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viernes, 27 de noviembre de 2020

CORONAVIRUS. HISTORIAS REALES EN PRIMERA LÍNEA DE BATALLA de Enfermera en apuros

Editorial: Zenith
Fecha publicación: Octubre, 2020
Precio: 15,95 €
Género: Novela gráfica
Nº Páginas: 176
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788408232810
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Ana Polegre (29 años, Tenerife) es la creadora de Enfermera en apuros. Ilustrando y dando visibilidad a la Enfermería y al resto de sanitarios desde 2014, vuelve tras su primer libro Enfermera en apuros. La que elige el tamaño de la aguja (2015, Zenith) para mostrarnos la realidad vivida por el colectivo durante una de las mayores crisis mundiales hasta la fecha: el COVID-19 (coronavirus).

Enfermera de profesión, dedica todo su tiempo, junto a su equipo, a diseñar y crear productos y soluciones originales, bonitos pero sobretodo, útiles, para sus compañeros sanitarios.

Además, no para de narrar las aventuras y desventuras de la Enfermería en sus redes sociales.

Sinopsis

Este libro contiene verdad.

Contiene historias impactantes, desgarradoras, emocionantes y muy, pero muy, reales que han vivido las enfermeras y todo el personal sanitario durante la crisis del COVID-19.

Porque puede que no sepas todo lo que pasó.

Puede que no conozcas, o que la leerlas te veas reflejado. Lo importante es que te des cuenta de que lo que pasaste tú, o pasó tu familiar o amigo, también lo pasaron otros.

Pero, sobre todo, este libro pretende darle voz a todos aquellos sanitarios que lo han dado todo por nosotros y que ahora necesitan y merecen ser escuchados.

Este libro está narrado desde primera línea de batalla.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Lo comentaba hace unas semanas por Instagram. No me canso de leer libros sobre lo que estamos viviendo, especialmente si contienen testimonios, reflexiones, anécdotas y vivencias, que nos ayuden a entender la magnitud de la situación en la que estamos inmersos y nos permitan poner cara a todas esas personas que están en primera línea de batalla. Coronavirus. Historias reales en primera línea de batalla de Ana Polegre o, lo que es lo mismo, de Enfermera en apuros, ha sido otra incursión más en el universo coronavirus. Este volumen se centra en nombres concretos, todos ellos pertenecientes al sector sanitario, y por eso vamos a conocer a Sarita, enfermera de la UCI; a Andrea, enfermera del Servicio de Enfermedades Infecciosas; a Verónica, enfermera en una planta COVID-19; o Irene, enfermera en una residencia de ancianos.

Todas estas personas, y muchas más (un total de cuarenta y cuatro) nos cuentan lo que ha sido para ellos estar a pie del cañón, con turnos interminables, haciendo lo que podían con los escasos recursos de que disponían. Todos conocemos la precaria situación en la que se encontraban, haciendo frente a un enemigo del que se sabía poco y contra el que luchaban sin apenas material de protección. Se vieron obligados a reutilizar mascarillas y a alargar la vida útil de las batas esterilizadas. Todo el mundo recordará las famosas fotos de sanitarios envueltos en bolsas de basuras, ¿verdad? Por no hablar de las mascarillas defectuosas o de las que desaparecían de la noche a la mañana, fruto de la insolidaridad y del mal civismo de unos desaprensivos, a los que no les importaba la situación en la que dejaban al resto de compañeros. 

En este libro se habla de sanitarios a los que la declaración del estado de alarma los pilló fuera de España, bien de vacaciones con sus familias, o bien estudiando en otros países. No dudaron en regresar para ponerse al frente. Había que estar donde había que estar, incluso si eso lo obligaba a cambiar de domicilio para evitar contagiar a los suyos. A través de diversos testimonios, nos asomaremos a la peculiar relación que se forjó entre paciente y sanitario. Médicos, enfermeros y auxiliares de enfermería eran la única familia que tenían los pacientes ingresados, las únicas manos a las que se podían aferrar. Marina, enfermera de una planta COVID-19, nunca olvidará a J., del que se tuvo que despedir, sin que pudiera hacer más nada por salvarle la vida.


«Entrar en una habitación y que el paciente solo pueda ver unos ojos un tanto achinados debajo de todo el disfraz, unas gafas empañadas por el calor y el agobio del traje y solo poder transmitirle paz y tranquilidad con tus palabras es duro, muy duro.

La sensación de deshumanización y frialdad que invade la habitación hace que intentes sacar fuerzas de donde sea para transmitirle que no está solo, cuando en realidad quieres llorar y te invade la tristeza». [pág. 26]


Por atender a todas las personas contagiadas, fueron muchísimos los sanitarios que, a su vez, se contagiaron y un porcentaje nada desdeñable perdió también la vida. Ellos no solo ponían en riesgo su salud, sino también la de las personas con las que convivían. Por eso, como dije antes, muchos optaron por cambiar de domicilio y alejarse de sus familias, de sus padres, parejas e hijos durante unos cuantos meses. A pesar de las precauciones, un bueno número de ellos acabaron en la UCI, y para cubrir las bajas hubo que incorporar al servicio activo a personal que todavía no había acabado la carrera o poner en puestos delicados a sanitarios que acaban de terminar sus estudios. En algunos de los testimonios que se recoge en el libro se habla de la inseguridad que muchos sintieron, de las dudas que le asaltaron, de las preocupaciones. ¿Lo estaré haciendo bien?, se preguntaban muchos. Tenían que seguir unos protocolos de actuación muy precisos y cualquier despiste podía conducir al contagio. La situación era de sumo estrés. Tanto es así que Irene y Laura, trabajadoras en una residencia de ancianos, lo pasaron realmente mal. La primera sufrió severos ataques de ansiedad porque se sentía totalmente desbordada. La segunda, fisioterapeuta de profesión, acabó realizando labores de enfermería porque todas las manos eran pocas a la hora de atender a los residentes.

