Nacido en Besalú (Girona) en 1971, Martí Gironell es periodista y licenciado en Filología Inglesa. Ha trabajado en prensa, radio y televisión. En marzo de 2007 publicó su primera novela, El puente de los judíos (Columna-El Andén), que de inmediato se convirtió en un éxito de ventas.
Ganó el Premi Ramon Llull 2018 con la novela La fuerza de un destino.
Más sobre el autor en www.martigironell.cat y en sus redes sociales @martigironellg
Sinopsis
Una historia épica, heroica y delicada hecha de recuerdos y secretos inolvidables.
El doctor Masgrau, director del Centro de Investigación y Difusión de la Imagen de Girona, recibe una visita inesperada que lleva una caja de fotografías inéditas y comprometidas de Valentí Fargnoli. Eran sus grandes secretos.
El fabricante de recuerdos es el fascinante viaje de las peripecias del fotógrafo ambulante Valentí Fargnoli, que en las primeras décadas del siglo xx, con su bicicleta, recorre el país retratando la vida desde la costa hasta la montaña pasando por los pequeños pueblos y las grandes ciudades. Fargnoli, a través de las imágenes, construye una memoria personal y colectiva de gran valor que estaba destinada a desaparecer. Su trayectoria brillante le lleva, incluso, a fotografiar la boda de Alfonso XIII, algo que le cambiará la vida para siempre.
[Información tomada directamente del ejemplar]
La historia está llena de hombres y mujeres extraordinarios, cuyas vidas han dejado una huella que el tiempo se ha encargado de ir borrando. Por eso hay que agradecer a los novelistas y a los biógrafos que pongan el ojo sobre esas personas que por su naturaleza, sus actos, sus pensamientos o su trabajo deberían ser recordados para siempre. Precisamente, en este sentido, doy las gracias a Martí Gironell porque, la próxima vez que viaje a Girona, me fijaré especialmente en las fotografías que cuelguen de las paredes de establecimientos o edificios, buscando la mirada particular de un fotógrafo ambulante de origen italiano, que vivió en Cataluña. Buscaré a Valentí Fargnoli en esas instantáneas, y lo imaginaré montando en bicicleta, pedaleando por los caminos de este país, portando sus cámaras y todos sus aparejos.
Pero, ¿quién fue Valentí Fargnoli? El propio Martí Gironell nos lo cuenta en la entrevista telefónica que pude hacerle (puedes leerla completa aquí o escucharla aquí). Dijo y cito textualmente:
«Valentí era un fotógrafo ambulante que iba con su bicicleta de aquí para allá. Retrató muchas localidades pequeñas, grandes, pueblos, ciudades, tanto de la sierra como del litoral. Es un personaje muy conocido en la provincia de Girona. Te diría que en cualquier bar, ayuntamiento, biblioteca o centro cultural, donde haya fotos antiguas, de 1918 o 1920, son de Valentí Fargnoli».
Pero antes de contaros de qué trata esta novela, dejadme que os cuente un hecho histórico que tiene mucho que ver con el argumento de este libro. Veréis. El 31 de mayo de 1906, Alfonso XIII contrae nupcias con Victoria Eugenia de Battenberg. La ceremonia tuvo lugar en la basílica de San Jerónimo, en Madrid. Una vez celebrado el oficio, la pareja montó en carruaje y, acompañado por una gran comitiva, se dirigió hasta el Palacio Real. Circulaban despacio para que el pueblo de Madrid viera a los futuros reyes, y los pudieran saludar. Pero, a la altura del número 88 de la Calle Mayor, alguien lanza un ramo de flores al paso del cortejo. No fue un gesto emotivo sino un intento de asesinato pues, en el interior del ramo, habían insertado un explosivo.Los anarquistas querían matar a los reyes. Consiguieron sesgar la vida de varias personas que acompañaban al cortejo y de varios espectadores que contemplaban el paso del mismo. Los reyes salieron prácticamente ilesos. El atentado fue cometido por Mateo Morral que posteriormente fue detenido. En este vídeo podéis ver el desfile:
[Fuente: wikipedia]
Como en todo enlace matrimonial, y más si se trata de la realeza, se encargó las fotografías a Valentí Fargnoli. El rey ya conocía el trabajo de este fotógrafo por una visita previa que había hecho a Girona. Así que, cargado con sus cámaras, Fargnoli se dispuso a fotografiar la boda y el cortejo. ¿Fotografió también el momento del atentado? No lo sabemos. Y no lo sabemos porque esas fotografías de la boda jamás vieron la luz. A ello se une que, justo después del atentado, Fargnoli desapareció durante dos años.Dejó España, marchándose a Argentina con toda su familia, y no regresó hasta 1908. Y las preguntas surgen inmediatamente: ¿por qué nunca se publicaron esas fotos?, ¿y por qué Fargnoli se marchó repentinamente?
Lo que Martí Gironell hace en El fabricante de recuerdo es, por un lado, contarnos la vida de este fotógrafo. El grueso de la novela se sitúa en 1944, cuando Valentí acude al establecimiento del que fue su ayudante, Sebastià Martí Roura. El fotógrafo se siente enfermo y cree que su muerte está próxima. La visita a su ayudante no será solo una despedida sino que pretende dejarle en herencia una caja con sus fotografías más preciadas.
«Son fotos que quiero mucho. No las hice para venderlas o presentarlas a ningún concurso. Son momentos familiares e íntimos, o personas y escenas que me han impresionado especialmente a lo largo de mi vida y que he querido guardarme para mí». [pág. 20]
Pero hay algo más. Esa caja también contiene una serie de fotografías que pueden comprometer a quien las guarde. ¿Se hará cargo Roura de ese legado?
