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miércoles, 15 de febrero de 2023

UN AÑO, UNA NOCHE (DRAMA - 2022)

Año: 2022

Nacionalidad: España

Director: Isaki Lacuesta

Reparto: Nahuel Pérez Biscayart, Noémie Merlant, Quim Gutiérrez, Alba Guilera, Natalia de Molina, C. Tangana, Enric Auquer, Blanca Apilánez, Bruno Todeschini, Sophie Broustal

Género: Drama

Sinopsis: Ramón y Céline son una joven pareja que se encuentra en el local Bataclan de París la noche del 13 de noviembre de 2015. Durante el asalto terrorista, ambos logran, cada uno por su lado, entrar en el camerino de los músicos y refugiarse allí. Al salir ya no son los mismos. Y no saben si podrán volver a serlo... Adaptación cinematográfica basada en el libro “Paz, amor y Death metal”, de Ramón González, superviviente del atentado terrorista en la sala de conciertos Bataclan de París.

[Fuente: Filmaffinity]


Lo que ocurrió el día 13 de noviembre de 2015 conmocionó al mundo. Al igual que lo que ocurrió el 14 de julio de 2016. Y el 17 de agosto de 2017. París, Niza, Barcelona. Y tantos otros atentados terroristas. Una asiste a esos terribles acontecimientos que ocurren en puntos del planeta en los que no transita tu vida, con horror pero también con alivio, pensando que, donde tú vives, eso no ocurrirá nunca. Probablemente eso es lo que alguna vez pensaron las víctimas de Bataclan, las del Paseo de los Ingleses, las de las Ramblas, o las de Atocha. Hasta que te toca. Cuesta ponerse en el pellejo de los que han vivido una experiencia así, por eso me resulta interesante leer testimonios, ver documentales o películas. Por esto también tenía un interés especial en ver este largometraje, Un año, una noche, para acercarme a esa vida del después, a los días del shock postraumático. El resultado no ha sido el esperado.

Un año, una noche es la adaptación cinematográfica de la novela de Ramón González, superviviente del atentado de Bataclan, que escribió su experiencia en la novela Paz, amor y Death metal, y que fue editada por Tusquets, en 2018. No recuerdo haber visto este libro antes -¿tú, sí?-, y desconozco cómo está narrado, qué enfoque se le ha dado. Ahora me entran ganas de leerlo. En cualquier caso, y como digo, esta película está basada en esta novela. Con tres nominaciones en los pasados Goya (Mejor Guión Adaptado, Mejor Montaje, y Mejor Sonido), al final se llevó una estatuilla por la primera categoría.

Como se dice en la sinopsis, esta película cuenta la experiencia de Ramón y Céline, una joven pareja, que aquella fatídica noche acudió a la sala Bataclan para asistir al concierto de Eagles of Death Metal, y todo lo que le sobrevino después. La película está totalmente desestructurada. No sigue una narración lineal, así que voy a haceros un resumen de los sucesos del antes y del después, para que tengáis una idea clara de lo que podéis encontrar en este largometraje.

Antes

Tenemos a una pareja joven y feliz. Ramón, de origen español, es músico pero trabaja en una empresa. Céline es francesa y trabaja en un centro de acogida para inmigrantes, donde van a parar muchos jóvenes árabes. Sus vidas transcurren entre el trabajo, la convivencia en pareja, y las fiestas con los amigos. Como acostumbran a hacer gente de su edad, una noche van a la sala Bataclan, con Carlos y Julie, una pareja amiga. Cuando todo el mundo disfrutaba de la música, bailando, cantando y riendo, suenan disparos. A partir de ahí, tratarán de huir del lugar mientras asisten al horror que se desata a su alrededor. Consiguen ocultarse en los camerinos, mientras tiemblan de miedo, pensando que sus vidas se acaban, mientras resuenan en sus oídos los gritos y los disparos, hasta que la policía consigue liberarlos, y todo se convierte en un baile de mantas térmicas de color dorado y luces azules de las ambulancias que llenan París de una tonalidad bicolor. Y se hace el silencio, solo roto por las sirenas. 

Después

Ramón y Céline han conseguido salir indemnes del atentado. Por indemnes me refiero a las heridas físicas. Ellos y sus dos amigos, Carlos y Julie, se han salvado, mientras que noventa personas han perdido la vida en la sala Bataclan, a los que hay que unir las veintiuna personas que fallecieron en la calle, en distintos puntos de la ciudad. Son afortunados, así que, a la mañana siguiente tratan de continuar con sus vidas, pero ya nada será igual. 

