jueves, 27 de octubre de 2022

JOTA LINARES: ❝La vida es una enorme mezcla de géneros❞

Entra en Netflix y mira el catálogo de películas. ¿Ves una que se titula Las niñas de cristal? ¿Sí? Pues su director es Jota Linares. Cuarenta años, natural de Algodonales (Cádiz) y cineasta. Bueno, ahora también novelista.

Jota creció viendo películas. Las que proyectaban en el cine de verano de su pueblo y las que alquilaba en el videoclub. Su sueño era hacer magia a través del cine, contar historias, cautivar al espectador. Y persiguiendo ese sueño abandonó su pueblo, se marchó a la capital, y probó suerte. Empezó con los cortos y posteriormente dio el salto al largo. No tuvo un buen arranque, pero tampoco tiró la toalla. Hizo un segundo intento que funcionó mejor. Y ahora un tercero. Lo que ha conseguido lo ha batallado, incluso en esos momentos en los que anímicamente uno no está para nada. En 2018, a punto de estrenar su segunda película, y con la incertidumbre pisándole los talones, tuvo que enfrentarse a la muerte de Cati, su madre. Un cáncer se la llevó con solo cincuenta y cuatro años. Lejos de ella durante los momentos más complicados, Jota regresó a Algodonales para velar y enterrar a su madre. Allí le entregaron los diarios que ella había escrito de adolescente. La muerte de su madre y esos diarios fueron el impulso necesario para, entre rodajes, sentarse a escribir El último verano antes de todo. Esta novela, con tintes autobiográficos, es un homenaje a Cati, y también a su juventud, a su pandilla de amigos, a su pueblo, y a todos esos sueños que los personajes fueron tejiendo a medida que iban creciendo.

El protagonista principal es Ismael, un director de cine frustrado, que regresa a su pueblo, Laguna, después de una ausencia de dieciocho años. El viaje tiene como meta enterrar a su madre, pero también servirá como reencuentro con su pasado, con sus amigos, con Natalia, con Raúl, con Zapata. Esos días en Laguna abrirán nuevas heridas y  sacará a la luz la identidad del asesino de Jerónimo Bodega, el vecino homosexual que un día es encontrado desnudo, flotando en un lago. Pero El último verano antes de todo es mucho más que un thriller. Es una búsqueda de la identidad y del perdón. 


Marisa G.- Jota, un placer conocerte y tenerte en Sevilla

Jota L.- Igualmente

M.G.- Por empezar la entrevista, el mundo literario a veces es una jungla. Hay mucha competitividad entre los autores. No sé si en el mundo del cine es igual. ¿Hay también rencillas entre directores y entre actores?

J.L.- Te hablo desde el conocimiento. Creo que es mucho peor. También es verdad que yo soy un recién llegado a este mundo de los libros y estoy empezando a ver lo que pasa a mi alrededor. Observo mucho y no veo tanta competitividad como en el cine. En el cine todo es más inmediato, el feedback te llega mucho más rápido. Con los libros, lo veo todo como mucho más calmado. Hay otro tempo.

M.G.- Llevas varios cortos, has dirigido tres largos. ¿Qué te empuja a escribir este libro?

J.L.- Fue la necesidad de contar. Todo parte de un hecho muy peliculero pero muy real. Mi madre falleció muy joven, con solo cincuenta y cuatro años de edad, de un cáncer muy agresivo. Fue madre adolescente. A mí me tuvo con solo diecisiete años, después de que su novio la abandonara. En su velatorio, mis tíos me regalaron unos libros. Eran sus diarios de adolescente, que abarcaban desde los catorce a los diecisiete años. La última página que escribió fue el día que el médico le dijo que yo iba a ser un niño. En aquellos diarios vi que había una historia. Me encontré con una joven que tenía muchos sueños que tuvo que abandonar para sacar adelante a sus hijos.

Estaba en un momento de mucha presión porque venía del fracaso de mi primera película y estaba a punto de estrenar la segunda. Me daba mucho miedo porque no sabía qué iba a hacer si volvía a fracasar. Por suerte, fue un bombazo a nivel de público, pero me sentía muy paralizado. No tenía nada claro qué hacer con mi vida, me tenía que enfrentar a la muerte de mi madre, y fue justo cuando llegó la propuesta editorial. Contactaron conmigo, habían visto mi película, me dijeron que escribía muy bien los diálogos y me plantearon escribir un libro. Les comenté que tenía aquellos diarios. Recuerdo una frase que me dijeron en aquel café que me cambió totalmente la vida. Me dijeron que, para mi primera novela, tenía que escribir de lo que sabía. Y ahí fue donde me decidí.

Me dio mucho reparo porque soy muy lector. Siempre estoy leyendo dos libros a la vez, un ensayo y una ficción. Ahora me estoy leyendo Libra de Don DeLillo, una novelización sobre el asesinato de Kennedy, y Los chicos de Hidden Valley Road de Robert Kolker, un ensayo sobre una familia americana con doce hijos, de los cuales, seis sufren esquizofrenia.  Lo de escribir me daba reparo pero no quise echarme atrás por miedo. Empecé y salió sola. Bueno, ha sido mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucho tiempo. Tres años escribiendo. Pero cuando me ponía a escribir, entre los rodajes, salía sola.

M.G.- Está claro que el lenguaje narrativo y el cinematográfico es distinto. Aunque eres gran lector, no sé si, a la hora de ponerte a escribir, te has encontrado con algún escollo. ¿Has podido contar lo que querías contar como tú lo querías contar?

J.L.- Me estuve formando. Escribir un guion exige un lenguaje completamente diferente. Es solo una herramienta que lee los que van a hacer la peli. La novela, no. Así que me estuve formando para cuidar detalles que un guion no son tan necesarios. 

M.G.- Jota, ¿qué les dirías a los lectores para que lean tu libro? ¿Qué van a encontrar en esta novela?

J.L.- Se van a topar de frente con un viaje emocional sobre los recuerdos, la aceptación y la verdad. Esta novela trata de la búsqueda de Ismael tras la verdad sobre quién era su madre y la verdad de lo que ocurrió con un amigo al que mataron en el pantano, a pedradas, en el verano del año 2000. Es un viaje hacia su descubrimiento, un viaje emocional que habla de la familia y de la segunda familia, que son los amigos, y también del perdón y de encontrar tu lugar.

M.G.- Dicen que es una novela autobiográfica. ¿Hasta qué punto?

J.L.- Hasta el corazón, es una novela muy autobiográfica pero, a veces, también muy ficcionada. A pesar de que Ismael es un director de cine como yo, hijo de madre soltera, y es muy fácil reconocerme en él, también soy Raúl, e incluso también puedo ser otro personaje que se oculta en la novela. Los nombres no son los reales. Bueno, Cati, la madre de Ismael, sí. Ella lleva el mismo nombre que mi madre porque es un gran homenaje a ella. Tampoco he usado el nombre real del pueblo, ni de las calles, porque eso me hubiera provocado más pudor a la hora de narrar ciertos hechos muy duros, pero que eran imprescindibles para que los personajes avanzaran. Al ficcionarlos, me permitía contar la verdad.

Lo importante era la verdad y el corazón de los personajes. Que se llamaran de un modo u otro, eso ya me daba igual. La trama que hila los dos tiempos de la novela, el verano del año 2000 y el invierno de 2018, es la verdad sobre un asesinato. Quería que tuviera casi elementos de novela negra, que hubiera un misterio, que los lectores quisieran saber la verdad sobre lo que ocurrió, qué pasó con ese hombre, qué lleva a una persona a matar a otra de una pedrada. Pero esa ficción esconde emociones muy de verdad, de un verano de 2000 o de un invierno en el que regreso al pueblo para despedirme de mi madre. 

M.G.- Se habla de que es un thriller. Y es verdad que hay un asesinato. Alguien ha matado a Jerónimo Bodega. A lo largo de toda la trama, nos preguntamos quién ha sido. Pero, bajo mi punto de vista, ese thriller queda muy en segundo plano, en favor de los personajes que están perfilados psicológicamente.

J.L.- Quería que el asesinato se mezclara mucho con la historia de Ismael y su madre porque eso es lo que, para mí, da sentido a la novela. Lo más importante es el encuentro entre madre e hijo y cómo, a veces, tenemos que bucear en el pasado para perdonar a nuestras familias y para encontrarnos de verdad con quien somos realmente.

