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viernes, 12 de febrero de 2021

DELPARAÍSO de Juan del Val

Editorial: Espasa
Fecha publicación:1986
Precio: 19,90
Género: Narrativa
Nº Páginas: 303
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788467061130
[Disponible en eBook y Audiolibro;
puedes empezar a leer aquí]

Autor

Juan del Val (Madrid, 1970) ha trabajado en obras (de construcción, no de teatro), en periódicos, en revistas, en radio y en televisión; director, productor, guionista y presentador, comenzó su andadura profesional en Radio Nacional de España en 1992 y desde entonces ha desempeñado su labor en TVE, Antena 3, Telecinco, Canal 9, Onda Cero y Melodía FM. En la actualidad es guionista y colaborador de El Hormiguero.

Delparaíso es su quinta novela después de Para Ana de tu muerto, Lo inevitable del amor, Parece mentira y Candela, con la que recibió el Premio Primavera de Novela en 2019.

Sinopsis

Delparaíso es un lugar seguro, vigilado las 24 horas, lujoso e inexpugnable. Sin embargo, sus muros no protegen del miedo, del amor, de la tristeza, del deseo y de la muerte. ¿Acaso tiene sentido protegerse de la vida?

Juan del Val dirige su mirada, lúcida e implacable, a este mundo tan hermético como inaccesible para construir una narración absorbente, a veces divertida y a menudo incómoda. Bajo su aparente sencillez, prácticamente en cada página el lector tendrá que enfrentarse a un dilema moral que le hará leer con el corazón en un puño.

[Información tomada directamente del ejemplar]



Esta es la cuarta novela que leo de Juan del Val, una cara televisiva y radiofónica que se inició en esto de las letras junto a su mujer, Nuria Roca. Con ella escribió Para Ana (de tu muerto) y Lo inevitable del amor. Pero en 2019 quiso dar un paso más y se lanzó al vacío en solitario. La acrobacia era doblemente arriesgada. Primero, porque se expuso como única cabeza responsable. Segundo, porque aquel Parece mentira fue un acto de valentía, que supuso desnudarse ante los demás, contando hechos muy personales de su vida. Y más tarde llegaría Candela, con el que ganó el Premio Primavera 2019, una novela sencilla, con un personaje pegado al asfalto, con sus miserias pero que intenta poner buena cara cuando hace mal tiempo. 

No nos vamos a engañar. Todos sabemos que los lectores, en general, sentimos cierta aversión a leer novelas escritas por personajes mediáticos. Hemos visto ya muchos lanzamientos tras los cuales encontramos una cara bonita, un personaje polémico, una voz de moda,... El experimento no siempre sale bien. Además no nos gustan las estrategias comerciales, esos pactos tácitos en los que se produce el quid pro quo menos interesante y más zafio del mundo editorial. Y claro, terminan pagando justos por pecadores y, al final, metemos a todos en el mismo saco. Al hilo de lo que os comento, Christian Gálvez me dijo hace unos años, y no le faltaba razón, que una cara conocida puede publicar el primer libro por ser eso, alguien conocido, pero que el segundo libro se lo tenía que ganar a pulso. Las editoriales son un negocio y, por muy conocido y famoso que seas, si tus libros no gustan y no vendes, no eres rentable para tu editorial. Así que, si Juan del Val acaba de publicar su tercera novela en solitario, será porque hay lectores a los que le gusta lo que escribe, lectores que piensan que no lo hace mal. 

Pues bien, yo me voy a lanzar a la piscina. A mí me gustan las novelas de Juan del Val. Admito que no son memorables, pero están impregnadas de realidad, y cuentan con personajes que perfectamente puedes ser tu mismo, tu pareja, tu primo o tu vecino del quinto. Las novelas de Juan del Val están llenas de vida, con sus alegrías y sus penas, con universos luminosos y otros anclados en la oscuridad, con personajes que tienen un mundo interior que no siempre corresponde con lo que muestran al exterior. Así somos todos. Y ahora, hablemos de Delparaíso.



Delparaíso es el nombre de la urbanización en la que ocurren los hechos de esta novela. Se trata de una «urba» de lujo, con casas enormes, jardines kilométricos, coches de alta gama aparcados frente a las viviendas, residentes con un nivel adquisitivo de muchos ceros, y seguridad privada. En ese lugar inalcanzable para la mayoría, y en el que a muchos nos gustaría vivir, residen las siguientes parejas, protagonistas de esta novela:

* Luis Prado y su esposa Eli. Él trabaja en un despacho de abogados junto a su cuñado Borja. Actualmente se encarga de la mayoría de los asuntos porque Borja no pasa por un buen momento. Ella trabaja en una galería de arte. Conforman una pareja de sexo rutinario y metódico. Tienen tres hijos: Cristina (adolescente), y Luis y Martina (los pequeños gemelos).

* Luca Sandovich y su esposa Lorena. Él es un futbolista rumano y famoso, pero ya retirado. Abandonó la pelota tras una lesión, cuando empezaba verdaderamente a despuntar. Ahora se dedica a la representación y a las negociaciones en los despachos. Ella no trabaja. Bueno, lo que trabaja es su cuerpo, pues se pasa los días haciendo bikram yoga y spinning, y pensando en operaciones de estética. Tienen una hija: Jimena, amiga de Cristina. 

* Sergio Goicoetxea y su esposa Yolanda. Él es empresario, dueño de una empresa de construcción que está hasta arriba de deudas. Sergio tiene grandes problemas de liquidez, y Hacienda le pisa los talones. Se asfixia y busca un respiro a través del sexo. Yolanda conoce el secreto de su marido y, desde entonces, solo puede sentir asco por él. El matrimonio duerme en habitaciones separadas. Tienen dos hijos: Alfonsito y Cayetana.

