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viernes, 1 de octubre de 2021

ARDIENTE SECRETO de Stefan Zweig

Editorial:Acantilado
Fecha publicación: marzo, 2004
Precio: 14,00 €
Género: narrativa breve
Nº Páginas: 126
Encuadernación: Rústica cosida
ISBN: 9788496136595
[Disponible en eBook]

Autor

Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil,1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. Acantilado ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.

Sinopsis

«Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la mágica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva. Una mujer tiene entonces que decidir entre vivir su propio destino o el de sus hijos, entre comportarse como una mujer o como una madre. Y el barón, perspicaz en esas cuestiones, creyó notar en ella aquella peligrosa vacilación entre la pasión de vivir y el sacrificio.»

[Información tomada directamente del ejemplar]



Creo que Stefan Zweig es de los pocos autores a los que soy fiel. El día que lo descubrí con Mendel, el de los libros decidí que leería todo lo que hubiera publicado en su vida y ahí ando, en este propósito que voy cumpliendo poco a poco.

Opté este verano por adentrarme en Ardiente secreto, en una de esas tórridas tardes veraniegas en las que mejor no moverse mucho y disfrutar a la sombra. Y de nuevo me he topado con una obra llena de sensibilidad. No puedo estar más de acuerdo con las notas que leemos en la biografía del autor, aportada por la editorial. Palabras como sensibilidad, elegancia, delicadeza y seducción son las que mejor encajan en la obra bibliográfica de este autor austriaco, del que todavía me queda bastante por leer.

Ardiente secreto narra la historia de un joven, un barón, que llega en tren a Semmering. Aunque no se menciona en la obra, y con el objeto de situaros geográficamente, os comento que Semmering es una localidad austriaca, del distrito de Neunkirche, en la Baja Austria. Hasta allí se desplaza el protagonista de esta breve historia, con el propósito de descansar durante sus vacaciones. El joven viaja solo y se hospeda en un hotel de la localidad. Inmediatamente indaga sobre el resto de los huéspedes, con el deseo de encontrar alguna cara conocida. No parece tener suerte. Lo ideal sería reencontrarse o conocer a una dama con la que coquetear unos días y tener una aventura fugaz que sazone un poco su estancia en Semmering. Un examen rápido de las féminas que se alojan en el hotel le permitirá descubrir a una dama elegante, voluptuosa, de edad madura, pero con aspecto de ser apasionada. El joven entiende que ha encontrado a su presa e inmediatamente inicia el cortejo. Sin embargo, no ha tenido en cuenta un pequeño obstáculo. La dama tiene un hijo pequeño, un jovenzuelo de nombre Edgar y unos doce años de edad, necesitado de afecto y cariño, de alguien que le preste atención. Lo que inicialmente parece un inconveniente se convertirá en un medio para llegar hasta la mujer, quien muestra inicialmente ciertas reticencias a las galanterías del joven. Se inicia así un juego un tanto maquiavélico, en el que hombre, mujer y niño serán los participantes. El foco de atención pasará de la pareja al joven Edgar, ante cuyos ojos se irán deslizando una serie de acontecimientos que lo conducirán a una transformación brutal, para desvelar qué se esconde tras ese secreto tan ardiente que da título a la obra.

Lo que me ha gustado de esta novela breve

Creo que Zweig, y como se dice vulgarmente, consigue hacer de un grano, una montaña. Me refiero a que coge una historia sencilla, -niño conoce a hombre adulto con el que entabla una intensa amistad pero pronto descubre que el hombre tiene más interés en su madre que en sí mismo, lo que le genera una serie de emociones nuevas para él- y la convierte en un relato de gran profundidad y alcance. Y prueba de ello es que, si me pongo a repasar todas esas notas que acostumbro a ir tomando durante la lectura de un libro, observo que he juntado un número muy considerable de hojas del bloc, para una novela que apenas pasa de las cien páginas.  

Esa historia sencilla en apariencia nos va a conducir a un concienzudo análisis de la naturaleza humana, algo muy habitual en las obras de Zweig. Su tema principal y favorito es el amor, los distintos tipos de amor, y los efectos que provoca en el ser humano. 


«Y el poder del amor siempre se medirá de manera equivocada, si sólo se valora en función de lo que lo ha provocado y no por la expectación que lo precede, ese espacio oscuro y hueco de desengaño y soledad que se abre ante todos los grandes acontecimientos del corazón». [pág 29]


Pero, en esta ocasión, el autor se adentra también en otros temas como la manipulación, la pérdida de la inocencia, la lucha contra la moral, el deseo de sentirse nuevamente joven, la mezquindad, el odio, el abandono la soledad, la ruptura de la confianza,... Ardiente secreto nos desvela a través de esta historia qué supone convertirse en un adulto, qué se pierde o qué se gana. El niño, a través de su experiencia, terminará por comprender cuál es el verdadero valor de lo que se tiene, y lo estupendo que supone ser un niñosin grandes preocupaciones, sin ser poseedor de ciertos misterios universales, que solo acarrean quebraderos. Por eso, a veces resulta mucho más placentero olvidarse de que uno es adulto y jugar a que uno siempre será un niño.