Pero, entre estas páginas también se habla de la solidaridad, de todas esas personas que, a nivel individual, echaron una mano, confeccionando mascarillas cuando el desabastecimiento de material de protección en los hospitales era una realidad difícil de entender. Y también dieron un paso al frente algunas empresas, que hicieron donaciones y fabricaron objetos tan sencillos y necesarios como los salvaorejas, -¿sabías que muchos sanitarios han sufrido úlceras detrás de sus orejas por el roce de las cintas de sujeción de las mascarillas?-, por no hablar de los respiradores o de las pantallas de protección. 

Y mientras unos se dejaban la piel en la batalla, el resto nos asomábamos a las ocho de la tarde para aplaudir, pensando que esta enfermedad afectaba solo a personas mayores o con patologías. Sin embargo, Natalia, que por arrimar el hombro trabajaba en dos hospitales distintos, nos cuenta su experiencia con Alberto, un joven de 38 años que acabó intubado en la UCI. Con cuatro pinceladas esta enfermera nos relata la evolución de su paciente -evolución a peor-, y su relato encoge el corazón. 

La población general jamás olvidará el año 2020. A todos nos ha marcado lo que hemos y estamos viviendo. A nivel psicológico estoy segura de que esta pandemia nos pasará factura. Con más razón aún a los sanitarios, cuyos ojos han visto de todo, y se han tenido que enfrentar constantemente a la muerte de sus pacientes en circunstancias lastimosas. A ellos, a los que atendieron a tantas y tantas personas -y lo siguen haciendo-, no solo les quedará una huella interna. También la pandemia les ha dejado marcas externas, heridas provocadas por las gafas de protección o por las mascarillas. Y aun así, con el desgaste, el machaque emocional, el cansancio,... todavía tuvieron que soportar la poca empatía de ciertos ciudadanos, vecinos que los invitaban amablemente a abandonar el inmueble en el que residían. El desprecio, la intolerancia, la falta de empatía de unos cuantos fue la moneda con la que pagaron a estos profesionales que se jugaban la vida cada día. No me extraña que Laura, otra enfermera que aparece en este volumen, diga que ha perdido la confianza en el ser humano. Ya se ha demostrado con hechos que no nos hemos vuelto mejores personas.

[Fuente: https://shop.enfermeraenapuros.com/


Pero de todos los testimonios que se ofrecen en el libro, algunos de ellos me han resultado especialmente llamativos y dolorosos. Me sorprendió que Verónica comentara que, inicialmente, no les dejaban dar información a los familiares por teléfono. También es desgarrador lo que nos cuenta Estefanía, en cuyo hospital se habilitó una zona para los pacientes pre-exitus, es decir para aquellos que estaban próximos a fallecer, y que ni siquiera eran «candidatos a la UCI». Esa era la realidad. Mucho se habló de la criba que se hacía entre los enfermos. Al principio, yo pensaba que no sería más que una información falsa pero aquí tenéis a esta enfermera, que lo dice bien clarito. El testimonio de Estefanía ha sido el que más consternación me ha producido. Y de igual modo, me zarandeó lo que nos cuenta Sheila, enfermera de una residencia de ancianos: «Ver cómo el 061 se negaba a derivar a un abuelito a una UCI por no cumplir los criterios, como, por ejemplo, tener un deterioro cognitivo leve [...] Tener que tragarte las lágrimas y llamar a la familia (porque no siempre había un médico) y darle la noticia era algo que te encogía el corazón y, muchas veces, era imposible no hundirte con ellos al otro lado del teléfono». 

Y, aunque todo suene a espíritu de sacrificio, a valor, arrojo y coraje, también podéis encontrar en este libro algún testimonio que hablará de todo lo contrario, de la incapacidad para luchar codo con codo con otros compañeros. Ana confiesa que ella no pudo, que decidió no unirse a la causa. Y a mí me ha parecido un testimonio valiente y sincero. Los sanitarios son personas, y tienen miedos, dudas, temores, y también familia. Esto no tiene nada que ver con la vocación. Esto es sencillamente naturaleza humana. Y creo que, si tan admirable es la confesión de una enfermera que dice haber doblado turnos, asfixiarse dentro de los EPIS, sufrir el virus en su propia piel, o contagiar a sus familiares, también lo es el de Ana, que optó por retirarse y dejar su espacio a otros compañeros. 

En cuanto a las ilustraciones, están realizadas por la propia Ana Polegre, y  muestran el día a día de los sanitarios durante aquellos primeros meses. Son imágenes, en cierto modo, alegres, realizadas con tonos pastel. Le pregunté a la autora en la entrevista que le realicé en su día (puedes leer la entrevista aquí) si con esa paleta cromática pretendía restar algo de dramatismo a las historias que se recogían entre aquellas páginas. Me respondió que: «...es la gama cromática distintiva de la marca. Enfermera en apuros es alegría en medio del caos».

Estructurada en siete capítulos (Primeros síntomas, Todo se fue al meconio, Aprendiendo a todo correr, Mala gestión de la crisis, Más de 50.000 sanitarios infectados, Por eso elegí esta profesión y Los verdaderos supérheroes), el libro está escrito en primera persona, a través de los distintos sanitarios que han prestado su voz, para hablar sobre lo que se han tenido que enfrentar, y para defender su profesión, porque no se les ha valorado lo suficiente. Y todavía hoy, hay gente desaprensiva que sigue sin valorar los que estos profesionales hacen. Por eso, para concienciar, para abrir los ojos, para conocer, para apoyar es necesario este tipo de libros, un volumen que nos acerca a esa primera línea de batalla en la que todavía hoy, los sanitarios de este país se están jugando el tipo. 


