May Rodríguez Albendea. En este tándem, May es el que sabe de historia. Si quieres encontrarlo, solo tienes que preguntar en la Biblioteca Nacional, ese edificio tan chulo que está en Recoletos. Aunque cueste creerlo, está lleno de libros... Algunos muy muy antiguos. May estudió Políticas y Estudios Internacionales, lo que pasa es que cuando le preguntas, te dice que es historiador. Y vaya sí lo es. Uno de esos tipos que se ponen los guantes de látex para leer legajos en castellano antiguo y luego contarte lo que ha leído sin despeinare la barba, con una claridad y una gracia castellana (de Burgos, para más señas) que te deja tiritando. Si le dejas, te cuenta la lucha feroz de intereses y de poderes en la historia de la política europea; lo que pasa es que casi nunca lo dejamos y por eso ha escrito este libro.
David Botello. A la hora de contar historias, David vale para un roto y para un descosido. Guionista, escritor, periodista, creador de contenidos, desarrollador de formatos televisivos, storyteller... Lo mismo te escribe un libro, una obra de teatro, una serie o un programa de televisión, o te da una charla sobre cómo (y para qué) contar historias, o te monta un armario de Ikea en un santiamén. Se ha pasado media vida buscando historias y tratando de plasmarlas en cualquier formato. En cuanto conoció a May, se dio cuenta de que tenía una gran historia entre manos. «¡Tenemos que desenterrar a Felipe el Hermoso! ¡El mundo tiene derecho a saber qué ha pasado!», dicen que dijo, y se pusieron manos a la obra. A la gente le impresiona mucho que aparezca en la Wikipedia. A él le impresiona desconocer cómo ha llegado hasta allí.
May y David participan en El Punto sobre la Historia, un Podcast de divulgación que hace las delicias de los oyentes. Presumen de haber tenido sus 3.500 primeras descargas en una semana, hemos alcanzado las 50.000 visitas en menos de seis meses. Si eso, ya os contaremos más adelante.
A Felipe el Hermoso le dieron matarile. Juana la Loca no estaba loca. Y muchísimo menos de amor. Isabel la Católica envenenó a su propio hermano. Luego dio un golpe de Estado y montó una guerra civil para legitimarse. Isabel tiene tantas posibilidades de ser bastarda como su sobrina Juana, alias la Beltraneja.
No queremos engañar a nadie. Este libro puede ser peligroso. Puede herir sensibilidades. Si piensas que Isabel la Católica era una santa, o que ella y su marido forjaron la grandeza de España, este no es tu libro. Aquí venimos en son de guerra, a darle patadas al árbol de cartón piedra de la historia oficial. Vamos a contar esta historia a nuestra manera, para que todo el mundo la entienda.
Felipe el Hermoso fue el primer rey de la dinastía de los Austria. Llegó a Castilla para reinar y se lo cargaron antes de llegar a ser rey de Aragón. A pesar de que es un tipo importante, sabemos muy poco de él. Parece que la historia oficial se ha saltado esta página.
A lo mejor es que se han olvidado un poco a posta. El reinado de Felipe I es un fastidio, sobre todo si comulgas con eso de que Isabel y Fernando unieron España. Porque, vamos a ver, cuando muere Isabel, el trono de Castilla lo hereda su hija Juana. Fernando sigue vivito y coleando en su trono de Aragón. Ahí es donde nos ronda la mosca detrás de la oreja. Porque eso de que haya dos reyes distintos nos suena a que siguen existiendo dos reinos: el de Castilla para Juana y el de Aragón para Fernando. El sentido común nos dice que no: los reyes católicos no unieron España. ¿Será por eso que Felipe el Hermoso es tan modesto?
En este libro intentamos contestar a esa pregunta. Y lo haremos dando una vuelta por el final de la Edad Media y el principio de la Era Moderna, un viaje que deja a Juego de Tronos a la altura de un cuento para niños. Traiciones, mentiras, sexo, cuchilladas por la espalda, guerras, perjurios, escándalos, espadas en alto, ofertas que no se pueden rechazar y poder. Mucho poder. Y sin salir de casa.
Investigamos el asesinato de Felipe el Hermoso, descubrimos al asesino, desvelamos sus motivos y, de propina, nos remontamos al reinado de los reyes católicos, para entender el contexto y permitirnos el lujazo de contar lo que las series de televisión no te cuentan.
Es posible que al acabar este libro no sepas a dónde vamos. Pero corres el riesgo de saber de dónde venimos. ¿Nos acompañas?
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
«Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen» es un libro que la editorial Oberón cataloga como Historia alternativa y no es algo que me sorprenda, pues realmente estamos ante un libro diferente que nos acerca a la Historia de una manera original, o quizás sería mucho más certero decir que es la Historia la que se acerca a nosotros. Escrito con muchísimo sentido del humor pero sin faltar al rigor histórico, este libro gira en torno a Felipe el Hermoso pero dará un repaso a otros muchos personajes históricos.