El thriller me interesaba como elemento de enganche. Todos hemos querido vivir algún tipo de aventura cuando fuimos adolescentes. El asesinato de Jerónimo Bodega está basado en muchos asesinatos reales de la sierra de Cádiz. Son sucesos que se contaban de casa en casa, te iban contando detalles diferentes y contradictorios porque unos tenían una versión y otros, otra distinta. 


[Si prefieres escuchar nuestra conversación, dale al play]


En Algodonales, el pueblo en el que se basa Laguna, había una casa abandonada en la que un hombre mató a otro con un hacha por tema de lindes. De pequeño, recuerdo estar con mis amigos durante un verano eterno, en los que nunca pasa nada, delante de esa casa, tremendamente obsesionados. Nos quedábamos horas y horas delante de la puerta, pensando qué pasó dentro. Quería regalarle a mi yo pequeño esas ganas de vivir este tipo de misterio.

También quería mezclar muchos géneros. Me gustan mucho las historias que mezclan géneros. De ese modo, el lector nunca sabe si el siguiente capítulo lo va a emocionar, te va a inquietar o te va a divertir. Al final, la vida es una enorme mezcla de géneros. 

M.G.- Esta novela no sería igual sin esos personajes que tú has perfilado psicológicamente muy bien. Aunque es una novela muy coral, el epicentro de la historia es Ismael. ¿Qué caracteriza psicológicamente al personaje?

J.L.- A Ismael lo caracterizan los sueños rotos. Renunció a muchas cosas por perseguir ese sueño, esa ballena blanca. No es casualidad que se llame Ismael, como el personaje de Moby Dick. Él está obsesionado con hacer cine. Y, en ese camino, se ha alejado de muchas de las cosas importantes de la vida.

M.G.- Siente un miedo atávico a regresar al pueblo, a reencontrarse con el pasado.

J.L.- Sí, porque sufrió mucho en el pasado. Parte del viaje emocional de Ismael implica dejar de tener miedo. Aceptar que en la vida, se pasa bien y se pasa mal. Evitar el dolor y huir de todo aquello que te pone triste, al final también te priva de cosas buenas. Ismael tiene mucho miedo a enfrentarse a quien era él, en realidad. En el pueblo están todas las respuestas. Es muy difícil engañar a las personas con las que has crecido. Ellos saben quién era, saben qué sueños tenía. Por eso tiene miedo a regresar al pueblo, porque tiene que enfrentarse a su propio yo, y es de eso de lo que está huyendo. 

M.G.- Reencontrarse con ese grupo de amigos con los que creció, con Raúl, con Natalia, con Zapata. ¿Cómo los ha tratado la vida?

J.L.- La vida los ha tratado como trata a cualquier otra persona, llevándolos por su propio camino. Cada uno ha vivido un proceso de maduración y de descubrimiento. Unos descubren  su propia sexualidad.  Otros, como es el caso de Natalia, descubrirá la verdad sobre su propia familia. En el caso del Zapata, la vida lo lleva por sitios terribles, a través de un acto que cambia su vida para siempre. Pero eso es la vida, crecer y enfrentarte a cosas muy diferentes.

Era muy importante que un personaje como Raúl, que en su adolescencia sufrió un bullying terrible por ser homosexual, con un nivel fuerte de daño físico, cuando creciera, se convirtiera en un personaje muy luminoso, que aporta mucha vida y mucha luz a Ismael, que es todo oscuridad. Quería mandar un mensaje a cualquier chaval que se lea el libro y lo esté pasando mal, para decirle que todo pasa. El nivel de angustia que tienen los niños y los adolescentes, porque son diferentes y sufren bullying, eso pasa. Luego te conviertes en otra persona más fuerte. Ojalá no vivieras eso pero bueno, si lo vives, decirle que no es eterno. Por eso me interesaba mucho que Raúl cambiara mucho sus sueños y no tuviera miedo de volver al pueblo para trabajar allí, para ayudar a otras personas que están en la misma situación que estaba él cuando eran adolescentes. 

La pandilla lo que hace es crecer y eso, muchas veces, significa sufrir desengaños, enamorarte, que te rompan de nuevo el corazón, volver a enamorarte, y encontrar tu lugar en el mundo. 

M.G.- En cuanto a los temas que tratas en la novela, hay bastante violencia, hay miedo, odio, pero también hay amor, amistad y lealtad. Me gusta cuando tocas ese reencuentro con las raíces, con los orígenes, y los sueños truncados. 

J.L.- Son temas que me preocupan y que he visto a mi alrededor. Quería trasladar todo esto a la novela con conocimiento de causa. Los sueños truncados los he vivido muy de cerca, en mi generación. Independientemente de que el libro hable de cómo un hijo se reencuentra con su madre, y cómo aprende a perdonarse por no haber estado con ella en los momentos duros. 

El otro tema que recorre la novela es esa segunda familia que tú eliges, los amigos. Son personas que están en tu vida porque tú quieres. En el caso de esta pandilla quería explorar diferentes tipos de sueño. En el verano del año 2000, Ismael tiene sueños muy grandes y ambiciosos. Quiere hacer muchas películas y cambiar el mundo. Sin embargo, los sueños de Natalia son mucho más pequeñitos. Ella quiere abrazar a sus padres, porque tuvieron que emigrar para buscarse un trabajo mejor. El sueño de Raúl es ser visible y estar con la persona que quiere sin tener que ocultarse. Y en cuanto al Zapata, su sueño es volar. Quería hablar de una generación que, de repente, el tiempo nos ha enseñado que somos la generación de la crisis. Salimos de la universidad y no teníamos trabajo. Todos nuestros sueños se convirtieron en irrealizables. Si queríamos trabajar de lo que fuera para poder pagar el alquiler, nos decían que estábamos sobre cualificados. Tuvimos que mentir en el curriculum para quitar estudios. Todo era muy loco. Y eso nos desengañó mucho. Lo pasamos muy mal, y mucha gente se quedó en el camino. No consiguieron sus sueños. Conozco a gente con un talento impresionante para escribir y dirigir que han tenido que montar negocios. Han tenido que buscarse la vida de otra manera. 

M.G.- Jota, no sé si pensarás como yo pero, las amistades que se forjan en la infancia y en la adolescencia son muy distintas a las que se hacen de adultos, ¿verdad? Podrá pasar mucho tiempo sin ver a una amiga de la infancia pero, cuando la vuelvo a ver, es como si hubiera pasado unos minutos.

J.L.- Es que se detiene el tiempo. Hay una frase preciosa en el cuento El cuerpo de Stephen King que dice que nunca tienes amigos como los que tuviste a los doce años. Y es verdad. Ahí radica el miedo de Ismael de volver al pueblo porque allí no puede disimular ni engañar a sus amigos. Son amistades muy puras.

M.G.- Laguna es un pueblo ficticio pero es muy fácil ubicarlo.

J.L.- Laguna es un pequeño Frankenstein de diferentes pueblos de la zona. Es eminentemente mi pueblo, Algodonales, donde yo crecí pero quería que tuviera un pantano, y lo tomé del pantano de Zahara de la Sierra. Las calles de Algodonales están cambiadas pero cualquiera que conozca el pueblo sabe perfectamente por dónde se mueven los personajes. El hecho de usar un pueblo ficticio me permitía contar las historias reales que ocurrieron en mi pueblo. 

M.G.- Dicen que el final de esta novela es muy impactante. ¿Qué me voy a encontrar?

J.L.- El final plantea al lector algo vital para culminar el viaje emocional de la novela. Te hace preguntarte: ¿Qué hubieras hecho tú? Quiero insistir en que es un viaje muy luminoso. A pesar de que habla de la muerte, de asesinato y de sueños truncados, es también una novela que habla de empezar de nuevo.

M.G.- Jota, ¿y la llevarías al cine?

J.L.- Me encantaría. Pero hay que ver primero qué ocurre con la novela. Imagina que no guste. Espero que no.

M.G.- A mí me está gustando. Lo dejamos aquí, Jota. Un placer.

J.L.- Gracias. 

Sinopsis: Un pueblo envuelto en secretos. Una pandilla que perdió sus sueños. UN VERANO QUE LO CAMBIÓ TODO

Ismael, un director de cine en horas bajas, regresa a su pueblo en la sierra de Cádiz para acompañar a su madre, que vive sus últimos días. Mientras procesa el dolor junto a su familia y un gato sin dueño, descubre que algo extraño se esconde tras el famoso asesinato del pantano hace dieciocho años.