La conversación entre ellos será el medio a través del cual iremos sabiendo cómo se ha desarrollado la vida de Fargnoli, porque maestro y discípulo hacen un repaso a los años previos. Así, sabremos cómo el fotógrafo llegó a convertirse en fotógrafo real, cómo conoció a su mujer Rosa, cuántos hijos tuvo el matrimonio, qué desgracias familiares sufrieron, cómo hacía su trabajo, cómo Roura llegó a ser su ayudante, qué pretendía conseguir con sus fotografías, o qué le llamaba más la atención. Toda esa información que compone la esfera profesional y personal del fotógrafo.
Por otro lado, el autor de Besalú construye una hipótesis sobre esas lagunas que existen en la vida de Fargnoli. En El fabricante de recuerdos, el lector será testigo de los supuestos motivos que incitaron al fotógrafo a no publicar las fotos. Tenía miedo. Pensaba que podían llegar a sospechar que él estaba detrás del atentado contra Alfonso XIII y su reciente esposa, pero ¿por qué? Bueno, esto no te lo voy a desvelar. Para averiguarlo tendrás que leer el libro.
¿Qué me ha gustado de esta novela?
De entrada, todo el argumento. Me atraen la vida de esas personas que, si no fuera por las novelas o los libros, jamás hubiera tenido noticias de ellas. Me ha gustado saber que en este mundo existió un hombre, un fotógrafo ambulante de nombre Valentí Fargnoli que, montado en bicicleta, iba fotografiando aquello que más le impactara. Pero Fargnoli era un hombre sencillo y por lo tanto, también ponía la mirada en las cosas sencillas. A través de esta novela, y de sus fotografías, conectaremos con la gente del pueblo, los hombres y las mujeres más humildes, a los que fotografiaba con la dignidad de grandes personalidades.
Por otra parte, la lectura de esta novela me ha permitido aprender mucho sobre aquellos años. Por ejemplo, pensad en las farmacias de hoy día. ¿Qué venden? Comprimidos, píldoras, ungüentos, pomadas, jarabes, cosméticos, artículos ortopédicos,... ¿Te imaginas entrar en una farmacia y encontrar un stand con fotografías y postales? Gironell nos desvela que parte de los artículos que se vendían en las boticas eran las obras de fotógrafos. En estos lugares compraban el material necesario para hacer sus fotografías y revelados y, también en estos establecimientos, exponían el fruto de su trabajo. Instantáneas de monumentos y lugares singulares se exhibían en los escaparates de las farmacias, postales que la gente compraba para coleccionar o para remitir a sus familiares. Y no solo eso sino que también se ganaban la vida retratando difuntos. Esto es algo que yo sí sabía pero sigue pareciéndome algo insólito. Ya sabéis, muere un miembro de la familia y, estando ya amortajado, se llama al fotógrafo para que inmortalice al difunto. Me parece algo macabro pero, por otro lado, y dado que no todas las familias podían costearse un retrato periódico, quizá era la única y última oportunidad de tener un recuerdo del familiar. Aunque ya estuviera muerto.
Y al margen de estas curiosidades, otras tantas. ¿Cómo se hacían las fotos antiguamente? ¿Qué material era necesario? ¿Cómo era el proceso de revelado? Toda esta información nos la arroja la propia novela, desvelando que la documentación que ha llevado a cabo Martí Gironell es importante. Y suma y sigue porque ¿quieres saber qué era el baile del puro? ¿Qué ocurría en el manicomio de Salt?Bueno, tendrás que leer la novela. Toda esta información enriquece la trama y estimula la lectura.
La novela también retrata el papel de la mujer. Recordad que estamos en la primera mitad del siglo XX, ¿qué rol le tocaba a hijas, hermanas y esposas? Una pregunta fácil, ¿verdad? Pero no toda mujer estaba dispuesta a pasar por el aro. Por ejemplo, Rosa, la mujer de Fargnoli, no se limitaba a cuidar de su prole. Ella quería contribuir al mantenimiento de la economía familiar. Y luego estaban todas esas mujeres que trabajaban en la industria textil catalana, aquellas que ya por entonces luchaban por un trato igualitario pero a las que se las trataba mal y si eran demasiado molestas acababan en un lugar terrible. Importante son las referencias a «la gran Víctor Catalá». Sí, has leído bien y no me he equivocado con el artículo. Ya lo descubrirás si lees este libro.
Valentí Fargnoli
Aunque otros personajes pueblan las páginas de esta novela, el protagonista indiscutible será Valentí Fargnoli. Esta novela nos acerca a su lado profesional sin dejar al margen su parte más íntima y personal. Veremos a un hombre íntegro, incapaz de actuar con malicia o por propio interés. Era un espíritu libre, al que le apasionaba la fotografía, y que pretendía inmortalizar aquello que más le impactaba siguiendo su propio instinto, sin sometimientos de ningún tipo. Por eso, en un momento de su vida, cuando le hacen un encargo que se describe en la historia, lo veremos entre la espada y la pared. Él no servía para encorsetamientos, para horarios fijos de trabajo, para establecerse en un único lugar.
«El carácter errante y nómada define mi trabajo. ¡No quiero ni galería ni estudio ni tienda». [pág. 74]
Lo que él quería era moverse con libertad, dejar testimonio de cómo era la vida en aquellos años, aunque para ello tuviera que pasarse el día pedaleando de un lugar a otro, sin descanso. Y mantener a su familia con su trabajo, adoraba a su mujer y a sus hijos, con los que tenía una relación especial. Concretamente, estaba muy unido a su hija Julia, a la que le interesaba toda la magia que su padre desplegaba en el proceso de revelado.
Contexto histórico
A breves pinceladas, la novela nos aclara cómo se respiraba en aquellos años. Ya, a primeros de siglo, Barcelona se levantó una mañana de julio de 1909, junto a otras ciudades, en medio de una revuelta. El motivo: la protesta ciudadana contra la decisión del Gobierno de realizar una leva. Pretendían reclutar soldados que serían luego enviados a la guerra contra Marruecos. Pero algunos, los nacidos en el seno de familias acomodadas, podían evitar el reclutamiento si pagaban un precio, algo que las familias más humildes no se podían permitir.
