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miércoles, 20 de septiembre de 2023

BARBIE (COMEDIA - 2023)


Año: 2023

Nacionalidad: EE.UU

Director: Greta Gerwig

Reparto: Margot Robbie, Ryan Gosling, America Ferrera, Kate McKinnon, Will Ferrel, Michael Cera, Simu Liu,...

Género: Comedia

Sinopsis: Barbie (Margot Robbie) lleva una vida ideal en Barbieland, allí todo es perfecto, con chupi fiestas llenas de música y color, y todos los días son el mejor día. Claro que Barbie se hace algunas preguntas, cuestiones bastante incómodas que no encajan con el mundo idílico en el que ella y las demás Barbies viven. Cuando Barbie se dé cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, y tener los pies planos, decidirá calzarse unos zapatos sin tacones y viajar hasta el mundo real.

[Fuente: Filmaffinity]

Cuando anunciaron el estreno de esta película ni se me pasó por la cabeza ir a verla. Pensé que sería un homenaje al universo Mattel, al mundo de Barbie, a esa muñeca estilizada y perfecta que nació de la cabeza de Ruth Handler en 1968. A mí la Barbie me cogió muy mayor. Mis tiempos eran los de la Nancy y el Nenuco, y el de aquellos primeros muñecos que hablaban, movían la cabeza, y simulaban tomar un biberón que yo les daba a todas horas. Recuerdo que un año, tendría unos seis o siete años, los Reyes Magos me trajeron un muñeco que pesaba un montón y con una cabeza enorme (en algún sitio había que ocultar el mecanismo que lo hacía moverse). Aquel muñeco rubio, cabezón y de ojos azules movía la cabeza cuando yo le acercaba un biberón mágico de aquellos que se hicieron tan famosos. Pues bien, el muñeco dejó de funcionar al rato. Murió, y yo me sentí tremendamente frustrada. Creo que aquello se quedó grabado en mi subconsciente y, ahora que lo pienso, quizá allí se evaporó para siempre mi instinto maternal 😅. Pero me estoy desviando del tema. Que yo he venido aquí a hablar de Barbie.

La cuestión es que, tras el estreno, empezaron a llegarme múltiples comentarios y recomendaciones. «Tienes que verla»«No es lo que te imaginas»«Lanza mensajes necesarios»«Refleja la lucha de la mujer»,... Y ahí empiezo a plantearme vestirme de rosa. Busco valoraciones en Internet. ¿En Filmaffinity, un 6,3? Parece que me estoy perdiendo una buena película. Y al poco tiempo compruebo que la ponen en alquiler en plataforma. Así que, anoche me senté a verla. No me tiréis piedras porque tengo que admitir que me aburrí muchísimo, me pareció soporífera, me decepcionó totalmente. ¿Y esa valoración de 6,3? ¿Acaso no entendí nada de esta película? Tras el visionado vuelvo a entrar en Filmaffinity. Doscientas noventa y dos opiniones se han colgado en esta página sobre esta película. Leo las cuatro primeras páginas, una veintena de reseñas, de las cuales prácticamente todas son negativas. Vale, la mayoría son de hombres pero también hay alguna escrita por mujeres. Me encuentro con los siguientes titulares: «Un absoluto desastre y la película más estúpida del año»«Cansada de lo mismo. Aburrida»«Los hombres creemos en la igualdad de la mujer. No merecemos esto»«La chorrada más grande del año»«Panfleto misándrico absurdo, disfrazado de comedia feminista irreverente»«Aburrida y tendenciosa», «Bodrio woke», «Los chicos somos tontos y las chicas son manipuladoras. ¿Ese es el mensaje de la película?». Respiro algo más tranquila. Y grito: Lo siento, a mí Barbie no me gustó. Me descolocaron muchísimo las proclamas que se lanzan justo antes del núcleo de la película, como si, gracias a Barbie, la mujer es lo que es hoy. Pero entremos en materia y os cuento con detalles.

En Barbielandia, al margen de abundar el color rosa hasta hacerte sangrar los ojos, todo es perfecto. Las mujeres dominan ese mundo. Son ellas las que ocupan los cargos y los trabajos más importantes de la sociedad, aquellos que siempre han ostentado los hombres. De hecho, existe una Presidenta del gobierno. 

