ISBN: 978-84-15098-81-2
[Disponible en ebook]
Autor
Alexis Ravelo (1971) es un escritor calvo que nació y sobrevive a régimen de cervezas y bocadillos de chopped en Las Palmas de Gran Canaria. De procedencia humilde, su primera novela, Tres funerales para Eladio Monroyo, supuso un inesperado éxito que le ha llevado a escribir otros tres libros con el mismo personaje: Solo los muertos, Los tipos duros no leen poesía y Morir despacio. Ha perpetrado, además, otras dos novelas de semen y sangre: La noche de piedra y Los días de mercurio. También es autor de tres libros de relatos (Segundas personas, Ceremonias de interior y Algunos textículos) y media docena de libros infantiles. Ha participado en volúmenes colectivos y antologías, como Relato español actual, de Fondo de Cultura Económica, y Por favor, sea breve 2, de Páginas de Espuma.
En 2013 ganó el XVII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe con La última tumba. En 2014 La estrategia del pequinés recibió el premio Dashiell Hammett y el premio Novelpol.
Imparte talleres de escritura en centros educativos, bibliotecas y prisiones, diseña y coordina actividades de animación a la lectura y colabora semanalmente en programas radiofónicos.
Ocupa un lugar relevante en la narrativa canaria actual y se ha destacado, de su estilo, su eficiencia narrativa y su habilidad para combinar la amenidad y la reflexión en argumentos de claro compromiso ético.
Sospecha que Dios está de vacaciones.
Sinopsis
El Rubio dejó de delinquir hace décadas, pero la grave enfermedad de su mujer le hace replantearse las cosas cuando Júnior, un distribuidor local de cocaína, le propone atracar al testaferro de sus jefes en Gran Canaria. Para organizar el asalto, no le costará seducir al Palmera, un parado de larga duración cuyo sueño es abrir un bar, y a Cora, una prostituta de lujo que sospecha cercano el momento en que se esfumen sus encantos.
La estrategia del pequinés es mostrarse fiero y aprovechar cualquier despiste del adversario para atacar y huir. Eso será lo que hagan los protagonistas de esta novela cuando descubran que le han pisado la cola a un tigre y se vean inmersos en una persecución frenética en la que irán dejando un rastro sangriento.
Parados cincuentones, escorts venidas a menos, narcotraficantes, policías corruptos y blanqueadores de dinero pueblan esta novela negra de alto voltaje, una dura historia coral sobre perdedores en la que lo importante no es saber quién es el asesino, sino quién será el próximo en morir, y sobre todo, por qué.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Esta reseña se encuadra dentro de la lectura conjunta que Laky de Libros que hay que leer organizó con motivo del mes temático sobre novela negra. Nunca había leído una novela de editorial Alrevès, cuyas publicaciones siempre me han llamado la atención, ni tampoco conocía ninguna novela de Alexis Ravelo, aunque sí había leído opiniones muy positivas de sus obras anteriores. Así que, lo mío con esta novela ha sido un estreno total.
La novela negra es un género que me suele gustar bastante pero casi todas las que han caído en mis manos siguen un patrón muy concreto. Generalmente hay uno o varios asesinatos perpetrados por una mente inteligente y perversa en el que el motivo no es siempre lo más importante. El alter ego del asesino es un policía de gran experiencia, un sabueso de mente aún más afilada que la del criminal y que, después de un tira y afloja, un rosario de interrogatorios, algún estudio psicológico y el hallazgo de una pista clave, consigue atrapar al asesino dando por cerrado el caso. En tales novelas lo que prima es la investigación policial, sin embargo, en La estrategia del pequinés no hay nada de eso, entre otras cosas porque la figura del policía brilla por su ausencia. O casi. Esta novela rompe con todos los tópicos que podamos encontrar en las publicaciones de este género, o al menos, me ha roto a mí los esquemas. Y esto es algo de agradecer enormemente. Brisa fresca y savia nueva en un género tan trillado y, a la vez, tan reclamado por los lectores.
El argumento gira en torno al mundo del tráfico de drogas. A la isla de Gran Canaria llega un cargamento que ha de ser recogido en el puerto antes de que Aduana intercepte el paquete. Pero, el pelagatos encargado de la recogida sufre un lapsus que le costará la vida. El mandamás del tinglado, un tipo apodado el Turco que vive tan ricamente en Barcelona junto a Remedios, su mujer, no está dispuesto a perder las ganancias del negocio y exige a Júnior, el enlace de sus turbios asuntos en la isla, la «indemnización» correspondiente. Júnior, hijo de un humilde comerciante regenta la tienda familiar de textiles que le sirve de tapadera pero su decente negocio no le reporta las ganancias suficientes como para devolver la pasta al Turco. Así que, para conseguir el dinero suficiente, orquesta un palo que, en principio, es fácil y sencillo. En cierto modo sería como robar al ladrón porque su plan consiste en desplumar a Larry, el testaferro de El Turco, un abogado que se encarga de mover el dinero de su jefe de aquí para allá para blanquearlo. Pero Júnior es solo la cabeza pensante. El atraco lo perpetrará el Rubio, un ex delincuente, que a su vez actuará con la ayuda de su amigo Tito Marichal, el Palmira y la prostituta Cora.
Ya veis que en el argumento no hay más elementos que aquellos que conforman el submundo de la delincuencia. Ni un buen poli, ni un detective, ni un chivato, ni un periodista asoman la jeta por esta novela. Simplemente, La estrategia del pequinés nos contará la teoría y la práctica de este plan. Si consiguen dar el golpe con éxito o no es algo que dejo en el aire para no destripar la novela a los futuros lectores.
La estrategia del pequinés saca a la luz no solo temas como la delincuencia, los bajos fondos, los traficantes y la droga. También abarcará cuestiones de otra índole como la amistad, la lealtad, la confianza... e incluso el amor pero no un amor empalagoso de contigo pan y cebolla, sino un amor maduro, reposado y tranquilo que apenas aporta unos gramos de azúcar. Estamos ante una novela con un desenlace que amargará y sorprenderá por partes iguales, cuyo título quedará convenientemente explicado.
Reconozco que, aunque el primer contacto con la novela venga teñido de un negro betún, los primeros capítulos me tenían muy desorientada pues el autor nos obliga a desviar la vista de un punto a otro para presentarnos a los distintos personajes que van a protagonizar la novela sin que la acción pase a mayores. Así pues, Ravelo nos permitirá conocer a Júnior, un traficante local, divorciado y regentando un negocio que no es más que una tapadera y a sus secuaces Felo y Garepa. El Rubio será su hombre clave, el vigilante de seguridad de un hotel, un antiguo delincuente al que la grave enfermedad de su mujer Estela le hizo recapacitar y cambiar el rumbo de sus días. Tito Marichal, el Palmira, es un hombre alto y corpulento que se arrastra por la vida. Con más de cincuenta años, abuelo, abandonado por su mujer y viviendo en un apartamento de mala muerte sueña con montar una cafetería sencilla pero, como para todo en la vida, es necesario mucha pasta. Y Cora, la preciosa prostituta que aún piensa que vendrá un rico millonario a sacarla de la mala vida que tiene antes de que se marchite como una flor.