Un año, una noche nos muestras esos dos periodos de tiempo. Lo que ocurrió aquella noche del 13 de noviembre de 2015 y las secuelas que sufrieron los personajes a lo largo del año siguiente. Esta película es un viaje emocional al interior de los supervivientes de aquellos atentados. ¿Cómo han cambiado sus vidas? ¿Cuáles son los miedos que se han instalado en su interior? ¿Qué recuerdan de aquella noche? ¿Cómo marca lo vivido en sus relaciones de pareja? ¿Cómo se lo tomarán sus familiares? Ese es el grueso de la película.

Qué me ha gustado de esta película

Es importante señalar que este largometraje no se ceba con lo morboso, es decir, no pretende mostrar lo más crudo de los hechos que ocurrieron. No vas a ver apenas sangre, ni cadáveres en el suelo. De lo sucedido aquella noche se limita a mostrar dos aspectos: el miedo y el caos. Para ello, el reparto se encarga de transmitir el pánico con muy buenas interpretaciones. Mientras que, para el caos, la labor de dirección hace un trabajo extraordinario, con planos cortos, y una cámara en movimiento que no para, tratando de abarcar todo el terror que sentían los implicados.

Más allá de eso, y como digo, lo que la película quiere es mostrar el proceso psicológico por el que pasa la pareja, el shock postraumático, las secuelas de lo vivido. Un año, una noche quiere que nos metamos en la mente de las víctimas, en la de Ramón y Céline, para comprobar por nosotros mismos los pensamientos con los que viven, la distorsión de la realidad, el caos mental, las malas jugadas que gasta la mente. Ramón y Céline viven su duelo cada uno a su manera, y cada uno de ellos recuerda lo que vivió de una manera distinta. Y en esa forma de mostrar lo que cada uno vivió, en ese baile de imágenes y recuerdos, en ese proceso de duelo con sus distintas facetas, la película plantea un juego que puede generarte muchas preguntas. Hay un punto de inflexión hacia la mitad del metraje, que cambia o puede cambiar todo lo que has visto hasta ese momento y lo que verás después hasta que se produce una explosión emocional de uno de los personajes que te permite aclarar tus ideas.

Salvo en contados momentos, la acción se desarrolla a un ritmo sosegado. Para enfatizar los momentos más dolorosos suena el Lamento della Ninfa  de Monteverdi, que a mí me ha parecido una melodía preciosa, y que convierte en más desgarradoras aún a esas imágenes que acompaña. Obviamente  habrá también algo de rock, el género musical que une a la pareja.

También me ha gustado la dirección. En muchas escenas vamos a ver cristales, espejos, reflejos. Se nos muestran imágenes distorsionadas, partidas o dobles. Y eso me ha parecido una metáfora bella de la realidad que viven los personajes. 

Qué es lo que no me ha gustado 

Y aquí viene el punto clave de esta película. Principalmente, lo que no me ha gustado es el montaje. Y eso que era candidata a un Goya en esta categoría. La historia es buena pero está contada de una manera caótica, con muchos saltos en el tiempo y cambios bruscos de escena. ¿Se pretende con ello mostrar el caos mental de los personajes, a los que les asaltan flashes de aquella noche, que los aturden, que los desorientan, que los torturan? Si esa es la intención, lo consigue, porque el espectador, al menos, yo, se va a sentir tan perdido como los personajes. Es un montaje original pero también me parece arriesgado porque, narrar de este modo los hechos, incomoda y puede provocar que el espectador decida abandonar.

También me ha parecido excesivamente larga. Estamos hablando de dos horas de proyección. A la hora y media, empecé a desear que se acabara, pero en esa última media hora aún quedan momentos impactantes que ver. En cualquier caso, una reducción de diez o quince minutos hubiera mejorado el resultado global.

Aparte de todo esto, hay unos cuantos personajes que, a mi juicio, no aportan mucho, ni destensan, ni desengrasan, ni nada. Lo más importante son Ramón y Céline y, aunque ellos tienen que relacionarse con otros personajes, en algún momento se da espacio a esos personajes secundarios. Para mí, más espacio de la cuenta.  

Personajes, reparto e interpretación

Y digo que en la película aparecerán más personajes pero todo el peso de la trama recae principalmente en Ramón y Céline. Él parece el personaje más frágil. Le cuesta superar lo que vivió, y se siente atormentado por lo que recuerda o incluso por lo que no recuerda. Vive obsesionado con recomponer los sucesos, al mínimo detalle, algo que Céline no comprende. ¿Por qué torturarse así? En cambio, ella ha optado por pasar página desde el minuto uno. La vemos volviendo a su rutina diaria, las labores domésticas en casa y su trabajo con los chicos inmigrantes en el centro. Estoy saliendo con un cyborg, dice Ramón en un momento dado, entre risas. ¿Es que a ella no le ha impactado lo que ha vivido? Bueno, no quiero desvelarte cuáles son sus decisiones después del atentado ni el porqué de las mismas. Solo te diré que son dos personas que viven atemorizadas, que se sobresaltan con cualquier ruido seco que suene a su alrededor, que les cuesta volver a la calle, y que su interior esconde un dolor inmenso. 