La vida transcurre con absoluta placidez y felicidad en Barbielandia hasta que, no se sabe muy bien, Barbie (el modelo estereotípico, interpretado por Margot Robbie; -hay más-) lanza una pregunta al resto de Barbies: ¿Alguna vez habéis pensado en la muerte? Semejante interrogante no cabe en un mundo como este. ¿Quién piensa en la muerte cuando tiene la felicidad en sus manos? Nadie, ni siquiera ella, entiende por qué ha tenido que preguntar eso. A partir de ese momento, todo empieza a cambiar en su vida. La ducha echa agua fría, las tostadas se queman, los pies de Barbie ya no son lo que eran y, lo más espantoso, Barbie tiene celulitis. Se ha convertido en una Barbie defectuosa. ¡Qué horror! Lo que ha ocurrido quedará debidamente explicado en la película y mejor no dar detalles sobre este asunto. Lo que sí os puedo decir es que, para solventar todo este tremendo lío, Barbie tendrá que viajar al mundo real, un viaje en el que se colará también Ken para acompañarla. Lo que encuentra allí la horroriza. Este no es el mundo que ella esperaba. Barbie creía que las mujeres en el mundo real, gracias a su existencia, eran como ella es, mujeres empoderadas, líderes, independientes y dueñas de sí mismas. Pero en el mundo real no la quieren ni ver porque Barbie no representa a las mujeres del mundo real. Sin embargo, a Ken le encantará ese mundo recién descubierto porque se respira testosterona en cada esquina. Allí se siente alguien importante, respetado, y tenido en cuenta. En fin que se monta un lío, todo se vuelve patas arriba, surgirá una buena gresca entre hombres y mujeres en Barbielandia, y Barbie y sus amigas humanas tratarán de recolocar el orden ambos mundos.

Qué es lo que me ha gustado de la película

Las escenas iniciales rinden homenaje a otra película mítica que, dicho sea de paso, nunca he conseguido terminar de ver porque se me hace bola. Pero me hizo gracia el guiño cinematográfico, recreando ciertos fotogramas y empleando de fondo el tema musical principal de dicho largometraje. Ahí pensé que me esperaba algo bueno. Porque con esas imágenes querían señalar que, no hace tanto, las niñas vivían como en el mundo de las cavernas, jugando a ser mamás, con muñecos de porcelana, hasta que llegó la exuberante Barbie para revolucionarlo todo. 

En esas escenas iniciales, una voz en off (que en la versión original corresponde a Helen Mirren), lanza un speech que aturde. A mí me parece que puede conducir a equívoco. 

En cambio, sí me gustan otro tipo de mensajes como ese que recalca que las niñas pueden llegar a ser mujeres que consiguen todo lo que se proponen. Me gusta la recreación del mundo real, aunque creo que se han pasado bastante, porque estamos en el siglo XXI y no en los tiempos de mi abuela. La testosterona está muy presente pero, por suerte, ya no se respira en cada rincón. De igual modo, me gustan las diferentes emociones que Barbie y Ken sienten cuando ponen un pie en el mundo real. Ese diálogo es muy esclarecedor. Una misma acción produce emociones diferentes dependiendo si van dirigida a una mujer o a un hombre. Y, por último, también me ha gustado alguna que otra metáfora que se ejemplifica en la sede de Mattel, así como las alusiones a las decisiones comerciales de la compañía, referidas a la retirada de ciertos juguetes. Mattel se burla de su propia cúpula y de su hacer. Bueno, no está mal pero vamos, tampoco es para alabarlos. 

Qué es lo que no me ha gustado de esta película

Id preparando las piedras porque, a mi juicio, el problema está en el enfoque. Esas escenas iniciales que comenté antes vienen acompañadas de un discurso en off en el que se manifiesta que la mujer le debe todo lo que es hoy a esta muñeca. Porque, ¿quién quiere ser madre las veinticuatro horas del día? Dejad de jugar a las casitas -como si lo de gestionar una familia y un hogar fuera un juego-, y rendid pleitesía a vuestra salvadora. 

