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lunes, 3 de febrero de 2020

LAS HERMANAS de Stefan Zweig

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Editorial: Acantilado.

Fecha publicación: septiembre, 2011.
Precio: 11,00 € 
Género: Narrativa breve. 
Nº Páginas: 64 
Encuadernación: Tapa blanda con solapas. 
ISBN: 9788415277347
[Puedes empezar a leer aquí]

Autor

Stefan Zweig (Viena, 1881- Petrópolis, Brasil, 1942). Acantilado ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.

Sinopsis

En esta historia, tan pícara como moral, a pesar de la advertencia del autor, nos habla Zweig de la idea del doble, en este caso representado por dos hermanas: Sophia (la razón) y Helena (la pasión). Ambas compiten por recuperar, cada una a su manera, el esplendor perdido de su familia. Una, a través de la virtud, la otra, a través de la pasión. Pero, ¡cuán delgada es la línea que separa la templanza de la voluptuosidad! Precisamente esto es lo que Helena pretende averiguar cuando pone a prueba a su hermana, sin sospechar el sorprendente final que el destino le depara.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Stephan Zweig vuelve a aparecer por aquí, como ya ocurrió con las reseñas de Miedo, Mendel, el de los libros o Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Poco a poco, voy adquiriendo todas sus obras y, hasta la fecha, solo me ha dado grandes lecturas. Este autor tiene una habilidad prodigiosa a la hora de analizar lo más íntimo del ser humano, construyendo personajes sumamente emotivos e historias conmovedoras e intimistas. Sin embargo, en esta ocasión, me he topado con una pieza bien distinta, una obra que dista mucho de lo que había leído de Zweig hasta ahora, y no lo digo por su prosa, que sigue siendo igual de deliciosa, sino por el tono de la historia. Hoy os hablo de Las hermanas

Las hermanas se inicia con un pasaje introductorio, cuyas primeras líneas me han recordado al comienzo de El Quijote, haciendo mención a un lugar indeterminado, del que no se desea dar más pistas. En estas primeras páginas, el narrador hace referencia al hallazgo de un edificio soberbio, con aspecto monacal aunque de construcción profana, que llegó a sorprenderle por su solemnidad y por las dos torres que lo flanqueaban. Aguijoneado por la curiosidad, decide preguntar a un lugareño y será el relato de este ciudadano el que constituya la trama principal de esta pequeña novela, sin que tengamos la certeza de si la historia es real o simple leyenda.

Las dos hermanas narra la historia de Sophie y de Helena, dos hermanas gemelas, hijas de Herilunt, un capitán de la caballería, a las órdenes del rey Teodosio, y de una tendera, una mujer pobre y humilde, vendedora de especias y panes de miel. A pesar de formar parte de distintos estamentos sociales, el capitán se enamora tan profundamente de la joven, que no duda un instante en casarse con ella y colmarla de lujos. Después de un tiempo, entregados a la pasión, Herilunt tiene que regresar a la batalla y pronto se alza con grandes victorias por las que el rey Teodosio lo recompensa. Sin embargo, el joven guerrero es ambicioso y pretende hacerse con el reinado. Su ambición lo conduce a la muerte. 

Mientras todo esto ocurre, y sin que ella sepa nada sobre la suerte que ha corrido su marido, la esposa da a luz a dos niñas exactamente iguales, dos gotas de agua, tan parecidas que, ni siquiera la madre las puede distinguir. Pero la alegría del nacimiento pronto se nubla cuando la joven madre descubre que su marido ha muerto y el rey Teodosio la despoja de sus bienes, a causa de la traición del marido. La madre, con sus hijas recién nacidas, tendrá que regresar a su casa, en los barrios bajos de la ciudad, para volver a vender especias y panes de miel.

