jueves, 31 de octubre de 2019

Presentación EL TESTAMENTO DE MR. HYDE de Andrés González-Barba

El pasado 17 de octubre tuvo lugar la presentación de la nueva novela del periodista y novelista Andrés González-Barba. Al amparo de un título tan sugerente como El testamento de Mr. Hyde (Algaida), fuimos convocados un buen número de lectores en la Librería Verbo, ubicada en la calle Sierpes, un antiguo teatro que fue rehabilitado y convertido en librería, un espacio lleno de magia donde da gusto perderse.

Acompañado por dos buenos padrinos, los novelistas Francisco Gallardo y Antonio Puente Mayor, el acto se inició con la proyección de un vídeo, donde el autor da algunas pinceladas sobre la novela, y donde algunos escritores y amigos, como el propio Puente Mayor, Fernando Lumbreras y Mª del Carmen Delgado, hablan sobre el estilo narrativo del autor. Todos ellos coinciden en que, Gonzaléz-Barba, de una gran calidad humana, demuestra pasión por la literatura gótica y la literatura victoriana

Te animo que a le des al play porque el vídeo es fantástico. 




Tras la proyección, tomó la palabra Miguel Ángel Matellanes, editor de Algaida, que dio la bienvenida a Andrés González-Barba a la editorial, dado que se trata de la primera novela del autor que este sello publica. 

Por su parte, Francisco Gallardo alabó la labor realizada por Andrés González-Barba en esta nueva novela, que supone toda una reivindicación a favor de Robert Louis Stevenson. "Con algunas licencias, estamos ante una biografía novelada muy interesante, porque nos aproxima a la vida de Stevenson, con una exactitud muy lograda", comentó Gallardo. La novela, escrita con un estilo pulcro y exquisito, nos conduce hacia una reflexión sobre el dualismo moral. "Todos somos un poco Doctor Jekyll y Mr. Hyde". Destacó de la novela, una trama perfectamente urdida y tejida, un trabajo artesanal, en el que no falta de nada, con detalles minuciosos que le dan una gran verosimilitud, y personajes especialmente bien definidos. Entre otros aspectos a señalar, habló de la magnífica descripción de los ambientes, "algo muy difícil de lograr" en opinión de Gallardo. Y también apuntó la fluidez de la voz narrativa, que cuenta la historia sin aparente esfuerzo, cuando en realidad, hay todo un entramado técnico y una arquitectura importante, que subyace bajo la historia. En cuanto a los diálogos, mencionó que están muy medidos, y consiguen que la historia avance a la medida necesaria.  

Según Gallardo, El testimonio de Mr. Hyde reúne elementos de la novela policíaca, negra y de aventura, con un manejo casi cinematográfico del suspense, donde se puede intuir un homenaje a los lectores de la buena literatura, que encontrarán múltiples referencias a los escritores de la Literatura anglosajona.

Acto seguido, le tocó el turno a Antonio Puente Mayor quien manifestó que estamos ante la menor novela de Andrés González-Barba. A su juicio,  todas las publicaciones previas del autor sevillano han servido como ensayo y camino hacia El testimonio de Mr. Hyde. Y añadió además que, la historia cuenta con cameos fantásticos que quedan debidamente explicados en un apéndice final. Concluyó su intervención señalando que El testimonio de Mr. Hyde es una de esas novelas en las que a uno le apetece quedarse a vivir. 

Pero fue el propio Andrés González-Barba quién realizó un análisis más exhaustivo de la novela y compartió con los asistentes, múltiples anécdotas sobre Stevenson, que se recogen en el siguiente vídeo.





Por último y para concluir su intervención, el autor recalcó que ha querido romper los géneros, tratando de apartar la novela de una estructura muy encorsetada. Y añadió que esperaba que los lectores se animaran a descubrir al Robert Louis Stevenson de su novela, lejos de los prejuicios que hemos tenido siempre, porque Stevenson tiene una personalidad tan arrolladora que bien merece la pena conocer.

Y con el turno de preguntas y la firma de ejemplares, se dio por concluido el acto.

miércoles, 30 de octubre de 2019

EL FESTÍN DE BABETTE (DRAMA - 1987)


Año: 1987


Nacionalidad: Dinamarca

Dirección: Gabriel Axel

Reparto: Stéphane Audran, Jean-Philipe Lafont, Gudmar Wivesson, Jarl Kulle, Brigitte Federspiel, Lisbeth Movin, Bodil Kjer, Bibi Andersson.

Género: Drama.

Sinopsis: Siglo XIX. En una remota aldea de Dinamarca, dominada por el puritanismos, dos ancianas hermanas, que han permanecido solteras, recuerdan con nostalgia su lejana juventud y la rigida educación que las obligó a renunciar a la felicidad. La llegada de Babette, que viene de París, huyendo de la guerra civil, cambiará sus vidas. La forastera pronto tendrá ocasión de corresponder a la bondad y al calor con que fue acogida. Un premio de lotería le permite organizar una opulenta cena con los mejores platos y vinos de la gastronomía francesa. Todos los vecinos aceptan la invitación, pero se ponen previamente de acuerdo para no dar muestras de una satisfacción, que sería pecaminosa. Pero, poco a poco, en un ceremonial intenso y emotivo, van cediendo a los placeres de la cocina francesa.

[Fuente: Filmaffinity]


Hace algo más de un año, leí El festín de Babette Isak Dinesen, un volumen bellamente ilustrado por Noemí Villamuza en la editorial Nórdica, de corta extensión, y que no terminó de convencerme. De la nouvelle comenté que era una historia sencilla pero hermosa, repleta de mensajes morales que podía entender, pero que no me habían afectado. Descubrí entonces que se había hecho una adaptación al cine de la obra y, viendo el trailer, pensé que la versión cinematográfica me iba a gustar más. Pues bien, ahora puedo decir que la película me ha dejado tan indiferente como la novela. Tal y como dije en su día, la obra de Dinesen está catalogada como joya de la literatura y de hecho, la película cuenta con una altísima puntuación. Sin embargo, a mí me ha parecido simplemente sencilla.

Por emplear las mismas palabras que ya usé en la reseña de la novela, El festín de Babette narra la historia de dos hermanas, Martina y Philippa, dos damas esbeltas, de aspecto solemne, hijas de un pastor luterano, fundador de una comunidad religiosa estricta y austera, cuyos principios entran en contradicción con los placeres de este mundo. Tras la muerte del pastor, las dos damas, hermosas y lozanas en su juventud, se entregan a su misión. Serán las encargadas de continuar con las enseñanzas de su padre, manteniendo la cohesión de la comunidad y organizando veladas en las que leer las escrituras. Ninguna de las dos alternan socialmente, ni acuden a fiestas ni bailes, manteniéndose alejadas del amor terrenal, pues solo consideran como auténtico, el amor celestial. No obstante, a sus vidas llegan dos hombres, el teniente de los húsares Lorens Lowenhielm y el cantante de ópera Achille Papín. Lo que ocurre entre los cuatro lo dejo en el aire pues lo realmente importante será la llegada de Babette, una mujer francesa que huye de la guerra y busca refugio. Las dos hermanas ven en la mujer una oportunidad de hacer una obra de caridad y acogen a Babette como cocinera. La presencia de este personaje transmutará la vida de Martina y Philipipa, así como de toda la comunidad, especialmente cuando la joven proponga organizar una festín de ricos manjares, para mostrar su gratitud y festejar el centenario del nacimiento del pastor fallecido.