Los personajes

Inicialmente el lector pondrá toda su atención en el joven austriaco que busca conquistar una mujer durante sus vacaciones. Debo reconocer que, en los primeros compases de la obra, me imaginé a un protagonista solitario y romántico, que solo desea encontrar compañía para esos días de vacaciones en Semmering. Algo muy inocente que no debe alertarnos. Sin embargo, y a medida que iba leyendo, el individuo me iba dejando más y más atónita. Zweig ha construido un personaje con doble fondo. No quiero desvelar mucho de la verdadera naturaleza de este personaje pero sí os diré que no es todo lo que parece, que es ese tipo de personaje disfrazado, que muestra una cara pero tiene otra distinta. Es ese tipo de persona con una dulce sonrisa que esconde dientes afilados. 

Pero el verdadero protagonista de esta historia es el niño. Edgar es «un muchacho tímido, nervioso, aún sin desarrollar» con mucha falta de afecto. Enfermo con frecuencia y solitario, no hace cosas propias de un chico de su edad porque no tiene amigos y su madre apenas le presta atención. Por eso, cuando conoce al hombre, la vida regresa a sus pálidas mejillas. El niño verá en esa amistad una luz de esperanza, una nueva ilusión en la vida. Por fin encuentra a alguien que desea estar con él, que se interesa por pasar tiempo a su lado. Por primera vez se sentirá alguien especial y su corazón rebosa tanto agradecimiento que el afecto por su nuevo amigo se transforma en veneración.


«...feliz, desconcertado, quería reír y no podía evitar el llanto, porque amaba a aquel hombre como nunca había querido a un amigo, ni a su padre ni a su madre, ni siquiera a Dios». [pág. 29]

 

El niño es el personaje más interesante de Ardiente secreto. Cuando descubre la verdad, cuando cae la venda de sus ojos, perderá toda la inocencia y saldrá a la luz otras cualidades del muchacho que estaban ocultas. Inteligente y algo precoz«como la mayoría de los niños enfermizos que pasan mucho tiempo con los adultos», tiene un carácter apasionado«extraordinariamente exaltado en sus afectos o antipatías», algo que dejará patente a lo largo de la obra, cuando, a través de una serie de enfrentamientos, deje perplejos a los adultos. Pero, en realidad, no es más que un niño dolido en lo más profundo de su corazón. Por eso, aunque en algún momento veamos en él emociones y comportamientos cuestionables, el lector terminará por entender qué lo ha impulsado a reaccionar de tal modo y sentirá compasión por el muchacho. Lo que siente el niño es lo que sentiría cualquier persona -infante o adulto- que ve cómo está a punto de perder lo único que tiene. Él es el que descubrirá ese ardiente secreto, esa verdad de la vida que permanece siempre silenciada y oculta hasta cierta edad, que hay que mantener alejada de los niños porque no serían capaces de comprender. El núcleo de esta historia es ese momento en el que se hace la luz para el niño, ese instante que sirve de frontera entre la infancia y la edad adulta.


«Nada agudiza tanto el ingenio como una apasionada sospecha, nada desarrolla tanto las posibilidades de un intelecto maduro como una pista que conduce hasta la oscuridad. A veces tan sólo una única y delgada puerta separa a los niños del mundo que nosotros llamamos real, y un soplo de viento casual hace que se abra de golpe». [pág. 55-56]

 

«En aquella hora de rabia incontrolada echó fuera de sí, en forma de llanto, todo lo que llevaba dentro: la confianza, el amor, la credulidad, el espeto... Toda su niñez». [pág. 71] 


En cuanto a la dama, Zweig sabe perfectamente qué se cuece en los interiores de una mujer en determinadas circunstancias. La madre del niño no contaba con que apareciera en su vida un hombre tan apuesto. En su interior se desarrolla un dilema moral. Madre, esposa, dama distinguida pero ¿acaso las madres, las esposas y las damas no tienen un corazón palpitante? Zweig hace un despliegue de emociones que azotarán las entrañas de esta mujer, arrastrada por un juego que se torna cada vez más peligroso.

Me gusta mucho el retrato que el autor hace de la madre del niño, en esa «edad decisiva» en la que, no solo las mujeres sino también los hombres, se plantean si no han desperdiciado su vida, si no hicieron una mala elección. Esta dama está en ese punto de su vida en el que, o coge el tren que tiene parado justo delante o probablemente se lamentará toda su vida. Porque el joven ha despertado en ella emociones que creía muertas y, al igual que le pasa a su hijo, la aparición del barón ha avivado el fuego de la ilusión y las ganas de vivir que ya parecían tan extintas. Pero, a su vez se siente tan culpable, tanto tanto, que termina por pagarlo con el que menos culpa tiene, como nos pasa a todos. 

El narrador

A mi juicio, tenemos un narrador cizañero, con un punto de vista algo malicioso y unas reflexiones que echan más leña al fuego. Él será el encargado de poner al lector sobre aviso, de dejarle caer que se agarre los machos porque algo terrible está a punto de ocurrir. En ocasiones repite frases -«Es tan fácil engañar a los niños...»-, para dejarnos ver que el golpe maestro (uno de los muchos) está a punto de suceder. 

Estructura y estilo

Ardiente secreto es una novela corta, como otras tantas firmadas por el autor. Con un total de quince capítulos de corta extensión, te la podrías leer de una sentada, pero yo te recomiendo saborearla y pararte en la cantidad de detalles singulares que nos ofrece la prosa del austriaco.