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:




jueves, 12 de noviembre de 2020

ANA POLEGRE: 'Este es un libro muy fácil de leer pero muy difícil de digerir'

Sé que lo que estamos viviendo me va a pasar factura. Lo tengo muy claro. Soportar, de esta forma tan dilatada en el tiempo, la incertidumbre, el miedo, la inseguridad, el dolor o la tristeza es como una gota malaya, que va horadando mi cerebro día a día. Por eso la lectura es tan importante, aunque no sienta muchas ganas de leer. Y por eso es también importante leer sobre lo que nos está ocurriendo. Conocer otras experiencias, saber cómo otras personas se están enfrentando a estos tiempos, es luchar contra todo aquello que nos deja paralizados. Así que, últimamente, estoy prestando mucha atención a todo lo que se publica en relación con el coronavirus. Hay un sector de la población que tiene mucho que contar. Son todas esas personas que están en primera línea de batalla y a las que hay que dar voz. Es lo que ha hecho Ana Polegre, o lo que es lo mismo, Enfermera en apuros. Esta joven tinerfeña de 29 años acaba de publicar su segundo volumen ilustrado, Coronavirus. Historias reales en primera línea de batalla, y sobre él hemos hablado, vía mail, hace unos días.

@Ana Polegre

Marisa G.- Ana, en la biografía se dice que dedicas todo tu tiempo, junto a tu equipo, a diseñar y crear productos y soluciones originales, bonitos pero sobre todo, útiles, para tus compañeros sanitarios. Aclárame un poco más esto porque siento curiosidad.

Ana P.- Enfermera en apuros es una marca de productos para enfermeros y sanitarios nacida en 2014 (shop.enfermeraenapuros.com). Desde entonces, damos visibilidad a la enfermería y además, la nutrimos de productos especiales para ellos. Poco a poco hemos ido abriendo la gama a más profesiones sanitarias. Nuestra última nueva línea, Technical, es ideal para muchos profesionales de otros sectores ajenos a la sanidad. 

M.G.- ¿Cómo surge el personaje de Enfermera en apuros?

A.P.- Surge en 2014 tras realizar el EIR. Necesitaba soltar toda la tensión que tenía dentro tras la preparación y contar todo lo que me estaba pasando en mis primeros contratos. Así nace el blog, que luego se convirtió en tienda online y ahora en marca.

M.G.- ¿Qué quieres mostrar a los lectores con este libro?

A.P.- La auténtica realidad que han vivido todos los compañeros. Hay tanta información en RRSS y medios tradicionales que ya no se sabe qué es real y qué no. Estas son historias reales. Si quieren conocer lo que pasó y sigue pasando, es ideal que lo lean.

M.G.- Este volumen recoge muchísimos testimonios, pequeñas anécdotas de compañeros. ¿Con cuántas personas has tenido que hablar para escribir este libro? ¿Y a través de qué medios lo has hecho?

A.P.- Son más de 100 historias reales que hemos ido recabando a través de una plataforma personalizada. Los compañeros podrían sentirse libres de narrarnos con tranquilidad su desgarradora experiencia. Por mi parte, las he ordenado dando forma en el tiempo y por supuesto, las he ilustrado con todo mi cariño. Este es un libro muy fácil de leer pero muy difícil de digerir. Hay mucha emoción dentro.

M.G.- ¿Cuáles son los testimonios que más destacarías?

A.P.- Personalmente la primera parte es la que más me toca el corazón. Los primeros momentos, las primeras incertidumbres, las informaciones contradictorias, el miedo… Es por eso que el primer y segundo capítulo son muy importantes.

M.G.- Hay declaraciones que me han sorprendido mucho. Compañeros que se quejan de la escasez de protocolos, de recursos, de gestión. En este sentido, tu libro también se puede entender cómo un libro-denuncia.

A.P.- Por supuesto, muestro la realidad. Con todo lo que eso conlleva, que es mucho. Si los lectores quieren descubrir como las enfermeras y demás sanitarios han hecho frente a este pandemia de verdad, es ideal que ojeen sus páginas.




M.G.- Hubo mucha polémica con respecto a las instrucciones dadas desee Sanidad, para no derivar a ancianos de las residencias a los hospitales. Yo me negaba a creerlo hasta que he leído un testimonio en tu libro, que habla precisamente de esto. ¿Cómo se gestiona emocionalmente algo así? 

A.P.- Es difícil, hemos visto muchas injusticias en todos los sectores y servicios. Hay muchas cosas que deberían haberse hecho de forma diferente.

M.G.- Por otro lado, también sabemos que hubo una oleada de solidaridad y apoyo por parte de sanitarios jubilados, que decidieron echar una mano. No obstante, también hay un testimonio en el libro que dice justo lo contrario, una enfermera que decidió no ir al frente. Me ha parecido un testimonio muy valiente, aunque desconozco si es fácil para el resto de compañeros aceptar una decisión así. ¿Cómo lo ves?

A.P.- Los enfermeros y sanitarios no dejan de ser personas. Personas increíbles y valientes, pero personas. Cada uno tiene su historia, sus circunstancias, y es totalmente lícito lo que cada uno de ellos ha decidido. No somos quién para juzgar. Todos hemos hecho lo que hemos podido dentro de nuestras capacidades.

M.G.- También, cuando pensamos en el riesgo que corre el personal sanitario, tendemos a pensar en aquellos que trabajan en los hospitales, pero hay otros lugares donde también corren riesgo. Un punto de vista muy interesante es el que aporta una compañera, trabajadora de una clínica dental.

A.P.- Todos los que han estado expuestos a personas, han estado expuestos al virus. Trabajadores sanitarios y no sanitarios. Me parecía importante dar voz a todos. Todos hemos pasado miedo.

M.G.- Habrá enfermeras/os que estén en mayor o menor contacto con la muerte pero imagino que, bajo ningún concepto, estabais preparados emocionalmente para algo así, ¿verdad?

A.P.- Efectivamente, todos estamos en contacto con esta parte de la vida, pero lo que hemos visto estos meses ha sido muy duro. Tanto la muerte en sí como la forma de morir de muchos de ellos. La soledad a la que se enfrentaban en sus últimos días de vida nos partía el alma y lo poco que podíamos confortar con nuestros EPIs, ha terminado por pasar factura psicológica a muchos.