* Marcos Espinosa y su esposa Clara. Él es un investigador privado, agobiado porque la nueva vivienda en esa urbanización de lujo le va a salir por un ojo de la cara. Y más, teniendo en cuenta que a Clara, caprichosa por naturaleza, se le ha ocurrido reformarla entera. No tienen hijos porque, aunque lo intentaron, no funcionó. 

* Pablo y su esposa Gloria. Se mudaron a Delparaíso huyendo de su anterior núcleo residencial, donde sufrieron una agresión. Él es muy sociable. Ella es muy guapa. Tienen un hijo de siete años. Sabremos muy poco de sus profesiones. 

* Mayte. Setenta años, muy diferente al tipo de mujer que reside en Delparaíso. «Divorciada dos veces y viuda otra dos», fue actriz de teatro y cine. Siempre se hace acompañar por su caniche. Cuenta unas historias increíbles sobre los grandes amores que vivió de juventud. 

Pero la novela no está protagonizada únicamente por los residentes de Delparaíso. En claro contraste, también asomarán algunos que no pertenecen a esa burbuja elitista, como: 

* Mariano. Jefe de seguridad de la urbanización. Está divorciado. Su hija Carolina, de veintiún años, se saca algún dinero haciendo de canguro para los matrimonios de la urbanización. Mariano mantiene actualmente una relación con su vecina Carmen. Está muy enamorado de ella. Su mejor amigo es Andrés, un colega al que le ha echado una mano.

* Pascual Ramírez y su esposa Dolores. Él es director de un banco. Odia a los ricos pero solo por el hecho de no ser uno de ellos. Así que, cuando un ricachón se sienta en su despacho con el estómago encogido por problemas de dinero, Ramírez disfruta como un niño pequeño con su juguete nuevo. Ella es un ama de casa por la que su marido siente muy poco interés. Vive una vida gris y apática. Siente que el tiempo pasa y no lo está aprovechando. Tienen una hija: Lola, de estilo gótico, con problemas de sobrepeso y unos pensamientos algo retorcidos.

* Razvan, Ferka, Cosmin y Mihai. Son jóvenes rumanos que llegaron a España en busca de un futuro. Viven en Vallecas, en un piso compartido con otros inmigrantes, y se dedican a hacer reformas. Arrastran el estigma de los desheredados, de los inmigrantes. Cualquier problema que ocurra a su alrededor, ellos serán los causantes. De los cuatro, Mihai es el que más protagonismo tendrá.

* Patrick y su esposa. Él es dueño de la galería de arte donde trabaja Eli. De ella solo sabremos que es francesa y no está muy bien de los nervios. Es «una mujer permanentemente a la defensiva».

* Julio Urquijo. Padre de Eli y Borja. Es notario de prestigio. Siempre ha sido un padre muy exigente con sus hijos. A Borja lo consideraba un nenazas y, con respecto a Eli, nunca se preocupó por los intereses de su hija. Siempre se ha considerado muy superior a sus vástagos. 

* Borja Urquijo. Hermano de Eli. Divorciado y padre de Carlos, un adolescente del que apenas sabe nada. Tiene problemas graves.

A simple vista, podemos pensar que, tras las puertas de Delparaíso, «una de las urbanizaciones más seguras de Europa», una fortaleza inexpugnable, donde nada malo puede pasarte, la vida se dibuja con los colores del arcoíris pero ¿es realmente así? Eso lo iremos viendo a medida que avancemos con la lectura, porque como dice la faja que acompaña al libro, esta novela «nos abre las puertas de uno de los lugares más exclusivos, donde todo parece perfecto, pero... pasen y vean».




Delparaíso arranca con la presentación de todos los personajes. En su inicio, cada capítulo se centra en una pareja concreta, en un personaje concreto. De este modo se ofrece al lector la radiografía del lugar, el quién es quién. Es como si Juan del Val estuviera planteando la mise en place, antes de ponerse a cocinar. Pero llega un momento en el que te planteas a dónde te quiere llevar con esa sucesión de personajes, y poco a poco se empezaran a establecer conexiones, a tejer las relaciones entre unos y otros, para descubrir todo un entramado en el que tienen cabida los recelos, las sospechas, las infidelidades, los adulterios, los problemas de adicción, las depresiones, los reproches, el dolor, el sacrificio, el miedo y la muerte, en más de una de sus concepciones. Llegará un primer golpe de efecto. A partir de ahí, la narración va saltando de un personaje a otro, incluso dentro del mismo capítulo, como si el ojo del narrador quisiera ir abarcando todo, y conceder unos minutos de observación a cada uno de los personajes de manera inmediata. Ya nos lo explicó Juan del Val, en la entrevista que le hicimos (puedes leerla aquí).

Delparaíso habla de la vida, abordando otros temas como las relaciones entre padres e hijos, el despertar sexual, el amor sincero y palpitante, o la verdadera identidad sexual. Todas ellas, cuestiones que salpicarán más concretamente a los personajes más jóvenes de la novela. 