Entiendo que lo que se pretende es desmitificar, destruir, esclarecer. Dejar patente que, a pesar de que Barbie es una mujer empoderada, en el mundo real las cosas no son así, sino que la mujer aún tiene un lucha titánica por delante y para llegar hasta aquí se ha dejando la piel en el camino. Pero, por favor, aclaradme esto: ¿por qué en Barbielandia los hombres están tan denostados, ninguneados, y despreciados? No  hay necesidad de algo así, de crear un mundo al revés, en el que el hombre depende emocionalmente de la mujer y llora por las esquinas, anhelando que ella le dirija la palabra. Venimos huyendo de todo eso, batallando década tras década, y ahora viene esta directora y nos muestra este mundillo rosa, al que le ha dado la vuelta, para seguir echando más mierda sobre la desigualdad. Le habrá parecido divertido mostrar al hombre como un pelele o un gusano al que pisar. Nunca fue divertido que a la mujer se la hiciera sentir así. Y no lo es tampoco que al hombre se le vea así. Y sí, que ya sé que la trama juega a mostrar lo que no está bien para luego, con bonitas palabritas, y ¡oh, por fin he abierto los ojos!, apoyarnos los unos a los otros y construir un mundo en el que todos seamos iguales. Pero para llegar a ese desenlace, se pasa por un montón de situaciones que no me representan, ni me gustan nada.  

Barbie se dará cuenta que el mundo no debe ser como Barbielandia y tampoco como el mundo real. Y aun así, hay una disertación final que se resume en las dos líneas que aparecen en la cartelería:


"She's everything.

He's just Ken". 


Vale. Ella puede ser cualquier cosa y Ken debe ser él mismo, sin tener que vivir toda su vida a la sombra de Barbie. Ay, mirad, yo que sé. Es que no le cojo el punto a esta película, y no veo tan claro la supuesta intención que escondeCreo que hay un batiburrillo de ideas, una serie de mensajes loables, pero que no están bien definidos, que no quedan claros, que tienen zonas oscuras y pueden ser malinterpretados. A mí se me quedó cara de tonta en muchas escenas.

Personajes

Barbie

La chica curvilínea, de cintura de avispa y pecho prominente. La joven de larga cabellera rubia, ojos azul mar y una sonrisa perfecta. Barbie no necesita a los hombres. Le basta con sus amigas, así que, cada noche es noche de chicas, mientras ellos babean detrás de ellas, esperando alguna carantoña. 

Como dije antes, la muñequita evolucionará una vez que experimente en sus propias carnes (o plástico reciclado) la dificultad que la mujer sufre para abrirse camino, solo que en la película lleva ciertas situaciones al extremo. Y aunque hay mucho que cambiar todavía, por suerte, hemos avanzado.

Ken

A mí Ken me ha caído fatal. Media película haciendo el bobo, vestido de colores chillones o de cowboy. La otra, queriendo imponer el patriarcado en Barbielandia vestido con un abrigo de pieles. Por no hablar de la pelea de egos en la que se enzarza con otros personajes. 

Vamos que lo único destacable es ver a Ryan Gosling bailando, pero como su papel es tan ridículo, esta película ha destrozado por completo la buena imagen que me dejó el actor en La La Land.

Gloria

Junto a su hija Sasha, es la humana de la película. Su papel es el de abrir la mente de las Barbies a la realidad. Orientarlas para que ellas, no solo vuelvan a ocupar el papel que tenían antes en Barbielandia, sino que además, entiendan que hay que cambiar y construir un mundo mucho más igualitario, más equitativo, mejor. Ni Barbie es mejor que Ken. Ni Ken es mejor que Barbie. Pero decirlo de modo condescendiente no mola. En algún momento, el personaje suelta algo interesante pero, al instante siguiente, me desbarata los esquemas. Creo que en una escena viene a decir algo así como que si tienes una idea brillante, no defiendas que es tuya, sino que es mucho mejor hacer creer al hombre que la idea ha sido de él. No vaya a ser que lastimemos egos. No sé, la verdad. O yo no la he entendido, o vivo todavía en el mundo de las cavernas.

Alan

¿Y con este personaje que hacemos? El pobre Alan ni pincha ni corta. Es un chico más bien feúcho al que todo el mundo ignora. De él pasan todas las Barbies y todos los Ken. Ahí queda eso.

Otras cuestiones

Por comentar otros detalles. No me gusta la estética. ¡Jolín, tanto rosa! Que sí, que tiene que ser así pero no me gusta. ¿Qué queréis que os diga?

¿Y es divertida? Ni chispa. A mí es que no me ha arrancado ni una sola sonrisa. No hablemos ya de carcajadas. 



En definitiva, solo puedo decir que mi interés por Barbie ha fluctuado mucho. Hay diálogos, reflexiones y escenas que me parecen interesantes (las menos) y otras que me han desconcertado mucho. Creo que la intención es buena pero no está bien ejecutada. Yo tengo la impresión de que está película más que ayudar a la causa, echa más leña al fuego. Por lo tanto, y tiradme todas las piedras que queráis, Barbie es un no rotundo para mí. Muy aburrida.

