viernes, 29 de enero de 2021

LA MALA LECHE de Henar Álvarez y Ana Müshell

Editorial: Planeta
Fecha publicación: noviembre, 2020
Precio: 15,90 €
Género: novela gráfica
Nº Páginas: 144
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788408234562
[Disponible en eBook;
puedes leer aquí]



Autoras

Henar Álvarez (Madrid, 1984) es una de las voces más visibles del nuevo humor femenino. Además de cómica, tiene un largo recorrido como guionista y presentadora de radio y televisión. Dirigió un programa de radio con Leticia Dolera en La Ser, escribió crónicas feministas en El Confidencial, fue guionista de Hoy por hoy y presentadora de los programas de televisión Likes y Las que faltaban (Movistar +). Actualmente presenta Buenismo bien (Cadena Ser), junto a Quique Peinado y Manuel Burque.

Ana Müshell (Jerez de la Frontera, 1989) es artista e ilustradora. Ha publicado su trabajo en medios como Vogue, GQ y Cinemanía y ha colaborado con Zara, el Museo ABC y Coca-Cola. Ha publicado sus propios fanzines, como Aquí dentro y convivir con las bestias y Sadness Motel. Su primera novela gráfica, Pink Mousse, vio la luz en 2017. Recientemente ha publicado la biografía ilustrada Patti Smith. She has the power (Lunwerg).

Sinopsis

Una novela gráfica sobre los dramas de la vida moderna donde se entremezclan feminismo, maternidad y sexo en clave de un humor irreverente

La expresión «mala leche» generalmente indica que alguien está de mal humor. Su origen se basa en la antigua creencia de que la leche con que se amamantaba influía en el carácter. Nani (alter ego de la cómica Henar Álvarez) es una joven y atribulada madre primeriza que sufre pequeñas explosiones de ira. ¿Los motivos? Un deseo sexual no resuelto, el miedo a la muerte, los machismos encubiertos o el sentimiento de culpa por no ser ni la madre ni la esposa perfecta.

Entre sueños húmedos, camisas de lactancia y chats clandestinos de Telegram discurre esta novela gráfica provocadora y costumbrista, salpicada de humor negro y libre de tabúes.

[Información tomada directamente del ejemplar]



¿Cerramos la semana con una novela gráfica, divertida de leer y amena? Pues dicho y hecho. Abramos la puerta a La mala leche, con textos de Henar Álvarez e ilustraciones de Ana Müshell. Se trata de la primera obra de Álvarez, cómica, guionista y presentadora de radio y televisión. Para que la conozcáis un poco más, podéis ver La puta de la clase, uno de sus monólogos más célebres justo aquí.

La mala leche narra la historia de Nani, el alter ego de Henar. Nani es una joven periodista que trabaja en la redacción de una emisora de radio. Nani, que mantiene una relación estable con su pareja (Néstor), ha sido madre hace algo menos de un año. Desde ese instante, siente que sus necesidades y prioridades han cambiado, y sus miedos y preocupaciones se han intensificado. Tras dar a luz, se le cruza por la cabeza una fantasía sexual, que su pareja beba la leche que sale de sus pechos. Pero él se niega en rotundo, así que Nani buscará a otra persona para cumplir su deseo. El elegido será Gonzalo, un joven de 22 años con el que trabaja, y con el que iniciará una relación clandestina.



El inicio de esta novela gráfica es intenso. En las primeras viñetas veremos a  Nani y Nestor entregados al sexo. Ella le expone su deseo pero a él le siente mucho pudor. Es ahí cuando Nani comienza a plantearse una serie de cuestiones. Estamos ante una obra que aborda el deseo y la sexualidad femenina, teniendo la maternidad como trasfondo de la historia, una narración que quiere mostrar a la mujer como sujeto que desea y no como objeto deseado, como individuo que tiene sus necesidades y que, si no consigue cubrirlas  dentro de casa, lo hará fuera. No importa que el elegido sea un joven que, intelectualmente le aporte poco. Esto fue algo que me llamó la atención y que comentamos en la entrevista (que puedes leer aquí):


❝Al revés, ella ha preferido siempre a tíos cultos, que dan prestigio, con los que se puede tener una conversación. Pero Nani, después de estar complaciendo a toda esa gente, durante toda su adolescencia o incluso en la edad adulta, llega un momento en que, cuando le pide a su novio que cumpla su fantasía sexual, y él no quiere, empieza a plantearse qué ha hecho hasta ahora. Ella se para a pensar y comienza a preguntarse por qué ha estado depilándose para no desafiar las erecciones de señores con pelos en las orejas. Es cuando se cuestionar si realmente no hubiera sido más feliz con un chico musculado porque, para una vez que le pide a su pareja que haga algo por ella, que cumpla su fantasía, él se opone❞


Llena de reflexiones y de preguntas, que toda mujer nos hemos hecho alguna vez, La mala leche está escrita bajo un humor sin remilgos, natural, espontáneo, llamando a las cosas por su nombre, tal y como es la propia Nani. 

De hecho, de este personaje lo que más me ha gustado es una naturalidad, lo cercano que está a la tierra. Es una mujer con muchas dudas e incertidumbres y una significativa tendencia a la tanatofobia. En algún momento, nos va a aparecer un tanto paranoica pero, ¿quién no lo está en algún momento de su vida?

Estructurado en siete capítulos, más un epílogo en el que Henar Álvarez desvela que parte de los hechos son autobiográficos, La mala leche cuenta con las ilustraciones de Ana Müshell en las que predomina el rosa y el negro. La elección de los colores no corresponde a ninguna razón relacionada con el feminismo, sino simplemente a una cuestión estética. 

En definitiva, estamos ante una obra que explora el deseo femenino, pero también la culpa que a veces se instala en nuestro interior, todo ello en una obra gráfica que sirve para descubrir el humor de Henar Álvarez.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

  



jueves, 28 de enero de 2021

LUNA MIGUEL: ❝La memoria o el diario es un género que hay que reivindicar más❞

No acostumbro a leer ensayos. No hago remilgos a ningún género, ni me centro únicamente en la novela. De hecho, soy bastante proclive a la experimentación, a probar cosas nuevas y distintas. Aun así, el ensayo, tal y como lo entendemos desde un punto de vista académico, me cuesta mucho. Sin embargo, la cosa cambia radicalmente cuando me topo con libros como Caliente de Luna Miguel. Me gustaría enseñaros el bloc de notas que he usado como soporte, mientras leía este libro. No lo hago por pura vergüenza, para que no veáis el caos, el desorden y, sobre todo, la letra de gato, que a veces no entiendo ni yo. Pero son páginas y páginas llenas de anotaciones, de reflexiones interesantes, de teorías que desconocía, de alusiones, citas, y nombres. Caliente es un descubrimiento en sí, lo mire por donde lo mire. Es el acercamiento al universo Miguel, a su mundo interior, en el que navego sobre cuestiones que me atañen, pero también es la exploración a otros mundos, un viaje a un sinfín de referencias que han conformado varios caminos a seguir. 

Sexo, placer, deseo, amor, autoexploración, y femineidad son algunos de los temas que giran alrededor de este libro, centrado en la mujer. Fruto de sus investigaciones y lecturas, nace Caliente, el libro más íntimo y personal de Luna Miguel, en el que la autora también nos habla de sus experiencias vitales.

[Fuente: Megustaleer]
Marisa G.- Luna, el ensayo es un género que suele asustar a los lectores. ¿Tú dirías que Caliente es un ensayo al uso?