En cuanto a la interpretación, tanto Nahuel Pérez Biscayart, en el papel de Ramón, como Noémie Merlant, en el de Céline, están extraordinarios. Particularmente, me ha gustado mucho el trabajo de Nahuel. Quizá sea porque su personaje exterioriza más el huracán de emociones que brota en su interior, resulta muy fácil conectar con él. La expresión de su rostro desencajado, la mirada atónita en la que se palpa el terror, la forma de evadirse de sus miedos, es muy real.

Y luego tenemos a Quim Gutiérrez, a C. Tangana, a Enric Auquer, y a Natalia de Molina, cuyos personajes me han parecido totalmente de relleno. He leído que el personaje de Natalia quiere aportar un toque de humor al drama que vive Ramón y Céline, que esa era su función, pero esa escena concreta, en la que todo son risas, me ha parecido absurda e irritante.


En definitiva, Un año, una noche es una película que parte de una buena base. Su propósito es hacernos sentir la vulnerabilidad del ser humano, la fragilidad de la mente, cómo las personas perciben y recuerdan un mismo hecho traumático de distinto modo. También nos habla del duelo, del miedo a seguir viviendo, del no poder respirar... Todo ello a través de un montaje caótico que, a mí concretamente, me ha generado mucha incomodidad e incertidumbre. Es verdad que, en el desenlace entenderás el porqué de lo que has visto. Pero estamos hablando de dos horas de metraje, y puede ser que algún espectador no tenga suficiente paciencia como para esperar al final. No obstante, asomarse al mapa emocional de los personajes, verlos tan inestables, sabiendo que sus vidas ya no volverán a ser las mismas, merece mucho la pena. 

Se puede alquilar en plataforma.



Tráiler:



Viendo esta película, me han asaltado infinidad de preguntas: Por qué, cómo, dónde,... Hace casi una década de aquellos atentados y hoy recuerdo vagamente muchos de los detalles que pudimos saber gracias a los informativos. Buscando más información, he encontrado un documental que desconocía y que me parece interesante compartir por aquí. Se trata de una pieza en la que se mezcla imagen real con animación. En el mismoun periodista de Le Monde, testigo directo del horror que se vivió a las afueras de Bataclan, mientras los asistentes al concierto trataban de huir por dónde podían, narra cómo vivió aquella noche, de qué manera ayudó a los heridos y cómo, él mismo, casi pierde la vida. Es realmente bueno y está muy bien hecho. Puedes verlo aquí, si te interesa. 


miércoles, 10 de febrero de 2021

LAS NIÑAS (DRAMA - 2020)

 

Año: 2020

Nacionalidad: España

Director: Pilar Palomero

Reparto: Andrea Fandós, Natalia de Molina, Carlota Gurpegui, Zoe Arnao, Julia Sierra, Francesca Piñón, Álvaro de Paz, Mercè Mariné, Jesusa Andany, Maite Sequeira, Laura Gómez-Lacueva, Leonor Bruna, Mariano Anós, Eva Magaña, Amelia Ríus

Género: Drama

Reparto: Año 1992. Celia, una niña de 11 años, vive con su madre y estudia en un colegio de monjas en Zaragoza. Brisa, una nueva compañera recién llegada de Barcelona, la empuja hacia una nueva etapa en su vida: la adolescencia. En este viaje, en la España de la Expo y de las Olimpiadas del 92, Celia descubre que la vida está hecha de muchas verdades y algunas mentiras.

[Fuente: Filmaffinity]


Continúo mi particular periplo por las películas que optan este año a algún «cabezón» en los Goya. Me centro hoy en Las niñas, una de las candidatas a la Mejor Película, que además cuenta con ocho nominaciones más: Mejor Dirección Novel, Mejor Guion Original, Mejor Canción Original, Mejor Actriz de Reparto (Natalia de Molina), Mejor Dirección de Fotografía, Mejor Montaje, Mejor Dirección Artística y Mejor Diseño de Vestuario. Las niñas compite con Adú, Ane, La boda de Rosa y Sentimental. De todas ellas me falta por ver un par de cintas y, verdaderamente, confío en que sean mejor que lo que me ha ofrecido Las niñas, porque esperaba muchísimo más de esta película.