«Catalunya era un polvorín. Los atentados contra autoridades políticas, las bombas indiscriminadas contra la población civil y las ejecuciones de los presuntos autores, no siempre precedidas de juicios con suficientes garantías, se sucedían en una cadena de venganzas y revanchas que parecía no tener fin».
Eran tiempos en los que la industrialización enriquecía a las familias burguesas a costa de las jornadas interminables, de los míseros salarios y de las pésimas condiciones laborales de los trabajadores. Algunos quisieron cambiar las cosas, aunque fuera por medio de la violencia.
«Eran anarquistas que querían atentar contra la burguesía que se enriquecía con la industrialización y poner fin al expolio de las colonias, donde se explotaba a las clases trabajadoras que malvivían trabajando de sol a sol y en condiciones infrahumanas en las fábrica y en los talleres». [pág. 33]
Y en ese ambiente de revuelta, se producen diversos atentados, como el de Martínez Campos, capitán general de Cataluña, la bomba del Liceo, el ataque a la procesión de Corpus en la calle Canvis Nous, y otros tantos fuera de Cataluña como el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Gobierno, o el mismo atentado contra Alfonso XIII.
Estructura y estilo
Escrita en tercera persona, a través de una omnipresente voz, El fabricante de recuerdos se estructura en un total de dieciocho capítulos de media extensión. Un suave equilibrio entre narración y diálogo nos adentra en una lectura ágil y amena, en la que la atención del lector, especialmente de aquellos que sientan la misma pasión que Fargnoli, no decae nunca.
Pero esta novela cuenta con un capítulo introductorio y otro final que actúa como epílogo, del que no os he hablado hasta ahora. En realidad, la acción se inicia en un pasado reciente, con posterioridad a la muerte de Sebastià Martí Roura, el ayudante de Fargnoli. Su hijo, Sebastià Martí Calvo se entrevista con el Doctor Masgrau, director del Centro de Investigación y Difusión de la Imagen en Girona. ¿Por qué? Cerrad los ojos e imaginad a un hombre que parece sacado de otro tiempo. ¿Qué lleva en las manos? ¿Es una caja? Sí, eso parece,«una caja de cartón vieja y deteriorada, roída por las puntas y con manchas de humedad-. Es una caja de secretos -dijo.»
El fabricante de recuerdos no es solo una biografía novelada de Valentí Fargnoli. Es también un homenaje a los fotógrafos ambulantes, a través de cuyas fotografías sabemos hoy cómo vivían nuestros antepasados. Es también el retrato de la España de la época, sumergiéndonos en un contexto socio-político que trataba de hacer cambiar el curso de la historia. Y también es una novela a la que no le falta su punto de misterio y suspense.
Hacer una buena fotografía es hoy tan sencillo que ese simple clic ha perdido todo su valor. Sin embargo, no hay que olvidar que antaño fue una tarea dificilísima y que gracias a la fotografía se ha podido luchar contra el olvido y la desmemoria. La fotografía es y ha sido desde siempre la única forma de mantener cerca a los que ya no están, de revivir otras épocas de nuestras vidas, de rememorar momentos felices del pasado. Y también, gracias a novelas como esta, podemos evitar la injusta indiferencia que se comete contra personas como Valentí Fargnoli.
El fabricante de recuerdos ha sido una buena lectura, entretenida, y llena de misterio, que nos permite aprender sobre otros tiempos.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Me encanta la fotografía, aunque reconozco que no tengo ni conocimientos ni arte para inmortalizar paisajes. En cualquier caso, hoy en día tenemos tantos recursos a nuestro alcance que todos, en mayor o menos medida, nos hemos convertidos en fotógrafos. Filtros, ajustes, marcos, recortes, marcas de agua, textos, mosaicos... Las posibilidades son casi infinitas. Sin embargo, hace décadas, las cosas eran bien distintas. Por entonces, hacer una buena fotografía requería de mucha paciencia pero también de mucha pericia. Es lo que tenía Valentí Fargnoli, un fotógrafo de origen italiano, pero residente en Girona, alrededor del cual gira la nueva novela de Martí Gironell, El fabricante de recuerdos.
Valentí Fargnoli «procedía de una familia italiana humilde que se trasladó a Barcelona en busca de una vida mejor,se aficionó al nuevo arte de la fotografía y se convirtió en fotógrafo ambulante. Sus fotografías postales de paisajes, vistas panorámicas de pueblos, monumentos y oficios son valiosísimos documentos históricos del país».Hace unas cuantas semanas tuve la ocasión de conversar telefónicamente con Martí Gironell,hablamos de Fargnoli, de sus viajes en bicicleta, de las fotografías que hizo recorriendo todo el país o de las técnicas de revelado. Todo ello figura en su nueva novela que, además expone ante el lector un misterio y una hipótesis que está relacionada con el atentado que sufrió Alfonso XIII.
Marisa G.- Martí, antes de nada te tengo que felicitar porque esta novela ha ganado el Premio Bertrana, con el que tú estás muy vinculado.
Martí G.- Sí, son los premios literarios de Girona. Es una gala que he estado presentando, no cada año, pero sí cada dos o tres años. Siempre pensaba que, algún día, cuando encontrara la historia adecuada, me presentaría. Con la historia de Valentí Fargnoli, este fotógrafo ambulante, lo vi muy claro, y por eso me presenté. Tuve la suerte de que el jurado determinase que, de las setenta y tres novelas presentadas, esta merecía el premio. Para mí ha sido como un sueño hecho realidad. Hacía mucho tiempo que iba detrás de la historia de este hombre. Cuando encuentras una serie de informaciones que te permiten hilvanar un relato veraz y verosímil te tiras de cabeza.