Siempre hay un verano que lo cambia todo, y aquel fue el de Laguna: el verano del muerto; el mismo que lo separó de sus amigos Natalia, Raúl y el Zapata, una pandilla que perdió sus sueños después de esas vacaciones tormentosas.

Crecer significa sobrevivir entre misterios y desengaños. Ismael iniciará una batalla contra sí mismo para reconstruir ese pasado de luces rotas, que quizás no ocurrió tal como él recuerda. Atrás ha quedado la adolescencia, es el momento de buscar la verdad sobre su madre y la vida a la que ella renunció por amor a sus hijos.

Un pueblo envuelto en secretos. Una pandilla que perdió sus sueños. UN VERANO QUE LO CAMBIÓ TODO

martes, 25 de octubre de 2022

JOSÉ JAVIER LEÓN y FRANCISCO FUSTER premiados por la FUNDACIÓN JOSÉ MANUEL LARA

El pasado 4 de octubre tuvo lugar la rueda de prensa, organizada por la Fundación José Manuel Lara, en colaboración con la Fundación Cajasol de Sevilla, para dar a conocer las obras de dos nuevos autores. A lo largo de un almuerzo que tuvo lugar en la sede de Cajasol, en el que se dieron cita los medios culturales, tuvimos la ocasión de conocer y conversar con José Javier León y Francisco Fuster, ganadores del Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2022 con Bolero. El vicio de quererte, y del Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2022 con Julio Camba. Una lección de periodismo, respectivamente. Ambos premios son concedidos por la Fundación José Manuel Lara.






El jurado de estos premios, que se llevan concediendo desde hace varios años, estuvo formado por Nativel Preciado, Antonio Cáceres, Bernardo Bueno, Jacobo Cortines, Alberto González Troyano, Ignacio Fernández Garmendia y Joaquín Pérez Azaústre.

Inició el acto Gloria Ruiz, Subdirectora de Actividades de la Fundación Cajasol, que dio las gracias a los medios presentes, y a la Fundación José Manuel Lara, por seguir convocando estos premios que tantas alegrías da a ambas instituciones. Igualmente disculpó la ausencia de D. Antonio Pulido, presidente de la institución, que, por motivos de agenda, no podía estar presente.

Por su parte, Pablo Morillo, Director de la Fundación José Manuel Lara,  agradeció el apoyo de la Fundación Cajasol. También dio las gracias a los compañeros de prensa, encargados de sacar adelante la cultura en esta ciudad, y felicitó a los ganadores.

Y entrando en materia, tomó la palabra Ignacio Garmendia, editor de la Fundación José Manuel Lara, quien señaló que este año es muy importante para esta institución porque se cumplen veinte años de su línea editorial, del nacimiento de la colección Vandalia. Tuvo unas palabras de agradecimiento para el jurado y de recuerdo para los que un día fueron parte de estos premios y que ya no están entre nosotros. «Son premios muy asentados en estos veinte años», que han dado a luz a un buen número de buenas obras de referencia, «y que podrán seguir siendo leídas durante mucho tiempo»

Sobre el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2022, Bolero. El vicio de quererte de José Javier León, Garmendia destacó tres aspectos. En primer lugar, la reivindicación de la cultura popular, «que sigue provocando prejuicios en los ámbitos académicos». Apuntó que no podemos olvidar la significación literaria que aporta la aparición del bolero, ni tampoco lo que ha contribuido al imaginario sentimental. Sobre esta obra mencionó que se podría comparar con la que, salvando las distancias, firmó Vázquez Montalbán sobre la copla. Por otra parte, aludió al componente transgresor de los boleros, «los subtextos nos expresos que tienen las letras de los boleros», que en este libro están totalmente desmenuzados. Garmendia comentó que el autor explica que los boleros vienen a ser como una especia de religión inversa, «una vía de escape frente a la moral estrecha o pequeño burguesa». Y, por último, destacó «la escritura brillante, ingeniosa y no meramente ilustrativa de José Javier», recalcando su chispeante prosa.



En cuanto al Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2022,  Julio Camba. Una lección de periodismo de Francisco Fuster, el editor afirmó que el autor es uno de los grandes conocedores de la obra de Camba, gran periodista e inmenso escritor. Esta obra es «una biografía breve, excelentemente documentada», de la que destacó dos aspectos. Por un lado, señaló el pulso narrativo y la capacidad de síntesis. «Contra lo que pueda parecer, es más difícil escribir libros breves que libros largos». Por otro lado, las pinceladas que aporta sobre la personalidad del periodista, «una persona esquiva y huidiza»



BOLERO. EL VICIO DE QUERERTE.

Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2022


Autor 

José Javier León es doctor en Literatura, profesor y escritor. Ha trabajado en diversas instituciones universitarias fuera y dentro de España y dirigido la empresa de formación para profesores Prometeo. Ha publicado libros relacionados con la enseñanza de la lengua y la cultura españolas como Compás de extranjería (2008), Caleidoscopio (2016) y Guiriguerías (2021). Es autor, además, de una serie de trabajos sobre el flamenco y la obra de García Lorca: El duende, hallazgo y cliché, la primera edición crítica de Juego y teoría del duende (2018), La sangre derramada. Ecos de la tauromaquia de Sánchez Mejías en García Lorcaseguido de El pase de la muerte (2020), De Federico a Silverio, con amor (2021) y Burlas y veras del 22 (2021). Sus próximos proyectos son el ensayo Granada en fuga y Play and Theory of Duende, traducción al inglés de la conferencia lorquiana.

Sinopsis

Una original y brillante exploración de la gran canción latinoamericana, clave en la memoria sentimental de generaciones de oyentes

No ha habido en el siglo XX un género de canción más gustado y degustado por los hispanohablantes. Nacido cubano y renacionalizado mexicano, el bolero es hoy una música universal y todos los países de nuestra área lingüística han sido sus consumidores, bastantes de ellos sus creadores. No hay duda de que ha sido y es, en mayor medida que otras, la gran canción latinoamericana. Pero, además, es un baile, el más democrático (y pecaminoso, en su día) de todos los de parejas enlazadas, y una forma de poesía que entronca con la más ilustre tradición lírica occidental: aquella que, nacida en la Provenza y troquelada en las riberas del amor cortés, aquilatarán Petrarca y sus continuadores y renovará el Modernismo, indagando en la temática del amor-pasión hasta extenuarse. En este brillante y esclarecedor ensayo, José Javier León aborda sus raíces y su diversidad e incide en un aspecto que nadie había rastreado con detenimiento: el bolero constituye una religión hereje cuyo credo, imaginería y liturgia se originan en la violación consciente de los mandamientos sexto y noveno del catecismo, o sea los que limitan las prácticas sexuales y su ensoñación. Hay un bolero para cada pecado de amor. Y cada vicio persigue su bolero.

Editorial: Fundación José Manuel Lara

Encuadernación: Tapa dura sin sobrecubierta

Nº Páginas: 216

Precio: 19,90 €

ISBN: 9788419132017 

Puedes adquirirlo aquí:

 


José Javier León inició su intervención dando las gracias y comentando que, cuando se planteó presentar su manuscrito al premio, se lo pensó mucho porque en las bases se recoge que hay una preferencia por temas de origen andaluz o vinculados con Andalucía. «El bolero, en principio, no posee ese vínculo aunque, como todos sabemos, hay un bolerazo que se llama Dos cruces, que comienza diciendo: 'Sevilla, tuvo que ser'».  Mencionó que la escritura de esta obra fue rápida, en cuyo prólogo, el autor explica las vinculaciones íntimas, sentimentales y personales que tiene con el género de los boleros. 

León aclaró que él no ha escrito una historia sobre el bolero ni un repertorio sobre las letras. «Descubrí a los veinte años que había un vínculo entre los temas de los boleros y las prohibiciones del catolicismo romano, en cuanto al sexo». Comentó que empezó a clasificar boleros y pecados y, «poco a poco descubrí que cada pecado contra los mandamientos sexto y noveno, tenían su bolero». Esa es el eje rector que sigue el libro. «El bolero es la gran canción hispanoamericana. Su difusión alcanzó a todos los países que hablan español e incluso a otros, porque hubo boleros que se cantaron traducidos al árabe, al francés, al italiano». 




