Elisenda Hernández Janés es licenciada en Económicas por la Universidad de Barcelona y en BA Economics por la Nottingham Trent University. Máster en Edición por el IDEC y en Escritura Creativa por la escuela Aula de Escritores, colabora en varias webs culturales y combina su carrera literaria con el desarrollo web. Ha publicado relatos en distintas antologías y ganado varios premios literarios, entre ellos el IV Concurso de Narrativa Corta Carmen Martín Gaite (2017). Canción de despedida es su primera novela.
Sinopsis
La amistad de Isa, Gloria y Lucía se remonta a los años escolares. Juntas han librado mil batallas, pero el tiempo ha destensado unos vínculos que parecían irrompibles, y las heridas del pasado y los recelos de la edad adulta les impiden compartirlo todo como hacían entonces. En el ecuador de la treintena, las tres emprenden un viaje a Santa Cruz de Tenerife en busca de Marga, una cuarta amiga de la infancia que desapareció sin dar explicaciones diez años atrás. Tras sus pasos, se enfrentarán a los interrogantes del ayer al tiempo que intentarán reconciliarse con un presente distinto del que habían soñado. El miedo a envejecer, los anhelos y temores de la maternidad, la rutina conyugal, las servidumbres familiares, los traumas pasados o las inquietudes sexuales son algunos de los asuntos que salen a relucir a lo largo de este paseo emocional, también las complicidades que perduran y las que se quedaron por el camino. Narrada desde tres puntos de vista, Canción de despedida se adentra en las almas de las protagonistas por medio de sus voces. A través de sus preocupaciones e íntimos deseos, Elisenda Hernández Janés pone el foco en las dudas existenciales, los desengaños y los tabús de una generación, en esta novela agridulce, pero cargada de ternura, sobre los altibajos de la amistad y el tramposo refugio de la nostalgia.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
El pasado año, Elisenda Hernández Janés se alzó con el Premio de Novela Felipe Trigo, en su edición número 42, con su obra Canción de despedida, editada por la Fundación José Manuel Lara. Este galardón se convoca por iniciativa del Ayuntamiento de Villanueva de la Serena (Badajoz), y bajo su patrocinio se han publicado novelas que ya han pasado por este espacio. Aunque ya conocemos el nombre de la persona que ha ganado la nueva edición del premio -Liliana González-, la autora de Canción de despedida acudió recientemente a Sevilla y puede conversar con ella (puedes leer la entrevista aquí). Para llevar a cabo aquella entrevista, leí previamente la novela, y hoy vengo a hablaros de ella. Os cuento.
Tras un capítulo introductorio, del que luego os hablaré, el grueso de la novela se inicia en el verano de 2021, cuando el Covid estaba todavía muy presente en nuestras vidas. Isa, Gloria y Lucía son tres amigas desde la adolescencia. Ellas representan esas amistades que perduran en el tiempo, a pesar de que la vida nos propone un camino diferente a cada uno, y construimos nuestras vidas con las cartas que nos ha tocado en la partida. La situación personal y laboral de cada una es diferente. Quizá se vean poco porque a ellas, como a todos nosotros, el tiempo no nos cunde. Entre trabajo y familia queda poco espacio para el ocio y las amistades. Sin embargo, a veces, rascan unas horas para pasarlas juntas y en esos encuentros surge ocasionalmente un nombre, el de Marga. ¿De quién hablan? Marga era la cuarta componente de este grupo de amigas, cuando eran adolescentes. Un día, cuando las jóvenes tenían aproximadamente 24 años,Marga desapareció. Pero no pienses que se trata de una desaparición fortuita. Lo que ocurrió es que Marga voluntariamente rompió el contacto con sus amigas y se cambió de ciudad.
«Cuando desapareció de nuestras vidas, poco después de cumplir 24 años, pasamos meses tratando de localizarla. Jamás contestó a ninguna de nuestras llamadas. Todos nuestros emails y mensajes quedaron sin responder. Contactamos con sus amigos del trabajo, con conocidos en común: nadie sabía nada».[pág. 25]
No había motivos aparentes para que Marga actuara así. ¿Qué le pasó? Las chicas tratan de indagar aquí y allá. No comprenden por qué su amiga ha tomado esa decisión, sin una sola explicación. Isa, Gloria y Lucía recurren a los padres de la amiga. Buscan conocer los motivos de Marga pero incluso los padres muestran una actitud extraña y fría. Despachan a las jóvenes con desdén, sin aportarles ningún tipo de información. Ante una situación tan incomprensible, no queda más remedio que asumir los hechos y continuar con la vida propia. Pero la sombra de Marga siempre estará ahí, en medio de las chicas. De las tres amigas, Gloria es la que estaba más unida a la amiga ausente y, por tanto, es a la que más le afectó su desaparición. Le parece algo tan incomprensible. ¿Ni siquiera sus amigas de toda la vida merecían una explicación?
«Es que Marga desapareció de nuestras vidas sin darnos ni una mísera explicación, sin ni siquiera una llamada o una palabra de despedida, es que ya le vale, en serio, que lo pienso y todavía me pongo de mal humor. Y me fastidia, porque sigo echándola de menos, echo de menos esas llamadas sin motivo solo para hablar de cualquier chorrada,... » [pág. 27]
Tanto es así que, un buen día, cuando ya habían pasado once años desde la desaparición de Marga, Gloria suelta una bomba. Confiesa que ha contratado a un detective para localizar a Marga y la ha encontrado en Santa Cruz de Tenerife. Isa y Lucía no dan crédito a lo que Gloria les cuenta. ¿Cómo se le ocurre contratar a un detective después de tanto tiempo? ¿Por qué no deja a Marga atrás definitivamente? No entienden nada. Pero menos entenderán aún cuando Gloria les proponga viajar a la isla para visitar a aquella amiga desaparecida y hacerle la pregunta que lleva tanto tiempo sin respuesta: ¿por qué? Tras varias reticencias y negativas, Isa y Lucía acceden y es que cada una de ellas llega a encontrar un motivo íntimo para hacer ese viaje. Y allá que se van las tres. No solo en busca de Marga sino en busca de ese tiempo que un día fue de ellas.