M.G.- ¿En qué momento surge la idea de escribir la historia de este fotógrafo?
Martí G.- Valentí era un fotógrafo ambulante que iba con su bicicleta de aquí para allá. Retrató muchas localidades pequeñas, grandes, pueblos, ciudades, tanto de la sierra como del litoral. Es un personaje muy conocido en la provincia de Girona. Te diría que en cualquier bar, ayuntamiento, biblioteca o centro cultural, donde haya fotos antiguas, de 1918 o 1920, son de Valentí Fargnoli.
He visto fotos de Fargnoli ante las cuales te quedas fascinado, por la luz, por la perspectiva. Y cuando hay personajes, aún más, porque era como si captara su alma. Siempre pensaba que tenía que ser un hombre fascinante, viajando con su bicicleta. Me parece una historia muy épica porque debía de ser muy duro trabajar en aquellas condiciones. Tenía que encontrar las palabras para contar sus imágenes, los retratos que definían una época. Sus fotografías me han ido acompañando durante muchos años y como soy muy curioso, he ido entrevistando a gente que me podía dar información sobre él y su obra. Así fui hilvanando una historia a la que le ves la posibilidad.
M.G.- ¿Y cuánto hay de verdad en el retrato que haces de este fotógrafo?
Martí G.- Aunque es un fotógrafo ambulante, las personas que han estudiado su obra también han podido profundizar bastante en su vida. He hecho un trabajo de combinar realidad y ficción, como he hecho siempre en la novela histórica, pero siempre procurando que la documentación aporte verosimilitud al relato que pretendo ofrecer al lector.
Soy muy devoto de una frase de Umberto Eco que dice que la ficción es la mejor herramienta para interpretar la realidad, tanto la actual como la pasada. Es así. Yo procuro pergeñar una ficción bien documentada, presentar un planteamiento, una hipótesis y a partir de ahí, tratar de que sea lo más factible posible.
M.G.- En la novela no solo te centras en la parte más profesional de Valentí, sino que también nos descubres su lado más íntimo y personal. Hablas de su matrimonio, de sus hijos. Hay una parte que me conmovió mucho porque sufrió desgracias familiares importantes.
Martí G.- Sí, sí, todo eso es cierto. Él perdió una hija, Julia. Las personas que conocen bien la vida de Valentí cuentan que ella hubiera sido su fiel discípula, hubiera seguido el trabajo de su padre, y hubiera sido una gran fotógrafa. He intentado retratar en la novela esos momentos en los que Valentí llegaba por la noche y se disponía a revelar, ella se ponía con su padre a ver cómo él, casi como por arte de magia, hacía aparecer de la nada monumentos y personas. En el mismo año, Fargnoli perdió a su padre y a otro hijo, que se llamaba Valentí, como él, con lo cual tuvo una vida bastante complicada.
[Valentí Fargnoli con su hija Julia. Fuente: Web Pedres de Girona]
También, al trabajar en bicicleta e ir de aquí para allá tuvo bastantes accidentes. De hecho, él muere como consecuencia de una herida mal curada, que arrastra durante mucho tiempo. Y murió muy joven porque todavía no había cumplido los 59 años. Fue una pena porque era un hombre que estaba trabajando para la posteridad. Él era consciente de que estaba fabricando recuerdos e inmortalizando momentos y gente que estaba llamada a desaparecer.
Sabía que todo iba avanzando aunque él no hacía uso de los avances tecnológicos. Él se fiaba mucho más de su olfato que de los artilugios que la tecnología le podía procurar.
M.G.- Quizá esto que comentas, que prefería guiarse por su instinto en vez de por los avances tecnológicos, es lo que ha conseguido que sus fotografías tengan un halo especial.
Martí G.- Creo que sí porque los expertos en su obra lo han comparado con artistas pictóricos de la escuela flamenca y otros paisajistas muy importantes. Él consigue una luz, una perspectiva, y una mirada del patrimonio histórico y de la gente muy singular. Invito a los lectores a que busquen sus fotografías en Google y se van a encontrar unas instantáneas muy bellas. Cuando las ves a tamaño grande son impresionantes. Son trozos de la vida cotidiana que te cuentan muchas cosas, si te paras a leer la fotografía.
M.G.- ¿Y no te planteaste en algún momento introducir fotos en la novela?
Martí G.- Tuvimos esta discusión con la editorial pero encartar un álbum de fotos detrás creo que desvirtuaba el relato. Mi reto era, lo que te contaba antes, contar con palabras las fotografías, que fuera una forma de escribir muy gráfico, muy visual. Hacer ese ejercicio para que luego los lectores se encuentren con las fotografías al final del libro pues maldito el esfuerzo. De todos modos, hay mucha gente que me ha dicho que ha leído el libro con el móvil al lado.
M.G.- Yo también.
Martí G.- Es normal. Es un ejercicio que ahora podemos hacer. Pero también hay gente que ha hecho lo contrario. Se han auto-censurado y han reprimido el instinto de buscar las fotografías hasta no acabar la novela.
La voluntad era reivindicar el trabajo de los fotógrafos, evocar la fotografía como una gran potencia de recuerdos. Es una reivindicación en una época en la que hemos desnaturalizados la fotografía. Quería decirles a los lectores que no dejemos de fabricar recuerdos pero que valoremos también aquellos recuerdos que fabricaron nuestros antepasados.
M.G.- Hay que señalar que esta novela no es solo una biografía o una biografía novelada de Valentí Fargnoli sino que también tiene su punto de suspense. Hay una especie de misterio que nos va a acompañar a lo largo de toda la lectura.