Luna M.- Más que un ensayo es una especie de memoria. Desde hace un tiempo, suelo hacer una pequeña trampa con todos los textos que escribo, de más largo aliento. Acostumbro a mezclar todos los géneros que, más o menos, sé trabajar. Así que, Caliente podría ser un ensayo, pero también una suerte de novela o incluso una colección de aforismos. Más que nada, a mí me gusta hablar de memoria. Creo que la memoria o el diario es un género que hay que reivindicar más y que, por suerte, se está practicando bastante. Por ejemplo, tenemos Cambiar de idea de Aixa de la Cruz o Los argonautas de Maggie Nelson, memorias donde el autor o la autora también investiga, a propósito del propio tema sobre el que está escribiendo. 

M.G.- ¿Y qué te empuja a escribir este libro?

L.M.- Pues una serie de cuestiones que van entrecruzándose. En 2016 publiqué un ensayito que escribí a los veinticinco años, titulado El dedo. Breves apuntes sobre la masturbación femenina. Tras publicar mi primera novela en Lumen, la editora me comentó que le había gustado mucho aquel ensayo, y me propuso ahondar e investigar más, para escribir algo más largo y más intenso. Aquel ensayo tenía menos de sesenta páginas. Acepté su propuesta, pero no fui consciente de dónde me metía. Para mí, todo el tema de la sexualidad, el cuerpo femenino, el amor y los afectos, siempre han sido cuestiones muy importantes. Pero la forma que había elegido para escribir aquel ensayo no me servía ya. Después de aquel texto, había leído otros libros, había aprendido otra serie de cosas, e incluso la sociedad había cambiado. Recuerdo que leer libros sobre sexo o sobre masturbación en 2015 no era lo mismo que leer sobre estos mismos temas en de 2018, después del movimiento #MeToo, de un montón de debates sobre feminismo, o de una ola de publicaciones enorme sobre todos estas cuestiones. Por eso, cuando en 2019 me siento para reescribir El dedo, me doy cuenta de que tengo que escribir otra cosa porque, además, estoy experimentando un momento vital muy convulso. Así que, empecé a escribir de cero un libro totalmente nuevo, investigando mucho sobre sexo, cuerpo y afectos, y narrando mi propia historia, que abarca como unos cuatro o cinco meses de mi vida.

M.G.- Leo en tu libro que la masturbación femenina ha estado muy perseguida. De esta práctica se dijo que era un pecado atroz, una autocontaminación y un hábito fatal.

L.M.- Basta con mi mirar algún manual de sexualidad del mismo siglo XIX, para darte cuenta de esa persecución. Eso por no hablar de todas esas leyendas sobre la masturbación, que metían miedo con frases como si te masturbabas mucho te quedas ciego, o te salen granos... Eran mitos e historias que solo pretendían culpabilizar a los jóvenes, que empezaban a explorar su cuerpo. 

M.G.- Nací en el 70, así que, no recibí ningún tipo de educación sexual, ni en los centros educativos y en el seno familiar. Pero hoy, por suerte, las cosas han cambiado mucho. De todos modos, leo en tu libro que, incluso hoy, hay muchas chicas jóvenes que siguen sintiendo vergüenza por el sexo, que tienen miedo al orgasmo. 

L.M.- Los nacidos de los 90 en adelante, cuentan con otras herramientas que no tenían las generaciones anteriores, pero eso no quiere decir que todos los jóvenes de hoy las tengan a su alcance o las usen. Ahora que hablamos de la liberación de la mujer a través del Satisfyer, da la impresión de que solo nos podemos sentir realizadas gracias a ese juguete sexual. Pero hay que pensar que hay muchas personas, de distintos ámbitos sociales, que no tiene dinero para comprarse ese objeto, o que no tienen un grupo de amigas o familiares, en el que puedan hablar libremente de todas estas cuestiones. No podemos pensar que unas circunstancias de privilegio es una circunstancia común. Yo me considero una privilegiada porque he podido leer mucho, investigar mucho, y dedicar tiempo a escribir sobre estas cosas, pero no todo el mundo ha tenido estas oportunidades. 

Una de las cosas importantes del momento en el que vivimos actualmente es que, ante toda esa vergüenza, prejuicios y leyendas urbanas, ahora tenemos muchas más herramientas para tirar abajo los tabúes y para experimentar con nosotras mismas. 

M.G.- Haces referencia a las opiniones y escritos de Cristina Morales que hablan mucho de la vergüenza. Incluso tú confiesas que, ante algún cuadro de Balthus, has sentido cierto pudor. La palabra vergüenza está muy presente a lo largo de todo el libro, flota constantemente sobre las páginas de Caliente. 


[El cuarto. Balthus, 1954]


L.M.- Sí, de hecho, cuando terminé el libro y se lo pasé a algunas amigas cercanas, a mi agente y a mi editora, algunas me propusieron titularlo «Vergüenza». Por un tiempo, me planteé llamarlo así, pero me di cuenta que esa palabra tenía connotaciones muy negativas. Así que no me servía porque yo había luchado por desprenderme de todo lo negativo para escribir un libro que fuera feliz y con un pequeño halo de esperanza. Pero es verdad que la vergüenza lo sobrevuela constantemente porque, precisamente, el verdadero trabajo de la propia narradora es quitarse esa vergüenza, para poder encarar ciertos temas de manera totalmente abierta y sincera.

M.G.- Aparte de la masturbación femenina, también se habla de los genitales femeninos. Una parte del libro habla del clítoris y también de la ablación, esa práctica tan horrenda, que obliga incluso a operaciones para su reconstrucción. Luna, la mujer occidental de países desarrollados, la mujer del día a día, no está en absoluto concienciada con esa problemática, ¿verdad?

L.M.- No (rotundo). No estamos concienciadas. Antes te decía que estamos equivocados al pensar que la problemática de la vida sexual femenina está resuelta en este siglo XXI, porque nos han dado la posibilidad de comprarnos ciertos juguetes eróticos. Eso no es real, y además nos hacen caer en una especie de torbellino capitalista. No estamos más empoderadas porque usemos un Satisfyer. Y como no nos conocemos a nosotras mismas, en nuestro contexto, cómo vamos a conocer lo que pasa a kilómetros de distancia de nosotras, o incluso cerca, pero en culturas y comunidades que ni entendemos, ni aparecen en la prensa.

Todo lo relativo a la ablación lo asociamos a ciertos reportajes de televisión que aparecen muy cuando en cuando, y que te muestran esa problemática como si estuviera ocurriendo en otro planeta. 

M.G.- Partimos de la base de que cada uno puede hacer con su cuerpo lo que quiera y someterse a las cirugías que considere oportunas. Pero, ¿qué les pasa a algunas mujeres que piensan que sus órganos genitales son tan feos que tienen que hacerse  una labioplastia, con las consecuencias que eso acarrea? 

L.M.- Todo es fruto del desconocimiento. En el libro recojo una anécdota que explicó María Hesse, en relación a su libro El placer. Para poder pintar vulvas, Hesse tuvo que pedir a sus amigas que le enviaran fotos de sus órganos genitales. Con ello, María pretendía tener un catálogo mucho más fiable que el que nos muestra el porno. En pornografía, vemos genitales femeninos muy concretos, muy trabajados, muy operados y dispuestos de una manera muy concreta. Por otra parte, la mayoría de los libros de Conocimiento del medio de hoy en día tampoco muestran la vulva. Es más, recuerdo una polémica que se produjo en Francia hace un par de años, con respecto a unos libros en los que se veía un pene perfectamente representado, pero la vulva, no. Aquello ocurrió en 2018 y se formó un revuelo muy grande en la prensa francesa porque las niñas francesas podían ver un pene tal cual, pero no una vulva. 

Todo esto está directamente relacionado con lo que estamos hablando. Si a un niña pequeña le dices que no hable de lo que tiene ahí, que no toque ni mire lo que tiene ahí, y si en los libros tampoco lo puede ver,  si a lo único a lo que pude acceder circunstancialmente es a una imagen pornográfica de una mujer operada y depilada al extremo, a lo mejor va a pensar que lo que tiene entre las piernas es rarísimo, es feísimo y va a querer cambiarlo.