Qué me ha gustado de esta novela
Si has leído todo lo que te he explicado antes, quizás pienses que Canción de despedida es una novela que trata de resolver el misterio de la desaparición de Marga. No diré que esa búsqueda no tenga importancia en el desarrollo de la trama porque, en verdad, las chicas viajan a Santa Cruz de Tenerife con esa intención. Sin embargo, esta cuestión se irá difuminando y quedará eclipsada por lo que realmente es el puntal principal de la novela. En realidad, localizar a Marga y preguntarle qué ocurrió no es más que una excusa de la que se sirve Elisenda Hernández para poner el foco de atención en otro tipo de viaje, en uno más íntimo e introspectivo. En este sentido, me ha gustado sumergirme en los recovecos más recónditos de cada una de estas mujeres. Porque este viaje les va a conceder tiempo para ellas mismas, para mirar en su interior, para sacar a la luz toda esa basura que han estado acumulando, ocultando dentro, cada una con sus motivos, infundados o no. Este viaje les servirá para volver a reconectar con ellas mismas, recolocando en su lugar correcto todas esas piezas de un puzle que no terminaban de encajar. Y también para volver a conectar con las amigas. Todo ello, para llegar a un desenlace, a una reconciliación, en el que la amistad va a brillar intensamente.
Las tres son personajes muy creíbles, con sus problemas y sus dilemas, con lo que es fácil identificarte con una o incluso con las tres.
Personajes
Elisenda Hernández sustenta la trama de esta novela únicamente sobre tres personajes, las tres amigas, a las que el lector percibe como muy reales, por lo que es muy fácil sentirse identificado con una o incluso con las tres. La autora construye personajes muy de piel, como se suele decir, cuando nos referimos a esos protagonistas que perfectamente podemos cruzarnos por la calle. Las tres chicas son mujeres actuales, con los problemas, los anhelos, los deseos, propios de la mujer de hoy.
* Lucía.- Lleva arrastrando lastre desde que era adolescente. Hija de padres separados, lo que las demás percibían como una suerte, para ella era una maldición. Que su madre se comportara como una amiga, y que su padre fuera un hombre que no se metía en nada, no es lo que ella deseaba tener como hija. A ella le gustaban los padres de sus amigas. Quería tener unos progenitores como los de Gloria o los de Isa, padres y madres que ponen límites a sus hijos, que los obligan a ciertas cosas, a los que hay que mentir si quieres hacer algo para lo que sabes que no tienes su consentimiento. Ella lo tenía todo mucho más fácil y, paradójicamente, no es eso lo que ella quería.
Lucía no tiene una pareja estable. Mantiene una cierta relación con un carpintero portugués que no tiene mucha presencia en su vida. ¿Por qué es la única que no ha formado una familia? Bueno, hay que decir que esta mujer tiene un pozo profundo en el que no solo cabe esa adolescencia de padres separados. Hay algo más. Un terrible secreto con el que ella convive, que la atenaza, que la vuelve diminuta, sin capacidad de reacción. Puede que el viaje le sirva para gritar. O puede que no. Eso lo veréis con la lectura.
* Isa.- Es una mujer muy organizada y metódica. Tiene su vida perfectamente estructurada y le cuesta romper con su planificación. Por eso no tiene muy claro el viaje que le propone Gloria. Le parece una locura. Algo propio de la juventud que quedó atrás hace tanto tiempo. Ahora es una mujer adulta y debe comportarse con tal. Sin embargo, su pareja Carlos la anima. Isa es una mujer a la que le falta carácter. Suele dejarse llevar y que sean otros los que tomen la decisión por ella. Así que, si a Carlos le parece bien, irá.
«Eternamente indecisa, eternamente cobarde, aceptando los acontecimientos vitales por inercia, por el mero hecho de que han llegado de esa manera». [pág. 35]
Pero hay otras cuestiones que también la mantienen con duda. Isa es una mujer aprensiva y muy responsable. Y le ha tocado vivir un tiempo en el que nuestra salud puede estar en manos de los demás. Todo esto del Covid la trae por la calle de la amargura. Le asustan los contagios y la despreocupación de la gente que no se toma nada en serio. ¿Cómo puede haber personas tan irresponsables que jueguen con la salud de los demás?
A ello se suma que tiene un problema de salud que la condiciona muchísimo. En ocasione sufrirá un dolor paralizante que la vuelve más vulnerable e insegura. Lo que Isa sufre lo guarda para sí porque hablar del tema es sentir aún más dolor.
* Gloria.- Es la que ha orquestado todo el viaje. Parece la más resuelta de todas ellas. Está casada con David y tiene dos hijos. Se encarga de su trabajo y de la logística familiar. Es la que lo lleva todo adelante, como buenamente puede, haciendo malabares imposibles. Gloria es ese tipo de mujer que se deja la piel en los suyos, olvidando casi que es mujer, anteponiendo su rol de madre y esposa, por encima de su identidad como persona. Y encima, nadie le agradece nada. Nadie le da una palmadita en la espalda. Por eso Gloria, harta de una vida llena de rutinas, encuentra un punto de anclaje a la vida en ese viaje a Santa Cruz de Tenerife, una ilusión nueva en esos días de esparcimiento que ha proyectado para ella y para sus amigas. Y tomará el papel de líder, encabezando esta aventura que intenta teñir del color de la adolescencia.
* Marga.- «...impulsiva, irracional, un punto excéntrica», así la veían cuando era adolescente. Marga es el personaje fantasma de esta novela. Quizá sea también el más importante porque, sin ella, sin su desaparición, esta historia no tendría sustento. De ella sabremos lo justo porque el misterio de este relato gira a su alrededor. En cualquier caso, el lector llegará a conocer qué fue lo que la empujó a desaparecer. Eso queda totalmente aclarado.
