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viernes, 13 de octubre de 2023

EL PROBLEMA FINAL de Arturo Pérez-Reverte

Editorial:Alfaguara
Fecha publicación: septiembre, 2023
Precio: 21,90 €
Género: novela negra
Nº Páginas: 328
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas
ISBN: 9788420476360
[Disponible en eBook y audiolibro;
puedes empezar a leer aquí]

Autor

Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años y cubrió dieciocho conflictos armados para los diarios y la televisión. Con más de veinte millones de lectores en el mundo, traducido a cuarenta idiomas, muchas de sus obras han sido llevadas al cine y la televisión. Hoy comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación. Es miembro de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores de Marina de Francia.

Sinopsis

Junio de 1960. Un temporal mantiene aisladas en la idílica isla de Utakos, frente a Corfú, a nueve personas alojadas en el pequeño hotel local. Nada hace presagiar lo que está a punto de ocurrir: Edith Mander, una discreta turista inglesa, aparece muerta en el pabellón de la playa. Lo que parece un suicidio revela indicios imperceptibles para cualquiera salvo para Hopalong Basil, un actor en decadencia que en otro tiempo encarnó en la pantalla al más célebre detective de todos los tiempos. Nadie como él, acostumbrado a aplicar en el cine las habilidades deductivas de Sherlock Holmes, puede desentrañar lo que de verdad esconde ese enigma clásico de habitación cerrada. En una isla de la que nadie puede salir y a la que nadie puede llegar, inevitablemente todos se acabarán convirtiendo en sospechosos en una fascinante novela-problema donde la literatura policial se mezcla de modo asombroso con la vida.

[Información tomada de la web de la editorial]


Lo comenté por redes cuando empecé a leer este libro. El problema final, la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, me estaba gustando mucho. Por entonces, tenía avanzada la lectura unas cien páginas. Y en líneas generales, tras haberla leído en su totalidad, sigo manteniendo la misma impresión. No obstante, sí debo confesar que hay algún punto que me crispó una mijilla. 

No se le puede negar a Arturo Pérez-Reverte un toque de originalidad e ingenio en esta novela. Rara es la vez que leo una sinopsis antes de iniciar lectura. Me gusta la aventura, dejarme sorprender y comenzar a leer sin tener la menor idea de lo que me voy a encontrar. Por eso, si tengo intención de abordar un libro y me topo con una reseña, la leo en diagonal. Así que, cuando comencé esta lectura, fui de sorpresa en sorpresa. Os cuento.

La acción arranca en Génova, en el mes de junio del año 1960. El protagonista de esta historia, Ormond Basil,  pasea tranquilamente por las calles de la ciudad. Con sesenta y cinco años de edad, es actor de profesión pero ya hace tiempo que ningún director se acuerda de él para ninguna película. No parece excesivamente preocupado pero sabe que el dinero se agota con el tiempo. Inesperadamente, se tropieza con un viejo amigo. Pietro Malerba es productor de cine y va acompañado de Najat Farjallah, una célebre soprano cuya «belleza está a punto de marchitarse». Pietro puede tener algún trabajo para Ormond y para discutir los detalles, el productor lo invita a pasar unos días navegando en su yate Bluetta. Embarcados los tres, ponen rumbo a Corfú. No obstante, un desconsiderado temporal los obliga a recalar en la isla de Utakos. Allí, Basil, Malerba y Farjallah tendrán que alojarse en el único hotel de la isla, el Auslander. De hecho, la única edificación de toda la roca. 


«Incluso en tales circunstancias, Utakos era bellísima: un minúsculo paraíso de olivos, cedros, cipreses y buganvillas, con el embarcadero en forma de espigón bajo las ruinas de un antiguo fuerte veneciano, una colina espesamente arbolada que conservaba arriba los restos de un tempo griego, y en una concavidad de ésta, protegido de casi todos los vientos, el hotel Auslander: una villa del siglo XIX con espléndidas vistas a la costa de Albania y al relieve montañoso de Corfú,...» [pág. 16]


En la misma, además de ellos tres y del personal de servicio, se alojan seis huéspedes más. Lo que parecen unos días de tranquilidad, mientras el temporal amaina, se tornará en jornadas llenas de misterio y suspense. Todas las alarmas saltan cuando el cadáver de una joven aparece en el pabellón de la playa, «una cabaña de madera» que los huéspedes utilizan como vestuario. No será el único. Irremediablemente se irán sucediendo más muertes, lo que irá estrechando el círculo, pues cada vez van quedando menos habitantes en la isla. En Utakos, convertida ahora en la isla de los diez negritos, hay un asesino. ¿Está alojado en el hotel? ¿Es alguien que se esconde en algún rincón de la roca? Estas preguntas y otras tantas irán surgiendo entre los huéspedes y para encontrar respuestas, todos ellos dirigirán sus miradas hacia Ormond Basil, la única persona que, por su experiencia profesional, puede dar con el asesino. Con la ayuda de un escritor de novela negra español, llamado Paco Foxá, tratará de averiguar quién es el que ha cometido tales crímenes y con qué motivo.