Comentaba antes que puedo llegar a entender los mensajes que se esconden en la trama. Por hacer un resumen, la película ahonda en el verdadero valor del dinero, la equivocación de pensar que la privación es sinónimo de pureza, o que disfrutar de la vida equivale a cometer pecado. Ni renuncia ni sacrificio nos garantizan alcanzar la gloria de Dios. Muy al contrario, la cinta nos muestra que, el hombre, cuando se relaja y se permite algún capricho, se acerca más a su prójimo y saca lo mejor de sí mismo.  Todo esto, en relación a las hermanas. No obstante, hay otro personaje que también se encargará de abrirnos los ojos. El teniente de los húsares Lorens Lowenhielm es un hombre ambicioso. Sueña con alcanzar grandes metas pues cree que, una vez que logre sus objetivos, alcanzará la máxima felicidad. Sin embargo, llegará a entender que hubiera sido mucho más feliz en una pequeña aldea de la costa danesa, comiendo pescado seco y gachas, junto a la chica que le robó el corazón, cuando era un joven soldado. 

Todos estos temas son de hondo calado y buscan analizar el ser humano y hacernos entender el verdadero sentido de la vida. Pero yo no he conseguido disfrutar de la historia -ni en formato papel ni en formato audiovisual- como me hubiera gustado. El desarrollo de la trama me ha parecido bastante lento y en algunos momentos, plano. Por otra parte, existen rencillas entre los aldeanos que no se terminan de explotar y el desenlace, que cierra la película con una frase para enmarcar, no sobrecoge. Eso sí, en la película hay valorar otras cuestiones como la ambientación que me ha parecido muy lograda.  El pueblo donde viven las hermanas transmite esa sensación de desolación que requiere la historia. Por otra parte, la caracterización también es magnífica. El aspecto de las dos hermanas encaja muy bien en sus homólogas literarias.

En cuanto a las interpretaciones, solo destacaría a Stéphane Audran como Babette, encargada de dar el golpe de gracia. Su papel es el más seductor, con sus gestos delicados, mientras prepara los platos, y sus miradas llenas de compresión y ternura.

En resumidas cuentas, con una valoración de la crítica muy significativa, El festín de Babette te enseña que hay que disfrutar los pequeños placeres de la vida, una lección importantísima, aunque a mí la película no me haya llenado. 




Tráiler:


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martes, 29 de octubre de 2019

LUIS GARCÍA JAMBRINA: 'Los españoles utilizaron las encomiendas para explotar y prácticamente esclavizar a los indios tahínos'

Fernando de Rojas fue el autor de La Celestina. Hasta ahí debe llegar nuestra cultura general, pero sobre su vida, ¿qué se sabe? Luis García Jambrina fabula con la vida del creador de Calisto y Melibea, y compone para él una serie de aventuras, en las que podremos ver a Rojas en situaciones dispares.

El manuscrito de aire es la cuarta entrega de esta saga que nos conducirá hasta la isla de La Española, donde Fernando de Rojas tendrá que llevar a cabo una investigación como pesquisidor real, tras el asesinato de toda una aldea de indios tahínos.  Sobre la novela, y sobre las verdades de la colonización de América, hablamos con su autor hace una semana.

Marisa G.- Luis, esta es la cuarta entrega de una saga que tiene como protagonista a Fernando de Rojas y que cuenta con títulos tan curiosos como 'El manuscrito de piedra', 'El manuscrito de nieve' o 'El manuscrito de fuego'. ¿Estos títulos corresponden a una cuestión de ornamento o verdaderamente tienen alguna conexión con las tramas?

Luis G.- Tienen relación, sí. Todo surgió con la primera novela, cuando se me ocurrió el título de 'El manuscrito de piedra', sin saber si la iba a terminar o no. Pero viendo que el personaje daba mucho juego y tenía muchas posibilidades, opté por hacer una tetralogía. Las primeras novelas se sitúan a finales del siglo XV, todavía con un pie en la Edad Media, cuando aún estaba vigente esa teoría de los cuatro elementos básicos del mundo.

M.G.- Dos preguntas obligadas. Al tratarse de la cuarta entrega, ¿es necesario leer las anteriores?

L.G.- No, no. Siempre las concebí como novelas autónomas. Da igual empezar por la cuarta, que hacerlo por la primera. De hecho, entre ellas hay un salto cronológico importante. La tercera entrega se sitúa tiempo después de esta. No es necesario seguir un orden. Lo verdaderamente importante es engancharse con el personaje y con toda esa atmósfera que lo rodea.

M.G.- ¿Y por qué fijarse en la figura de Fernando de Rojas, precisamente?

L.G.- Antes de escribir novelas, publiqué un par de libros de cuentos. En uno de ellos, construí varias tramas relacionadas con enigmas de la literatura española o con figuras como el autor del Lazarillo, Cervantes, Unamuno,... Me sorprendió que, siendo clásicos, terminaran por gustar a los lectores. La verdad es que intenté hacer algo atractivo, mezclando los enigmas con intrigas de carácter policíaco o elementos fantásticos. Fue entonces cuando me planteé seguir por esa línea y me fijé en Fernando de Rojas porque era una figura que siempre me había fascinado. Rojas escribió 'La Celestina' y, a pesar del éxito que tuvo en su día, no escribió nada más. Era un hombre que, en sí mismo, era todo un enigma. La mayor parte de su vida es absolutamente desconocida. No hay documentación, no existe una biografía de Rojas y además es imposible hacerla porque lo único que se conoce a ciencia cierta son sus últimos años en Talavera de la Reina, cuando ya llevaba una vida muy monótona y rutinaria, dedicada a su trabajo de jurista y de Alcalde Mayor, con su mujer, sus hijos, sus negocios. Procuraba pasar muy desapercibido porque era converso y además no ostentaba riqueza por temor al Santo Oficio. Eso fue un poco lo que me movió a convertirlo en personaje, primero de una novela, y luego de otras tres. A lo mejor, dentro de unos años escribo otras cuatro porque es un personaje que tira de mí, que quiere vida y desarrollo. 

M.G.- Al traspasar un personaje real a una novela de ficción, y más en este caso, en el que hay tantas lagunas, ¿sintió usted, en algún momento, temor por colocarlo en ciertas situaciones delicadas? 

L.G.- Sí, claro. En la primera novela, dudé muchísimo porque me planteaba si a los lectores iba a interesar encontrarse a Fernando de Rojas en el papel de detective. A pocos lectores les interesa los clásicos, ¿cómo le iban a interesar mis novelas?