Temas
Canción de despedida toca temas de índole universal. La amistad será el que se aborde con más intensidad, centrándose en las relaciones amistosas entre mujeres. En el caso de estos personajes, el vínculo empezó a forjarse en la adolescencia, cuando nuestra personalidad comienza a definirse con más profundidad. Es una amistad como la que podemos tener cualquiera de nosotros, de esas que se inician en un momento de inflexión, e irá creciendo, modificándose, adaptándose, a medida que la vida avanza.
Pero esta novela pone sobre la mesa otras cuestiones importantes. Por mencionar algunos, os hablaría del machismo, que va a ser muy evidente en ciertas partes del relato, o los micromachismos tan extendidos y asimilados por las mujeres, porque llegan a pasar muy desapercibidos.
La maternidad será otro tema de enjundia. Elisenda Hernández explora esta cuestión tan compleja, de la que tanto se ha hablado en literatura. La autora, a raíz de uno de sus personajes, analiza hasta qué punto uno debe tolerar las intromisiones exteriores en un asunto tan personal e íntimo. ¿Quién se cree con derecho a cuestionar si una mujer tiene o no tiene hijos? ¿Por qué no nos planteamos antes de lanzar la pregunta si hay algún problema detrás de la ausencia de hijos? Acostumbramos mal a inmiscuirnos en la vida de los demás, a hablar libremente sobre asuntos que no son de nuestra incumbencia, y a juzgar erróneamente.
Y sigue la autora abordando asuntos que nos afectan a casi todos como la rutina en la pareja, el papel de las madres frente a los hijos, el sentimiento de culpa o aspectos tan espinosos como el bullying, las adicciones o los abusos sexuales.
Ya veis que la novela presenta un panorama interesante.
Estructura y estilo
Con un capítulo introductorio que nos permitirá conocer a estas mujeres cuando eran adolescentes, la narración se estructura en pasajes de corta extensión que corresponden a cada una de las tres protagonistas. Sus intervenciones, sus reflexiones, sus descripciones de los hechos se irán sucediendo y alternando, componiendo un tapiz en el que veremos la imagen narrativa de la novela. El lector se sentirá muy integrado en esa historia, tanto que tiene la sensación de ser un espectador en primera línea. Hernández Janés opta por una narración directa, en primera persona. La autora cede espacio a las tres grandes voces de esta historia, -Isa, Gloria y Lucía-, para que sean ellas las que cuenten lo que ven y lo que sienten. De este modo, tendremos acceso a mucha información, a lo que verdaderamente siente y piensan esas mujeres. ¿Amigas? Si ¿Intimas amigas? Sí, o eso parece. Pero la sinceridad no es un cualidad que siempre haya que esgrimir y cada una de ellas tendrá una opinión no manifestada de la otra. Es muy difícil aceptar a otra persona al 100 %, con sus éxitos, sus miserias, sus paranoias. Esto es una realidad. Y esa realidad la vamos a ver en la novela. De tal modo que poco a poco, como espectadorprivilegiado, iremos viendo cómo las tres mujeres se van despojando de capas, para mostrar su verdadero yo.
Canción de despedida es una novela que nos invita a una lectura sosegada, a pesar de que es una historia del siglo XXI, en el que todos andamos con prisas. Para mostrar ese apego a la calle, a la actualidad, a nuestro día a día, Elisenda emplea un estilo muy actual y fresco, con expresiones de uso cotidiano y que corresponden al tempo y al status de las protagonistas.
La narración se impone al diálogo. Rara vez vamos a ver a las personajes conversar entre ellos de modo directo, pero no hay pesadez en la lectura. Su carácter intimista consigue que nos apeguemos a la historia para conocer mejor a estas mujeres con las que, como digo, te puedes sentir muy identificado.
Poco más puedo y debo hablar de Canción de despedida. Esta novela explora en buena parte el mundo interior del ser humano, con un cierto toque de suspense y alguna dosis de humor. Ganadora del XLII Premio de Novela Felipe Trigo, desde aquí os recomiendo su lectura. Os dejo con el booktrailer.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí (Tapa blanda) y aquí (Kindle)
Elisenda Hernández Janés resultó la ganadora del Premio de Novela Felipe Trigo, que convoca el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena y publica la Fundación José Manuel Lara, en su edición 42ª. Este es un premio que me suele gustar. De hecho, he comprobado que, desde hace unos cuantos años, he leído casi todos los títulos premiados y los he disfrutado, como Malasanta de Antonio Tocornal, La lluvia inglesa de Ana Muela Pareja, El efecto Foehnde Susana García Nájera, El síndrome de Diógenes de Juan Ramón Santos. Pero vamos a lo que vamos.
Elisenda Hernández acudió a Sevilla hace unos días, cuando ya conocíamos el nombre de la autora que ha ganado una nueva edición del premio -Liliana González-, cuya obra se publicará próximamente. Con la joven autora catalana estuve conversando sobre Canción de despedida, una novela que nos permitirá conocer a tres mujeres -Isa, Lucía y Gloria-, que emprenden un viaje a la isla de Tenerife, con el objeto de localizar a Marga, la cuarta amiga de la adolescencia que desapareció de sus vidas hace más de once años. Sin embargo, ese viaje no sólo será un tiempo de esparcimiento y ocio, sino que se convertirá en otro tipo de viaje, mucho más introspectivo.
Mientras os cuento lo que me ha parecido Canción de despedida, os dejo con la entrevista a su autora.
Marisa G.- ¿Qué tal, Elisenda? Un placer tenerte en Sevilla y conocerte.
Elisenda H.- Muchas gracias. El placer es mío.
M.G.- No sé si has venido antes a Sevilla para promocionar el libro. Si viniste en su día, cuando te dieron el premio.
E.H.- Bueno, a Sevilla vine por un club de lectura pero principalmente fui a Villanueva, donde se premió el fallo.
M.G.- Un premio del que ya conocemos nueva ganadora. Así que tu reinado va llegando al final.