Qué me ha gustado de esta novela

Hay muchas cosas que me han gustado de esta novela. Para empezar, me parece una genialidad hacer protagonista de una novela negra a un supuesto actor que interpretó a Sherlock Holmes en casi una veintena de películas. Ormond Basil no existió realmente pero, si les echas un vistazo a los actores (más de setenta) que dieron vida al detective creado por sir Arthur Conan Doyle, y por similitud en el nombre, podemos pensar que el personaje de Reverte está inspirado en Basil Rathbone. Por si no sabes quién es, te dejo aquí su foto.




Confieso que, al principio, pensé que Ormond Basil había existido realmente. Me sonaba el nombre pero claro, lo que realmente me sonaba era el Basil, de Basil Rathbone. Real o ficticio, a mí me sigue pareciendo una genialidad.

Luego, es una novela muy metaliteraria, en la que, por un lado, he encontrado mucha crítica al género negro y, por otra, se permite al lector visitar la trastienda de lo que debe ser una buena novela de misterio. Arturo Pérez-Reverte pone sus miras en lo que siempre se ha llamado como la novela-problema, novelas que planteaban un enigma inteligente ( respondiendo a las preguntas quién, cómo y por qué cometió el crimen) y que únicamente los lectores inteligentes podrían llegar a resolver. Aunque, «cuando una novela está bien construida, según las reglas del género, es casi imposible que el lector descubra al culpable antes que el detective». Frente a eso, «el thriller ha matado el escalofrío intelectual» y hoy día, las novelas están llenas de «detectives privados turbios, policías corruptos y rubias peligrosas», fruto de la «moda impuesta por el cine americano», y un gusto por una novela negra más insustancial porque «el público prefiere temblar a pensar».

A lo largo de toda la narración vamos a ir desvelando los elementos y requisitos que necesita una buena novela negra para ser una «novela seria». Se hace alusión al dominio de la técnica narrativa, al perjuicio que ocasiona la profundidad psicológica frente a lo verdaderamente importante, que no es más que «estimular la inteligencia o la emoción del lector». También se hace hincapié en la contribución de Agatha Christie al género  y de la que se dice que «inventó prácticamente todas las situaciones imaginables», por lo que a los autores actuales solo les queda copiar lo que ya hicieron otros. 

En fin, que todas esas reflexiones sobre el género negro me han parecido interesantísimas. Y es que, no sé vosotros, pero a mí me suele suceder que, en ocasiones, siento como si estuviera leyendo siempre la misma novela, con los mismos recursos, los mismos artificios, los mismos personajes. Hoy día, es muy difícil que una novela negra sorprenda.

Y tres cuartos de lo mismo ocurre con el cine, otro de los grandes temas de este libro. El hecho de que Ormond Basil sea un actor permite al autor adentrarse entre bambalinas, colocarse detrás de la cámara, y analizar qué cine se hacía antes, en esos años 50 y 60, haciendo a la vez un repaso a los actores más importantes del momento, grandes intérpretes que, al igual que los autores más brillantes, vieron cómo otros llegaron para desbancarlos de su lugar. Habrá lugar para recordar películas como La máscara de hierro, Dos caballeros y una rubia, La ventana indiscreta, en la que James Stewart «se vuelve detective sin pretenderlo», sin dejar atrás la maravillosa El crepúsculo de los dioses. Y siendo Ormond la encarnación de Sherlock Holmes, no puede faltar la mención a títulos como El perro de los Baskerville. Largometrajes que apetece volver a ver, o descubrir por primera vez, a la par que te invitan a reflexionar sobre el cine que se hace en la actualidad. Yo, que soy fan del cine clásico, de ese otro al que tampoco le hacía falta el color, me he preguntado muchas veces si el cine de antaño no es mucho mejor que el de ahora. A aquel le faltaban recursos y técnica pero era inteligente. Hoy día, muchas películas tienen un gran presupuesto pero cuentan con un guion muy empobrecido. 

En el otro extremo del tema, los actores y las actrices. Por estas páginas también pasean los nombres de Roger Moore, Rita Hayworth, Tyrone Power, Ava Gadner y, especialmente, Errol Flynn y David Niven. El lector encontrará muchas anécdotas tales como esta:


«—No, de las otras. La patrulla del desierto, una de la Legión Extranjera, con Ray Milland y Rita Hayworth... ¿La vio?

—Me parece que no, lo siento.

—No importa. No se perdió gran cosa, excepto la danza de Rita en un cabaret moruno —bebí otro sorbo—. Eso sí valía la pena.

Se apoyaba Gérard en el mostrador, cortésmente interesado.

—¿Ya había hecho Gilda?