A pesar de que sus autores, David Botello y May Rodríguez, pasaron por Sevilla en promoción, nos fue complicado concertar un encuentro. No obstante, han tenido la amabilidad de contestar a esta entrevista vía mail con preguntas cuyas respuestas os permitirán haceros una idea sobre el sentido y la intención con la que ambos lo han escrito. Esto es lo que nos contaron.
Marisa.- David, May, antes que nada felicitaros por vuestro trabajo; me lo he pasado genial y me he reído mucho. Cuando lo estaba leyendo y les decía a mis amigos que era de Historia y me moría de la risa, me tomaban por loco… Totalmente recomendable.
David: ¡Gracias! La verdad es que es muy satisfactorio ver que la gente se lo pasa bien leyendo el libro. La diversión y el rigor no están reñidos.
Marisa.- Francamente no. A ver, «Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen» es ante todo un libro divertido y lo es incluso desde antes de empezar. Basta con leer vuestras biografías para esbozar una sonrisa. Para los que no sepan quiénes son David Botello y May Rodríguez, ¿qué tenéis que decir de vosotros mismos?
May.- Soy una persona apasionada por la historia. Me encanta leer y aprender Historia, investigar, analizar y llegar a conclusiones propias. Para mí, la historia real, alejada de mitos y construcciones interesadas, es fundamental para entender y entendernos en el presente. La historia es una fuente inagotable de historias, y todas son maravillosas. Y de todas se puede aprender.
David.- Llevo veinticinco años contando historias. En la tele, en un libro, en el teatro, en la radio... Al final te das cuentas de que el formato es lo de menos; lo importante es tener una buena historia y disfrutar contándola. Además, soy un fanático de la divulgación. Ahora que quieren retirar las Humanidades de los planes de estudio, hay que sacar la Historia a la calle. Es casi una obligación ética. Y en ello estamos.
Marisa.- Partimos de la base de que esta es una novela histórica con un punto original del que también vamos a hablar y que versa sobre Felipe el Hermoso. Dice la faja que acompaña el libro que con esta novela vamos a descubrir lo que las series de televisión no nos cuentan. Series de televisión sobre personajes históricos que abundan mucho últimamente. ¿La televisión es una manera de que los jóvenes se interesen por el pasado?
David.- Lo más sorprendente es que «Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen» no es una novela histórica, sino un libro de divulgación histórica. Todo lo que contamos son hechos históricos documentados.
Respecto a la televisión, series como Isabel o Carlos V han abierto una puerta maravillosa a la Historia y han colado la Historia en todos los hogares. ¡La gente habla de Isabel y de Fernando en la cola de la pescadería! ¿No es maravilloso? Tenemos un país con un pasado riquísimo, y lo conocemos poco. Por eso todos los esfuerzos que nos lleven a conocerla un poquito mejor siempre serán bienvenidos.
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Felipe el Hermoso y Juana la Loca |
Marisa.- Me gustaría aclarar a los lectores que, aun tratándose de Historia el enfoque que abordáis es muy diferente a lo visto hasta ahora y muy original. Este libro está narrado con un estilo directo y ágil que convierte los hechos históricos casi en anuncios. No obstante, hacéis pensar al lector sobre los sucesos tan importantes de nuestra Historia ¿Fue uno de vuestros objetivos sacudir las conciencias de los lectores con esta novela?
May.- Más que sacudir conciencias, el objetivo es abrir un debate. Lograr que la historia no sea una piedra de molino con la que comulgar. Que se puede no estar de acuerdo con las versiones oficiales de la historia, y que no pasa nada. Que las versiones de los que vencieron no son inocentes en su discurso, y que el mundo no se acaba por ponerlas en tela de juicio y abrir un debate sobre lo que creemos saber de nuestro pasado. Exactamente igual que con nuestras conclusiones. Están abiertas a debate y no se presentan como axiomas inamovibles.
David.- Sobre todo nos interesa promover el pensamiento crítico y, al mismo tiempo, hacer que el lector se lo pase bien. Nos parece divertido colocar en cada capítulo las diferentes versiones que se han contado de un mismo hecho. ¡A veces son bastante contradictorias! Y el lector lo agradece, porque mientas se echa unas risas, se da cuenta de que no solo no pretendemos engañarle sino que le estamos invitando a tomar sus propias decisiones respecto a lo que contamos. Si la narración no le deja indiferente es porque se ve obligado a decidir cuál de las versiones le convence más. ¡Y sin perder la sonrisa!