M.G.- Pues sí. Y otra cuestión que abordas en el libro es el amor plural. Yo siempre he pensado que el hombre y la mujer no son monógamos por naturaleza. Las relaciones son cíclicas y la idea de una relación para toda la vida es una cuestión social. Ahora bien, lo que jamás me había planteado es que se puede amar a más de dos personas a la vez.

L.M.- Sí, es algo que me interesa y sobre lo que he leído mucho. Siempre me ha parecido fascinante que una de mis escritoras favoritas, Anaïs Nim, pudiera estar casada con su marido y, al mismo tiempo, tener relaciones con amigos o amigas. A mis dieciséis años, cuando empiezo a leer sus obras, me parecía que todo aquel despliegue de amores era una locura.

Ahora vivimos en una época en la que, no sé si estamos experimentando grandes cambios pero, al menos, sí estamos obteniendo grandes herramientas para repensarnos. Tenemos la oportunidad de leer a Gabriela Wiener, a Brigitte Vasallo y otras muchas teóricas de lo que se suele llamar poliamor, u otras formas de relación afectiva. Hasta ahora, todas esas teorías estaban un poco silenciadas, aunque son más viejas que la humanidad. Ahora podemos dar pasos hacia delante. No sé exactamente si todos estos modelos son sostenibles o no. Tampoco sé si lo es esa concepción que tenemos de la monogamia. Muchas veces la gente me pregunta si creo que el poliamor es la respuesta a todos los males de la monogamia. Mi repuesta sería que no, pero que la teoría del poliamor podría ayudarnos a entender qué estamos haciendo mal, qué nos duele, cómo nos sentimos cómodos. No creo que se sea monógamo o poliamoroso. Creo que, en todo caso, se está en un tipo de relación o en otra, pero no se es per se.

M.G.- Caliente está plagadísimo de referencias literarias, de citas, de alusiones, reflexiones de otras escritoras y escritores. Todo eso está combinado con tu experiencia personal. ¿No te costó ningún trabajo exponerte así?

L.M.- En realidad, estoy acostumbrada a desnudarme, tanto en mi poesía, como en mis novelas. No sé si eso es un defecto o una causa de haber tenido redes sociales desde adolescente. Recuerdo la época de Fotolog, donde a lo mejor me seguían diez amigos del instituto. Allí yo ya contaba mi día a día, ya subía fotos. Quienes hemos hecho un determinado uso de las redes sociales como diario personal, perdemos el miedo a mostrar ciertas cosas. Además son cosas que quiero mostrar voluntariamente. Expongo mi experiencia porque puede ayudar a explicar algo que no está suficientemente explicado en la literatura que he leído, y cuyos detalles podrían facilitar el entendimiento de ciertas líneas de pensamiento que están ahora en boca de todos. Por eso digo que este ensayo, estas memorias, no es un texto sobre el poliamor, ni intento explicar las bases de ciertas maneras de relacionarse más allá de la monogamia, sino que yo cuento cómo ha sido mi coqueteo con esa experiencia, sin sentar cátedra, sino contribuyendo con mi testimonio.

M.G.- La inmensa mayoría de las referencias son femeninas. Alguna vez aparece el nombre de algún hombre. ¿Es complicado que un hombre aborde con objetividad el deseo femenino?

L.M.- He encontrado pocas lecturas firmadas por hombres. En este caso, me gusta remitirme al Premio Bad Sex Award, los premios al peor sexo, que se entregan irónicamente a escritores cada año. Generalmente, los más nominados y los más premiados suelen ser hombres hablando de sexo. Se premia la peor escena sexual de la literatura de cada año. Sin embargo, también creo que hay narradores que trabajan muy bien la feminidad. Por ejemplo, en España tenemos a Gonzalo Torné y en Estados Unidos a Jeffrey Eugenides. La trama nupcial o Las vírgenes suicidas hacen un retrato muy chulo de la feminidad.

En cualquier caso, a mí me interesaba hacer un árbol genealógico de escritoras. Creo que es lo que nos falta. Hay miles de referencias al deseo y al erotismo, desde Ovidio, hasta Catulo, pasando por el Marqués de Sade. Si hubiera querido hacer un mapa del erotismo trabajado desde los nombres masculinos, habría caído en los nombres de siempre. De hecho, en algunos caigo, pero hacía falta también mostrar el mapa de esos nombres femeninos que, normalmente no salen a la luz cuando hablamos de todas estas cuestiones.

M.G.- Y hablando de autores y autoras, también podemos hablar de lectores y lectoras. Te he escuchado en varias entrevistas incidir mucho en la palabra lectoras. ¿No te llega feedback de lectores?

L.M.- Tengo muchos lectores, lo que pasa es que la mayoría son lectoras. No me importa utilizar el femenino para referirme al conjunto. Creo que es algo bonito, y un homenaje a ellas. Si te pones a mirar las estadísticas, la mayoría de mis seguidores en redes sociales son mujeres. Es más difícil medir qué porcentaje de mujeres o de hombres leen mis libros, pero es cierto que creo que mi discurso llega mucho más a las mujeres. Tampoco es tan raro, teniendo en cuenta que, solo en España, la mayoría de los lectores son mujeres. Por eso hablo de lectoras porque creo que esa palabra representa mucho mejor el grupo de personas que me leen, sin rechazar al lector masculino porque, evidentemente lo necesitamos. Él también tiene que hacer un esfuerzo al leer a todas esas mujeres de las que, sin duda, aprenderá muchísimo.

M.G.- Aprender mucho, segurísimo. De hecho, yo he aprendido un montón. He estado leyendo tu libro, con el ejemplar en una mano y el móvil en la otra, buscando información constantemente. Creo que ese es el mejor modo de leerlo, dejándose llevar por todas esas referencias que vamos encontrando, e indagando y buscando más información. 

L.M.- Me gustaría pensar que quien se acerque a Caliente va a aprender cosas. La mayoría de mi familia se dedica a la enseñanza. A veces pienso que, cuando escribo, se me pone cara de profesora. Dar bibliografía a los demás es apasionante. Cuando has aprendido algo, lo compartes con otra persona, esa persona se interesa y eso da pie a una conversación, es algo que me apasiona. Me encantaría que la gente, después de leerme a mí, se olviden de mi libro y se interesen por otras muchas lecturas que menciono.

M.G.- Luna, en el libro reproduces una serie de encuestas que has hecho a otras mujeres, sobre deseo, amor, sexo. Me gustaría saber cómo se han desarrollado esas entrevistas.

L.M.- Fue muy sencillo. Hice un cuestionario tipo muy básico, pensando que no me aportaría tanto como al final sí ha sido. Primero se lo pasé a personas cercanas, pero me di cuenta del jugo que podía dar un cuestionario así, con preguntas como ¿cuándo empezaste a masturbarte?, ¿sentiste pudor?, ¿qué referentes tienes?, ¿con quién hablas de estos temas? Así que, a través de redes sociales hice una llamada. Empecé a recibir muchísimas respuestas de muchas mujeres españolas o latinoamericanas. Me llegaron como unos doscientos mails, algunos con respuestas muy escuetas y otros larguísimos. Fue muy complejo recibir respuestas de menores de edad, que te contaban intimidades muy difíciles. Eran testimonios que debían de contar a un adulto, a su madre o a su hermana. Recibí también respuesta de mujeres trans. Una de ellas me contó su transición. Fue tantísima la información que daría para recopilarla en un libro

M.G.- Que menciones a las mujeres trans me da pie para confesarte que, a veces, me pierdo con tanta etiqueta. Leyendo tu libro he tenido que buscar algunos conceptos como la conducta queer. ¿Tú no crees que el empleo abusivo de tanta etiqueta es contraproducente?