Martí G.- Exacto. He querido huir de un relato costumbrista y, gracias a la documentación y a las entrevistas, descubrí que había un par de agujeros en su biografía. Fargnoli recibió una distinción especial por parte de Alfonso XIII para que, el 31 de mayo de 1906, fuese a Madrid, a fotografiar las nupcias reales con Victoria Eugenia de Battenberg. Pero esas fotos nunca se han encontrado, nunca se han visto. Además, al cabo de unos días, Fargnoli se larga a Buenos Aires con sus padres durante dos años. Volverá en 1908. ¿Qué pasó con aquellas fotos? Puede ser que Fargnoli tuviera miedo y no quisiera sacar las fotos a la luz. ¿No sería que con esas fotos lo podían vincular con aquel grupo anarquista que lanzó la bomba cuando pasaba la carroza de los futuros reyes? Sabe que ha inmortalizado un momento histórico, por eso no quiere cargarse las fotografías. Y ese es el inicio de la novela, cuando él llega a casa de Sebastià Martí Roura, el que fue su ayudante durante tres años, y le cede una caja con fotos inéditas y comprometidas, de las que nunca ha querido deshacerse ni publicarlas. Esto una hipótesis que surge a raíz de la documentación, la posibilidad de que él hubiera conocido a Mateo Morral, el anarquista que lanza la bomba escondida en un ramo de flores.
M.G.- Sebastià Martí Roura es un personaje que funciona como motor para impulsar a Fargnoli a narrar toda su vida.
Martí G.- Sí, es la persona que le va tirando de la lengua. Pero Fargnoli también tiene ganas de repasar. Sabe que está en los últimos días de su vida, debido a esa lesión que arrastra desde hace años, y por eso le viene bien hablar con su antiguo ayudante, y recordar todo lo que hizo, y lo que vivió, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Las fotografías comprometidas jugaron un papel importante.
[Si prefieres escuchar nuestra conversación, dale al play]
M.G.- Pero con esta novela, y a partir de las fotografías, también vas haciendo un retrato de la época y vas aportando datos curiosos. Me ha parecido muy simpático saber que, por ejemplo, en las farmacias se vendían postales. Nos hablas también de costumbres, como el baile del puro, del manicomio de Salt y de aquellas mujeres que trabajaban en la industria textil catalana, que luchaban por sus derechos. Acercas esos años al lector.
Martí G.- Esa era la intención. A partir de las fotografías, dar al lector la posibilidad de entender e interpretar aquella época. Por ejemplo, las personas que acababan en un manicomio no siempre estaban locas, sino que eran elementos subversivos y los quitaban de en medio metiéndolos en esos sitios. Las mujeres, como Rosa, la mujer de Valentí, eran emprendedoras, también daban el callo y tiraban del carro. He querido acercar a los lectores del siglo XXI a una época, a partir de unas costumbres, de sus gentes y mostrar cómo la gente joven se relacionaba en los bailes, cómo los pescadores vendían su mercancía,... En definitiva, cómo éramos hace cien años.
M.G.- Y en ese retrato de la época también aparecen personajes reales, muchísimos. ¿Cómo ha sido convertir esas personas reales en personajes de novela?
Martí G.- Un reto al igual que el poner palabras a las imágenes. Si tratas de invitar a los lectores a viajar a través de una época, es normal que aparezcan personajes históricos. A través de la documentación sobre los personajes, he intentado poner en su boca pensamientos y opiniones que emitieron hace muchos años para no desmentirles ni desvirtuarlos.
M.G.- Hablando de documentación, y dado que en la novela es importante la fotografía, no sé si eres aficionado o no, pero sí que haces un estudio muy profundo del sector. Nos explicas cómo se fotografiaba, cómo se revelaba, qué productos se usaban. No sé si has tenido que estudiar bastante.
Martí G.- Lo que he hecho es informarme y rodearme de gente que conoce las técnicas que se utilizaban en aquella época, lo que se necesitaba para revelar. Antes me comentabas que encontrabas curioso que en las farmacias se vendieran postales pero es que acudían allí para comprar muchos de los materiales y de las sustancias que necesitaban para el revelado. Había entre ellos como una joint venture. Los fotógrafos compraban allí los materiales y los farmacéuticos les procuraban sus escaparates para que sus obras de arte fueran expuestas allí y las pudieran vender. En aquella época se ganaban la vida haciendo postales.
Me gusta mucho la fotografía pero no tengo mucha idea. Me parece una obra de arte lo que hacían con solo seis placas de cristal en cada una de las cámaras, con lo cual tenías que tener un arte, un oficio y una pericia increíble. Solo tenían seis oportunidades para fotografiar. Nosotros tenemos infinidad de posibilidades hoy. Pero ello solos tenían seis posibilidades. Para mí es un trabajo épico, heroico, y que tiene todo mi respeto. Ahora que estamos banalizando la fotografía, lo que ellos hacían hay que ponerlo en valor.
M.G.- Martí, en abril de 2014 hubo una exposición con las fotografías de Fargnoli pero ¿hay alguna fundación? ¿Quién se ha hecho cargo de todas esas fotografías?
Martí G.- El problema está en que su legado está muy repartido. Hay fotografías en los archivos del Ayuntamiento de Girona, en los de la Diputación de Girona, hay una fundación privada en Torroella de Montgrí, que se llama, Fundación Mascort, en la que se conserva una de sus cámaras. La pude ver, la pude tocar. Quiera que no parecía que me transmitía algo. También hay nietos y bisnietos, familiares directos de Fargnoli, que tienen fotografías. Pero no hay un fondo único.
M.G.- Martí, no te robo más tiempo. Te doy las gracias por atenderme, por escribir esta novela, y por descubrirnos la figura de Valentí Fargnoli, que yo no lo conocía.
Martí G.- A ti por el interés, Marisa.
M.G.- Espero verte pronto. Un saludo desde Sevilla.
Martí G.- Muchas gracias.