Sophie y Helena, -nombres cargados de significado-,  heredarán la belleza de su madre pero también la ambición de su padre. A medida que van creciendo, se vuelven más egoístas y repelen su condición humilde. Ellas quieren deslumbrar, ser las mejores en todo, y no solo con respecto a las demás niñas, sino también entre ellas. Los años irán pasando, y mientras más hermosas, más ambiciosas también. Tanto es así que Helena pone en marcha un plan. Convertirse en la mujer más deseada, en un objeto de pasión, a cuyos pies caigan rendidos todos los hombres del lugar. Su meta es desplumar a todos los amantes que caiga en sus redes, cosechando una gran fortuna. Por su parte, Sophie busca la manera de superar a su hermana y procurará hacerlo a través de la virtud. De este modo, se inicia una competición entre ambas, cada una en un papel opuesto: Helena, como la prostituta más codiciada, y Sophie, como la novicia más pura. Pero mejor no os desvelo ningún detalle más. Solo os diré que, Las hermanas es un cuento enorme en pequeño formato. Como siempre, Zweig muestra una habilidad sorprendente para escarbar en la naturaleza humana y mostrar al hombre (o la mujer, en este caso), tal y como es. 

Este cuento de Zweig lleva por subtítulo "Conte drolatique", es decir, cuento humorístico y es que la comedia está muy presente en esta breve historia. Es la primera vez que leo una obra del autor austriaco de corte humorístico, pero debo admitir que su humor es fino y elegante. La ambición de las hermanas por ser mejor que la otra, llega a tal extremo que ponen en práctica un plan descabellado, con el que el lector no dejará de sonreír. En cada línea nos vamos regodeando más y más, hasta llegar a un desenlace con moraleja.

Las hermanas es un cuento lleno de simbolismo y dualidades, poniendo sobre la mesa la pugna más sobresaliente, el honor y la virtud, el escándalo y el recogimiento. En definitiva, las dos caras de una misma moneda porque, como veremos, incluso en la pureza del individuo tiene cabida la tentación.

De los dos personajes me ha gustado más Helena. Definitivamente es ella la que maneja los hilos de este teatro de títeres y la que más sonrisas arrancará al lector. Ambas hermanas son muy inteligentes pero Helena es, además, astuta, pícara, ladina,... Siempre va por un paso delante. Algo que entenderéis cuando leáis la obra. En cualquier caso, Zweig acostumbra a perfilar muy bien a sus personajes. En ningún momento te vas a encontrar con uno que te resulte plano, con el que no conectes de un modo u otro.

Con largos párrafos, llenos de subordinadas, y unas descripciones ricas en matices, Zweig vuelve a sorprenderme. No sabría decir qué tienen sus obras pero hay algo de mágico en sus palabras, tiene una prosa que embelesa y te atrapa. Tanto es así que, este cuento, tan breve, te deja con tan buen sabor de boca que la he leído por segunda vez. Es como si, la primera lectura me sirviera únicamente como toma de contacto, para conocer la trama y a los personajes a grandes rasgos. Luego, en la segunda lectura es cuando me paro en los detalles, en la manera que tiene de describir, de revestir psicológicamente a los personajes. Me ha pasado más de una vez, sentir esa necesidad de hacer una segunda lectura. Es como más se disfruta de Las hermanas.

Dicho lo cual, estamos ante Zweig. ¿Quién puede resistirse? Además, es una nouvelle tan brevísima, con su toque de humor tan ácido, tan llena de psicología humana, tan magistralmente urdida, que hará las delicias de cualquier lector. Aunque la lea una única vez. 








 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

lunes, 2 de diciembre de 2019

EL VELO ALZADO de George Eliot

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Editorial: Alba.
Colección: Alba Brevis.
Fecha publicación: abril, 2012. 
Precio: 9,00 € 
Género: Novela corta. 
Nº Páginas: 96 
Encuadernación: Rústica. 
ISBN: 9788484287124



Autora

Mary Ann Evans, George Eliot para la historia de la literatura, nació en 1819 en Chilvers Coton (Warwick-shire), hija de un agente inmobiliario. A los ocho años se la consideraba ya "fuera de lo normal" por su peculiar inteligencia y brillantez; a los diecisiete confesaba su agnosticismo y su padre, que le había dado una rigurosa educación religiosa, la echó de casa. Subdirectora de la Westminster Review, el foro intelectual progresista más importante de su tiempo, fue animada a dedicarse a la literatura por el crítico George Henry Lewes, que llegaría a ser su compañero prácticamente para el resto de su vida: decidieron vivir juntos a pesar de que él estaba casado. Las primeras novelas de George Eliot, situadas en su Warwickshire natal, tienen cierto aire idílico: Scenes of Clerical Life (1858), Adam Bede (1859), El molino del Floss (1860) y El hermano Jacob (1860; Alba Clásica núm. LXXI) anunciaron ya a una escritora de gran ambición y originalidad. Con la novela histórica Romola (1863) inició su etapa de madurez, a la que pertenecen Felix Holt (1866), Middlemarch (1871-72; Alba Clásica Maior núm. VI) y Daniel Deronda (1876). A la muerte de Lewes en 1878, se ocupó de concluir la obra más importante de éste, Problems of Life and Mind. En 1880 se casó con el agente de bolsa John Walter Cross, pero en diciembre de ese mismo año falleció en Londres. 

