miércoles, 7 de febrero de 2024

CHINAS (DRAMA - 2023)

Año: 2023

Nacionalidad: España

Director: Arantxa Echevarria

Reparto: Daniela Shiman Yang, Xinyi Ye, Ella Qiu, Pablo Molinero, Leonor Watling, Carolina Yuste,...

Género: Drama

Sinopsis: En un colegio coinciden al comienzo de curso dos niñas chinas de 9 años. Todo el mundo da por hecho que se harán amigas, pero absolutamente nada las une. Lucía es segunda generación de inmigrantes. Se siente absolutamente española y solo piensa en integrarse con el resto de sus amigas del colegio. Desearía tener unos padres “normales” como el resto de sus amigas, pero los suyos le avergüenzan constantemente porque no hablan español, trabajan más de 14 horas en el bazar y ni siquiera le permiten celebrar su cumpleaños en el Burger King. La otra niña es Xiang. Es adoptada y con su rostro delata allá donde va que no es hija de sus padres. Donde va con sus padres españoles, llama la atención. Xiang se pregunta por su familia biológica; ni se siente china ni se siente aceptada ante los demás niños en el colegio. Las dos niñas se cruzarán, separarán y acabarán siendo vitales la una para la otra en la búsqueda de su identidad.

[Fuente: Filmaffinity]

Hoy día, en España, es más que habitual ver a personas de otros países. Y no me refiero a aquellos que vienen de viaje, a hacer turismo, sino a comunidades de otras etnias que se han asentado aquí, que viven y trabajan aquí. He leído que el movimiento migratorio de origen chino se inicia a principios del siglo XX, más concretamente a partir de los años 60, alcanzando un nivel más notorio en la década de los 80, que trajo consigo la proliferación de restaurantes y, más tarde, las famosas tiendas de «Todo a Cien», o lo que hoy conocemos como bazares, donde se vende absolutamente de todo. Atrás quedaron esos primeros establecimientos en los que se vendían curiosos artículos de origen asiático, objetos decorativos que denotaban su procedencia. Hoy es muy difícil no encontrar lo que buscas o necesitas en un bazar chino. Y mucho más difícil si nos adentramos en los macro-almacenes que se sitúan en los polígonos industriales. Así que, estamos más que acostumbrados a convivir con gente asiática pero, ¿qué sabemos de ellos? Seguro que cerca de tu casa hay uno o dos bazares chinos, regentados por familias. Abren un montón de horas al día, todos los días de la semana, y rara vez cogen vacaciones. Que cierre un chino es mal síntoma para la economía. Sabemos que están ahí por si, en algún momento, necesitas algo con urgencia, y todos acudimos a ellos con frecuencia. Lo de «voy al chino» se ha convertido en una frase común entre nosotros. Pero párate un momento a pensar. ¿Tú has visto el bazar chino de tu casa cerrado alguna vez un domingo? ¿Has visto a alguna familia china, que viva y trabaje en España, tomando una cerveza en una terraza? ¿Los has visto en el cine? ¿En el teatro? Ya te digo, no me refiero a la población asiática que viene de turismo, sino a los que viven aquí. Yo, desde luego, a María (así la llamamos) que trabaja en mi tienda china, no la he visto nunca más allá de ese mostrador en el que cobra lo que vende. Siempre está allí, al pie del cañón. Ella, su marido, y sus hijos. Es más, tiene contratada a una chica española. 

Pues bien, movida por la curiosidad de saber más sobre mis vecinos chinos y también por la reseña que leí en Cine y críticas marcianas, me senté estos días atrás a ver Chinas. ¿Qué nos cuenta este largometraje?

La cineasta Arantxa Echevarría, ganadora de dos Goya por Carmen y Lola, vuelve a poner la mirada en esos colectivos marginales y nos trae una película que nos va a permitir acercarnos a dos realidades distintas, que afectan a la comunidad china. Por un lado, conoceremos al matrimonio formado por Sol y Julián. Ellos, como otras muchas parejas españolas, han adoptado a una niña china de nombre Xiang. No sabremos cuándo se produjo la adopción, ni en qué condiciones. A la vida de esta familia llegaremos cuando la pareja decide cambiar a la niña de centro escolar, por problemas de integración.

Por otro lado, Echevarría nos acerca al día a día de una familia china que regenta un bazar en un barrio muy humilde de Madrid. Feng y Shui tienen dos hijas: Rou, es una adolescente que reniega de su nombre y desea llamarse Claudia; y Yun, a la que conocemos como Lucía, una niña pizpireta y simpática, muy integrada en su colegio, que pasa la mayor parte del tiempo con su amiga Susana, una niña española rubia de cara angelical; y que, si vive en España, no entiende por qué no puede adoptar las costumbres de este país.

Xiang es hija única y tiene la suerte de tener unos padres con una economía holgada. Viven en una casa grande, bonita y luminosa. Sus padres la están criando según el estilo de vida occidental y, aunque a la pequeña no le falta de nada, parece que no es feliz. Xiang se siente diferente al resto. Incluso su nombre le parece un lastre. Sus padres son españoles pero ¿ella qué es? Hay una secuencia tensa en la que la misma niña volverá la espalda a su origen, como si no se sintiera identificada con lo que tiene delante. Radica ahí un problema de desorientación, de falta de identidad personal, que provoca un oscuro pozo en el interior de la pequeña. 

Lucía será la otra gran protagonista. Al contrario que Xiang, ella vive en una casa pequeña y oscura. Comparte habitación con su hermana Claudia, y pasa muchas horas en la tienda de sus padres, donde ayuda y hace los deberes, al mismo tiempo. Feng y Shui no conocen otra vida que no sea el trabajo. La familia mantiene las costumbres chinas, están muy apegados a su cultura y tradiciones, y pretenden inculcar su forma de vivir a unas hijas que están creciendo en un entorno muy distinto al que tendrían si vivieran en China. ¿Cómo se gestiona eso?  

De manera colateral, Claudia, la hermana mayor de Lucía, también tendrá su parcela de protagonismo. A los problemas de su hermana pequeña (eso de ser chino en España), se unen también los propios de la adolescencia. Claudia es joven y quiere divertirse con sus amigos pero lo tiene complicado. Por eso recurrirá a lo que recurren o recurrimos todos los que tuvimos su edad, a buscar la manera de salirnos con la nuestra sin que los padres se enteren. El problema está en que los padres, y los abuelos de Claudia, tienen unos planes para la joven que, obviamente a día de hoy, no encajan en la tradición occidental. 

Chinas irá explorando la realidad de estas dos familias que, a pesar de venir de un estrato social muy distinto, casi comparten los mismos problemas -el choque cultural de sus hijos-. A todo esto, el racismo mostrará también su peor cara y también el entorno en el que se mueven cierto segmento de la población juvenil.

Qué me ha gustado de esta película y qué no me convenció

Al margen de que Chinas nos deja ver un trocito de vidas de unos vecinos a los que conocemos poco, a mí me han gustado mucho los contrastes que nos presenta su directora. Y no me refiero solamente a las diferencias entre asiáticos y españoles, sino a lo distinto que puede ser tu vida, dependiendo de dónde te coloque la suerte y el destino. Xiang y Lucía son dos niñas asiáticas, proceden del mismo lugar y, sin embargo, sus vidas no pueden ser más diferentes. Eso no quiere decir que una sea más feliz que la otra porque, más allá de problemas puntuales, y por paradójico que parezca, Lucía, la que tiene menos, es la que parecer ser más feliz que Xiang.

El otro contraste pivota sobre el problema generacional. No es lo mismo ser un chino, nacido en China, y residente en España, que ser un chino que ha nacido y reside aquí. Los puntos de vista son totalmente opuestos. Mientras que Feng y Shui se dedican únicamente a trabajar, recluidos en su pequeña burbuja, sin relacionarse prácticamente con nadie, más allá de los clientes de la tienda, y sin haberse molestado en aprender español, sus hijos -Claudia y Lucía-, dominan el idioma perfectamente, conocen las costumbres españolas, las aceptan (o eso quieren) como suyas y se relacionan sin ningún tipo de problemas con otros españoles, o con personas de otros países. Es cierto que, el hecho de ser de otra etnia acarrea alguna broma de mal gusto, pero saben convivir con ello, quieren integrarse, formar parte de la misma sociedad que el resto de las personas que los rodean. ¿Cómo van a mantener unas costumbres que, aunque son respetables, no dejan de ser ya obsoletas y fuera de lugar en el país que viven? Eso provoca una brecha entre padres e hijos y, si lo piensas, ambos tienen razón. Los padres de Lucia dejaron su país atrás para labrarse un futuro y trabajan duro para darles a sus hijas educación y alimento. Pero sus raíces no están en España, sino en China. Llegaron a este país cargados con una mochila llena hasta arriba de las particularidades de su propia cultura. Ellos quieren transmitir su legado, que sus hijas no olviden de dónde vienen. Sin embargo, también tienen razón las niñas, que han nacido en este país y forman parte de él. Para ellas, China queda muy lejos. En fin, es algo complicado.

