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miércoles, 6 de noviembre de 2019

MUSA (TERROR - 2017)

Año: 2017

Nacionalidad: España.

Director: Jaume Balagueró.

Reparto: Elliot Cowan, Franka Potente, Ana Ularu, Leonor Watling, Christopher Lloyd, Manuela Vellés, Joanne Whalley-Kilmer.

Género: Terror.

Sinopsis: Samuel Solomon, profesor de literatura, no pisa la universidad desde la trágica e inesperada muerte de su novia. Samuel sufre una recurrente pesadilla donde una mujer es brutalmente asesinada a través de un extraño ritual. De repente, la misma mujer que aparece todas las noches en su mente es hallada muerta en idénticas circunstancias a las de su sueño. Samuel se cuela decidido en la escena del crimen para averiguar la verdad, y conoce a Rachel, una joven que asegura haber soñado con el asesinato. Juntos, harán todo lo posible para descubrir la identidad de la misteriosa mujer, sumergiéndose en un oscuro mundo gobernado por las musas que han inspirado a los poetas de todos los tiempos.

[Fuente: Filmaffinity]


El lunes os hablaba de la última novela de José Carlos Somoza, Estudio en Negro. Y hoy, en cierto modo, regreso al autor para comentaros mis impresiones sobre la película Musa, dirigida por Jaume Balagueró. Este largometraje está basado en la novela que Somoza firmó en 2003 y que puso por título, La dama número trece. No la he leído pero, la sinopsis de la cinta me pareció interesante, así que me dispuse a verla. Me ha resultado entretenida sin más, con un guion algo trastabillado.

En la Universidad Trinity de Dublín, imparte clase de literatura y poesía el profesor Samuel Solomon. Escritor afamado, mantiene una relación amorosa y secreta con Beatriz, una de sus alumnas. Llevan más de un año juntos y parecen felices pero, sin motivo aparente, la joven se quita la vida, no sin antes hacerle prometer a su amante que la querrá siempre. El suceso hunde en una profunda depresión a Solomon que abandona la docencia y sucumbe a la bebida. Un año después sigue sin levantar cabeza, aunque su amiga Susan, profesora también de la universidad, intenta ayudarlo. Pero Samuel comienza a tener pesadillas espeluznantes en las que una mujer es asesinada siguiendo un extraño ritual. El sueño se repite una y otra vez hasta que, una noche, descubren en el canal de noticias que se ha producido un asesinato idéntico al que sueña el profesor y la víctima es la joven que Solomon ve en sus sueños. Intrigado, se cuela en la escena del crimen donde se topará con Rachel, otra joven que tiene los mismos sueños que el profesor. Juntos descubren una fotografía y una especie de huevo de mármol con una inscripción. Ambos objetos conducirán a los protagonistas a un club de poetas y lingüistas, y a un grupo de mujeres extrañas y misteriosas. 

Musa cuenta con una trama que comienza con buen pie. De hecho, hasta los títulos de crédito son maravillosos. Detallo lo que me ha gustado. En primer lugar, la historia está relacionada con el mito de las siete musas, esas voces que inspiran a los poetas a construir los versos más hermosos y enigmáticos.  Me parece una idea original que muestra un lado oscuro de la inspiración. También me ha gustado el uso de los sueños premonitorios, algo que se usa con frecuencia en cine y literatura, pero que dan mucho juego. Por otra parte, que dos personas tengan los mismos sueños, añade un plus de intriga a la historia.  Y por último, la ambientación está muy lograda, con una fotografía estupenda que muestra mucho juego de luces y sombras, y contraluces que inquietan; y una banda sonora que acompaña con agrado.