La crítica profesional dice: «todo está muy bien contado e interpretado», «joya inesperada»«esplendida ópera prima»,... El público dice: «la mejor película española del año», «absoluta obra maestra»«inteligente desarrollo»... Y yo me siento perdida. Hoy estoy ante una de esas películas en las que me suelo preguntar si he visto el mismo largometraje que el resto porque, sinceramente, a mí Las niñas me ha dicho muy poco. Entiendo perfectamente la intención de la película, conecto con el sentido de la trama, admiro algunas interpretaciones y alabo el trabajo técnico, pero si me preguntaran si esta película debe estar entre las mejores películas del año, mi respuesta sincera sería un «no». Entro en materia.

Celia (Andrea Fandós) es una niña de once años. Vive con su madre, Adela (Natalia de Molina), una mujer que trabaja a todas horas, a veces con turnos intempestivos. Del padre, no sabremos mucho en los inicios. Pero avanzado el metraje, conoceremos que falleció de un infarto antes de ver nacer a su hija. La niña asiste a un colegio de monjas, donde la vida se le va entre clases de matemáticas, rezos y punto de cruz. Celia es una niña bastante introvertida. No es de las alborotadoras de la clase, ni de las más maduras. Digamos que ocupa un discreto segundo plano. No obstante, aparecerá Brisa, una nueva alumna con la que forjará una sólida amistad. La nueva viene de Barcelona capital. Se ha mudado a Zaragoza para vivir con sus abuelos, después de que sus padres fallecieran en un accidente. Se la ve más adulta, menos niña y, como suele ocurrir con las nuevas incorporaciones, será objeto de burla y chismorreo por el resto de la clase. Bueno Celia no se comportará así con Brisa porque, además, a través de ella descubrirá el mundo de la música, más allá de las canciones religiosas del colegio, y se aficionará a escuchar grupos como Héroes del Silencio o Niños del Brasil. Por otra parte, Brisa abrirá un poco los horizontes de Celia, que empezará a hacerse preguntas, sobre su vida, su familia, su educación, sus creencias. Pero, lo que nunca hará Brisa será cuestionar a su amiga. Ella será lo más leal y sincero que Celia tenga a su lado.

Y luego está el ámbito doméstico de la niña. La madre se pasa el día trabajando, y Celia tiene que compaginar los deberes con ciertas labores de la casa. El hogar es un reducto en el que solo tiene cabida la madre y la niña, rara vez invadido por la llamada telefónica de una tía que parece de otro mundo. En lo familiar, la vida de Celia se circunscribe a su madre. No hay más. Ni abuelos, ni primos. Tan solo la lejana sombra de una tía. ¿Están todos muertos o es que hay algo que se esconde?

Las niñas hace un retrato generacional que ya casi no coincide ni en lo más mínimo con el que dibujan las niñas de once años de hoy. Nos habla de un momento existencial, de un paso a otro nivel, de dejar la niñez atrás para iniciar el camino hacia la pubertad y la adolescencia. Es esa fase por la que todos pasamos, algo más crítica en el que caso de las niñas, que tienen que afrontar, a su vez, el trance de la menarquía. Son años en los que abandonamos un poco la inocencia y comenzamos a ver el mundo con los ojos de la verdad. Surgirán las dudas, las preguntas, sentiremos curiosidad por temas que siempre han sido tabú, y buscaremos información en las reuniones con amigas, o en las revistas juveniles donde respondemos cuestionarios sobre el amor. En Las niñas asoma todo ese mundo revuelto y patas arriba, en el que nace la rebeldía y las ganas de vivir, de ahí las aventuras prohibidas, las primeras mentiras a los padres, el interés por prendas menos pudorosas, las risas hablando de los chicos, y la ilusión por esa primera sesión de maquillaje de manos de las hermanas mayores. En esta película se hablará de besos, de novios, de condones, de enfermedades de transmisión sexual, de flirteos... En definitiva, el sexo sobrevuela toda la película como ese tema prohibido que llama poderosamente la atención. Pero el sexo que le interesa a las niñas, ese que tanto pudor, vergüenza y risas les provoca, no es el sexo del que se habla en el interior de las aulas, ese que se explica únicamente dentro del matrimonio, como parte del plan de Dios, convirtiéndose en una práctica al servicio del amor. 

En medio de ese totum revolutum vive Celia, como buenamente puede. Asimilando muchas de las cosas que siente, y atando cabos con la poca información que maneja, para llegar a un desenlace en el que pone la guinda al pastel con un acto de rebeldía inocente que a ella le sabe a gloria. 