También me ha gustado el retrato multicultural que muestra la película. Cómo, en un espacio pequeño, conviven jóvenes de diferente raza. Se relacionan y salen de copas. No hay ningún problema en sus relaciones. Eso sí, en ese entorno, veremos a la mujer ejerciendo un papel denigrante, y más si eres de otro país. La integración y el ser aceptada puede acarrear un elevado coste. Al mismo tiempo, señalo el dibujo que se hace de la vida en los barrios más periféricos de las grandes ciudades, un reducto que para muchos queda muy lejos, casi como si no existiera.

Chinas es una película que me ha producido mucha ternura. Tiene momentos complicados, porque los hijos y los padres vivirán situaciones que no son agradables y sentirán en su propia piel lo que es la decepción, el rechazo, o la frustración, pero también hay otros divertidos. Los ojitos con los que Susana ve todo lo que es habitual en Lucía y su mundo te arranca una dulce sonrisa. Las conversaciones entre ellas están llenas de inocencia. Y los sueños de Lucía son tan pequeñitos que es inevitable que te robe el corazón.  

Ahora bien, desconozco la labor de documentación que habrá hecho Echevarría, para encarar esta película. Hablo desde la más absoluta de las ignorancias, pero debo decir que, en algún momento, el desarrollo de los hechos me ha parecido algo exagerado. Alguna secuencia nos muestra el desprecio y el racismo llevado a un cierto extremo. Lamentablemente, gente que odia a los que no tienen su color de piel hay muchísimas, pero me parece que ese racismo está más dirigido a otras culturas. Me refiero, principalmente a árabes y africanos. No percibo tanto racismo contra los asiáticos como contra las personas de piel más oscura. Lo mismo estoy equivocada pero es la percepción que tengo y por eso, algunas escenas me han parecido algo exageradas. 

Por anotar otra cuestión que no me ha convencido, debo mencionar el desenlace. Me ha resultado abrupto, precipitado, y demasiado abierto. Máxime teniendo en cuenta que el metraje alcanza casi las dos horas.

Interpretación y reparto

Estamos ante una película en la que se pone el centro de atención sobre los niños. Y en Chinas brilla una sonrisa por encima de todas las demás. Lucía te va a conquistar con su luz. Es una niña que vive donde le ha tocado vivir y que sueña con ser igual que el resto de sus compañeros de clase. Por eso tratará de llevar a cabo un plan, lleno de inocencia e ingenuidad, movida únicamente por el deseo de sentirse otra niña más. Interpretado por Shiman Yang, su trabajo está lleno de naturalidad y espontaneidad. Diría lo mismo de su amiga Susana (Valeria Fernández). Las niñas no interpretan. Ellas simplemente juegan.

Hay que nombrar también el papel de Shui, la madre de Lucía, a la que el guion le tiene reservadas unas cuantas escenas importantes. A mí me ha gustado mucho cómo la actriz Yeju Ji refleja la tristeza, la impotencia, o el desconcierto, a la hora de cuidar a sus hijas y tratar de retenerlas dentro de la cultura asiática.

El reparto cuenta con dos nombres muy conocidos. Por un lado, el de Leonor Watling, que se meterá en el papel de Sol, la madre de Xiang. Vamos a ver a una mujer que lo pasa mal. A las dificultades propias de ser madre y velar por la vida de un niño, se une que ese niño, además, no es biológico. Y por rizar más el rizo, ni siquiera es occidental. Sol naufraga en un mar de dudas. Quiere hacer lo mejor para su hija pero, a veces, se encuentra con un muro frío y desangelado. ¿Cómo ve Xiang a Sol? El trabajo de Watling, como me suele ocurrir cuando la veo en pantalla, no me llena. 

El otro nombre conocido es el de Carolina Yuste, una cara que cada vez vemos más en la gran pantalla. Yuste se mete en el papel de Amaya, una vecina que tiene una estrecha vinculación con Lucía. Amaya trata de mediar en favor de la niña, pero los padres de Lucía son muy estrictos. Su papel es meramente anecdótico.


En definitiva, poco más os puedo contar. Si me preguntáis si merece la pena ver Chinas, mi respuesta será sí. Es una aproximación interesante a una cultura distinta a la nuestra, y a una problemática que, aunque nos queda cerca porque todos conocemos a personas chinas, a la vez nos queda lejísimo. Siempre es interesante saber más, y conocer mejor a las personas con las que tratamos con frecuencia. 

La he visto en Orange TV





Tráiler:


martes, 6 de febrero de 2024

ELISENDA HERNÁNDEZ JANÉS: ❝Creo que el vínculo de hermandad que se forja entre las amigas es más fuerte que el de los hombres❞

Elisenda Hernández Janés resultó la ganadora del Premio de Novela Felipe Trigo, que convoca el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena y publica la Fundación José Manuel Lara, en su edición 42ª. Este es un premio que me suele gustar. De hecho, he comprobado que, desde hace unos cuantos años,  he leído casi todos los títulos premiados y los he disfrutado, como Malasanta de Antonio Tocornal, La lluvia inglesa de Ana Muela Pareja, El efecto Foehn de Susana García Nájera, El síndrome de Diógenes de Juan Ramón Santos.  Pero vamos a lo que vamos. 

Elisenda Hernández acudió a Sevilla hace unos días, cuando ya conocíamos el nombre de la autora que ha ganado una nueva edición del premio -Liliana González-, cuya obra se publicará próximamente. Con la joven autora catalana estuve conversando sobre Canción de despedida, una novela que nos permitirá conocer a tres mujeres -Isa, Lucía y Gloria-, que emprenden un viaje a la isla de Tenerife, con el objeto de localizar a Marga, la cuarta amiga de la adolescencia que desapareció de sus vidas hace más de once años. Sin embargo, ese viaje no sólo será un tiempo de esparcimiento y ocio, sino que se convertirá en otro tipo de viaje, mucho más introspectivo.

Mientras os cuento lo que me ha parecido Canción de despedida, os dejo con la entrevista a su autora.


Marisa G.- ¿Qué tal, Elisenda? Un placer tenerte en Sevilla y conocerte.

Elisenda H.- Muchas gracias. El placer es mío.

M.G.- No sé si has venido antes a Sevilla para promocionar el libro. Si viniste en su día, cuando te dieron el premio. 

E.H.- Bueno, a Sevilla vine por un club de lectura pero principalmente fui a Villanueva, donde se premió el fallo.

M.G.- Un premio del que ya conocemos nueva ganadora. Así que tu reinado va llegando al final.

E.H.- Sí, se está acabando ya.

M.G.- Me gustaría saber qué ha significado para ti este premio y cómo ha sido este año como ganadora del Felipe Trigo.

E.H.- Pues ha sido una experiencia única y muy enriquecedora. En cierto modo, hay un antes y un después en mi carrera literaria porque me ha permitido publicar con un gran grupo editorial, y también me ha permitido que mi libro llegue a las librerías, a las estanterías de la gente. Era a lo que aspiraba. En este sentido, ha sido una experiencia inolvidable.

M.G.- Es tu primera novela y ¡premio! Es verdad que has escrito y publicado relatos, que te han premiado anteriormente, pero es la primera vez que escribes una novela. Quisiera saber cómo ha sido el proceso de pasar del formato corto, del relato, a un formato más largo. ¿Te has encontrado con alguna dificultad a la hora de plantear esta novela?

E.H.- En realidad, ya tenía una novela previa escrita, pero sin publicar. Está en un cajón. Me costó bastante tiempo escribirla. Llamé a varias puertas pero no tuve éxito. No he conseguido que me la publiquen y ahí sigue. En ese sentido, yo ya tenía una experiencia previa. De todos modos, me siento más alejada de esa novela y mucho más cerca de esta última. 

En cuanto a si me costó pasar del relato a la novela, creo que son dos géneros distintos. El relato se aborda de manera diferente a como se aborda una novela. Y, cada género tiene sus dificultades y ventajas.

M.G.- Cuando presentaste esta historia al premio, lo hiciste con el título Despídete con una sonrisa. Te quiero preguntar, primero, ¿por qué ese título? Y, en segundo lugar, y teniendo en cuenta que el título se ha cambiado, ¿por qué se eligió Canción de despedida?