Sinopsis

¿Cómo se explicala pasión de un hombre por una mujer con la que sabe que llevará una vida desgraciada? ¿Cómo podemos amar aquello que nos destruirá? El joven Mortimer, un melancólico que tiene "la sensibilidad del poeta sin su voz", adquiere inesperadametne el don de leer el pensamiento de los demás: sólo una persona se le resiste y es la prometida de su hermano mayor. Sin embargo, una visión le anuncia que se casará con ella. 

Obra típica en la producción de George Eliot, El velo alzado, publicada en 1859 en la Blackwood's Edinburgh Magazine, es una nouvelle con sorprendentes elementos góticos y fantásticos que uno no suele asociar a la autora de Middlemarch. Pero el lector reconocerá sin duda su huella en la sutileza y la profundidad del estudio de una personalidad tortuosa y en la compleja recreación de un amor en el que conviven la fascinación y la mezquindad.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Parece que llevo unas semanas descubriendo autores de tiempos lejanos a los que no conviene olvidar. A veces necesito un respiro, apartarme de tanta novedad para indagar en la literatura de otros siglos, y moverme por otros mares, lejos de tanta novela negra. Así que, para la reseña de hoy, me he decantado por un autor (¿autor?), bueno por una autora cuya vida resulta tan apasionante como sus obras. 

George Eliot es en realidad Mary Ann Evans, una joven a la que su padre no consiguió atar en corto. No hay más que echar un vistazo a la biografía que incluye este pequeño volumen para darnos cuenta de que no era una mujer de su tiempo. Sorprende enormemente la reacción de su padre cuando ella no quiso adaptarse a la educación religiosa familiar, a lo que hay que añadir la relación que mantuvo con un hombre casado, y algún dato más que podéis encontrar si buceáis por Internet. Pensando en la vida que llevó, siento que me hubiera gustado muchísimo conocerla. ¡Qué atractivo me resulta siempre lo diferente!

Pero su extravagante forma de ser también afectó a sus obras. De hecho, El velo alzado, nouvelle que no llega ni a cien páginas, y de la que vengo a hablaros hoy, recibió el rechazo de los editores, que se negaron a publicarla. ¿Y por qué? Pues porque a Mary Ann, que supo retratar de forma fabulosa la vida de provincias en Middelmarch, no se conformaba con los "temitas" de escritoras de la época. Habría que echarle un ojo al libro publicado por Impedimenta, Las novelas tontas de ciertas damas novelistas, un ensayo que, según la editorial, hace repaso a 'las tópicas novelas que dominaban los listados de ventas de su tiempo, con sus encantadoras y hermosas heroínas, y sus previsibles y azucarados finales', volumen al que me pienso lanzar de cabeza en cuanto pueda. ¡Cómo era la Evans! Y es que, en El velo alzado se abordará una temática poco usual en la época, la premoción.

El inicio de esta nouvelle no puede ser más intrigante. Un narrador en primera persona, del que más adelante sabremos su nombre y su condición, nos comunica que conoce la fecha exacta y las circunstancias precisas en las que se producirá su muerte. Parece un tipo amargado y algo desquiciado, que habla de maldiciones y existencias insoportables, dejando ver que anhela la llegada de su propia muerte. ¿Qué puede haber ocurrido para que una persona desee abandonar este mundo? Eso es lo que, inevitablemente, todo lector se preguntará nada más abrir este pequeño volumen. Pero lo que realmente nos dejará enganchado a las páginas de este libro es comprender que el protagonista posee un extraordinario don, que le permite conocer hechos futuros y leer las mentes ajenas. Si lo piensas, ¿no te gustaría disfrutar de semejante prodigio? ¿Nunca te has parado a mirar fijamente a alguien intentando averiguar lo que pasa por su mente? Seguro que sí. Sin embargo, nuestro protagonista terminará por considerar su don como una maldición más que como una circunstancia beneficiosa.