Ahora bien, si hay algo que me molesta especialmente en las películas es la sencillez con la que los protagonistas se cuelan en el escenario del crimen. Por mucha banda policial que haya, por muy inexpugnable que sea el lugar, siempre hay alguna manera de entrar en esas casas donde alguien ha perdido la vida y todo está lleno de sangre y revuelto. No, por favor. No puedo evitar chasquear la lengua cuando me encuentro una escena así. Y, justo a partir de ese momento, tuerzo el gesto. Pero, lo peor en esta película es que el guion me ha parecido algo enrevesado. Bajo mi punto de vista, la historia no se cuenta bien. Entiendo que es difícil adaptar una novela, pero hay detalles que no se deben pasar por alto porque puede pasar lo que me ha pasado a mí, que en algún momento me he sentido perdida y desorientada. Y aunque, poco a poco vas atando cabos, creo que la trama está envuelta en una niebla que no deja ver los detalles con nitidez. He sentido caos en una historia que avanza a trompicones.

Sobre las interpretaciones, bueno, están correctas pero se echa en falta personajes con alma y sangre en las venas. No me ha afectado nada de lo que les ocurre, ni me he inmutado ante su dolor y desgracia. Me ha dejado más bien fría. Como dato anecdótico, el propio José Carlos Somoza tiene un cameo en la cinta. 

La verdad es me esperaba bastante más de esta película. Balagueró ha dirigido mejores largometrajes y mucho más satisfactorios. Creo que al final, uno termina de ver esta película con un montón de dudas sobre el qué y el porqué. Y en cuanto al terror, nulo por completo. No sé, me da rabia porque he leído que la novela está muy bien, pero se ve que hay un abismo entre la adaptación y la historia original. Por lo que he leído de Somoza, acostumbra a construir historias mucho más sólidas, donde todo encaja sin dejar flecos sueltos y los personajes son potentes. Así que, no me pienso quedar con este mal sabor de boca. En cuanto pueda, me lanzo a por el libro. La película, lamentablemente, no merece mucho la pena.






Tráiler:

Puedes adquirirla aquí:

                                       



lunes, 4 de noviembre de 2019

ESTUDIO EN NEGRO de José Carlos Somoza

Resultado de imagen de estudio en negro

Editorial: Espasa. 
Fecha publicación: octubre, 2019. 
Precio: 19,90 € 
Género: Novela negra. 
Nº Páginas: 400 
Encuadernación: Rústica con solapas. 
ISBN: 9788467056365 
[Disponible en eBook; 
puedes empezar a leer aquí]

Autor

José Carlos Somoza (La Habana, 1959). Está considerado uno de los renovadores de la literatura de misterio en castellano. Ha publicado, entre otras, las novelas Silencio de Blanca (premio La Sonrisa Vertical 1996). Dafne desvanecida (finalista del Nadal 2000), La caverna de las ideas (premio Gold Dagger 2002 a la mejor novela de suspense en Inglaterra), Clara y la penumbra (premio Fernando Lara 2001, premio Dashiell Hammett 2002), La dama número trece (2003, adaptada al cine con el titulo Musa), La caja de marfil (2004), Zigzag (2006, finalista del John W. Campbell Memorial en EE.UU.), La llave del abismo (2008, premio Ciudad de Torrevieja), El cebo (2010) y Tetrammeron (2012). También es autor de cuentos y teatro radiofónico (Langostas, 1994) y escénico (Miguel Will, 1997, premio Cervantes de Teatro). Su obra ha sido traducida a más de treinta idiomas. Su última novela es El origen del mal (2018)

Sinopsis

Inglaterra, siglo XIX. La enfermera Anne McCarey, agobiada por la vida en Londres y una relación sentimental tormentosa, acepta el trabajo de cuidar a un paciente en una exclusiva clínica para enfermos mentales en Southsea, en la ciudad costera de Portsmouth. Para alguien con su experiencia, el trabajo no puede ser más fácil.

Pero lo que encuentra no es lo que esperaba: el paciente, cuyo nombre nadie conoce -se llama "señor X"- y al que todos en la clínica temen, posee la rara cualidad de analizar los detalles más nimios y descubrir los secretos más recónditos de las personas que le rodean, incluida, para su desconcierto, la propia Anne.