M.G.- ¿Las ilustraciones las has realizado tú?

A.P.- Sí, yo soy la ilustradora de Enfermera en apuros y por tanto de mis libros.

M.G.- Son ilustraciones realizadas con colores pastel que siempre dan un toque alegre. Imagino que, en cierto modo, es una forma de restar algo de dramatismo a todo lo que contiene el libro, ¿no?

A.P.- Realmente es la gama cromática distintiva de la marca. Enfermera en apuros es alegría en medio del caos.

M.G.- Hay otros profesionales de tu sector que también han empleado la literatura y la ilustración para dar visibilidad al mundo de la enfermería. Me gustaría saber si también lees a esos compañeros.

A.P.- Intento leer todo lo que puedo pero desafortunadamente, con una empresa como Enfermera en apuros, tengo menos tiempo del que me gustaría para ello.

M.G.- Gracias Ana por esta entrevista y muchas gracias también por lo que estáis haciendo.

A.P.- Gracias.


Sinopsis: Este libro contiene verdad. Contiene historias impactantes, desgarradoras, emocionantes y muy, pero muy, reales que han vivido las enfermeras y todo el personal sanitario durante la crisis del COVID-19.

Porque puede que no sepas todo lo que pasó. Puede que no las conozcas, o que al leerlas te veas reflejado. Lo importante es que te des cuenta de que lo que pasaste tú, o pasó tu familiar o amigo, también lo pasaron otros.

Pero, sobre todo, este libro pretende darle voz a todos los sanitarios que lo han dado todo por nosotros y que ahora necesitan y merecen ser escuchados. 

Este libro está narrado desde la primera línea de batalla.

jueves, 14 de noviembre de 2019

JAVIER IRIONDO: 'Tu voz interior es la que determina la calidad de tu vida'

Javier Iriondo fue deportista de élite en Estados Unidos. Posteriormente se dedicó al marketing y al desarrollo personal, impartiendo conferencias por todo el mundo. Con una vida que se dio la vuelta muchas veces, decidió volcar su aprendizaje en historias que podían ayudar a otras personas. Así vio la luz su primer libro, Donde tus sueños te lleven, que se convirtió en un súper ventas. Recientemente acaba de publicar La vida te está esperando, y sobre esta nueva novela estuvimos hablando con él hace unas semanas, en Sevilla. 

Marisa G.- Javier, de deportista de élite, a conferenciante y posteriormente a escritor. ¿Cómo se produce ese salto?

Javier I.- La vida me ha dado muchos bofetones. Llegué a Estados Unidos con veinte años, cuando me ficharon para jugar como deportista profesional. Tenía una larga carrera por delante, pero solo duró ocho meses. Me vi envuelto en una huelga larguísima que fue inscrita en el libro Guinness. Acabé hundido en la miseria, con problemas de alcohol y muchas otras cosas, como le ocurrió a otras tantas personas. Perdí el norte, la esperanza y casi mi vida, porque a punto estuve de cometer una locura. Por suerte, encontré a una persona, un auténtico sabio, un ex jugador de fútbol americano del que aprendí mucho. Se me presentó la oportunidad de cambiar, de dejar el deporte profesional,  y adentrarme en el mundo del marketing. Pero tenía un gran problema. Necesitaba conquistar mi mente porque se había convertido en mi enemigo más cruel. Leí muchísimo en aquella época, algo que no había hecho nunca, y convertí mi pasado en experiencias de superación. A pesar de lo hundido que estaba, seguía teniendo iniciativa, energía y conseguí cosas increíbles. A partir de ahí empezaron a invitarme a dar conferencias, de marketing, de psicología, de motivación, de superación. De no tener nada, conseguí tenerlo todo. Me iba de maravilla, pero me metí en un proyecto de inversiones en Brasil y volví a perderlo todo de nuevo. Fue entonces cuando eché la vista atrás y sentí que tenía una historia que contar. Yo no sé escribir, pero me habían pasado tantas cosas que creía que debía compartirlo, así que escribí un libro muy visceral y sincero que, inicialmente, sirvió para curarme a mí mismo. De aquel primer libro se han lanzado más de treinta ediciones, se han vendido ciento treinta mil ejemplares, es un libro recomendado por algunos psicólogos e incluso hay gente que se ha tatuado el título. Me di cuenta que, cuando buscas la plenitud, lo único que debes hacer es dar. Yo lo entendí después de que la vida me diera muchas hostias, por eso digo que me he convertido en un catedrático de hostiología. La vida es una universidad en la que nunca te gradúas. 

M.G.- Pero tú sigues dando conferencias, ¿no?

J.I.- Sí, ayer mismo en Huelva.

M.G.- Participas en el proyecto Mentes Expertas. Me gustaría que me contaras un poco en qué consiste, si contáis vuestras experiencias para ayudar a los demás,...

J.I.- Hay distintos tipos de ponentes. Algunos hablan de su profesión, como Mar Romera, que es una de las personas más expertas en educación del país, y luego está también Pedro García Aguado, que cuenta su experiencia. Son conferencias que antes se hacían en empresas, y ahora están abiertas a todo tipo de público, con lo que tienes un público muy diverso, y cada uno se lleva aquello que está buscando. 

Estas conferencias son para mí un momento para parar, respirar en silencio y reflexionar sobre la vida. Vamos a tal velocidad, que la vida se convierte en una auténtica locura. 

M.G.- ¿Por qué a veces necesitamos que una tercera persona nos abra los ojos para reaccionar? Yo creo que hay cosas que interiormente sabemos, pero no lo queremos ver.

J.I.- A veces sí y a veces no. La mayoría sabemos demasiado pero es que estamos tan ocupados, que no nos damos tiempo para parar y reflexionar sobre lo que verdaderamente importa. La mayor parte de nuestra vida estamos entretenidos con cosas triviales o preocupados por lo que pensamos que son problemas, hasta que llega un problema de verdad. 