Como veis, estamos ante una novela muy muy coral, en la que hay personajes masculinos muy potentes e interesantes. Sin embargo, siento especial predilección por los personajes femeninos de Juan del Val. Me gusta encontrarme con mujeres que se miran en el espejo y no siempre están a gusto con lo que ven, o no están contentas con su vida. No importa sin son de clase baja, media o alta. El desánimo no siempre lo arregla el dinero, y el tiempo, por mucho que queramos batallar contra él a base de bisturí, siempre gana la partida. Eli, Yolanda y Mayte tienen una vida que, a priori, parece modélica dentro de Delparaíso, pero no es así. Y fuera de ese reducto privilegiado, también tenemos a Dolores, a la que admiro y por la que siento tristeza a la vez. Ella es esa ama de casa, sacrificada, que lo ha dado todo por su familia, abandonándose a sí misma. Me gusta que, en un momento dado, plante cara a su situación, pero ¿conseguirá su objetivo?

En Delparaíso, Juan del Val lleva a sus personajes al límite. A veces los vamos a ver extenuados, desgastados, cansados, a punto de sucumbir. Unos caerán definitivamente, porque es muy complicado mantenerse constantemente sobre la cuerda floja. Estamos ante una novela en la que, como ya ocurrió con las anteriores, los personajes priman por encima de la trama. Pero, a mi juicio, también estamos ante una novela más madura que las previas, más profunda, en la que he dejado de percibir aquella dubitativa mano del autor. Para mí, Juan del Val es un gran narrador de la cotidianeidad, del día a día, de lo mundano y lo terrenal, de todo eso que ocurre entre los entreactos de la vida. Es decir, se centra en el ser humano per se, despojándolo de lo superficial, para mostrar su verdadera naturaleza. Del Val tiene habilidad a la hora de narrar con acierto el desasosiego, la apatía, la melancolía y se pega al alma de los personajes, para mostrar que sus vidas no son, ni por asomo, lo que un día soñaron. 

Escrita en tercera persona, empleando el tiempo presente, con capítulos cortos y sin enumerar, el punto de partida de la novela, con ese escenario que supone ser la urbanización Delparaíso, un lugar que se mantiene al margen de la realidad exterior, y donde viven gente de clase alta, me recordó un poco a la película mexicana La zona (Rodrigo Plá, 2007), protagonizada por Maribel Verdú y Carlos Bardem. Me recuerda únicamente en el escenario, como ese lugar idílico donde, como dije antes, nada malo te puede pasar hasta que algo irrumpe y desequilibra ese bienestar del que disfrutan sus residentes. Los hechos son luego muy distintos a los que acontecen en la novela de del Val. 

Poco más os puedo contar de Delparaíso. Insisto, no será la novela del año pero a mí me ha gustado. Sus personajes están muy bien construidos y luego, algo que no he mencionado hasta ahora, la trama tiene su puntito de suspense e intriga. En definitiva, la he disfrutado y la recomiendo.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

 


lunes, 29 de abril de 2019

CANDELA de Juan del Val

Resultado de imagen de candela juan del val

Editorial: Espasa.
Premio Primavera de Novela 2019
Fecha publicación:marzo, 2019.
Precio: 19,90 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 256 
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 978-84-670-5423-1
[Disponible en eBook]


Autor

Juan del Val (Madrid, 1970) ha trabajado en varios periódicos, revistas, en radio y en televisión. Guionista, director, presentador y productor, empezó a ganarse la vida en varias obras (de construcción, no de teatro). Entre otros medios, ha trabajado en Radio Nacional de España, Televisión Española, Canal 9 y Telecinco.

Durante cuatro años dirigió Lo mejor que te puede pasar, en Melodía FM. Actualmente colabora con Carlos Alsina en Onda Cero y es guionista en El Hormiguero.

Junto a Nuria Roca, ha firmado Para Ana, de tu muerto y Lo inevitable del amor. En 2017 publicó su primera novela en solitario, Parece mentira.

Sinopsis

Candela es una mujer de cuarenta y pocos años con una vida normal, acostumbrada a la soledad, enormemente observadora y con un ácido sentido del humor. Sus días transcurren sin grandes sobresaltos mientras trabaja de camarera en el bar que regenta junto a su abuela y su madre tuerta. Un bar de barrio por el que, a través de sus clientes, pasa la vida entera.

Candela deberá alumbrar cualquier penumbra, incluso esa que vuelve desde el pasado que creía olvidado.

Juan del Val construye, con una veracidad descarnada y un sentido del humor en ocasiones desternillante, el retrato de una mujer única.

[Información tomada directamente del ejemplar]

Así empieza Candela:



[Lectura de las páginas 9 a 12;
música: 'Italian Morning' de Twin Musicom
está sujeta a una licencia de Creative Commons Attribution
[Biblioteca de audio de Youtube]

Juan del Val regresa en solitario tras la publicación de su anterior trabajo, Parece mentira, y regresa con un premio bajo el brazo, el Premio Primavera de Novela 2019 con un jurado compuesto por Carme Riera, Fernando Rodríguez Lafuente, Antonio Soler, Ana Rosa Semprún y Gervasio Posadas. 

Hace unas semanas pudimos hablar con el autor (puedes leer la entrevista aquí) y durante aquella conversación surgieron las claves de la novela, la idea de la que partió esta novela y su pretensión a la hora de escribirla. Y es que Candela narra la vida de tres mujeres, de tres generaciones, de la abuela Remedios, de la madre Teresa y de la propia Candela, protagonista y narradora de esta historia. Las tres trabajan en El Cancerbero, un bar de barrio, humilde y sencillo, donde la gente va a tomar algo para desconectar de runrún de la vida diaria o donde, como Fermín, acostumbran a almorzar allí cada día, pues vive solo y busca esa compañía que tanto añora. 