A este dúo se añade un joven y novato doctor llamado Arthur Conan Doyle. Solo Anne y el doctor Doyle estarán preparados para descifrar los acertijos del enigmático señor X. Y más vale que lo hagan cuanto antes: porque parecen ser la clave de los asesinatos que empiezan a sacudir la ciudad de Portsmouth, con sus delirantes teatros, su inframundo de escenarios clandestinos y espectáculos criminales.

Vuelve el mejor Somoza, con su sentido magistral del suspense, en una extraordinaria novela con toques fantásticos y dos protagonistas cuya original relación no podrá olvidar el lector fácilmente.

[Información tomada directamente del ejemplar]

En 2018 me estrené con la obra del autor cubano José Carlos Somoza. El origen del mal me pareció una novela fabulosa, con una trama que aunaba una buena historia, una pluma exquisita y una estructura trabajada. Por eso, cuando cayó en mis manos Estudio en Negro, no pude más que congratularme, y es que, además, tiene una sinopsis que despertó mi curiosidad al instante. ¿La has leído? No voy a detallar mucho más sobre el argumento, porque la sinopsis es bastante extensa y muy detallada. Estudio en Negro es una novela para dejarse sorprender, para dejarnos arrastrar en la investigación de una serie de asesinatos que van ocurriendo en la localidad costera de Portsmouth, unos crímenes relacionados con una forma de ocio que tendrá gran protagonismo en la obra y sobre la que se profundizará bastante. Como dato curioso para cerrar el resumen de la obra, apuntar que Somoza fabula con el origen del personaje creado por Arthur Conan Doyle, el famosísimo Sherlock Holmes, que utilizaba niños de la calle como ojos y oídos.

La trama, que traslada al lector a la Inglaterra del siglo XIX, avanza de forma lineal, sembrando todo tipo de dudas en el lector, a medida que lo va enredando cada vez más en una historia que sufre un giro colosal en los últimos capítulos. Y así llegaremos a un desenlace donde todo queda atado, descubriéndose la identidad de lo/s asesino/s y la motivación que los mueve. No obstante, os adelanto que, estamos ante una trilogía, tal y como nos comentó el autor en la entrevista que puedes leer aquí, así que, el señor X, cuya identidad quedará pendiente en el aire, volverá a aparecer en próximas entregas. 

¿Y cuáles son los puntos fuertes de la novela? En realidad, acabaríamos antes si nos centramos en los aspectos menos atractivos de la obra -en el caso de que lo hubiera-, ya que en Estudio en Negro todo brilla. Para empezar, la trama es sumamente interesante y aúna varios factores que sin duda amenizarán la lectura. Hay misterio, suspense, algo de humor, asesinatos y crímenes por resolver, personajes enigmáticos, extrañas y poderosas organizaciones, retrato social de la época,... Estos son algunos de los elementos que vas a encontrar en este libro, muchos de ellos propios de la novela negra, tal y como la editorial cataloga la obra. Sin duda, el lector se ve envuelto en una historia en la que siempre flota una sombra de sospecha, amasada gracias a una fantástica ambientación. El lector acompañará a una de las protagonistas principales, Anne McCarey, hasta Clarendon House, la residencia para caballeros con problemas mentales, situada en Portsmouth. Allí, conoceremos a los trabajadores - el doctor Ponsoby; el señor Weedon, el contable; Mary Braddock, la jefa de enfermeras; Susie Trench; la señora Gillespie, la cocinera;...- y también a algunos residentes, de entre los cuales destacará con luz propia el señor X. A la joven le asignan el cuidado de este paciente, un individuo extraño y maniático que provocará mucha incertidumbre en Anne y mucha curiosidad en el lector. Siempre encerrado en una habitación en la que casi nunca entra la luz del sol, Anne tendrá que moverse en la penumbra, lo que generará mucha inquietud en la joven, sensación que traspasará la frontera del papel y llegará a los lectores. ¿Realmente hay una persona sentada en ese sillón que siempre da la espalda a la puerta de entrada? ¿Ese hombre es de este mundo? ¿De dónde procede su extraño poder?