E.H.- Despídete con una sonrisa viene por un momento clave de la novela, en el que creo que se resume un poco el espíritu del libro. La novela habla bastante sobre cómo te enfrentas al paso del tiempo, cómo afrontar los retos del presente, sin caer en la nostalgia. Me pareció una frase que englobaba bastante bien este sentimiento. Pero cuando ya se desveló el fallo, y empezamos a hablar sobre la edición, me comentaron que creían que el título tenía un toque un poco cursilón, como si se tratara de un libro de auto-ayuda. Al principio, sentía que tenía una conexión con ese título, que mi mente estaba agarrado a él. Sin embargo, lo comenté también con mi entorno, y empecé a pensar que lo mismo sí que parecía un poco cursilón. Fue entonces cuando estuve barajando alternativas y di con Canción de despedida. Me parece bastante acertado porque, al fin y al cabo, al ser una novela estructurada a través de tres puntos de vista, se puede interpretar también como las diferentes voces de una canción. Me parecía que quedaba todo bastante cuadradito y así fue como se quedó.

M.G.- Hay que decir que Canción de despedida narra un viaje de tres amigas -Isa, Lucía y Gloria-, a la isla de Tenerife. Ellas van tras los pasos de una cuarta amiga, de Marga, que desapareció de las vidas de las chicas hace más de diez años. En principio, esto es lo que se narra en la novela pero hay más, y de ese más hablaremos luego. Antes, ¿cómo surge la idea para esta novela?

E.H.- La semilla de la trama parte de un hecho personal, una anécdota personal que viví. Yo tenía una amiga de la infancia, de la adolescencia, y de la primera edad adulta, que desapareció de un día para el otro. Dejó de llamarnos, no nos contestaba a los emails, y desapareció del mapa. Durante mucho tiempo, mi grupo de amigas y yo intentamos recuperar la amistad. Cada vez que quedábamos, hablábamos del tema, y nos preguntábamos qué habría pasado y dónde estarías. Un día, de medio cachondeo, nos propusimos contratar a un detective privado para que la buscara. Evidentemente, nunca lo hicimos, pero sí que la novela parte de esa semilla real.


[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]


M.G.- Y como dije antes, esta novela no solo narra un viaje a la isla. Para mí, tu novela es como un viaje introspectivo que hace cada una de las tres protagonistas.

E.H.- El viaje, al fin y al cabo, es una excusa. Utilizo este recurso del viaje físico para explicar en realidad un viaje que ocurre en el interior de uno mismo. Las tres protagonistas redescubren esa amistad que las unía en otro tiempo y que las sigue uniendo, pero también indagan un poco en las pequeñas heridas que a lo  mejor se han ido quedando enquistadas, con lo que consiguen reforzar su vínculo.

M.G.- Si tuvieras que definir a Lucía, Isa y a Gloria, ¿qué dirías de cada una de ellas?

E.H.- Diría que Isa es una mujer serena y madura, a la vez que tiene un punto de inseguridad y generosidad. Por su parte, Gloria es más alocada, es más espontánea, más malhumorada. Tiene arranques de mal humor pero es buena persona. Bueno, las tres son buenas personas, dejémoslo claro. Y Lucía sería la que quiere proyectar una imagen como de mujer de armas tomar, la más decidida, la más fuerte. No se permite ni un ápice de vulnerabilidad, nunca. Pero eso, al fin y al cabo, es un arma de doble filo porque tiende a ponerse una máscara y oculta otras inseguridades que van por dentro.

M.G.- Quizá Lucía, por esa doble personalidad que comentas, ¿es la que más trabajo te ha podido costar construir?

E.H.- Sí, puede ser, porque tiende como a aparentar una cosa y luego es otra. Esto, al fin y al cabo, nos pasa a todos. Nos ponemos una máscara en determinadas situaciones. Creo que, a lo mejor, es el personaje del que me siento un poquito más alejada, por su forma de ser. En cambio, me siento más identificada con Gloria. Sí, creo que definir a Lucía ha sido un reto para mí.

M.G.- Marga sería el cuarto componente de este grupo de amigas. La que desapareció hace once años. Es el personaje que más misterio imprime a la novela. Es como un personaje fantasma que, aunque aparecerá físicamente en un momento dado, estará revoloteando todo el tiempo a lo largo de toda la historia.

E.H.- Sí. Al principio, Marga parece que va a ser muy importante en la trama pero luego realmente es muy secundaria. Es por lo que comentábamos antes, que el viaje es la excusa y a Marga hace diez años que no la ven. Será una persona muy diferente a la que conocían. Sin querer hacer mucho spoilers, puedo decir que se irá viendo poco a poco cómo Marga va perdiendo importancia porque, lo que realmente importa, es la amistad entre las tres chicas. 

M.G.- Estas tres chicas que, a pesar de ser muy amigas y desde hace mucho tiempo, guardan terribles secretos. Podremos ir viendo lo que verdaderamente piensan las unas de las otras. Habrá secretos que, incluso, se mantendrán hasta el final. No quiero desvelar mucho pero habrá un secreto que se quedará en el aire.

E.H.- Sí. El recurso de utilizar las tres voces en primera persona me da mucho poder, porque puedo acceder a los sentimientos inmediatos de cada una de las protagonistas. Y eso se presta mucho a reflejar la realidad tal y como cada una la siente y la vive. De este modo, es como van saliendo cosas que el lector sabe que las demás no conocen. Van quedando ahí esos pequeños secretos. 

Tengo la impresión que, a medida que nos hacemos mayores, nos enfocamos menos en nuestras amistades. No compartimos todo lo que compartíamos cuando éramos adolescentes, cuando no se tenía filtro y se contaba todo. Vas creciendo y vas construyendo como murallas a tu alrededor, ¿no? Algunas de esas murallas irán cayendo a lo largo del viaje pero algunos secretos seguirán permaneciendo.

M.G.- Es una novela post-confinamiento, porque el covid está ahí presente. Lo vamos a ver en las conversaciones que ellas mantienen. De hecho, el covid será elemento de fricción. La presencia de la pandemia, ¿era algo premeditado o surgió sobre la marcha? No sé si la novela la escribiste justo en esa época y aprovechaste para introducir ese elemento.

E.H.- La novela la escribí un poquito después, un año después de la época que narra. Me pareció un elemento interesante incluir el covid, a nivel de periodo histórico que nos ha tocado vivir. Es un episodio que, desde luego, no olvidaremos. Y luego, la pandemia me permitía jugar un poco con las diferentes maneras de pensar de cada uno. Una es más conspiranoica, la otra no quiere vacunarse,... Son pequeños roces que surgen entre ellas, que yo misma me he encontrado durante la pandemia. Me pareció interesante plasmarlos en la novela.

M.G.- Hablas de muchos temas en la novela: el bullying, la maternidad, el abuso, y obviamente la amistad. Es decir, la novela te permite surcar ciertos temas de hondura.

E.H.- Sí, había diferentes temas que quería tratar y, poco a poco, fueron saliendo algunos de manera subconsciente, incluso sin premeditación. Fue la propia historia la que me fue llevando por esos lares. 

En la novela trato el abuso psicológico. Por ejemplo, en el caso de Gloria y su relación con su marido. O el bullying. O los micromachismos que se sufren en el trabajo. Y hay más temas, pero que no quiero desvelar. Me pareció interesante darles salida.

M.G.- Elisenda, ¿tú crees que la amistad entre mujeres es diferente o más sólida que la que existe entre los hombres? 

E.H.- Creo que sí. A ver, a lo mejor, generalizar de este modo es un poco superficial pero creo que el vínculo de hermandad que se forja entre las amigas es más fuerte que el de los hombres. Pero bueno, tampoco me atrevería a generalizar demasiado.

M.G.- En la novela flota un cierto toque de melancolía, ¿no? Esa idea de que tiempos pasados fueron mejores. Pero también vamos a encontrar dosis de humor. Hay momentos en los que a los personajes le pasan cosas que nos harán reír.

E.H.- Sí, ese humor se fue colando un poco en la novela, como también sucede en la vida, cuando conviven cosas más trágicas con cosas más cómicas, ¿no? Es lo que ocurre con el episodio del bullying. Quería explotar esa sensación de risa, de algo que te hace gracia pero sabes que, a la vez, es un poco jodido, ¿no?

M.G.- Optas por una estructura y un estilo muy peculiar. Le vas dando la palabra a cada uno de los personajes pero vemos, o al menos yo lo percibo, como si cada una de ellas se dirigiera a un auditorio, como si los lectores fuéramos su público.

