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viernes, 19 de junio de 2015

LA NIÑA QUE SE TRAGO UNA NUBE TAN GRANDE COMO LA TORRE EIFFEL de Romain Puértolas.


Editorial: Grijalbo.
Fecha publicación: junio, 2015.
Nº Páginas: 256.
Precio: 16,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa blanda con solapas
ISBN: 9788425353338
[Disponible en ebook;
puedes leer primer capitulo aquí]


Autor

Romain Puértolas, de origen franco-español, nació en 1975 en Montpellier. Transportado por los caprichos del destino a España e Inglaterra, ha sido DJ, profesor de idiomas, traductor-intérprete, auxiliar y coordinador de vuelo en el aeropuerto de El Prat de Barcelona, empleado de Anea en Madrid y limpiador de tragaperras en Brighton.

De regreso a Francia, trabajó durante cuatro años como inspector de policía en un servicio especializado en el desmantelamiento de redes de inmigración ilegal.

Adicto a la escritura compulsiva sobre postits, Puértolas debutó en el mundo literario con El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea (Grijalbo, 2014). Antes de su exitoso lanzamiento en Francia, la novela ya había conquistado a más de cuarenta editoriales extranjeras convirtiéndose en un fenómeno mundial conocido como «faquirmanía».

En la actualidad, Puértolas reside en Málaga y se dedica en exclusiva a la escritura. La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel es su nueva novela, una historia tan desenfada y llena de humor como la anterior, aunque más emotiva todavía, y que ya se ha convertido en un éxito de crítica y ventas en su país.

www.romainpuertolas.com

Sinopsis

Una cartera parisina necesita viajar a Marrakech para llevarse de allí a su hija adoptiva, muy enferma. Pero, cuando Providence Dupois está a punto de partir, un volcóna islandés despierta y paraliza el tráfico aéreo europeo. Desesperada por reencontrarse con la niña, la joven madre entiende que tan solo le queda una opción: echar a volar.

Un joven enamoradizo ayudará a Providence a emprender este viaje tan extraordinario, a lo largo del que conocerá a personajes tan variopintos como un chino que habla como un pirata y unos monjes tibetanos que escuchan a Julio Iglesias. Y es que el amor de una madre es tan fuerte como para despegar hacia las nubes.

Una fábula del siglo XXI que desprende emotividad y ternura. Un novela mágica aderezada con humor que seducirá a todos los corazones.

La original historia de una madre que aprendiól a volar por amor  y que nos enseña que nada, absolutamente nada, es imposible.


[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


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Un faquir se queda encerrado en un armario de Ikea y emprende en su interior un viaje impresionante. Una niña se traga una nube tan grande como uno de los monumentos más famosos del mundo mientras su madre vuela por sí sola ataviada únicamente con un bañador. ¿Hechos insólitos? En las novelas de Romain Puértolas no y por lo tanto el lector tiene que estar predispuesto a cualquier cosa porque, por difícil, complicada y rocambolesca que parezca, en los libros de este autor franco-español todo es posible. Así funciona la magia, y así debería ser la vida, llena de fantasía para que los malos tragos sean más digeribles.  

Romain Puértolas nos hizo pasar un rato tremendamente divertido con la novela anterior en la que un faquir pretendía comprar una cama de clavos en Ikea y ahora llega con otra maravillosa aventura en la que encontraremos personajes increíbles y llenos de ternura porque eso es La niña... una novela cargada de ternura, fantasía, humor y mucha realidad.

Si alguien nos viene y nos dice que quiere aprender a volar por sus propios medios, únicamente batiendo sus brazos, pensaríamos que es un enfermo que se ha escapado del manicomio, pero a veces los locos tienen más razón que un cuerdo y por suerte hay mucha gente que cree en ellos.

Providence Dupois es una joven cartera parisina, de treinta y cinco años, hermosa, bella, con seis dedos en su pie derecho, que transita en su 4 latas amarillo de un lado a otro repartiendo cartas y que tiene un sueño: reunirse con su hija adoptiva Zahera, ingresada en un hospital de Marrakech desde su nacimiento, momento en el que perdió a su madre biológica. La pequeña padece una enfermedad que requiere de cuidados especializados y por eso Providence pretende trasladar a la niña hasta Francia donde podrá ser atendida por personal más cualificado y con mejores medios a su alcance. Por desgracia, a veces el mundo se pone en nuestra contra y cuando menos lo necesitamos, más dificultades encontramos. El día que todo está dispuesto para el viaje a Marrakech, un volcán islandés de nombre impronunciable decide despertar de su letargo y contaminar el espacio aéreo con una nube de cenizas. ¿No podía haber esperado a otro momento? Los aviones se quedan en tierra. No hay vuelos disponibles pero Providence ha hecho una promesa, llegar ese día a Marrakech antes de que salga la luna. Tiene que cumplir su promesa «aunque tenga que aprender a volar para ir a buscarte» [pág. 31]. Comienza así un periplo en el que la joven tendrá que afrontar diversas situaciones estrambóticas y se topará con personajes extraños como un senegalés que se hace pasar por un maestro chino, unos monjes tibetanos que oyen a Julio Iglesias, y un controlador aéreo que creerá en su sueño.