L.M.- Mira, esto es muy interesante. En el libro hay una sección que habla, precisamente, de la etiqueta «literatura femenina». Las etiquetas son necesarias en un momento, para señalar y mostrar, para señalarse y mostrarse. El problema aparece cuando esas etiquetas dejan de ser un modo de visibilización y se convierten en un método de separación. Hay una serie de etiquetas que antes convivían pacíficamente porque la lucha era común pero ahora, como ya están muy asumidas, al menos en algunos ámbitos, se pueden convertir en una carga, en algo que nos separe, nos pelee, e incluso puede ser utilizado en nuestra contra por el machismo, por el patriarcado, o por la extrema derecha. Con las etiquetas, debemos ser muy cuidadosos. No debemos negarnos a ponernos las etiquetas que necesitemos para mostrarnos, para contar una realidad que no está representada, pero también debemos ser cuidadosas y no permitir que los abusadores de siempre, aquellos que quieren vernos calladas, utilicen todas estas herramientas para eso, hacernos callar.

M.G.- Luna, me llevaría hablando contigo mucho más tiempo. Se me han quedado muchas preguntas en el tintero, pero no quiero robarte más tiempo. Muchas gracias por atenderme y felicidades por este libro que, para mí, ha sido todo un descubrimiento.

L.M.- Me alegro que te haya gustado. Gracias.


Sinopsis: Luna Miguel brinda en Caliente su narración más íntima sobre el deseo, el amor plural y la creación literaria; iluminadoras entrevistas en torno al placer y el autoplacer, y una lúcida lectura de una larga estirpe de escritoras que lo arriesgaron todo en su literatura, como Louise Glück, Cristina Morales, Annie Ernaux, Marina Tsvietáieva, H. D., Renée Vivien o Chris Kraus. Con «inteligencia y provocación» (Zenda), la autora «se impone "decir con rabia todo lo que no debo"» (El Cultural de El Mundo), y así, por medio de confesiones, reflexiones y citas, sin respiro, audaz y reveladora, vuelve a tocarnos con su mejor obra hasta la fecha.



miércoles, 27 de enero de 2021

NO MATARÁS (THRILLER - 2020)

Año: 2020 

Nacionalidad: España

Director: David Victori

Reparto: Mario Casas, Milena Smit, Joaquín Caserza, Victor Solé, Elisabeth Larena, Fernando Valdivieso, Albert Green, Andreu Kreutzer

Género: Thriller 

Sinopsis: Dani, un buen chico que durante los últimos años de su vida se ha dedicado exclusivamente a cuidar de su padre enfermo, decide retomar su vida tras la muerte de éste. Justo cuando ha decidido emprender un largo viaje, conoce a Mila, una chica tan inquietante y sensual como inestable, que convertirá esa noche en una auténtica pesadilla. Las consecuencias de este encuentro llevarán a Dani hasta tal extremo que se planteará cosas que jamás habría podido imaginar.

[Fuente: Filmaffinity]


El próximo 6 de marzo se celebra la gala de los Goya en el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga, presentada por Antonio Banderas y Marías Casado. Será un evento muy distinto al de años anteriores, en el que se adoptarán todas las medidas de seguridad, como se anuncia en la web. Seguro que nos resultará extraño ver a los asistentes, con sus mejores galas, y luciendo curiosas y conjuntadas mascarillas, como nuevo complemento. De tal guisa vimos a los asistentes a los Premios Forqué, el pasado 16 de enero. Así que, a un mes vista, durante las próximas semanas trataré de hablaros de las películas candidatas para los Goya, entre las que destacan Adu, Las niñas, La boda de Rosa, Sentimental, y Ane, como Mejores Películas.

Pero hoy vengo a hablaros de No matarás. Dirigida por David Victori (El Pacto, 2018; que no me gustó absolutamente nada), y protagonizada por Mario Casas y Milena Smit, este thriller me ha sorprendido mucho más de lo que esperaba.

Daniel (Mario Casas) es un joven que convive con su padre enfermo. El hombre lleva postrado en una cama desde hace unos cuantos años. Está conectado a una serie de máquinas y, para ocupar el tiempo, juegan a partidas de ajedrez. Tras regresar de comprar tabaco, Dani encuentra a su padre sin vida. Es hora de cerrar un capítulo, de reorganizar su tiempo y de romper su rutina. En los últimos años, la vida del joven se ha centrado en su trabajo en una agencia de viajes y en las horas cuidando a su padre. Dani no parece tener vida social. No es como su hermana Laura, abogada en un importante bufete en el que tiene que echar muchas horas extras y trabajar incluso por las noches. Dani es el que se ha encargado siempre del padre, mientras la hermana se centraba en su trabajo, el que tiene ahora que hacer frente al vacío que deja su padre en la casa. Laura sabe que su hermano es el que más ha pringado, así que le hace un regalo. Le compra un billete de avión Around the World, para que se aleje de la ciudad, y cumpla su sueño de dar la vuelta al mundo. Pero Dani, tantos años dedicado a lo mismo, tan solo, siente miedo, no lo tiene muy claro, es un viaje excesivo para él. Sin embargo, tras vaciar la casa de las pertenencias de su padre y encontrar un mensaje de este en el interior del tablero de ajedrez, se lo piensa mejor. Pero una noche, ante una jugosa hamburguesa de un restaurante cercano, justo cuando va a comprar el primer billete de avión rumbo a Berlín, conoce a Mila (Milena Smit), una joven muy distinta a él. Y a partir de ahí, todo lo que ocurra será brutal.

No matarás explora las vicisitudes del destino, cómo pude cambiar la vida de una persona de un segundo a otro, adentrándose en una espiral de destrucción que transforma por completo al individuo. Dani pasará de una vida sosegada y tranquila, en la que todo se reducía a trabajo y casa,  a unas horas de absoluta locura, donde los sucesos se precipitan a velocidad de vértigo. 

Dani como personaje es lo que se dice una buena persona. Es un buen hijo, siempre pendiente del padre los años que ha hecho falta, sin pensar en sí mismo. Es un buen hermano, permitiendo a Laura centrarse en su trabajo, y haciéndose él cargo de todo. Y también es un buen compañero de trabajo, haciendo favores a los demás. Parece que nunca ha pensado en sí mismo, y por el camino ha dejado muchos sueños truncados. Es hora de empezar a vivir, pero la vida le pone una dura prueba. ¿En qué llegará a convertirse para salvar el pellejo? Ni él mismo se lo cree, al contemplarse en los reflejos que le devuelven el rostro de un desconocido.

El personaje está interpretado por Mario Casas. Imagino que habré dicho más de una vez que no es un actor que me convenza. Sin embargo, debo reconocerle que cada vez vocaliza mejor y encarna personajes más interesantes (Hogar, El fotógrafo de Mauthaussen o Bajo la piel de lobo). En No matarás, borda su papel, así que, querido mío, formateo mi opinión de aquellos tus primeros años y reconozco que me estás llevando al huerto. No me defraudes. En esta película, Casas se tiene que meter en la piel de un joven introvertido, apocado, falto de espíritu, temeroso, aturdido, al que todo lo que se sale de su círculo más íntimo le queda grande. Ni fuma, ni bebe, ni va con malas mujeres. Cuando conoce a Mila, su vulnerabilidad se multiplica. Se muestra receloso, cohibido e incómodo ante una mujer que es un auténtico huracán, una tempestad de olas de seis metros y un viento endiablado. Mila se lleva por delante a Dani, hace con él lo que se le antoja, impone y manda. Es una joven vital, alocada, impetuosa e incontrolable. Vive en un loft de luces rojas y neones de colores, donde una pintada en la pared, en la que se lee Wellcome, te da la bienvenida al infierno. Trabaja en un estudio de tatuajes y, por su aspecto, -pongamos etiquetas-, parece ser un poco underground. Pálida, extremadamente delgada y con un cuerpo que denota a lo que se dedica, consigue llevar a Dani hasta el límite

Interpretada por Milena Smit, no conocía a esta actriz. Busco y encuentro que no tiene trabajos. Leo que no se dedicaba al cine y que la encontraron por Instagram. Pues menudo descubrimiento, porque la chica otorga frescura a su personaje, espontaneidad, naturalidad y desinhibición. Está como una puta cabra y todo se la trae el fresco. Provocadora, desafiante y agresiva, Smit explota el carácter de su personaje con absoluta precisión.