¿Qué me ha gustado de esta película? Pues lo principal es que me he visto muy retratada porque, a ver, confieso que yo también que he rebuscado por los cajones de casa de mis padres, tratando de saciar mi curiosidad, para encontrar hallazgos increíbles que me abrieron los ojos. Confieso que yo también he fumado a edad muy temprana, robando algún que otro cigarrillo a mi padre o, ya en el instituto, comprándome una cajetilla de More, unos cigarritos alargados que me parecía el súmmun de la elegancia, cuando tenía algo de dinero. Y también confieso que me he colado en las discotecas, cuando no tenía edad, utilizando el DNI de una tal Mari Carmen, que no se parecía nada a mí, pero me abría las puertas del paraíso cada sábado. Eso sí, antes de la disco había que acudir a casa de una amiga. El encierro de seis chicas en un cuarto de baño diminuto, para intercambiarnos ropa, subir el largo de las faldas o maquillarnos a lo bestia, era la antesala de los momentos más emocionantes de la semana.

Las niñas me parece un bonito homenaje a esa edad tan frágil, difícil y complicada, pero no ha sido una historia que me haya provocado una gran nostalgia. En ningún momento me ha removido por dentro, ni me ha emocionado. He contemplado la historia de Celia, coincidente a la mía en su mayor parte (yo también estuve en un colegio religioso), con una sensación muy neutra, como si la cosa no fuera conmigo. A mi juicio, le ha faltado tensión, más actos de rebeldía, algún que otro grito y pelea. Todo ello situaciones típicas de esos años. Además creo que los largos silencios, y el lento ritmo narrativo han jugado en su contra. Por otra parte, el punto de interés tarda mucho en llegar y se mantiene en alza por muy poco tiempo, para volver a decaer nuevamente.

En cuanto a las interpretaciones, comienzo con Natalia de Molina en el papel de Adela, único sostén de la familia. Creo que su personaje está muy desaprovechado. Dado que tiene que pasar muchas horas trabajando en la calle, son pocos los momentos en los que madre e hija coinciden, lo que impide que se produzcan situaciones interesantes. Hacia el final, hay un momento en el que la madre tiene que darlo todo, pero en su lugar, opta por el silencio. Ese giro me dejó fuera de lugar. Hubiera sido una situación perfecta para abrir su corazón a la hija, explicarle cómo se siente, cómo ha sido su vida, qué errores ha cometido, y qué espera de ella. En cualquier caso, Natalia de Molina lo hace bien. Para mí no es su mejor trabajo. Me gustó mucho más en Techo y comida, donde hace también el papel de madre-buscavidas, pero con mucha más carga dramática detrás. Aquel trabajo le valió su primer Goya, como Mejor Actriz Protagonista, -el segundo fue con Vivir es fácil con los ojos cerrados, como Mejor Actriz Revelación-. E igualmente la disfruté también en No dormirás. Pero aquí es que se le da poca cancha, sin que se genere excesiva tensión entre madre e hija. Está nominada como Mejor Actriz de Reparto, compitiendo con Juana Acosta (Inconveniente), Verónica Echegui (Explota, explota), y Nathalie Poza (La boda de Rosa). 

Pero, a nivel interpretativo, a quienes hay que mirar con atención es a las niñas. Concretamente a Andrea Fandós en su papel de Celia, que otorga al personaje el encanto de la inocencia. La pequeña actriz, a la que solo hemos visto previamente en un corto, ofrece candor, pureza, ingenuidad y sencillez a un personaje que, hasta ahora, ha vivido dentro de una burbuja. Con la ayuda de Brisa, romperá esa pompa de jabón para enfrentarse a la realidad. Me gusta la interpretación de Andre Fandós. En realidad, me gusta la interpretación de todas las niñas. Desde las más principales a las más secundarias, porque lo hacen genial. Aportan muchísima naturalidad, frescura y espontaneidad a sus personajes. Resulta imposible creer que estamos viendo una película. Esto es la calle. Es la vida real. En algún momento he tenido la sensación de la que la directora, Pilar Palomero, les ha explicado, muy por encima, la escena a rodar y, sin ensayo, la han filmado directamente. No hay más. Es que es así como las niñas de esa edad actuarían en tales circunstancias. En ese sentido, tengo que valorar muy positivamente la labor de dirección llevada a cabo por la debutante en largos Pilar Palomero.

La acción transcurre durante el año 1992. Debo admitir que está muy bien recreado el ambiente de la época. No solo a nivel de vestuario, la película está cuidada al detalle. Desde los programas de televisión que ve Celia, como la serie de animación Los Fruitis, el programa televisivo de Raffaella Carrá, Hola Raffaella, las emisiones codificadas de Canal+, o los anuncios de la época, como aquella campaña de Póntelo, Pónselo, que decoraba las marquesinas en las paradas de autobuses. Eran los tiempos del Sida. Y he flipado con las canciones infantiles que amenizaban nuestros juegos de infancia. ¿De verdad entonábamos esta melodía con tanta pasión?