Prácticamente todos los sucesos tendrán lugar en la habitación del señor X y ocasionalmente los hechos se producirán fuera de Clarendon House. No obstante, la misma fabulosa ambientación podemos encontrar en los exteriores, en los lugares en los que se comenten los asesinatos o en diversos tipos de establecimientos a los que Anne acudirá, para tratar de hacer averiguaciones. 

Los personajes también están muy logrados, incluidos los secundarios, a veces definidos por un pequeño rasgo, titubeos o el empleo de alguna muletilla al hablar. Pero de todos ellos, habría que destacar, en primer lugar, a Anne McCarey. En el arranque de la novela, la joven acaba de perder a su madre. Se siente sola, a pesar de que tiene un hermano del que sabremos bien poco y un novio que deja bastante que desear. La muchacha es bondadosa y de buen corazón, cualidades muy apropiadas para trabajar con enfermos y personas desvalidas. En este punto de su vida, quiere cambiar de aires y por eso acepta el empleo en Clarendon House, con la desaprobación de su novio, un marinero de rudas formas y bastante interesado. Obstinada y celosa en su trabajo, la asignación de un paciente tan complicado como el señor X no va a suponer para ella ningún problema. Es más, diría que el enigmático caballero encuentra en la joven, la horma de su zapato, alguien que le pone los puntos sobre las íes y que no está dispuesta a acatar las ridículas normas que su paciente intenta imponer.

Entre ambos personajes se establecerá un tira y afloja, una relación de fuerza que despertará la sonrisa del lector, una unión que se irá fortaleciendo con el paso de los capítulos hasta rayar en... Bueno, lo dejo ahí. Pero lo que no cabe duda es que Anne McCarey es una mujer de principios, una cualidad muy necesaria frente al maniático señor X, raro por fuera y raro por dentro, con un ojo azul y otro rojo, que toca un violín imaginario y que visita un Palacio de Cristal que solo existe en su cabeza. Tan extraño es, -"un brujo", pensarán en Clarendon House-, que ha vivido desde niño en residencias privadas, visitando un total de treinta y cuatro, a lo largo de todo el país, todas costeadas por una familia adinerada que lo ha querido mantener alejado. Pero sus excentricidades son tan incomprensibles que ha llegado a tener ciento treinta y cuatro enfermeras. Algunas hasta se han vuelto locas. Pero, ¿quién es este hombre? Bueno, Somoza juega mucho al suspense con este personaje, dosificando la información que ofrece al lector. En este sentido, debo reconocer que el autor lo hace realmente bien pues, más que ofrecernos datos personales, -quién es, de dónde procede, edad,...-, lo que nos muestra del señor X son sus extraordinarias cualidades. El señor X adivina el pasado e incluso el futuro de las personas que lo rodean. Tiene una 'perspicacia sobrenatural' que confunde a todo el que se acerca a él. ¿Cómo es posible que maneje tanta información de la joven Anne si no la conocía de antes y tampoco sale de su habitación? Otro dato que dejo ahí.

Pero si hablamos de personajes, sería imperdonable dejar atrás al doctor Doyle. Sí, a un joven Arthur Conan Doyle, oftalmólogo del señor X, que se convierte en otro ayudante del misterioso residente, a la hora de resolver los crímenes que se producen en Portsmouth. La presencia de Doyle no es un simple cameo, sino que el doctor alcanza un protagonismo importante, sin cuya presencia, la trama no tendría sentido. Y es la presencia de este personaje el que permite fabular sobre el origen de Sherlock Holmes, un personaje de ficción que Doyle está construyendo en el presente de la novela, y al que el mismo señor X servirá de inspiración.