E.H.- Sí, se está acabando ya.
M.G.- Me gustaría saber qué ha significado para ti este premio y cómo ha sido este año como ganadora del Felipe Trigo.
E.H.- Pues ha sido una experiencia única y muy enriquecedora. En cierto modo, hay un antes y un después en mi carrera literaria porque me ha permitido publicar con un gran grupo editorial, y también me ha permitido que mi libro llegue a las librerías, a las estanterías de la gente. Era a lo que aspiraba. En este sentido, ha sido una experiencia inolvidable.
M.G.- Es tu primera novela y ¡premio! Es verdad que has escrito y publicado relatos, que te han premiado anteriormente, pero es la primera vez que escribes una novela. Quisiera saber cómo ha sido el proceso de pasar del formato corto, del relato, a un formato más largo. ¿Te has encontrado con alguna dificultad a la hora de plantear esta novela?
E.H.- En realidad, ya tenía una novela previa escrita, pero sin publicar. Está en un cajón. Me costó bastante tiempo escribirla. Llamé a varias puertas pero no tuve éxito. No he conseguido que me la publiquen y ahí sigue. En ese sentido, yo ya tenía una experiencia previa. De todos modos, me siento más alejada de esa novela y mucho más cerca de esta última.
En cuanto a si me costó pasar del relato a la novela, creo que son dos géneros distintos. El relato se aborda de manera diferente a como se aborda una novela. Y, cada género tiene sus dificultades y ventajas.
M.G.- Cuando presentaste esta historia al premio, lo hiciste con el título Despídete con una sonrisa. Te quiero preguntar, primero, ¿por qué ese título? Y, en segundo lugar, y teniendo en cuenta que el título se ha cambiado, ¿por qué se eligió Canción de despedida?
E.H.- Despídete con una sonrisa viene por un momento clave de la novela, en el que creo que se resume un poco el espíritu del libro. La novela habla bastante sobre cómo te enfrentas al paso del tiempo, cómo afrontar los retos del presente, sin caer en la nostalgia. Me pareció una frase que englobaba bastante bien este sentimiento. Pero cuando ya se desveló el fallo, y empezamos a hablar sobre la edición, me comentaron que creían que el título tenía un toque un poco cursilón, como si se tratara de un libro de auto-ayuda. Al principio, sentía que tenía una conexión con ese título, que mi mente estaba agarrado a él. Sin embargo, lo comenté también con mi entorno, y empecé a pensar que lo mismo sí que parecía un poco cursilón. Fue entonces cuando estuve barajando alternativas y di con Canción de despedida. Me parece bastante acertado porque, al fin y al cabo, al ser una novela estructurada a través de tres puntos de vista, se puede interpretar también como las diferentes voces de una canción. Me parecía que quedaba todo bastante cuadradito y así fue como se quedó.
M.G.- Hay que decir que Canción de despedida narra un viaje de tres amigas -Isa, Lucía y Gloria-, a la isla de Tenerife. Ellas van tras los pasos de una cuarta amiga, de Marga, que desapareció de las vidas de las chicas hace más de diez años. En principio, esto es lo que se narra en la novela pero hay más, y de ese más hablaremos luego. Antes, ¿cómo surge la idea para esta novela?
E.H.- La semilla de la trama parte de un hecho personal, una anécdota personal que viví. Yo tenía una amiga de la infancia, de la adolescencia, y de la primera edad adulta, que desapareció de un día para el otro. Dejó de llamarnos, no nos contestaba a los emails, y desapareció del mapa. Durante mucho tiempo, mi grupo de amigas y yo intentamos recuperar la amistad. Cada vez que quedábamos, hablábamos del tema, y nos preguntábamos qué habría pasado y dónde estarías. Un día, de medio cachondeo, nos propusimos contratar a un detective privado para que la buscara. Evidentemente, nunca lo hicimos, pero sí que la novela parte de esa semilla real.
[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]
M.G.- Y como dije antes, esta novela no solo narra un viaje a la isla. Para mí, tu novela es como un viaje introspectivo que hace cada una de las tres protagonistas.
E.H.- El viaje, al fin y al cabo, es una excusa. Utilizo este recurso del viaje físico para explicar en realidad un viaje que ocurre en el interior de uno mismo. Las tres protagonistas redescubren esa amistad que las unía en otro tiempo y que las sigue uniendo, pero también indagan un poco en las pequeñas heridas que a lo mejor se han ido quedando enquistadas, con lo que consiguen reforzar su vínculo.
M.G.- Si tuvieras que definir a Lucía, Isa y a Gloria, ¿qué dirías de cada una de ellas?
E.H.- Diría que Isa es una mujer serena y madura, a la vez que tiene un punto de inseguridad y generosidad. Por su parte, Gloria es más alocada, es más espontánea, más malhumorada. Tiene arranques de mal humor pero es buena persona. Bueno, las tres son buenas personas, dejémoslo claro. Y Lucía sería la que quiere proyectar una imagen como de mujer de armas tomar, la más decidida, la más fuerte. No se permite ni un ápice de vulnerabilidad, nunca. Pero eso, al fin y al cabo, es un arma de doble filo porque tiende a ponerse una máscara y oculta otras inseguridades que van por dentro.
M.G.- Quizá Lucía, por esa doble personalidad que comentas, ¿es la que más trabajo te ha podido costar construir?
E.H.- Sí, puede ser, porque tiende como a aparentar una cosa y luego es otra. Esto, al fin y al cabo, nos pasa a todos. Nos ponemos una máscara en determinadas situaciones. Creo que, a lo mejor, es el personaje del que me siento un poquito más alejada, por su forma de ser. En cambio, me siento más identificada con Gloria. Sí, creo que definir a Lucía ha sido un reto para mí.
M.G.- Marga sería el cuarto componente de este grupo de amigas. La que desapareció hace once años. Es el personaje que más misterio imprime a la novela. Es como un personaje fantasma que, aunque aparecerá físicamente en un momento dado, estará revoloteando todo el tiempo a lo largo de toda la historia.