Porque Zweig es muy descriptivo. Acostumbra a pormenorizar detalles que permitan al lector sentirse parte de la historia. Por eso se para en especificar el tipo de climatología, si brilla el sol o hay nubes, si la naturaleza que envuelve los hechos es exuberante o parca. Y hace reflexiones sobre ciertas cuestiones universales como el amor o las relaciones humanas.


«La primavera se dejaba sentir en el aire. En el cielo revoloteaban esas nubes blancas, revoltosas, que sólo se dan en los meses de mayo y junio, esos compinches blancos, aún jóvenes y revolantes, que, juguetones, corren por la pista azul, para en un instante ocultarse tras las altas montañas; que se abrazan y huyen, que tan pronto se arrugan como si fueran pañuelos de bolsillo, tan pronto se deshilachan formando tiras y por fin, bromeando, les ponen a las montañas boinas de color blanco». [pág. 9-10]

En cuanto a los personajes, nos va ofreciendo todo tipo de información, sobre su aspecto físico y su actitud, su forma de pensar, pero no lo hace de manera que abrume sino que va distribuyendo esas descripciones a lo largo de las páginas, incidiendo en los aspectos que más relevancia tienen en el punto de la historia en la que nos encontremos. 

Hay párrafos soberbios que no puedes evitar remarcar, y un capítulo brutal -Desconcertante oscuridad-, que efectivamente desconcertará tanto a los personajes como al lector, con unos hechos que se desarrollan en un ambiente lleno de ruidos, voces y sonidos ahogados.


Sigo rendida ante Zweig. Admito que el desenlace de esta obra me ha parecido un pelín más endeble que los que he encontrado en otras de sus novelas, pero es que el camino hasta ese final ha sido glorioso. Me maravilla la manera en la que el autor es capaz de transmitir tanto y, como dije antes, construir una historia de una profundidad tan tremenda, partiendo de unos mimbres sencillos. 

Zweig es una apuesta segura. Es mi apuesta segura. Y para cerrar he elegido un párrafo que me parece que resume perfectamente la esencia de este libro:


«Por primera vez creyó haber entendido la naturaleza humana, que las personas se necesitaban unas a otras, aun cuando les pareciera que eran enemigos, y que es muy dulce sentirse querido por los demás. Era incapaz de pensar en algo o en alguien con odio. No se arrepentía de nada. E incluso para el barón, el seductor, su más encarnizado enemigo, encontró un nuevo sentimiento, la gratitud, porque él le había abierto la puerta hacia aquel mundo de las primeras emociones». [pág. 120]


No te lo pierdas.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:



viernes, 26 de marzo de 2021

¿FUE ÉL? de Stefan Zweig

Editorial: Acantilado
Fecha publicación: enero, 2010
Precio: 10,00 €
Género: narrativa breve
Nº Páginas: 80
Encuadernación: Rústica cosida
ISBN: 9788492649310
[Puedes leer aquí]

Autor

Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la peripecia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. Acantilado ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.

Sinopsis

En esta breve novela, Zweig nos habla de los celos con su habitual maestría: elusivo, con la virtud de la intriga irresuelta, ahonda en el dolor y el desamparo que produce el sentirnos sustituidos en los afectos de nuestras personas queridas por un tercero que, cuanto menos, tiene los mismos derechos que nosotros. La rabia y la violencia pueden conducir a una venganza que agravará, si cabe aún más, nuestra orfandad.

[Información tomada directamente del ejemplar]



La extraordinaria capacidad que tiene Stefan Zweig para condensar una buena historia en un puñado de páginas es algo que he visto en muy pocas ocasiones y por supuesto, no con tanta maestría. Zweig es para mí el autor de las emociones vívidas, esas que todos hemos sentido alguna vez pero que, al verlas plasmadas en el papel, volvemos a revivir con absoluta nitidez. Me gustan sus personajes femeninos, también aquellos que son capaces de vivir en su propio mundo, ajeno al devenir de lo que acontece más allá de su yo interior. Adoro cuando sus protagonistas se pierden en un mar de reflexiones sobre los sentimientos más mundanos. Descubrí al autor austriaco con Carta a una desconocida, a la que siguió Mendel, el de los libros, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, El amor de Erika Ewald, Miedo y Las hermanas. Me gustaron todas tanto, que sigo descubriendo las novelas del autor, adquiriendo de vez en cuando alguna más suya. De este modo, hoy vengo a hablaros de ¿Fue él?

Me llamó la atención el título, tan breve e interrogativo. ¿Quién es él? ¿Y qué es lo que hizo ese él para que, desde la cubierta, se interpele al lector? Y luego está esa fotografía, media cara de un perro, con toda la pinta de ser imponente, fiero, desafiante, un bulldog de cuya raza todos tenemos una idea preconcebida. Y si lees la sinopsis, encuentras la palabra «celos». No es una emoción nueva entre las novelas de Zweig pero, lo peculiar que tiene esta historia, es que el origen de esos celos y quién los padece.

Con un inicio que parece sacado de la mejor novela negra, Betsy, la narradora de esta historia rememora los acontecimientos ocurridos hace seis años.