Soy capitán (bis)
de un barco inglés (bis)
y en cada puerto
tengo una mujer.

La rubia es (bis)
fenomenal (bis)
y la morena
tampoco está mal

Sin comentarios.

En cuanto a los escenarios, la película transcurre en Zaragoza, aunque la ciudad no tendrá un gran protagonismo. Tan solo en una escena veremos alzarse majestuosa la basílica del Pilar.

Poco más puedo añadir de esta película. Sé que mi opinión es diametralmente opuesta a todo lo que podéis leer por redes e Internet pero, sinceramente, yo esperaba mucho más de este largometraje que, se deja ver, pero podía haber dado más de sí. En cualquier caso, ya lleva unos cuantos premios como la Biznaga de Oro a la Mejor Película en el Festival de Málaga.

La tenéis en Movistar+, Filmin y Rakuten.

Tráiler:




 

miércoles, 12 de septiembre de 2018

NO DORMIRAS (TERROR - 2018)

Resultado de imagen de no dormirás películaAño: 2018

Nacionalidad: Uruguay.

Director: Gustavo Hernández.

Reparto: Eva De Dominici, Belén Rueda, Natalia de Molina, Germán Palacios, Eugenia Tobal, Susana Hornos, Juan Manuel Guilera, Joche Rubio, María Zabay, Miguel Ángel Maciel. 

Género: Terror.

Sinopsis: En un hospital psiquiátrico abandonado, un grupo de teatro vanguardista experimenta con el insomnio para la preparación del montaje de una obra creada veinte años atrás por un grupo de pacientes. Con el paso de los días sin dormir, alcanzan nuevos umbrales de percepción, que los enfrentan a energías e historias ocultas del lugar. Cuando Bianca, una joven promesa del teatro, se incorpora al elenco, en competencia por el papel principal, debe sobrevivir no solo a la intensidad del trabajo y sus compañeros, sino a una fuerza desconocida que la empuja, como a los demás, al trágico desenlace de la puesta en escena original.

[Fuente: Filmaffinity]


Primer acercamiento al cine uruguayo con una película que me llamaba bastante la atención, en primer lugar por la temática -el terror es uno de mis géneros favoritos - y en segundo lugar por la presencia de Belén Rueda. El resultado no ha sido totalmente satisfactorio.

No dormirás se estructura en dos partes. Una primera parte de la acción se desarrolla en 1975 cuando la dramaturga Alma Böhm lleva a cabo un experimento con una de sus actrices fetiches. Marlene Bennet lleva casi 108 horas sin dormir. El cansancio provocado por el insomnio afecta a los niveles de conciencia, perdiendo la percepción de la realidad y haciendo que el individuo se adentre en un limbo, en un universo paralelo. Con ello se pretende que los actores se conviertan en esponjas, capaces de absorber los estímulos más sutiles. El insomnio es una puerta a los sentidos, aumenta la sensibilidad y convierte a los actores en más creativos, consiguiendo una interpretación estelar. Pero el experimento no llega a culminarse y Böhm, que ya ha llevado a cabo experimentos similares con la asfixia, el hambre o la hipnosis, vuelve a repetir con el insomnio casi una década posterior. Para ello contratará a Bianca (Eva De Dominici) y a Cecilia (Natalia de Molina) dos jóvenes amigas y actrices que intentan abrirse camino en el mundo del teatro y no pueden desaprovechar la oportunidad que se les presenta de trabajar con la famosa Alma por muy duro que sea el trabajo. 

A través del insomnio, pondrán en pie una obra de teatro anónima titulada 'Osa Menor' en la que se narra la historia de Dora, una mujer que, tras ser madre, se vuelve loca, mata al marido e intentará matar también a su bebé para acallar su llanto. La obra se representará en un lugar acorde con la temática, en la clínica psiquiátrica Santa Regina, ya abandonada y en completo desuso. Mientras se llevan a cabo los ensayos, los actores residirán en la misma clínica y entre ensayo y ensayo, Bianca irá haciendo descubrimientos inquietantes sobre la clínica mientras los efectos del insomnio comienzan a pasarle factura.