En el turno de preguntas respondió que no sabía exactamente cuántos boleros se habían escrito a lo largo de la historia pero estaba seguro que la cifra alcanzaba varias decenas de miles. Sin embargo, solo nos han llegado los mejores. Si las canciones nos han seducido desde siempre se debe a la combinación acertada de letra y música. Y sobre la letra de los boleros aclaró que muchas de ellas merecen atención literaria porque, «algunas de ellas fueron antes poemas que textos musicadas» y estas resisten muy bien la lectura.

Si indagamos sobre la tradición bolerista en Andalucía, el autor apuntó que desconoce si hay autores o interpretes a nivel regional«He preferido una acercamiento al bolero por países porque tiene mucho más sentido». En España, hay un bolero con aire castizo, Mirando al mar«y además no contemplo otra versión que no sea la de Jorge Sepúlveda, aunque no es el mejor bolerista de la historia». Para terminar señaló otros boleros españoles con toque aflamencado. 



JULIO CAMBA. UNA LECCIÓN DE PERIODISMO

Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2022


Autor

Francisco Fuster (1984) es profesor de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Valencia, miembro del Grupo de Investigación sobre Cultura, Edición y Literatura en el Ámbito Hispánico (siglos XIX-XXI) (ILLA-CSIC), del Grupo de Investigación sobre el siglo XIX. Reforma y revolución en Europa y América (1763-1918) (Universidad de Valencia) y del Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja (Universidad Carlos III de Madrid). Su principal línea de investigación se centra en la historia de la cultura española del siglo XX, con especial interés en la Edad de Plata (1900-1939). Sus últimos libros son Aire de familia: historia íntima de los Baroja (2018), Baroja en París: Guerra Civil y exilio (1936-1940) (2019) e Introducción a la Historia (2020). Ha editado cuatro antologías de la obra periodística de Julio Camba: Caricaturas y retratos (2013), Maneras de ser periodista (2013), Crónicas de viaje (2014) y Galicia (2015), y prologado las reediciones de Playas, ciudades y montañas (2012), Alemania (2012), Londres (2013) y La casa de Lúculo (2015). 

Sinopsis

Ágil y excelentemente documentada, esta biografía narra el itinerario de uno de los grandes cronistas españoles del siglo XX

Existe cierto consenso en considerar a Julio Camba (1884-1962) uno de los mejores periodistas españoles del siglo XX y, probablemente, el mejor corresponsal en el extranjero durante las primeras décadas de la pasada centuria. A pesar de esa certeza, su carácter huidizo y reservado nos ha impedido acceder a su intimidad, a ese ego perecedero que él mismo se esforzó en esconder, bajo la máscara de su archiconocido personaje. Al margen de los datos autobiográficos que aportan las breves memorias de su juventud argentina y de otros dispersos en los varios miles de artículos que publicó, carecemos de otros testimonios que nos ayuden a adentrarnos en su esquiva personalidad. Esta biografía reconstruye el itinerario de Camba a través de un relato ágil y fluido, pero excelentemente documentado, en el que Francisco Fuster ha abordado, de manera conjunta y equilibrada, la narración de la peripecia vital del protagonista y el análisis pormenorizado de su obra. En años convulsos, la virtuosa pluma de Camba emergió, por encima del resto, para convertirlo no en un simple articulista, sino en un excepcional cronista de su tiempo: un maestro del oficio que contribuyó a pintar, en negro sobre blanco, el verdadero retrato de su época.


Editorial: Fundación José Manuel Lara

Encuadernación: Tapa dura sin sobrecubierta

Nº Páginas: 200

Precio: 19,90 €

ISBN: 9788419132024

Puedes adquirirlo aquí:

  


Por su parte, Francisco Fuster dio las gracias a los miembros del jurado Recalcó que es muy difícil de resumir la cantidad de trabajo y esfuerzo que hay detrás de un libro como este. Se alegró de que estos premios hayan recaído en profesores universitarios, porque «también merecemos un reconocimiento». Confesó que en algún momento se había preguntado si realmente merecía la pena todo el esfuerzo que hacía, encerrado durante horas en la biblioteca o en su casa, para documentarse y escribir los libros que ha publicado hasta ahora. «Al final llegas a la conclusión de que haces las cosas porque sí, por gusto». Al recibir el premio, dice que se acordó de sus compañeros de profesión y de todos esos profesores que «dedican cuarenta o cincuenta años de su vida y se jubilan sin haber recibido nunca un premio». Ni siquiera un premio simbólico porque «los estudiantes no suelen ser muy agradecidos con los profesores, aunque hay de todo».

 



Respondiendo a las diversas preguntas de los medios, Fuster aseguró que, al contrario de lo que se está dando a entender ahora, Julio Camba nunca tuvo una legión de lectores. Si hubiese sido así, «no hubieran pasado cincuenta años con tanto silencio a su alrededor». Del periodista mencionó que tuvo una época dorada, en el primer tercio del siglo XX, cuando lo ficha el ABC. Pero, tras su muerte en 1962, entró en un completo silencio. Fuster aseveró que él siempre había reivindicado que se le diera su lugar porque las crónicas de Camba eran las que daban el sello de calidad a un periódico. «La obra de Camba, leída de principio a fin, es una crónica del siglo XX».

También manifestó que es muy difícil escribir una biografía. En esta, él ha resumido todo lo que tenía que aportar, después de diez años dedicados a la figura de Camba. Parte de la biografía ha consistido en desmentir mitos que se han ido repitiendo sobre el periodista, porque «la gente lee y cita, sin cotejar». Y señaló que, con esta biografía, cierra un ciclo «porque llega un momento que tienes que cortar». Terminó su intervención confesando que le gustaría que la gente leyera el libro como el trabajo de un profesor universitario, que ha querido ir un poco más allá. 



Ambas obras ya están a la venta en librerías.



lunes, 24 de octubre de 2022

OLOT de Dr. Alderete

Editorial: Autsaider Comics
Fecha publicación: septiembre, 2021
Precio: 19,00 €
Género: novela gráfica
Nº Páginas:120
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84-125699-0-2

Autor

Jorge Alderete realiza un acto de alquimia, partiendo de lugares y personajes reales, y al añadir una dosis de alucinógeno encontrado en un rincón del despacho del agente Fox Mulder. El resultado es una obra onírica llena de misterios y sorpresas, con elementos de Lynch, Burns, y Bolaño…

Matt Madden, autor de 99 ejercicios de estilo y Ex libris

Sinopsis

Olot, tierra de casualidades

La ciudad de Olot, situada en la comarca de La Garrotxa, es el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la península ibérica y, a su vez, un punto destacado en el reporte de avistamientos ovni. Fenómeno que convive con otros sucesos extraños, acontecimientos históricos, crímenes seriales, moais, manifestaciones paranormales y conductas desviadas que, bajo la atenta mirada del recién llegado, pasan de ser hechos aislados a sucesos encadenados.

Con estos eslabones de datos, conjeturas y exóticas casualidades, el Dr. Alderete fabula acerca de lo sobrenatural –oculto entre lo común– y revela que lo extraordinario está en lo habitual, lo cotidiano y evidente, fabricando algo así como un relato semi-ficcional alrededor de la cosmogonía de la localidad catalana. Podríamos decir, parafraseando a Eduardo Bravo, que «lo increíble es la verdad».

[Información tomada directamente del ejemplar]

Si os gusta el misterio, veis programas del tipo Cuarto Milenio y leéis con avidez cualquier noticia truculenta o curiosa por lo paranormal, como avistamientos ovnis o cosas así, estoy segura de que alguna vez habréis escuchado hablar de La Garrotxa, esa zona volcánica de Cataluña, con cráteres y bosques densos, en la que os encontraréis paisajes insólitos. Una rápida búsqueda en Google nos arroja un buen puñado de noticias que nos hablan de pueblos asentados sobre coladas de lavas, hayedos profundos donde ocurren sucesos extraños, o lagos donde habitan extrañas criaturas. Pues bien, en este campo de cultivo, el ilustrador argentino Jorge Alderete desarrolla la novela gráfica Olot, un volumen cuya historia se desarrolla en esa localidad de la comarca de La Garrotxa.