E.H.- Sí. Al principio, Marga parece que va a ser muy importante en la trama pero luego realmente es muy secundaria. Es por lo que comentábamos antes, que el viaje es la excusa y a Marga hace diez años que no la ven. Será una persona muy diferente a la que conocían. Sin querer hacer mucho spoilers, puedo decir que se irá viendo poco a poco cómo Marga va perdiendo importancia porque, lo que realmente importa, es la amistad entre las tres chicas.
M.G.- Estas tres chicas que, a pesar de ser muy amigas y desde hace mucho tiempo, guardan terribles secretos. Podremos ir viendo lo que verdaderamente piensan las unas de las otras. Habrá secretos que, incluso, se mantendrán hasta el final. No quiero desvelar mucho pero habrá un secreto que se quedará en el aire.
E.H.- Sí. El recurso de utilizar las tres voces en primera persona me da mucho poder, porque puedo acceder a los sentimientos inmediatos de cada una de las protagonistas. Y eso se presta mucho a reflejar la realidad tal y como cada una la siente y la vive. De este modo, es como van saliendo cosas que el lector sabe que las demás no conocen. Van quedando ahí esos pequeños secretos.
Tengo la impresión que, a medida que nos hacemos mayores, nos enfocamos menos en nuestras amistades. No compartimos todo lo que compartíamos cuando éramos adolescentes, cuando no se tenía filtro y se contaba todo. Vas creciendo y vas construyendo como murallas a tu alrededor, ¿no? Algunas de esas murallas irán cayendo a lo largo del viaje pero algunos secretos seguirán permaneciendo.
M.G.- Es una novela post-confinamiento, porque el covid está ahí presente. Lo vamos a ver en las conversaciones que ellas mantienen. De hecho, el covid será elemento de fricción. La presencia de la pandemia, ¿era algo premeditado o surgió sobre la marcha? No sé si la novela la escribiste justo en esa época y aprovechaste para introducir ese elemento.
E.H.- La novela la escribí un poquito después, un año después de la época que narra. Me pareció un elemento interesante incluir el covid, a nivel de periodo histórico que nos ha tocado vivir. Es un episodio que, desde luego, no olvidaremos. Y luego, la pandemia me permitía jugar un poco con las diferentes maneras de pensar de cada uno. Una es más conspiranoica, la otra no quiere vacunarse,... Son pequeños roces que surgen entre ellas, que yo misma me he encontrado durante la pandemia. Me pareció interesante plasmarlos en la novela.
M.G.- Hablas de muchos temas en la novela: el bullying, la maternidad, el abuso, y obviamente la amistad. Es decir, la novela te permite surcar ciertos temas de hondura.
E.H.- Sí, había diferentes temas que quería tratar y, poco a poco, fueron saliendo algunos de manera subconsciente, incluso sin premeditación. Fue la propia historia la que me fue llevando por esos lares.
En la novela trato el abuso psicológico. Por ejemplo, en el caso de Gloria y su relación con su marido. O el bullying. O los micromachismos que se sufren en el trabajo. Y hay más temas, pero que no quiero desvelar. Me pareció interesante darles salida.
M.G.- Elisenda, ¿tú crees que la amistad entre mujeres es diferente o más sólida que la que existe entre los hombres?
E.H.- Creo que sí. A ver, a lo mejor, generalizar de este modo es un poco superficial pero creo que el vínculo de hermandad que se forja entre las amigas es más fuerte que el de los hombres. Pero bueno, tampoco me atrevería a generalizar demasiado.
M.G.- En la novela flota un cierto toque de melancolía, ¿no? Esa idea de que tiempos pasados fueron mejores. Pero también vamos a encontrar dosis de humor. Hay momentos en los que a los personajes le pasan cosas que nos harán reír.
E.H.- Sí, ese humor se fue colando un poco en la novela, como también sucede en la vida, cuando conviven cosas más trágicas con cosas más cómicas, ¿no? Es lo que ocurre con el episodio del bullying. Quería explotar esa sensación de risa, de algo que te hace gracia pero sabes que, a la vez, es un poco jodido, ¿no?
M.G.- Optas por una estructura y un estilo muy peculiar. Le vas dando la palabra a cada uno de los personajes pero vemos, o al menos yo lo percibo, como si cada una de ellas se dirigiera a un auditorio, como si los lectores fuéramos su público.
E.H.- Sí, sí. Al utilizar la primera persona se crea mucha complicidad con el lector. Es una de las grandes ventajas que tiene el narrar en primera persona. Las protagonistas se van expresando como si estuvieran hablando de tú a tú con el lector. Ese es un recurso muy poderoso.
M.G.- Que ayuda a que el lector se introduzca en la historia.
E.H.- Exacto.
M.G.- Y la música también estará muy presente en la novela. Tanto es así que, en tu página web, encontramos la playlist de cada uno de los personajes. Al fin y al cabo, la música que nos gusta a cada uno también nos define. Es un elemento caracterizador.
E.H.- Exacto. Sí, la música que uno escucha dice mucho de uno. Me pareció interesante incorporarlo también como una herramienta para conocer mejor a los personajes. Utilicé el recurso de las listas de Spotify, algo que me pareció muy divertido.
M.G.- La novela está dedicada a las amigas que siguen y a las que se perdieron en el camino. ¿Tú has perdido muchas amigas, Elisenda?
E.H.- Bueno, conservo muchas pero también he perdido bastantes. Por circunstancias vitales, porque la gente toma su propio camino. Tengo muy buenas amigas pero, a lo mejor, la relación de ahora es diferente a la que teníamos antes porque la amistad está sujeta a cambios, como todo en la vida. Va evolucionando. Pero esa dedicatoria era mi manera de rendir homenaje a mis amigas.
M.G.- Has comentado antes que tienes una novela previa sin publicar. Tenemos esta en nuestro poder. ¿Cuál es tu próximo proyecto literario? ¿Seguirás con la narrativa o volverás al relato?