E.H.- Sí, sí. Al utilizar la primera persona se crea mucha complicidad con el lector. Es una de las grandes ventajas que tiene el narrar en primera persona. Las protagonistas se van expresando como si estuvieran hablando de tú a tú con el lector. Ese es un recurso muy poderoso.

M.G.- Que ayuda a que el lector se introduzca en la historia.

E.H.- Exacto.

M.G.- Y la música también estará muy presente en la novela. Tanto es así que, en tu página web, encontramos la playlist de cada uno de los personajes. Al fin y al cabo, la música que nos gusta a cada uno también nos define. Es un elemento caracterizador.

E.H.- Exacto. Sí, la música que uno escucha dice mucho de uno. Me pareció interesante incorporarlo también como una herramienta para conocer mejor a los personajes. Utilicé el recurso de las listas de Spotify, algo que me pareció muy divertido.

M.G.- La novela está dedicada a las amigas que siguen y a las que se perdieron en el camino. ¿Tú has perdido muchas amigas, Elisenda?

E.H.- Bueno, conservo muchas pero también he perdido bastantes. Por circunstancias vitales, porque la gente toma su propio camino. Tengo muy buenas amigas pero, a lo mejor, la relación de ahora es diferente a la que teníamos antes porque la amistad está sujeta a cambios, como todo en la vida. Va evolucionando. Pero esa dedicatoria era mi manera de rendir homenaje a mis amigas.

M.G.- Has comentado antes que tienes una novela previa sin publicar. Tenemos esta en nuestro poder. ¿Cuál es tu próximo proyecto literario? ¿Seguirás con la narrativa o volverás al relato?

E.H.- Tengo empezada otra novela. Está todavía en un estadio bastante inicial  y se desarrolla en el ámbito de la familia. De momento, aparco el tema de la amistad. Es una familia de tres personas, un matrimonio más la hija de él. Estoy explorando las dinámicas entre la madrastra y la hija, que a veces pueden ser complejas pero interesantes. Y ahí estoy.

M.G.- Pues esperemos verte por Sevilla otra vez con esa nueva novela. A mí me ha gustado mucho leerla. Te doy las gracias por venir y un placer hablar contigo.

E.H.- Un placer. Muchísimas gracias.

Sinopsis: La amistad de Isa, Gloria y Lucía se remonta a los años escolares. Juntas han librado mil batallas, pero el tiempo ha destensado unos vínculos que parecían irrompibles, y las heridas del pasado y los recelos de la edad adulta les impiden compartirlo todo como hacían entonces. En el ecuador de la treintena, las tres emprenden un viaje a Santa Cruz de Tenerife en busca de Marga, una cuarta amiga de la infancia que desapareció sin dar explicaciones diez años atrás. Tras sus pasos, se enfrentarán a los interrogantes del ayer al tiempo que intentarán reconciliarse con un presente distinto del que habían soñado. El miedo a envejecer, los anhelos y temores de la maternidad, la rutina conyugal, las servidumbres familiares, los traumas pasados o las inquietudes sexuales son algunos de los asuntos que salen a relucir a lo largo de este paseo emocional, también las complicidades que perduran y las que se quedaron por el camino. Narrada desde tres puntos de vista, Canción de despedida se adentra en las almas de las protagonistas por medio de sus voces. A través de sus preocupaciones e íntimos deseos, Elisenda Hernández Janés pone el foco en las dudas existenciales, los desengaños y los tabús de una generación, en esta novela agridulce, pero cargada de ternura, sobre los altibajos de la amistad y el tramposo refugio de la nostalgia.


lunes, 5 de febrero de 2024

LOS PACIENTES DEL DOCTOR GARCÍA (NOVELA GRÁFICA) de Claudio Stassi

Editorial: Planeta Cómics
Fecha publicación: noviembre, 2022
Precio: 25,00 €
Género: novela gráfica
Nº Páginas: 208
Encuadernación: Tapa dura sin sobrecubiertas
ISBN: 9788411124812
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]

Autores

Claudio Stassi, nacido el año 1978 en Palermo, vive y trabaja en Barcelona. Ha publicado para numerosas editoriales italianas y extranjeras. Para Sergio Bonelli Editore, dibuja en las series Dylan Dog y Dampyr. En 2007 publica Brancaccio. Historias de la mafia cotidiana, escrita por Giovanni Di Gregorio, y ganó el Premio Micheluzzi y el Premio Boscarato.

Su novela gráfica Por esto me llamo Giovanni, publicada por Rizzoli, ya está en su quinta edición. Con Luca Enoch creó La Banda Stern en 2013, un libro que ha sido traducido a cuatro idiomas. Su último trabajo, Rosario. Amor y muerte, basado en textos de Carlos Sampayo, fue publicado en Francia e Italia.

Con Planeta Cómic, ha versionado tres de las novelas más importantes de la literatura española: La Ciudad de los Prodigios (Eduardo Mendoza), Los pacientes del doctor García (Almudena Grandes) y Nada (Carmen Laforet). Es profesor de la Escuela de Cómic Joso en Barcelona.

Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y Los besos en el pan, junto con sus libros de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en una autora imprescindible. La culminación de su carrera fueron las cinco novelas que forman sus Episodios de una Guerra Interminable. Adaptada ampliamente al cine y al teatro, mereció, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Arcebispo Juan de San Clemente, el Rapallo Carige, el Prix Méditerranée, el Jean Monet, el Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Elena Poniatowska, el Sor Juana Inés de la Cruz, y el Premio Nacional de Narrativa. Su fallecimiento en noviembre de 2021 causó un hondo impacto y provocó una emocionante respuesta colectiva, de homenaje y reconocimiento, por parte de sus miles de lectores.

Sinopsis

Adaptación a novela gráfica de la obra homónima de Almudena Grandes.

Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. Manuel Arroyo, quien le salvó de morir en el paredón, ha vuelto del exilio con una misión secreta: infiltrarse en una organización clandestina nazi y falangista. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.

[Información tomada de la web de la editorial]

Para empezar la semana con cierta amabilidad, asoma por aquí una obra encuadrada en uno de los géneros que más me gustan, la novela gráfica. Y es que, cuando este pasado verano hice el Camino de Santiago y llegué a destino, a la ciudad de Santiago, una de las visitas que realicé en la ciudad fue a la librería Follas Novas. De allí me traje un catálogo de novela gráfica, que he estado mirando y remirando desde entonces. Me apetecían todos los libros que figuraban en esas páginas pero, como decía mi madre, todo no puede ser. Así que, aprovechando que se acercaban los Reyes Magos, di un paso al frente y anoté en mi carta un par de novelas gráficas: La bibliotecaria de Auschwitz y Los pacientes del doctor García. Y sí, me he leído las dos novelas, las originales, las escritas por sus auténticos autores. Entonces, ¿por qué este interés por una historia que ya conoces, aunque sea en otro formato? No me lo preguntéis porque no sé la respuesta. Sólo puedo decir que adoro el formato gráfico. Me encanta pasar mis ojos por las ilustraciones, dejarme sorprender por el color, ponerles rostro a los personajes, y fijarme en los detalles. La pena es que la diversión me dura poco pero me da igual. Poco a poco, voy acumulando libros gráficos y la colección aumenta. Alguna vez os he contado que tengo un par de carritos de Ikea dedicados únicamente al formato gráfico. Sobre ruedas tengo una de las colecciones más preciadas de mi biblioteca. Pero me estoy yendo por las ramas, así que, vayamos al grano.

Los pacientes del doctor García es una novela colosal y maravillosa que sólo una autora como Almudena Grandes podía idear. La trama, envuelta en esos años convulsos (1936-1975), con la victoria de las tropas nacionales, la Segunda Guerra Mundial, la caída del imperio alemán, la huida de los nazis, la Nueva España y la muerte de Franco, compone un caleidoscopio por el que se mueven un importante elenco de personajes.  La disfruté tanto o más como el resto de su obra (puedes leer mi reseña aquí). Y creo que fue después del fallecimiento de la autora, cuando se anunció que esta novela sería adaptada para la televisión. Y así fue, su rodaje se inició en enero de 2022 y pudimos ver los diez capítulos que conforman la mini-serie a partir de la primavera de 2023.

Pero me remonto al pasado 6 de enero de 2024, cuando los Reyes Magos llegaron a casa y entre los regalos que me dejaron por ser una niña buena, figuraba Los pacientes del doctor García (novela gráfica) de Claudio Stassi. No hace falta que os diga que la devoré a los pocos días.


«La verdadera matanza empezó el día 16. En la Puerta del Sol, una bomba alemana de quinientos kilos abrió un agujero que dejó a la vista los raíles del metro sembrados de cadáveres. Desde entonces, y hasta que mi jefe me mandó a casa a dormir, los bombardeos no cesaron ni de día ni de noche».