No dormirás cuenta con un guion que se inicia por buen camino. La historia comienza a tomar forma tras un flashback inicial pero poco a poco se va diluyendo, quedando muy en el aire algunas cuestiones. Secuencia a secuencia, el guion se tambalea, pierde consistencia y el espectador se desorienta. No obstante, acercándonos al desenlace, un buen giro recolocará las piezas, para volver a desbaratar el montaje de nuevo, y así la película es como una noria, un sube y baja que la convierte en un producto inconstante. Creo que se ha querido construir una historia compleja y ambiciosa, con revueltas y entuertos, pero es ley que, a veces, lo sencillo funciona mucho mejor y es mucho más satisfactorio. El desenlace de No dormirás se retuerce tanto que llega un momento que no entiendes muy bien qué es lo que nos están contando.

Y estando ante una película de terror es habitual el uso de golpes de efecto (jumpscares). Unos cuantos sustos nos aguardan, algunos con más acierto que otros, pero todos ellos siguen el patrón normalizado. Ante una escena de tensión, la música va in crescendo, el espectador se encoge sobre sí mismo, entrecierra los ojos, está a punto de suceder algo y se prepara pero... ¡falsa alarma!. Sin embargo, en el microsegundo en el que nuestro cuerpo comienza a relajarse, ¡zas! Aún así pocas son las escenas que nos harán dar un salto en nuestro asiento.

En cuanto a la interpretación, Eva De Dominici era una completa desconocida para mí. Su interpretación no ha sido como para no olvidar pero sí me quedo con su candor, su dulzura y su cara bonita. Su papel viene aderezado por una subtrama a la que no se le saca ningún partido y que funciona como un simple objeto decorativo que, a mi juicio, sobraba totalmente. En el caso de Natalia de Molina, me ha sorprendido mucho su capacidad de adaptación. Me parece que este papel demuestra su faceta más camaleónica, solventando con bastante soltura el escollo del idioma y el acento del cono Sur. 

Sobre Belén Rueda, en un papel casi de madrastra, perversa, egoísta y maquiavélica, no me ha decepcionado pero se ve a leguas que su aparición en esta cinta es más un reclamo que otra cosa.

Dicho lo cual, No dormirás es una película que promete pero no cumple. Si te gusta el género, es una película para pasar el rato pero no llega ni a reseñable y mucho menos a memorable. Una pena porque las clínicas psiquiátricas abandonadas dan mucho juego y aquí el guion no está a la altura.




Tráiler:







miércoles, 6 de abril de 2016

TECHO Y COMIDA (DRAMA - 2015).


Año: 2015.

Nacionalidad: Española.

Director: Juan Miguel del Castillo.

Reparto: Natalia de Molina, Mariana Cordero, Jaime López, Mercedes Hoyos, Gaspar Campuzano, Montse Torrent, Natalia Roig, Manuel Tallafé.

Premios: Goya 2015 a la Mejor Actriz (Natalia de Molina) entre otros.

Sinopsis: Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con su hijo de ocho años en un piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el top manta objetos encontrados.


[Información facilitada por Filmaffinity]



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Comienzo esta reseña de la misma manera que termina la película.

En España 526 personas pierden su vivienda cada día en 2012.
La tasa de paro alcanza el 26%, la más alta de su historia.
13 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social.
Se rescata a la banca con 100.000 millones de euros.
¿Y A TI QUIÉN TE RESCATA? 

[Datos que se proyectan sobre fondo negro mientras se escucha un sonido muy peculiar] 

Son cifras del año 2012. ¿Nos paramos a pensar en las actuales? Porque, que me cuenten todos los cuentos que quieran, nadie me convence de que este país está en vías de recuperación. Ni de coña. De las cifras de parados que lanzan los informativos no me fio. La neutralidad informativa es algo que existe en los manuales de Ciencias de la Información. En la calle se barajan otros recursos. Que la calidad de vida de los españoles está bajo mínimos es un hecho en el que no cabe refutación posible. Que la gente pierde sus trabajos a unas edades complicadas, eso está a la orden del día. Que los jóvenes están totalmente desmotivados porque con treinta años son incapaces de encontrar trabajo, no tienes más que preguntar en tu entorno. Que los abuelos están manteniendo a sus hijos y nietos con sus pensiones, seguro que conoces algún caso. Que mucha gente se ve obligada a regresar al hogar del que partieron, es decir, a casa de sus padres con toda su prole adicional, porque son incapaces de hacerse cargo de sus hipotecas, las cifras de desahucios hablan solas. ¿Y todo esto es mejorar? ¿Todo esto es salir de la crisis? Yo creía que progresar implicaba avanzar hacia delante y no retroceder.

Si yo fuera Juan Miguel del Castillo, director de esta película, le hubiera puesto un subtítulo a su trabajo. Sería algo así como Techo y comida. ¿Y a ti, político, no se te cae la cara de vergüenza? Ardo a lo bonzo con todo lo que veo y escucho a mi alrededor, incapaz de comprender cómo pueden dormir algunos a pierna suelta todas las noches.