La tenéis de alquiler en algunas plataformas.



Tráiler:




miércoles, 13 de febrero de 2019

YO, TONYA (BIOPIC - 2017)


Año: 2017


Nacionalidad: EE.UU

Director: Graig Gillespie.

Reparto: Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Caitlin Carver, Julianne Nicholson, Bojana Novakovic, McKenna Grace,...

Género: Drama. Biopic.

Sinopsis: Década de 1990. Tonya Harding es una prometedora patinadora sobre hielo estadounidense, una joven de clase obrera, siempre bajo la sombra de su implacable e insensible madre, pero con un talento innato capaz de hacer un triple axel en competición. En 1994, su principal rival para los Juegos Olímpicos de Invierno es su compatriota Nancy Kerrigan, a la que, poco antes de los Juegos, un matón a sueldo le golpea la rodilla con una barra de hierro. Las sospechas recayeron en el entorno de Tonya, lo que supuso el comienzo del fin de su carrera.

[Fuente: Filmaffinity]



Ando probando la plataforma de Amazon Prime aunque no tengo muy claro si me convence mucho. Haciendo un exhaustivo repaso a las películas que tienen disponibles me encontré con Yo, Tonya, un biopic que ya me había llamado la atención en el momento de su estreno, aunque he de reconocer que, ni el título ni el cartel resultan muy atractivos. Sin embargo, sabía que esta película narraba la historia de una patinadora estadounidense, deporte que me apasiona, con un talento impresionante pero muy poca cabeza o muy mala suerte a la hora de tomar decisiones, que se vio involucrada en un sucio asunto.

Tonya Harding nació en el seno de una familia pobre y sin recursos. Quinta hija de Lavona Harding tras su cuarto matrimonio, la niña siempre sintió fascinación por el patinaje artístico y su madre, a su manera, hizo todo lo que pudo por convertirla en patinadora. A los cuatro años, Tonya se convirtió en alumna de la entrenadora Diane Rawlison quien observó que la niña tenía verdadero talento. Apartada de los estudios, se centró en el patinaje entrenando ocho horas diarias, ganando su primera medalla cuando no levantaba un palmo del suelo. Desde entonces, fue pasando por competiciones locales, regionales, nacionales hasta convertirse en la mejor patinadora de Estados Unidos, siendo la primera mujer estadounidense en ejecutar un triple axel. Os dejo el vídeo original de su actuación en 1991.




Aquel hito la metió directa en el equipo de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, todo se truncó a causa del terrible incidente que sufrió su rival más importante, Nancy Kerrigan. Como dice la sinopsis, poco antes de los Juegos, un matón a sueldo destroza la rodilla de Nancy, dejándola prácticamente inútil para la competición. Los hechos se produjeron como fruto de un mal entendido que tuvo consecuencias para Tonya y su entorno. A partir de entonces, ya nada fue igual. 

Pero la película no solo se basa en el incidente que la apartó de las pistas de hielo. Yo, Tonya también quiere mostrarnos la vida que la joven tenía, en qué núcleo familiar y conyugal se forjó su personalidad y cómo esto repercutió igualmente en su faceta profesional. A pesar de tener una técnica impecable, nunca fue la favorita del jurado en las competiciones. Procedía de una familia desestructurada, era desafiante, su aspecto no era el que se esperaba, con aquellos maillots que se cosía ella misma por falta de recursos. Al mismo tiempo, sufría maltrato a manos de su marido Jeff Gilloly, con quien se casó muy joven. No era la imagen que Estados Unidos quería proyectar 'de una familia como Dios manda' y todo ello la llevó a enfrentarse con el jurado en más de una ocasión. Difícil de tratar, tuvo que cambiar de entrenadora. 

En resumen, todo esto nos cuenta Yo, Tonya. Desconocía la historia de esta mujer que solo luchó por alcanzar la gloria a través de lo que era su sueño. Pero tuvo mala suerte o no meditó bien las cosas. Al margen de su familia, se rodeó de gente inepta y torpe. Su marido era un maltratador que convirtió lo que para ella era una relación llena de ilusión en un infierno. A su vez, consintió que un amigo de Jeff, un tal Shawn Eckart, se erigiera en su supuesto guardaespaldas después de que la patinadora recibiera una amenaza de muerte. La película nos muestra que aquel tipo fue el culpable de todo lo que ocurrió, que los demás fueron víctimas colaterales, y aunque cada uno pagó por lo sucedido, la que se llevó el castigo más duro fue Tonya. Así es el desenlace, una reflexión en forma de imágenes sobre el éxito y el fracaso. 