Marisa.- Y ya que hemos mencionado el estilo, hablemos también del lenguaje empleado tan coloquial, cachondo, canalla, actual,... Realmente parece que se lo estáis contando a un lector «cara a cara» ¿Creéis que era la mejor forma de contar Historia sin caer en el aburrimiento?
David.- Bueno, no sé si es la mejor manera, pero es la que me resulta más divertida. Si quieres contar una buena historia, la que sea, tienes que conseguir que el lector se implique. Conseguir que al final de cada página le apetezca pasar a la siguiente. ¡Es todo un reto! Por eso las referencias a la actualidad, los chascarrillos, el tono canalla del que hablas, son recursos fundamentales para que el lector no iniciado en Historia se involucre.
Marisa.- Y entrando en faena con la materia del libro, ¿os ha costado mucho trasladarnos todo el lío dinástico de la monarquía y que encima lo comprendamos?
David.- La verdad es que ha sido todo un reto, porque mira que hay jaleos en estos sesenta años en los que transcurre «Felipe el Hermoso. Anatomía de un crimen». Hay tres «juansegundos», tres Isabeles, dos Blancas de Navarra, tres Juanas... Por eso hemos ido tratando de que el lector identifique a los personajes por sus características, más que por sus nombres, que son un follón. Y luego están las relaciones entre ellos. ¡Todos son primos hermanos, comparten abuelos o son cuñados! Con tanto lío, no queremos ni pensar cómo serían las cenas de Nochevieja...
Marisa.- ¡Lo que daría por ver una de esas cenas por un agujerito! Y tal y como nos lo contáis, porque he de aclarar que el libro es cachondo pero muy riguroso, da la sensación que la política a ciertos niveles no ha cambiado nada. Incluso llegáis a comparar a la Liga Nobiliaria que se levantó contra Enrique IV con el George Bush de la guerra del Golfo. ¿Pensáis que es así, o incluso en eso hemos empeorado?
May.- Ni hemos empeorado ni hemos mejorado. El poder, o el ansia por el poder, siempre sacan lo peor y lo mejor de nuestra naturaleza política. Lo que cambian son los instrumentos y las circunstancias
Pero la pregunta es interesante. Hoy podemos tener diferencias de opinión sobre la versión oficial de Bush. ¿Por qué no podemos aprender la historia con críticas razonables a las versiones oficiales? ¿Por qué no podemos plantear las luces y las sombras sobre personajes como Isabel la Católica? ¿O sobre su nieto, Carlos I? Parece que hay temas en la historia que no se quieren tocar. Como el incomodo reinado de Felipe I.
David.- El tono cachondo no está reñido con el rigor. El libro está suficientemente documentado como para que el lector tenga la certeza de que no le estamos metiendo un gol. Y, claro, las motivaciones de la Edad Media son las mismas que tenemos ahora. La ambición, la lucha por el poder, los privilegios, las pasiones más bajas, la envidia, los celos... Esos son los grandes motores de la Historia (y de todas las historias).
Marisa.- Incluso todo el entramado existente en la nobleza y las familias reales de infidelidades, cuernos, traiciones, bodas de intereses, rumores de paternidad,… lo comparáis con el Sálvame Deluxe, ¿no creéis que con todas las movidas que se organizaban hubieran podido emitir un programa especial de varios días?
David: ¡Claro que sí! La parte más divertida de la Historia es que se puede contar como un culebrón. Los cronistas eran grandes divulgadores de cotilleos. Muchas veces, o la mayoría, de forma intencionada. Del pobre Enrique IV cuentan que era homosexual (bueno, de esto hay pocas dudas), que era un golfo, que siempre tenía alguna amante, que era impotente... ¿En qué quedamos? ¿Tenía problemas de alcoba o se tiraba todo lo que se le ponía por delante? Pues al final, nos quedamos con el retrato de Enrique IV que coincide con la versión oficial: pasa a la Historia como El Impotente y Juana, su hija, como la Beltraneja. ¡Claro! Si Juana es bastarda, podemos justificar que la católica Isabel, a pesar de que no era legítima, acabara sentándose en el trono. ¿Es un culebrón o no es un culebrón?
Marisa.- ¡En toda regla! Y tirando de la línea dinástica, el libro llega hasta los Reyes Católicos y aquí, creo yo, dais un revolcón a la típica imagen de ambos que aprendimos en el colegio. Lo primero que llama la atención es si el adjetivo «católicos» fue el más acertado para pasar a la posteridad.

David.- Se lo ganaron con una guerra santa; se lo ganaron montando la Inquisición, que procesó y quemó en la hoguera a miles de inocentes; se lo ganaron con ese otro drama personal, histórico, económico y cultural que supuso la expulsión de los judíos... ¡Y todo para intentar legitimar un reinado ilegítimo! Desde luego, no parecen actos muy heroicos como para sacar pecho. Y mucho menos para presumir de lo de "Católicos".