M.G.- Pero no solamente fabula con el trabajo que desempeña sino que le construye toda una personalidad, con una vis cómica muy interesante.

L.G.- Del carácter, solo podemos deducir algunos datos de 'La Celestina, donde podemos encontrar humor, incluso del negro. También podemos hacer algunas suposiciones por su condición de converso, en el caso de que lo fuera realmente porque es algo que no está absolutamente demostrado. A partir de ciertas cuestiones, he ido tirando un poco del hilo y he procurado construir un personaje que sea atractivo. He intentado humanizarlo, que tenga dudas, ambigüedades,... como todo el mundo.

M.G.- En esta última novela, Fernando de Rojas tendrá que volver a desempeñar el papel de pesquisidor, empeño que ya ejerció en una novela anterior. ¿Qué es esto de pesquisidor? 

L.G.- Eso pertenece a la ficción, pero no es algo descabellado. Rojas era jurista y, por lo tanto, solía hacer pesquisas. De hecho, cuando trabajaba en Talavera de la Reina, es lo que hacía, resolver casos y litigios, aunque eran cosas menores, como problemas de lindes entre fincas. Lo convertí en pesquisidor real, enviado por los Reyes Católicos a la isla La Española, para investigar determinados asuntos que habían sucedido lejos de la Corte y sobre los que querían tener una visión.

M.G.- Es decir que el pesquisidor de entonces correspondería hoy al investigador privado, ¿no?

L.G.- Sí, exacto. El oficio existía y la palabra también que, por cierto, es bastante bonita, y se debería seguir usando. 

M.G.- Nunca la había escuchado pero sí, es bonita. Pero Luis, esta novela es una mezcla de géneros. Tiene un poco de todo, de histórica, de aventura, de novela negra, de romance. Es un compendio.

L.G.- Sí, siempre me ha gustado mezclar géneros, pero en este caso, creo que he llegado más lejos. Me parece que mezclar géneros es una forma de añadir atractivos a una trama. 

En este caso, el tema de fondo de la novela es más serio y más complejo que en las anteriores. En 'El manuscrito de aire' no se investiga el asesinato de una persona particular, sino de toda una aldea de tahínos, un asunto muy vinculado a un tema de actualidad, como es la colonización de América. Es una cuestión que suscita debate y he querido profundizar en este asunto pero ofreciendo al lector otros elementos añadidos, como por ejemplo, una intriga policiaca y una trama amorosa, factores con los que intento atrapar al lector. La trama amorosa está justificada en la novela porque, a través de ella, puedo mostrar el mundo de los tahínos. Rojas queda prendado de Higüemota, una mujer tahína que existió realmente, y es ella la encargada de mostrarle su cultura, tan desconocida y que, desgraciadamente, ha desaparecido al igual que la lengua.

M.G.- En la época en la que transcurre esta novela, Rojas ya había escrito 'La Celestina', libro sobre el que se hacen diversas referencias. Creo que usted acostumbra a hacer guiños literarios. 

L.G.- Sí, muchos. Y era algo que también me preocupaba porque pensé que no se iba a entender. Todo lo que huela a clásico, el lector común lo suele rechazar. En mis novelas, siempre hay mucho trasfondo literario. En la primera, aparecía la Celestina y había mucha referencia a la literatura de la época. En la segunda, salía el Lazarillo. Y en esta, he jugado con el hecho de que, el autor de la Celestina, acabe enamorado.



M.G.- La historia se desarrolla principalmente en la isla La Española, poco después de que Colón llegara a aquellas tierras. Vemos en la novela la relación que existía entre los tahínos y los españoles, que no era precisamente muy cordial.

L.G.- No, no... Y eso es rigurosamente cierto. Quería mostrar la situación de los tahínos en esos primeros años de la conquista y colonización. Cuentan muchos cronistas, algunos cargando las tintas más que otros, que los españoles utilizaron las encomiendas para explotar y prácticamente esclavizar a los indios tahínos. Pero las encomiendas no se crearon para eso, sino que eran sesiones de indios a españoles para que los cuidaran, los civilizaran y los cristianizaran. Debían darle algún trabajo remunerado y proporcionarles buenas condiciones. La reina Isabel, cuando vivía, hizo mucho hincapié en esto, pero la práctica fue muy distinta. Como digo, los españoles utilizaron las encomiendas para someterlos a unos condiciones de trabajo tremendas, para emplearlos en las minas de donde extraían el oro, algo que no era fácil. 

Hay muchos historiadores actuales que aseguran que la mayor parte de las muertes de los tahínos fue por enfermedades. Sí, es verdad pero es una verdad a medias, porque esas enfermedades no hubieran sido mortales si no hubieran sido obligados a trabajar de sol a sol, si no los hubieran desarraigados, algo tremendo para ellos, hasta el punto que la vida dejaba de tener sentido. Los alimentaban poco y mal, no los cuidaban,... Así que es normal que murieran de enfermedad.

M.G.- Pero esta realidad está muy camuflada en los libros de textos cuando se estudia la colonización de América, ¿no?

L.G.- Es una parte muy desconocida pero muy importante. Fue en esa isla y en esos años, donde comenzó todo y luego, todo lo que se ensayó ahí, se trasladó  a otras islas y al continente americano. 

En esta novela, he intentado contar la historia desde la mentalidad de la época. Si lees cartas, crónicas de indios o los escritos de Bartolomé de las Casas, te darás cuenta que era así. También decían que Bartolomé de las Casas era muy exagerado pero algo de verdad habría en lo que decía. Había mucha crueldad y todo era por la codicia. No es que los españoles quisieran acabar con los indios, no era un genocidio, sino una explotación, que incumplía las leyes de la época. Los indios eran súbditos del rey y, teóricamente, eran hombres libres.

M.G.- Claro, pero había un océano de por medio.

L.G.- Sí, había mucha agua de por medio, así que actuaban de una manera impune. Y luego estaba la ambigüedad del rey y de los que llevaban la política de Indias. El rey daba instrucciones para que se respetara a los tahínos. Como consecuencia de la actividad de los dominicos -la parte buena de esta historia-, que siempre se estaban quejando de cómo se trataba a los tahínos, se hicieron unas leyes que rara vez se respetaban.

M.G.- Es interesante también la opinión que tenían los descendientes de Colón sobre Fernando el Católico. Hablan de él como un hombre interesado.

L.G.- Es que fue así. No respetó las Capitulaciones de Santa Fé y privó al hijo de Colón de todos los derechos. María Álvarez de Toledo, la esposa de Diego Colón, es la que saca las castañas del fuego y la que pleitea contra el rey. Gracias a ella, se le reconocieron algunos derechos.

M.G.- Diego Colón ostentaba el cargo de Gobernador pero realmente la que llevaba las riendas era su esposa María.