A modo de flashback, el lector retrocede en el tiempo, para ubicarse en un entorno bucólico. Betsy y su marido, tras la jubilación de este, deciden retirarse a Bath. Los niños ya son mayores y ellos buscan un lugar tranquilo en el que pasar esos años dorados. Así que deciden comprarse un terreno «en el lugar en el que la colina de Bahtampton se hunde agradablemente formando una hermosa y exuberante pradera». Al principio, el matrimonio disfruta de una relajante soledad. No hay vecinos cerca hasta que, en un terreno próximo, se instalan los Limpley. John Charleston Limpley es un banquero que trabaja en Bristol. Casado con Ellen, «una mujer delgada, bonita, de mirada inteligente, cordial, de apenas veintiocho o veintinueve años», la muchacha agrada a Betsy desde el primer momento. El joven matrimonio ha perdido la ilusión por la llegada de los hijos. Llevan años intentando ser padres pero la cuestión se les resiste. Para compensar esa ausencia, Betsy y su marido regalan a la joven un cachorro de bulldog, para que le haga compañía, mientras el marido está en el trabajo. Sin embargo, quien se vuelca realmente en el animal es el propio John, y ahí empiezan los problemas. Porque algo inesperado sucede, y el orden natural de las cosas se trastorna tanto que esta historia, aparentemente amable y sencilla, se torna en algo oscuro y peligroso, en un relato muy distinto a todo lo que he leído de Zweig, y en la que la tragedia acecha como una espada de Damocles.

Y digo que me ha parecido muy distinto a todo lo que llevo leído de Zweig hasta la fecha porque, si a priori la historia está teñida de un cierto tono intimista, lo cierto es que tiene toques cómicos que derivan en casi un relato de terror. Me viene a la mente una novela de un archiconocido autor de género, del que no quiero dar ni título ni nombre, para que no atéis cabo. No es que tengan muchas similitudes pero hay algún protagonista en común. En cualquier caso, no temáis aquellos que no os guste el género de terror. No puedo decir que ¿Fue él? lo sea, tal y como entendemos el género hoy día, más bien tiene un cierto aire de suspense psicológico bastante logrado. Pero basta con echar un vistazo a la cita inicial para que entendáis que, en esta historia, hay un asesinato y, por ende, debe haber un culpable y una motivación. Zweig indaga en esa parte de la naturaleza de un ser vivo, tan profunda y lúgubre, en esa zona interior en la que se esconde esa otra parte de nuestra personalidad

No puedo ser más explícita. De la trama, quizá podría comentar que la personalidad de John Charleston Limpley es determinante en el desarrollo de los hechos, que, si en vez de ser del modo en el que Zweig nos lo presenta, hubiera sido de otra muy distinta, nada de lo que ocurre en esta historia hubiera tenido lugar. Y también resulta interesante el retrato que hace de las relaciones hombre-perro, de esas relaciones de poder que no siempre son como cabría esperar. ¿No os habéis parado a pensar alguna vez qué papel juega cada cual en la relación que se establece entre ambos? Ahí lo dejo. 

Con descripciones románticas de los parajes, un profundo análisis de los personajes, una tensión que va en aumento, acelerando el ritmo final, ¿Fue él? me parece una novela de Zweig bastante desconocida, en favor de esas otras que todos, o casi todos hemos leído. Pero esta pequeña joya consigue, en tan solo ochenta páginas, engullir al lector en una historia que irá sorprendiéndolo página a página. Se lee en un suspiro pero deja huella. Para ser sincera, da hasta rabia que el desenlace llegue tan pronto. No os la perdáis.

Por cierto, si queréis saber más sobre los últimos años de Stefan Zweig, no dejéis de echarle un ojo a esta película.
 
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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lunes, 3 de febrero de 2020

LAS HERMANAS de Stefan Zweig

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Editorial: Acantilado.

Fecha publicación: septiembre, 2011.
Precio: 11,00 € 
Género: Narrativa breve. 
Nº Páginas: 64 
Encuadernación: Tapa blanda con solapas. 
ISBN: 9788415277347
[Puedes empezar a leer aquí]

Autor

Stefan Zweig (Viena, 1881- Petrópolis, Brasil, 1942). Acantilado ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.

Sinopsis

En esta historia, tan pícara como moral, a pesar de la advertencia del autor, nos habla Zweig de la idea del doble, en este caso representado por dos hermanas: Sophia (la razón) y Helena (la pasión). Ambas compiten por recuperar, cada una a su manera, el esplendor perdido de su familia. Una, a través de la virtud, la otra, a través de la pasión. Pero, ¡cuán delgada es la línea que separa la templanza de la voluptuosidad! Precisamente esto es lo que Helena pretende averiguar cuando pone a prueba a su hermana, sin sospechar el sorprendente final que el destino le depara.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Stephan Zweig vuelve a aparecer por aquí, como ya ocurrió con las reseñas de Miedo, Mendel, el de los libros o Veinticuatro horas en la vida de una mujer. Poco a poco, voy adquiriendo todas sus obras y, hasta la fecha, solo me ha dado grandes lecturas. Este autor tiene una habilidad prodigiosa a la hora de analizar lo más íntimo del ser humano, construyendo personajes sumamente emotivos e historias conmovedoras e intimistas. Sin embargo, en esta ocasión, me he topado con una pieza bien distinta, una obra que dista mucho de lo que había leído de Zweig hasta ahora, y no lo digo por su prosa, que sigue siendo igual de deliciosa, sino por el tono de la historia. Hoy os hablo de Las hermanas

Las hermanas se inicia con un pasaje introductorio, cuyas primeras líneas me han recordado al comienzo de El Quijote, haciendo mención a un lugar indeterminado, del que no se desea dar más pistas. En estas primeras páginas, el narrador hace referencia al hallazgo de un edificio soberbio, con aspecto monacal aunque de construcción profana, que llegó a sorprenderle por su solemnidad y por las dos torres que lo flanqueaban. Aguijoneado por la curiosidad, decide preguntar a un lugareño y será el relato de este ciudadano el que constituya la trama principal de esta pequeña novela, sin que tengamos la certeza de si la historia es real o simple leyenda.