Latimer es el segundo hijo de un hombre de rígido carácter y amante del orden. Huérfano de madre, a la que adoraba, es un ser especialmente sensible desde la infancia, amante de la naturaleza, con una esencia poética de la que su padre repele, pues lo consideraba débil de espíritu. Aún así, su progenitor, por el que Latimer siente absoluta admiración, cumplirá como padre y cubrirá las necesidades de este hijo al que seguramente calificaría como alma cándida. Una enfermedad desarrollará en el protagonista el prodigio de la clarividencia. Sufrirá las primeras alucinaciones pensando que las experimenta inmerso en el mundo de los sueños hasta que descubre la realidad. Tiene la habilidad de ver ante sí sucesos del futuro y puede adentrarse en la mente de las personas que le rodean para conocer su verdadera naturaleza. Todo se complica cuando aparece en escena la joven Bertha Grant, prometida de su hermanastro Alfred con la que, por diversos avatares, contraerá matrimonio. Lo que ocurrirá a partir de este punto de la narración justifica la pregunta que abre la sinopsis de la novela,-¿Cómo se explica la pasión de un hombre por una mujer con la que sabe que llevará una vida desgraciada?-, así como el subtítulo que figura en la cubierta de la novela: La sed puede más que el miedo al veneno. 

El velo alzado es un novela etiquetada como gótica. Es verdad que se perciben algunos elementos del género. Hay algo en este tipo de literatura que para mí resulta fundamental, y es la ambientación. Si me gusta leer novela gótica es precisamente por esa atmósfera oscura y misteriosa que resulta tan necesaria en estas tramas fantasmagóricas, llenas de misterio y toques sobrenaturales. Sin embargo, en esta ocasión, no he sentido esa atmósfera opresiva tan propia de lo gótico, no he conseguido trasladarme a las estancias en las que transcurren los hechos más inauditos. En cualquier caso, esta carencia no le ha restado excesivo interés a la lectura.

Dividida en dos capítulos, siendo el límite entre ellos un importante punto de inflexión de la trama, El velo alzado, -un título de lo más metafórico-, está narrado con una prosa elocuente y culta, predominando la narración frente al diálogo. Sorprende la capacidad de la autora para hablar sobre un tema tan poco usual en aquellos tiempos, para representar de forma tan gráfica cómo funciona la telepatía, por llamarla de alguna manera. De igual modo, muestra una extraordinaria habilidad a la hora de adentrarse en la piel de un hombre seducido por una mujer. Y por último, destaco la belleza de los pasajes descriptivos. La ciudad de Praga tendrá un importante protagonismo, y el retrato que se hace de la ciudad evidencia que la autora conocía muy bien esta capital europea. 

Con algunas reflexiones interesantes que demuestran que el hombre de hoy sigue pensando, sintiendo y actuando como sus antepasados, poco más puedo aportar sobre esta pequeña obra que nos permite acercarnos a una de las escritoras más importantes de la época victoriana. Dada su temática y su corta extensión, resulta del todo imprescindible leerla.








 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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lunes, 16 de octubre de 2017

EL MÓVIL de Javier Cercas.


Editorial: Tusquets.
Fecha publicación: marzo, 2003
 Precio: 10,00 €
Género: Novela breve.
Nª Páginas:110
Edición: Tapa blanda con solapa
ISBN: --

Autor

Javier Cercas nació en Ibahernando (Cáceres) en 1962. Trabajó durante dos años en la Universidad de Illinois y, desde 1989, es profesor de literatura española en la Universidad de Gerona. Colaborador habitual en El País, es autor de un libro de artículos, Una buena temporada (1998), otro de crónicas, Relatos reales (2000), un ensayo, La obra literaria de Gonzalo Suárez (1994), y tres novelas: El inquilino (1989 y 2000), El vientre de la ballena (Andanzas 298) y Soldados de Salamina (Andanzas 433 y, en catalán, L'Ull de Vidre 8); esta última, en un éxito nacional e internacional sin precedentes, se ha traducido a dieciséis lenguas y ha merecido numerosísimos galardones, entre ellos el Premio Grinzane Cavour, el de la Crítica de Chile, el Ciutat de Barcelona o el Salambó. Recuperamos ahora El móvil, la primera novela corta del autor, con la que cerraba un volumen de relatos que, con el mismo título, publicó en 1987. Como dice Francisco Rico en el Epílogo, se trata de una nouvelle "de una perfección pasmos..., una pieza redonda, un logro notorio en las dos caras del empeño, policiaca y metaliteraria. Por ahí todo lector capta enseguida un desafío y ve a Cercas superarlo brillantemente".