Y a veces, es posible encontrar otro tipo de personajes en las novelas que no son de carne y hueso. Pues bien, en Estudio en Negro, el teatro bien podría ser uno de ellos. Antes os comentaba que los asesinatos están en cierto modo vinculados con una forma de ocio, es decir, con la representación de obras teatrales. En esta novela, el lector va a aprender mucho sobre el teatro del siglo XIX, más concretamente sobre un tipo de teatro clandestino, por la clase de obra que se representaba, al que Anne llama "escandaloso". Son obras que narran alguna historia escabrosa, en la que se muestran cuerpos desnudos -de adultos y niños-, al que acudían algunos espectadores atraídos por el morbo y la picardía. Pero, por otra parte, también hay lugar para el teatro mental, una forma de representación que 'produce tanto placer, que obliga a las personas que lo contemplan a realizar ciertas cosas'. Un detalle de vital importancia en la trama. Y es que, en esta novela, podemos encontrar numerosísimas referencias a obras de teatro que, hasta donde yo llego, son pura invención del autor, de las que se incluyen programas de mano, reseñas y artículos de opinión, como si hubieran sido publicadas en el periódico local, El Ojo de Portsmouth. Lo que me ha parecido de una genialidad maravillosa.

Y hablar del teatro, me lleva a comentaros la estética de la novela, sumamente cuidada, con la inclusión de recortes de prensa, programas de teatro, fragmentos de cartas, ilustraciones y detalles que denotan una esmerada edición, muy bella y que añade un plus al libro. 

Estructurada en tres partes y con capítulos de extensión media, donde abunda el diálogo, la novela cuenta con unas secciones narradas en tercera persona y escritas en cursiva, para distinguirlas del corpus principal de la obra. De estos bloques, prefiero no comentaros nada para no destripar parte de la sorpresa que la novela encierra. Quizá, e inicialmente, esos bloques te podrán desorientar un tanto pero, no te apures porque, poco a poco, irás encajando las piezas. Eso sí, la voz narrativa principal será la de Anne McCarey. Ella será la encargada de contarnos en primera persona todo lo que le ocurrió trabajando en Clarendon House, y será frecuente que se dirija al lector como si fuéramos su auditorio. Es  una voz cargada de humor, ironía y sarcasmo que, en el cuerpo de la joven, despertará nuestra sonrisa.

Y aquí lo dejo. Como dije al principio, Estudio en Negro es una novela para descubrir desde la primera a la última página. Todo lo que te cuente de más puede estropearte la sorpresa de una trama y unos personajes que van a hacerte disfrutar de una gran lectura.







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:



jueves, 24 de octubre de 2019

JOSÉ CARLOS SOMOZA: 'Sherlock Holmes nos ayuda a tranquilizar nuestra conciencia'

¿Qué tiene Sherlock Holmes que fascina a tantos lectores? ¿Cómo se le ocurrió a Arthur Conan Doyle crear este personaje de vida eterna? Seguramente, el autor nacido en Edimburgo, nunca llegó a imaginarse que su personaje, ese detective meticuloso, intuitivo y perspicaz, podría tener una vida tan larga. De Sherlock Holmes se ha hablado mucho, se ha escrito mucho, y su figura ha aparecido haciendo algún cameo, en alguna que otra novela contemporánea. Pero, ¿existió alguien así? ¿Hubo alguien en la vida de Doyle que pudiera inspirarle para la construcción del personaje? Esta es la pregunta que nos formula el autor José Carlos Somoza en Estudio en Negro, una novela que conducirá al lector a una clínica exclusiva para enfermos mentales, donde reside un enigmático individuo al que todos apodan el Señor X y del que tendrá que ocuparse la joven Anne McCarey.

M.G.- José Carlos, muchas novelas publicadas y muchos premios. En estos casos, cuando uno lleva tanta trayectoria, ¿siente predilección más por una obra que por otra?

J.C.S.- Con las novelas ocurre lo mismo que con los hijos. A todos se les quiere por igual, por muy tópico que suene. Admito que todos son diferentes, y añado que afortunadamente, pero no puedo decir que uno sea mejor que otro. Todos son maravillosos, los creé y nacieron en un momento especial. Lo mismo ocurre con las novelas. Para mí, todas son especiales.

M.G.- Nada más abrir 'Estudio en Negro', el lector se encuentra con el subtítulo 'La trilogía del Señor X'. Es decir, esta novela nace con vocación de continuidad.