Así empieza esta obra. Son las palabras de Guillermo García Medina, el protagonista indiscutible de esta historia. La acción se inicia en Madrid, el 19 de noviembre de 1936. Guillermo es un médico. Trabaja en un hospital,  atendiendo a los heridos del ejército rojo. Hace transfusiones y no da abasto. Vive solo pero mantendrá una relación estrecha con su vecina Amparo, una joven a la que conoceremos es una situación dolorosa. Su abuelo, el único familiar que le queda, y franquista, ha fallecido. A partir de aquí, veremos cómo la vida de Guillermo cambia radicalmente. De trabajar de médico pasará en el año 1946 a ejercer de chupatintas en una empresa de transportes, dirigida por un adepto al régimen de Franco. Amparo ya no está en su vida -aunque ésta volverá a aparecer más adelante-, pero conocerá a Manolo, un espía rojo, herido de un disparo, al que Guillermo le salva la vida. A través de Manolo, Guillermo que, tras la victoria de Franco ha tenido que cambiar también su nombre, se adentrará en una red para luchar contra el gobierno del dictador.  Se meterá de lleno en la boca del lobo, en la madriguera de los nazis, con Clara Stauffer en la cabecera de la rama española, que pretende poner a salvo a todos los gerifaltes alemanes y a todos los que lucharon en la cruzada de Hitler, consideramos como criminales de guerra y perseguidos ahora por los aliados. 


Pasarán muchas cosas en esta novela gráfica y muchas más en la novela original porque Los pacientes del doctor García es una historia sobre los tiempos de la guerra, con amor, miseria, muerte, dolor, hambruna, chantajes, traiciones y, sobre todo,  lucha por la libertad.

Qué me ha parecido esta novela gráfica

El formato gráfico te da acceso a una serie de sensaciones que, por mucho que utilices la imaginación, no te permite la novela. En esta adaptación de Los pacientes del doctor García podemos ponerle cara a Guillermo, a Amparo, a Manolo, y eso siempre aporta un plus a la lectura. Me ha parecido especialmente significativo el rostro crispado de algunos personajes, que gritan y vociferan en alguna viñeta. Es así como Stassi retrata a los falangistas, como auténticos perros rabiosos.

Por ser una adaptación, es normal que el autor se tome ciertas licencias. Al menos, he advertido que algunos sucesos parecen ligeramente modificados.  Obviamente, eso no afecta a la experiencia de la lectura, aunque te podrá chocar un poco si has leído el texto original. También hay que decir que los hechos no se narran de forma cronológica, por lo que nos encontraremos con algunos flashbacks que nos permitirán conocer el pasado de los personajes, y así entender algo mejor los hechos del presente.

En general, la lectura de esta novela gráfica me ha gustado y la he disfrutado. No  obstante, sí tengo que decir algo. Bajo mi punto de vista, y para entender la totalidad de la historia, creo que resulta necesario conocer la trama completa de la novela. Estamos hablando de una obra que, en su formato original, tiene casi ochocientas páginas y cuenta con un anexo final de cinco páginas más, en las que se enumeran los doscientos nombres que aparecen en el relato. Ese volumen de hechos y personajes es difícil de comprimir en las doscientas páginas ilustradas que tiene esta novela. Hay que compactar, ceñirse a lo más básico, recurrir únicamente a los personajes más sobresalientes, y emplear recurrentes y considerables elipsis que hagan avanzar el paso del tiempo. Por lo tanto, se queda fuera mucha información, muchos sucesos, que enriquecen la historia. Por comentar algo, a Guillermo lo conoceremos como médico pero, tras unas cuantas páginas, lo veremos ejerciendo de oficinista en la agencia de transportes La Meridiana y haciéndose llamar Rafael Cuesta. Y entre una profesión y otra, entre un nombre y otro, ocurren cosas que no se cuentan con exactitud. Son los riesgos de todo tipo de adaptación.




Las ilustraciones y el color

Nada más abrir el volumen, en las gualdas, nos encontramos ese cielo de Madrid, gris y plomizo, sobre el que descienden las bombas alemanas. Y será con bombas como empiece este relato.

Las primeras viñetas del volumen apenas cuentan con líneas diálogo. Es algo que ocurrirá de vez en cuando, en esas escenas en las que el dibujo lo explicará todo, sin necesidad de palabras. No obstante, y a medida que avance la historia, cuando la trama haya alcanzado cierta complejidad, el texto cobrará bastante más protagonismo, y el diálogo entre los personajes se volverá más intenso.

El tamaño de las viñetas será muy variable. Primeros planos, escenas fragmentadas o ilustraciones a toda página nos ayudan a focalizar nuestra atención. En ese sentido, esta novela gráfica no es nada monótona, y no se ciñe a la estructura clásica del género.  

Con líneas rectas y dibujos bien definidos, los dibujos están sumamente cuidados, mostrando el entorno que rodea a los personajes, con calles, edificios y hasta anuncios de bebidas, que siempre permiten al lector hacerse una mejor composición de lugar.

En cuanto a la paleta cromática, el gris sirve como vehículo para relatar el pasado, mientras que el presente tiñe las viñetas de diversos tonos, que en ningún caso resultan estridentes. Eso sí, el color rojo se vuelve protagonista en escena claves.

Estructura

Estructurado en varios capítulos que generalmente coinciden con un salto en el tiempo, llamará nuestra atención el dibujo de alguna pieza de ajedrez como elemento diferenciador, y es que este juego también tendrá su importancia en la vida de Guillermo.

El volumen cuenta también con un anexo final en el que el lector puede apreciar el estudio gráfico de personajes.


Poco más os puedo decir. Creo que Los pacientes del doctor García en su formato gráfico es una buena lectura, especialmente si conoces la trama, y es un buen libro para los que, como yo, gusten del género. Es una joyita para a los que como a mí, gustan de este tipo de colecciones. 

Por cierto, la serie televisiva no me gustó mucho. Vi dos capítulos y sentí que me aburría. Luego la he vuelto a dar una segunda oportunidad y con el avance ha ido mejorando pero no sé, creo que no mantiene la esencia de la novela de Almudena Grandes. Contadme qué os ha parecido a vosotros y, de paso, lo que os parece esta novela gráfica.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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jueves, 1 de febrero de 2024

LARA A. SERODIO y CRISTIAN SCHLEU inauguran el sello editorial N de NOVELA

El grupo Planeta lanza un nuevo sello editorial que lleva por norma N de Novela, y del bautismo de fuego se han encargado dos autores, Lara A. Serodio (La piel infiel) y Cristian Schleu (Muerte en tres texturas).

Mientras que para Schleu, Muerte en tres texturas sería su primera novela, en el caso de Lara A. Serodio ya ha publicado con anterioridad. Son dos novelas totalmente diferentes, de géneros distintos y, sin embargo, comparten algún punto en común. 

Lara y Cristian visitaron Sevilla la semana pasada y tuve la oportunidad de conversar con ellos. No dejes de echarle un vistazo a la sinopsis de ambos libros, para tener una idea sobre su trama. Os dejo con la entrevista doble.

Marisa G.- Lara y Cristian, un placer teneros a los dos en Sevilla. Vamos a conversar de vuestras novelas. Y, si os parece, iremos alternando las preguntas.

En primer lugar, me gustaría saber cómo llegáis a N de Novela, el nuevo sello editorial del grupo Planeta. En tu caso, Lara, lo tengo más claro porque La piel infiel se publicó en Audible en 2021 pero, ¿por qué publicarla ahora en papel? Y con respecto a ti, Cristian, siendo esta tu primera novela, ¿cómo llegas a este reciente sello?

Cristian S.- Pues fue hablando con una mujer en Madrid, a la que intenté venderle la biblia de una serie. Imagínate, una serie en época de confinamiento. Le comenté que estaba en proceso de escritura, que estaba acabando una novela. Y ella me presenta a una persona de Planeta. Por mail, esa persona me pide que le mande las primeras páginas. Luego me pidió el manuscrito entero. Y nada, fueron pasando los meses, y entonces me escribe. Me dicen que todavía estaban trabajando en la novela, pero que parece que había pasado un primer corte. Por entonces, estábamos en el post-confinamiento y todos estos procesos se dilataban mucho. Y nada, pasaron unas cuantas semanas más y, al final, me dijeron que ya tenía casa. Y yo alucinando pepinos, claro. Como alucino todavía con todo. (Ríe)

M.G.- No me extraña. ¿Y en tu caso, Lara?