Sinopsis: Una historia épica, heroica y delicada hecha de recuerdos y secretos inolvidables.
El doctor Masgrau, director del Centro de Investigación y Difusión de la Imagen de Girona, recibe una visita inesperada que lleva una caja de fotografías inéditas y comprometidas de Valentí Fargnoli. Eran sus grandes secretos.
El fabricante de recuerdos es el fascinante viaje de las peripecias del fotógrafo ambulante Valentí Fargnoli, que en las primeras décadas del siglo xx, con su bicicleta, recorre el país retratando la vida desde la costa hasta la montaña pasando por los pequeños pueblos y las grandes ciudades. Fargnoli, a través de las imágenes, construye una memoria personal y colectiva de gran valor que estaba destinada a desaparecer. Su trayectoria brillante le lleva, incluso, a fotografiar la boda de Alfonso XIII, algo que le cambiará la vida para siempre.
Una historia épica, heroica y delicada hecha de recuerdos y secretos inolvidables.
Martí Gironell Gamero (Besalú, 1971) es licenciado en periodismo y en literatura inglesa. Actualmente trabaja en el servicio de informativos de TV3 y colabora en el periódico El Punt Avui. Entre sus libros publicados destaca El puente de los judíos (2007), que ha vendido más de cien mil ejemplares y ha sido traducido a varios idiomas. Su siguiente novela, La venganza del bandolero, ganó el premio Néstor Luján de Novela Histórica en 2008. El arqueólogo (2011) se situó inmediatamente después de su publicación en las listas de más vendidos. El último abad (2012) lo confirmó como un reconocido autor y best seller en nuestro país.
Con El primer héroe Gironell da un salto en su carrera y se posiciona como uno de los autores de referencia de la novela histórica y una voz fundamental de la narrativa contemporánea de nuestro país.
Sinopsis
Hace más de cinco mil años, un hombre fue capaz de ir más allá de su propia tierra. Ynatsé es escogido por los dioses para proteger a su poblado y encontrar el remedio a un mal, el Clan de los Caballos.
En la lucha por cumplir los designios divinos, y superando los propios límites y fronteras, Ynatsé se embarcará en un viaje épico dominado por el impulso interior y la fuerza de su pueblo. Una epopeya magistralmente documentada que nos conecta con nuestras raíces más auténticas a través de una tierra y un tiempo virgen y salvaje.
Un periplo vívido y tangible hacia los inicios de la Humanidad. El origen empieza ahora.
[Información facilitada por la editorial]
Aunque en algunas ocasiones he leído libros que alternaban pasado remoto con la actualidad, creo que es la primera vez que leo un libro cuyo argumento se desarrolla íntegramente en la prehistoria y hablo de cinco mil años atrás. Reconozco que al principio tuve mis dudas y precisamente por eso creo que, tras una lectura maravillosa, siento tanta fascinación por este libro. ¡Me ha encantado!
Con un lenguaje preciso, llano y sencillo, Martí Gironell nos conduce a la época del Neolítico para conocer al Clan de los Caballos, una tribu con una sociedad perfectamente estructurada que contaba con sus graneros, rediles para el ganado e incluso sus fosas residuales, que observaban la naturaleza, la imitaban y extraían buena parte de sus conocimientos de ella, aprovechando los recursos que tenían a su alcance, donde el ingenio quedaba por encima de la fuerza y donde las decisiones importantes se tomaban en asamblea. Este libro nos desvela un montón de cosas maravillosas y sorprendentes que hacían nuestros antepasados, cómo era su estilo de vida, su forma de pensar, cómo se relacionaban entre ellos, incluso en el plano sexual, todo fruto de una larga labor de documentación. Son muchos los detalles que me parecían impactantes y casi difíciles de creer pues el autor me hablaba de un pueblo que tenía su propia bebida energética y que, si uno de sus miembros se aquejaba de dolor de cabeza, podían llegar a practicar la trepanación. Me parecía algo inimaginable, pero Martí Gironell aclaró todas mis dudas en la entrevista que nos concedió (puedes leerla aquí) y de la que salí más entusiasmada todavía. ¿Dónde queda la imagen preconcebida que tenemos de aquellos hombres? Hemos tendido a pensar que eran obtusos, rudos, torpes,... pero, a través de algunos miembros de la tribu que ostentarán el principal protagonismo, sabremos cómo eran aquellos hombres y mujeres, cuyas motivaciones e ilusiones no distan mucho de las que tiene el ser humano hoy en día.
Ynatsé es un joven de unos veinte años, cuya madre murió en el parto y cuyo padre fue desterrado de la tribu por un hecho del que tendremos constancia con el pasar de las páginas. Así, de la crianza del muchacho se encargó Baasi, el viejo chamán, sabio y habilidoso, que con sus conocimientos intenta solucionar o aliviar los problemas de salud de los miembros de la comunidad. Pero Baasi no tiene la solución a todos los enigmas y en ocasiones surgen inconvenientes más graves que requieren una acción más contundente. Un mal ha llegado a la tribu que afecta a todo individuo independientemente de su sexo y edad. Baasi ve como la población se va diezmando y tras consultar a los dioses, comunica a Ynatsé que él es el elegido para salir a buscar la cura que salvará a su pueblo. Con temor el joven emprende un viaje hacia un mundo desconocido que prevé lleno de peligros. No sabe qué hay más allá de los límites del terreno que pisa, sin embargo, lejos de esquivar su suerte, se enfrenta a ella pues siente que tiene un compromiso con su gente. Así El primer héroe dibuja el viaje que Ynatsé iniciará por lo que hoy conocemos como Europa. En su devenir conocerá a otros pueblos (el Clan de los Murciélagos, el Clan de los Lobos,...), aprenderá otros oficios, se reencontrará con viejos familiares,... Toda una aventura llena de sorpresas agradables y peligros.