Juan del Val construye una historia de mujeres que se han tenido que buscar la vida desde siempre, mujeres trabajadoras y luchadoras, valientes y resueltas, a las que el destino les ha dado algún que otro revés pero han sabido levantarse de nuevo. Son mujeres que no han tenido mucha suerte que digamos, y mucho menos en el amor. Remedios perdió a su marido siendo joven, el marido de Teresa era un maltratador y Candela abandonó sus estudios universitarios después de que su novio Roberto la dejara. Desde entonces trabaja en el bar y no parece que tenga más interés que el poco que manifiesta dentro del establecimiento. Por no tener, no tiene ni amigas, no sale a divertirse, no se le conoce pareja estable ni tampoco parece tener muchas relaciones sexuales y si le surgen, las vive con poco entusiasmo.

Alrededor de estas tres mujeres orbitan otros personajes más secundarios pero bien trazados. Loli, la mejor amiga de Teresa y su hijo Iván, un joven karateca enamorado de Candela, también trabajan en el bar. Como cocinera tienen contratada a Akanke, una mujer de Malí que llegó a España buscando nuevas oportunidades, Como clientes habituales del bar están Fermín, Matías y Tomás Cifuentes, dos policías que se acodan en la barra tras terminar su servicio.

La vida transcurre entre las paredes del bar. El Cancerbero es el barómetro social del barrio, donde la gente acude a conversar con los demás, a compartir sus penas y alegrías,  es ese típico lugar que existen en todos los pequeños barrios de cualquier ciudad, donde todos se conocen y donde todos saben de los demás. Casi que forman una familia. Y si inicialmente en Candela, no ocurre más que eso, la vida, que no es decir poco, pronto se irán sucediendo algunos acontecimientos que marcarán a Candela de un modo significativo pues surgirán también otros personajes que traen grandes novedades y de los que mejor no contar nada.

Si piensas que Candela es una historia sencilla, no vas descaminado pero contiene una dosis de veracidad importante, en el sentido de que sus personajes son de carne y hueso, gente que te puedes encontrar en tu día a día, que te los cruzas por la calle, que pueden ser tus vecinos y cuyas vidas, en mayor o menor medida, son tan parecidas a las nuestras. En este punto tengo que decir que, si inicialmente me pareció que la historia me llevaba de un punto a otro, sin ningún hilo conductor concreto, fluctuando mi interés a lo largo de los primeros capítulos pues no parecía que sucediese gran cosa, pronto se adentra en temas especialmente serios como el abuso de menores, la emigración, el maltrato o el machismo. Pero la intención de Juan del Val en sus novelas es 'Lo único que quiero es que, cuando una persona se enfrente a una novela mía, se lo pase bien, que disfrute, que le enganche, que no le resulte una pesadez', tal y como nos aclaró en la entrevista y efectivamente lo consigue. El lector encontrará entretenimiento en esta novela pero creo que también merece la pena pararse un poco a pensar en los temas que aborda.

Por otra parte, en Candela no falta su punto de suspense pues en algún momento el lector se sentirá intrigado por la presencia de unos personajes que regresan del pasado, incluso es una novela que tiene su toque surrealista lo que provocará cierta diversión en el lector. Y es que a Candela no falta el sentido del humor. Es uno de esos personajes que, si bien no ha tenido nunca una vida fácil sabe hacerle frente a las adversidades y encarar los reveses con filosofía. Esto es importante que lo recalce porque, al principio pensé que Candela era un personaje con poca fuerza o poco definido psicológicamente pues me iba contando sus desdichas con muy poca amargura en la voz y eso me llamó la atención pero, a medida que vas leyendo, comprendes que es su personalidad, que al mal tiempo, buena cara y que hay que seguir para adelante. No es un personaje que se deja someter por el infortunio. Además, llegará a entender y entenderemos con ella, que la vida tiene sus luces y sus sombras, que todo no es tan malo, que hay que reírse de las cosas y que siempre, siempre, hay algo que merece la pena y a eso debemos aferrarnos. A su vez, Candela nos enseña que la vida tiene múltiples comienzos, que cada día puede ser una nueva oportunidad para encontrar la felicidad que radica, precisamente, en las pequeñas cosas y que el ser humano no necesita grandezas para sentirse pleno y satisfecho.

Mucho diálogo, y capítulos muy cortos, hacen de Candela una novela que se lee con suma agilidad, una historia de mujeres, dedicada a un hombre -al padre del autor-, que proporciona un par de tardes de entretenimiento y deja una sensación agradable tras la lectura. 







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:


miércoles, 17 de abril de 2019

JUAN DEL VAL: 'Candela es una novela muy pegada a la tierra pero también muy optimista'

Juan de Val se alza en 2019 con el Premio Primavera de Novela gracias a su última novela, Candela editada por Espasa. Su trayectoria literaria pasa por dos libros escritos al alimón con su compañera Nuria Roca, Para Ana (de tu muerto) (Espasa, 2011) y Lo inevitable del amor (Espasa, 2012). Sin embargo, hace dos años se lanzó en solitario con una novela con la que nos sorprendió a todos. Parece mentira narraba la historia de Claudio, un hombre de 46 años que echa la vista atrás y repasa su pasado. En palabras del autor, el 90% de lo que se contaba en aquella novela tenía un trasfondo real y existían muchas similitudes entre el protagonista y el propio autor, de ahí que la faja que acompaña la publicación figurara una frase de Nuria Roca en la que se leía 'Nunca pensé que se atrevería a contarlo'. La verdad es que aquella novela, a priori no me entraba por los ojos, terminó por gustarme mucho porque, como dice del Val, había mucha verdad en ella. 