Sobre las interpretaciones, quisiera destacar tres papeles. La madre, encarnada por Allison Janney, con una caracterización fabulosa, es brutal. No hay fisuras en su interpretación, ni lagunas, ni dudas. Es totalmente creíble y aunque produce rechazo por la dura actitud hacia su hija, el espectador queda prendado de su trabajo. 

Otro papel maravilloso es el que interpreta Paul Walter Hauser haciendo de Shawn Eckart. El personaje es vomitivo, insoportable, irritante, descabellado, dan ganas de cogerlo por el cuello, y el actor lo hace tremendamente bien porque todas esas sensaciones que tenemos al verlo decir chorradas e inventarse una vida, nos nacen de los más profundo de nuestro interior y eso solo puede ser sinónimo de un trabajo bien hecho.

Por supuesto, no nos podemos olvidar de Margot Robbie, en la piel de la protagonista. De los infiernos, a la gloria, y vuelta a los infiernos de nuevo, todo ello conlleva una serie de registros que Robbie interpreta perfectamente.  Cuánta fuerza derrocha la actriz en este trabajo.

Yo, Tonya está rodada a modo de falso documental. Basada en las entrevistas realizadas a los implicados en la historia, la narración se va alternando con las declaraciones emitidas por uno y otro. Cada uno de ellos cuenta la historia a su modo y muchos testimonios se contradicen pero no es algo que sea demasiado significativo. Por otra parte, la banda sonora, la estética, la ambientación están muy bien conseguida, mostrando recursos técnicos que se emplearían en la época para rodar documentales. 

Sin embargo, sin embargo,... la película es excesivamente larga. Digamos que cuando todo el incidente ocurre, el espectador ya ha caminado un largo trecho. En mi caso, he llegado al momento crucial con algo de cansancio. Creo que hubiera quedado más compacta al acortar algo los inicios y hacer coincidir lo importante con algo menos de metraje. Por este motivo, la película no es para mí tan fabulosa, aunque cuenta con unas críticas espectaculares. Pero es que, si hay algo que no soporto es que una película me obligue a mirar cuánto queda para el final, a pesar de ser una historia que enganche y contar con muy buenas interpretaciones. 

En cualquier caso, es un largometraje interesante que narra una historia curiosa y que, por lo que he leído -yo desconocía la existencia de este suceso-, mantuvo en vilo a los estadounidenses por el tremendo escándalo que aquello supuso.

De una horda de seguidores a olvido solo hay un paso.





Tráiler:

Puedes adquirirla aquí:





miércoles, 28 de febrero de 2018

GOODBYE, CHRISTOPHER ROBIN (DRAMA - 2017)


Año: 2017

Nacionalidad: Reino Unido.

Director: Simon Curtis.

Reparto: Domnall Gleeson, Margot Robbie, Will Tilston, Kelly MacDonald, Nico Mirallegro, Stephen Campbell Moore, Simon Williams, Phoebe Waller-Bridge, Geraldine Somerville, Richard McCabe, Richard Dixon, Lance C. Fuller, Tommy Rodger, Alex Lawther, Vicki Pepperdine, Shaun Dingwall, Robert Portal, Jason Matthewson, Bernardo Santos, Honey Holmes, Adam Lazarus. 

Género: Drama. Biografía.

Sinopsis: Una mirada a la relación del alabado escritor para niños A.A. Milne y su hijo Christopher Robin, cuyos juguetes inspiraron el mundo mágico de Winnie the Pooh. Junto a su madre Dafne y su cuidadora Olive, Christopher Robin y su familia se verán arrollados por el éxito internacional de los libros.


[Fuente: Filmaffinity]


Winnie the Pooh 

Esto es lo primero que debes de saber antes de leer esta reseña porque el largometraje que traigo hoy tiene mucho que ver con ese osito que todo el mundo conoce. Y es que Goodbye Christopher Robin trata precisamente del escritor británico Alan Milne, creador de esos libros infantiles, de su hijo Christopher y de sus peluches: Edward o Winnie, el cerdito Piglet, Tigger, Kanga el canguro y su hijito Roo,...