Mientras tanto en el poblado los acontecimientos siguen su curso y tendrán que seguir solventando los problemas que vayan surgiendo. Baasi seguirá investigando la manera de aliviar los males de su pueblo en colaboración con la joven Aynires.
Totalmente sorprendente es el papel que la muchacha juega dentro de su comunidad. Me preguntaba antes dónde quedaba la imagen que teníamos de aquellos hombres y en este caso esa pregunta es más necesaria que nunca porque Aynires, pareja de Ynatsé, es una pionera en la lucha de los derechos de la mujer. Más allá de convertirse simplemente en madre y esposa, ella cree firmemente en su capacidad para ayudar y contribuir al bien de su tribu. Si hay que cazar para alimentar a la prole, ¿por qué ella no puede ser buena cazadora? Pensamientos y actitudes dispares al del resto de las mujeres que le reportarán varias críticas y aun así Aynires no es mujer que se amilane y demostrará su valía.
Martí Gironell Gamero (Besalú, 1971) es licenciado en periodismo y en literatura inglesa. Actualmente trabaja en el servicio de informativos de TV3 y colabora en el periódico El Punt Avui. Entre sus libros publicados destaca El puente de los judíos (2007), que ha vendido más de cien mil ejemplares y ha sido traducido a varios idiomas. Su siguiente novela, La venganza del bandolero, ganó el premio Néstor Luján de Novela Histórica en 2008. El arqueólogo (2011) se situó inmediatamente después de su publicación en las listas de más vendidos. El último abad (2012) lo confirmó como un reconocido autor y best seller en nuestro país.
Con El primer héroe Gironell da un salto en su carrera y se posiciona como uno de los autores de referencia de la novela histórica y una voz fundamental de la narrativa contemporánea de nuestro país.
Sinopsis
Hace más de cinco mil años, un hombre fue capaz de ir más allá de su propia tierra. Ynatsé es escogido por los dioses para proteger a su poblado y encontrar el remedio a un mal, el Clan de los Caballos.
En la lucha por cumplir los designios divinos, y superando los propios límites y fronteras, Ynatsé se embarcará en un viaje épico dominado por el impulso interior y la fuerza de su pueblo. Una epopeya magistralmente documentada que nos conecta con nuestras raíces más auténticas a través de una tierra y un tiempo virgen y salvaje.
Un periplo vívido y tangible hacia los inicios de la Humanidad. El origen empieza ahora.
[Información facilitada por la editorial]
Había visto este libro en algún que otro blog y, a pesar de las buenas opiniones, no entraba en mis cálculos hacerle un hueco si no llega a ser por circunstancias de la vida. Clon, clon, clon, - chocazos contra la pared. ¡Qué absurda soy a veces como lectora! ¿O debería decir «somos»? Y es que El primer héroe es una novela que me ha encantado desde la primera página a la última y que me ha tenido sumergida en el Neolítico ávida de saber más.
Martí Gironell nos visitó durante la Feria del Libro de Sevilla y no os miento si os digo que me hubiera llevado todo el santo día hablando con él. Martí es tan apasionado como lo es su estilo literario y contagia su entusiasmo hasta llegar a hacerlo tuyo. Nunca pensé que un libro sobre el Neolítico, sobre aquellos hombres que Mingote dibujaba con piel de oso a modo de vestido y garrote en mano, pudiera resultarme tan interesante. Como interesante es la conversación que mantuve con Martí. Esto es lo que nos contó.
Marisa G.- Martí en primer lugar pedirte disculpas porque aún no me he terminado de leer el libro y no me gusta venir así a las entrevistas. Voy por la página 120 pero es que me lo entregaron hace un par de días y no me dio tiempo a más.
Martí G.- No pasa nada, mujer. Espero que sientas ganas de seguir leyéndolo.
M.G.- Eso seguro. Además con las poquitas páginas que llevo me han surgido ya un montón de dudas y preguntas que me gustaría que me resolvieras. Lo estoy disfrutando mucho, la verdad.
Martí G.- Muchas gracias.
M.G.- He estado investigando los libros que ya llevas publicados y son todos muy dispares en cuanto a la época histórica. Eres una persona a la que le gusta moverse en el tiempo.
Martí G.- Sí, bueno, soy bastante curioso. Yo no soy licenciado en Historia ni por asomo pero sí que me gusta el tema y siempre he sentido curiosidad por recuperar ciertos personajes o episodios que han quedado como olvidados o marginados injustamente y por eso intento ponerlos encima de la mesa y ponerles el foco que tendrían que tener.
En esta novela me centro en el Neolítico, cinco mil años atrás que en Historia son como quince días. Para entendernos, ellos son como nuestros tatarabuelos, los que pusieron los cimientos, las bases, de la sociedad tal cual la entendemos hoy.
Figuración. Asentamiento de Gavá
Yo vengo de un pueblo, Besalú, allí en la Garrocha al lado de Girona, donde hay dos yacimientos que me han acompañado toda la vida: las cuevas prehistóricas de Serinyà y sobre todo el poblado neolítico de Banyoles que apareció en el año 91. A partir de aquí, conocí las minas de Gavá, que están al lado de Barcelona, donde se comerciaba ya en aquella época con un misterioso mineral que se llamaba variscita, unas piedras de color verde, y esto supuso el primer empuje hacia las primeras transacciones y movimientos comerciales. A mí todo esto me hizo sentir algo especial. Y como conozco desde hace muchos años a Eudald Carbonell, este hombre que ha trabajado muchos años en Atapuerca, lo cogí un día y le comenté que tenía en mente una novela de viajes ambientada en el Neolítico y que supusiera para el lector conocer una época que nos parece muy lejana. De esto hace seis años y medio y de por medio han ido apareciendo otras novelas mías. Con todo esto te quiero decir que ha sido una larga tarea de investigación pero nada ardua. Todo lo contrario. Ha sido un disfrute total y me he dado cuenta que aquellos antepasados no son como los imaginamos. Eran gente muy respetuosa con el medio ambiente, con los otros pueblos, muy comprometidos con la comunidad. Ellos tenían una serie de valores que hemos ido perdiendo en nuestro proceso evolutivo y me daba coraje que todo esto no se valorara lo suficiente. Y de ahí sale todo esto.