—No, pero prometía —señalé las botellas en los estantes—. Hasta que dejó de prometer».   [pág. 111] 

    

Me preguntaba, ¿será cierto lo que dice de tal o cual actor? La respuesta es sí. El mismo Arturo Pérez-Reverte lo admite en muchas de las entrevistas que ha concedido estos días, a raíz de la publicación de esta novela. 

Me ha gustado también asomarme a una novela negra de corte clásico, a una novela-problema. El número de personajes te hace pensar en Diez negritos de Agatha Christie. El hecho de que supuestamente Ormond Basil haya sido el actor que más veces ha encarnado a Sherlock Holmes te pone en la mente de manera constante a Arthur Conan Doyle. Y luego está el modus operandi de los crímenes, siempre perpetrados, como podríamos decir, a puerta cerrada, aludiendo a esos asesinatos cometidos sin que, a priori, se pueda saber cómo ha entrado o salido el asesino, pues el cadáver es hallado en una habitación cuyas puertas y ventanas están cerradas por dentro. Durante toda la narración hice mis propias cábalas. ¿Quién era el asesino? ¿La dueña del hotel? ¿El camarero atractivo? Ya os adelanto que no acerté ni de lejos. 

Qué es lo que no me ha convencido totalmente

Solo hay una cuestión que, en algún momento, enturbió mi lectura. El problema final se sustenta casi continuamente en el diálogo. ¿En qué afecta la predominancia del diálogo frente a la narración? Pues que la novela se lee en un suspiro. Sin embargo, cuando ya había traspasado la mitad de la historia, tanto diálogo comenzó a incomodarme, con lo cual, surtió el efecto contrario. En vez de avanzar muy deprisa, empecé a estancarme, especialmente en las conversaciones entre Ormond y su Watson particular, Paco Foxá, del que hablaré seguidamente. Pero bueno, eso es una apreciación muy personal y probablemente, a otros lectores no le ocurra como a mí. 

Paco Foxá

De todos los personajes, a mí me intrigaba mucho que Reverte hubiera elegido a un escritor de novela negra llamado Paco Foxá, para ayudar a Ormond en la investigación de los crímenes. A medida que lo vamos conociendo, me atrevo a pensar que es un personaje que podría venir a representar al tipo de escritor que más abunda hoy día. Dice Foxá que se gana la vida con el género que está de moda (todos sabemos que el thriller, la novela negra y policíaca se llevan gran parte del pastel literario), novelas que requieren «más músculos que cerebro», pero que satisfacen a lectores porque estos ya son menos exigentes que los de antes. Y continúa diciendo, que de la treintena de novelas que lleva publicadas, «ni media docena pasaría un filtro de calidad. Las despacho en un mes». ¿Soy yo o aquí el autor está lanzando dagas a diestro y siniestro? Que lo mismo son cosas mías pero en estas afirmaciones y en este personaje, yo he visto el panorama literario actual: infinidad de nuevos escritores que surgen como champiñones; autores que son capaces de despacharse una novela cada seis meses; lista interminable de novelas negras, cuyas tramas, en muchas ocasiones, parecen muy repetitivas,... Y ojo, que no digo que tales autores y sus novelas no deban existir porque gustos literarios hay de todo tipo. A unos les gusta leer algo ligero que lo entretenga sin más complicaciones. Y otros prefieren otro tipo de lectura, que le plantee preguntas y lo empujen a reflexionar. 

Estructura y estilo

El problema final cuenta con nueve capítulos de media extensión, funcionando el último a modo de epílogo, donde se desvelará la verdadera identidad del criminal y sus motivaciones. Escrita en primera persona, en la voz de Ormond Basil, el personaje cuenta esta historia desde el presente y retrocediendo en el tiempo, eso le confiere cierta perspectiva y capacidad de análisis.

Como dije antes, la carga de diálogo es brutal, factor que suele jugar a favor de una lectura fluida pero, en mi caso particular, tanta conversación terminó por abrumarme un pelín.


En definitiva, El problema final es una novela que, bajo mi punto de vista, encierra más de lo que cuenta. Es un bonito homenaje a la novela policíaca de corte clásico que tanto éxito tuvo en su momento y que ha sido desbancada por otra forma de hacer misterio y suspense. Por suerte, autores y autoras como Agatha Christie se siguen leyendo porque aquellas novelas tenían algo especial, lo mismo que tenía el cine de la época dorada de Hollywood que nunca envejece. Así que, Pérez-Reverte mete en una coctelera a Conan Doyle, Agatha Christie, literatura, cine, escritores, actores y actrices, un buen puñado de reflexiones y nos sirve en una copa de cóctel, aderezada con una aceituna, una historia entretenida que a mí, particularmente, me ha gustado mucho leer. 

