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lunes, 28 de noviembre de 2022

EL ÚLTIMO VERANO ANTES DE TODO de Jota Linares

 

Editorial: Planeta
Fecha publicación: octubre, 2022
Precio: 20,90 €
Género: narrativa
Nº Páginas: 480
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
ISBN: 978-84-08-26299-2
[Disponible en eBook]


Autor

Jota Linares (Algodonales, 1982) se enamoró de las películas gracias al cine de verano y al videoclub de su pueblo. Tras licenciarse en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Málaga, escribió y dirigió cortometrajes que fueron premiados y seleccionados en festivales de cine de todo el mundo. En 2018 debutó en el largometraje con Animales sin collar, adaptación libre de la inmortal Casa de muñecas, de Henrik Ibsen. Le siguieron ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, amargo retrato de su generación perdida, y Las niñas de cristal, drama psicológico ambientado en el mundo de la danza profesional. Actualmente prepara su primera serie. El último verano antes de todo es su debut literario, basado en recuerdos de su infancia y en una ficción que a él le hubiera gustado vivir.

Sinopsis

Un pueblo envuelto en secretos. Una pandilla que perdió sus sueños. UN VERANO QUE LO CAMBIÓ TODO.

Ismael, un director de cine en horas bajas, regresa a su pueblo en la sierra de Cádiz para acompañar a su madre, que vive sus últimos días. Mientras procesa el dolor junto a su familia y un gato sin dueño, descubre que algo extraño se esconde tras el famoso asesinato del pantano hace dieciocho años.

Siempre hay un verano que lo cambia todo, y aquel fue el de Laguna: el verano del muerto; el mismo que lo separó de sus amigos Natalia, Raúl y el Zapata, una pandilla que perdió sus sueños después de esas vacaciones tormentosas.

Crecer significa sobrevivir entre misterios y desengaños. Ismael iniciará una batalla contra sí mismo para reconstruir ese pasado de luces rotas, que quizás no ocurrió tal como él recuerda. Atrás ha quedado la adolescencia, es el momento de buscar la verdad sobre su madre y la vida a la que ella renunció por amor a sus hijos.

[Información tomada directamente del ejemplar]

Conocí a Jota Linares cuanto tuve la oportunidad de entrevistarlo en el mes de Octubre, en una visita de promoción a Sevilla para presentar su primera novela, El último verano antes de todo (Editorial Planeta). Cineasta de profesión, su última película la podemos ver en Netflix, bajo el título Las niñas de cristal. Pero, en esta ocasión, Jota deja los guiones y la cámara en un rincón, y se planta delante de la página en blanco para escribir una novela que supone un homenaje a su madre. Cati falleció en 2018, cuando tan solo tenía cincuenta y cuatro años. Para Jota Linares, como para cualquier hijo, la muerte de su madre fue un duro golpe que le removió muchas cosas por dentro. ¿Por qué ha tenido que perder a su madre tan joven? ¿Por qué no haber pasado más tiempo a su lado? En los días en los que Jota tuvo que despedirse de Cati recibió un regalo. Sus tíos le hicieron entrega de los diarios de su madre. Según me contó Linares en la entrevista (puedes leerla aquí), aquellas páginas contenían los pensamientos más íntimos de Cati, sus sueños, las emociones y las vivencias que experimentó siendo una adolescente cuando, con solo diecisiete años, se queda embarazada. Abandonada por su novio, Cati tuvo a su hijo Jota y supo sacarlo adelante. Pero, ¿a qué precio?

El último verano antes de todo no es un libro de memorias, aunque aquellos diarios fueran el empujón que Linares necesitó para escribir esta novela. Estamos ante una historia con tintes de thriller porque hay un asesinato, una investigación, y una búsqueda y captura del asesino. Todo ello rodeado de una atmósfera de misterio y suspense. Sin embargo, más allá de los elementos propios del género, se potencia el mundo interior de los personajes, se indaga en su psique, se escarba en sus sueños, y se profundiza en sus emociones, así que llegaremos a conocerlos bien. Os doy más detalles.

Ismael es el protagonista de esta novela. Tiene treinta y seis años, y nació en Laguna, un pueblo de la sierra de Cádiz. Sin embargo, no vive en su lugar de nacimiento. Hace muchos años que abandonó las calles de aquella pequeña localidad, dejando atrás a su madre, a su hermano, y a sus amigos, para buscar su futuro en la gran ciudad. Su pasión era el mundo del cine. Desde joven le ha apasionado el mundo del celuloide. Las películas eran para él una puerta de entrada a otro mundo en el que se sentía más feliz. De siempre soñó con convertirse en un famoso director, y con ese objetivo en mente ha estado luchando, aunque el camino no está siendo precisamente de rosas.