M.G.- En las primeras páginas, leemos que este libro existe gracias a la inspiración de muchas personas. ¿En qué medida te han influenciado esas personas para volcarte en este libro?

J.I.- Cuando estaba escribiendo, me entraron dudas. Esto es algo muy habitual que nos pasa a todos, en todos los ámbitos. Sabía que tenía algo que contar pero ¿quién soy yo para escribir todo esto? Sin embargo, al echar un vistazo a los miles de mensajes que me llegan, dándome las gracias, mensajes de gente que te cuenta historias terribles, a las que, en cierto modo, has ayudado con tu testimonio, te das cuenta que la realidad supera la ficción. Gente que te pide que no dejes de escribir. ¿Hay algo que te puede llenar más que eso? La plenitud requiere que te alejes de tu camino, que te olvides de ti, para ayudar a otros.  Yo sé lo que es sufrir y cuando has sufrido, no puedes ver el sufrimiento de los demás, no puedes quedarte sin hacer nada. Si tienes la capacidad de tocar a alguien con tu ayuda, al final se ilumina más la tuya. Pero estamos todo el día pensando en el yo, en impresionar, y ese es el gran drama del ser humano, en ser incapaz de dejar de pensar en sí mismo.

M.G.- 'La vida te está esperando' resume la vida de Sofía. Cuéntame un poco qué puede el lector encontrar en esta historia.

J.I.- En realidad, la historia de Sofía es la historia de cada uno de nosotros en cualquier momento de nuestra vida. El libro es una ventana, a través de la cual puedes ver tu propia vida e identificarte con el personaje. Vas a comprender cosas de ti que no has comprendido hasta ahora, y te vas a dar cuenta de que, lo que te pasa a ti, le pasa a todo el mundo. 

La historia de Sofía es la de una mujer que tiene una vida digna, correcta, con un buen trabajo, y una relación sentimental, pero a pesar de que todo está bien exteriormente, interiormente siente que falta algo. Sofía no es capaz de disfrutar del presente, y siempre tiene una preocupación por el futuro. Y llega un momento en el que viaja a Mallorca para dar una conferencia sobre marketing digital. La tarde está preciosa, todo es idílico, se asoma a la ventana de su suite frente al mar, pero inmediatamente se dispone a revisar los apuntes para su conferencia porque está muy nerviosa. Sin embargo, se queda dormida y al rato despierta sobresaltada. El tiempo ha cambiado radicalmente. Del sol de la tarde, el día se ha vuelto lluvioso, un temporal tremendo, que parece el fin del mundo. Ese cambio de tiempo es una metáfora. A veces te acuestas con tu vida en orden y te levantas al día siguiente con todo patas arriba, has perdido la confianza, te sacuden los miedos, las dudas, la angustia, la preocupación. Esto nos pasa a todos. Somos una noria emocional. Sofía bajará a dar la conferencia toda nerviosa y ¡pum!, pierde el conocimiento y se despierta en un hospital. Por suerte, su compañera de habitación será una mujer dulce, Maya, con la que empieza a hablar de la vida. Maya la ayudará a afrontar lo que será algo mucho más grave que un mareo por tensión y ansiedad. Sofía tiene que enfrentarse a la posibilidad de que su vida se acabe en pocos meses.


M.G.- A la par que has escrito la historia de Sofía, también viviste un episodio complicado.

J.I.- Sí. El destino, con su cachondo sentido del humor, solapó mi vida con la de Sofía. Estuve tomando notas sobre el libro durante dos años, doscientas páginas de ideas, de la historia, de las reacciones de los personajes. Y empiezo a escribir la historia, que tenía en mi cabeza. Justo cuando tenía que describir la reacción de Sofía al recibir la mala noticia, siento una molestia en un testículo. Al principio no le hice caso pero aquello fue a más, tenía la zona inflamada, así que me fui a urgencias y me dijeron que tenía un tumor. Me hicieron pruebas y vieron que tenía unas manchas en el hígado. Me tuvieron que operar de manera urgente. Fue un shock pero me lo tomé con calma porque había procesado toda la vivencia del personaje. Al día siguiente de recibir el diagnóstico, tuve uno de los días más tranquilos de mi vida, de una paz absoluta. Me levanté muy temprano, me preparé mi café, me senté en la terraza, a mirar el cielo, las nubes, los pájaros,... El mundo se paró por completo. Todas las preocupaciones del futuro habían desaparecido, porque yo no tenía claro si ese futuro iba a llegar para mí. Era presente puro y duro. Nada te atrae más al ahora que saber que tu vida se puede acabar. Es entonces cuando te das cuenta de lo que importa realmente y te arrepientes de los abrazos no dados, de las llamadas no hechas, de los 'te quiero' no dichos. La cercana muerte te puede despertar la vida

M.G.- ¿Tenemos miedo a vivir? Ocurre que, cuanto todo nos va muy bien y la vida nos sonríe, estamos constantemente temiendo un golpe de gracia.

J.I.- Es que nos pasamos la vida buscando la seguridad antes de poder disfrutar. Para poder ser feliz, creemos que tenemos que tener el futuro asegurado porque, de otro modo, no podemos vivir tranquilos el presente. Nos invaden los miedos, no nos atrevemos a invocarlos, a hablar de ellos, porque pensamos que solo los sufrimos nosotros, y no es así. Necesitamos abrirnos, quitarnos la coraza, dejar de lado las apariencias y tener conversaciones de verdad. Porque esa es otra. Necesitamos apartarnos de tanta pantalla y hablar de verdad, mirarnos, tocarnos,... La tecnología es maravillosa si la usas correctamente y si no, eres víctima de la tecnología. 

M.G.- En la novela se habla del okupa que todos llevamos dentro que nos amarga la vida.