Lo mismo ocurre con Candela, una novela que narra una historia sencilla con sus complejidades, entretenida pero con reflexiones importantes, cotidiana pero llena de cuestiones profundas. De todo ello hablamos con el autor a su paso por Sevilla.

Marisa G.- Lo primero que te tengo que decir Juan, muchas felicidades por el premio.

Juan V.- Muchísimas gracias. Estoy encantado de que un jurado así, tan prestigioso, haya considerado esta novela como la mejor entre más de mil.

M.G.- Mil ciento veinticinco, si no me equivoco.

J.V.- Es impresionante que la novela cuente con este aval. Estoy muy contento.

M.G.- Además, con un premio cuantioso. No me había fijado anteriormente en la dotación.

J.V.- Es prestigio y dinero, aunque Hacienda entrará a morder pero bueno, eso está asumido. De todos modos, aparte de la dotación económica es más el prestigio, lo que me indica que voy por buen camino. 

M.G.- Vuelves a volar en solitario. Ya lo hiciste con 'Parece mentira', una novela de la que yo recuerdo muchos de sus fragmentos. ¿Cómo funcionó?

J.V.- De maravilla. En la vida, todo lo que somos y todo lo que hacemos es producto de una evolución. 'Candela' es consecuencia de 'Parece mentira' en todos los sentidos, incluso el premio tiene mucho que ver con aquella otra novela. Y si la recuerdas será porque tenía algo que también tiene esta, mucha verdad. Cuando las cosas son verdad, solemos recordar más y mejor. 

'Candela' es pura ficción pero también tiene mucha verdad.

M.G.- 'Candela' es la historia de tres mujeres, de tres generaciones. Son mujeres humildes y con una vida que podría ser la de cualquier persona que te encuentres en la calle, ¿cierto?

J.V.- Sí, así es. La gran protagonista de la historia es Candela, una mujer de unos cuarenta años y efectivamente, hay dos generaciones más, su madre y su abuela, y sí que son mujeres normales, lo que pasa es que yo creo que todos somos bastante extraordinarios. La vida de Candela parece monótona y algo aburrida. Todo se reduce al bar que regenta, que encima no parece gustarle mucho, como tampoco le gusta su entorno, ni las cosas que le pasan. Desde ese punto de vista, puede haber cierta identificación entre ella y los lectores, pero no solo por parte de las mujeres sino por parte de todos, incluidos los hombres. Pero me apetecía contar la historia de un personaje que evolucionase y mejorara muchísimo a lo largo de la novela, sin que hubiera un enorme cambio en su vida. Quería contar una historia de una mujer cuya vida cambiara mucho sin movernos del mismo sitio. Candela es una novela muy pegada a la tierra pero también muy optimista. No hace falta que te toque la lotería, que aparezca el hombre de tus sueños, tener un trabajo maravilloso, ni nada de eso para ser feliz porque todo eso no existe. Candela se da cuenta de que se puede ser feliz y mirar de otra manera su entorno, de una forma mucho más positiva, sin intentar cambiarlo. A lo mejor, todo lo que nos rodea no es tan malo como creemos. Y eso es una de las cosas, entre otras muchas, que me apetecía contar con 'Candela'.

M.G.- 'De vez en cuando, todo empieza de nuevo' es una frase de la novela que podría resumirla perfectamente, ¿no te parece?

J.V.- Esa frase ya la recojo en 'Parece mentira'. Es una de las cosas que Claudio entiende. Él se da cuenta que, aunque parece que todo empieza el día que nacemos no es verdad porque, de vez en cuando, todo empieza de nuevo. La he incluido en 'Candela' para hacerle un guiño a Claudio. De vez en cuando, algunas personas que conocemos o algunas cosas que nos pasan, es como empezar de nuevo.

Estoy muy alejado de todo eso de los 'coach' y de la autoayuda, son cosas que incluso hasta me sientan mal, pero estos mensajes positivos que doy a través de las novelas son otra cosa distinta. Candela, con todas las cosas malas que le han pasado en su vida y las que le pasan, termina por cambiar su mirada hacia lo positivo. Hacer es cambio me parece muy importante. Por eso, cuando tú terminas de leer la novela, estás contenta y alegre, a pesar de la cantidad de cosas durísimas que has leído. Ahora bien, también te has reído. 

M.G.- Efectivamente, hay mucho humor en la novela. Tiene su parte de drama pero también de comedia porque Candela es un personaje divertido.

J.V.- Sí y se puede reír de todo. Es verdad que en esta novela se habla de abusos, de maltrato, de inmigración, de machismo,... de cosas muy duras, pero todo eso puedes verlo de una manera ácida. Siempre digo que nos tenemos que reír de todo lo que nos rodea. A Candela le pasan muchas cosas malas pero tiene un sentido del humor fabuloso, al igual que yo. A la hora de escribir, me tengo que reír aunque también llore. 

M.G.- ¿Pero ha habido más dolor que risa a la hora de escribir la novela?

J.V.- Ha habido de todo. Especialmente ha habido mucha emoción en todos los sentidos, mucha emoción, alguna pena, mucha risa, excitación,... Escribo de una manera bastante compulsiva y lo que me pasa a mí escribiendo es lo que procuro que le pase al lector cuando lo lee. Y a veces hasta lo logro. Es una cosa muy mágica.

M.G.- En 'Parece mentira' te metiste en la piel de un hombre, de Claudio, y ahora eliges a una mujer, ¿cómo ha sido esa transformación?