La trama de El último verano antes de todo se desdobla en dos hilos argumentales. Por un lado, el presente de la historia se sitúa en 2018, con ese regreso de Ismael a Laguna para despedirse de su madre. Fumadora empedernida, y aquejada de una grave enfermedad, los días de Cati parece que están contados. Para el joven director de cine volver al pueblo es despertar a sus viejos fantasmas, reencontrarse con aquel lugar y, sobre todo, con sus amigos. Odia el pueblo. En ese lugar remoto y diminuto se siente asfixiado hasta el punto de sentir náuseas nada más pisar sus calles.


«Lo odió por ser tan pequeño y hacer que los sueños de su gente también tuvieran que ser pequeños. Lo odió por todas las veces que se habían reído de él porque le gustaba el cine y de Raúl por sus gestos afeminados, de Natalia por ser una niña extraña criada por sus abuelos y del Zapata por estar atado a una profesión que le obligaba a tragarse el oor de los pies de medio pueblo». [pág. 13-14]


Por otro lado, el pasado se sitúa en el año 2000. Más concretamente en el verano de aquel año, en el que tuvo lugar un trágico suceso. Por entonces, Ismael acababa una etapa escolar y tenía que decidir qué pasos dar para encarar su futuro. En la misma tesitura estaban Natalia, Raúl y el Zapata. Todos ellos se imaginaban una vida fuera de aquel lugar porque en Laguna no había manera de prosperar más allá de dedicarse a la agricultura y a la ganadería. A Raúl le esperaba pasar los años tras la barra del bar familiar. A Natalia, casarse y tener hijo. Al Zapata, remendar los zapatos de los vecinos del pueblo. No, no es la vida que ellos querían. Bajo ningún concepto deseaban continuar los pasos de sus padres y madres que, por otro lado, era lo que se esperaba de ellos. Pero estos jóvenes tenían sueños, ansias de volar, y todos querían huir, lejos de allí. Bueno, todos no. A Zapata no le importaba quedarse en el pueblo pero sus miras se dirigían al Cerro Alto, en cuya cumbre estaba la pista de parapente y ala delta. Ese era su sueño, aprender a volar como los pájaros, y enseñar a otros que querían vivir esa experiencia.

Aquel verano del año 2000 marcó un antes y un después en la vida de la pandilla, cuando el cadáver de Jerónimo Bodegas, un vecino del pueblo, apareció un día flotando sobre el pantano, desnudo y con la cabeza abierta.


«...Jero estaba completamente desnudo, su piel de un color azulado irreal. En el tobillo izquierdo se podían ver los resto de una soga deshilachada». [pág. 173]


Jerónimo era homosexual. Vivía fuera del pueblo pero regresaba en los veranos para pasar unos días y ver a sus amigos. A Cati, por ejemplo, con quien tenía una estrecha amistad. Jero también tenía un sueño. Quería ser actor, y por eso abandonó en su día el pueblo. Cuando regresaba parecía alguien que hubiera triunfado pero, una cosa es la imagen que proyectamos al mundo exterior, y otra muy distinta aquella que mantenemos a buen recaudo.

Así, capítulo a capítulo, el lector irá conociendo a los protagonistas de esta historia cuando eran adolescentes. ¿Cómo eran sus vidas en el pueblo? ¿Qué pensaban de sus vecinos? ¿Cómo eran sus familias? ¿Qué sueños tenían? Poco a poco, Linares va perfilando a los jóvenes Ismael, Natalia, Raúl y Zapata, colocados en un verano en el que la mayor distracción era bañarse en el pantano, ver una película en el cine de verano, o divertirse en las fiestas del pueblo. Todo ello, a la vez que el cadáver de Jerónimo aparece flotando en el agua y se inicia una investigación. Si la muerte de Bodegas pilló a todo el pueblo por sorpresa, no menos sorprendente será conocer la identidad del asesino. Dicho sea de paso, el lector sabrá desde primer momento quién mató a Jerónimo o, mejor dicho, quien carga con la culpa de aquel crimen. Pero eso no será inconveniente porque el desarrollo de los hechos nos depara alguna que otra sorpresa. 

En cualquier caso, la pandilla no dará crédito cuando el caso quede resuelto. ¿Cómo se podían imaginar que el asesino fuera quién es? Pero así son las cosas, así de tremenda es a veces la vida. El ser humano es complejo y está lleno de recovecos. Lo que uno hace hoy en absoluto secreto, puede provocar terribles consecuencias si sale a la luz. ¿Qué harías tú por comprar el silencio de los demás?

Y mientras vamos conociendo el pasado, el presente se irá desgranando línea a línea. Aquellos jóvenes que tenían sueños por cumplir se han convertido en adultos. ¿Qué ha pasado con todos aquellos deseos que tenían? ¿Han logrado cumplir alguno? En el 2018, Ismael trata de hacerse hueco en el mundo del cine. No es fácil. De momento, su primera película ha sido un completo fracaso. Se siente mal, inseguro, temeroso, y encima le toca enfrentarse a la muerte de su madre. Y del resto, no os adelanto nada. Mejor que lo descubráis vosotros.

