivando la tierra, con Emilio acudiendo a su trabajo en una gasolinera, y con las niñas creciendo, jugando y riendo.  De la educación de las mismas se ocupan los padres, con la ayuda de Mila, una profesora que acude a la casa para impartir diversas materias. Lo curioso es que, cuando Mila aparece por la casa, una de las gemelas -Dalia o Lila-, tiene que esconderse en su habitación. Para Mila, el matrimonio solo tiene cuatro hijas. ¿Por qué nadie puede ver a las dos gemelas juntas?

Veremos el mismo comportamiento extraño cuando a la casa llegue Rafa. Es un joven que va camino de una localidad cercana para reunirse con unos amigos. El joven asegura haberse perdido y el matrimonio, con la insistencia de las niñas que ven en Rafa una novedad a la rutina de sus días, lo invitará a pasar la noche. En unas pocas horas, Rafa entabla conversación amistosa con el matrimonio y las niñas. Tanto las más pequeñas como las más mayores, sentirán una curiosidad tremenda por el joven. Y él por ellas, también, que las observa sin perder detalle. Rafa advertirá algo que le parecerá extraño. Y cuando a la mañana siguiente, el joven tiene que marcharse, hará lo posible por demorar su partida. ¿Qué es lo que busca? ¿Cuál su verdadera intención? Bueno, obviamente no os lo voy a contar pero sí os diré que, a partir de ahí, todo se destapará y el matrimonio se verá envuelto en un problema de grandes dimensiones, que destrozará la vida tranquila que han tenido hasta ahora. Todo esto, hasta llegar a un desenlace que a mí no me ha convencido. Tampoco lo ha hecho una gran parte del argumento.

Qué me ha gustado de la película

La película parte de dos cuestiones interesantes. Una, que fue y sigue siendo de actualidad, aunque no os la voy a desvelar. Sí os diré que siempre ha sido un asunto que ha conmovido a la sociedad, por la que familias enteras se han movilizado, y ha levantado muchas ampollas, señalando con el dedo a profesionales y personas que deberían tener una moral intachable.

Por otra, el concepto de familia que maneja Emilio y Rosa resulta interesante, aunque no extremadamente novedoso. Ellos han formado una familia al margen del mundo convencional que conocemos, o que existía en los años 70, época en la que transcurre esta historia. Han apostado por una subsistencia autosuficiente, cultivando la tierra, o comprando en el mercado más cercano lo estrictamente necesario. En la casa no hay televisor, no hay teléfono, solo un come-discos o una radio en la que suena la canción Esa niña que me mira de Los Puntos. Emilio y Rosa quieren criar a sus hijas en plena naturaleza, alejadas de todo lo que puede hacerles daño, por eso no se tratan con nadie, tan solo con Mila. Lo que las niñas ven en el mercado les parece un mundo maravilloso. Emilio y Rosa quieren que sus hijas sean puras y no formen parte de un mundo artificial, donde todo es egoísmo y maldad. Y todo eso se percibe no solo en el estilo de vida que llevan sino también en los cuentos que el matrimonio le cuentan a sus hijas, relatos que hablan de la creación y la reproducción, de la misión de construir un mundo mejor, o de Noé y su arca.

De toda la narración, en la que el suspense se mantiene a un nivel comedido, el momento más memorable es cuando una de las hijas ata cabos y comprende que no todo es lo que parece. Sin que la joven diga una palabra, somos capaces de percibir cómo el engranaje de su cerebro está funcionando y llegando a conclusiones que la hunden en una especie de desilusión y apatía. Ha perdido la alegría de un minuto a otro. Y ese ritmo tranquilo que sobrevuela todo el metraje se rompe cuando nos vamos acercando al final, la tensión se eleva extraordinariamente durante unos diez minutos, y luego vuelve a decaer. Pero, al menos, ese momento en el que la bomba estalla es bastante inquietante.

Por último, como punto positivo, también destacaría las localizaciones y la labor de vestuario, que consigue hacernos viajar a los años 70.

Qué no me ha gustado de la película

Hay muchas cosas que no me han gustado en esta película. Por ejemplo, el guion me planta en medio de una familia que reside en Canarias pero, obviamente, no son de allí. En ningún momento se explica cómo llegaron a la islas, de dónde venían, cómo han sido recibidos en el municipio, cómo ha sido su adaptación. No sé, alguna pequeña pincelada que nos ayude a entender por qué acabaron allí. O lo que es peor, cómo hicieron lo que hicieron para que ahora los anden buscando.

También me plantea el hecho de que una de las gemelas tiene que ocultarse cada vez que llega alguien ajeno a la casa sin que sepamos qué explicación se les da a las niñas. A las más pequeñas se las puede engañar con cualquier cosa, pero Iris y Melissa son más mayores, razonan más -de hecho lo demuestran en la película- y sin embargo, jamás cuestionan esa decisión de los padres.