L.G.- Sí, eso se dice, que ella era un poder en la sombra porque tenía más carácter que el propio Diego Colon. De él, se decía que era muy pusilánime y bastante ambiguo, con respecto al tratamiento de los tahínos. En ese sentido, no era mucho mejor que otros gobernadores anteriores o que la mayor parte de los españoles. María Álvarez de Toledo parece que era una mujer muy inteligente y muy luchadora, y además es la que va a transformar la vida en Santo Domingo, al llevarse a muchas damas de acompañamiento. Fue la que fundó la vida social de la isla, hasta tal punto que una de las calles más conocidas de la ciudad colonial de Santo Domingo es la Calle de las Damas, porque era por donde paseaban estas mujeres, un poco para exhibirse y encontrar marido entre los ricos

M.G.- Habría que verlas con esos vestidos, paseando por allí y con tanto calor.

L.G.- (Risas) Pues sí.

M.G.- Entre los temas, aparte del racismo, la política y el poder, en la novela también se trata la cuestión del medio-ambiente y la destrucción de la naturaleza en favor del progreso.

L.G.- Y eso es algo que no me lo he sacado de la manga. Leyendo a Fernando González de Oviedo, uno de los cronistas de Indias más importante, descubro que, con la llegada de los españoles, el mundo se transformó completamente. Ten en cuenta que a los indios se les traslada de un lugar a otro y abandonan sus cultivos. Se podría decir que se produce una especie de cambio climático.

Aunque parezca un tópico, los tahínos llevaban una vida muy integrada con la naturaleza. Cultivaban solamente lo que necesitaban, nunca hacían acopio de provisiones, y además de recolectar, podían cazar y pescar. Por otra parte, tenían mucho tiempo de ocio. En la novela retrato las fiestas y los juegos de pelota. Todo eso es real. En cuanto a sus creencias, tenían una relación muy especial con sus dioses a través de unas figuras que llamaban cemíes. En definitiva, su vida era parecida a la paradisiaca, aunque también tenían que sufrir los ataques de los caribes, que vivían en las Antillas menores y eran caníbales. A estos no les interesaba las tierras, sino que hacían prisioneros, se los llevaban y se los comían. A las mujeres se las llevaban a una isla, donde las tenían cautivas y las usaban para la reproducción. A las niñas las dejaban en la isla, a los niños se los llevaban, los engordaban y se los comían. Eso era lo infernal de sus vidas.

M.G.- En cuanto a los escenarios, las otras tres novelas transcurren en Salamanca. En este caso, cruzamos el charco. Imagino que el proceso de documentación habrá sido más complicado.

L.G.- Sí, por eso es la novela que dejé para el final porque el proceso de documentación ha sido largo y me ha tomado varios años. Luego, la escritura ha sido mucho más rápida porque tenía la historia en la cabeza. En estas novelas es tan importante la documentación como la escritura y yo me divierto mucho con ambos procesos. Además suelo escribir sobre temas o cuestiones que me interesan. De esta manera, me obligo a buscar e investigar sobre algún detalle.

Para documentarme, he tenido que viajar a Santo Domingo y ver lo que queda de aquellos años. Aún hay partes de la isla que se conservan muy bien.

M.G.- Para finalizar, y aprovechando lo que comentó al principio, ¿quinta aventura o nueva tetralogía?

L.G.- Bueno, estoy escribiendo la quinta novela de la serie. Pero también estoy pensando en hacer otra tetralogía, aunque no tengo claro en torno a qué. El personaje de Fernando de Rojas da mucho juego, por él mismo y por la época en la que vivió. Para bien o para mal, es la época más importante en la historia de España y Rojas es un buen testigo de todo lo que acontenció.

M.G.- Perfecto Luis. Pues esperaremos otras aventuras. Muchas gracias por este encuentro.

L.G.- Gracias  ti.


Sinopsis: La Española, día de la Epifanía de 1515. Una aldea de indios tahínos cercana a la ciudad de Santo Domingo sufre un devastador incendio, en el que mueren sus habitantes poco después de ser bautizados. Los frailes dominicos le piden al rey Fernando el Católico que envíe a Fernando de Rojas para que lleve a cabo las pesquisas del caso e informe sobre la situación de los nativos de la isla.

Así comienza una compleja trama en la que se mezclan la intriga detectivesca y la pasión amorosa, la búsqueda de la justicia y el descubrimiento del otro. A lo largo de su investigación, Rojas se encontrará con un Nuevo Mundo, repleto de misterio y de belleza, en el que tendrá que afrontar numerosas dificultades, hasta adentrarse en lo más recóndito y tenebroso de la isla, allí donde se oculta una verdad incómoda y difícil de asimilar.

Novela histórica, policíaca, de aventuras..., 'El manuscrito de aire' nos trasladas a los primeros años de la colonización de América, un tiempo de luces y sombras, ambiciones y sueños, horrores y contradicciones, que marcará un antes y un después en la vida de la Historia de España y de Occidente.

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lunes, 28 de octubre de 2019

TODO LO QUE SÉ SOBRE EL AMOR de Dolly Alderton


Editorial:  Planeta.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 16,90 €
Género: Chick lit.
Nº Páginas: 384 
Encuadernación: Rústica sin solapas con sobrecubiertas.
ISBN: 9788408214359
[Disponible en eBook;
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Autora

Periodista de larga experiencia, Dolly Alderton ha escrito sobre citas y belleza, feminismo y libros, para periódicos y revistas como The Sunday Times, Telegraph, GQ y Marie Claire. Tiene un exitoso pódcast, The High Low, y ha sido elegida por Forbes coo una de las treinta europeas menores de treinta años más brillantes.

Sinopsis


Tan salvajemente divertido y conmovedor como la vida de cualquier veinteañero que crece navegando entre desengaños amorosos y relaciones desastrosas.

La periodista Dolly Alderton se propuso dar cuenta de sus locos veinte años en este divertido libro trufado de amores y desamores, relaciones intensas por Messenger que fracasan en el cara a cara, trabajos precarios y amigos que siempre están ahí. Un novio que acaba saliendo del armario, borracheras que te llevan a cruzar el país en taxis que no puedes pagar, chicos sin redes sociales que se creen Sartre…, escenas todas ellas de nuestra lucha por entender que el amor más intenso e importante es el que sentimos por nuestros amigos y nosotros mismos.

«Casi todo lo que sé sobre el amor lo he aprendido charlando con mis amigas de toda la vida. He aprendido que el amor es júbilo desenfrenado, bailar borracha sobre el fango de un festival de música, los cruces de miradas en un autobús nocturno, los polvos de una noche. Pero también he aprendido que el amor no son las relaciones tediosas, ni las horas de obsesivo seguimiento en Instagram al chico que te gusta, ni los orgasmos fingidos.»

[Información tomada directamente de la web de la editorial]



Bridget Jones. Esas fueron las dos palabras que captaron mi atención. 