Cierro esta reseña con una frase que me parece magnífica:


«El duelo en una novela policíaca no es entre el asesino y el detective, sino entre el autor y el lector» [pág. 264]


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:


miércoles, 18 de enero de 2023

LA PIEL DEL TAMBOR (THRILLER - 2022)

Año: 2022

Nacionalidad: España

Director: Sergio Dow

Reparto: Richard Armitage, Amaia Salamanca, Fionnula Flanagan, Paul Freeman, Paul Guilfoyle, Alicia Borrachero, Joe Manjón, William Keen, Carlos Cuevas, Unax Ugalde

Género: Thriller

Sinopsis: Ciudad del Vaticano, 1995. Un hacker informático irrumpe en el ordenador personal del Papa dejándole un mensaje en el que asegura que la Iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas mata para defenderse. Intrigado, el Santo Padre ordena que se investigue el asunto. Monseñor Spada (Paul Guilfoyle) asignará la misión a su mejor agente, el sacerdote Quart (Richard Armitage), poseedor de una larga experiencia en los asuntos oscuros de la Santa Sede. Entre tanto, en Sevilla, la aristócrata Macarena Bruner (Amaia Salamanca), una hermosa divorciada que es dueña de los derechos sobre el terreno donde se alza Nuestra Señora de las Lágrimas, escandaliza a la ciudad con sus amores inapropiados con un bailaor flamenco, mientras coquetea por Sevilla y hace parte principal de un grupo que se resiste a dejar demoler la Iglesia.

[Fuente: Filmaffinity]

Vaya por delante que no he leído la novela de Arturo Pérez-Reverte. Si no me equivoco, anda por casa desde que se publicó pero, hasta el momento, no me dio por leerla. Cosa rara, porque siempre me han llamado la atención las novelas que transcurren en mi ciudad. Sin embargo, sí me interesé mucho cuando supe que este título iba a ser llevado al cine. Quise ir a verla en sala, pero se me fueron pasando las semanas y al final, estas navidades, me topé con la grata sorpresa de encontrarla en Amazon Prime. La he visto dos veces. Pensaréis que es porque me ha gustado tanto que he querido disfrutarla doblemente, pero no. En realidad, La piel del tambor no me ha gustado demasiado. La primera vez que la vi me perdí un poco con los nombres, las relaciones entre los personajes, y el desarrollo de la trama. No me parece que el guion esté bien hilado. Se habla mucho y se muestra poco, y eso hace que te sientas un poco desorientado. Así que le he vuelto a dar una segunda oportunidad estos días atrás. Aunque mi percepción de la película no ha cambiado, al menos sí he conseguido terminar de completar el puzle que nos plantea. Os cuento.

La trama de La piel del tambor se desarrolla en Sevilla. La Iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas está en peligro. Es un edificio viejo y venido a menos, donde se venera a la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas, una talla del siglo XVIII, esculpida, nada más y nada menos, que por Martínez Montañés. Se la llama así porque veinte perlas traídas de América en el siglo XIX simulan sus lágrimas. La iglesia tiene una larga historia que se remonta al siglo XVII, cuando el duque Gaspar Bruner de Lebrija  cedió los terrenos para construir la iglesia y el convento anexo. A su muerte, el duque fue enterrado en la cripta y, para que la familia conservara los derechos sobre la propiedad, impuso la condición de que se celebrase una misa por la salvación de su alma cada jueves del año. 

Al frente de la iglesia está el padre Ferro, un sacerdote testarudo y aparentemente maleducado que trata de defender su iglesia de las fauces de los lobos. Pero el arzobispado de Sevilla tiene otros planes para los terrenos sobre los que se levanta el inmueble. El Banco Cartujano ha ofrecido una importante suma de dinero a la archidiócesis sevillana por esos terrenos, donde pretende construir un proyecto inmobiliario que generará grandes ganancias a los de siempre. Así que, la iglesia y Ferro sobran. Los obstáculos pondrán en peligro la culminación de la operación y estos obstáculos tienen nombre y apellidos. Por un lado, Macarena Bruner (Amaia Salamanca) es una joven aristócrata sevillana, último bastión  de la estirpe de los Bruner que quiere defender el legado de su familia. Son los Bruner los que se encargan de mantener la iglesia en pie, invirtiendo dinero en su restauración, para lo que han contratado a Gris Marsala (Alicia Borrachero), una mujer con pasado. Para Macarena, la historia familiar es importante. Su familia lleva siglos vinculada a esta iglesia y no está dispuesta a permitir que la derriben para una nueva construcción. Por otro lado, el propio padre Ferro se opone. Este es su lugar, un lugar santo al que muchos feligreses acuden a venerar a la virgen. El cura estará apoyado en todo momento por la restauradora, a la que le parece un sacrilegio demoler la iglesia.