El presente, el reencuentro, servirá para enfrentarse a uno mismo, pero también para descubrir muchas cosas que se desconocían por completo. Lo que ocurrió en el pasado con la muerte de Jerónimo dejó flecos sueltos, asuntos que para la pandilla no tenía ni pies ni cabeza. ¿De verdad el culpable de la muerte de Jero fue el que señala la justicia? ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso Jerónimo tenía algo que ocultar? ¿Fue un ajuste de cuentas? Todo esto se irá sabiendo poco a poco, al mismo tiempo que conoceremos cómo se ha ido desarrollando la vida de los miembros de la pandilla. ¿Qué ha sido de las vidas de todos ellos? ¿Qué ha ocurrido en esos dieciocho años que Ismael no ha pisado Laguna? ¿Cómo tendrá lugar el reencuentro entre los amigos?

El último verano antes de todo cierra colocando a todo el mundo en su lugar y desvelando la auténtica verdad que encerraba el asesinato de Jero, mientras que Ismael consigue recuperar la paz perdida, esa paz que se debía así mismo, ese perdón que no lo dejaba respirar.

Ismael y sus amigos

Jota Linares perfila con profundidad a sus personajes. De cada uno de ellos, el autor nos ofrecerá los datos necesarios para que nos hagamos una composición de lugar. Irá trenzando relaciones, acercando unos a otros, alejándolos entre sí con el paso del tiempo. Juntos en el pasado. Más distantes en el presente. Pero las amistades que se forjan cuando somos niños o adolescentes están hechas de otra pasta diferente, muy distinta a aquellas que hacemos cuando somos adultos. Y esto es algo que se nota muchísimo en la novela. Es como si el tiempo no hubiera pasado.

* Ismael. Creció sin padre. Se marchó del pueblo tras aquel verano del año 2000, en busca de sus sueños. El regreso no resulta fácil. Aproximarse al lugar en el que creció le produce una especie de angustia, un nudo en la garganta que le cuesta trabajo tragar. Tiene miedo. Miedo a enfrentarse a sus amigos, los que verdaderamente lo conocen, a los que no puede engañar. Miedo a defraudar, a no haber cumplido las expectativas que los demás tenían de él. Miedo a la enfermedad de su madre. Miedo al adiós. 

Ismael llega a Laguna sumido en la culpa. Culpa por haber dejado atrás a esa mujer que lo dio todo por él, por no haberse ocupado de su madre, por no haber luchado junto a ella, contra esa enfermedad que, al final, le ha ganado la batalla. Huyó y lo dejó todo atrás. ¿Fue un egoísta? Sea como fuere, su madre nunca le ha reprochado nada. El papel de cuidador lo ha ejercido su hermano pequeño Fran y su tía Juani. No hay rencor, pero él se siente como si hubiera fracasado como hijo.

Y junto a la culpa, arrastra la frustración. Su primera película ha sido un fracaso, pero lo quiere seguir intentando. A su regreso a Laguna, su segunda película está a punto de ver la luz. ¿Qué pasará si vuelve a ser un fiasco? ¿Qué va a ser de su vida si la crítica vuelve a tumbar su segundo trabajo? Ismael no sabe hacer otra cosa más que amar el cine.  Si tiene que abandonar, ¿tendrá que regresar de nuevo al pueblo? 

* Natalia. Fue para Ismael una especie de hermana en su adolescencia. Vive con sus abuelos porque sus padres decidieron emigrar a Argentina, para conseguir una vida mejor. Allí trabajan y ahorran con el deseo de poder reunir a toda la familia. Natalia quiere mucho a sus abuelos, pero también echa mucho de menos a sus padres, con los que mantiene el contacto únicamente por correo postal. Vive tan aferrada a un deseo que este le marca incluso hasta su forma de vestir. Sin embargo, no tardará mucho en descubrir la realidad de su vida, y el profundo amor que sus abuelos sienten por ella, hasta el punto de fingir algo que, irremediablemente saldrá a la luz. Ese hallazgo hará madurar a Natalia a pasos agigantados.

* Raúl. Este personaje nos permite entender la vida tan complicada que puede tener aquel que otros ven como diferente, en un reducto tan pequeño como es un pueblo. Raúl es homosexual pero nadie lo sabe. Es un joven especialmente sensible, y  esto es algo que no pasa desapercibido para algunos. Raúl tiene que soportar las mofas y las burlas de los matones del pueblo, otros jóvenes como él que descargan su rabia golpeando a los más débiles. Raúl ha soportado golpe tras golpe, humillación tras humillación, pero el dolor lo sobrelleva al agarrarse al amor. Sin embargo, el joven sufrirá una gran decepción. También a él le tocará hacerse adulto a través de los reveses de la vida.