Las dos hermanas narra la historia de Sophie y de Helena, dos hermanas gemelas, hijas de Herilunt, un capitán de la caballería, a las órdenes del rey Teodosio, y de una tendera, una mujer pobre y humilde, vendedora de especias y panes de miel. A pesar de formar parte de distintos estamentos sociales, el capitán se enamora tan profundamente de la joven, que no duda un instante en casarse con ella y colmarla de lujos. Después de un tiempo, entregados a la pasión, Herilunt tiene que regresar a la batalla y pronto se alza con grandes victorias por las que el rey Teodosio lo recompensa. Sin embargo, el joven guerrero es ambicioso y pretende hacerse con el reinado. Su ambición lo conduce a la muerte. 

Mientras todo esto ocurre, y sin que ella sepa nada sobre la suerte que ha corrido su marido, la esposa da a luz a dos niñas exactamente iguales, dos gotas de agua, tan parecidas que, ni siquiera la madre las puede distinguir. Pero la alegría del nacimiento pronto se nubla cuando la joven madre descubre que su marido ha muerto y el rey Teodosio la despoja de sus bienes, a causa de la traición del marido. La madre, con sus hijas recién nacidas, tendrá que regresar a su casa, en los barrios bajos de la ciudad, para volver a vender especias y panes de miel.

Sophie y Helena, -nombres cargados de significado-,  heredarán la belleza de su madre pero también la ambición de su padre. A medida que van creciendo, se vuelven más egoístas y repelen su condición humilde. Ellas quieren deslumbrar, ser las mejores en todo, y no solo con respecto a las demás niñas, sino también entre ellas. Los años irán pasando, y mientras más hermosas, más ambiciosas también. Tanto es así que Helena pone en marcha un plan. Convertirse en la mujer más deseada, en un objeto de pasión, a cuyos pies caigan rendidos todos los hombres del lugar. Su meta es desplumar a todos los amantes que caiga en sus redes, cosechando una gran fortuna. Por su parte, Sophie busca la manera de superar a su hermana y procurará hacerlo a través de la virtud. De este modo, se inicia una competición entre ambas, cada una en un papel opuesto: Helena, como la prostituta más codiciada, y Sophie, como la novicia más pura. Pero mejor no os desvelo ningún detalle más. Solo os diré que, Las hermanas es un cuento enorme en pequeño formato. Como siempre, Zweig muestra una habilidad sorprendente para escarbar en la naturaleza humana y mostrar al hombre (o la mujer, en este caso), tal y como es. 

Este cuento de Zweig lleva por subtítulo "Conte drolatique", es decir, cuento humorístico y es que la comedia está muy presente en esta breve historia. Es la primera vez que leo una obra del autor austriaco de corte humorístico, pero debo admitir que su humor es fino y elegante. La ambición de las hermanas por ser mejor que la otra, llega a tal extremo que ponen en práctica un plan descabellado, con el que el lector no dejará de sonreír. En cada línea nos vamos regodeando más y más, hasta llegar a un desenlace con moraleja.

Las hermanas es un cuento lleno de simbolismo y dualidades, poniendo sobre la mesa la pugna más sobresaliente, el honor y la virtud, el escándalo y el recogimiento. En definitiva, las dos caras de una misma moneda porque, como veremos, incluso en la pureza del individuo tiene cabida la tentación.

De los dos personajes me ha gustado más Helena. Definitivamente es ella la que maneja los hilos de este teatro de títeres y la que más sonrisas arrancará al lector. Ambas hermanas son muy inteligentes pero Helena es, además, astuta, pícara, ladina,... Siempre va por un paso delante. Algo que entenderéis cuando leáis la obra. En cualquier caso, Zweig acostumbra a perfilar muy bien a sus personajes. En ningún momento te vas a encontrar con uno que te resulte plano, con el que no conectes de un modo u otro.

Con largos párrafos, llenos de subordinadas, y unas descripciones ricas en matices, Zweig vuelve a sorprenderme. No sabría decir qué tienen sus obras pero hay algo de mágico en sus palabras, tiene una prosa que embelesa y te atrapa. Tanto es así que, este cuento, tan breve, te deja con tan buen sabor de boca que la he leído por segunda vez. Es como si, la primera lectura me sirviera únicamente como toma de contacto, para conocer la trama y a los personajes a grandes rasgos. Luego, en la segunda lectura es cuando me paro en los detalles, en la manera que tiene de describir, de revestir psicológicamente a los personajes. Me ha pasado más de una vez, sentir esa necesidad de hacer una segunda lectura. Es como más se disfruta de Las hermanas.