M.G.- Entiendo que el asentamiento de la Draga en Banyoles es un motor de empuje para que tú empieces a escribir esta novela, ¿no?
Martí G.- Claro y es el motor de inicio de este viaje. Y viaje es precisamente el que emprende el protagonista de esta novela en busca del remedio, de la cura que pueda salvar a su pueblo de la enfermedad que los aqueja, un viaje hacia el conocimiento, a lo largo del cual conocerá otros pueblos y otras culturas. En el mapa que acompaña al libro se ve perfectamente el camino que este personaje emprende. Él sale de Banyoles, se para en el Clan de las Minas de Gavá, sube hasta Stonehenge, cruza casi media Europa (lo que hoy llamamos Europa, claro) y regresa al punto de partida. Te vas dando cuenta que a medida que vas avanzando en el viaje vas encontrando sociedades cada vez más desarrolladas y sofisticadas y si el viaje hubiera seguido hacia Mesopotamia y Babilonia hubiéramos encontrado unas sociedades estructuradas en ciudades, no en aldeas y poblados.
El protagonista, que sale de su pueblo con las alforjas vacías, regresa lleno de conocimientos, después de haber estado en contacto con otros pueblos que han desarrollado un metal, las primeras escrituras cuneiformes,... A través de esta novela de aventuras, he querido hacer llegar todo el conocimiento de aquella época al lector y hacerlo sentir uno más de la tribu. Me apetecía mucho un reto así.
M.G.- Porque de esta época no hay mucha literatura ¿no? A mí solo me suenan los libros de Jean M. Auel.
Martí G.- Ahí vamos. Es que hay poco.
M.G.- Lo mismo es porque asociamos esa época tan lejana a algo poco interesante, a un rollo y resulta, por lo que nos narras en el libro, que eran muy parecidos a nosotros y encima lo cuentas con una sencillez preciosa.
Martí G.- Es que el mensaje se puede transmitir de manera lisa y llana pero cuidando el lenguaje. Yo intento tener mucho cuidado a la hora de contar mis historias pero, por encima de todo, lo que pretendo es que te emociones con los personajes y no tengas la sensación de que estás manejando un tostón. Este libro parece muy voluminoso pero luego, cuando lo abres, ves que el cuerpo de letra está hecho de manera amable para que sea de fácil lectura, y todo suma. Pero la manera de contarlo también es importante, tiene que seducirte la historia.
M.G.- Al hilo de lo que comentas, tenía por aquí apuntado comentarte que el argumento me está gustando mucho pero al margen, me lo estás contando como si fuera un cuento. La historia engancha, entra sola, resulta adictiva.
Martí G.- La voluntad es esta precisamente. Para mí contar una historia no es contarla y punto sino que hay que hacerlo con sentimiento para que lo que leas te sacuda y te transmita algo. Eso no implica que el lenguaje sea recargado. No. Lo puedes contar con belleza y poesía y hacerlo llegar de manera visual para que empatices y sintonices con los personajes. Pero esto no se consigue si no se tiene muy seguro el terreno que se pisa, por eso antes he tenido que hablar con gente que conoce esa época muy bien, me he entrevistado con paleobotánicos, paleozoólogos, arqueólogos,... que han dedicado su vida a saber cómo era la agricultura en aquel momento, cómo se hacían las canoas, cómo era su relación con la naturaleza, los vestidos que llevaban,... Para mí ha sido un ejercicio muy apasionante y poder contar a los demás que estamos más cerca de esta gente de lo que podamos imaginar es maravilloso.
Eudald Carbonell, la primera vez que nos reunimos en su casa, me dijo dos cosas que me han acompañado desde que empecé a escribir la novela. Una, no hemos evolucionado tanto como creemos. Y dos, la única cosa que nos separa de estos hombres y mujeres es la tecnología. El motor de sus vidas es exactamente el mismo que el de las nuestras. Tenemos las mismas frustraciones, los mismos problemas, las mismas ilusiones, las mismas motivaciones,... Lo que cambia es el modo de afrontar estos problemas o generar estas ilusiones porque la tecnología ha cambiado nuestras vidas.
M.G.- Esa es la impresión que se tiene al leer el libro, sí. Y me estás hablando de que el protagonista principal, Ynatsé, tiene que emprender un viaje pero para los que no hayan leído el libro Martí, ¿por qué es un héroe?
Martí G.- Es un héroe por accidente porque para mí un héroe es una persona normal y corriente pero que, sin poseer un coraje especial ni ser nada del otro mundo, es capaz de aceptar el reto que le ponen delante y hacerlo por el bien de los demás. En este caso, Ynatsé, animado por el chamán de su tribu, emprende un viaje para encontrar una cura al mal que ajena al poblado.
M.G.- Ynatsé es muy joven, ¿no?
Martí G.- Sí, unos veinte años. Piensa que la esperanza de vida en aquellos años está situada en torno a los cuarenta o cuarenta y cinco años. Y los ancianos de la tribu tenían como mucho cincuenta años. Con veinte años ya eres un hombre hecho y derecho. E Ynatsé es un héroe porque se le plantea este reto y lo acepta, se sacrifica por el bien común. Alguno de los valores que recoge la novela, que no tienen por qué ser exclusivamente neolíticos, sino que son inherentes de nuestra especie, deberíamos recuperarlos. Él es un héroe pero también hay una heroína porque hay una mujer, Aynires, que tiene un papel importante en la tribu.