Sinopsis

Álvaro, a diferencia del consabido protagonista de muchas primeras novelas, es un escritor que no se lamenta de su suerte, sino que quiere comerse el mundo de la manera más planificada. Su desmedida ambición por escribir la "obra definitiva", que revolucione la historia de la literatura, no es menor que su dedicación y disciplina para lograrlo, consciente de que en toda creación hay un uno por cierto de inspiración y un noventa y nueve de transpiración. Sólo cuando necesita perfilar los personajes y el móvil en la historia de un crimen, vuelve los ojos hacia sus vecinos: un joven matrimonio con algún apuro económico, un jubilado solitario y mezquino, y una portera aburrida de sus marido. Para su sorpresa, el afán perfeccionista de representar verosímilmente los conflictos en la ficción le empuja a provocarlos en la vida real. Pero Álvaro no sospecha que, a pesar de sus cálculos y maquinaciones, la realidad nunca est tan gobernable como una novela.


[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]

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Javier Cercas era uno de esos autores a los que todavía no había leído. Conozco la historia recogida en Soldados de Salamina gracias a la adaptación cinematográfica de David Trueba. En casa descansa Anatomía de un instante, de la que me han hablado muy bien, y por si fuera poco, la trama de su última novela, El monarca de las sombras, me atrae poderosamente. Sin embargo hoy vengo a hablaros de su primera incursión literaria, de uno de los primeros relatos que escribió y publicó, El móvil.

El móvil es una pequeña novela, lo que viene a denominarse nouvelle, publicada por el sello Tusquets. Este relato largo vio la luz por primera vez en 1987 en compañía de otros cuatro relatos más y bajo otro sello editorial pero posteriormente, una revisión empujó al autor a eliminar los cuatro restantes porque «me parecen derivativos, fruto de ciertas lecturas y ciertas experiencias pobremente asimiladas, así como de la vanidad ridícula de demostrar que era escritor, lo que suele autorizar entre los veinteañeros todo tipo de desmanes exhibicionistas», pues realmente, allá por 1987 Cercas contaba con 25 años. Así tomó aquel volumen y lo guillotinó sin piedad, dejando como único superviviente el relato principal, el que hoy figura en esta edición de Tusquets, pues cree el autor que es el mejor de todos ellos y hasta la fecha no se ha arrepentido de publicarlo. Todas estas afirmaciones figuran en la Nota del Autor con la que se inicia este breve libro que recoge una historia con algo más de cien páginas, cargadas de metaliteratura y con una estructura basada en las intrahistorias, es decir, en una historia dentro de otra.


El móvil narra en tercera persona el ambicioso proyecto literario de Álvaro, un joven metódico, licenciado en Derecho que ejerce en una modesta gestoría como asesor jurídico. Las leyes y este trabajo que solo desempeña en horario de tarde no supone más que la manera en la que el protagonista se gana la vida. Su principal afición es la literatura, los libros, la creación de historia y aspira a convertirse en un escritor de éxito. Piensa Álvaro que «la literatura es un amante excluyente» a la que te dedicas en cuerpo y alma o de otro modo te negará todos sus favores. De ahí que el protagonista de El móvil se enrede en una suerte de obsesión, en un afán de convertirse en un creador todopoderoso, capaz de construir una obra mayúscula, una Obra superlativa que eclipse a todas las que hasta el momento se han ido publicando. Para ello se cuestionará si no es conveniente escribir un poema lírico o uno épico, por aquello de que el verso es superior a la prosa, pero al final se decantará por escribir una novela ya que alguien tiene que resucitar el género, en estado crítico desde no se sabe cuándo. Para ello, y siguiendo los pasos de Flaubert -autor que parece ser el ídolo a seguir- contamos con la maestría de Álvaro.