Lara S.- En mi caso, la llegada al sello es doble. El libro ya había salido en audio y ahora llego en papel, y llego a esta editorial, como cabeza de cartel inicial del lanzamiento. 

La novela tuvo un viaje un poco errático porque no encontraba casa en papel. Ya llevaba tres o cuatro historias publicadas y, a través de mi agente, se decidió darle salida en audiolibro. Este es un formato muy agradecido para los lectores y siempre se buscan historias originales que supongan un incentivo para que la gente vaya al audiolibro al no encontrarlo en papel. Esa exclusividad es la que lo llevó al audiolibro y, a partir de ahí, tuvo un éxito muy grande. Fue uno de los contenidos más escuchados de la plataforma. Y para intentar que el libro llegue al mayor número de lectores posibles, se lanza en papel. Lo que no nos esperábamos es que ese lanzamiento en papel fuera para inaugurar por todo lo alto este sello. Así que también estoy alucinando pepinillos como Cristian. (Ríe)

M.G.- Pero, si no me equivoco, Lara, se trata de una versión revisada, ¿no? Has introducido cambios para que haya cierta diferencia entre un formato y otro.

L.S.- Sí. Bueno, no es «para que haya», por intentar atraer a más gente, sino que el formato audiolibro se adapta muy bien a la narración confesional de una mujer, hablándote al oído, con mucha reflexión y mucho monólogo. Y ahora, al pasarlo al papel, tenía la oportunidad de introducir cambios. ¿A qué autor no le gustaría volver a retocar sus palabras? Tenía la oportunidad de apuntalar ciertas partes de la historia, de adaptar los monólogos a las escenas más holgadas. Hay ciertos personajes que se merecían un mayor desarrollo, como por ejemplo, el personaje de la abuela, que se alza ahora de manera muy importante. Creo que la versión que llega ahora al lector, habiendo pasado por mi propio filtro y el de los lectores, es más sostenida. 

M.G.- Cristian, Muerte en tres texturas es tu primera novela, como hemos comentado. Tú has hecho muchas cosas en tu vida, ¿cómo decides ponerte a escribir? ¿Era un reto para ti?

C.S.- Me apasiona escribir. Había escrito mucho en registro publicitario. Y aunque nunca me había planteado escribir de manera seria, fantaseaba con la idea. Luego, me metí en el mundo de la gastronomía pero, por una operación de espalda, me aparté de los fogones y regresé al mundo de la publicidad. Fue cuando conocí a una chica que escribía muy bien. Le pregunté en qué escuela se había formado, porque yo sólo estaba habituado a escribir en un registro determinado, y me dio dos o tres nombres. Así que, busqué y me apunté a la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès. Ahí hice un año de narrativa y dos de novela. Al acabar el segundo curso, nos pidieron que desarrolláramos nuestro propio proyecto, que desempolváramos una idea y empezáramos a desarrollarla. Yo tenía una premisa muy clara y ahí me puse. A principios del tercer curso, mi tutor me comentó que mi idea era muy publicable. Por entonces, yo compaginaba la escuela con el trabajo de director creativo en publicidad, pero pensé que si él me había dicho eso, es porque tenía posibilidades. Así que, a pico y pala, me puse a escribir como si fuese un oficio cualquiera, aunque no apeteciera, porque ahí es donde está la diferencia, creo.

L.S.- Sí, los fines de semana, cuando todo el mundo está de barbacoa.

C.S.- Sí, sí,...Y así fue cristalizando, poco a poco, esta novela. 


Sinopsis: La mise en place está lista. Los primeros crímenes están servidos.

Sensorial, salvaje y muy visceral. Muerte en tres texturas combina la tensión del mejor thriller psicológico con el ritmo frenético de la cocina profesional. 

Philippe Bouvier, chef del prestigioso restaurante londinense White Spoon, trabaja con su inseparable ayudante japonés, Tsu, en la elaboración del menú degustación de la temporada de invierno. La segunda estrella Michelin está en juego.

Tras dos años sin verse, Philippe recibe la visita de su cuñado, el capitán de Scotland Yard Hadrien Gibbs, acompañado de la sargento Harrington. Durante las últimas semanas, han aparecido en Londres una serie de cadáveres con una peculiaridad muy gastronómica: las víctimas, sentadas a la mesa, tienen el abdomen abierto y sin vísceras, dejando al descubierto un agujero en cuyo interior se encuentra el bolo alimenticio perfectamente presentado y emplatado.

La policía, desorientada y sin ninguna pista esperanzadora, decide acudir a los dos cocineros con el objetivo de que su visión gastronómica pueda iluminar algún detalle que les haya pasado inadvertido. Philippe ignora que, por su desinteresada colaboración, puede estar a punto de pagar un precio mucho más alto que una simple estrella…


M.G.- Pues vamos a meternos de lleno en la trama y en los personajes de ambas novela. Cristian, Muerte en tres texturas está catalogada como un gastro-thriller. La palabra thriller la he visto combinada de mil maneras. Se habla de thriller político, de thriller histórico, de thriller psicológico, pero nunca la había visto combinada con cocina. ¿En qué sentido la cocina está relacionada con el thriller?

C.S.- Pues son dos mundos muy frenéticos y muy ambiciosos, entre comillas. En el mundo de la cocina, de la alta cocina, hay mucha competitividad y hay que ser muy exigente. Creo que el thriller y la alta cocina maridan súper bien, justamente por este ritmo frenético que le imprimes a todo. El ritmo en una cocina es, a veces, brutal y claro, en un thriller, lo que te piden es justamente eso, que el lector sienta ganas de pasar la página, ese next, next, next que se crea. Alrededor de los personajes se genera un interrogante muy grande. Has empatizado con ellos, les has cogido cariño, y quieres saber más. Por lo tanto, a nivel de ritmo, se asemejan mucho. Y a nivel de egos, también. Hay mucho ego en ambos campos. Y creo que ahora me estoy metiendo en un jardín, pero es así.

M.G.- Lara, La piel infiel no es un thriller. Pero es una novela con un potente reclamo porque, según la editorial, si has sido infiel, eres infiel o te planteas serlo, este es tu libro. Será una novela para infieles pero imagino que también lo será para quienes no lo son.

L.S.- Claro, claro. La frase es un gancho pero también sirve para remover la cuchara de la conciencia. Intenta negarlo pero en algún momento has estado en una de estas fases: O eres infiel, o has sido infiel, o te planteas serlo. O te han sido infiel, o sabes de alguien que sea infiel. Es un tema sobre el que circulamos, que nos sobrevuela a todos de una manera u otra, independientemente de que nos atrevamos a confesarlo o no. Ese será el punto de partida de la novela, aunque luego bajaremos muchos escalones y abriremos muchas capas de cebolla. Pero sí, ese es el gancho, la idea con la que te vas a sentir identificado sí o sí, en el sentido de que, en algún momento de tu vida, se te ha pasado por delante la oportunidad, o la idea, o incluso, la tentación. Es la manera de atraer al lector sin querer juzgar, porque es un tema muy tabú, muy peliagudo. Mi intención es reflexionar, hacer un tratado pero, ni a favor, ni en contra. Es invitar a reflexionar sobre alguien que se encuentra en esa situación y remover la cucharilla para ver dónde te posicionas tú, o cómo acompañas a la protagonista.

M.G.- Y esa protagonista se llama Emma. Es una mujer muy actual, de nuestra época, con su trabajo, una relación de pareja no muy satisfactoria, a la que se le cruza otra persona por el camino. Se dice que esta novela rinde homenaje a Madame Bovary. De hecho, la protagonista se llama igual. ¿En qué sentido se parecen estas dos Emma y en qué se diferencia una de la otra?

L.S.- Me gusta mucho esta pregunta. En principio, todo empezó como un guiño. Yo tenía claro que quería llamar a la protagonista Emma, porque mi sobrina acababa de nacer y se llamaba Emma. Me parecía muy bonito. Y a partir de ahí, sí que surgió la idea de hacer la comparativa y de traer un poco a esta Madame Bovary a la época contemporánea. Las dos tienen delante esa llamada del deseo y ambas responden a esa llamada. Pero, a partir de ahí, hay una caída o un descenso a los infiernos. Esas serían las similitudes.

En cuanto a las diferencias, estas viene marcadas justamente por esa intención de reflexionar sobre por qué en el caso de Bovary, o en el caso de las heroínas adúlteras, siempre reciben un castigo a nivel social muy grande, frente a la capacidad de dibujar un camino diferente para esa Emma actual, que cuenta con las herramientas que hoy día tiene cualquier mujer, para transgredir en ese aspecto, y no ser condenada por la sociedad.