Por otra parte, cuando Rafa llega a la casa viene con una intención. No os voy a destrozar el argumento si os digo que no es un mero visitante, no es alguien de paso, sino que llega allí con una intención. Estamos en un thriller y por lo tanto hay misterio, secretos, e intenciones ocultas. Rafa es el elemento de suspense. Pues bien, tampoco se explica cómo el joven llega allí, desde dónde, cómo ha localizado a la familia. Simplemente aparece, sin más. 

Y por último, el personaje que da pie al desenlace necesita cierta información para hacer lo que hace y, en ningún momento, se aclara cómo accede a esos datos. 

No sé, demasiadas cosas que no me cuadran. La curioso es que miro el nombre del guionista y veo que es el propio Paul Pen. ¿Había mucho que contar y no cabía todo en una película? No siempre es fácil adaptar una novela que puede tener una extensión relativamente «infinita» (ya me entendéis), pero en el cine hay que someterse a una duración más estricta. Lo mismo ahí ha estado el problema, porque a mí me ha faltado información.  

Reparto e interpretación

Daniel Grao y Ariadna Gil dan vida a Emilio y Rosa. Ricardo Gómez (Cuéntame) a Rafa. Ni ellos ni ella.  No tengo gran cosa que mencionar sobre la interpretación de estos actores. Quizá diría que Ariadna me ha parecido mucho más creíble que su compañero, a quien veo algo sobreactuado en alguna secuencia (golpeando el techo de un vehículo, furibundo, y pensando que está metido en un gran problema). En cuanto a Ricardo Gómez, la circunstancias personales de su personaje tampoco le permiten lucirse en exceso. 

No obstante, sí me ha agradado más el trabajo de Aina Picarolo y Zoe Arnao, en el papel de Iris y Melissa, respectivamente. Así como el de las gemelas. El modo de moverse en escena, los diálogos, los momentos de introspección,... me han parecido más naturales y creíbles.


En definitiva, La casa entre los cactus me ha dejado muy indiferente. Me esperaba mucho más de este thriller que apuntaba maneras pero, como dije antes, creo que el guion tiene lagunas y carece de información que hubiera estado bien ofrecer al espectador para hacer más completa la historia. Me entra la duda. ¿Cómo será la novela? Creo recordar que, en general, gustó. Busco opiniones y me encuentro la de algunos de mis blogs conocidos: Libros que hay que leer, Entre mis libros y yo, La historia en mis libros, Un lector indiscreto. Al leerlas veo que hay diferencias sustanciales entre la trama de la novela y la película, por ejemplo, los escenarios y, por ende, los nombres de los personajes. Algo insustancial. Pero todos estos lectores señalan que fue una lectura estupenda, adictiva y entretenida. Me gustaría saber qué opinan al ver la película. 

Del autor, también he visto la adaptación que hicieron de El aviso (puedes leer mi opinión aquí), que me pareció un poco mejor que esta. La casa entre los cactus la he visto en Orange Tv, pero creo que también está en Movistar+. 


Tráiler:



sábado, 21 de enero de 2023

DICIEMBRE... ¡DE UN VISTAZO! (#12/2022)

Venga, que me tengo que poner al día. Hablemos hoy del balance del último mes del año pasado, antes de que pase mucho más tiempo. Diciembre llegó, climatológicamente hablando, con bastante amabilidad. Demasiada diría yo. Laboral y emocionalmente, estable. Y literariamente, tranquilo. Para ser un mes en el que nos convertimos en hormiguitas frenéticas de aquí para allá, con compras y celebraciones, las editoriales han vendido ya todo el pescado en estas fechas, de cara a las Navidades y solo queda dar los últimos coletazos. Aun así, llegaron a casa unos cuantos libros interesantes y también tuvo lugar un par de entrevistas molonas. ¿Vamos a ello?


[Para conocer la sinopsis de los libros expuestos 
solo tienes que clicar en cada título o en los enlaces a las reseñas]

Los comprados

Esta vez, sí. En el mes de diciembre tuvo lugar la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. A mí me gusta dar una vuelta por las distintas casetas y curiosear en una y otra. ¿No os llaman la atención todos esos libros antiguos, con hojas amarillentas, y encuadernados en piel que suelen exponer como auténticos tesoros? Debe ser apasionante examinar legajos y primeras ediciones antiquísimas. Pero, en estos stands también encuentras libros más contemporáneos que resultan llamativos. Me ocurrió con Enfermos del libro. Breviario personal de bibliopatías propias y ajenas de Miguel Albero. Está editado por la Universidad de Sevilla y, nada más ver el título, me lancé a por él. Porque, somos unos enfermos del libro, ¿verdad? Mirad que yo no soy mucho de ensayo pero no me pude resistir. Pinchad en el título para leer la sinopsis, que promete desvelarnos las patologías del lector. Yo tengo una edición de 2009, que me parece mucho más bonita que la que veis en el enlace que os HE dejado. No sé cuándo lo leeré pero llama poderosamente mi atención, por eso se vino a casa. 