Hace unos meses recibía en mi bandeja de entrada un correo informativo sobre Todo lo que sé sobre el amor o, por ser más precisa, Todo lo que sé sobre fiestas, citas, amigos, trabajo, vida, el amor de la periodista británica Dolly Alderton. En el cuerpo del mensaje se hacía referencia a una novela "divertida, salvaje y emocionante como la vida misma", protagonizada por una especie de Bridget Jones de la era milenial y yo, que por entonces seguía soñando con jornadas playeras y noches entre amigos, que maduré al ritmo que marcaban las novelas de Fielding, y que seguía añorando a aquella periodista alocada, miembro de una troupe urbanita, a la que le rompían el corazón con frecuencia, no pude negarme. Me lancé a la lectura con la esperanza de volver a sumergirme en el universo Jones y, aunque es verdad que hay capítulos divertidos y reflexiones interesantes, la lectura no ha sido tan ocurrente, entretenida y amena como esperaba.

Todo lo que sé sobre el amor cuenta la vida de Dolly Alderton, episodios sueltos que avanzan y retroceden en el tiempo para hacer un repaso a toda su existencia. Inicia su aventura en la adolescencia, marcada por algunos cambios de residencia que echaron por tierra todos sus planes. Menos mal que, por entonces Internet era la puerta al paraíso. Podías vivir en el culo del mundo que, habiendo Internet tenías el entretenimiento asegurado. Especialmente cuando nace el Messenger, un Dios virtual, que te franqueaba la entrada a todo un catálogo de chicos con los que hablar y ligar.

De estudiar en un internado pasa a la universidad, una época de fiestas, juergas, sexo y borracheras, con nuevos horizontes virtuales para ejercer el sano ejercicio del ligoteo. Así aparece Facebook, precursor de otras aplicaciones que vendrán posteriormente. Pero la época de estudiante, en la que Dolly llegó a experimentar absolutos desfases que preocupaban a sus amistades, había que dar el salto al mundo laboral, periodo que requería dejar atrás un comportamiento sin rumbo y centrarse en la profesión. Igualmente, de los rollos de una noche, había que dar paso a los novios formales, máxime cuando sus amigas se emparejaban y Dolly se quedaba sin compañía de juergas.

En Todo lo que sé sobre el amor hay de todo un poco. Decepciones, fracasos, fiestas, primeros cigarrillos, amistad, alcohol, sexo, primeros besos, trabajo, familia, primeras citas.... Y por supuesto, amor. Todo lo que puede atañer a  una persona a lo largo de su vida tiene presencia en esta novela pues, en realidad este libro surge como respuesta a todas esas preguntas que su autora se hace en un momento de su vida. Es un retrato vital en el que su protagonista analiza lo vivido hasta el momento, para dejar constancia de lo que ha aprendido por el camino. Pero como la vida misma, no todo será de color de rosa. En esta novela también hay hueco para el dolor, cuando llega la muerte de un ser querido o cuando, por el descontrol de su vida y la necesidad de aceptación, sucumbe ante desordenes alimenticios.

En cualquier caso, la amistad es uno de los puntos fuertes de la novela y sobre este asunto aprenderemos mucho, a través de la relación que Alderton mantiene con Farly, su amiga de la infancia.  Ella será una constante en la vida de la protagonista, tanto para bien como para mal. Vivirán juntas momentos estelares y otros de color gris, pero así es la vida, con sus luces y sus sombras. Lo importante es tener un punto de apoyo que nos ayude a seguir en pie y eso es lo que Alderton encuentra en Farly, de la que dice en los agradecimientos que 'sin su ánimos y su aliento no hubiera escrito este libro'.

Como comenté al inicio de esta reseña, hay capítulos que me han parecido bastante divertidos. Me ríe muchísimo con todo el totum revolutum que origina el nacimiento de Msn Messenger porque, en cierto sentido, y salvando las distancias, me vi identificada. Especialmente en esa sensación de mariposas en el estómago que experimentaba cuando, el tipo que te gustaba, se conectaba. Y ahí te quedabas esperando el momento en el que se dignara a decirte algo. Para combatir su desinterés, se podía echar mano a una serie de trucos que todos hemos utilizado alguna vez.  Con el resto de aventuras de Dolly Alderton, he tenido mis más y mis menos. Que todos hemos sido jóvenes y hemos hecho locuras es una realidad, pero la protagonista de esta historia vive episodios que a mí me ha parecido excesivos y hubo un momento en el que llegué a pensar que, si todo lo que contaba en la novela era real, esta chica estaba bastante mal. En cualquier caso, e insisto, hay capítulos divertidos y otros que me han aportado más bien poco. 

Escrito en primera persona, Todo lo que sé sobre el amor tiene una estructura peculiar, que consigue que leas con mucha agilidad. En paralelo a la narración de las vivencias de la protagonista, encontramos algunos capítulos en forma de decálogos, otros que incluyen consejos, recetas de supervivencia, cartas o listas de ítems a tener en cuenta para enfrentarnos a una situación. El hecho de que el hilo argumental avance y retroceda me desorientó un poco, pues me costaba un tanto ordenar los sucesos de manera cronológica. 

Poco más os puedo decir. Todo lo que sé sobre el amor ha sido una lectura que no me ha convencido totalmente. Quizá porque, al tratarse de un retrato generacional del que me distancia más de una década, no he sentido siempre esa conexión con la protagonista. Es cierto que, a todas las generaciones les preocupa las mismas cosas, que todos pasamos por prácticamente las mismas situaciones, pero el hecho de haber nacido en una época u otra, añade ciertos matices que establecen diferencias. Eso, por no hablar de la personalidad de cada uno. 

Dicho lo cual, creo que Todo lo que sé sobre el amor es una lectura más enfocada a lectores en la treintena. Probablemente ellos se vean más identificados en las aventuras de Dolly Alderton. Y por cierto, la campaña promocional de esta novela habla de un millón de ejemplares vendidos en Reino Unido, veinte traducciones que pronto verán la luz y una adaptación al cine, de la que estaré pendiente. A veces ocurre que la película resulta más atractiva que la novela. 






 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:







viernes, 25 de octubre de 2019

¿TE PUEDO HABLAR CLARO? de Fernando Fabiani

Resultado de imagen de te puedo hablar claro fernando fabiani
Editorial: Aguilar.
Fecha publicación: septiembre, 2017.
Precio: 15,90 €
Género: Humor.
Nº Páginas: 224 
Encuadernación: Flexibook con solapas.
ISBN: 9788403521278
[Disponible en eBook;
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Autor


Fernando Fabiani. Sevilla 1975. Soy licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla y especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Trabajé en urgencias hospitalarias y desde hace 13 años lo hago en un centro de salud. Subido a las tablas de los escenarios desde hace 25 años, a partir de 2003 me hace cargo de la dirección artística de la compañía Los Síndrome y en 2017 dirijo a Manu Sánchez. Experto en coaching. Apasionado de la docencia y la comunicación, imparto cursos de cómo hacer presentaciones creativas y participo en congresos y eventos de ciencia y comunicación. Hago divulgación en redes y allí donde me dejen. Colaboro en la Cadena SER (Hoy por Hoy Sevilla) y Televisión Españols (Saber Vivir). Convencido del poder del humor como herramienta comunicativa. He publicado Vengo sin cita (Aguilar, 2016) y Vengo de urgencias (Aguilar, 2018). Amante del chocolate negro. Y de la vida. ¿Cambiamos el mundo?