La banda sonora de esta película es intensa y ostenta gran protagonismo. El tema principal se titula Me matarás, de Macaco y Babi. El resto de temas, muy potente, electrónica y machacona.

Me ha gustado muchísimo la dirección de este largo. Arranca con un plano secuencia -habrá más-, de unos cuatro o cinco minutos, lo que duran los créditos, y que sirve para introducir la escena de la que parte toda la historia. Posteriormente, en los momentos más álgidos, la cámara no corre, ¡vuela! (y nunca mejor dicho; cuando veáis la película, lo entenderéis). El objetivo de la cámara entra en un baile delirante para seguir los pasos de los personajes. La desquiciante acción requiere un rodaje movidito, pero también es verdad que, tanto movimiento, a veces marea. 

No matarás incomoda en los primeros compases. El encuentro entre Dani y Mila es extraño. El espectador va a sentir lo mismo que el joven, una sensación abrumadora por la insistencia de Mila. Posteriormente, Dani no hace más que meterse en un lío tras otro. Cuando parece que todo se va a solucionar a su favor, fuerza los hechos hacia una dirección equivocada. Agobia, acelera el corazón, no podemos aguantar sentados en el sillón. Todo se desmadra, es una auténtica locura, los hechos escapan del control de los personajes, hay rabia, ira, venganza. La fatalidad está a punto de caer como una espada de Damocles, lo vemos venir,  pero no importa. Que acabe esto ya, que huya, que se vaya y a mí que me traigan una infusión, una tilita para calmar mis nervios. 

Con una introducción y un nudo bastante bueno, llegamos a un desenlace que podría haber estado mucho mejor. Hasta el momento, el guion ha danzado por la fina línea de la verosimilitud, salvando todos los obstáculos. Ahora bien, el final se produce en un lugar al que no es tan fácil acceder como se nos muestra en la película. Ni por asomo, podríamos entrar en ese lugar como lo hace Dani y eso, ¡ay! me ha desbaratado un tanto la buenísima impresión que iba cosechando de esta peli. En cualquier caso, el desarrollo previo es tan intenso que merece la pena. Máxime cuando la cinta cierra con un primer plano final brutal, que me gustaría saber cómo han rodado. Dura más de un minuto y me resulta hipnótico.

No matarás es candidata a Mejor Actor Protagonista (Mario Casas), Mejor actor revelación (Fernando Valdivieso), y Mejor Actriz Revelación (Milena Smit). En la primera categoría, Casas compite con Javier Cámara por Sentimental, Ernesto Alterio por Un mundo normal y David Verdaguer por Uno para todos. No sé yo esa pugna cómo estará. De los cuatro, y en esa categoría, En esta categoría, tan solo Cámara se ha llevado un Goya anteriormente. Dos, en realidad. Veremos a ver si la suerte sonríe esta vez a otro contrincante. En cuanto a Milena, le toca medirse con Jone Laspiur por Ane, Paula Usero por La boda de Rosa, y Griselda Siciliani por Sentimental. En marzo lo sabremos.

Con un personaje que se va metiendo cada vez más en la boca del lobo, y a pesar de esa pega en el desenlace, admito que No matarás, un título que hace alusión al quinto mandamiento, me ha gustado mucho. La tensión palpita, el ritmo es frenético, asfixia, ahoga, te deja sin aliento.  Yo que tú, no me lo pensaba.



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martes, 26 de enero de 2021

JUANA CORTÉS AMUNARRIZ: ❝Hay muchos jóvenes que desconocen lo que ETA significó para España❞

Hay novelas con las que conectas de inmediato. A veces es suficiente una cubierta atractiva, o un título inquietante, o una sinopsis interesante. Son los primeros reclamos que autores y editoriales ofrecen al lector. Y en otras ocasiones, basta con una temática concreta. ETA, como trasfondo de una novela, siempre me ha atraído. Me pasa con la banda terrorista lo mismo que con los conflictos bélicos, con la guerra civil española o la Segunda Guerra Mundial. Conocer esas historias personales, en las que hombres y mujeres tienen que seguir con su vida, en una situación convulsa, despiertan siempre mi interés. Por eso sabía que Los ausentes, la última novela de Juana Cortés Amunarriz me iba a gustar.

ETA tiñó de luto este país durante muchos años.  Fueron décadas negras en las que más de ochocientas personas perdieron la vida. Los que tenemos una edad, contamos en nuestro imaginario con instantáneas que reflejan los muchos y cruentos atentados que perpetró la banda. Coches-bomba, tiros en la nuca, secuestros,... fue su modus operandi. Por otro lado, el Cuerpo Nacional de la Policía, la Guardia Civil y la Ertzaintza trataron de poner freno a tanta violencia. Pero, ¿qué ocurriría si, frente a un atentado, un civil actuara por su cuenta? ¿Si devolviera la violencia con violencia? ¿Si actuara de un modo inesperado? Es lo que vamos a encontrar en Los ausentes. ETA secuestra al marido de Leire, pero ella no se quedará de brazos cruzados. 

Hace unos días hablamos con la autora. Ahí va nuestra conversación.  

©José A. Cortés Amunarriz
Marisa G.- Juana, mirando tu biografía, veo que estás muy premiada en el género de relato. Si no me equivoco, Los ausentes es tu segunda novela para adultos, ¿no?

Juana C.- En realidad, es la tercera. En 2009, publiqué Memorias de un ahogado, una novela que publiqué con una editorial ya desaparecida. Y luego, en 2015, gané el Premio Tiflos con Las sombras

M.G.- También escribes para jóvenes y para niños. Y fíjate que, después de leer esta novela tan dura, me cuesta un poco imaginarte escribiendo historias dulces.

J.C.- Eso me lo dice mucha gente.  Toco muchos palos y todos son muy distintos. A pesar de los relatos y las novelas, nunca he abandonado el infantil-juvenil. Es un género que me gusta mucho, y con el que también he ganado algún premio. Creo que mis libros infantiles son muy bonitos y, por supuesto, no tienen nada que ver con esta novela. 

M.C.- Se debe tener mucha flexibilidad narrativa para adaptarse a un género u otro, imagino.

J.C.- Mucha, mucha. La forma de escribir es totalmente distinta. Con el infantil-juvenil utilizo mucho el humor y me gusta usar emociones como la dulzura y el optimismo. A los niños hay que cuidarlos y facilitarles buenos estímulos. Creo que mi literatura infantil es muy reconfortante.

M.C.- Bueno, centrándonos en Los ausentes, esta novela trata sobre ETA, sobre esos últimos años de la lucha. Es un tema que a mí me apasiona. En los últimos meses, he podido leer varias novelas sobre este conflicto político-terrorista. Cada autor tiene sus propias motivaciones. Me gustaría conocer las tuyas, Juana.