J.V.- Bueno, lo primero que me gustaría decirte es que este personaje tenía que ser una mujer. Las cosas que le pasan le tenían que pasar a una mujer y es un personaje que está inspirado en mujeres, construido gracias a las mujeres que me rodean. Pero quería escribir la historia en primera persona y por tanto, mientras estaba delante del ordenador, tenía que ser una mujer, sintiendo como siente una mujer, enamorándome, desenamorándome, teniendo sexo, yendo al ginecólogo,... Todo eso. Evidentemente tenía ciertas dudas porque, a la vista está que no soy una mujer, y resulta que lo más importante es que, las mujeres que lo han leído me han dicho que parece increíble que lo haya escrito un hombre, lo que demuestra que he acertado.

M.G.- Pero habrás ido tomando retazos de mujeres que te rodean, imagino.

J.V.- Sí. Todo empieza por algunas conversaciones con una amiga que me cuenta que fue una niña abusada. Me cuenta cosas que me llamaron mucho la atención y, a partir de ahí, escribo de lo que vivo y siento.  Pero sí hay una mezcla de muchas mujeres y de muchas partes de mi vida.

M.G.- Me gusta especialmente la elección del nombre del personaje protagonista. Candela siempre me ha parecido un nombre muy racial, con mucho temperamento.

J.V.- El nombre tiene mucha fuerza. Mira, me ha pasado algo muy curioso. Hay gente que me dice que ve muchas cosas de Almodóvar en esta novela.

M.G.- ¡Pues yo soy una de esas personas! A mí a veces me recordaba un poco a 'Volver'

J.V.- Sí, entre 'Volver' y 'Qué he hecho yo para merecer esto'. Soy un gran admirador de Almodóvar y creo que tiene grandes películas pero es verdad que siendo personas distintas, él un gran cineasta y yo solo un novelista, hay referentes que todos tenemos y de los que no nos podemos desprender. Yo he vivido con muchas poderosas, con madres y abuelas fuertes, de barrio, de pueblos,... Todo eso lo he mamado. Es un universo muy próximo para mí y son de esas cosas de las que escribo. No sé escribir de cosas que no he vivido. No sé hacer ciencia-ficción, bueno no es que no sepa hacerlo es que es un tema que me da igual. No me interesan ni los alienígenas ni los zombis. Y tampoco puedo crear una novela del siglo XVI y me voy a ir a Egipto a documentarme. Me documento en los bares, en la calle, en la vida, por eso 'Candela' es el producto de un barrio, de un pueblo, de un bar, de una forma de vivir.

M.G.- Pero tú cómo la describirías.

J.V.- Candela es un mujer maravillosa que no sabe que lo es. Hay gente que me dice que Candela es feminista pero es que ella no tiene ni tiempo para pensar en eso. Es una mujer maravillosa pero no se da cuenta hasta que no avanza más la novela y entiende que su vida tiene muchas cosas que parecen que son muy malas pero que no lo son tanto.

M.G.- Pero lo mismo, lo que le ocurre es que tiene mucha inseguridad por algo que le pasó en el pasado.

J.V.- Seguramente lo que le ocurrió la marcó pero ella lo afronta desde la distancia, como muchas veces pasa. 

El tema de los abusos a menores es algo que me llama muchísimo la atención. He hablado con muchas mujeres que lo han sufrido y creo que es lo peor que le puede ocurrir a alguien. Sin embargo, creo que es mucho peor todo lo que rodea esos episodios de abusos, que me parecen tremendos, que el hecho en sí. El entorno tiende a silencias estas cosas y esas mujeres, encima, lo viven con culpabilidad. Todo eso me interesaba mucho pero no he querido hacer una novela que trate sobre los abusos y, sin embargo, aparecen y creo que es algo que había que contar de una manera distendida. Y claro que a Candela le marca eso, pero como le puede marcar ser la hija de una señora que lleva un parche en el ojo. Ella tiene vivencias que construyen su personalidad y crece como una adulta que tiene muchísimas virtudes de las que tampoco se da cuenta. En la novela terminará por descubrirse a sí misma y comprender que todo lo que la rodea es bonito, que es producto del amor de su madre, de su abuela, de Fermín,... de toda la gente que la rodea.

M.G.- Candela está rodeada de otros personajes, más secundarios, pero que también tienen su importancia. Por ejemplo, Akanke, una mujer de Mali que trabaja como cocinera en el bar, un personaje que te permite hablar de la inmigración.

J.V.- Si lo piensas, en la novela no hay ni un tema fácil. La inmigración y el racismo también aparecen en 'Candela', pero contado de una manera graciosa como cuando la abuela se encuentra por primera vez con Akanke y le suelta: '¡Es que es muy negra!' Ese comentario no es racista, es simplemente el de una señora de ochenta años poco acostumbrada. De todos modos, el drama de la inmigración es tremendo. 

En 'Candela' cuento la vida de Akanke en un folio y medio y aunque a ella le va bien, lleva sobre la espalda la tragedia de su madre que se quedó cruzando. Este tipo de cosas nos rodean cada día pero parece que no va con nosotros, que no nos incumbe y estamos equivocados. Por eso te digo que 'Candela' es una novela muy positiva, muy optimista, que te deja buena sensación tras la lectura pero aborda cuestiones muy serias.



M.G.- Sí que hay temas de mucho calado pero Juan, tú cuando escribes, ¿qué pretendes ofrecer al lector?