A todo esto hay que unir que en el interior de la iglesia se han producido dos muertes sospechosas en tan solo dos meses. Se desconoce si han sido meramente desafortunados accidentes o la cosa ha sido intencionada. Y todo esto que ocurre a nivel local, llegará a oídos del Vaticano. Un hacker se introduce en el ordenador personal del Papa y le deja un mensaje, advirtiéndole de los sucesos que están teniendo lugar en la ciudad de la Giralda. La posición de la Iglesia se tambalea en los últimos tiempos, ha perdido poder y se cuestiona la institución con tantos escándalos como han salido a la luz. El Papa cree que lo que ocurre en Sevilla puede ser un nuevo golpe para el prestigio eclesiástico, así que, a través de Monseñor Spada, director del Instituto de Operaciones Exteriores, envía al padre Quart (Richard Armitage) a la capital hispalense. Su misión es averiguar lo que está ocurriendo en la ciudad, si tras los sucesos acaecidos en la iglesia hay una mano negra. 

¿Qué me ha gustado de la película?

Si os digo la verdad, al visionar los créditos sentí que la película prometía ser un buen producto pero ya os digo que no ha sido lo que esperaba. En cualquier caso, debo admitir que los pilares sobre los que se sustenta la trama sí me han resultado interesantes. Por un lado, la imagen de la Iglesia como institución poderosa, en cuyo seno no todo es fraternidad y amor. En la curia hay topos y cardenales sibilinos que anteponen sus intereses por encima de los de la comunidad eclesiástica. Los tentáculos de la Iglesia llegan lejos. El dinero que maneja no siempre tiene nívea procedencia, hay secretos y enigmas, todo ello debidamente encriptado. Un jugoso pastel para esos hackers que les gusta husmear en papeles ajenos, o que son capaces de traspasar barreras informáticas supuestamente infranqueables. Para todo ello, el Vaticano cuenta con un servicio de seguridad informática espectacular. Una sala donde un grupito de curas de alzacuellos y dedos ágiles, expertos en ciberseguridad, teclean en sus potentes ordenadores protegiendo los secretos de la iglesia contra los lobos. Quizá lo que muestra la película sobre los servicios de seguridad de la Iglesia no sea verdad, o sí, quién sabe. De todos modos, si no es así, debe parecerse mucho.

Por otro lado, el dinero es una tentación incluso para los que visten sotana. La piel del tambor nos deja ver cómo algunos arzobispos, deseosos de ampliar la caja de caudales, no solo se dejan tentar, sino que también sucumben ante las suculentas ofertas económicas de un grupo bancario que pretende enriquecerse con un proyecto urbanístico. Me ha gustado esta trama financiera, la implicación de la iglesia en la misma, la especulación urbanística, e incluso los escándalos sexuales que salpican a sacerdotes. Todas estas cuestiones, que han estado y siguen estando al día, son la base de la película.

¿Qué no me ha gustado de la película?

Pues hay varias cosas. Algunas tienen más enjundia y otras son meramente banalidades. Por empezar, os diré que todo lo que gira en torno al proyecto urbanístico, que lleva por nombre Santa Cruz, parece como muy grandilocuente. Desconozco si en la novela será así pero da la sensación de que se ha pretendido imprimir a la trama un aire internacional que descoloca bastante. A mí me dio la risa al ver a árabes y asiáticos sentados alrededor de una mesa, cuando los directivos del banco trataban de explicar a los inversores lo que se pretendía hacer en Sevilla. 

Además, al guion le falta pulido. En la redacción del mismo no ha participado Pérez-Reverte, -al menos, eso he leído-, y, a mi juicio, cuesta trabajo seguir el hilo de la narración. Como hay mucho que dar a conocer al espectador, los personajes se lo cuentan unos a otros, y asistimos a diálogos a los que es complicado seguir la pista. Ya os digo que yo la he tenido que ver una segunda vez para enterarme bien de todo. 

Por otra parte, la película está rodada en inglés. Eso, para los personajes que no son de origen español está bien, pero resulta rarísimo escuchar a Amaia Salamanca con otra voz que no es la suya. La actriz no se dobló a sí misma. El motivo, ni idea. Probablemente lo encuentren en San Google. La primera vez que vi la película, esta circunstancia me escupía de la historia en cada una de sus escenas. Mi cerebro se negaba a conectar el cuerpo de la actriz con esa voz que no era la suya. Sin embargo, en el segundo visionado, parece que mi mente había asimilado el cambio. De todos modos, es algo que me suele incomodar.

Añadiendo algo más, la trama cuenta con un leve toque romántico. A mí en los thrillers me sobran los amores. Me ha pasado de siempre. No me interesa ver a los personajes enrollándose porque lo que quiero es que descubran el misterio. Pero en este tipo de historias el amor es un adorno. Cierto es que en la película, el amor se explota poco -y lo agradezco-, pero si hubieran omitido alguna escena amorosa tampoco hubiera pasado nada. 