Soy consciente de que Olot no es para todo tipo de lectores. De entrada, tiene que gustarte la novela gráfica, un género que me encanta y, por lo tanto, asoma por este espacio con relativa frecuencia. Siempre animo a descubrir este género a los que aún no lo han probado. Es una forma distinta de leer, colorida, llena de detalles en los que detenerse y, aunque es verdad que la lectura nos lleva un suspiro, a mí me gusta regresar a estos libros una y otra vez. En este sentido, Olot pasa a formar parte de esa colección de novelas gráficas que tienen un espacio especial en mi biblioteca, y que ya se me ha quedado pequeño. Este volumen es una pequeña joya para mí, uno de esos libros que atesoro por la magia que esconde. No solamente narra historias peculiares sino que está lleno de simbolismo. Mirad cómo queda la tapa frontal una vez que le retiramos la sobrecubierta.  Ese triple ojo estará muy presente a lo largo de toda la narración.


[Fuente: imagen tomada de la web del autor]


¿Qué nos cuenta OLOT?

El volumen cuenta con un prólogo en el que Jorge Alderete nos explica cómo llegó a esta localidad de La Garrotxa. Todo empezó con los viajes que  realizó a la Isla de Pascua para visitar los moais, esas enormes y esculturas monolíticas con forma de humanos, de las que tanto se ha hablado.  Obsesionado por estas moles de piedra, supo que en Olot se había erigido un moai, colocado en la plaza Isla de Pascua desde el año 1989. Aprovechando un descanso en la gira con su grupo, Alderete llegó a Olot para contemplar aquella figura  a la que, en el año 2000, le habían colocado un pukao, un sombrero. Una vez en aquel lugar, el autor cuenta que se encontró con «un lugar enigmático, lleno de absurdos, deliciosa comida volcánica, una escuela paisajística, las estéticas esculturas de Rosa Serra e historias reales que desafiaban cualquier ficción». 

Alderete nos aclara que lo que se narra en la novela está basado «libremente en hechos reales», pero que los lectores que vivan por la zona podrán reconocer los hechos que se describen, sucesos llenos de misterio, en el que caben los secuestros, los asesinos y los videntes. Todo ello rodeado de un paisaje lleno de volcanes.

Olot cuenta con poco texto. Hay páginas que son únicamente ilustración, así que el lector será el encargado de poner palabras a las viñetas que vaya viendo. Y entre estas páginas se narra, de forma capitular, la historia del moai de Olot. ¿Quién lo construyó? En un puñado de viñetas sabremos la procedencia del material que se empleó para su construcción y lo que representa. También tendrá cabida en este volumen los asesinatos que se cometieron en la localidad, en diciembre de 2010, y de los que es fácil encontrar información en Internet. En otro capítulo se narra la historia de Carles Gasolun científico que asegura haber sido abducido en varias ocasiones, aunque le resulte del todo imposible demostrarlo. Además se narrará también lo que ocurrió con Joan Puig un estudioso de los volcanes que escudriñó el interior de la montaña durante años, y dio diversas conferencias  en las que advertía de la posibilidad de una erupción. Igualmente conoceremos a Joan Vila, un trabajador de una residencia de ancianos que impartía tratamientos muy específicos a los residentes. Y, por último, se resumirá el secuestro de la farmacéutica de Olot, María Ángels Feliú, cuya noticia abrió los informativos durante mucho tiempo.

E intercalándose entre cada una de estas historias, otra más, una que tiene más continuidad que las restantes, en las que vemos cómo un individuo visita Olot varias veces a lo largo de los años. Siempre hace lo mismo, siguiendo un patrón. Llega, toma café en una cafetería, y se adentra en un bosque hasta la orilla de un lago. Allí alimentará a un ¿pez? Solo al final sabremos de qué clase de animal se trata. Para mí es de las historias que más me inquietan porque, ¿quién es ese tipo? ¿De dónde viene? ¿Por qué no habla nunca? Casi me intriga más la identidad de ese hombre que saber qué clase de extraño ser habita las aguas de ese lago.

Y es cierto lo que Alderete dice en el prólogo, que estos relatos están basados en hechos reales que han ocurrido en Olot, localidad a la que se le ha llegado a tildar de maldita en algún que otro rotativo. No tienes más que echar un ojo a este artículo para descubrir los sucesos que el autor recoge en este volumen, y otro más que podrían dar lugar a una segunda entrega. Reafirma ese toque de realidad los mapas que figuran en las gualdas del libro, donde se señalan los escenarios en los que han tenido lugar los sucesos narrados.

Estructura y estilo

Con referencias a series televisivas, y estructurada en seis capítulos -El moai de Olot; El cazador de jabalíes; Contactado; El vulcanólogo; Lejía, barbitúricos e insulina; y El vidente-, me sorprende mucho el uso del color. Más allá de los tradicionales blancos, negros y grises, Olot ofrece un abanico de colores oscuros, que contrastan con otros más claros, llamativos y estridentes, quizá siguiendo la línea del tono de las historias recogidas en el volumen. Todo impacta visualmente, tanto los hechos como la manera en la que son retratados. En Olot nada te deja indiferente.


                                                              [Fuente: imagen tomada de la web del autor]


A veces, se suele decir que la realidad supera la ficción y algo de eso hay en este libro. Por lo menos, una realidad aderezada con la peculiar mirada del autor. Por lo tanto, si te gusta el género, si te apasionan las historias de misterios y los sucesos extraños, te animo a leer Olot. Luego, seguro que haces como yo, que te dedicas a buscar en Internet más peculiaridades de este municipio y de la comarca de La Garrotxa.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:


jueves, 20 de octubre de 2022

Presentación DE PONCIO A PILATO de Aurora López Güeto

Dice el refrán que nunca llueve a gusto de todos. A mí, la lluvia de aquella tarde, que nos pilló a todos por sorpresa, casi desbarata mis planes. Amparada bajo el toldo de un establecimiento, cargada con diversos libros y la cámara de fotos dentro de una bolsa de papel, calzando sandalias de verano y sin un paraguas a mano, estuve sopesando si acudir a la presentación. No parecía que fuera a escampar y si me arriesgaba a desplazarme a la librería donde tendría lugar el acto iba a llegar como una sopa. Pero, ¿cómo no ir a escuchar a Aurora López Güeto? Su nuevo libro, De Poncio a Pilato, prometía una tarde amena, divertida, llena de anécdotas y aprendizaje Así que, me compré un paraguas, una bolsa de rafia enorme para proteger libros y cámara, y corrí hasta la librería. No fui la única que llegó con los pies mojados y medio empapada. Tampoco fui la única que acudió a aquel acto porque allí, a pesar de que la tarde se había puesto «malaje», nos juntamos un buen número de personas.

De Poncio a Pilato, editado por Algaida Editores, se presentó el pasado 29 de septiembre en la Casa del Libro, en Sevilla. 




Acompañando a la autora figuraban su editor, Miguel Ángel Matellanes, y Antonio Puente Mayor, autor también de la misma editorial, que fue el encargado de conducir el acto. Ambos iniciaron un diálogo entorno a la obra que viene a descubrirnos quién fue realmente Poncio Pilato, aquel prefecto que se lavó las manos en el juicio de Jesús de Nazaret.

De Poncio a Pilato es un libro divulgativo, pero no os figuréis que es un ensayo sesudo. López Güeto tiene una extraordinaria habilidad a la hora de transmitir, de tal manera que el lector va aprendiendo casi sin darse cuenta, envuelto en la historia que ella nos ofrece. Con muy poca documentación existente, la autora nos adentra en la figura de aquel romano, magistrado de Judea durante una década, una tierra que lo encumbró hasta nuestros días.

¿Se dice Pilato o Pilatos?

López Güeto aboga por decir Pilato, aunque se le puede llamar de las dos formas. En cualquier caso, la autora recalcó que el nombre de Pilato es realmente un mote. «Pilus, en latín, significa lanza», por lo que Pilato viene a describir a la persona que se le da bien manejar la lanza o una jabalina. 

Los romanos tenían tres nombres pero en el caso del prefecto, solo nos han llegado dos de ellos: Poncio, que es el apellido, y Pilato, que es el alias. «Nos faltaría el nombre de pila». Se desconoce cómo lo llamaban en su casa, aunque afirmó que tampoco había muchos nombres entre los que elegir. «Nombres de pila en Roma había como cinco o seis».

A pesar de que hoy en día la figura de Poncio Pilato es muy importante, Aurora nos comentó que, en su tiempo, fue alguien muy insignificante, tanto que nadie se preocupó por grabar su nombre completo. 