J.C.- Aunque vivo en Madrid, y mi padre era de Sevilla, soy vasca. Nací allí y prácticamente toda mi familia está allí. Residí en el País Vasco durante los años 80 y 90, por lo que me tocó vivir aquellos años tan terribles. Toda aquella violencia la recordamos ahora con novelas y documentales. Siempre he tenido un poso que no acababa de entender, cómo podíamos vivir casi día a día en estado de shock. Todos los días había noticias terroríficas. Todo aquello nos marcó muchísimo. 

Sobre este tema ya escribí un relato que publiqué en 2009. Se titulaba La mujer partida. Era un texto que hablaba sobre la violencia, y narraba la historia de una mujer que recibe una llamada, comunicándole el secuestro de su marido por parte de ETA. Ella decide actuar por su cuenta. Aquel relato de diez páginas ha sido la semilla de esta novela, que me ha costado muchísimo escribir.

M.G.- Este tipo de novelas también sirven para que no olvidemos aquellos años que, aunque duros, están ahí. Y sirven para explicar a las generaciones más jóvenes esa etapa de España, porque muchos no saben nada de esos años.

J.C.- Tienes razón. Hay muchos jóvenes que desconocen lo que ETA significó para España. El otro día me contactaba una lectora de veinticinco años, por Instagram, y me decía que ella desconocía por completo todo lo que pasó. Ellos no lo vivieron porque no habían nacido, o bien era muy pequeños, y no recuerdan nada. Además, en los libros de textos, tampoco se habla de estos asuntos con mucha profundidad. Así que me parece bien que toda esa información les llegue, aunque sea a través de la literatura.

M.G.- La novela narra un doble secuestro. Uno de ellos responde a esa ley del Talión, ese ojo por ojo. Es decir, vamos a ver una acción inesperada por parte de un personaje frente a una acción terrorista. Me parece un punto de partida muy original porque, no me consta que una situación, como la que se plantea en el libro, ocurriera realmente. Es decir, que un civil reaccionara violentamente contra una acción de ETA, ¿verdad?

J.C.- Que yo sepa, no. Yo he concebido esta trama como pura ficción, aunque una ficción muy dolorosa. Leire es una víctima que reacciona frente al secuestro de su marido por parte de ETA. La desesperación la hace recurrir a la violencia, y se va transformando. Es un personaje que se quiebra, que se parte y se convierte en otra cosa. Con este texto he querido investigar hasta donde somos capaces de llegar, qué consecuencias estamos dispuestos a asumir, hasta qué punto estamos dispuestos a ahondar en nuestra peor parte, aunque sea con el objetivo de salvar a alguien. Es un tema muy complejo, por eso esta novela tiene muchas vueltas. 

M.G.- ¿Y cómo te has adentrado en un personaje como Leire, una mujer que tiene que actuar con frialdad?

J.C.- Me basé un poco en la intuición porque, como hemos hablado antes, no me inspiro en ningún hecho real. Tenía que construir un personaje que se mantuviera todo el tiempo en tensión, sin caerse emocionalmente porque si duda, no va a poder hacer lo que ha pensado. Por otro lado, también tiene que deshumanizar a la persona que secuestra para poder llevar a cabo la acción. La violencia que ella emplea es muy forzada, y le va pasando factura todo el tiempo. 



M.G.- Hay otros muchos personajes, que también tienen sus luces y sus sombras. ¿Pero tú dirías que Leire es la piedra angular de esta novela?

J.C.- Sí, sí... Realmente es el personaje que más me interesaba, el que más se transforma y cambia. El resto de los personajes, esos miembros del comando ya vienen con su violencia incorporada. Han cometido delitos de sangre con anterioridad y utilizan la violencia como si tal cosa. Pero ella está todo el rato cambiando, tiene que ir adaptándose a las circunstancias, por difíciles que sean. Para mí ha sido un personaje complicado de construir. Me he encontrado que hay lectores que empatizan en todo momento con ella, y otros que no la soportan, que no pueden seguirla porque lo que hace también es muy doloroso.

M.G.- De entre los etarras, conoceremos a Kuti, el portavoz de la banda. Es un personaje del que vamos a percibir también un lado algo más humano, vamos a contemplar su vulnerabilidad, ¿verdad? A mí me ha parecido algo muy novedoso en la figura de un etarra.

J.C.- Con este tema hay que tener mucho cuidado porque se pueden herir sensibilidades. Kuti es solo un portavoz. Él no está metido en lo que es el comando en sí, ni tiene delitos de sangre. Kuti habla y defiende por una cuestión ideológica, pero es un personaje que sigue con su vida, que tiene su familia, que sale y entra. Todo lo que le ocurre lo convierte en una víctima de la violencia ajena, y terminará siendo consciente de lo que es el dolor de los otros. Su situación es muy complicada.

Es verdad que los he humanizado porque he tenido que trabajar con ellos. He intentando mostrar por qué hacían esas cosas, por qué Kuti es portavoz, por qué toma esa postura y defiende la ideología de ETA. Yo no pretendo excusarlos pero tenía que entender el porqué de Kuti, o por qué el resto del comando hace lo que hace. Necesitaba saber cómo han llegado hasta ahí y las dudas que tienen, por qué unos apuestan por la violencia, u otros quieren dejarlo. Además son personajes que reflejan los distintos momentos que tuvo la banda cuando empezó a plantearse si seguía con la lucha o no, lo que originó, a su vez, muchas guerras internas. Todo eso se va a ver reflejado en estos personajes.

M.G.- A pesar de ser un thriller sobre ETA, aquí no tiene cabida la Ertzaintza. No has querido que la policía intervenga en la trama o no, al menos, con mucho peso.

J.C.- Es que no quería hacer una novela policiaca. Aparecen porque tienen que estar ahí, porque tienen cumplir ciertos papeles. No quería hacer un policiaco, sino que fuera una historia con la familia por un lado, y los etarras, por otro lado. Si metía a la Ertzaintza, entonces necesitaba un policía protagonista que fuera solucionando una serie de problemas. Y la novela no es eso porque, al final, tampoco se soluciona nada, no se desvela un misterio. Simplemente vemos cómo esas acciones que se van acumulando, terminan por explotar. Así que, el papel de la policía es muy secundario. Solo aparecen para cubrir pequeñas parcelas de la novela.

M.G.- Has comentado que entre ellos existía una guerra interna. Vamos a ver esas fricciones que se producen entre los que son más veteranos y la sangre nueva de ETA, que concibe la lucha armada de otra manera.

J.C.- Así es. Intenté crear perfiles diferentes para que representaran diferentes posturas. Algunos miembros apostaban por la violencia porque no concebían una lucha sin violencia, y otros tenían muchas dudas. Querían dejarlo pero no se atrevían porque no era fácil salir de ese mundo. Todo eso está representado en la novela, a través de perfiles distintos que he ido sacando de las lecturas de los periódicos o de los documentales.

M.G.- Roque, es uno de esos perfiles etarras que está en constante dilema moral.

J.C.- Sí, sí. Roque no es un personaje real. Está basado en cosas que yo he escuchado, en las que me he ido inspirando para darles vida, para que hablaran y actuaran de un modo u otro en la novela. Roque es un personaje muy complejo porque tiene muchas dudas. Es un hombre que tiene una edad, y empieza a plantearse qué ha hecho con su vida. Después de tantos años con las manos manchadas de sangre, ahora se pregunta para qué. Roque se siente cansado, y siente cómo sus ideas se les van cayendo a trozos.

M.G.- La acción transcurre prácticamente en dos días, ¿no?

J.C.- Sí, un par de noches. La acción es muy rápida en tiempo, porque creo que no llega ni a cuarenta y ocho horas. Es una novela que tiene muchísimo ritmo.

M.G.- Tratándose de ETA, la violencia no puede faltar. Pero también tocas otros temas. Por ejemplo, hay un personaje que sufre bullying, y otro que se siente tentado por la maternidad. 