M.G.- Y Cristian, los crímenes que se cometen en tu novela tienen una puesta en escena muy heavy, hay que decirlo tal cual. Las víctimas aparecen sentadas a una mesa, con el abdomen abierto, sin vísceras, dejando al descubierto un agujero en el que se ha dispuesto el bolo alimenticio sobre un estupendo emplatado. Ese lector, que se encuentra con una escena así, lo primero que va a pensar es: ¡Madre mía! ¿De dónde saca Cristian estas ideas tan macabras?

L.S.- Pues es buena persona, aunque no lo parezca. (Reímos)

C.S.- A ver, esta idea nace un día que iba por Barcelona en moto. Volvía de dar un servicio en el restaurante y me dirigía a una agencia de publicidad. Pasé por delante de otro restaurante en el que hacían unos garbanzos espectaculares. Iba recordando eso cuando, al cabo de unos pocos metros, vi un accidente de moto y a los sanitarios de una ambulancia que socorrían a una persona tumbada en el suelo, del que sólo veía las piernas. Pero mi cabeza ya empezó a disparar imágenes de lo peor, con fracturas, hemorragias, heridas abiertas, y estómagos abiertos en canal. Fue ahí donde se hizo el clic en mi cabeza. Pensé que quizás esa persona acababa de salir del restaurante, donde había comido esos garbanzos, y que ahora se le veían dentro del estómago abierto. Y fue así como se me ocurrió que esa idea podía ser un punto de partida interesante para una novela. Claro, con el tema de la publicidad, siempre estoy pensando y busco fuentes de inspiración hasta debajo de las piedras. 

Por otra parte, también pensé que ya se había escrito mucho y muy bien sobre sargentos, detectives, inspectores, comandantes, etcétera. Y ahí se me ocurrió que la propia temática me estaba poniendo la solución en bandeja. ¿Quién mejor que un cocinero para encauzar la investigación de un crimen? Pensé que estaría bien que un cocinero fuera el epicentro de las pistas, que fuera él quien arrojara un poco de luz a la policía. Y así nació la idea, hasta que, al cabo de dos años, la desempolvé para el curso de novela.

L.S.- Te acordaste de los garbanzos.

C.S.- Sí, de los garbanzos y del señor abierto. 

M.G.- Lara, en tu novela, vamos a encontrar lujuria, pasión, sexo,... Me gustaría saber cómo la definirías tú. Al haber romance y sexo, el lector se puede hacer una idea de estar ante una novela erótica. Bajo tu punto de vista, ¿es así?

L.S.- Es curioso porque justamente la ausencia de una definición directa, es la que hizo que costase encontrarle casa literaria durante tanto tiempo. El mundo editorial se mueve mucho entre las etiquetas.  

La piel infiel, por esos guiños literarios que tiene, es una novela muy literaria pero también es una novela muy explícita y es así con una intención. El punto de partida o el vehículo de la historia es justamente esa infidelidad, una infidelidad descrita de manera muy explícita. No se trataba de seguir la estructura de la novela erótica al uso. Yo no me considero autora de erótica por escribir escenas explícitas. De todos modos, es un género muy denostado en este país y además, se piensa que las novelas eróticas van dirigidas a un público muy típico, sólo porque se utilice el sexo de manera muy explícita. Me da rabia que se piense así, pero igualmente soy consciente de que he utilizado el sexo en esta historia como vehículo para narrar otras cosas. Por lo tanto, no puedo definirla como novela erótica pero sí tiene sexo. Y tampoco la defino como novela romántica pero es cierto que hay un affair entre dos personas. Creo que los lectores que esperen un romance se van a llevar una excepción. Y los lectores que se esperen erótica al uso se van a sentir muy incómodos, porque, claro, la herramienta es otra. En realidad, es una historia contemporánea, idea que ato por todos lados. Es una historia muy actual con una protagonista que vive una situación muy contemporánea. Y me gusta que lo preguntes para avisar al lector.


Sinopsis: Atractivo, sensual, prohibido. Cuidado con lo que deseas

Emma arrastra una vida poco apasionante. En su trabajo la exprimen y ella parece conformarse con las rutinas espaciadas junto a Nico, su pareja desde hace nueve años. Profundamente aburrida y estancada, prefiere ignorar que los primeros síntomas de una crisis han comenzado a asomar…

Hasta que se cruza con un hombre que le resulta excitante: doce años mayor, seductor y casado, Alexis es, además de exitoso, un cliente de peso para su empresa en la industria publicitaria. La mezcla ideal para que surja una relación turbulenta.

Una vez que comienzan a flirtear, Emma, como la Bovary de Flaubert, pasa a anhelar una vida construida sobre ensoñaciones, quiere convertirse en un oasis de lujuria y gozar de otra realidad. Sin embargo, incapaz de ser precavida con lo que desea, el affaire y la pasión desatarán una tempestad emocional de enormes proporciones.


M.G.- Claro, para que tengamos una idea clara de lo que nos vamos a encontrar. En cualquier caso, esas infidelidades funcionan como una vía de escape de nuestra propia realidad. En esta novela, el sexo es también un refugio para los personajes, tanto para Emma como para Alexis, la persona con la que ella es infiel. Porque para Emma, el sexo funciona para huir de la rutina y el desánimo,  mientras que para Alexis, es una huida del dolor.

L.S.- En cierto modo, ambos huyen del dolor porque, al fin y al cabo, la insatisfacción no deja de ser una incomodidad. Obviamente, no se puede comparar el dolor de Emma con el de Alexis, pero es un poco el viaje que hacen los dos personajes. Ella se siente rota e incapaz de disfrutar de la vida que tiene. Por eso se lanza a este tipo de aventuras, para insuflarle vida, para dejarse llevar por esta sensualidad que va a definir los encuentros pero, por otro lado, también lo hace para obviar que hay una crisis, una incomodidad, que provoca esa insatisfacción que decías, y que va más allá del aburrimiento. Por eso, es muy importante también el entorno laboral, donde también hay insatisfacción. 

Sin embargo, el dolor de él es muy fuerte. En el castellano no hay palabra para definir la pérdida de un hijo. Se puede ser huérfano, o viudo pero ¿cómo se define a la persona que ha perdido a un hijo? Claro, ese dolor de él y el de ella provoca que dos personas que se encuentran en una situación límite, encuentren una salida. Él sale de ese dolor del duelo en dirección al placer y ella, se entrega a ese placer pero no saber medirlo. Me gusta que los dos personajes salgan de un punto en el que se lanzan al placer buscando una salida pero para ella no será tal salida, sino una entrada a un sitio peor. 

M.G.- Sin desvelar nada...

L.S.- No, sin desvelar pero siendo conscientes de que, como toda adicción, el placer, poco a poco, también se puede convertir en una adicción. Cuidado con lo que deseas...

M.G.- Porque se puede convertir en realidad.

L.S.- Claro. Y cuando se hace realidad, te puede enganchar. Y ese es el riesgo que corre la protagonista, utilizar ese placer para paliar cosas en su vida, en vez de enfrentarse a ellas.

M.G.- Fijaos que, aunque vuestras novelas son muy distintas, también tienen puntos en común. Porque, Cristian, en tu novela, el cocinero que va a ayudar a Scotland Yard a encontrar al criminal, también es una persona que arrastra un dolor, un trauma.

C.S.- Sí, sí. Hay traumas, hay miedos, hay pasiones. Las dos novelas tienen sus paralelismos. Philippe, el cocinero, arrastra un dolor, como es el duelo. Su mujer murió hace dos años. Es un personaje al que la vida le ha dado lo suyo. Es muy precavido y muy cauto. Parece que vive con un miedo interno permanente a cualquier cosa que se le pueda escapar de su control. Teme mucho porque tiene mucho que perder. Y justamente, cuando está huyendo de ese dolor y se refugia en el trabajo, llega la vida y Scotland Yard, y lo cogen por la solapa y le dan un par de guantazos para volverlo a colocar en la cruda realidad. 

M.G.- Y Philippe tiene una mano derecha en la cocina, un personaje con una trayectoria vital complicada.

C.S.- Sí. Tsu, su ayudante japonés, según se mire, no tiene tanto que perder como Philippe o tiene que perder incluso más que él. Para Tsu, todo es cocina. Si Philippe cuelga su mandil o su chaquetilla, se convierte en una persona de carne y hueso, en un ciudadano más que sale a la calle, que tiene vida familiar, familia política. Pero Tsu no cuelga nunca la chaquetilla. Él sale con la chaquetilla a la calle. No deja nunca la cocina. Así que Tsu puede perder más que Philippe porque para él, su vida es la cocina. 