* Zapata. Tiene el destino marcado. Su padre es el zapatero del pueblo y lo único que espera de su hijo es que siga sus pasos, que el negocio pase de padres a hijos, aunque ese negocio  implique tener que soportar el olor de pies de todos los de pueblo. Pero el Zapata tiene sus sueños propios. Justo en el Cerro Alto se encuentra su libertad. Allá arriba, con Laguna a vista de pájaro, hay una pista de parapente y ala delta. La gente llega a Laguna para vivir una experiencia. Eso es lo que él quiere, volar como lo pájaros, pero la vida le pone una zancadilla.  

Estos son los datos más básicos de los personajes principales de la novela pero hay mucho más. Cada uno de ellos esconde en su interior un anhelo, un deseo, y la vida se encargará de hacerlos madurar casi de un día para otro. No obstante, lo que unió un día a toda la pandilla se mantendrá indemne,  una unidad que gira alrededor de la palabra Fidelio. 

Temas y  tintes autobiográficos

Jota Linares aprovecha la narración para intercalar temas universales. Entre estas páginas el lector puede encontrar asuntos que, de un modo u otro, todos nosotros encaramos a lo largo de nuestra vida. Los sacrificios de una madre, la amistad incondicional, las segundas oportunidades, el dolor por la pérdida, el maltrato, el amor, la discriminación y el perdón, serán algunas de las cuestiones que se toquen en la novela. Ismael terminará por comprender lo mucho que su madre renunció cuando se quedó embarazada. También Zapata sabrá mucho sobre sacrificios y de maltrato. Natalia verá cómo sus abuelos la han protegido durante toda su vida, con tal de que la joven no sufriera. Y en cuanto a Raúl, le tocará lidiar con la discriminación y el amor secreto. Girando alrededor de todos ellos, la amistad incondicional.

Sin embargo, para mí, el tema estrella serán los sueños rotos. Hay mucho de deseos truncados en la novela. Cuando somos jóvenes nos imaginamos una vida de tal o cual color. No obstante, la propia vida se va encargando de desdibujar o de colorear en otro tono nuestro destino. Es lo que le ocurre a los personajes de esta novela que, partiendo de sus sueños, se irán amoldando al camino que les marque la suerte o la fatalidad.

En cuanto a los tintes autobiográficos, si miras la biografía de Jota Linares, vas a encontrar ciertos paralelismos entre su vida y la vida de Ismael. ¿Es una novela autobiográfica? No, en toda su extensión. Es cierto que Jota y el protagonista comparten ciertas similitudes. Ambos nacieron en un pueblo de la sierra de Cádiz. Ambos crecieron amando el cine, viendo películas en el cine de verano, o alquilándolas en el videoclub. Ambos soñaron con convertirse en directores de cine. Ambos perdieron a su madre en 2018. Pero no todo lo que se cuenta en el libro es verdad. Por ejemplo, el asesinato de Jerónimo está inspirado en varios crímenes que han ocurrido por la zona, pero no se trata de una historia autobiográfica al cien por cien.

Laguna

Y Laguna tampoco existe como tal. Es un lugar ficticio pero inspirado en varios pueblos de la sierra de Cádiz.  A poco que te hayas movido por la comarca, sabrás perfectamente por qué zona podrías situar el escenario. Yo lo descubrí por las referencias a la pista de despegue para parapentes y alas delta que está en un monte cercano a Algodonales, porque Laguna tiene un poco del pueblo en el que nació el autor y de Zahara de la Sierra, municipio próximo, del que el autor ha tomado prestado el pantano, en el que se bañan Ismael y sus amigos, y donde aparece flotando el cuerpo sin vida de Jerónimo.

Laguna, el pueblo en el que se sitúa la acción, tiene estas características.


«Casi toda las calles estaban en cuesta, levantadas en una pendiente que terminaba en la falda de la sierra que ascendía al Cerro Alto. Cuanto más se acercara uno a las casas que colindaban con la ladera, más aumentaban las posibilidades de encontrarse con boñigas de vaca, mierda de cabra o incluso con alguna culebra despistada». [pág. 15]


En este microcosmos la vida se hace muy cuesta arriba, como sus calles, para algunos vecinos del municipio. La mujer está sentenciada a una vida doméstica y anodina. Pero las mujeres de esta novela no están dispuestas a que otros decidan su futuro. Por supuesto, la homosexualidad será juzgada y condenada. En Laguna, el que es homosexual solo tiene dos vías: huir o enfrentarse al pueblo. Veremos cómo resuelven este asunto personajes como Jerónimo o Raúl. 