J.C.- He trabajado el bullying en relatos para niños. Es algo muy dramático que me pone los pelos de punta. El personaje que sufre acoso en la novela se llama Ander, es un niño con un perfil muy sensible, y a la vez muy inteligente. Con este tipo de personajes a veces uno siente que están condenados, que no pueden huir de su destino.

M.G.- Hablando de Ander, te adentras mucho en el mundo del cómic infantil. Lo manejas muy bien.

J.C.- Hay escenas en las que el niño no se encuentra bien, en las que delira y ve imágenes. A Ander le gustan mucho los superhéroes, y él es precisamente todo lo contrario. Su fantasía, su mundo interior, su irrealidad, juegan un papel importante en la novela.

M.G.- Pero ¿has tenido que indagar en el mundo del cómic o ya tenías un conocimiento previo?

J.C.- Sí, indagué. No quería poner el típico superhéroe. Elegí Zarpa de Acero porque me gustaba. Cuando escribes siempre tienes que indagar un poco.

M.G.- En los escenarios no creo que hayas tenido que indagar mucho porque tú, habiendo nacido en Hondarribia, te conocerás bien todos los lugares que aparecen en la novela, ¿no?

J.C.- Sí, claro. Hondarribia ya fue escenario en otra de mis novelas. Ahora me he decantado por Irún, que está pegado, y es una ciudad fronteriza y más grande. Aunque ahora vivo en Madrid, tengo los espacios muy claros. Salen algunos pueblos de lo que es el País Vasco francés, como San Juan de Luz. Pero la acción también se traslada a Navarra, a la foz de Arbayún. Esa parte la conocía menos, pero la elegí porque es un sitio como muy desolado y muy agreste. Además me venían bien los tiempos para desarrollar la acción. 

M.G.- Algo que me ha gustado mucho es esa sensación de fatalidad que planea sobre toda la historia. El lector, que sabe mucho más que los personajes, gracias al narrador omnisciente, siente que las decisiones que los personajes están tomando no son las correctas, que se van equivocando y eso genera mucha tensión.

J.C.- Lo has dicho muy bien. La  palabra fatalidad es muy acertada. El lector sabe que la cosa no va a terminar bien. Sabe que las improvisaciones no van a traer nada bueno. Todo son giros y giros, piezas que caen y hay que recolocarlas,... Es verdad, que esa sensación de fatalidad está siempre muy presente en la historia.

M.G.- Juana, me gustaría hablar del desenlace. Hace un momento has dicho que no todos los misterios se solucionan al final. He llegado a pensar que nos espera una segunda parte. No sé si se me escapa algo, pero tengo la sensación de que me han quedado algunas cosas en el aire.

J.C.- A ver, es complicado hablar de desenlace si no queremos destripar el final, pero creo que está todo atado. Los pocos personajes que saben realmente qué ha pasado en esta historia no van a actuar. Para ellos, no tiene sentido emprender alguna acción. Ya han visto el dolor que los acontecimientos ha provocado en unos y otros. Así que, todas las personas que podían actuar no lo van a hacer. Por primera vez, han optado por la vida y la familia. Superar lo que les ha ocurrido es muy complicado, tanto para unos como para otros. 

M.G.- Por último, el título, Los ausentes, tiene mucho que ver con las víctimas de ETA. Me parece una manera muy tierna de nombrarlos.

J.C.- Es una palabra bonita con un significado poético. El ausente es esa persona que no sabes dónde está y de la que tampoco sabes si está viva o muerta. Era una palabra que encajaba muy bien con la idea de secuestro y también con esa idea de algo que nos falta, que hemos perdido. Creo que es un buen título. 

M.G.- Pues Juana, muchas gracias por atenderme y felicidades por tu novela.

J.C.- Muchas gracias a ti por la lectura. 

Sinopsis: 
Temerás a quien ya no tiene nada que perder. Un thriller psicológico en el que la víctima no se rinde

País Vasco, 2007. Tras el fracaso de la última tregua, ETA prepara un nuevo golpe para demostrar su cuestionada fortaleza. Dos encapuchados secuestran a punta de pistola a Bixen Alzola, profesor de universidad y defensor de la vía pacífica como única alternativa para solucionar el conflicto vasco. Cuando su mujer, Leire, recibe la llamada de la organización terrorista reivindicando la acción, siente que su mundo se resquebraja. Sabe que las posibilidades de que su marido salga indemne son mínimas. Durante esa larga noche, Leire toma una decisión: hará todo lo que esté en su mano para salvar la vida de su marido.

¿De qué será capaz? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar? Y ¿qué precio va a pagar por ello? Porque ya nada será igual. No hay vuelta atrás. Nunca la hay cuando se traspasan  ciertos límites.

Los ausentes es una novela sobre la violencia, violencia que paulatinamente irá arrastrando a todos los personajes, sin que nadie, ni nada, logre detenerla.

lunes, 25 de enero de 2021

EL SECRETO DEL ORFEBRE de Elia Barceló

Editorial:  Roca Editorial
Fecha publicación: Noviembre, 2017
Precio: 14,90 €
Género: Novela
Nº Páginas: 128
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788416867981
[Disponible en eBook]

Autora

Elia Barceló (Alicante, 1957). Se la considera una de las escritoras más versátiles de la narrativa española y es una de las autoras de mayor prestigio en el ámbito del fantástico y la ciencia ficción.

Ha publicado treinta novelas, realistas, criminales, históricas..., unas para adultos y otras para jóvenes, y unos setenta relatos, en España y en el extranjero. Ha sido traducida a veinte idiomas con gran éxito de público y crítica, consolidándose como una de las voces españolas más internacionales de la narrativa actual. Es autora de obras de gran éxito como El color del silencio, El secreto del orfebre, Las largas sombras, El eco de la piel y La noche de plata.

Ha obtenido numerosos premios. Acaba de serle concedido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2020 por El efecto Frankenstein.

Durante muchos años fue profesora de Estudios Hispánicos en la Universidad de Innsbruck, en Austria. Ahora se dedica a la escritura a tiempo completo.

Sinopsis

Tan breve como intensa, tan fácil de leer como difícil de olvidar, tan sencilla en sus recursos como inquietante en el recuerdo, esta es una novela de amor. Uno de esos raros ejemplos en los que la literatura se lanza sin miedo a abordar los temas eternos, y lo hace para que nos planteemos cuestiones fundamentales: ¿es el tiempo más fuerte que el amor?, ¿de qué forma perdura la belleza?, ¿es el cuerpo un mapa del deseo con fecha de caducidad?, ¿puede el deseo alterar la realidad? La nostalgia, el sexo, la pasión, la identidad..., nos hallamos ante una obra que abordando los sentimientos en profundidad, sabe ser rigurosamente nueva: una bellísima historia del fin del milenio sobre la imposibilidad del amor. Simplemente hay que abrir el libro y comenzar a leer.

En esta reedición de El secreto del orfebre se añaden unas páginas inéditas del cuaderno de su protagonista, Celia Sanjuán; un texto adicional que convierte a esta novela de Elia Barceló en una nueva obra, reconfigurando su significado y ofreciendo con maestría otro giro final.

En esta bellísima pieza literaria su autora nos recuerda que somos palabras, que somos seres que nos narramos a nosotros mismos, creando así nuestra propia historia. En la búsqueda nostálgica de algo que puede estar o no estar allí, esta novela corta tan breve como intensa presenta una historia de amor e identidad que desafía los hilos del tiempo, de la soledad y de la memoria, en aquel espacio en el que el deseo tiene su propia dimensión y la pasión sus propias leyes.