Prefecto

Prefecto y gobernador son palabras muy similares. Se usa una u otra en función del momento histórico. «En los tiempos de Pilato, el prefecto era un delegado del emperador que iba a una provincia para gestionarla». Como competencias tenía la función legislativa, judicial y ejecutiva. «Si había que reprimir a la sociedad, la reprimía». A Pilato le tocó ser el prefecto de Judea, una de las provincias más complicadas. «Aquello fue un regalo envenenado». Nos contó que seguramente Pilato llegó a Judea orgulloso de sí mismo porque ser nombrado prefecto era subir en el escalafón, pero se encontró con una realidad difícil de gobernar. «El pueblo se resistía a los romanos. Y las autoridades judías también estaban enfrentadas entre ellas». Nos habló de los fariseos que tenían su forma de entender el judaísmo, de manera muy apegada a la ley. Tanto así que el propio Jesús los criticó algunas vez por ser demasiado rígidos y poco compasivos con el prójimo. Luego estaban los saduceos, que eran como los aristócratas de la sociedad. Ellos se acercaban mucho a los romanos para que estos les dieran más ámbito de poder. «Los fariseos y los saduceos estaban enfrentados y luego están los celotas, que eran terroristas, unos independentistas». Estos últimos pretendían derrocar a los romanos a través de emboscadas. Los enfrentamientos con los judíos comenzaron nada más llegar Pilato, que además acostumbraba a provocarlos.

Poncio Pilato y Sevilla

La ciudad de Sevilla siempre ha estado muy vinculada a la figura de Poncio Pilato. No solo porque es imagen de algunos de los pasos que procesionan en Semana Santa, sino porque también se cuenta que el nombre de Santiponce, localidad sevillana a pocos kilómetros de la capital hispalense, procede del nombre de Poncio Pilato. Por otra parte, en el mismo casco histórico de esta ciudad tenemos un palacio al que denominamos Casa de Pilatos. ¿Qué hay de verdad en todo esto?

Aurora nos dijo que son solo leyendas. Parece ser que la familia de Poncio era originaria de algún pueblo de Italia. «¿Por qué se dice que Poncio Pilato podía proceder de Hispania, de la Bética, y más concretamente de Hispalis? Pues porque ha habido autores que han querido relacionar a algún militar que hizo campaña en Hispania y que pertenecía a la familia de los Poncio». Pero según ella, concretar más es solo fantasear.

En cuanto al palacio que lleva por nombre la Casa de Pilatos, se trata de un inmueble mandado construir por nobles de la casa Medinaceli. Uno de los miembros de esta familia viajó a Tierra santa y quedó impresionado por el palacio de Pilato. Al regresar a Sevilla, quiso replicar el viacrucis que Jesús hizo desde la casa del prefecto hasta el Gólgota. Por eso, a su palacio le puso el nombre de Casa de Pilatos y allí mismo quedaría colocada la primera estación de penitencia. Ese viacrucis es el origen de la Semana Santa de Sevilla.

Claudia Prócula

El nombre de la esposa de Pilato solo figura en los evangelios apócrifos. «De los cuatro evangelios canónicos, a la mujer de Poncio Pilato solo la menciona el evangelista Mateo». Es este evangelista quien destaca su papel de defensora de Jesús ante Pilato, cuando le dice a su esposo, a través de su criada, que no lo condene, porque ella había soñado con él y sabía que era un hombre justo. «Sorprende que la única persona que lo defendió y trató de evitar la condena fuera una mujer, y encima pagana». Aunque nos aclaró que también existe una teoría que defiende que lo que menciona Mateo no fue verdad, pero que lo incluyó porque los sueños tienen una carga profética importante.

A juicio de López Güeto, Claudia Prócula es un personaje fascinante. «Es mi debilidad pero si existió realmente tampoco lo podemos saber a ciencia cierta».


[Si prefieres ver algunos momentos de la presentación, dale al play]


¿Quién condenó realmente a Jesucristo?

La autora nos explicó que Pilato tomó la decisión que hubiera tomado cualquier magistrado romano, de acuerdo al Derecho Romano. «Esta frase me traerá disgustos», añadió entre risas. Es una frase que podría entenderse como una justificación al comportamiento de Pilato, pero lo que hay que pensar es que él tenía un cargo público y cumplió con lo que se le encargó. «En Derecho Romano, cualquier traición a Roma debe ser castigada con la muerte», nos aclaró. Pero Pilato tuvo dudas porque, aunque se le acusó de traición por proclamarse hijo de Dios, al prefecto le chocó escuchar aquellas palabras en un hombre «solo, educado, con un tono de voz razonable, que hablaba de asuntos casi filosóficos». A Pilato no le cuadraba que ese hombre fuera un peligro para Roma. Pero cuando le preguntaban si era el rey de los judíos, él asentía. Si le preguntaban si era hijo de Dios, él también asentía y además decía que su reino no era de este mundo. Era traición porque se estaba poniendo a nivel del emperador. Pilato no quería perder su sillón, por eso condena a Jesús, para contentar a los judíos y que no fueran luego con quejas a Roma. 

Comentó López Güeto que a Jesús le organizaron dos juicios y le intentaron colgar varios delitos. Uno de los juicios fue el que llevó a cabo las autoridades judías. El otro, el juicio ante Pilato. En el primero lo condenan por blasfemo. El castigo hubiera sido la lapidación. Pero los judíos querían llegar más lejos, infringir un castigo más ejemplar, el que le daban a los maleantes. Querían la crucifixión. «Crucificarte era como si te expulsarán de la religión judía. Querían que Jesús muriera como un apestado». Pero el castigo de la cruz solo lo podían ordenar los romanos. Y por eso lo llevaron ante Poncio Pilato. Fue ahí donde comienza el segundo juicio a Jesús, «el que todos conocemos, el más famoso de la Historia de la humanidad»

Además, la autora está casi segura que fueron los propios judíos los que prendieron a Jesús en el Monte de los Olivos y no los romanos. «Pero quien nos complica la vida es San Juan porque él dice que los judíos fueron acompañados de una cohorte de romanos». Una cohorte son más de cien hombres. ¿Para prender a un solo hombre? Cree la autora que San Juan dice esto en su evangelio para mostrar que todas las fuerzas se confabularon contra Jesús. Romanos habría, pero solo por motivos de orden público y no para detener a Jesús. «En el Monte de los Olivos dormía mucha gente que acudía a la ciudad para asistir a la festividad de la Pascua», y es normal que hubiera soldados romanos patrullando por la zona, para evitar robos y altercados. 


A lo largo de la presentación también se habló de la influencia de Pilato en el mundo de la cultura. Y Aurora López Güeto compartió con nosotros las dificultades que había encontrado a la hora de documentarse, pues existen muy pocas fuentes que hablen sobre el prefecto. Por último, nos contó la anécdota que se esconde tras el título del libro. Nos explicó que su abuela usaba la expresión «de Poncio a Pilato» para referirse a que algo puede ir de mal en peor. Aunque esa expresión no existe y es algo de su familia, a la autora le vino muy bien para explicar la evolución del personaje, para dejar constancia de que aquel hombre llegó a Judea siendo un aristócrata de nivel medio y, sin embargo, ha conseguido eternizarse hasta nuestros días.

Y así transcurrió la presentación de este libro, entre Historia, leyenda, anécdotas y curiosidades. Tras la firma de ejemplares se dio por concluido el acto. Cuando salimos de aquella librería ya había dejado de llover.


Sinopsis: Lo imagino de estatura media, fibroso y un punto brusco al colocarse la toga. De nariz aguileña y ceño permanentemente fruncido. Ojeroso y pálido. Su expresión es atormentada, propia de quien padece migrañas o quien vive asfixiado por las responsabilidades. Es poderoso, pero no resulta aristocrático y, aunque no parece acomplejado, no irradia la seguridad apabullante que se espera de la élite de una potencia mundial. Los historiadores romanos y judíos despacharon su biografía en un par de folios y ningún artista de su tiempo lo inmortalizó. Pero Pilato se hizo leyenda. A partir de la Edad Media, impresionantes obras pictóricas, escultóricas y literarias lo incluyeron como actor secundario de la Pasión de Jesús de Nazaret. El cine, con mayor o menor acierto, le puso rostro y penetró en su mente. Y, cada día, en todos los rincones del mundo, su nombre se pronuncia por millones de creyentes en el Credo católico. Pero, ¿cómo se produjo el tránsito de Poncio, el caballero romano, a Pilato, el mito?



miércoles, 19 de octubre de 2022

EN LOS MÁRGENES (DRAMA - 2022)

Año: 2022

Nacionalidad: España

Director: Juan Diego Botto

Reparto: Penélope Cruz, Luis Tosar, Adelfa Calvo, Christian Checa, Aixa Villagrán, Juan Diego Botto, Font García, Nur Levi, María Isabel Díaz, Javier Perdiguero, Fabrice Boutique, Irene Bueno Royo

Género: Drama

Sinopsis: La cuenta atrás de tres personajes, con senda historias entrelazadas, que tratan de mantenerse a flote y sobrevivir a 24 horas claves que pueden cambiar el curso de sus vidas. El film explora el efecto que una situación de estrés económico tiene sobre las relaciones personales, y cómo el afecto y la solidaridad pueden ser un motor para salir adelante.