Una vez que tiene claro el género con el que va a encumbrarse a la gloria tiene que componer la historia. ¿De qué escribir? Tiene que gracia la siguiente reflexión del protagonista:

«...la elección del tema es asunto baladí. Cualquier tema es bueno para la literatura; lo que cuenta es el modo de expresarlo. El tema es sólo una excusa». [pág. 22]

No cabe duda que podríamos debatir mucho sobre esa reflexión pero como Álvaro lo tiene claro como el agua, no es una cuestión que le preocupe. No obstante, veremos cómo se siente incapaz de traspasar hacia la ficción, de ahí que opte por nutrirse de la realidad que le rodea. El caldo de cultivo será el edificio en el que reside. Se plantea examinar a sus vecinos, posibles candidatos a convertirse en protagonistas de su obra, y así entra en contacto con Montero, un anciano silencioso, huraño, áspero y desconfiado, del que se rumorea que guarda una importante fortuna en su domicilio.  Y lo mismo hará con el matrimonio Casares, una pareja dichosa hasta que Álvaro se inmiscuye en sus vidas.

Para documentarse sobre la vida de sus vecinos, el protagonista opta por acudir a la más importante fuente de información del edificio, a la vez que pone en marcha un curioso sistema de espionaje que no dejará de resultar ridículo. Pero Álvaro pronto descubrirá que la apática vida de Montero y la felicidad de los Casares no dan para una trama interesante y con tales mimbres su novela no remontará el vuelo y resplandecerá. Lo que se le ocurre a posteriori resulta cruel y peligroso pero todo sea por la literatura. Adentrándose en un camino pantanoso, ¿es posible que la realidad supere la ficción?, ¿o que la ficción y la realidad se mezclen en el mismo plano con las terribles consecuencias que esto puede acarrear? Dejo que seáis vosotros mismos los que comprobéis hasta dónde es capaz de llegar Álvaro con tal de escribir una buena novela, verosímil y plausible. Me pregunto hasta qué punto las técnicas de Álvaro no se ponen en práctica realmente. 

He de reconocer que el primero de los diez capítulos cortos de los que consta esta nouvelle se me hizo algo farragoso pues Álvaro, a través de ese narrador en tercera persona, demuestra sus habilidades ensayísticas, desgranando toda clase de ideas sobre la esencia de la literatura, la inspiración, la calidad literaria, y otras muchas cuestiones que, al margen de resultar algo pomposas y grandilocuentes, no dejan de ser reflexiones verdaderamente interesantes. Pero una vez que saltamos al capítulo siguiente, la narración entra en materia y todo resulta mucho más asequible.


Resultado de imagen de proceso creativo literario

Como personaje Álvaro no es precisamente amable. Bajo mi punto de vista, y a juzgar por el extenso desarrollo teórico del primer capítulo, me ha parecido un tipo ciertamente presuntuoso que demuestra un gran dominio de la teoría pero que se atasca en la ejecución de la obra. De ahí que tenga que verse obligado a espiar a sus vecinos para conseguir algo de material para su novela. Y es esa concepción que tiene de sí mismo, ese idea de considerarse un ser superior que engendrará una Obra sublime, lo que provoca rechazo por un lado, y mofa por otro. Creo que Álvaro, aferrado al «Todo vale en el amor y en la guerra» aplicado a la literatura,  es un auténtico cabrón, un manipulador, un estratega, un sibilino que pone en marcha sucias argucias y que no tiene límites a la hora de buscar inspiración. Se preguntaba Javier Cercas en un entrevista que le hicieron en radio a colación de esta historia si resultaba lícito manipular a la gente para escribir una obra maestra o hasta dónde deben llegar los derechos un escritor. Esta es otra de las reflexiones que daría para un largo debate y que Álvaro, el protagonista de El móvil, ni siquiera se plantea. 

En cualquier caso, creo que Álvaro es un personaje un tanto cómico. Irrisorio resulta el sacrificio al que se ve sometido con tal de documentarse para su novela, teniendo que pasar por unas situaciones que son un tanto incómodas y que, no cabe duda, nos sacarán una sonrisa. 

Con un ritmo constante, lo que más me ha gustado de esta breve pieza es el planteamiento que se hace del proceso creativo. Cómo se plantea un autor afrontar un nuevo proyecto literario, cómo se gesta una novela o cómo se crean los personajes son cuestiones que, de manera colateral, se abordan en este relato y no deja de ser interesante asomarse a las mismas para comprobar cómo la obra va adquiriendo vida propia a la vez que se va forjando y cómo lo previsto en los borradores puede sufrir bastantes desviaciones.
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