Una novela llena de lírica y sentimientos, una historia de amor imposible. Una pieza de orfebrería, una joya literaria que nos lleva a sumergirnos en lo más recóndito de nosotros mismos. Porque también estamos hechos de la materia con la que se construyen los recuerdos.

[Información tomada directamente de la web eitorial]



Me resultaría del todo imposible enumerar la cantidad de reseñas que he leído de las novelas de Elia Barceló. De igual modo, me sería muy difícil contabilizar todas las opiniones que he leído de El secreto del orfebre, una novela corta, de la que solo he encontrado buenas opiniones. Como hasta la fecha no había leído nada de esta autora alicantina, he querido estrenarme con esta pieza breve. Pensé que podría servirme de introducción a la prosa de esta escritora y así, calibrar si su narración y mis gustos podrían encajar. La conexión ha sido perfecta.

El secreto del orfebre es una novela de amor, «que desafía los hilos del tiempo»«tan breve como intensa», pues únicamente se extiende algo más de cien páginasLa historia arranca en Nueva York. Pablo (llamémosle así; si la lees, entenderás por qué) es un orfebre que, por motivos laborales, se muda a la ciudad de los rascacielos. Desde allí, en un piso recién alquilado y semivacío, rememora su pasado y sus últimos pasos por España, antes de cruzar el charco. 

Con los recuerdos como vehículo, sabremos que Pablo vivió y residió en Villasanta de la Reina hasta los veinte años. Allí conoció a una mujer madura, Celia, de la que se enamoró perdidamente. Se trataba de un amor complejo y prohibido. Primero porque Celia era veinte años mayor que Pablo. Y luego, porque la consideraban «una mujer marcada»pues tuvo tratos con un hombre, antes de un matrimonio que nunca llegó a formalizarse. De ahí que la apodaran la Viuda Negra. Pero Pablo estaba tan enamorado de ella que no le importaba nada, ni la oposición de su familia, ni el pasado de su amor. Sin embargo, algo ocurrió y la relación no terminó de consolidarse. Pablo y su familia se mudaron a Oneira, donde residía parte de la familia y, con el tiempo, el joven se convirtió en un hombre, y continuó su camino en la vida.

Ahora, cuando ya han pasado muchos años de aquel amor imposible que Pablo no ha podido olvidar, el protagonista regresa a aquella localidad de la región de la Umbría, para despedirse para siempre de aquellos recuerdos y cerrar heridas, antes de emprender viaje a Nueva York. Él quiere pasear por última vez, por aquellas calles que recorrió enamorado. ¿Seguirá estando en pie el cine, a cuya salida vio a Celia por primera vez? ¿Podrá tomar un café en el Negresco donde alguna vez coincidió con su amor? ¿Y si se encuentra de nuevo con Celia? Debe tener casi setenta años y probablemente sea una abuela feliz. Lo que ocurre al regreso de Pablo, por esas calles de Villasanta, lo dejo en el aire. Sois vosotros, los que aún no habéis leido esta historia de amor, los que tenéis que descubrir qué sorpresas aguardan a Pablo, a su regreso a su lugar de nacimiento.

El secreto del orfebre fue reeditado tiempo después de ver la luz por primera vez, y a la nueva edición se añadió unas páginas inéditas, bajo el título Páginas encontradas de un cuaderno de Celia Sanjuán que, según se nos dice, «ofrecen otro giro final». En ellas, la historia de Pablo y Celia se cuenta a grandes rasgos desde el punto de vista de ella, de tal modo que el relato queda mucho más completo. Me atrevería a decir que, si bien la historia me ha gustado, la incorporación de estas páginas me parecen todo un acierto para entender mejor el relato. Casi me atrevería a decir que me han gustado más estas páginas que las narradas con anterioridad. 

En cualquier caso, El secreto del orfebre es una historia tierna y conmovedora, en la que los dos personajes principales, Pablo y Celia, están muy bien dibujados. Él es un hombre marcado, tan marcado como Celia. Ambos llevan la huella de un amor truncado grabada a fuego. Aunque su vida ha seguido su curso, aunque ha logrado cierto éxito como orfebre, tanto como para instalarse en Nueva York, su corazón sigue latiendo en soledad. Pablo no ha sido feliz más que aquellos tres meses en los que mantuvo una relación con Celia. No cree que sea feliz nunca más. 




En cuanto a Celia, si no fuera por esas páginas finales que se anexan al final del relato, solo la conoceríamos a través de los ojos de Pablo, o de los ojos de la comunidad, que murmura sobre ella y su pasado. Celia representa esa mujer que vive al margen de la sociedad, a la que le han vuelto la espalda, y de la que se compadecen. En cada pueblo siempre ha habido una Celia, pero la de esta novela supo recomponerse, alzar la cabeza y seguir su vida, aunque la procesión fuera por dentro. Se convirtió en una modista importante, y enriqueció su vida con lecturas y viajes al extranjero. Incluso visitó Nueva York, esa ciudad que ahora acoge a Pablo. 



La acción transcurre en la región de la Umbría«el país de las leyendas», según reza el eslogan turístico de la localidad. Se trata de un escenario inventado pero en el que, tanto el lector como los personajes, pueden encontrar los establecimientos y lugares típico de cualquier municipio: un hotel, una plaza, unos jardines o un casino. La propia Celia, en esas páginas finales que ella escribe de puño y letra, nos hablará de este singular lugar, lleno de magia, en el que a veces se producen ciertos fenómenos inexplicables.


La historia, a grandes rasgos, es sencilla. Un joven estudiante se enamora de una mujer madura, con la que hace el amor por primera vez. Sin embargo, por diversos motivos, la historia amorosa no cuaja. Casi treinta años después, Pablo regresa a Villasanta por última vez en su vida. Ahora bien, hay que reconocer a Barceló la pirueta narrativa-temporal que construye en este relato. Porque, en El secreto del orfebre, el tiempo es otro personaje más y, como tal, juega un papel determinante. No quiero ahondar mucho en esta cuestión, para no destripar la trama. Solo diré que, siendo una historia de amor, también tiene su toque de fantasía, o casi de ciencia-ficción. El recurso que emplea Barceló nos va a permitir conocer a los personajes en dos épocas muy distintas. Por un lado, veremos a un Pablo joven y a otro más maduro. Del mismo modo, también podremos asomarnos a la vida de Celia, cuando era una jovencita en edad casadera, y a esa otra, la Celia marcada, la que vive condenada a una absoluta soledad.

Lo que Pablo vive en ese regreso a Villasanta me ha parecido una preciosidad. Admito que hay algún detalle, muy necesario para el desarrollo de la trama, que no me ha resultado excesivamente creíble, algo que el protagonista tiene que hacer para encajar en ese regreso. No obstante, la belleza de la historia, concentrando temas de tanta enjundia como el amor, la pasión, la decepción, la soledad, me ha conquistado totalmente.

Escrito en primera persona en toda su extensión, el grueso de la novela está narrado por Pablo. Ahora bien, como expliqué antes, esta edición cuenta con un añadido titulado Páginas encontradas de un cuaderno de Celia Sanjuán, un diario escrito por la propia Celia, que completan el relato. Tanto una parte como otra, está narrada de manera sensual y evocadora. Hay escenas que atrapan al lector por su delicadeza. Además, la obra cuenta con una introducción en la que Barceló nos desvela cómo surgió esta historia, y de qué modo nació la Umbría en su imaginario. 

El secreto del orfebre es una historia de amor, pero también de desamor. Estamos ante un relato lleno de magia, como si se tratara de un cuento, en el que tienen cabida las segundas oportunidades. Sin embargo, el destino, por mucho que nos empeñemos, siempre va a llevar la razón.

Preciosa historia, con un tirabuzón narrativo muy a tener en cuenta, en el que todas las piezas terminan por encajar. 


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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