Y ahora me voy a meter en un "fregao". Lo he dicho muchas veces. Soy una mujer puntillosa, en mi día a día, y una lectora / espectadora quisquillosa. Me gusta fijarme en los detalles más pequeños y sacarle punta a todo. Entiendo que hay que tener un poco de manga ancha y no ser tan meticulosa pero, en cine y literatura, me gusta creerme la historia, que me parezca lo más verosímil posible. Y también me gustan las novelas o las películas que transcurran en Sevilla, mi ciudad, y que me muestren a los personajes moviéndose por sus calles y plazas, desplazándose por sus vías empedradas. Pero eso es un arma de doble filo porque, con Sevilla como escenario, soy más puñetera aún. Pues bien, en La piel del tambor, hay escenas en las que los personajes se desplazan en coche y el espectador puede ver las calles por las que el vehículo circula. Si os enseñara el recorrido que hace el coche en un mapa, pensaríais que el conductor es uno de esos taxistas con mala praxis que, cuando cogen a extranjeros como clientes, les hacen un tour por toda la ciudad con tal de aumentar el precio de la carrera. Que sí, que no hay que ser tan tiquismiquis, pero es que no lo puedo evitar. Que un vehículo salga del aeropuerto y acto seguido esté circulando por el puente de Triana en dirección al centro de Sevilla no puede ser. Que además, enfile el Paseo Colón y en el cambio de plano veamos de fondo el hotel Abba Triana, tampoco. O que el Banco Cartujano tenga sus oficinas en un edificio que, en el momento en el que se desarrolla historia, no existía, me chirría. ¡Aims! Bueno, son tonterías, lo sé, pero, como vecina de esta ciudad, no puedo evitar fijarme en esas cosas. Imagino que esto ocurrirá también en películas que transcurran en Madrid, Barcelona, Nueva York,... y que los que vivís en tales ciudades estáis a la caza de incongruencias como estas.

Reparto e interpretaciones

En una trama donde la Iglesia está implicada hay mucha sotana de por medio. Para empezar, el protagonismo principal lo ostenta el Padre Quart, un cura que antes fue soldado y que llegó a la iglesia sin vocación alguna. Simplemente como medio para subsistir. Es alto, joven, espigado, de ojos verdes. Un curita guapo y resultón, la mano derecha de Monseñor Spada, el director del Instituto de Operaciones Exteriores del Vaticano, o lo que podría ser lo mismo, el MI6 de la Iglesia. Quart es como el James Bond eclesiástico, el agente especial que hace flexiones con el torso desnudo y se mete en peleas callejeras. Como todos los tipos de este calibre es un hombre que se protege del exterior con una coraza dura, difícil de penetrar, y una aparente frialdad. Bueno, alguien habrá que se acerque a su corazoncito. Quart es un personaje lastrado. De hecho, lo primero que sabemos de él es que fracasó en una misión anterior, en la que alguien perdió la vida. No se dan muchos detalles al respecto pero es un episodio de su vida al que se hace referencia en más de una ocasión y que le provoca un gran sentimiento de culpa.

Macarena Bruner es un joven guapa, perteneciente a una familia aristocrática sevillana. Su posición es altamente complicada porque, por un lado, es miembro de la familia fundadora de la iglesia. Pero por otro, también es la exmujer del vicedirector del Banco Cartujano, Pencho Gavira (Rodolfo Sancho), entidad bancaria que se encuentra tras el Proyecto Santa Cruz. Entre ambos se establece un tira y afloja, cada uno batallando por sus propios intereses. Los de ella son de tipo sanguíneos y religiosos. Los de él, de tipo económico. ¿Cuáles son más válidos? Macarena es una mujer vapuleada por su pasado. Al igual que Quart tiene un trauma, un dolor interno que la hace tremendamente desdichada, y que será desvelado en su momento. 

La relación entre Pencho y Macarena aporta un plus a la trama. Me gusta verlos juntos, en un duelo de miradas y de puñaladas por la espalda. Esta parte de la trama, en la que cada uno de los personajes mueven sus fichas, aporta un toque de suspense curioso. 

En cuanto a las interpretaciones, poco que aportar. Ni chicha, ni limoná. A mí, el drama del padre Quart me importa entre nada y cero. Tampoco me inquieta ni me angustia las preocupaciones de Macarena por el futuro de su iglesia. Ni Richard Armitage ni Amaia Salamanca me convencen. No me conmueve, ni me impresionan, ni me sorprenden. Personajes fácilmente olvidables.

Y por nombrar a otros dos actores conocidos en este país, os diré que aparecen Unax Ugalde y Jorge Sanz. Ambos con un papel minúsculo. El primero está a cargo del equipo de curas informáticos. El segundo es un matón de poca monta que no tiene ni una sola línea de guion. No es que sea un actor extraordinario pero sorprende verlo en un papel tan secundario. 