[Fuente: Filmaffinity]


La semana pasada falté a mi cita con el cine. No será porque no hay películas que me apetece ver ahora: Los renglones torcidos de Dios, Modelo 77, La vida padre, Bullet Train, El vasco,... Pero como estoy en plan relajado, me voy moviendo a otro ritmo. Sin embargo, era imposible demorar por más tiempo el visionado de En los márgenes. Hay dos motivos importantes para ello: Luis Tosar y Juan Diego Botto.

Botto ejerce un doble papel en esta película. Por un lado, se pone detrás de la cámara para dirigir este drama social, de total actualidad, con el que trata de crear conciencia. Por otro, interpreta a Manuel, un argentino afincado en Madrid, sin trabajo estable y buscándose la vida como puede. Pero En los márgenes es un retrato global y por eso la atención se mueve de un foco a otro. Vayamos por parte.

Sin duda, el título encaja perfectamente con el propósito de esta película, mostrar esa parte de la sociedad marginal, centrándose en tres familias, más una tercera que sirve de apoyo. A saber:

a) Rafa está casado con Helena, trabajadora de servicios sociales. Ella está embarazada y también es madre de Raúl, un adolescente, fruto de una relación previa. La pareja no pasa por buen momento. Él se vuelca en su trabajo. Ella le pide tiempo para la familia. 

b) Azucena es una joven madre que trabaja como reponedora de un supermercado. Algo le preocupa, le quita el sueño. Se la nota desesperada, mientras contempla a su hijo dormir.

c) Badia es una madre marroquí. Su hija pequeña pasa la mayor parte del tiempo sola porque su madre trabaja demasiadas horas limpiando para otros. La niña se vale por sí misma. Se viste, se hace el desayuno, y se prepara para ir al colegio. Pero llega la policía.

d) Teodora es una mujer mayor. Viuda, vive sola, mientras su hijo Germán está trabajando fuera. Se la ve triste y desanimada.

Todo esto es introductorio porque la película se inicia con un breve esbozo de los personajes principales. Posteriormente arranca, desarrollando la problemática que afecta a todos ellos, siempre girando alrededor del tema principal, los desahucios, y tejiendo una red en la que, de un modo u otro, todos los personajes están relacionados

Y así sabremos que Rafa es abogado y se dedica a defender a los más vulnerables. Lo veremos sometido a muchísimo estrés, corriendo de un lado a otro, para tratar de llegar a cada meta, sin conseguirlo, y provocando decepción tras decepción. 

Azucena tiene que enfrentarse a un desahucio inminente. Ya no puede pagar más letras de la hipoteca y al día siguiente se espera que la policía se plante en su casa para echarla a ella y a su hijo. Por suerte tiene el apoyo de la plataforma Stop Desahucios. Han organizado una manifestación ante la puerta del banco y no piensan dejar sola a Azucena en esta delicada situación.

Teodora está en la misma situación que Azucena. Le van a quitar el piso. Ella trata de localizar a su hijo una y mil veces, para comunicarle la noticia, pero el contacto es imposible. ¿Por qué? No te lo cuento porque sería destripar una parte importante de la película.

Y por último, a Badia le van a quitar a su hija. La policía cree que la niña está en estado de abandono y no está debidamente atendida. Además averiguan que la  madre ha sido requerida varias veces por los educadores pero nunca ha acudido a ninguna reunión. 

¿Qué tienen en común todos estos personajes? Pues la lucha contra el sistema. Azucena y Teodora, cada una en un extremo, una más activista, la otra más resignada, se ven abocadas a perder lo único que tienen, su techo, por la imposibilidad de hacer frente a una deuda hipotecaria. A lo largo del metraje, y a través de Azucena, veremos con qué mecanismos cuentan estas personas para no verse en la calle de un día para otro. En los márgenes refleja la angustia de los desahuciados, el miedo a perderlo todo, a no saber qué va a pasar con ella. Esa misma inquietud es la que atenaza a Teodora, aunque su caso es distinto. Ella va a perder su casa por motivos muy diferentes que, como dije antes, mejor nos desvelo. En cuanto a Badia, es una buena madre, pero el sistema no comprende que para mantener a su hija, tiene que trabajar muchas horas fuera de casa, y eso implica dejar a la niña sola la mayor parte del día. Y, en medio de todo esto, está Rafa, que trata de ayudar a unos y a otros, olvidándose de su propia familia, de su esposa Helena y de su hijastro, Raúl.

Temas

El tema principal de la película es el desahucio. De hecho, antes de los créditos finales se informa que, en la actualidad, se están produciendo más de 100 desahucios al día y que, en la última década, se han llegado a producir unos 400.000. En paralelo a los desahucios, la lucha de las plataformas, el apoyo colectivo, las manifestaciones y las asambleas. Todo ese trabajo que se hace de forma altruista con tal de ayudar a los demás, porque el sistema es un monstruo enorme que engulle a todo el que se pone en su camino. La unión hace la fuerza.

Pero En los márgenes también se trata el tema de la inmigración y la de los hijos que pasan a centros de acogidas. Los padres no es que desatiendan a sus hijos es que no les queda más remedio que invertir más de doce horas de trabajo, enlazando un puesto con otro, para poder pagar el alquiler y dar de comer a la familia. Y en esa tesitura, los hijos se tienen criar solos y buscarse la vida. ¿Están abandonados? ¿Son hijos no deseados? En esta línea, la película indaga en las lagunas del sistema, en la falta de recursos y de personal de las instituciones, que deben velar por el bienestar y que deben cubrir cualquier incidencia antes de que se vuelva un auténtico problema.

No se queda ahí, también se hace mucho hincapié en las relaciones entre padrastro e hijastro, en lo difícil que es para un hijo aceptar a la nueva pareja de una madre o de un padre. Y lo complicado que es para el «extraño» hacerse un hueco en los hijos de tu pareja.

Y también estará presente la precariedad laboral, los impuestos y el precio de los suministros que asfixian a la ciudadanía.

Es decir, un reflejo de la sociedad, de esa más vulnerable y débil, de la que llega al final del día con el agua al cuello, de la que vive bajo la amenaza burocrática, de la que no respira, de la que, a veces, se vuelve nómada, de la que no ve crecer a sus hijos, de la que no tiene puertas a las que llamar, de esa a la que le volvemos la espalda.

¿Qué me ha gustado de la película?

De entrada, me ha gustado mucho la temática principal y las colaterales. Se hace necesario poner ante nuestros ojos esas otras realidades que nos resultan más lejanas. Uno va por la vida, con su mochila a cuesta, y cree que con eso tiene bastante, pero tampoco está de más saber qué otras vidas hay fuera de nuestro yo. No digo que hagas tuyos los problemas de los demás, que bueno, en algunos casos, si puedes ayudar, bienvenido sea. Pero sí es importante empatizar. Este verbo cada vez me gusta más y cada vez tengo más claro que es una cualidad importantísima. Así que, películas como En los márgenes te ayudan a entender a todas esas personas que a veces vemos gritando en las calles, aporreando cacerolas, lanzando consignas, mientras vamos de camino a casa. A nuestra casa, donde nos sentiremos protegidos.

Sin embargo, opino que Botto ha querido abarcar mucho y en ese sentido hay líneas argumentales que se debilitan. El actor, metido a cineasta, se centra principalmente en lo que ocurre a Azucena y a Rafa. Es decir, muestra mayoritariamente las dos caras de una moneda, la de desahuciado y la de los que tratan de ayudar legalmente, pero desdibuja un poco la historia de Badia, y sobre todo la de Teodora. Concretamente, esta última historia me dejó muy noqueada y eso que solo se muestra a grandes rasgos. Me impresionó ver a una mujer siempre sola, sin nadie a la que contar sus problemas, tratando de localizar a un hijo que ni está ni se le espera. La ves caminar por la calle, ir al mercado, comprar una buena lubina como si fuera a dar una gran cena, acudir a la farmacia para sacar la medicación y la ves, la ves, la ves pero también le lees el pensamiento y eso, creedle, acongoja. Porque sabes lo que se le está pasando por la mente y no puedes tenderle la mano para ayudarla. Y luego está Germán, el hijo desaparecido. ¿Es que es un mal hijo? Germán también tendrá lo suyo.  