J.C.S.- Sí. Actualmente estoy escribiendo la segunda parte. En realidad, empecé a escribir lo que será la tercera parte pero la dejé a un lado porque me faltaba encajar al Señor X en algún sitio. De repente, apareció Anne McCarey y me pareció que su voz era justo lo que necesitaba para introducir al Señor X. Claro, para eso necesitaba una precuela. Es decir, yo empecé la casa por el tejado y fui retrocediendo. Así que, esta novela no es más que la precuela de cómo va a terminar la trilogía. Aunque el protagonista es el Señor X, Anne McCarey ha ocupado un puesto esencial para el desarrollo de la trama y con eso, no contaba antes.

M.G.- Creo que es la primera vez que se enfrenta a una trilogía, ¿cierto?

J.C.S.- Sí, así es.

M.G.- Y le pregunto lo mismo que le pregunto a otros autores. ¿No observa usted, como novelista, que actualmente hay mucha tendencia a sagas?

J.C.S.- Sí, es verdad. En mi caso, estoy contento porque es algo que me han pedido siempre los lectores. A los que les gustó 'Clara y la penumbra' me pidieron una segunda parte. Con 'La dama número trece' ocurrió exactamente igual. Y con otras tantas. Pero eran novelas sobre las que no me apetecía seguir escribiendo. Sin embargo, con el Señor X ha sido distinto. Me apetecía contar esta historia con el suficiente tiempo y espacio para ahondar en los personajes, porque me gustaban mucho. Ese es el motivo por el que me decidí a escribir una trilogía. Para mí ha sido una experiencia maravillosa porque, como tú bien dices, hay muchas trilogías, y es verdad que la mayoría de los autores que hoy debutan, empiezan escribiendo una. En mi caso no, yo me he metido en una trilogía después de escribir muchas otras novelas, y me he metido con verdadero conocimiento de causa. Sé por qué escribo una trilogía, sé que esta historia no podía pedir menos, y sé que los personajes necesitan expandirse por lo menos hasta tres libros.

M.G.- Cuénteme un poco cómo surge la idea de este libro. La novela está dedicada a su padre al que usted le agradece que le diera a conocer el personaje de Sherlock Holmes.

J.C.S.- Con mi padre tuve una relación literaria muy especial. Era un gran lector, de esos que no te recomiendan lo que le gusta en ese momento, sino aquello que cree que debes leer, aunque ya haya pasado mucho tiempo, y su impresión sobre ese libro ya no sea la misma. Gracias a mi padre, aprendí muchas cosas y accedí a muchas buenas lecturas que él me recomendó para conocer qué era la literatura. 

Mi padre me regaló la obra completa de Sherlock Holmes y para mí fue revelador. Así que, a la hora de escribir esta novela, pensé que, si mi padre estuviera vivo, la hubiera disfrutado mucho.

M.G.- Uno de los personajes de la novela es un joven Arthur Conan Doyle. Tomar a un personaje real y meterlo en una novela de ficción, no debe ser fácil. ¿Cómo es ese traspaso de la vida real a la ficción?

J.C.S.- He escrito muchos libros e incluso, una obra de teatro, -'Miguel Will'-, en la que introduzco a Shakespeare y a Cervantes. Así que, como dirían los paraguayos, no tengo drama. No me ocasiona ningún problema. De hecho, cuando cuentas algo de alguien que existe, de inmediato lo conviertes en ficción. Si hablas de tu padre, lo conviertes en el padre que tú crees que es, con lo cual, tu padre desaparece y hablas de la persona que crees que es tu padre y que tienes dentro de ti, como personaje.  Así que, meter a un personaje real no cuesta más que meter a uno ficticio.


M.G.- ¿Y qué tiene Sherlock Holmes como personaje literario que fascina tanto?