Estructura y estilo

El último verano antes de todo se lee con avidez y agrado. Con un total de treinta y ocho capítulos cortos, la acción avanza a un ritmo sostenido. Salvo en momentos puntuales en los que el ritmo se acelera, los sucesos transcurren con la misma parsimonia con la que pasa la vida por los pueblos pequeños.

No estamos ante una novela en la que prime el crimen, la investigación y la identificación del asesino. Linares apuesta por el desarrollo de los personajes, por construir hombres y mujeres llenos de matices, reales, emotivos, muy terrenales. Bajo mi punto de vista, esa es su gran apuesta. Por eso no tiene prisa por llegar a un punto determinado de la historia, sino que se toma su tiempo, presentando una panorámica general del pueblo, mostrando a los personajes tal como son, con sus sueños y sus miedos, con sus éxitos y sus fracasos. Lo que fueron y lo que son.

Todo ello con una narrativa muy actual y una puesta en escena muy visual, propia del mundo cinematográfico, por lo que resulta muy fácil imaginarse el vaivén de la vida por las calles de Laguna.


En definitiva, El último verano antes de todo ha sido una lectura agradable, llena de emoción, emotiva en los momentos más tristes, con sorpresas y giros, y un final que genera una sensación de paz, tanto en los personajes como en el lector. Sería interesante que un día pudiéramos ver esta historia en el cine.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

jueves, 27 de octubre de 2022

JOTA LINARES: ❝La vida es una enorme mezcla de géneros❞

Entra en Netflix y mira el catálogo de películas. ¿Ves una que se titula Las niñas de cristal? ¿Sí? Pues su director es Jota Linares. Cuarenta años, natural de Algodonales (Cádiz) y cineasta. Bueno, ahora también novelista.

Jota creció viendo películas. Las que proyectaban en el cine de verano de su pueblo y las que alquilaba en el videoclub. Su sueño era hacer magia a través del cine, contar historias, cautivar al espectador. Y persiguiendo ese sueño abandonó su pueblo, se marchó a la capital, y probó suerte. Empezó con los cortos y posteriormente dio el salto al largo. No tuvo un buen arranque, pero tampoco tiró la toalla. Hizo un segundo intento que funcionó mejor. Y ahora un tercero. Lo que ha conseguido lo ha batallado, incluso en esos momentos en los que anímicamente uno no está para nada. En 2018, a punto de estrenar su segunda película, y con la incertidumbre pisándole los talones, tuvo que enfrentarse a la muerte de Cati, su madre. Un cáncer se la llevó con solo cincuenta y cuatro años. Lejos de ella durante los momentos más complicados, Jota regresó a Algodonales para velar y enterrar a su madre. Allí le entregaron los diarios que ella había escrito de adolescente. La muerte de su madre y esos diarios fueron el impulso necesario para, entre rodajes, sentarse a escribir El último verano antes de todo. Esta novela, con tintes autobiográficos, es un homenaje a Cati, y también a su juventud, a su pandilla de amigos, a su pueblo, y a todos esos sueños que los personajes fueron tejiendo a medida que iban creciendo.

El protagonista principal es Ismael, un director de cine frustrado, que regresa a su pueblo, Laguna, después de una ausencia de dieciocho años. El viaje tiene como meta enterrar a su madre, pero también servirá como reencuentro con su pasado, con sus amigos, con Natalia, con Raúl, con Zapata. Esos días en Laguna abrirán nuevas heridas y  sacará a la luz la identidad del asesino de Jerónimo Bodega, el vecino homosexual que un día es encontrado desnudo, flotando en un lago. Pero El último verano antes de todo es mucho más que un thriller. Es una búsqueda de la identidad y del perdón. 


Marisa G.- Jota, un placer conocerte y tenerte en Sevilla

Jota L.- Igualmente

M.G.- Por empezar la entrevista, el mundo literario a veces es una jungla. Hay mucha competitividad entre los autores. No sé si en el mundo del cine es igual. ¿Hay también rencillas entre directores y entre actores?

J.L.- Te hablo desde el conocimiento. Creo que es mucho peor. También es verdad que yo soy un recién llegado a este mundo de los libros y estoy empezando a ver lo que pasa a mi alrededor. Observo mucho y no veo tanta competitividad como en el cine. En el cine todo es más inmediato, el feedback te llega mucho más rápido. Con los libros, lo veo todo como mucho más calmado. Hay otro tempo.

M.G.- Llevas varios cortos, has dirigido tres largos. ¿Qué te empuja a escribir este libro?