Localizaciones y música

Como digo, la trama principal se desarrolla en Sevilla pero también hay escenas rodadas en Roma. Para representar la iglesia de la discordia, el equipo se desplazó a un pueblo sevillano, cercano a la capital. En Carmona se ubica el convento de la Concepción, el inmueble en el que tienen lugar las misteriosas muertes de la película.

[Fuente: Twitter @SevillaInsolita]

También hay que destacar las escenas rodadas en la supuesta casa de los Bruner, un palacete sevillano que no es posible visitar. Es un edificio que llama la atención desde el exterior, con esas ventanas de arcos ojivales, y esa torre inhiesta. Poder ver su impresionante patio interior a través de la película es una maravilla.

Y en cuanto a la música, obra de Roque Baños, debo decir que me ha gustado. He leído que los temas no son acordes a la trama pero a mí me han parecido que encajan perfectamente en cada secuencia. 


A Arturo Pérez-Reverte le ha gustado esta adaptación de su novela. Lo ha confesado en varios medios, tildándola de gran película (lee un artículo aquí). Me parece fantástico que esté conforme con el resultado, pero no se la puede catalogar de gran película. Me atrevería a decir que, y sin haberla leído, la novela será mucho mejor. Y esta adaptación al cine, que pudo ser pero se quedó en el intento, quedará en el olvido más pronto que tarde. 

En definitiva, La piel del tambor es una película, -primera del director-, que entretiene, y punto y pelota. Abarca mucho, hay escenas que no se explican bien, que se escapan incluso viéndola dos veces, con unos personajes bastante planos. Interesa la trama llena de chantajes, amenazas, coacciones, blanqueo de capitales, intrigas eclesiásticas, muertes misteriosas e intereses económicos, pero también de amores imposibles y de legados familiares. Todo ello con mi preciosa ciudad de Sevilla de fondo, que será solo reconocible en un par de planos cenitales y alguna breve escena. Como película es muy pasable, aunque hay que reconocer que todos los misterios importantes quedan debidamente explicados. Bueno, todos menos el que esconde el título. Me han soplado que en la novela sí se explica el origen del título. En la película, es una cuestión que el guion omite.

Y por cierto, me entero ahora de que hay una serie de la que no había oído hablar. Quart, el hombre de Roma es una miniserie de Antena 3, que se emitió en 2007. Tiene seis capítulos y al leer su argumento descubro ciertas variaciones en la trama. Su valoración por los espectadores es incluso inferior a la de la película, así que creo que me la voy a ahorrar. No obstante, si sientes curiosidad, aquí puedes ver las primeras secuencias.

Poco más os puedo contar.

La tenéis en Amazon Prime.




Tráiler:





jueves, 14 de octubre de 2021

ARTURO PÉREZ-REVERTE. ❝EL ITALIANO❞ (SEVILLA, OCT 2021 - RUEDA DE PRENSA)

El pasado 5 de octubre, el escritor Arturo Pérez-Reverte visitó Sevilla para promocionar su última novela, El italiano. Una historia de mar, amor y guerra (Editorial Alfaguara). Reunido con diversos medios de comunicación de la capital hispalense, concedió una rueda de prensa en la que contestó a las diversas preguntas que le fuimos formulando. 

Para iniciar el acto, Gerardo Marín, Director de Comunicación de Penguin Random House, resumió en pocas palabras la trayectoria del novelista. Con treinta y una novelas publicadas, entre las que destacan las que componen la serie Falcó y Alatriste, El italiano salió a la venta el pasado 21 de septiembre, con una tirada inicial de 180.000 ejemplares. La buena acogida de esta novela ha obligado a lanzar una nueva reedición pasado escasos días de su lanzamiento. Cosechando muy buenas opiniones por parte de la crítica profesional nada más ponerse a la venta, esta nueva novela aúna los elementos más comunes en las historias de Pérez-Reverte, como su pasión por el mar, las grandes historias de amor, y la guerra. La acción de la historia se sitúa entre 1942 y 1943, cuando Elena Arbués, una librera de La Línea de la Concepción, conoce a un italiano que llega a la orilla del mar totalmente agotado. Se trata de Teseo Lombardo, uno de los buzos del ejército italiano que combate contra los británicos en esa línea fronteriza.

La idea para esta novela

Arturo Pérez-Reverte nos contó que la historia de los buzos italianos la oyó, por primera vez, de boca de su padre, cuando el novelista tenía unos once años de edad. «Me dejaron muy fascinado esos hombres que de noche cruzaban la orilla de Gibraltar, vestidos de caucho negro, para atacar a los barcos ingleses». El autor argumentó que una novela es la acumulación de lo que se ha leído, vivido, escuchado, y aseguró que esta historia le ha acompañado durante muchos años. «Un día, releyendo la Odisea, cuando en una escena se narra cómo Ulises sale del mar, vi la historia. Vi al italiano y ese fue el chispazo del que arrancó la novela». Su intención era la de construir un personaje que no fuera consciente de ser un héroe. «Es un italiano que lucha porque le ha tocado luchar». Y será la mirada de Elena, tan influenciada por la lectura de los clásicos y por su bagaje cultural, la que lo convierte en un héroe, la que lo identifica y lo reconoce como tal.