J.I.- Sí, así es. Ese okupa es la voz del ego. Creo que todo el mundo tiene la sensación de que, en algún momento de su vida, alguien se infiltró en su cabeza. Es una voz que no se calla ni debajo del agua, es un monólogo constante que secuestra nuestra atención. Tu voz interior es la que determina la calidad de tu vida. A veces tengo la sensación de que, dentro de mí, vive un preocupador profesional, un contador de historias de terror, que siempre está preocupado por el futuro y que nunca jamás te deja descansar. Nos pasamos la vida pensando, sin darnos cuenta de que estamos pensando. Así que, ya que vas a pasar el resto de tu vida con el okupa, ¿qué tal si llegamos a un acuerdo para que nos trate un poco mejor? Porque esa voz debería ser una voz amiga, amable, dulce y cariñosa, que nos calmara. Sin embargo, hoy en día la mente se ha convertido en un brutal enemigo. 

M.G.- En cuanto a los personajes, has hablado de Sofía y de Maya. No obstante, hay un tercer personaje, Nacho. 

J.I.- Sí, un personaje real. Le conté parte de la historia a una amiga y ella me dijo que conocía a Nacho, a alguien que era igual que el personaje. Y me lo presentó en Zaragoza. Nacho es un enfermero de quirófano infantil, es un hombre entrañable, con una luz espectacular, y que en sus ratos libres, se pasa el día con los niños que tienen cáncer. Suele decir que va a visitar a sus niños, incluso en vacaciones o días libres, porque ha perdido a muchos y estos niños le enseñan un montón. Nacho es un héroe anónimo, que nadie conoce, el héroe sin capa, sin ningún poder especial,... Su súper poder es hacer sonreír a cualquier persona en el momento más dramático. Y me enseñó algo importantísimo, que los niños solo se quejan cuando les duele. Si a los adultos nos dan una mala noticia, empezamos a rumiarlo y ya no lo soltamos, sin parar de quejarnos.

M.G.- El prólogo es de Víctor Kuppers. Él dice varias cosas muy interesantes. Una de ellas, que valoramos más la inteligencia que la bondad. Esto me llamó mucho la atención porque las dos cualidades son importantes.

J.I.- Sí, pero ser inteligente es un don. Ser bondadoso suele requerir un esfuerzo y un trabajo. No es genético y vas a tener que trabajarlo. 

M.G.- De acuerdo, Javier. Tomo nota de todo lo que me has dicho. Muchas gracias por este momento.

J.I.- Gracias a ti. 


Sinopsis: Sofía es una mujer de mediana edad dedicada intensamente a su vida profesional. Tras sufrir un desmayo frente a un gran grupo de personas cuando iba a empezar su intervención en un evento público, debe ser ingresada en el hospital. Al día siguiente, le comunican una terrible noticia. 

A partir de ese momento, Sofía inicia un camino de transformación personal y lo que en un principio es una noticia trágica se convierte en una lección de vida en la que todo su mundo cobra un nuevo sentido. 

A través de las conversaciones con Maya, su sabia y dulce compañera de habitación, Sofía transformará la visión de su vida aprendiendo a deshacerse de sus miedos y a concentrarse en lo verdaderamente importante. Su temor por el futuro desaparece por completo y de pronto el presente se le revela como la única fuente de plenitud. 

Para poder comunicar todo lo que esta experiencia le ha transmitido, decide organizar una fiesta de despedida para todos sus amigos, a quienes, en su carta de invitación, les hará tres peticiones muy especiales. 

Con el estilo profundo y emotivo al que Javier Iriondo nos tiene acostumbrados, esta novela llena de sensibilidad nos enfrenta a nosotros mismos, nos revela afectos fundamentales de la vida y cómo nuestros miedos y expectativas nos impiden disfrutar de lo único que tenemos: el presente.

Puedes empezar a leer aquí


martes, 30 de julio de 2019

MIREN JAURNE: 'Nunca hay que tirar la toalla porque no sabes cómo será el próximo capítulo de tu vida'

Miren Jaurne, más conocida como Mimi XXL en redes sociales, publica La Venus que rompió el espejo, a través de la editorial Zenith. Se trata de un libro testimonial en el que la joven, cuenta su experiencia, sus problemas de juventud a causa de su físico, su inseguridad, sus miedos, los episodios de bullying que sufrió,... todo un rosario de situaciones que la hundieron en un pozo y del que ha sabido salir más fortalecida. Con esta Venus, Miren quiere ayudar a otras personas que han pasado o están pasando por las mismas situaciones que vivió ella. Ese es el propósito fundamental del libro. Así nos lo contó en la entrevista que pudimos hacerle hace unas cuantas semanas. 

Fuente: Instagram Miren Jaurne
Marisa G.- ¿Quién es Miren hoy y qué la diferencia de la Miren de hace unos años?

Miren J.- Miren era una chica que creció siendo diferente por su aspecto físico, que pasó por ciertas situaciones complicadas, que un día se abrió un canal de Youtube y empezó a lanzar el mensaje que le hubiera gustado escuchar cuando era más joven. De ahí, nace el crecimiento en redes sociales, nace el libro y a día de hoy soy la persona que me hubiera gustado ser y en la que nunca pensé que podría convertirme.

M.G.- ¿Pero esa transformación se la debes de alguna manera a ese canal de Youtube?

M.J.- No, en su totalidad, aunque es verdad que a raíz del canal he ido superando otros complejos. Cuando abrí el canal, mi salud mental ya estaba muy restablecida. De todos modos, a fuerza de verme en los vídeos, de pasarme horas editando, he ido asimilando ciertos aspectos de mi imagen que antes no apreciaba o no me terminaban de gustar. 

M.G.- Al verte desde fuera te reconcilias contigo misma, ¿es eso?

M.J.- Sí, efectivamente.

M.G.- Entiendo. Miren, ¿y la idea del libro cómo surge? No sé si es una idea que tú tienes y la lanzas a una editorial o al revés.

M.J.- Fue justo al revés. Gracias a la presencia en redes, la editorial contactó conmigo. Ellos vieron el vídeo que tengo en mi canal sobre mi historia de bullying y me escribieron para proponerme hacer algo. Andaban buscando lanzar libros que cubrieran esa temática. 