J.V.- Es que yo no soy nada pretencioso. No pretendo nada. Lo único que quiero es que, cuando una persona se enfrente a una novela mía, se lo pase bien, que disfrute, que le enganche, que no le resulte una pesadez. Pero también me importa provocar emoción, porque es lo que soy. Así que, si se entretiene y luego además el lector se ríe, se emociona, llora, me siento satisfecho y si encima reflexiona sobre alguna frase o algún pensamiento mío durante un ratito entonces eso sería un gol por la escuadra. Pero yo no quiero reivindicar nada, ni dar lecciones de nada, ni solucionar los problemas sociales,... Simplemente los expongo porque no sé cómo se soluciona la inmigración, pero sé que es un drama, no sé cómo se puede solucionar los abusos ni los malos tratos pero sí sé que son una tragedia.

M.G.- Se pude reflexionar sobre estos temas y también sobre las relaciones porque en 'Candela' hay mucho de relación personal, entre madres e hijas, entre hombres y mujeres,...

J.V.- Siempre me han interesado mucho las relaciones entre madres e hijas, mucho más que las de padres e hijos. Las relaciones de madres e hijas son muy potentes para lo bueno y para lo malo. Una bronca de una madre con una hija, aunque sea por algo tan tonto como comprarse unos pantalones, es algo tan brutal. 

La relación entre Candela y su madre es muy potente. Ella le hace muchos reproches a su madre y con razón, pero es que su madre también le puede reprochar cosas a Candela. Al final, cuando ellas se van dando cuenta de que se quieren mucho y que su relación merece mucho la pena, ya llegan demasiado tarde a algunas cosas pero es igualmente bonito. 

M.G.-  El sexo también vuelve a aparecer en esta novela, como ya lo hizo en la anterior.

J.V.- Claro, es lo que te digo. Si escribo sobre lo que vivo, sobre lo que veo, pues el sexo tiene que estar ahí. Al principio, Candela se enfrenta al sexo de una manera muy lánguida porque tampoco ha tenido mucha suerte, ni le ha dado mucha importancia. Sin embargo, de repente comienzan a pasarle cosas buenas cuando está más receptiva para que le pasen cosas buenas. O a lo mejor es al revés. Sea como sea, el sexo es uno de los detonantes, sin ser el más importante, donde se ve verdaderamente su cambio como persona. 

M.G.- Es curioso que, como mujer de cuarenta y tantos años, descubra lo mucho que le gusta el sexo tan tarde.

J.V.- Es que ella es así. Ha ido viviendo sin prestar demasiada atención al sexo. El primer novio que tiene no servía para nada y luego llegan los amantes. Comienza a descubrir que el sexo le gusta incluso más que la propia persona. En fin, evoluciona en ese sentido.

M.G.- La novela también tiene su punto de suspense porque conoceremos a un personaje un tanto misterioso al principio.

J.V.- Sí, es que juego con todo. La novela tiene su suspense pero también un punto surrealista que me pareció muy divertido.

M.G.- Estamos hablando de mujeres pero es una novela que también cuenta con su elenco de personajes masculinos: el vecino entrañable, el homosexual, el joven karateca, el amante,... ¿Tú te reconoces en alguno de estos personajes masculinos?

J.V.- En todos.

M.G.- ¿En Iván, el karateca también? (Risas)

J.V.- El karateca me parece un gilipollas sideral (risas). Bueno, fundamentalmente me reconozco en Candela, en su madre,... pero te diré que tengo algo de cada uno de los personajes que salen en la novela. Iván es un personaje casi cómico pero que permite abordar el machismo y lo que me parece desolador es que él es muy machista pero su novia también lo es. Esto es algo que seguimos viendo en nuestros días. 

M.G.- Efectivamente, ambos lo son a pesar de su juventud.

J.V.- Ni siquiera la edad tiene algo que ver. El problema no es que los hombres sean machistas y las mujeres lo padezcan. Lo verdaderamente problemático es que los hombres son machistas y algunas mujeres también lo son. Pero bueno, retomando la pregunta, yo me veo en todos los personajes, es que si no, no sabría hacerlo. De algunos tendré más y de algunos tendré menos. De quien más tengo es de Candela.

M.G.- ¿Vas a seguir volando solo? ¿Le has cogido gusto a esto de escribir en solitario?

J.V.- Sí, creo que sí. Además, Nuria no está en esto ahora. Cuando hemos escrito juntos es porque los dos estábamos en eso. De hecho, ya le estoy dando vueltas a la siguiente y de momento, creo que seguiré andando solo, pero nunca se sabe.

M.G.- Compaginar el trabajo que tienes con la escritura, ¿es muy complejo?

J.V.- Es imposible. Cuando me puse con 'Candela' no estaba en el Hormiguero, tenía más tiempo y pasé unas cuantas semanas escribiendo de manera muy compulsiva. Ahora no podría sentarme porque estoy con el Hormiguero y con Alsina por las mañanas, así que para la siguiente tendría que parar un poco el ritmo. De momento estoy disfrutando la promoción de 'Candela'. Cuando termine la temporada del Hormiguero, a ver si a finales de junio, me pudo sentar y pienso qué hago con mi vida y con la siguiente novela.

M.G.- La última vez que nos vimos me comentaste que recibías mucha cultura a través de las películas y las series. Para terminar, me gustaría que me recomendaras algún largometraje.

J.V.- Pues mira, reivindico a Woody Allen a muerte. Cualquier cosa que hace me parece una genialidad. Lamento que se esté haciendo mayor y que ahora no lo dejen rodar pero yo procuro separar su obra de otras cuestiones. Y ya que antes hablábamos de Almodóvar, te diré que tengo pendiente ver 'Dolor y Gloria'. Necesito ir a verla ya. De todos modos, aunque me sigo nutriendo del audiovisual, he leído unos libros últimamente me han gustado mucho como 'Serotonina' de Michel Houellebecq, un francés que es la alegría de la huerta, un amargado, un machista, misógino pero genial. Muy recomendable.