Sinopsis

«¿Te puedo hablar claro?» es a la relación médico paciente lo que «tenemos que hablar» a las relaciones de pareja. No presagia nada bueno. Es una de esas preguntas que los médicos nunca deberíamos hacer en una consulta. Igual que otras como «¿y eso cómo ha llegado a ese sitio? », «¿es usted la mujer o la madre? » o «¿para qué sirve un piercing ahí?».

«¿Te puedo hablar claro?» es una pregunta necesaria antes de que abras el libro. Porque no trae buenas noticias. Ojear estas palabras puede ser ya un punto de no retorno. ¿Estás preparado para abrirlo? Puedes dejarlo cerrado y seguir siendo feliz creyendo en los cortes de digestión, evitando andar descalzo para no resfriarte, echando la cabeza para atrás cuando sangras por la nariz o pensando que si algo te pica es que está sanando. O por el contrario, puedes atreverte a leer estas páginas.

Pero, ¿te puedo hablar claro?, este es el libro que tu madre no quiere que leas porque va a tirar por tierra muchos de sus grandes dogmas sobre la salud; y su lectura puede acarrearte acaloradas discusiones con amigos e incluso puede hacer que te expulsen del grupo de wasap de padres del colegio...

Tras el éxito de Vengo sin Cita y Vengo de Urgencias, vuelve Fernando Fabiani (@FernandoFabiani), médico de familia, decidido a hablar claro a los pacientes. Y lo hace más directo que nunca y dispuesto a no dejar mito con cabeza utilizando para ello una herramienta infalible, el humor.

Abre este libro y... ¡que no te cuenten mitos!

[Información tomada directamente del ejemplar]


Pues parece que ya ha llegado el fresquito, ¿eh? Y claro, nos pilla desprevenidos, con sandalias de verano y sin sacar los jerseys. Esos que tienes metidos en fundas al vacío en el canapé de la cama, que cuando sacas la ropa de ahí, está hecha un higo y a ver quién es el guap@ que quita tanta arruga. Pero abrígate hombre, abrígate que vas a coger frío y te vas a resfriar. Ya sabes que, como no te cuides los catarros desde el primer momento, luego se te bajan al pecho y puedes pillar un principio de neumonía. Y en ese caso, solo hay dos caminos, o te hinchas a pastillas, alternando los antitérmicos bajo un férreo control horario o, en última instancia, te tienen que dar un pinchazo porque si no, no se te quita. Que yo creo que, a la larga, una buena inyección es lo mejor porque, con tanta pastilla, tanta pastilla, al final los medicamentos te dejan de hacer efecto. De todos modos, te aconsejo que te tomes todas las mañanas un botecito de esos que venden en los supermercados. Es como un batido riquísimo, que te ayuda cuando se bajan las defensas. Porque ya lo dicen las madres, más vale prevenir que curar. Y en esto de la prevención, es importante que sigas una serie de pautas. A saber, ni se te ocurra beber leche que ya no eres un bebé. Eso sí, tu zumito natural que no te falte en el desayuno. Aunque puestos a beber, no te olvides de tus dos litros de agua diarios. En las comidas principales, un buen vasito de vino es buenísimo para lo que tú tienes. Y si te sienta mal, pues ya te tomas luego un protector de estómago. En fin, que te cuides mucho...

Sí, cuídate mucho pero sin milongas. La sabiduría popular está llena de creencias que hemos ido heredando de padres a hijos. ¿A quién no le ha dicho su madre que una herida estaba curando porque nos picaba? Seguro que todos hemos escuchado eso alguna vez. Incluso se lo seguimos diciendo a los hijos. En cada casa, siempre ha habido un vademecum casero para todo, pero no todo lo que hemos escuchado desde pequeños es verdad.  Así que, después de Vengo sin cita y Vengo de urgencias, dos volúmenes con los que me lo pasé tremendamente bien, Fernando Fabiani regresa con ¿Te puedo hablar claro?, un libro que recoge una selección de muchos mitos que inundan el sector sanitario, y que han sido empleados por nuestras bisabuelas, nuestras abuelas y nuestras madres... Te garantizo que, con solo leer el índice del libro, te vas a sentir identificado y vas a empezar a reírte.

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Lo interesante de este libro no es solo que desmiente ciertas creencias sino que, Fabiani nos explica de dónde proceden, pues asegura que, detrás de cada mito, hay algo de verdad. A su vez, nos da algunos consejos (de los buenos) que nos pueden venir muy bien para esas dolencias habituales que solemos padecer, y nos aclara algunas cosas en las que todos hemos creído a pie juntillas. Porque dime tú, si después de un día de piscina, acabas con los ojos muy colorados, ¿a qué crees que se debe? Seguro que me contestas a que el agua tiene mucho cloro. Pues va a ser que no, fíjate tú. 

Por si esto fuera poco, también mete baza en la profesión sanitaria, alegando que, son los mismos profesionales de la medicina -entre los que él mismo se incluye- los que favorecen a la propagación de este tipo de mitos. En estas páginas, Fabiani desvela algunas cuestiones que, sinceramente, me han dejado muy sorprendida, y hay que reconocerle que ha hecho un ejercicio de honestidad, contándonos con sencillez, lo que podemos esperar o no de nuestro médico de familia, una persona a la que recurrimos para curar nuestros males, pero en la que también queremos encontrar ese apoyo moral que tanto necesitamos cuando nos encontramos mal. Me pareció muy acertado todo lo que Fabiani comentó en la entrevista (puedes leerla aquí). Realmente, hay una parte de empatía en la medicina que tiene un papel fundamental en nuestro proceso de curación.

Como ves, en ¿Te puedo hablar claro? hay capítulos realmente interesantes, en los que el autor nos cuenta cómo se producen los procesos febriles, cómo usar un baño público sin la angustia de que vamos a pillar allí toda clase de infecciones, la verdadera efectividad de los mucolíticos y lo innecesario que resulta comprarse todo tipo de producto que anuncian en la tele. ¿Te puedo hablar claro? es una guía con consejos básicos, escritas con el humor chispeante y fresco al que nos tiene acostumbrados Fernando Fabiani. Y como valor añadido, cuenta con las ilustraciones de David GJ, un complemento perfecto para todo lo que el autor quiere contarnos.

En definitiva, que si quieres pasar un buen rato y encima aprender un poco sobre algunos temas médicos, te aconsejo que le eches un ojo a ¿Te puedo hablar claro? Ya verás lo mucho que te ríes y lo mucho que aprendes.

¡Que no te cuenten mitos!