M.G.- ¿Y cómo te lo tomaste?

M.J.- Si no llega a ser porque el mail que recibí venía de @planeta, ni me lo hubiera creído. Me puse a llorar de alegría. A pesar de que fue algo fortuito, he escrito toda mi vida. Tengo formación en redacción de guiones de cine y televisión, y era el sueño de mi vida. Así que encontrarme esta oportunidad en la puerta de mi casa, ya te puedes imaginar.

M.G.- ¿Cuánto tiempo has tardado en escribir el libro?

M.J.- Un año aproximadamente.

M.G.- Pues 'La Venus que rompió el espejo' se inicia con el prólogo de Penny JayG, otra youtuber. Me gusta algo que ella dice, que este libro está escrito por ti, ni por un señor o una señora que no te conoce. Y es mucha gente opina que libros como el tuyo no están escritos por el autor. 

M.J.- Eso será en algunos casos pero no en el mío. Este libro lo he escrito yo, tiene mi forma de hablar, mis expresiones, mi deje. Muchos seguidores de las redes que lo han leído, me han comentado que han sentido como si estuvieran en una habitación hablando conmigo. Siendo mi historia, tenía que contarla yo y con mis propias palabras. 

M.G.- En el libro narras tu episodio de bullying y hablas de lo mal que se portó una profesora contigo. 

M.J.- Pues sí. Aquella profesora dio el pistoletazo de salida y dio a pie a que otros compañeros empezaran a meterse conmigo, porque ella hacía comentarios bastante feos delante de todos los niños. El resto de profesores y la dirección del colegio hicieron oídos sordos a lo que estaba pasando, cuando resulta que ellos lo sabían, porque muchas situaciones ocurrieron delante de sus narices.

M.G.- ¿Nadie te apoyó?

M.J.- No. Me dieron una paliza bastante fuerte a la salida del colegio. Lo único que hicieron fue convocar una reunión a la que acudí con mi madre y también estuvieron presentes la niña que me pegó y su madre. Pero no hubo castigo, ni le abrieron expediente. Nada de nada. 

M.G.- Aprovechas para hacer una reflexión importante sobre el sistema educativo y el papel que juegan los profesores en este tipo de situaciones.

M.J.- Es que los profesores deben involucrarse más, proteger a los niños. Si estudias magisterio, sabes que vas a trabajar con niños pequeños, tienes que tener dotes y, como mínimo, los niños te tienen que gustar. Otra cosa no tiene sentido. 

M.G.- Hay otro episodio que pone los vellos del punta. Me refiero a la autolesión, o al 'cutting', si usamos la expresión en inglés. Me cuesta mucho comprender cómo una persona puede lesionarse como vía de escape. ¿Por qué ocurre este tipo de cosas?

M.J.- Una vez que llegó Internet a mi vida, lo pude investigar. Existen ciertos factores psicológicos para liberar endorfinas y demás. Pero en mi caso, cuando tenía el cutter delante, era como si el cuerpo me estuviera pidiendo un dolor físico para no escuchar el dolor mental. El caos en mi cabeza era tal que en el momento en el que empezó a brotar sangre de mi brazo entraba como en pausa.

M.G.- Todos estos episodios, ¿hasta qué edad se produjeron, Miren?

M.J.- La autolesión, entre los 14 o 15 hasta los 17 o 18 años. 

M.G.- De todos modos, muchos de los problemas no tenían que ver con el aspecto físico. En el libro cuentas que hacías dieta, que bajabas de peso pero te seguías sintiendo igual de mal.  

M.J.- Creo que lo que estaba pidiendo a gritos era acudir a un psicólogo. No lo hice nunca y no lo he hecho todavía. Fui encontrando diferentes formas de hacerme daño porque, si conseguía causarme un dolor mayor al que sentía por dentro, parece que todo era más tolerable. Y luego, de la  autolesión pasé a las drogas, a los trastornos alimenticios,... Fui saltando de un pozo a otro con dos únicos caminos, o me ahogaba o conseguía salvarme. En mi caso, caí tan al fondo que ya no podía bajar más. Y entonces cogí el impulso que necesitaba.

M.G.- ¿La intención del libro es contar tu experiencia para ayudar a otras personas que estén pasando por lo que te ocurrió a ti?

M.J.- Sí, espero que mi mensaje le llegue a alguien que esté pasando por lo que yo pasé y se esté planteando ahora tirar la toalla. Cuando eres un niño, y te hacen bullying, no ves más allá del colegio y piensas que tu vida va a ser siempre así. Son momentos en los que uno puede pensar que no hay nada por lo que merezca la pena seguir adelante. Es en esa gente en la que estaba pensando cuando escribí este libro. Si yo hubiera tirado la toalla con veinte años, me hubiera perdido todos los capítulos felices que ha tenido mi vida después.

M.G.- Ahora se habla mucho de una actitud positiva. ¿Cómo definirías tú el body-positive?

M.J.- Es un concepto muy abstracto pero es muy fácil de definir. Es el derecho y la obligación que tenemos todos de querernos y respetarnos, independientemente de nuestro físico. Y no hablo solo de los gordos sino también de, por ejemplo, una chica que tenga mucho pecho y que siempre ha estado escuchando comentarios, un chico pelirrojo con quien siempre se han metido, una persona muy bajita a la que siempre le han puesto un mote,... Seas como seas físicamente, te tienes que querer y tienes que seguir con tu vida y ser feliz. Eso es el body-positive.

M.G.- O personas con algún tipo de discapacidad física o intelectual.

M.J.- También.

M.G.- Y, en distintos capítulos, hablas de personas que se han portado muy mal contigo, a las que pones nombre y apellido. ¿Reales?

M.J.- No todos, algunos los he cambiado. 

M.G.- Y los reales, ¿cómo crees que se tomarán tu libro?

M.J.- Me da igual, sinceramente. De los niños que me pegaron la paliza en el colegio, no he vuelto a saber nada más desde aquel año porque cambié de centro. El resto, es que me da totalmente igual. 