Dicho lo cual, estamos ante Zweig. ¿Quién puede resistirse? Además, es una nouvelle tan brevísima, con su toque de humor tan ácido, tan llena de psicología humana, tan magistralmente urdida, que hará las delicias de cualquier lector. Aunque la lea una única vez. 








 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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lunes, 19 de febrero de 2018

MIEDO de Stefan Zweig

Editorial:  Acantilado.
Colección: Cuadernos del Acantilado, 85.
 Fecha publicación: enero, 2018.
 Precio: 12,00 €
 Género: Narrativa.
 Nº Páginas: 144
 Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
 ISBN: 978-84-16748-96-9
 [Puedes empezar a leer aquí]

Autor

Stefan Zweig (Viena, 1881-Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la d novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. En Acantilado se ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.

Sinopsis

Irene Wagner lleva una vida acomodada y sin preocupaciones junto a su marido y sus dos hijos. Sin embargo, tras ocho años de matrimonio, los bailes, el teatro, la ópera y otras actividades sociales se le antojan predecibles y anodinas. Así, más por fantasía novelesca que por auténtico deseo, inicia una relación con un joven pianista. Pero pronto una mujer la descubre cuando sale del apartamento de su amante e Irene se ve obligada a ceder a un terrible chantaje. El terror de ser descubierta por su marido y de perder todo lo que posee y, ahora descubre, que tanto necesita y ama, la sumirá en una tormentosa pesadilla. Escrita en 1913 y publicada por primera vez casi una década más tarde, Miedo es una de las nouvelles más sobrecogedoras de Stefan Zweig, con un final tan sorprendente para la protagonista como para el lector.

[Información tomada directamente del ejemplar]

 
Así empieza Miedo: 




Poco a poco va cayendo la producción de Stefan Zweig aunque aún me queda un largo recorrido. Quizá sea uno de los pocos autores con el que mantengo una relación de fidelidad más firme, respaldada por el placer que me ha provocado leer otras obras suyas como Carta de una desconocida, Mendel el de los libros, Veinticuatro horas en la vida de una mujer o El amor de Erika Ewald, todas ellas ya reseñadas en el blog. Y paseando por la librería me topé con Miedo, recientemente publicada por Acantilado. Su sinopsis deja nítido como el agua que el autor austriaco vuelve a explorar el universo femenino en esta nouvelle y, conociendo cómo se adentra en los sentimientos humanos, supuse que estaba ante una historia que me haría disfrutar. Así ha sido. 

Apenas nada más hay que añadir al resumen de la trama que nos ofrece la editorial. Efectivamente Miedo narra la historia de un adulterio y sus consecuencias, una burda excusa para retratar la naturaleza humana y el corazón de una mujer, pero de una mujer de todos los tiempos porque, aunque Irene Wagner es una dama de principios del siglo XX, lo cierto es que su forma de sentir en las circunstancias que le toca vivir, es atemporal y universal. A Irene Wagner no la mueve un deseo irrefrenable o una pasión desbordada sino más bien el hastío, el aburrimiento y el deseo de vivir una aventura aunque ello conlleve un riesgo importante. Quizá dejarse tentar por lo prohibido la saque del estado de letargo en el que se sumió hace ocho años, cuando se casó con Fritz, un importante abogado junto al que no le ha faltado nunca nada ni tampoco se ha tenido que preocupar de cuestiones de ningún tipo. Pero, ¿qué pasa cuando estamos a punto de perderlo todo, todo lo que antes no valorábamos y que ahora nos parece un tesoro? Irene sufre una transformación espectacular. Es el gusano de seda que se convierte en mariposa. Recorrerá un camino tortuoso, sufrirá pavorosamente, vivirá sumida en una constante tensión e incluso recurrirá a soluciones terribles. Todo por librarse de la opresión que siente, por escapar de la trampa en la que ella sola se ha metido.



De entre los personajes predomina por encima de todos la figura de Irene Wagner, una mujer de buena posición a la que parece que su vida, contemplativa y llena de actos sociales, le resulta vacía. Sin darse cuenta se ve envuelta en una relación adúltera que, a la larga, le provoca más angustia que placer. Resulta muy fácil entender a Irene porque, más allá de sus propias circunstancias, todos hemos mentido alguna vez y hemos temido que nos pillen en un renuncio. La mentira provoca un estado de alteración increíblemente potente, es como esa soga que nos va apretando el cuello más y más hasta llegar a asfixiarnos. Irene no sabe cómo salir del atolladero en el que se ha metido y se va enredando en sus propios engaños. Y Zweig la coloca en la picota, ante los ojos del lector quienes, junto a ella viviremos su angustia en primera persona. Apabullante la manera en la que el texto nos atrapa y nos oprime.

Con el pobre Fritz, el cornudo, el marido engañado, el hombre que ha procurado el bienestar de su familia y así se lo pagan, ocurrirá algo muy curioso. Por un lado es normal que nos alienemos con él, al fin y al cabo, es la víctima de esta historia pero ¿nos cae simpático? Inicialmente Zweig nos ofrece una imagen del marido algo distante. Da la sensación de ser el típico cabeza de familia que simplemente se limita a traer el sustento a casa y sus muestras de cariño, tanto para su mujer como para sus hijos, son nulas. Parece que, llegado un punto, comienza a sospechar de su esposa y ¿qué vemos entonces? Pues a un esposo desconfiado que, haciendo uso de sus habilidades para interrogar e indagar, lanza señuelos para atrapar a la pérfida esposa. Es un personaje muy interesante, con muchos dobleces y matices, pero os dejo que lo descubráis porque guarda más de una sorpresa.