Los recibidos


Algaida Editores
publicó la novela que se ha alzado este año con el Premio de Novela Policía Nacional. En esta edición, el galardón ha recaído en el periodista Gregorio León, al que tengo la suerte de conocer. El último viaje de Miranda Grey es su octava novela. Del autor murciano he leído algún título, novela policíaca que siempre ha cumplido mis expectativas. Espero poder echarle un ojo a esta última. 

El resto de títulos que llegaron a casa venían con una entrevista bajo el brazo. Algunas tuvieron lugar y otras no pudieron ser. Diciembre es un mes complicado con muchos compromisos y celebraciones. 

La editorial Debate publicó dos títulos. Por un lado, La máscara moral de Edu Galán. El subtitulo de esta obra, Por qué la impostura se ha convertido en un valor de mercado, nos da pistas sobre lo que vamos a encontrar en su interior. A través de algo más de doscientas páginas, Galán analiza nuestra sociedad y pone el ojo sobre políticos, periodistas, influencers o cualquier hijo de vecino que expone sin impunidad lo que sabe hacer o lo que se debería hacer. 






Por otro lado, Fake News de Daniel Gascón. También cuenta con un subtítulo llamativo: Cómo acabar con la política española. Se trata de una antología de artículos y viñetas con la que se pretende derrumbar el sistema político español que tantos sinsabores nos regala. El autor «habla de temas que le importan a través de formas que le gustan, con el humor como lente fundamental y la viñeta como ilustración certera».

Espasa publicó El escaño de Satanás de Esteban González Pons. El autor es actualmente diputado del Parlamento Europeo, al que tuve el placer de conocer hace unos años, cuando publicó Ellas. En la faja del libro figura la siguiente leyenda: «Esta novela nació de la tentación insuperable de introducir un vampiro, uno de verdad, en el Congreso de los Diputados. Y ver qué pasa». Algo que no sabía es que el edificio donde se decide la política de este país está erigido sobre un antiguo convento, con su correspondiente cementerio. Lamentablemente, no pude sentarme a conversar con el autor. Me hubiera gustado.






Y otra comida navideña impidió que pudiera conversar con Marta Robles sobre su última publicación, Lo que la primavera hace con los cerezos, editada igualmente por Espasa. La periodista deja atrás las novelas policíacas, protagonizadas por Tony Roures, y las pasiones carnales, y se adentra ahora en un ensayo para analizar la relación que existe entre las emociones y la creación artística. Entre estas páginas vamos a encontrar «historias de amor y desamor de grandes creadores», como Frida Khalo y Diego Rivera, Mariano José de Larra, Víctor Hugo, Raymond Chandler, Anaïs Nin, María Lejárraga o Alma Mahler. Para mí que este es de esos libros para saborear a pequeños sorbos. 

Por suerte, sí tuve ocasión para encontrarme con Pedro Simón. El periodista de El Mundo, ganador del Premio Primavera de Novela 2021 con Los ingratos, publica Los incomprendidos (Espasa). La novela la he leído y me ha dejado en modo reflexivo constante. Me ha gustado mucho y os hablaré de ella la semana próxima. Tenéis el enlace a la entrevista más abajo.






Y qué maravilla poderme sentar con Dolores Redondo. Un auténtico privilegio. La autora más vendida de nuestro tiempo publica Esperando al diluvio (Destino). Tenía la sana intención de leer la novela estas navidades pero, mientras más tiempo libre tengo, menos leo. No sé si a vosotros os pasa lo mismo. En cualquier caso, es una lectura que tengo en mente porque la autora nos descubre a John Biblia, uno de esos asesinos en serie que la policía no atrapó jamás y que, encima, puede seguir vivo. 

La trayectoria de Eloy Moreno me parece admirable. De ser un funcionario, cuyo nombre quedaría olvidado en el futuro, a convertirse en un fenómeno literario, con una legión de lectores, es algo más que reseñable. Especialmente, porque se lo ha currado él solito, con su esfuerzo y dedicación. Empezó con un bolígrafo de gel verde y ha continuado una senda llena de títulos hasta llegar a hoy, Cuando era divertido (Ediciones B). Como es habitual en sus libros, la sinopsis no te desvela nada. Tampoco lo haré yo. Que el lector se lleve la sorpresa.






Y finalizo con un libro-joya, un volumen ilustrado que me ha robado el corazón. Ana Müshell publica Maldita Alejandra. Una metamorfosis con Alejandra Pizarnik (Lumen). Mi entrevista con Müshell fue la última del año 2022 y no pudo ser más bonita. La ilustradora es una joven tímida y menuda, de esas personas pequeñitas y que irradian luz, aunque ellas no lo sepan. En este volumen, que reseñaré pronto, Müshell hace frente a sus miedos y fantasmas, a través de la poesía y la vida de Pizarnik. La entrevista ya está publicada en el blog. 


Los ganados

No pude apuntarme a ninguno pero siempre ando pendiente de las muchas oportunidades que pululan por los blogs.

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