M.G.- Pues otra cuestión espinosa es la familia. Sé que has tenido roces con algunos miembros, más concretamente con tu padre. ¿Cómo se sobrelleva eso? Porque, la familia es la que tienes, no hay más. 

M.J.- Los amigos se eligen y la familia te la imponen. Y con un hermano te puedes enfadar y bueno, luego haces las paces. Pero tu padre es tu padre. Lo que me vino bien fue poner tierra de por medio para depurar relaciones. Me di cuenta que viviendo con mis padres no arreglaba nada. En aquel caso, el roce no hacía el cariño sino todo lo contrario. Lo que hice fue irme de casa, poner distancia, encontrarme a mí misma, ganar en seguridad y en amor propio, y a partir de ahí, establecer unas reglas en nuestra relación. Se puede decir que hemos crecido juntos y nos hemos educado mutuamente. Mi padre es de otra generación, de otra mentalidad y, tras el libro, él me ha dicho que pensaba que me estaba empujando. Y claro que me empujaba, pero hacia abajo y no hacia arriba. 

M.G.- ¿Lo ha leído entero?

M.J.- No, pero sabe de lo que hablo. Estaba muy equivocado porque creía que con su actitud me alentaba y era justo lo contrario. 

M.G.- Pero también pides perdón a algunas personas en el libro. Gente a la que tú has hecho daño y se merecen una disculpa.

M.J.- Sí, en concreto a un ex novio. No me porté bien con él durante el tiempo que tuvimos una relación pero era porque yo no me quería. He entendido que si tú no te quieres, no te va a querer nadie. En aquella época yo no me considera digna de que me quisiera alguien y pensaba que aquel chico estaba conmigo solo para echar el rato. Infravaloré sus sentimientos y maltraté la relación o no le di la importancia que tenía. Traté la relación del mismo modo que me trataba a mí misma.

M.G.- Y también tuviste roces con personas que creías amigas pero luego te volvieron la espalda.


M.J.- Efectivamente. Hubo un poco de todo, amigas que se avergonzaban de que fuera a sitios con ellas. Así que hice lo mismo que con la familia, depurar amistades. O aportas o aparta.


M.G.- Y ahora, con la fortaleza que sientes, ¿cómo te enfrentas hoy a algún comentario despectivo?


M.J.- Hubo una época en la que sí oía insultos por la calle pero ya hace mucho tiempo que no me dicen nada. Otra cosa son las redes sociales. Por ahí sí me llegan muchos comentarios porque ya sabes que la gente se esconde en el anonimato. Afortunadamente, con el callo que yo tengo en este tema, me resbala bastante. Es complicado que algo me afecte. Tiene que ser un mal día para que un insulto me importe.


M.G.- ¿Y tú crees que vamos evolucionando, aceptando a la gente tal y como es? ¿O seguimos siendo crueles?


M.J.- Con todas las noticias que vemos hoy en día, con chavales que se están quitando la vida por temas de acoso, parece que no hemos cambiado nada pero hay que ser justos. Hace veinte años, cuando a mí me pasó todo esto, era todo muy distinto. Ahora hay mucha más variedad. Tienes el movimiento body-positive, hay chicas con curvas en revistas y pasarelas, el movimiento LGTBI y el feminismo están muy presentes. Sí, hemos cambiado algo, sí se está haciendo algo y hay impacto. Que sea suficiente o no, eso es ya otra cuestión. 


M.G.- ¿Te ha costado más escribir algún pasaje que otro?


M.J.- Pues me ha costado escribir algo que yo pensaba que tenía muy superado. Tuve una época de ansiedad social durante la veintena. El mero hecho de tener que salir a la calle me provocaba ataques de pánico. Me quedaba en mi casa a oscuras, llorando porque no lo soportaba. Eso me ha costado mucho contarlo, sin embargo, lo más alejado en el tiempo, el bullying, los desórdenes alimenticios,... todo eso lo he contado con mucha más facilidad.


M.G.- Imagino que te habrás guardado cosas para ti, ¿no?

M.J.- Hablando mal y pronto, he ido a calzón quitado. Es la única vez que voy a escribir sobre mi vida. Si la cuento, lo cuento todo. No tiene sentido guardarme cosas.

M.G.- Sé que has escrito con anterioridad aunque esta es la primera vez que publicas. ¿Veremos algo más tuyo?

M.J.- Lo que tengo guardado es ficción. De momento vamos a esperar a ver qué pasa con la Venus, vamos a darle su tiempo, y luego intentaré volver con ficción que es realmente lo que me gusta.

M.G.- ¿Y el título de dónde sale?

M.J.- Uno de mis cuadros favoritos es la 'Venus del espejo' de Velázquez. Me gusta la historia de ese cuadro. Está en la National Gallery y a principios del siglo XX, con el movimiento sufragista, una de las mujeres entró en el museo y acuchilló el cuadro, porque representaba los cánones de la belleza femenina. Pensando en el body-positive, en el feminismo, en los cánones de belleza, se me ocurrió que mi Venus, en vez de mirarse al espejo, lo iba a romper.

M.G.- Por último, ¿eres feliz ahora?

M.J.- Soy muy feliz y por eso el mensaje del libro. Lo he pensado mucho estos días que hemos estado de promo. Si me hubiera tirado por la ventana cuando tenía diecisiete años, me hubiera perdido esta felicidad. Por eso, no hay que tirar la toalla porque no sabes cómo será el próximo capítulo de tu vida.

M.G.- Es un bonito mensaje. Miren, gracias por compartir este tiempo con nosotros. Te deseo mucha suerte.

M.J.- Muchas gracias a ti. 







Ficha libro

Editorial: Zenith.
Encuadernación: Rústica con solapas.
Nº Páginas: 192
Publicación: Junio, 2019
Precio: 15,00 €
ISBN: 978-84-08-20946-1
Disponible en e-Book
Ficha completa aquí.








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