Y por último, la chantajista, mujer grosera, déspota y deslenguada. Sin necesidad de una descripción física resulta inevitable imaginarla como un monstruo. Su actitud refleja la posición de poder que ocupa frente a la adúltera. La tiene a su merced y para Irene es el mismo demonio, justo castigo a su perversidad. 

Mientras leía esta novela con algo más de cien páginas, apunté en mi bloc la siguiente frase:  'Otro que es capaz de expresar de manera espectacular los arrebatos del alma'.  Y es que la semana pasada también leí una nouvelle cuyo autor mostraba con una precisión milimétrica los desordenes internos del ser humano en situaciones complejas, me refiero a 'El Dr. Jekyll y Mr. Hyde' de Robert L Stevenson. Semejante capacidad de análisis siempre me ha impresionado. Comprender las emociones que invaden a una persona que tenemos enfrente es fácil. Generalmente basta con mirarle a la cara, fijarnos en el temblor de sus manos o en el balbuceo de su habla pero no debe serlo tanto reflejar el azoramiento por escrito y transmitirlo de tal modo que el lector pueda sentirlo en sus carnes. Zweig, sin duda, lo consigue.

Hay reflexiones y pasajes maravillosos en esta novela con las que el autor nos hace sentir como si fuéramos los protagonistas, ese momento mágico en el que dos miradas se encuentran por primera vez, o la inquietud que nos produce la incertidumbre que nos arranca de nuestra rutina, o la presión que la protagonista sufre y padece ante la mirada inquisitorial de su marido, ante sus palabras de doble sentido, ante la presencia de una sombra que parece perseguirla por las calles. La atmósfera angustiosa es una niebla espesa que engulle todo lo que cubre y así será el aire que respire Irene en la supuesta seguridad de su hogar.

Con un final inesperado y muy reconfortante, la acción de Miedo transcurre en el plazo de unos días, sin ningún apunte geográfico. Cuenta esta nouvelle con una prosa cercana, sin muchas alharacas, pero muy satisfactoria en la que, a veces, se cuela alguna metáfora sencilla pero hermosa.



Trece capítulos de corta extensión componen esta obra que figura escrita en tercera persona. En ella predomina la narrativa frente al diálogo y sin embargo, su lectura surca las páginas a buena velocidad, hostigados por saber qué futuro le espera a Irene Wagner cuando ya no pueda atender el chantaje. ¿Qué le deparará a esta mujer? ¿Lo perderá todo? ¿Será objeto de un tremendo escándalo? Bueno, leedla y disfrutad, no solo de los hechos sino de unos personajes que prácticamente se materializan y se escapan de la tinta y el papel. 

Zweig sigue maravillándome. No hay emoción ni sentimiento que se escape de su perspicaz mirada, ni deseo ni anhelo que se resista a su pluma. Para él el ser humano era de cristal y a través de su piel era capaz de vislumbrar los más oscuros rincones del alma humana. 

Miedo, o Angst en su versión original, ha sido adaptada numerosas veces. Buscando información al respecto me topo con una película del cineasta Gonzalo Suárez que en 2007 rodó un largometraje inspirado en este texto. Se trata de Oviedo Express, una cinta protagonizada por Carmelo Gómez, Maribel Verdú, Aitana Sánchez-Gijón y Nawja Nimri. Recuerdo haber visto aquella película en su día y bajo mi punto de vista la inspiración es prácticamente imperceptible, al menos, lo que yo recuerdo. No obstante, como me ha picado la curiosidad, volveré a verla de nuevo.

Sé que muchos sois devotos de los libros de Zweig. Miedo es de reciente publicación en castellano, por lo menos a través de Acantilado, y desde ya os animo a leerla. No os va a defraudar.









[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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viernes, 1 de abril de 2016

EL AMOR DE ERIKA EWALD de Stefan Zweig.


Editorial: Acantilado.
Fecha publicación: --
Nº Páginas: 112 
Precio: 10,00 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda.
ISBN: 978-84-96136-78-6


Autor


Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. En Acantilado han aparecido ya La lucha contra el demonio (Hölderlin, Kleist, Nietzsche),Castellio contra Calvino (Conciencia contra violencia), Momentos estelares de la humanidad (Catorce miniaturas históricas), El mundo de ayer (Memorias de un europeo), La embriaguez de la metamorfosis, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Novela de ajedrez, Carta de una desconocida, Los ojos del hermano eterno, Ardiente secreto, El amor de Erika Ewald, Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski), Noche fantástica, La mujer y el paisaje, Correspondencia, Montaigne, La curación por el espíritu, El candelabro enterrado, La impaciencia del corazón, El legado de Europa, Amok, Viaje al pasado, Mendel el de los libros, ¿Fue él?, Los milagros de la vida, Las hermanas, Novelas, Confusión de sentimientos, Ser amigo mío es funesto. Correspondencia (1927-1938), Una historia crepuscular y las biografías Fouché, María Antonieta y María Estuardo.