Pero ¿es este el verdadero argumento de la novela? O mejor dicho, ¿es esta la única historia? Yo os lo diré. No. En La niña... se desarrolla la historia de Providence y Zahera que para mí no es más que una excusa para contar otra más dramática, más dolorosa, más tensa,... Porque un dolor se esconde en el pecho de otro personaje y amenaza con ulcerarse. En cierto sentido La niña... es como ese cuento que algunos padres cuentan a sus hijos para hacerles saber una terrible verdad. Es una fábula llena de amor, ternura, esperanza,... que nos recordará de vez en cuando que más allá de la historia de Providence y Zahera hay otro mundo, otra verdad, otros personajes y por eso el autor nos ayuda a volver al presente de la novela para no olvidar la realidad.


martes, 16 de junio de 2015

ENTREVISTA a ROMAIN PUÉRTOLAS (La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel)

Resultado de imagen de romain puértolasAutor

Romain Puértolas, de origen franco-español, nació en 1975 en Montpellier. Transportado por los caprichos del destino a España e Inglaterra, ha sido DJ, profesor de idiomas, traductor-intérprete, auxiliar y coordinador de vuelo en el aeropuerto de El Prat de Barcelona, empleado de Anea en Madrid y limpiador de tragaperras en Brighton.

De regreso a Francia, trabajó durante cuatro años como inspector de policía en un servicio especializado en el desmantelamiento de redes de inmigración ilegal.

Adicto a la escritura compulsiva sobre postits, Puértolas debutó en el mundo literario con El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea (Grijalbo, 2014). Antes de su exitoso lanzamiento en Francia, la novela ya había conquistado a más de cuarenta editoriales extranjeras convirtiéndose en un fenómeno mundial conocido como «faquirmanía».

En la actualidad, Puértolas reside en Málaga y se dedica en exclusiva a la escritura. La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel es su nueva novela, una historia tan desenfada y llena de humor como la anterior, aunque más emotiva todavía, y que ya se ha convertido en un éxito de crítica y ventas en su país.

www.romainpuertolas.com

Sinopsis

Una cartera parisina necesita viajar a Marrakech para llevarse de allí a su hija adoptiva, muy enferma. Pero, cuando Providence Dupois está a punto de partir, un volcóna islandés despierta y paraliza el tráfico aéreo europeo. Desesperada por reencontrarse con la niña, la joven madre entiende que tan solo le queda una opción: echar a volar.

Un joven enamoradizo ayudará a Providence a emprender este viaje tan extraordinario, a lo largo del que conocerá a personajes tan variopintos como un chino que habla como un pirata y unos monjes tibetanos que escuchan a Julio Iglesias. Y es que el amor de una madre es tan fuerte como para despegar hacia las nubes.

Una fábula del siglo XXI que desprende emotividad y ternura. Un novela mágica aderezada con humor que seducirá a todos los corazones.

La original historia de una madre que aprendiól a volar por amor  y que nos enseña que nada, absolutamente nada, es imposible.



[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


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Cuando me siento a hablar con un autor, la conversación suele girar en torno al argumento, los personajes, los contextos históricos, políticos o sociales, las voces narrativas,... pero con Romain Puértolas la cosa va mucho más allá. Además de hablar de los argumentos de sus novelas y de los personajes tan entrañables que dibuja, hablamos de la vida y una termina la entrevista con fuerzas renovadas, con un propósito férreo de cambiar el punto de vista con el que encara la vida porque Romain transmite optimismo y vitalidad. Y así, redactando la entrevista que os traigo, leyendo todo lo que él piensa, me entran ganas de imprimirla, colocarle un marco y colgarla en un lugar bien visible para no olvidar jamás que todo es posible y que siempre hay que sacarle algo bueno a todo lo malo que nos ocurre.

De todo esto saben mucho los personajes que Romain construye en sus novelas, con argumentos que combinan la realidad y la ficción, con hombres, mujeres y niños fuertes que son capaces de todo con tal de proponérselo. Además de pasar un buen rato con las novelas de Romain, el lector siempre podrá extraer una enseñanza vital, una auténtica lección de vida, aquella que nos da el mismo autor a través de sus personajes y sus historias.

De su última novela, La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel estuvimos hablando hace unos días a su paso por Sevilla. Esto es lo que nos contó.  