J.C.S.- Tiene algo fundamental. Sherlock Holmes divide y racionaliza la vida. Nuestra realidad es un caos absoluto. No entendemos nada de nada, no sabemos ni por qué estamos aquí, de dónde venimos, ni a dónde vamos,... Nada, absolutamente nada. Todos son creencias e incluso algunos matan o mueren por ellas. Sherlock Holmes viene a poner un grano de sensatez en todo ese caos. Él defiende que, contra lo que no podemos conocer, no podemos hacer nada pero, lo que podemos conocer está a nuestro alcance. Como decía, cuando quitas todo lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, tiene que ser la verdad. Esa frase es tranquilizadora. Sherlock Holmes nos ayuda a tranquilizar nuestra conciencia. Aunque todo sea un caos, hay personas cuya inteligencia, les permite separar lo equivocado de lo verdadero, lo erróneo de lo cierto, e ir estableciendo diferencias con la razón para poder hallar la verdad. Eso es lo tranquilizador de Sherlock Holmes. Y curiosamente mi personaje, el Señor X, no es tranquilizador. Él juega a que la razón no lo es todo, sino que hay intuiciones que también son válidas. 

M.G.- En una novela como esta, tan inquietante, con crímenes por resolver, una de las claves fundamentales es mantener la atención del lector, pero ¿qué otros elementos debe tener una novela, más allá de esa atmósfera, para cautivarnos?

J.C.S.- Es fundamental que los personajes estén dispuestos a pertenecer al imaginario del lector. El lector tiene que poder identificarse, al menos, con uno de ellos, para poder gozar realmente de la aventura. Si todos los personajes son incognoscibles y nadie se puede identificar con ellos, raramente vamos a poder disfrutar. 

Las historias no se hacen de tramas, sino de personajes. Cuando uno crea un personaje, está creando un 'alter ego' de nosotros mismos, y puede meterlo en cualquier ruedo, en la guerra civil española o dentro de una nave espacial.

M.G.- Y hablando de personajes, Anne es una joven con mucho sarcasmo. Además acostumbra a dirigirse con frecuencia al lector, como si fuéramos su auditorio.

J.C.S.- Es algo que me pareció interesante y bonito. He escrito muchas novelas, muchas han llegado a lo más alto y se han traducido a muchos idiomas y, sin embargo, nunca he escrito algo con humor. No soy una persona seria, seca o melancólica. Me gusta la ironía y, cuando hablo, a veces recurro al sarcasmo. Pues ninguna de estas habilidades las había puesto en juego en mis novelas, hasta ahora. Me apetecía escribir algo con ese poco de humor que tengo. Pensé que 'Estudio en Negro' podía ser la primera de una serie de novelas en las que apareciera ese humor. Además, ha surgido sin tener que forzarlo, porque Anne McCarey, por su forma de ser, se encargó de ello. Es un personaje fascinante y por eso la quiero tanto.

M.G.- Es muy buena, sí. Y también el Señor X que, supuestamente, inspira a Doyle para construir a Holmes. Me gusta mucho la relación entre ambas. Se podría decir que Anne es la horma del zapato del Señor X.

J.C.S.- La relación entre ambos funciona muy bien y eso augura un buen futuro. Cada uno de ellos le da al otro lo que le falta. A Anne McCarey, le falta la seguridad en sí misma, conocerse mejor y creer en su valía. Es una mujer solitaria a la que la vida le ha dado de lado, y que se siente insegura con respecto a sus valores y sus posibilidades en el mundo. El Señor X le reafirma que esos valores están dentro de ella, y que solo tiene que buscarlos. Nadie tiene que venir a decirle que ella vale. Es ella, la que se lo tiene que decir a sí misma. 

En cuanto al Señor X, todos podríamos pensar que él no tiene nada que ganar. Se recluye en su habitación, está muy seguro de sí mismo, pero hay una escena en la que esa visión cambia. Tiene miedo a ser sacado de su mundo seguro, donde puede controlarlo todo, dominarlo todo con su mente. Salir al exterior lo agobia, así que ellos se complementan porque, Anne ha bregado mucho en el exterior y el Señor X ha vivido siempre en su mundo interior.

M.G.- Las novelas no solo deben entretener. Me gustan las que además nos enseñan algo que desconocíamos. He disfrutado mucho leyendo sobre el teatro de la época, del teatro clandestino, del teatro mental,... Toda esta parte es fascinante.