Me gusta mucho el cara a cara con estos personajes. Creo que se complementan muy bien. En cierta manera, son antagonistas pero uno regula al otro. Son como dos termómetros. Philippe, a veces, se ve reflejado en la juventud y en la rebeldía de Tsu. Y Tsu ve en Philippe a la persona en la que le gustaría convertirse a la larga. Me gusta mucho ese punto de respeto y admiración que tienen los dos, y que sirve de balanza. 

M.G.- Por abordar los temas que tocáis en la novela... Lara, en tu caso, hay algo que siempre me ha escocido mucho. Las infidelidades no se miran desde el mismo punto de vista si se trata de la infidelidad de un hombre o de una mujer. Esto ha sido así desde siempre y sigue siendo así. Y luego, otra cuestión importante son las relaciones tóxicas. Estoy percibiendo que, hoy día, hay mucha gente joven que se mete en relaciones muy dañinas. Gente joven, del siglo XXI, pero se meten de cabeza en relaciones muy tóxicas. Parece como si no avanzáramos.

L.S.- Sí, justamente. La idea de no avanzar une ambos temas. 

En el caso de la infidelidad femenina, tenía la necesidad de exponer esta cuestión para darnos cuenta de que la mujer va a seguir siendo juzgada. Aunque hayan pasado 150 años desde Bovary, el personaje se sigue exponiendo. Y en cuanto al sesgo de género, el otro día leí un comentario en el que decían que el libro viene a decir que las mujeres pueden ser igual de cabronas que los hombres. Y yo no estoy diciendo eso. Lo que estoy intentando decir es que el hombre tiene menos que perder que la mujer en este caso. Sobre todo, en esta sociedad que está montada para justificar y para defender la idea de que, si un hombre es infiel, es porque tiene una necesidad física, casi animal, y no se puede reprimir. Sin embargo, la mujer ha sido educada, no solo en el amor romántico, sino en una estructura social patriarcal, que le dice que su rol es el de mujer de su casa para construir una familia. Claro, él no es el que deja a la familia. Es ella. Él no le está poniendo los cuernos a su familia. Es ella la que lo hace. Y más si hay hijos. Todo esto me llama mucho la atención. Me parecía muy necesario explicar todos estos dobles raseros, más allá también de los preconcebidos que acompañan a la infidelidad femenina.

Y en cuanto a la relación tóxica, creo que hay muchos tipos de relaciones tóxicas. La clave está en que uno se mete en este tipo de relación casi sin darse cuenta. Desde fuera, todos detectamos lo que ocurre pero no es así desde dentro. Tendemos a mentirnos para justificar las decisiones que estamos tomando o para querer que las cosas salgan como pensamos. En el caso de la novela, Emma justifica a Alexis porque piensa que ha perdido a una hija y lo está pasando muy mal. Y hoy día, la juventud tiene una idea preconcebida de cómo debe ser una relación y cuando no está yendo como a ellos se les ha metido en la cabeza, o como de verdad quieren que vaya, justifican comportamientos. Tenemos más información que nunca para detectar dónde están estas red flags pero, a la par, también tenemos la necesidad imperiosa de justificar. Es muy difícil aceptar y decir que estás en una relación tóxica. Es algo durísimo. No quieres ser quien abra la boca y cuente lo que te ha pasado. Me sabía la teoría pero he caído. 


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M.G.- Pues, a veces me pongo a pensar en todas esas novelas y películas que idealizan mucho el amor. Todo eso nos condiciona demasiado y nos mete pajaritos en la cabeza.

L.S.- Totalmente. Sin culpar a los pobres de Disney, siempre ha habido esta idea de idealizar las expectativas en una relación. Ese tipo de historias lo que están idealizando es precisamente esas relaciones tóxicas, en las que tú esperas unas expectativas románticas que no son las que corresponden con la realidad. Por eso es súper importante hacer reflejos culturales en el cine, en la literatura,... con historias que muestren esos machismos, esas toxicidades; y que el protagonista se dé cuenta al final de la realidad. Hay muchas historias juveniles que les enseñan a las chicas que si te dominan, es porque te quieren. Muestran la actitud pero lo normalizan. El quid de la cuestión es mostrar que eso es algo negativo, para que cuando esas chicas lean, se sientan identificadas, reconozcan que están en esa situación, y que no es algo romantizado. No hay romanticismo en la toxicidad pero es muy fácil caer en ello.

M.G.- Es muy típico eso que a veces se escucha, lo de si tiene celos es porque te quiere.

L.S.- Sí, sí. Es muy difícil parar, girarte y poner límites porque, ante todo, está la necesidad de ser queridos. Anteponemos que nos quieran y no estar solos, a aquello de la famosa frase que dice mejor solo que mal acompañado.

C.S.- El autoengaño es inversamente proporcional a la autocrítica. Creo que nos auto-engañamos mucho y nos hacemos muy poca autocrítica.

L.S.- Es que es muy difícil ser subjetivo y objetivo. A mí me encantan esos lectores que me dicen que si pudieran, agitarían a Emma por los brazos. Bueno, si tú estuvieses en su situación, quizá estarías haciendo lo mismo.

M.G.- Pues sí.

Y volviendo a Muerte en tres texturas, la cocina es uno de los puntales principales de la trama. La cocina y las redes sociales. Y esto lo quiero unir con esa tendencia que hay ahora, ese boom por la cocina. Tenemos a nuestro alcance, al alcance de cualquier ciudadano que no tenga mucho conocimiento, la posibilidad de preparar platos muy elaborados. Hay programas de televisión, que nos meten entre fogones y nos lanzan a hacer, no solamente la típica tortilla de patatas, sino algo mucho más complejo.

C.S.- Sí, sí. Los programas de cocina y los realities, obviando la parte del reality y haciendo más hincapié a la parte de cocina, han permitido que los términos y las nomenclaturas gastronómicas hayan entrado en los hogares de millones de familias. Y eso me ha permitido poder explayarme sin miedo, sabiendo que el lector iba a entender de lo que estaba hablando, porque son términos muy rodados

Antes éramos un país de mucho comer, y ahora somos de comer y de cocinar. Ya nos atrevemos a hacer, como decías, nuestros pinitos, nos metemos en la cocina, ensayo-error, ensayo-error, para experimentar y probar. En este sentido, estos programas han hecho un favor a la gente.

Después está el tema de las redes sociales. Creo que nos hemos vuelto locos con el hecho de subir fotos. Hay como una gula de fotografías. Y yo me pregunto, con esas fotos, ¿qué me estás queriendo decir? Vale, es muy bonita pero una foto de comida ha de ir más allá, te ha de transmitir más, debe de aportar un valor añadido, algún tip sobre la receta, sobre un ingrediente, su origen... Algo. Pero, una foto, así como así, a no ser que tenga una intención de negocio, una intención de venta porque eres un restaurante y tienes que colgar fotos y tal. Pero colgar por colgar, no lo veo. Estamos en el tiempo del mindfullness, del aquí y ahora, del ser conscientes del presente, y nos dedicamos a hacer una foto a una ternera estofada que se nos está enfriando.

M.G.- ¿Pero tú sabes cómo me funcionan a mí las fotos de comida en Instagram? Me funcionan para conocer sitios nuevos. Y eso es positivo para el negocio. 

C.S.- Sí, eso está súper bien. Hay muchos locales que hacen publicidad a través de otros. No necesitan hacer mucho más. Si tienes un comensal que te cuelga una foto, pues ese llama a otros comensales. Pero bueno, esto también tiene un doble riesgo porque, al igual que te ensalzan, una mala crítica, tres malas críticas en una red social, también te pueden hundir. Ahora mismo, el comensal tiene muchísimo poder. Bueno, como el lector, ¿no? Como cocinero quieres que el comensal tenga una experiencia increíble en tu local, que coma súper bien, que se sienta cuidado y a gusto. Pues el escritor con el lector, igual. 

M.G.- Pues te voy a lanzar la última pregunta porque te están esperando. Ya que te has embarcado en escribir una novela, ¿hay gusanito por escribir otra más?

C.S.- Hay gusanazos. (Ríe). Me lo he pasado súper bien. Siempre digo lo mismo que, mientras que el lector se lo pase la mitad de bien que yo me lo he pasado escribiéndola, yo ya firmo. Me lo he pasado muy bien. Ojalá, me pueda dedicar a esto pero, de momento, estoy en el mundo de la publicidad. Es lo que me da de comer y, además, es demasiado pronto. Ha salido hace dos semanas y ahora estoy promoción, saboreando cada instante porque sé que las cosas buenas son efímeras.

M.G.- Bueno, pues lo dejamos aquí. Muchas gracias por venir. Y mucha suerte.

L.S.- Gracias.

C.S.- Gracias.



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