M.G.- Pues todo buena nota, Juan. Gracias por compartir este momento conmigo y te deseo mucha suerte con 'Candela'.

J.V.- Gracias a ti. Un placer volver a coincidir.

Pongo punto y final a esta entrevista que espero os haya resultado interesante. La semana próxima os daré a conocer mis impresiones sobre 'Candela'. Disfrutad de lo que resta de Semana Santa.


Ficha novela

Editorial: Espasa.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas.
Nº Páginas: 432
Publicación: Marzo, 2019
Precio: 19,90€
ISBN: 978-84-670-5423-1
Disponible en e-Book
Ficha completa aquí.





viernes, 27 de octubre de 2017

PARECE MENTIRA de Juan del Val.


Editorial: Espasa.
Fecha publicación: octubre, 2016
 Precio:  19,90 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 272
Edición: Tapa blanda con solapa
ISBN: 978-84-670-5018-9
[Disponible en eBook]


Autor

Juan del Val (Madrid, 1970) ha trabajado en muchos sitios: en obras (de construcción, no de teatro), en periódicos, en revistas, en radio, en televisión... Ha sido copresentador de Lo mejor que te puede pasar, el despertador de Melodía FM. Junto a su mujer, Nuria Roca, ha firmado las novelas Para Ana, de tu muerto y Lo inevitable del amor. 

Sinopsis

Esta es la historia de un chico de barrio que, desde la distancia de sus 46 años, sale al encuentro del adolescente problemático, el joven perdido y el hombre en busca de destino que fue. A partir de capítulos muy cortos e intensos, que demuestran una capacidad de autoanálisis y de observación muy poco comunes y un sentido del humor sobresaliente, Juan del Val nos va contando cómo ha sido «madurar», nos relata sin tapujos las veces que se ha perdido, y compartimos su alegría y su asombro cada vez que siente que ha aprendido una lección.

Desinhibido y audaz, su relato va desde cómo fue crecer en un barrio humilde madrileño, buscarse la vida en el periodismo de principios de los noventa sin estudios, ir triunfando en su profesión y, sobre todo, nos cuenta lo que ha aprendido de las mujeres, su auténtica vocación. 

[Biografía y sinopsis tomadas directamente de la web de la editorial]

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Nunca suelo hacer casos a sinopsis que hacen grandes alardes ni a frases lapidarias en las fajas que acompañan a los libros. Generalmente son estrategias de marketing que todos conocemos. Por eso, cuando leí la frase publicitaria que figura en la faja de este libro, no le presté excesiva atención. No voy a negar que me picó la curiosidad pero mis reticencias se pusieron a unos niveles estratosféricos. Sin embargo, una vez leído el libro tengo que hacer justicia y admitir que la frase en cuestión está cargada de significado y me parece muy lógica y correcta. En realidad, considero que es de valientes contar lo que se esconde tras estas cubiertas de color naranja.

Parece mentira narra parte de la vida de Claudio Valcárcel. En unas páginas iniciales el protagonista se presentará como un hombre de 46 años, escritor y periodista de profesión, casado con Julia y padre de tres hijos. Es un hombre normal, con una vida normal, dedicado a su trabajo y a su familia, y aunque pueda parecer que, desde el punto de vista novelístico,  su vida no resulta nada atractiva, lo cierto es que no nos va a dejar indiferente.

La historia se cuenta con la perspectiva del tiempo. Claudio hace un repaso de sus vivencias y se remonta a su adolescencia, cuando contaba con 14 años edad. Sin un patrón fijo, sin seguir una línea cronológica estable ni recta, el protagonista irá desvelando parte de su pasado con evidentes saltos temporales. Y te puedes preguntar, ¿qué tiene de particular la vida de Claudio como para merecer que lea este libro? Pues yo te lo cuento. La vida de Claudio está llena de episodios cotidianos. Podría ser nuestro hermano, nuestro vecino o incluso nuestra pareja pero el relato de su existencia te va a enganchar desde primer momento. Para empezar su adolescencia no fue fácil. A la rebeldía propia de esos años se unieron otras cuestiones mucho más complejas que sin duda tuvieron que marcarle. Repasará sus inicios en el amor, en la sexualidad, sus primeros pasos en el terreno laboral, la llegada de los hijos,... y a todo esto, habrá que sumarle sus deseos, sus anhelos, sus sueños pero también sus miedos y sus inseguridades. Si algo crece entre las páginas de este libro es la propia vida, una vida que ha conducido a su protagonista por diversos derroteros, siguiendo los dictámenes de su corazón, sin aparente arrepentimiento, evolucionando con cada paso, arriesgándose, tomando decisiones comprometidas y asumiendo las consecuencias de sus actos.

En Parece mentira la reflexión está a flor de piel. Son diversos los temas que se tocan, algunos de mayor calado, otros más frívolos, pero todos ellos conseguirán que te pares en seco y cuestiones la forma de pensar de Claudio o la tuya propia. Podrá ocurrir que coincidas con él en algunos pareceres o también que le hagas algún reproche porque entre Claudio y el lector se establece un diálogo mudo. A, me han gustado especialmente sus pensamientos sobre la vida y la muerte, sobre la locura y la cordura, sobre el amor familiar y el de pareja. Claudio se vacía, se da la vuelta para enseñar sus vísceras y se entrega de manera voluntaria a un coso exigente. 
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