E.H.- Tengo empezada otra novela. Está todavía en un estadio bastante inicial y se desarrolla en el ámbito de la familia. De momento, aparco el tema de la amistad. Es una familia de tres personas, un matrimonio más la hija de él. Estoy explorando las dinámicas entre la madrastra y la hija, que a veces pueden ser complejas pero interesantes. Y ahí estoy.
M.G.- Pues esperemos verte por Sevilla otra vez con esa nueva novela. A mí me ha gustado mucho leerla. Te doy las gracias por venir y un placer hablar contigo.
E.H.- Un placer. Muchísimas gracias.
Sinopsis:La amistad de Isa, Gloria y Lucía se remonta a los años escolares. Juntas han librado mil batallas, pero el tiempo ha destensado unos vínculos que parecían irrompibles, y las heridas del pasado y los recelos de la edad adulta les impiden compartirlo todo como hacían entonces. En el ecuador de la treintena, las tres emprenden un viaje a Santa Cruz de Tenerife en busca de Marga, una cuarta amiga de la infancia que desapareció sin dar explicaciones diez años atrás. Tras sus pasos, se enfrentarán a los interrogantes del ayer al tiempo que intentarán reconciliarse con un presente distinto del que habían soñado. El miedo a envejecer, los anhelos y temores de la maternidad, la rutina conyugal, las servidumbres familiares, los traumas pasados o las inquietudes sexuales son algunos de los asuntos que salen a relucir a lo largo de este paseo emocional, también las complicidades que perduran y las que se quedaron por el camino. Narrada desde tres puntos de vista, Canción de despedida se adentra en las almas de las protagonistas por medio de sus voces. A través de sus preocupaciones e íntimos deseos, Elisenda Hernández Janés pone el foco en las dudas existenciales, los desengaños y los tabús de una generación, en esta novela agridulce, pero cargada de ternura, sobre los altibajos de la amistad y el tramposo refugio de la nostalgia.
Conocí a Ana Muela Pareja cuando, en 2018, ganó el I Premio de Novela Policía Nacional con Alma Mater, un acto que tuvo lugar en la Capitanía General de Sevilla. Pero la autora conquense ya había publicado otra novela con anterioridad. El falso cuerno del rinoceronte, que suponía la presentación oficial de su personaje Federico Gajanejos, inspector de la Policía Nacional, también recibió un premio, el XLI Premio Literario Kutxa Ciudad de Irún en 2016.
Muela Pareja va de premio en premio, pues su último trabajo, La lluvia inglesa ha conseguido el XL Premio de Novela Felipe Trigo. Sin embargo, estamos ante una novela totalmente diferente a las dos anteriores, ambas novelas policíacas protagonizadas por Federico. La lluvia inglesa narra la historia de Leona, una mujer que, de un día para otro, vuelve a reencontrarse con su padre, moribundo, con el que aún tiene muchas cuentas que ajustar.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de conversar con Ana, vía Zoom.
[Fuente: web editorial]
M.G.- Ana, me alegra verte de nuevo porque yo ya te conocí cuando te dieron el premio por Alma Mater. Y hablando de premios, te felicito por el que acabas de recibir con La lluvia inglesa, el Felipe Trigo. Y felicidades también por todos los que llevas porque eres una autora muy premiada.
A.M.- Muchas gracias. La verdad es que sí. ¿Qué te voy a decir? Tres novelas y las tres con premio. El premio es la publicación, más que otra cosa.
M.G.- Pues precisamente, una autora poeta me comentaba el otro día que, en poesía, como no sea a través de un premio es muy difícil publicar. No sé si en tu caso piensas igual, que hay ciertas novelas que, si no fuera por los premios, se quedarían en el cajón.
A.M.- Creo que sí, pero no tanto por la novela. Por ejemplo, yo no tengo nombre, no soy nadie. Ganar un premio es una manera de asegurarse de que la novela se publica y además con una buena editorial, como en este caso la Fundación José Manuel Lara, con distribución nacional y con una edición cuidada. Así que sí, creo que es una manera de publicar. Y encima con un premio como este, porque el Felipe Trigo tiene una larguísima trayectoria, con mucho prestigio, limpísimo e inmaculado. Soy la prueba viviente.
M.G.- Ana, cuéntame cómo surge la idea de esta lluvia inglesa.
A.M.- La historia surgió poco a poco en mi cabeza. Estuve viviendo un tiempo en Cambridge y me daba larguísimos paseos. Me gusta mucho caminar y en esos paseos fue surgiendo la idea. El escenario me llevó a la trama, por decirlo de algún modo. Es un escenario real, lo conozco bastante bien, y en esos paseos bajo la lluvia, con las bicicletas pasando a toda velocidad a mi alrededor, fue surgiendo esta ficción.
M.G.- Pero es una historia peculiar. Nos vamos a encontrar a Leona Anaya, una mujer que se va a ver en una situación un poquito complicada, con relaciones familiares complejas. ¿Cómo resumirías el argumento de esta historia?
A.M.- Diría que esta novela es la historia de una venganza. Es una novela de intriga psicológica. Leona es una mujer que vive en Madrid, en un hogar desmantelado porque el marido la ha abandonado y está sin trabajo. De repente, recibe una llamada desde Inglaterra y le dicen que a su padre, al que lleva más de veinte años sin ver, le ha dado un ictus y puede fallecer en cuestión de horas. Leona no se lo piensa y se va a Inglaterra para ver morir a ese hombre que tanto daño le ha hecho cuando ella era pequeña y adolescente. Pero luego, las cosas no suceden así. Aunque la muerte parecía inminente, la situación del padre se estabiliza y ella aprovecha la ocasión para, a través de mil pequeños detalles, ir vengándose poco a poco de todo ese sufrimiento que ha padecido. Las cosas no resultarán ser tan sencillas. Todo se irá enredando, pero ya no cuento más.