J.L.- Fue la necesidad de contar. Todo parte de un hecho muy peliculero pero muy real. Mi madre falleció muy joven, con solo cincuenta y cuatro años de edad, de un cáncer muy agresivo. Fue madre adolescente. A mí me tuvo con solo diecisiete años, después de que su novio la abandonara. En su velatorio, mis tíos me regalaron unos libros. Eran sus diarios de adolescente, que abarcaban desde los catorce a los diecisiete años. La última página que escribió fue el día que el médico le dijo que yo iba a ser un niño. En aquellos diarios vi que había una historia. Me encontré con una joven que tenía muchos sueños que tuvo que abandonar para sacar adelante a sus hijos.

Estaba en un momento de mucha presión porque venía del fracaso de mi primera película y estaba a punto de estrenar la segunda. Me daba mucho miedo porque no sabía qué iba a hacer si volvía a fracasar. Por suerte, fue un bombazo a nivel de público, pero me sentía muy paralizado. No tenía nada claro qué hacer con mi vida, me tenía que enfrentar a la muerte de mi madre, y fue justo cuando llegó la propuesta editorial. Contactaron conmigo, habían visto mi película, me dijeron que escribía muy bien los diálogos y me plantearon escribir un libro. Les comenté que tenía aquellos diarios. Recuerdo una frase que me dijeron en aquel café que me cambió totalmente la vida. Me dijeron que, para mi primera novela, tenía que escribir de lo que sabía. Y ahí fue donde me decidí.

Me dio mucho reparo porque soy muy lector. Siempre estoy leyendo dos libros a la vez, un ensayo y una ficción. Ahora me estoy leyendo Libra de Don DeLillo, una novelización sobre el asesinato de Kennedy, y Los chicos de Hidden Valley Road de Robert Kolker, un ensayo sobre una familia americana con doce hijos, de los cuales, seis sufren esquizofrenia.  Lo de escribir me daba reparo pero no quise echarme atrás por miedo. Empecé y salió sola. Bueno, ha sido mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucho tiempo. Tres años escribiendo. Pero cuando me ponía a escribir, entre los rodajes, salía sola.

M.G.- Está claro que el lenguaje narrativo y el cinematográfico es distinto. Aunque eres gran lector, no sé si, a la hora de ponerte a escribir, te has encontrado con algún escollo. ¿Has podido contar lo que querías contar como tú lo querías contar?

J.L.- Me estuve formando. Escribir un guion exige un lenguaje completamente diferente. Es solo una herramienta que lee los que van a hacer la peli. La novela, no. Así que me estuve formando para cuidar detalles que un guion no son tan necesarios. 

M.G.- Jota, ¿qué les dirías a los lectores para que lean tu libro? ¿Qué van a encontrar en esta novela?

J.L.- Se van a topar de frente con un viaje emocional sobre los recuerdos, la aceptación y la verdad. Esta novela trata de la búsqueda de Ismael tras la verdad sobre quién era su madre y la verdad de lo que ocurrió con un amigo al que mataron en el pantano, a pedradas, en el verano del año 2000. Es un viaje hacia su descubrimiento, un viaje emocional que habla de la familia y de la segunda familia, que son los amigos, y también del perdón y de encontrar tu lugar.

M.G.- Dicen que es una novela autobiográfica. ¿Hasta qué punto?

J.L.- Hasta el corazón, es una novela muy autobiográfica pero, a veces, también muy ficcionada. A pesar de que Ismael es un director de cine como yo, hijo de madre soltera, y es muy fácil reconocerme en él, también soy Raúl, e incluso también puedo ser otro personaje que se oculta en la novela. Los nombres no son los reales. Bueno, Cati, la madre de Ismael, sí. Ella lleva el mismo nombre que mi madre porque es un gran homenaje a ella. Tampoco he usado el nombre real del pueblo, ni de las calles, porque eso me hubiera provocado más pudor a la hora de narrar ciertos hechos muy duros, pero que eran imprescindibles para que los personajes avanzaran. Al ficcionarlos, me permitía contar la verdad.

Lo importante era la verdad y el corazón de los personajes. Que se llamaran de un modo u otro, eso ya me daba igual. La trama que hila los dos tiempos de la novela, el verano del año 2000 y el invierno de 2018, es la verdad sobre un asesinato. Quería que tuviera casi elementos de novela negra, que hubiera un misterio, que los lectores quisieran saber la verdad sobre lo que ocurrió, qué pasó con ese hombre, qué lleva a una persona a matar a otra de una pedrada. Pero esa ficción esconde emociones muy de verdad, de un verano de 2000 o de un invierno en el que regreso al pueblo para despedirme de mi madre. 

M.G.- Se habla de que es un thriller. Y es verdad que hay un asesinato. Alguien ha matado a Jerónimo Bodega. A lo largo de toda la trama, nos preguntamos quién ha sido. Pero, bajo mi punto de vista, ese thriller queda muy en segundo plano, en favor de los personajes que están perfilados psicológicamente.

