Editorial: Algaida.
Fecha publicación: octubre, 2016
Precio: 15,00 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 352
Edición: Tapa blanda con solapas.
Nª Páginas: 352
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-9067-680-6
[Puedes leer el primer capítulo aquí;
disponible en eBook]
Autor
Félix G. Modroño nació en el País Vasco en la década de los sesenta. Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca donde comenzó a escribir en la revista Res Nullius de la que fue cofundador.
Un grave accidente, que le obligó a permanecer inmóvil durante varios meses, le hizo retomar su pasión por la escritura con La sangre de los crucificados (2007) y Muerte dulce (2009), ambas protagonizadas por el doctor Zúñiga, un peculiar investigador del siglo XVII.
En 2012 cosechó un gran éxito de ventas con La ciudad de los ojos grises. Dos años después Secretos del Arenal obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla, uno de los más prestigiosos de la lengua castellana.
Sinopsis
En el invierno de 1684, el doctor Zúñiga parte desde Valencia con destino a Venecia para cumplir con una importante misión diplomática. Sin embargo, sus dotes como investigador han traspasado fronteras y el dogo le encarga que averigüe lo que se esconde detrás de un mensaje anónimo que amenaza con el hundimiento de la ciudad.
Para ello contará con la ayuda de Elena Corner Piscopia, la primera mujer reconocida con un doctorado universitario, quien ha organizado una reunión de científicos para debatir sobre la vigencia del pensamiento de Aristóteles. A ella acudirán desde Newton o Halley hasta Leibniz.
Inmerso en una Venecia fría y brumosa, marcada por los carnavales y la música, y con las mentes más brillantes de Europa a solo unos pasos de él, el doctor Zúñiga vivirá una de las experiencias más apasionantes de su vida.
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Para los que hemos seguido la trayectoria literaria de Félix G. Modroño, reencontrarse con el que fue su primer personaje, don Fernando de Zúñiga, vizconde del Castañar, es como volver a ver a un viejo amigo que vive lejos de nosotros y con el que coincidimos esporádicamente. Sin desmerecer las restantes novelas del autor, yo me confieso fan de Zúñiga, un hombre que me ganó con su primera aventura en La sangre de los crucificados y al que me he mantenido fiel desde entonces.
Personaje itinerante, en esta novela veremos a Fernando de Zúñiga paseando por las calles de Valencia tras dejar Madrid atrás. La reina madre Doña Mariana de Austria le ha encargado una misión diplomática. Estamos en 1684, momento en el que la amenaza turca supone una preocupación importante. El enemigo intenta ganar terreno, conquistar las plazas europeas para lo que el Papa ha propuesto una alianza de todas las naciones católicas. Pero España tiene un grave problema. Sus tropas y barcos son requeridos para otros menesteres, de ahí que la reina madre mande a Zúñiga a Venecia. Allí tendrá que convencer al dogo para que pongan su flota a disposición de la Liga Santa, un asunto que requiere la mano izquierda del vizconde del Castañar, máxime cuando Venecia no tiene buen trato con los Estados Pontificios.
En principio se podría pensar que este es el hilo argumental de la novela, sin embargo no deja de ser solo un sostén para la auténtica narración. Como muchos ya sabemos, Zúñiga es un hombre de gran inteligencia, perspicaz, observador y con dotes de gran investigador y, por lo tanto, en esta ocasión volveremos a verlo en acción. A lo largo de las casi 400 páginas que conforman Sombras de Agua asistiremos a diversos robos tanto en Valencia como en Venecia. El Santo Grial, el cuadro de Ntra. Sra. de Nicopeia, la Sangre de Cristo o el Cuerpo de Santa Lucía, serán las reliquias saqueadas, unos robos que van pareados a diversas muertes y la misión de Zúñiga será descubrir quién se esconde detrás de semejante conspiración, amenazando con hundir la ciudad de Venecia. Constituye todo esto el verdadero hilo argumental de la novela y el que nos tendrá pegado a sus páginas pues la lucha contra los turcos quedará en muy segundo plano.
«Venecia se hundirá bajo su sangre con la Cuaresma». [pág. 72]
La trama viene engalanada por una ambientación muy conseguida. Agrada encontrar un retrato de España, y del mundo en general, en el que las ciencias, encabezadas por la filosofía, la astronomía o las matemáticas, siguen relegadas todavía a un rincón oscuro frente a las creencias religiosas y a la tendencia a las armas. No obstante, Sombras de Agua nos acerca a una reunión de científicos que tendrá lugar en Venecia donde se debatirán sobre diversos temas. A tal reunión asistirán personajes tan ilustres como Isaac Newton o John Locke, a los que veremos hacer algún cameo y no serán los únicos pues también veremos a un joven Antonio Vivaldi y a un atareado Stradivarius. Pero relacionado con esta reunión, una mujer será la auténtica protagonista Elena Corner Piscopia de la que os hablaré más tarde.
Sombras de Agua arroja una trama que tiene como motor una venganza, vinculada a las familias más antiguas de Venecia, en el que los números tienen un importante papel cabalístico. Contará además con un desenlance en el que el autor se hace un guiño a sí mismo, un final que me ha parecido triste y hermoso a la vez, y que ha supuesto un bonito broche y punto final a la novela.
Sombras de Agua arroja una trama que tiene como motor una venganza, vinculada a las familias más antiguas de Venecia, en el que los números tienen un importante papel cabalístico. Contará además con un desenlance en el que el autor se hace un guiño a sí mismo, un final que me ha parecido triste y hermoso a la vez, y que ha supuesto un bonito broche y punto final a la novela.
En otro orden de cosas, está claro que los acontecimientos históricos ayudan a ponernos en situación pero la ambientación también se teje al construir o reconstruir una época basándonos en sus usos y costumbres, tanto en el hablar, en el vestir, en la forma de pensar, en los medicamentos o en el tratamiento de los esclavos, de cuya mercadería conoceremos detalles. En este sentido Félix G. Modroño le tiene bien cogida la medida a esos años. Sin duda, la documentación ha debido ser laboriosa y fruto de la misma observamos gran soltura y naturalidad, una desenvoltura que se traslada a los diálogos que se desarrollan con suavidad y cadencia.