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:



jueves, 24 de octubre de 2019

JOSÉ CARLOS SOMOZA: 'Sherlock Holmes nos ayuda a tranquilizar nuestra conciencia'

¿Qué tiene Sherlock Holmes que fascina a tantos lectores? ¿Cómo se le ocurrió a Arthur Conan Doyle crear este personaje de vida eterna? Seguramente, el autor nacido en Edimburgo, nunca llegó a imaginarse que su personaje, ese detective meticuloso, intuitivo y perspicaz, podría tener una vida tan larga. De Sherlock Holmes se ha hablado mucho, se ha escrito mucho, y su figura ha aparecido haciendo algún cameo, en alguna que otra novela contemporánea. Pero, ¿existió alguien así? ¿Hubo alguien en la vida de Doyle que pudiera inspirarle para la construcción del personaje? Esta es la pregunta que nos formula el autor José Carlos Somoza en Estudio en Negro, una novela que conducirá al lector a una clínica exclusiva para enfermos mentales, donde reside un enigmático individuo al que todos apodan el Señor X y del que tendrá que ocuparse la joven Anne McCarey.

M.G.- José Carlos, muchas novelas publicadas y muchos premios. En estos casos, cuando uno lleva tanta trayectoria, ¿siente predilección más por una obra que por otra?

J.C.S.- Con las novelas ocurre lo mismo que con los hijos. A todos se les quiere por igual, por muy tópico que suene. Admito que todos son diferentes, y añado que afortunadamente, pero no puedo decir que uno sea mejor que otro. Todos son maravillosos, los creé y nacieron en un momento especial. Lo mismo ocurre con las novelas. Para mí, todas son especiales.

M.G.- Nada más abrir 'Estudio en Negro', el lector se encuentra con el subtítulo 'La trilogía del Señor X'. Es decir, esta novela nace con vocación de continuidad.

J.C.S.- Sí. Actualmente estoy escribiendo la segunda parte. En realidad, empecé a escribir lo que será la tercera parte pero la dejé a un lado porque me faltaba encajar al Señor X en algún sitio. De repente, apareció Anne McCarey y me pareció que su voz era justo lo que necesitaba para introducir al Señor X. Claro, para eso necesitaba una precuela. Es decir, yo empecé la casa por el tejado y fui retrocediendo. Así que, esta novela no es más que la precuela de cómo va a terminar la trilogía. Aunque el protagonista es el Señor X, Anne McCarey ha ocupado un puesto esencial para el desarrollo de la trama y con eso, no contaba antes.

M.G.- Creo que es la primera vez que se enfrenta a una trilogía, ¿cierto?

J.C.S.- Sí, así es.

M.G.- Y le pregunto lo mismo que le pregunto a otros autores. ¿No observa usted, como novelista, que actualmente hay mucha tendencia a sagas?

J.C.S.- Sí, es verdad. En mi caso, estoy contento porque es algo que me han pedido siempre los lectores. A los que les gustó 'Clara y la penumbra' me pidieron una segunda parte. Con 'La dama número trece' ocurrió exactamente igual. Y con otras tantas. Pero eran novelas sobre las que no me apetecía seguir escribiendo. Sin embargo, con el Señor X ha sido distinto. Me apetecía contar esta historia con el suficiente tiempo y espacio para ahondar en los personajes, porque me gustaban mucho. Ese es el motivo por el que me decidí a escribir una trilogía. Para mí ha sido una experiencia maravillosa porque, como tú bien dices, hay muchas trilogías, y es verdad que la mayoría de los autores que hoy debutan, empiezan escribiendo una. En mi caso no, yo me he metido en una trilogía después de escribir muchas otras novelas, y me he metido con verdadero conocimiento de causa. Sé por qué escribo una trilogía, sé que esta historia no podía pedir menos, y sé que los personajes necesitan expandirse por lo menos hasta tres libros.

M.G.- Cuénteme un poco cómo surge la idea de este libro. La novela está dedicada a su padre al que usted le agradece que le diera a conocer el personaje de Sherlock Holmes.

J.C.S.- Con mi padre tuve una relación literaria muy especial. Era un gran lector, de esos que no te recomiendan lo que le gusta en ese momento, sino aquello que cree que debes leer, aunque ya haya pasado mucho tiempo, y su impresión sobre ese libro ya no sea la misma. Gracias a mi padre, aprendí muchas cosas y accedí a muchas buenas lecturas que él me recomendó para conocer qué era la literatura. 

Mi padre me regaló la obra completa de Sherlock Holmes y para mí fue revelador. Así que, a la hora de escribir esta novela, pensé que, si mi padre estuviera vivo, la hubiera disfrutado mucho.

M.G.- Uno de los personajes de la novela es un joven Arthur Conan Doyle. Tomar a un personaje real y meterlo en una novela de ficción, no debe ser fácil. ¿Cómo es ese traspaso de la vida real a la ficción?

J.C.S.- He escrito muchos libros e incluso, una obra de teatro, -'Miguel Will'-, en la que introduzco a Shakespeare y a Cervantes. Así que, como dirían los paraguayos, no tengo drama. No me ocasiona ningún problema. De hecho, cuando cuentas algo de alguien que existe, de inmediato lo conviertes en ficción. Si hablas de tu padre, lo conviertes en el padre que tú crees que es, con lo cual, tu padre desaparece y hablas de la persona que crees que es tu padre y que tienes dentro de ti, como personaje.  Así que, meter a un personaje real no cuesta más que meter a uno ficticio.


M.G.- ¿Y qué tiene Sherlock Holmes como personaje literario que fascina tanto?

J.C.S.- Tiene algo fundamental. Sherlock Holmes divide y racionaliza la vida. Nuestra realidad es un caos absoluto. No entendemos nada de nada, no sabemos ni por qué estamos aquí, de dónde venimos, ni a dónde vamos,... Nada, absolutamente nada. Todos son creencias e incluso algunos matan o mueren por ellas. Sherlock Holmes viene a poner un grano de sensatez en todo ese caos. Él defiende que, contra lo que no podemos conocer, no podemos hacer nada pero, lo que podemos conocer está a nuestro alcance. Como decía, cuando quitas todo lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, tiene que ser la verdad. Esa frase es tranquilizadora. Sherlock Holmes nos ayuda a tranquilizar nuestra conciencia. Aunque todo sea un caos, hay personas cuya inteligencia, les permite separar lo equivocado de lo verdadero, lo erróneo de lo cierto, e ir estableciendo diferencias con la razón para poder hallar la verdad. Eso es lo tranquilizador de Sherlock Holmes. Y curiosamente mi personaje, el Señor X, no es tranquilizador. Él juega a que la razón no lo es todo, sino que hay intuiciones que también son válidas. 

M.G.- En una novela como esta, tan inquietante, con crímenes por resolver, una de las claves fundamentales es mantener la atención del lector, pero ¿qué otros elementos debe tener una novela, más allá de esa atmósfera, para cautivarnos?