J.L.- Quería que el asesinato se mezclara mucho con la historia de Ismael y su madre porque eso es lo que, para mí, da sentido a la novela. Lo más importante es el encuentro entre madre e hijo y cómo, a veces, tenemos que bucear en el pasado para perdonar a nuestras familias y para encontrarnos de verdad con quien somos realmente.

El thriller me interesaba como elemento de enganche. Todos hemos querido vivir algún tipo de aventura cuando fuimos adolescentes. El asesinato de Jerónimo Bodega está basado en muchos asesinatos reales de la sierra de Cádiz. Son sucesos que se contaban de casa en casa, te iban contando detalles diferentes y contradictorios porque unos tenían una versión y otros, otra distinta. 


[Si prefieres escuchar nuestra conversación, dale al play]


En Algodonales, el pueblo en el que se basa Laguna, había una casa abandonada en la que un hombre mató a otro con un hacha por tema de lindes. De pequeño, recuerdo estar con mis amigos durante un verano eterno, en los que nunca pasa nada, delante de esa casa, tremendamente obsesionados. Nos quedábamos horas y horas delante de la puerta, pensando qué pasó dentro. Quería regalarle a mi yo pequeño esas ganas de vivir este tipo de misterio.

También quería mezclar muchos géneros. Me gustan mucho las historias que mezclan géneros. De ese modo, el lector nunca sabe si el siguiente capítulo lo va a emocionar, te va a inquietar o te va a divertir. Al final, la vida es una enorme mezcla de géneros. 

M.G.- Esta novela no sería igual sin esos personajes que tú has perfilado psicológicamente muy bien. Aunque es una novela muy coral, el epicentro de la historia es Ismael. ¿Qué caracteriza psicológicamente al personaje?

J.L.- A Ismael lo caracterizan los sueños rotos. Renunció a muchas cosas por perseguir ese sueño, esa ballena blanca. No es casualidad que se llame Ismael, como el personaje de Moby Dick. Él está obsesionado con hacer cine. Y, en ese camino, se ha alejado de muchas de las cosas importantes de la vida.

M.G.- Siente un miedo atávico a regresar al pueblo, a reencontrarse con el pasado.

J.L.- Sí, porque sufrió mucho en el pasado. Parte del viaje emocional de Ismael implica dejar de tener miedo. Aceptar que en la vida, se pasa bien y se pasa mal. Evitar el dolor y huir de todo aquello que te pone triste, al final también te priva de cosas buenas. Ismael tiene mucho miedo a enfrentarse a quien era él, en realidad. En el pueblo están todas las respuestas. Es muy difícil engañar a las personas con las que has crecido. Ellos saben quién era, saben qué sueños tenía. Por eso tiene miedo a regresar al pueblo, porque tiene que enfrentarse a su propio yo, y es de eso de lo que está huyendo. 

M.G.- Reencontrarse con ese grupo de amigos con los que creció, con Raúl, con Natalia, con Zapata. ¿Cómo los ha tratado la vida?

J.L.- La vida los ha tratado como trata a cualquier otra persona, llevándolos por su propio camino. Cada uno ha vivido un proceso de maduración y de descubrimiento. Unos descubren  su propia sexualidad.  Otros, como es el caso de Natalia, descubrirá la verdad sobre su propia familia. En el caso del Zapata, la vida lo lleva por sitios terribles, a través de un acto que cambia su vida para siempre. Pero eso es la vida, crecer y enfrentarte a cosas muy diferentes.

Era muy importante que un personaje como Raúl, que en su adolescencia sufrió un bullying terrible por ser homosexual, con un nivel fuerte de daño físico, cuando creciera, se convirtiera en un personaje muy luminoso, que aporta mucha vida y mucha luz a Ismael, que es todo oscuridad. Quería mandar un mensaje a cualquier chaval que se lea el libro y lo esté pasando mal, para decirle que todo pasa. El nivel de angustia que tienen los niños y los adolescentes, porque son diferentes y sufren bullying, eso pasa. Luego te conviertes en otra persona más fuerte. Ojalá no vivieras eso pero bueno, si lo vives, decirle que no es eterno. Por eso me interesaba mucho que Raúl cambiara mucho sus sueños y no tuviera miedo de volver al pueblo para trabajar allí, para ayudar a otras personas que están en la misma situación que estaba él cuando eran adolescentes. 

La pandilla lo que hace es crecer y eso, muchas veces, significa sufrir desengaños, enamorarte, que te rompan de nuevo el corazón, volver a enamorarte, y encontrar tu lugar en el mundo. 

M.G.- En cuanto a los temas que tratas en la novela, hay bastante violencia, hay miedo, odio, pero también hay amor, amistad y lealtad. Me gusta cuando tocas ese reencuentro con las raíces, con los orígenes, y los sueños truncados. 