Sinopsis

Erika Ewald es una muchacha vienesa soñadora, con alma de artista, que enseña piano y que lleva una existencia rutinaria, sin secretos ni sorpresas, a no ser por los momentos que pasa con un joven violinista con quien comparte la pasión por la música. En El amor de Erika Ewald Zweig describe magistralmente las sutilezas de esta relación—una nueva "educación sentimental"—, con una mirada irónica y siempre atenta al juego de paradojas tensadas entre una vida que discurre anodina y la fuerza de unos sueños frustrados por el peso de la realidad.



[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


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No me resisto a seguir descubriendo a Zweig. En algunos casos sus obras son como dulces caramelitos de breve consumo pero con un regusto maravilloso. En el universo Zweig en el que la palabra amor cobra todo su significado, abundan las emociones, los sentimientos y el diálogo interior. Lo que llevo leído hasta ahora de este autor siempre me ha conducido a un plano en el que es fácil meterse en la piel de sus personajes, especialmente en los femeninos.

Me encontré a Erika Ewald en la librería. Poco más de cien páginas se camuflaban entre volúmenes de mayor envergadura y aunque pasaba desapercibido me llamó la atención. Era justo lo que iba buscando en un momento como aquel, de lecturas de otro tipo y de mayor longitud. Se vino a casa. 

Erika vive con su padre y su hermana Jeanette en un ambiente familiar donde prima el silencio. El reciente fallecimiento de la madre sucumbe al padre en un estado apático, lejos de una atmósfera en la que se pueden oír risas y alegría. Apenas el tintineo del quehacer doméstico diario es la melodía que suena en el hogar de los Ewald. Por su parte, Jeanette parece vivir resignada pues se sabe una joven poco agraciada y a la que lo máximo que le espera es el cuidado del progenitor. 

Erika es una joven sensible, soñadora y discreta que siente deseos de salir del entorno sombrío y triste que la rodea. La vida respira más allá de los ventanales de su habitación y en su interior palpita el ansia de una primavera que no parece llegar nunca. Solo la música consigue rescatarla de su anodina rutina, las notas de las melodías, las teclas de un piano conseguirán hacerla temblar de emoción, todo ello potenciado por la aparición del amor encarnado en un joven violinista del que se enamora.

Piano y violín se unirán no solo en los conciertos sino también más allá de las puertas de un auditorio. Se convertirán en confidentes, pasarán muchas horas juntos, desnudando sus almas para construir una relación a la que le espera más de una sorpresa porque, ¿cuántos tipos de amor hay? ¿Qué es el amor para Erika y qué es para el joven violinista? Sin duda, lo que ella siente y espera, todo concebido a un nivel platónico, es bien distinto de lo que él reclama, algo lógico cuando las bases de una relación se han asentado. El amor de Erika Ewald trata una cuestión totalmente atemporal que permanecerá viva mientras el mundo exista. Las ilusiones, los sueños rotos, la decepción, las penas del corazón, la rabia, la venganza, la resignación. Y es que dicen que el amor es ciego y a veces también tonto. No obstante la Erika de Zweig no será una mujer cegada por el amor sino más bien una mujer que no quiere mirar, ni saber, ni oír. En su interior tiene miedo, y la dicha y el temor convivirán una frente a otra.

No estoy tan segura si el amor del violinista no era demasiado superficial. Otros lectores lo consideran tan apasionado como el de Erika pero a mí su actitud me hace recelar.




Cada vez que leo a este autor no deja de sorprenderme su capacidad a la hora de adentrarse en el alma de una mujer. En las emociones y los pensamientos de sus protagonistas es fácil que las lectoras, especialmente estas, se puedan ver reflejadas. No importa la época. El corazón ha palpitado siempre del mismo modo. De igual manera el autor describe con una maravillosa pulcritud la atmósfera de los encuentros, las conexiones que se establecen entre dos enamorados, esos filamentos que unen el corazón de los dos amantes en situaciones de quietud y tranquilidad donde las palabras sobran, ese primer contacto casi eléctrico que despierta todas las terminaciones nerviosas hasta llegar al frenesí, al desbordamiento, a la entrega y rendición ante la pasión. 

Lo fascinante de la trama de esta novelita es que el lector, a pesar de tener la certeza de lo que puede ocurrir, está constantemente a la espera de algo terrible. Nosotros sabemos que ese ambiente de felicidad contenida se va a romper de un momento a otro, el encanto se va a quebrar por algún sitio y permanecemos agazapados, mirando de reojo, esperando esa línea certera que se nos clavará en el corazón. Zweig consigue montarnos en una noria, pues la vida misma lo es, y con Erika subiremos al cielo para contemplar un maravilloso paisaje para, acto seguido, bajar hacia los infiernos. Y esta noria girará con más lentitud en el planteamiento, en el desenlace, pero adquirirá más velocidad en el nudo para dar vida a una huida, quien sabe si en dirección equivocada.

¿Cómo reacciona una mujer ante una situación como la que vive Erika? Zweig lo sabía bien, con ese movimiento de vaivén, con esa ira que la domina en un momento dado para, con el tiempo, dar paso al auto-engaño, al convencimiento, al consuelo ofrecido con la lectura de historias similares a la suya. Erika evoluciona a lo largo de la historia, pasa por diferentes fases para llevar a un final cargado de abatimiento.

Sin duda otra magnífica obra del autor austriaco que difícilmente me decepciona. Creo que es otra de esas obras que habéis de leer. La disfrutaréis tanto como yo.





[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]

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