J.C.S.- Es fundamental que los personajes estén dispuestos a pertenecer al imaginario del lector. El lector tiene que poder identificarse, al menos, con uno de ellos, para poder gozar realmente de la aventura. Si todos los personajes son incognoscibles y nadie se puede identificar con ellos, raramente vamos a poder disfrutar. 

Las historias no se hacen de tramas, sino de personajes. Cuando uno crea un personaje, está creando un 'alter ego' de nosotros mismos, y puede meterlo en cualquier ruedo, en la guerra civil española o dentro de una nave espacial.

M.G.- Y hablando de personajes, Anne es una joven con mucho sarcasmo. Además acostumbra a dirigirse con frecuencia al lector, como si fuéramos su auditorio.

J.C.S.- Es algo que me pareció interesante y bonito. He escrito muchas novelas, muchas han llegado a lo más alto y se han traducido a muchos idiomas y, sin embargo, nunca he escrito algo con humor. No soy una persona seria, seca o melancólica. Me gusta la ironía y, cuando hablo, a veces recurro al sarcasmo. Pues ninguna de estas habilidades las había puesto en juego en mis novelas, hasta ahora. Me apetecía escribir algo con ese poco de humor que tengo. Pensé que 'Estudio en Negro' podía ser la primera de una serie de novelas en las que apareciera ese humor. Además, ha surgido sin tener que forzarlo, porque Anne McCarey, por su forma de ser, se encargó de ello. Es un personaje fascinante y por eso la quiero tanto.

M.G.- Es muy buena, sí. Y también el Señor X que, supuestamente, inspira a Doyle para construir a Holmes. Me gusta mucho la relación entre ambas. Se podría decir que Anne es la horma del zapato del Señor X.

J.C.S.- La relación entre ambos funciona muy bien y eso augura un buen futuro. Cada uno de ellos le da al otro lo que le falta. A Anne McCarey, le falta la seguridad en sí misma, conocerse mejor y creer en su valía. Es una mujer solitaria a la que la vida le ha dado de lado, y que se siente insegura con respecto a sus valores y sus posibilidades en el mundo. El Señor X le reafirma que esos valores están dentro de ella, y que solo tiene que buscarlos. Nadie tiene que venir a decirle que ella vale. Es ella, la que se lo tiene que decir a sí misma. 

En cuanto al Señor X, todos podríamos pensar que él no tiene nada que ganar. Se recluye en su habitación, está muy seguro de sí mismo, pero hay una escena en la que esa visión cambia. Tiene miedo a ser sacado de su mundo seguro, donde puede controlarlo todo, dominarlo todo con su mente. Salir al exterior lo agobia, así que ellos se complementan porque, Anne ha bregado mucho en el exterior y el Señor X ha vivido siempre en su mundo interior.

M.G.- Las novelas no solo deben entretener. Me gustan las que además nos enseñan algo que desconocíamos. He disfrutado mucho leyendo sobre el teatro de la época, del teatro clandestino, del teatro mental,... Toda esta parte es fascinante.

J.C.S.- Quería crear un mundo en el que hubieran dos polos completamente separados y opuestos, que en el fondo no se diferencian mucho de los históricos. Uno, el polo de la sociedad victoriana, reprimida, clásica que, incluso he exagerado. Por otro, el mundo del teatro, un mundo donde las cosas se sacan fuera de quicio, donde se dan escenas y situaciones que no son victorianos pero hubieran podido serlo. Yo quería plantear esa dicotomía, es decir, mostrar al victoriano como una persona sumida en un mundo de reglas clásicas y rígidas, que de repente va a un teatro, donde se libera del todo. Lo que estaba mal visto fuera del escenario, está bien visto, dentro. 

En parte es como lo que vivimos ahora. Hoy no se puede hablar de nada, todo está políticamente correcto pero luego existe el 'show', ya sea 'reality' o no, que se desborda, que muestra todo aquello desnudo de cabeza a pies, para que la gente se alimente de la sangre que necesita. Y es un poco lo que pretendo mostrar en 'Estudio en Negro', de forma metafórica.

M.G.- La estética de la novela también es muy atractiva. Si abrimos el libro, encontramos programas de teatro, reseñas de las obras. Está muy cuidado.

J.C.S.- Lo hablé con la editorial. Quería que el público se enfrentara a un libro que, además de leerlo, le permitiera recibir información, propaganda de obras de teatro, programas de mano. Es algo que lo planteé adrede porque quería que el libro fuera una apertura hacia un mundo en el que, lo único que tienen los personajes para escaparse es el teatro. 

M.G.- Al hilo de la estética, también resulta interesante la estructura. Creo que usted trabaja mucho las estructuras de las novelas, algo que ya advertí en 'El origen del mal'.

J.C.S.- Sí, mucho. El fondo y la forma son fundamentales para relacionarse entre sí. La forma de 'Estudio en Negro', contada a la vez por Anne McCarey y por un narrador omnisciente y extraño, que se sitúa en un tercer plano, tenía que ser especial.

M.G.- ¿Y qué me dice sobre el título?

J.C.S.- El título es una paráfrasis de 'Estudio en Escarlata', la primera novela de Sherlock Holmes, que Conan Doyle escribió. No es la mejor, pero sí muy interesante, por tratarse además del debut de un joven autor. En 'Estudio en Negro' explicó cómo nació esa novela, aunque es una explicación ficticia.

M.G.- ¿Y cuántas sorpresas nos esperan en el desenlace?

J.C.S.- Muchas y muy grandes, pero mejor no adelanto nada. Algunos lectores me han comentado ya que, hasta el mismísimo final, no te esperas lo que va a suceder. Creo que te va a sorprender. Soy muy amigo de atrapar al lector pero, sobre todo, intento dejar al lector sin respiración en las páginas finales. 

M.G.- Pues me deja con mucha intriga. Estoy deseando acabarlo. Muchas gracias José Carlos por compartir este momento.

J.C.S.- Muchas gracias a ti y espero que el final te sorprenda.


Sinopsis: A finales del siglo xix, a una exclusiva clínica para enfermos mentales en Portsmouth llega contratada una enfermera nueva, Anne McCarey, protagonista y narradora de esta novela.

Anne sobrelleva un pasado doloroso, es poco atractiva y está atada a un hombre violento. En la residencia Clarendon deberá cuidar de un demente, el Señor X. Sin embargo, descubre que este paciente tiene una extraordinaria capacidad adivinatoria y es capaz de descubrir los secretos más ocultos de las personas, y disfruta haciendo pesquisas policiales desde su refugio. 

La relación con Anne es tensa, pues ella se empeña en indagar en su vida; sin embargo, terminan aceptándose. A este dúo se añade el doctor Conan Doyle, que visita la residencia para atender al Señor X. En ese momento, empiezan a ocurrir diversos asesinatos inexplicables en las cercanías de la clínica y el único capaz de resolverlos es el Señor X, enfrentado a Scotland Yard, y a quien únicamente apoyan la enfermera Anne y Doyle.

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