J.C.S.- Quería crear un mundo en el que hubieran dos polos completamente separados y opuestos, que en el fondo no se diferencian mucho de los históricos. Uno, el polo de la sociedad victoriana, reprimida, clásica que, incluso he exagerado. Por otro, el mundo del teatro, un mundo donde las cosas se sacan fuera de quicio, donde se dan escenas y situaciones que no son victorianos pero hubieran podido serlo. Yo quería plantear esa dicotomía, es decir, mostrar al victoriano como una persona sumida en un mundo de reglas clásicas y rígidas, que de repente va a un teatro, donde se libera del todo. Lo que estaba mal visto fuera del escenario, está bien visto, dentro. 

En parte es como lo que vivimos ahora. Hoy no se puede hablar de nada, todo está políticamente correcto pero luego existe el 'show', ya sea 'reality' o no, que se desborda, que muestra todo aquello desnudo de cabeza a pies, para que la gente se alimente de la sangre que necesita. Y es un poco lo que pretendo mostrar en 'Estudio en Negro', de forma metafórica.

M.G.- La estética de la novela también es muy atractiva. Si abrimos el libro, encontramos programas de teatro, reseñas de las obras. Está muy cuidado.

J.C.S.- Lo hablé con la editorial. Quería que el público se enfrentara a un libro que, además de leerlo, le permitiera recibir información, propaganda de obras de teatro, programas de mano. Es algo que lo planteé adrede porque quería que el libro fuera una apertura hacia un mundo en el que, lo único que tienen los personajes para escaparse es el teatro. 

M.G.- Al hilo de la estética, también resulta interesante la estructura. Creo que usted trabaja mucho las estructuras de las novelas, algo que ya advertí en 'El origen del mal'.

J.C.S.- Sí, mucho. El fondo y la forma son fundamentales para relacionarse entre sí. La forma de 'Estudio en Negro', contada a la vez por Anne McCarey y por un narrador omnisciente y extraño, que se sitúa en un tercer plano, tenía que ser especial.

M.G.- ¿Y qué me dice sobre el título?

J.C.S.- El título es una paráfrasis de 'Estudio en Escarlata', la primera novela de Sherlock Holmes, que Conan Doyle escribió. No es la mejor, pero sí muy interesante, por tratarse además del debut de un joven autor. En 'Estudio en Negro' explicó cómo nació esa novela, aunque es una explicación ficticia.

M.G.- ¿Y cuántas sorpresas nos esperan en el desenlace?

J.C.S.- Muchas y muy grandes, pero mejor no adelanto nada. Algunos lectores me han comentado ya que, hasta el mismísimo final, no te esperas lo que va a suceder. Creo que te va a sorprender. Soy muy amigo de atrapar al lector pero, sobre todo, intento dejar al lector sin respiración en las páginas finales. 

M.G.- Pues me deja con mucha intriga. Estoy deseando acabarlo. Muchas gracias José Carlos por compartir este momento.

J.C.S.- Muchas gracias a ti y espero que el final te sorprenda.


Sinopsis: A finales del siglo xix, a una exclusiva clínica para enfermos mentales en Portsmouth llega contratada una enfermera nueva, Anne McCarey, protagonista y narradora de esta novela.

Anne sobrelleva un pasado doloroso, es poco atractiva y está atada a un hombre violento. En la residencia Clarendon deberá cuidar de un demente, el Señor X. Sin embargo, descubre que este paciente tiene una extraordinaria capacidad adivinatoria y es capaz de descubrir los secretos más ocultos de las personas, y disfruta haciendo pesquisas policiales desde su refugio. 

La relación con Anne es tensa, pues ella se empeña en indagar en su vida; sin embargo, terminan aceptándose. A este dúo se añade el doctor Conan Doyle, que visita la residencia para atender al Señor X. En ese momento, empiezan a ocurrir diversos asesinatos inexplicables en las cercanías de la clínica y el único capaz de resolverlos es el Señor X, enfrentado a Scotland Yard, y a quien únicamente apoyan la enfermera Anne y Doyle.

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