Alusiones literarias

Entre las páginas de El italiano, el lector podrá encontrar alusiones literarias y nombres como Valle-Inclán o Joyce. «Cuando tienes 70 años, lo que haces es un palimpsesto, y tu vida se junta con tus lecturas, tus películas,...» Aseguró que, en una historia como esta, «homenaje al Mediterráneo y a la memoria del héroe clásico», tenía que incluir referencias literarias, pero se declara enemigo de las novelas enciclopédicas, llenas de citas literarias. «Yo intento contar historias de una forma sencilla y eficaz, y las referencias que uso procuro que sean sencillas y eficaces, no pedantes ni que lastren el libro con erudiciones innecesarias».

El papel del héroe

Y siendo un homenaje al héroe clásico, encarnado en la figura de Teseo Lombardo, Pérez-Reverte afirmó que «el héroe de verdad es ambiguo». Un día puede hacer una hazaña y al día siguiente convertirse en un villano. «Es algo compatible». Sobre el protagonista comentó que, siendo un hombre al servicio de la Italia fascista, se le podría encuadrar entre los malos pero «yo quería demostrar que el heroísmo no está vinculado con la ideología sino que tiene que ver con las actitudes del ser humano, hombre o mujer, ante los hechos».

Afirma que con esta novela quiere dejar claro que «el héroe no tiene color ni nacionalidad. No tiene nada». En cualquier caso, se podría entender que la verdadera heroína de esta historia es la propia Elena Arbués que, al enamorarse y al implicarse en la historia de Teseo, va mucho más allá. Elena es una mujer fuerte, que toma decisiones y que «decide abrazar una causa por razones que el lector descubrirá cuando lea la novela. Elena es un personaje muy Pérez-Reverte».



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Gibraltar como escenario

Sobre los escenarios de la novela, -La Línea de la Concepción, Gibraltar,...-, nos comentó que los había recorrido muchas veces. Son espacios que ya han aparecido en otras novelas firmadas por él, como La piel del tambor, La carta esférica, El oro del rey o La Reina del Sur. «Las fronteras me interesan mucho porque son más entretenidas que las retaguardias», y por eso sus novelas transcurren generalmente en territorios fronterizos«Si hay un frontera ideal, mestiza, que separa Atlántico de Mediterráneo y Europa de África, esa es esta, y por eso decidí que esta novela tenía que transcurrir ahí».

Adaptaciones cinematográficas

A Pérez-Reverte le gustaría que esta novela fuera llevada al cine, como ya han sido llevadas a la gran pantalla otras tantas novelas suyas, «aunque casi ninguna me ha gustado especialmente». Aseguró que él, como escritor profesional que escribe novelas, se enfrenta a las adaptaciones cinematográficas con cierta frialdad, como parte de su trabajo. Sin embargo, en este caso concreto, y teniendo en cuenta que los italianos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial no gozan de buen prestigio, llevar esta novela al cine supondría un acto de reparación porque Italia es, para un español, como su segunda patria. «Somos el resultado de un Mediterráneo en el que Italia fue la espina dorsal. Cuando voy a Italia estoy en mi casa, y siento que tengo una deuda con los italianos. Cuando la gente se burla de Italia, me siento afectado porque me están ofendiendo también a mí». De ahí que asegurase que esta novela es como un acto de amor a Italia.

En la mesa no solo se habló de las novelas del autor llevadas al cine. También se habló del cine en general, de esas grandes producciones de antaño con las que el autor vivió su adolescencia, historias llenas de encanto y que tanto han influido en la trayectoria narrativa de Pérez-Reverte. Por eso, nos comentó que su idea a la hora de escribir El italiano era que el lector pudiera leerla como si estuviera viendo una película en blanco y negro.

Una historia de amor

Una novela que hay que leer en blanco y negro, y en la que se desarrolla una historia de amor, la que viven Elena y Teseo. Preguntado al respecto nos comentó que no es la historia más romántica que ha escrito pero sí la más redonda«Mis historias de amor suelen terminar como la vida, en la incertidumbre, y con finales abiertos, pero de la historia de Elena y Teseo conoceremos el final».


Para concluir, confesó ser muy feliz escribiendo novelas. «Durante uno o dos años voy a estar leyendo, viajando, estudiando, conociendo algo nuevo que no había conocido hasta ahora». Aseguró que escribir novelas le genera mucha ilusión y le da vida. «Mientras piense que no estoy acabado seguiré escribiendo» Y al hilo de esta afirmación, nos adelantó que ya lleva escritos cinco capítulos de su próxima novela. No quiso compartir con nosotros ningún detalle de la trama ni de los personajes porque, «una novela, hasta que no está terminada, no existe».


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