M.G.- ¿Y en esos paseos por Cambridge, bajo la lluvia, rodeada de esas bicicletas que se mencionas tanto en la novela, se te ocurre este inicio tan impactante, con esa frase tan demoledora?
«Vive a Cambridge para ver morir a mi padre». [pág. 9]
A.M.- Sí, sí. Ahí se me ocurrió y lo fui pergeñando en la cabeza. La frase es un tanto ambigua. Puede ser que ella vaya a ver morir a su padre porque es una hija amantísima, que quiere estar dándole la manita a su padre en el momento de su fallecimiento. O al contrario, como veremos en el desarrollo de la novela. Es una frase ambigua aunque contundente.
M.G.- Leona Anaya es la narradora y protagonista. ¿Cómo es este personaje? Porque yo he tenido mis más y mis menos con ella, que ahora te contaré.
A.M.- Entiendo que hayas tenido tus más y tus menos porque yo también los he tenido. Al final he terminado por quererla. La he tenido durante muchos meses en mi cabeza y la he terminado de entender y comprender. Es un personaje que ha sufrido muchísimo. Ella es producto de toda la violencia que vivió en su infancia y de todas las penalidades que le han ido sucediendo a lo largo de la vida. Incluso cuando las cosas parecían que le iban bien con su marido, pues también le suceden cosas. A todos nos ocurren mil percances, pero parece que a ella le pasan cosas más terribles.
Leona es un personaje que puede caer bien o mal, lo que me parece muy bien porque eso significa que el personaje no es plano. Puede ser visto desde distintos puntos de vista, es poliédrico, que era justo lo que yo pretendía. Es un personaje que no es ni blanco ni negro, sino que tiene matices en grises, y que evoluciona a lo largo de la trama.
M.G.- Evolucionar, esa es la palabra. Las sensaciones que he tenido sobre Leona han ido cambiando a medida que iba leyendo. Al principio, me costaba muchísimo trabajo empatizar con ella porque tú nos vas dando pequeñas pinceladas de lo que le ha ocurrido, pero no nos das la explicación completa. Por eso, en algunos momentos, cuesta trabajo entenderla.
A.M.- Claro, esa es la intriga psicológica que he querido construir. He ido dejando pistas, pequeños indicios, que expliquen por qué Leona es así y por qué tiene ese rencor tan profundo hacia el padre pero claro, no lo iba a contar todo en las primeras páginas.
M.G.- No, no, vas dosificando la información y vemos esa evolución del personaje que comentamos. Habrá momentos en los que, su forma de ver al padre, con el que ha tenido una relación muy complicada, se dulcifica. Es un personaje que se va amoldando a las nuevas circunstancias.
A.M.- Efectivamente. Leona es cruel con su padre pero va evolucionando, sí. Al fin y al cabo están meses juntos, sin nadie más en esa casa.
M.G.- A Leona solo le queda su padre. Tenía un hermano con el que mantenía una relación muy estrecha, aunque ella lo etiqueta constantemente como un idiota. Y esta etiqueta se la coloca a muchos otros personajes de su entorno. En realidad, es un personaje amargado. Hay un momento en el que ella dice: «A mí no me queda nada más que amargura y contemplar las vidas ajenas desde la barrera de un banco en medio del parque de una ciudad que no es la mía». Leona tiene una mochila muy grande sobre la espalda.
A.M.- Sí, es una mujer amargada. Aparte de la madre que dejó de hablar cuando nació su hijo, los dos grandes afectos de Leona son su hermano y su marido. Es verdad que, de su hermano siempre dice que es un idiota pero también reconoce que lo quiere porque es su hermano. Cuando ella piensa en su muerte, se imagina que el cielo es como una pradera por la que pasea de la mano de su hermano. A Mateo lo adoraba y lo perdió.
En cuanto al marido, ella estaba muy enamorada de él. Lo admiraba, lo quería y también lo perdió. Leona está amargada porque los dos grandes afectos que tenía los perdió en circunstancias un tanto especiales y muy traumáticas para ella. Así que tiene motivos para estar amargada.
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M.G.- En la novela hay personajes que están muy presentes pero son muy invisibles. Por ejemplo, has mencionado a Ricardo, el ex marido de Leona; Mateo, el hermano fallecido; y la madre que, según yo veo, intenta educar a su hija en valores muy arcaicos. Le llega a decir que no monte en bicicleta porque eso no es decente.
A.M.- La madre es una mujer muy antigua, atrapada en un matrimonio difícil. La madre es la gran presente-ausente, incluso en la propia infancia de Leona. Su vida la inunda el padre. La madre es una sombra benigna y, aunque tiene una educación muy arcaica, no la agrede como la agrede el padre.
M.G.- Hay otros personajes que inquietan muchísimo. Tenemos a Christopher, el dependiente de una ferretería. Y luego hay un médico que también tiene lo suyo. Son personajes que tienen mucha importancia en la trama.
A.M.- Son muy importantes en el presente, porque a ella le siguen pasando cosas, al margen de todo lo que le ocurrió en el pasado.
Christopher es un personaje que me gusta mucho. Es un tipo muy inglés. Puede parecer brusco, pero es un brusco de terciopelo.
M.G.- Es un personaje que despierta mucho recelo. En algún momento, incluso la propia Leona teme que le haga algo.
A.M.- Es muy inquietante, con esa sonrisa canalla que tiene. Pero es un personaje que me gusta. Aporta mucha intriga a la trama.
M.G.- Sí porque la novela no solo trata sobre Leona y sus relaciones familiares, sino que cuenta con muchísimo suspense y un final que no me esperaba bajo ningún concepto.
A.M.- El desenlace puede ser interpretado de diversas formas pero no vamos a añadir nada más para que cada lector lo vea a su manera. Para mí es un final ordenado, con cada cosa en su sitio. Cada personaje termina donde tiene que terminar pero, por otro lado, también se puede entender como un final abierto.