Lo que cuenta Techo y comida es la cruda realidad, un ejemplo más de lo que están viviendo muchos españoles que pierden sus trabajos, que no encuentran otro, que ven como sus supuestos ahorros -en el caso de tener algunos- vuelan en poco tiempo, que las ayudas familiares -en caso de que le corresponda alguna- son exiguas, que no saben dónde acudir, cómo dar de comer a sus hijos o mantener una vida con un mínimo de dignidad. Conste que todo esto son derechos constitucionales, derechos que, esos que salen en la tele en calidad de sospechosos, acusados, imputados y juzgados por corruptos y mangantes, aquellos que se dan golpes de pecho alzándose como los salvadores de un país hundido, pisotean y enfangan, sin que a ninguno de ellos se le despierte la conciencia.

Pero mejor me paro y os hablo de la película. 

Techo y comida nos contará la historia de Rocío, una joven jerezana, madre soltera de Adrián (ocho años), sin trabajo, que vive de alquiler en un barrio humilde, un piso que no paga desde hace ocho meses. No tiene trabajo desde hace tres años y medio y tampoco tiene familia, ni nadie a quien acudir. Los servicios sociales apenas pueden hacer algo por ella porque ayudas hay pero son pocas y tardan mucho en llegar. ¿Qué le queda a Rocío? Repartir publicidad un par de veces a la semana para ganarse 20 € al mes, aceptar la ayuda de una buena vecina que casi la trata como a una hija, acudir a los comedores sociales y rebuscar en los vertederos esos objetos que tiramos y que, limpiándolos un poco, lo mismo consigue vender en la calle. A lo largo de noventa minutos Rocío se verá sumergida en un mar de preocupaciones que no la dejarán dormir, en algún momento puntual parecerá que un rayo de luz la ilumina pero las sombras volverán a devorarla, estrechando el círculo, asfixiándola, hasta hacerla explotar. Angustia, ese también podría ser otro subtítulo de la película.



Es impensable que el espectador no empatice con esta joven porque todos conocemos a una Rocío ya sea de Jerez de la Frontera, de Madrid, de Cuenca o de Fresnedillo. ¿Cuántas Rocío hay en España? Núcleos familiares compuestos de dos, tres, cuatro,... miembros que no tienen ni que comer. Padres que se dedican a hacer chapuzas en su barrio, a recurrir a la caridad del amigo, del pariente, a patear las calles intentando encontrar una salida a su drama, un drama que se ha extendido como una plaga. Es desesperante.

Y el desenlace de este drama social es el que os podéis imaginar. Basta con mirar a la calle para saber lo que le va a ocurrir a Rocío pero en ese final, mientras transitan los créditos por la pantalla, te surgirán preguntas que no dudas. Te gustaría saber qué va a pasar con Rocío y su hijo en ese punto de no retorno cuando los veamos alejarse de nosotros, ¿a dónde irán?, ¿quién los cuidará?, ¿cómo saldrán adelante? Da miedo pensar en la desesperanza y en las desilusiones.

Sin duda, la película aborda una problemática importante y lo hará con cariño y tiento. El drama está ahí, presente en cada momento de la película y habrá alguna escena angustiosa, potente, de las que ponen un nudo en la garganta, y otra en la que se produce un fuerte contraste entre la alegría y la desdicha, con el deporte por excelencia en este país como fondo, ese que parece que  es el que nos quita las penas. Si nuestro equipo gana, España va bien. Una magnífica manera de desviar nuestra atención y somos tan tontos que con eso nos conformamos, cuando detrás de ese espectáculo o de otro que se origina en un hemiciclo hay tanto dinero de por medio, todo el que a los demás le falta.

Sigamos.

En el plano interpretativo, el papel de Rocío lo encarna la andaluza Natalia de Molina, trabajo que le valió el Goya en la última edición y donde reivindicó el papel de la mujer en el cine. Su papel de joven madre que intenta buscarse la vida para dar de comer a su hijo es más que respetable. Sabe cómo mirar a los ojos de los que suplica ayuda, cómo caminar o asentir sin mover la cabeza cuando le vuelven la espalda, con la desesperación que se le agarra a la boca del estómago y las ganas de llorar contenidas.

Y esa buena vecina será Mariana Cordero, para mí el personaje más entrañable de todo el filme. Ella será esa buena vecina que todos quisiéramos tener, que te ayuda sin atosigarte, sin inmiscuirse excesivamente en tus problemas, más con objeto escudriñar en tu vida que por mostrar un interés real. María tiene todo lo que necesita un personaje para ganarse al espectador y desde luego la actriz lo hace de maravilla.

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