Marisa G.- Cuando me llegó tu libro y vi el título me sonreí... A ti los títulos sencillos no te gustan nada, ¿eh? Eres de títulos XXL.

Romain P.- Bueno, este ha salido así también pero mi próxima novela que sale en Francia en el mes de septiembre tiene un título con solo dos palabras. Pero yo creo que me salen así de largos porque me gusta el cuento que siempre lleva títulos muy largos y descriptivos. Me parecen fantasiosos.

M.G.- Desde luego son llamativos.

R.P.- Y únicos. Mientras más largos, más único es. En el mundo no hay otro libro que se llame así. Si lo llamas La mesa redonda pues seguro que hay muchos libros que se titulan así.

M.G.- Visto así, tienes toda la razón.

Bueno en esta novela, en principio vienes a contarnos la historia de una niña llamada Zahera que vive en Marrakech, está enferma y espera la llegada de su madre adoptiva, Providence, que quiere llevarla a Francia para que allí reciba un atención médica mejor. En la novela narras el periplo de Providence para llegar desde el aeropuerto de Orly hasta Marrakech porque hay una serie de circunstancias que le impiden coger un vuelo, pero claro, esta historia es el fruto de otra, que a mi juicio es la más importante y el verdadero argumento de la novela. 


R.P.- Sí, tenemos una historia dentro de otra. La que tú comentas es la historia que le cuenta Léo Mengano, el controlador aéreo, a un peluquero. El lector va descubriendo todo ese cuento pero a veces se le olvida que es una historia que Léo está contando a su peluquero por eso, de vez en cuando vuelvo a la realidad y hago reaccionar al peluquero o al controlador. La novela juega mucho con lo posible o lo imposible.

M.G.- Pero para mí, la historia de Providence y Zahera es más una excusa para narrar el verdadero argumento de la novela. Una historia tremenda.

R.P.- Sí, pero no desvelemos nada del final. Eso es algo a lo que tiene que llegar el lector para darse cuenta de que todo se coloca en su sitio. Es como la última pieza del puzle y te darás cuenta de que te he manipulado durante toda la novela.

M.G.- (Risas). ¡¡Totalmente!! Es que ese final pilla al lector absolutamente desprevenido. Creo que es uno de los finales más imprevisibles con los que me he topado.

R.P.- Bueno, así te demuestro que la fantasía no es algo gratuito. Hay mucha realidad en este libro. Es más real aún que el faquir, si cabe.

M.G.- Más real sí. Y es verdad que las dos novelas comparten elementos comunes, hay personajes muy entrañables, hay mucha ternura,... Pero no sé qué pensarás tú pero para mí esta novela es más dramática que la anterior y tiene menos pinceladas de humor.

R.P.- Bueno en esta también hay mucho humor.

M.G.- Sí pero parece que ese humor tiene menos peso en favor de una mayor carga dramática.

R.P.- Es más seria, más poética y con más emoción. Quería una historia más real y que conmueva más al lector.

M.G.- Hay capítulos que conmueven muchísimo.

R.P.- Sí, claro, con la enfermedad de Zahera y demás pero he querido matizarlo todo con la poesía, con esas metáforas que uso, hablando de una nube para no citar la enfermedad. Juego con todo eso para que sea más aceptable y más agradable. Se puede hablar de todo pero cuidando las formas.

M.G.- Creo que siempre echas mano de las cosas que tú has hecho a lo largo de tu vida, de diversos y múltiples trabajos que has desempeñado. En el faquir hablabas de la inmigración ilegal, tema que tú conocías bien porque trabajaste como inspector de policía en un servicio especializado. En esta novela, los aeropuertos y los aviones tienen mucha presencia y sabemos que tú has trabajado en varios aeropuertos.

R.P.- Sí, sí... En el faquir recogí las anécdotas que me ocurrieron cuando trabajé como policía y para esta novela me he valido de mis experiencias cuando fui azafato en el aeropuerto de Barcelona y también cuando trabajé en la Dirección Nacional de Navegación Aérea, en AENA, en Madrid. Tuve que estudiar mucha meteorología también cuando preparaba las oposiciones de controlador aéreo, así que toda esa experiencia que adquirí la he puesto al servicio de la historia. El personaje de Léo Mengano es más pragmático pero al final caerá en la trampa del amor porque Providence es muy guapa y muy lista. Se enamora de ella sin remedio.

M.G.- El amor siempre está muy presente en tus novelas.