Por otro lado, la historia de Badia, la mujer marroquí, merece casi una película entera porque a esas personas también las miramos de soslayo.

Personajes e interpretaciones

¿Qué os puedo contar de los personajes que no os haya dicho ya? Azucena es una mujer joven y luchadora, pero realmente está sola. A pesar del apoyo que recibe de los vecinos y de la gente de la plataforma, en verdad, su lucha es individual. La que se va a quedar en la calle es ella, aunque haya otras personas que hayan pasado o estén pasando por la misma situación. Todo se le vuelve en contra. El desahucio no solo amenaza ese lugar en el que dormir, sino que también puede repercutir en su trabajo. La situación se convierte en un círculo vicioso. Prácticamente la veremos sola pero Azucena tiene marido. ¿Dónde está? Esto tampoco te lo voy a contar. Lo que sí te voy a decir es que, viendo la vida en pareja de Azucena recordé un refrán, ese que dice: cuando la ruina entra por la casa, el amor sale por la ventana.

Lo he dicho alguna vez, pero lo repito. Penélope Cruz nunca me gustó. Esto lo he comentado en otras películas protagonizada por ella como en Madres Paralelas o en alguna otra más,  pero tengo que admitir que la «jodía» (perdón, pero es que me sale del alma) encarna muy bien el papel de mujer sufridora. En esta película hay dos o tres secuencias en las que ha conseguido ponerme un nudo en la garganta y eso solo es sinónimo de que se sabe transmitir el drama. Eso sí, le noto un acento raro, como si tratara de simular un deje más «bajuno», menos académico, más marginal y, en mi caso, me ha chirriado un poco. Es lo que hace cuando interpreta a mujeres de pueblo, que trata de darle a su voz ese toque rural que tampoco resulta necesario. Impresionante la pelea conyugal que interpreta al final de la película con su marido, del que no te daré detalles. Y muy buena su caracterización, con ese corte de pelo que parece que está hecho a «bocaos».

Rafa es el apagafuegos. En algún momento pensé que iba a sufrir un infarto de tanto correr de aquí para allá, sin llegar a nada. Es el vivo retrato del estrés pero tocar fondo tiene una cosa buena, que te abre los ojos, te hace comprender tus limitaciones, y todo aquello que debe ser importante para ti. Lo que pasa es que suele ocurrir que, cuando comprendemos realmente lo que debe ser nuestra vida, es demasiado tarde. Con este personaje me quedé un poco a medias. El final de su historia me sorprendió. Esperaba que todo se recondujera pero su personaje es casi una metáfora de la propia vivencia de Azucena.

El encargado de dar vida al personaje es Luis Tosar. No sé qué me pasa con este actor últimamente. Lo he adorado siempre, lo he aplaudido, y lo he admirado pero llevo con él un par de resbalones. No recuerdo en qué película comenté que no me había impresionado como en trabajos anteriores. No es que esté mal. Es que estamos acostumbrados a una interpretación tan sublime que, cuando desciende un milímetro su credibilidad, se nota mucho. En esta ocasión, me ha costado creer su relación con Raúl, el hijo de Helena. Buena parte de la película lo veremos interactuando con él, pero la escasa conexión que existe entre padrastro e hijastro es la misma desconexión que yo siento con su personaje. No me he creído las desavenencias entre ellos, los tira y aflojas, los chantajes y las excusas. Hay algo en su discurso que me parece precipitado, irreal, poco tangible. Pero solo me ha ocurrido cuando actúa frente al joven. En el resto de escenas, sigue siendo el Tosar de siempre.

Pero si hay una interpretación que no me ha gustado nada en absoluto es la de Aixa Villagrán, que encarna el papel de Helena, la mujer de Rafa. No es una actriz a la que haya visto mucho, más allá de alguna serie como Allí abajo. En aquel trabajo hacía de uróloga y su papel cómico-dramático funcionaba bien. Pero en esta película no la veo a la altura de su personaje, y mucho menos como partenaire de Tosar. Me parece sobreactuada y poniendo mucho énfasis en un texto muy fingido. En cambio, Adelfa Calvo, como Teodora, está desaprovechada. Más leña a su historia hubiera sido mejor.

Luego hay un personaje bisagra. Raúl es el adolescente al que, más allá de tener que lidiar con un padrastro, todo lo que viven el resto de personajes de esta historia le queda lejísimos. Él solo está preocupado por llegar a tiempo a la parada del autobús donde lo recogerán para una excursión y donde, quizá, conseguirá ligarse a la chica que le gusta. Raúl es la conciencia, es cada uno de nosotros, cuando dejamos de mirarnos el ombligo y comprendemos que, ahí afuera, hay gente que también tiene problemas y, en algunos casos, son más graves que los nuestros.

Interpretado por Christian Checa, no tengo mucho que opinar sobre su trabajo. 

Eso sí, hay niños que dan auténticas lecciones, con ese despojo de todo artificio en pos de una naturalidad que les viene de serie. En esta película me creo a Selma, la hija de Badia. Me trago sus lágrimas cuando ve que lo que la policía le dice va en serio, que se la llevan, que la apartan de su madre. Es una secuencia breve pero llena de realidad. Lo mismo me pasa con el hijo de Azucena, el niño que ha perdido el habla porque el miedo que percibe en su madre lo ha dejado sin palabras. 

Para finalizar, y como decía al principio, Juan Diego Botto hace doblete. Es el director de la película pero también interpreta a Manuel, un hombre que se busca la vida como puede. Lleva mucho tiempo dando tumbos de un lado a otro, lo han echado de muchas ocupaciones y ha perdido toda ilusión y esperanza. Manuel está asqueado de la vida, cansando, y se niega a luchar por lo que es suyo. Al principio no entendía por qué interpreta a un hombre argentino, y no  a uno español, pero dejas correr un poco la película y obtienes la respuesta. Se juega un poco con el estereotipo pero funciona, y da una leve brisa fresca al drama.

Dirección

He leído opiniones en las que se dice que Botto debería dedicarse únicamente al trabajo de interpretación y dejar la dirección para otros. Yo no lo veo así. A mí me ha gustado el enfoque de esta película. La filmación con cámara al ristre le da movimiento, agilidad y verosimilitud a las escenas. No me siento como un espectador sino como un testigo. Yo soy parte de esa muchedumbre que se manifiesta delante del banco, que se persona ante la puerta de Azucena para impedir el desahucio, mientras ella trata de abrirse hueco entre los presentes. Me gusta cómo gestiona los silencios, tan densos y asfixiantes. Me gusta cómo solapa una escena con el sonido de otra para dar continuidad a la historia. Me gustan los primeros planos y esos otros más indirectos, mostrando el rostro de los personajes. Me gusta escuchar esa radio que vomita la información económica tan devastadora y ruinosa. Y me gustan los planos de un barrio humilde, de edificios de ladrillos vistos y la colada colgada en la ventana. 

En lo que a mí respecta, Juan Diego Botto hace una labor de dirección bastante meritoria en esta película que, llegado un momento dado, incluso adquiere ciertos visos de documental. Sin duda, si sigue por esta senda, yo volveré a apostar por él.


Para concluir, En los márgenes es una película denuncia. Dejando a un lado que quizá hubiera sido más conveniente centrarse en un par de historias y no hacer una película tan coral, creo que lo que plantea esta cinta es lo suficientemente interesante como para no perdértela. Crítica la ley hipotecaria, que te condena al desahucio si no pagas, pero a la vez te mantiene la deuda. Critica a los servicios sociales, que tratan todos los casos por igual, siguiendo un patrón, sin entrar en los pormenores de cada circunstancia personal. Todo esto y mucho más. No será una película inolvidable pero tampoco me parece prescindible. A mí me gustó este drama social, tan lleno de vida y de verdad. Entra en este post que Juan Diego Botto publica en su Instagram y mira a los verdaderos protagonistas de esta historia. 



Tráiler:



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