M.G.- Para mí es un final cerrado y lo veo como una tabla de salvación para Leona. Creo que es lo mejor que le podía ocurrir en su vida.
A.M.- Sí, creo que sí. Ya le ha ocurrido todo lo malo. A partir de un momento dado, las cosas tienen que cambiar para bien. Creo que ese final es como una puerta que se le abre.
M.G.- Ana, esta novela, más que de acción, es de reflexión. Entre las páginas de este libro nos vamos a encontrar a Leona pensando y pensando, en todo lo que le ha ocurrido.
A.M.- Efectivamente. Además la novela está escrita en primera persona. Como lectores, vamos a seguir a Leona en todo momento, lo que dice, lo que hace y lo que piensa. Nos vamos a meter en su cabeza y eso la convierte en una novela de pensamiento.
M.G.- ¿Y te ha costado construir el personaje? Lo digo porque la vamos a ver haciendo ciertas cosas un tanto duras.
A.M.- Me ha costado muchísimo. Es una novela muy trabajada. A mí las musas no me visitan. Me siento delante del ordenador y todo es a base de trabajo y de esfuerzo. Meterme en la piel de Leona, entenderla, plasmarla de tal manera que al final el lector termine por empatizar con ella me ha costado mucho.
M.G.- ¿Y por qué contar la historia en presente?
A.M.- El presente y el pasado se combinan constantemente. Como tiempo verbal, el presente es muy inmediato. La novela es muy dura, y pensé que el presente quedaría mejor al ser un tiempo verbal menos evocativo.
M.G.- He tenido la sensación de estar leyendo un diario.
A.M.- En realidad, ella cuenta su día a día. Cómo llega a Inglaterra, lo que hace en cada momento, contando desde sus pensamientos más íntimos hasta las cosas más prosaicas y más cotidianas. Es casi un diario, sí.
M.G.- Inglaterra, Cambridge, es el escenario principal de la novela. Vamos a asomarnos a esa forma de ser de los ingleses, a la forma de pensar, a la manera de enfrentarse a la vida. Esta novela tiene mucho de observación.
A.M.- Quería que la ciudad fuera casi un personaje, que el lector la viera, la viviera, la oliera, y notara esa lluvia persistente. Me gusta leer libros de viaje en los que se ve la mirada del viajero hacia el otro, y quería plasmar esa mirada extranjera, desde fuera. Es verdad que hay mucho tópico, como que la comida inglesa es muy mala -cosa que es verdad-.
M.G.- Cuando uno coge el libro y ve la cubierta tan bonita, tan evocadora, puede llegar a pensar que en su interior se va a encontrar una historia amable. Sin embargo, no es así. Hay mucho contraste entre la ilustración de la cubierta y la historia del interior.
A.M.- La cubierta me encanta. Ha sido labor de la editorial, que han hecho un trabajo estupendo. Efectivamente es una portada amable que puede despistar pero bueno, en la contraportada se explica perfectamente el tipo de novela que es.
M.G.- Y, Ana, entiendo que esta novela es como un descanso que le has querido dar a Federico, ese otro personaje protagonista de El falso cuerdo del rinoceronte y Alma Mater.
A.M.- Sí, quería cambiar un poco, de estilo, de registro, de tono, de género... Quería un cambio y realmente es un cambio tremendo. Ahora estoy de nuevo con mi inspector, con Federico, que me da tantas alegrías. Me lo paso muy bien con él, con ese tono de humor que me complace tanto.
M.G.- ¿Y te has sentido igualmente cómoda escribiendo La lluvia inglesa que, como tú dices, es un género totalmente diferente a esas dos novelas policíacas protagonizadas por Federico?
A.M.- Sí. En la novela policíaca me siento muy cómoda porque me gusta mucho como lectora. Mi trabajo de fin de máster fue sobre la novela policíaca de Camilleri, así que he estudiado el género desde un punto de vista académico. Como escritora, también es un género que me gusta porque tiene unas reglas fijas. Tiene que haber un asesinato y su investigación. A partir de ahí se construye toda la novela. En este sentido es más fácil que la novela psicológica, en la que uno tiene que inventarse más derroteros.
M.G.- Ana, no tengo más que preguntarte. No sé si tú quieres añadir algo más.
A.M.- Pues deseo que los lectores que lean La lluvia inglesa la disfruten y que pasen un buen rato, a pesar de lo dura que puede llegar a ser en ciertos momentos.
M.G.- Te agradezco que me hayas atendido. Y espero poder verte con la próxima, con Federico.
A.M.- Esperemos. Muchas gracias.
M.G.- Gracias a ti.
Sinopsis: Una novela ambigua y reflexiva, que aborda una historia dura atendiendo a la complejidad psicológica de los personajes
Leona Anaya malvive sin trabajo ni dinero, con su hogar desmantelado después de que su marido la abandonara, cuando recibe la llamada de un hospital de Cambridge: su padre, al que hace más de dieciocho años que no ve, ha sufrido un ictus y su muerte es inminente. Leona no duda un instante y coge el primer vuelo a Londres; quiere ver morir a ese hombre que tanto sufrimiento le ha causado. La situación del padre, sin embargo, se va estabilizando con el paso de los días, y Leona ve ante sí una oportunidad aún mejor: ahora que no puede defenderse, es el momento de su venganza. Instalada en su casa para cuidarlo, se dedica a atormentar al padre con mil detalles, evocando los recuerdos de una infancia llena de violencia y crueldad, el dolor de su madre, la trágica muerte de su hermano. Tal es la situación de partida de esta novela en la que Ana Muela Pareja combina la intriga, el impecable retrato psicológico y una trama absorbente, marcada por los vuelcos insospechados, en la que participan otros personajes de la nueva vida de Leona con los que la protagonista mantiene encuentros y desencuentros. La lluvia inglesa habla de antiguas heridas, nunca superadas, que se suman a las de un presente que no da tregua: engaños y pérdidas, pero también hallazgos, ganancias imprevistas y un final donde crece la semilla de la esperanza.