R.P.- Sí porque el amor está siempre muy presente en mi vida. Yo soy una persona muy apasionada. Y esta novela viene por algo que hice por la que hoy es mi mujer. Por ella recorrí París - Granada, que son dos mil kilómetros, el día de la nube de cenizas que lanzó aquel volcán islandés, acontecimiento que me dio la idea para esta novela. Yo estaba en la academia de policía en París y nos veíamos los fines de semana. Claro, te lleva mucho tiempo hacer el recorrido en avión porque no hay vuelo directo París - Granada y siempre hay que hacer escala en Madrid, coger dos aviones y tal. El fin de semana se queda muy cortito pero aquella vez, con la nube de cenizas, con los aviones paralizados, fue una cosa tremenda pero yo fui porque la quería y porque quería verla. A mi nada me impediría ir a verla. Entonces viajé durante dos días en condiciones que no te puedes ni imaginar, cogí trenes, autobuses, dormí en la estación de trenes de Perpignan, allí tirado en el suelo como un vagabundo esperando que saliera un bus a las tres de la madrugada que al final no me dejaron coger porque había que comprar los tickets con una semana de antelación,... Fue una aventura... Y llegué a Granada, la besé y le dije «Bueno, me tengo que marchar ya que me esperan en la policía para el lunes por la mañana».

M.G.- (Risas) ¡Madre mía!

R.P.- Pero lo hice. Hubiera sido muy fácil coger el teléfono, llamarla y decirle que no podía ir. Pero no. Se lo había prometido y fui. Todo es posible. Todo se puede hacer. Es la gente la que se pone trabas. Siempre hay una manera de hacerlo. 

M.G.- Pues sí. 

Y has mencionado la nube de cenizas del volcán islandés algo que nos permite apreciar que en tu novela hay mucha contemporaneidad o actualidad. Haces referencia a esa nube, que supone el motor de arranque de la novela, pero también mencionas a Conchita Wurst, al escándalo del ex director del FMI,... Vas tirando de la realidad.

R.P.- Sí claro. Lo más divertido es coger de aquí y de allí. El trabajo lo hacen por mí. Cuando ves aquello de Eurovisión, este chico, bueno o esta chica, no sé ya... Y luego dicen que yo invento cosas surrealistas.

M.G.- (Risas)

R.P.- Solamente hace falta ver la tele para darte cuenta de que el mundo es así. Así que todo eso está ya hecho y luego me invento el resto. Me gusta mucho jugar con la fantasía e incluso meto a los políticos, a Rajoy, a Obama,...

M.G.- A Hollande no lo pones muy bien que digamos. Es un poco tontorrón.

R.P.- Sí bueno, yo no lo conozco personalmente pero tiene esta fama. Si lo oyes hablar, no parece muy listo. Pero es genial como personaje literario. Le tengo mucho cariño y por eso lo he convertido en un personaje de ficción y me lo paso bomba. De hecho, en mi próxima novela aparece también. Es un gustazo porque un personaje así te lo pone super fácil.

M.G.- En España también tienes cartera. Y no importa el signo político. Es igual. (Risas)

R.P.- Cierto. (Risas)


M.G.- Pero tus personajes me gustan mucho. Son todos muy humanos, muy naturales, muy cercanos para el lector,... Zahera es la niña enferma. No sé si te ha costado trabajo construir el personaje porque ella tiene desde su nacimiento una vida muy dura y a veces lo pasa bastante mal.

R.P.- No. Es que no me cuesta nada escribir, ni inventar personajes, ni nada. Sí que es cierto que Zahera tiene una vida complicada pero como lo digo con mucho humor y mucha poesía, pues resulta mucho más fácil. A ella le puse mis cosas. Es verdad que está enferma pero no está muerta y cuando no estás muerto puedes hacer muchas cosas aunque tengas que tener en cuenta tu enfermedad. Lo que no te puede permitir tu enfermedad no lo haces pero puedes hacer el resto. Y eso es lo que tiene Zahera, que es muy luchadora. Si yo fuera como ella, si estuviera enfermo, haría lo mismo porque yo he nacido así. Cuando hay dificultades me da igual porque las supero y vuelo sobre ellas. Esto es filosofía de vida. Con Zahera no lo he pasado mal, al revés, me lo he pasado bomba.


M.G.- Te confieso que yo no soy tan optimista como tú y cuando he leído esos capítulos en los que Zahera sufre una crisis y lo pasa regular, me dolía verla así pero también es una niña con mucha ilusión, con muchas ganas de aprender y, en ese sentido, el personaje nos da una lección.

R.P.- Sí, ella se compara con los demás y siempre piensa que está bastante bien comparada con el niño que está en la otra planta. Eso es lo que la gente tendría que hacer, compararse con otras personas que estén en peor lugar y serían mucho más felices. Los problemas se van solucionando. Los niños no tienen problemas porque lo solucionan todo enseguida. Los adultos pensamos más en las cosas.

M.G.- Y nos complicamos más la vida.

R.P.- Claro. Muchísimo más. Hay que intentar guardar el razonamiento de los niños para ciertas cosas y todo sería más fácil.

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