J.L.- Son temas que me preocupan y que he visto a mi alrededor. Quería trasladar todo esto a la novela con conocimiento de causa. Los sueños truncados los he vivido muy de cerca, en mi generación. Independientemente de que el libro hable de cómo un hijo se reencuentra con su madre, y cómo aprende a perdonarse por no haber estado con ella en los momentos duros. 

El otro tema que recorre la novela es esa segunda familia que tú eliges, los amigos. Son personas que están en tu vida porque tú quieres. En el caso de esta pandilla quería explorar diferentes tipos de sueño. En el verano del año 2000, Ismael tiene sueños muy grandes y ambiciosos. Quiere hacer muchas películas y cambiar el mundo. Sin embargo, los sueños de Natalia son mucho más pequeñitos. Ella quiere abrazar a sus padres, porque tuvieron que emigrar para buscarse un trabajo mejor. El sueño de Raúl es ser visible y estar con la persona que quiere sin tener que ocultarse. Y en cuanto al Zapata, su sueño es volar. Quería hablar de una generación que, de repente, el tiempo nos ha enseñado que somos la generación de la crisis. Salimos de la universidad y no teníamos trabajo. Todos nuestros sueños se convirtieron en irrealizables. Si queríamos trabajar de lo que fuera para poder pagar el alquiler, nos decían que estábamos sobre cualificados. Tuvimos que mentir en el curriculum para quitar estudios. Todo era muy loco. Y eso nos desengañó mucho. Lo pasamos muy mal, y mucha gente se quedó en el camino. No consiguieron sus sueños. Conozco a gente con un talento impresionante para escribir y dirigir que han tenido que montar negocios. Han tenido que buscarse la vida de otra manera. 

M.G.- Jota, no sé si pensarás como yo pero, las amistades que se forjan en la infancia y en la adolescencia son muy distintas a las que se hacen de adultos, ¿verdad? Podrá pasar mucho tiempo sin ver a una amiga de la infancia pero, cuando la vuelvo a ver, es como si hubiera pasado unos minutos.

J.L.- Es que se detiene el tiempo. Hay una frase preciosa en el cuento El cuerpo de Stephen King que dice que nunca tienes amigos como los que tuviste a los doce años. Y es verdad. Ahí radica el miedo de Ismael de volver al pueblo porque allí no puede disimular ni engañar a sus amigos. Son amistades muy puras.

M.G.- Laguna es un pueblo ficticio pero es muy fácil ubicarlo.

J.L.- Laguna es un pequeño Frankenstein de diferentes pueblos de la zona. Es eminentemente mi pueblo, Algodonales, donde yo crecí pero quería que tuviera un pantano, y lo tomé del pantano de Zahara de la Sierra. Las calles de Algodonales están cambiadas pero cualquiera que conozca el pueblo sabe perfectamente por dónde se mueven los personajes. El hecho de usar un pueblo ficticio me permitía contar las historias reales que ocurrieron en mi pueblo. 

M.G.- Dicen que el final de esta novela es muy impactante. ¿Qué me voy a encontrar?

J.L.- El final plantea al lector algo vital para culminar el viaje emocional de la novela. Te hace preguntarte: ¿Qué hubieras hecho tú? Quiero insistir en que es un viaje muy luminoso. A pesar de que habla de la muerte, de asesinato y de sueños truncados, es también una novela que habla de empezar de nuevo.

M.G.- Jota, ¿y la llevarías al cine?

J.L.- Me encantaría. Pero hay que ver primero qué ocurre con la novela. Imagina que no guste. Espero que no.

M.G.- A mí me está gustando. Lo dejamos aquí, Jota. Un placer.

J.L.- Gracias. 

Sinopsis: Un pueblo envuelto en secretos. Una pandilla que perdió sus sueños. UN VERANO QUE LO CAMBIÓ TODO

Ismael, un director de cine en horas bajas, regresa a su pueblo en la sierra de Cádiz para acompañar a su madre, que vive sus últimos días. Mientras procesa el dolor junto a su familia y un gato sin dueño, descubre que algo extraño se esconde tras el famoso asesinato del pantano hace dieciocho años.

Siempre hay un verano que lo cambia todo, y aquel fue el de Laguna: el verano del muerto; el mismo que lo separó de sus amigos Natalia, Raúl y el Zapata, una pandilla que perdió sus sueños después de esas vacaciones tormentosas.

Crecer significa sobrevivir entre misterios y desengaños. Ismael iniciará una batalla contra sí mismo para reconstruir ese pasado de luces rotas, que quizás no ocurrió tal como él recuerda. Atrás ha quedado la adolescencia, es el momento de buscar la verdad sobre su madre y la vida a la que ella renunció por amor a sus hijos.

Un pueblo envuelto en secretos. Una pandilla que perdió sus sueños. UN VERANO QUE LO CAMBIÓ TODO

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