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[Fuente: La vanguardia]
El guion juega con una estructura a tres tiempos, el pasado más inmediato, el pasado más remoto y el presente. Así la película se inicia en 1941, cuando el matrimonio Milne, Alan y Dafne, residen en una casita de campo cerca del bosque de Ashdown en Sussex. Hasta aquel hermoso lugar, apartado y alejado del ruido urbano, llegarán las noticias más terribles. El lanzamiento rabioso de una pelota de criquet nos traslada al pasado, a 1916 para mostrarnos de manera muy sutil los años en los que Alan sirvió en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial, una experiencia que lo dejó profundamente marcado para siempre. El sudor, el calor de la contienda, el sonido de las moscas sobre los cuerpos destrozados, el barro, la sangre, el estruendo y las explosiones se pegaron a su piel de tal forma que Alan se volvió un hombre algo desquiciado y asustadizo. Pero la guerra pasa y él regresa ileso a Londres, una ciudad que ha decidido olvidarse de la desgracia, de sus compatriotas muertos en el campo de batalla y fingir que no ha ocurrido nada. Alan no puede soportar la indiferencia ante lo que ha sido un acontecimiento de trágicas consecuencias. Pero efectivamente la vida sigue, y enamorado de Dafne tienen su primer hijo, Christopher Robin, al que llamaran Billy Moon. No obstante, el nacimiento de su hijo tampoco consigue que el escritor recupere la ilusión, la alegría y la estabilidad. Solo cuando deciden mudarse a la tranquila campiña de Sussex, Alan recobrará algo de cordura y los juegos con su hijo Billy y sus peluches darán pie al nacimiento de Winnie the Pooh. 

La película cuenta de este modo de qué manera surgió el personaje infantil Winnie the Pooh, qué escenas o conversaciones con su hijo inspiraron el libro y que repercusión mundial tuvo la publicación de estos volúmenes. Pero lo más importante, lo que más se destaca en este largometraje, son las secuelas psicológicas que el éxito dejó en el pequeño Billy Moon, cómo vivió él aquellos años en los que se convirtió en un niño famoso que todo el mundo quería conocer y cómo le afectó eso en su edad adulta. Así pues, la película nos invita a descubrir el lado menos amable de la fama y también a reflexionar sobre las consecuencias que tiene para un niño pequeño convertirse en un personaje mediático. Suele ocurrir que, sea por el motivo que sea, los niños se convierten en ídolos para otros niños y se le aparta de su infancia, obligándolos a entrar en un mundo que los abruma y los aturde donde se sienten observados, vigilados e imitados. Son fuentes de dinero y los padres, cegados por el oro, dejan de tener los pies en la tierra. Niños como Billy Moon los ha habido siempre y los sigue habiendo, no hay más que echar un ojo a nuestra actualidad para descubrir niños cantantes que participan en programas de televisión o que simplemente tienen un canal de Youtube y, sin darse cuenta, se convierten en objeto de masas, arrollados por una notoriedad de enormes magnitudes. Dejan de ser niños, dejan de hacer las cosas que son habituales a su edad y se convierten en niños-adultos. Esto es lo que le ocurrió a Billy Moon. Llegó a renegar de su propio yo, de Christopher Robin, y todo por un sencillo oso de peluche del que no se separaba ni un momento. 'Algún día el mundo se olvidará de Winnie the Pooh', le llega a decir Alan a su hijo. Obviamente, se equivocó. 

Alan Milne se muestra en esta película como un hombre especialmente sensible. La inquietud y la ansiedad se apoderan frecuentemente de él como consecuencia de las terribles vivencias que le tocó sufrir durante la guerra, lo que ocasionalmente saca su lado más mordaz e irónico, aunque la mayoría de las veces simplemente entra en estado de pánico, bloqueándose y sintiendo un terrible pavor por el porvenir de Inglaterra. El papel de Alan Milne no es fácil. Es un personaje en perpetuo conflicto interior que queda muy bien interpretado por Domnall Gleeson. El actor resulta muy convincente cuando muestra el lado más débil del personaje o cuando se siente un poco entre la espada y la pared en situaciones familiares delicadas. 

Por su parte, Dafne es mucho más fuerte y mucho más olvidadiza. No entiende por qué su marido no puede olvidar lo vivido en tiempos de guerra y por qué insiste en escribir libros tristes que nadie quiere leer. Dafne, también muy bien interpretado por Margot Robbie, es un personaje que 'molesta'. Tiene poco tacto, es desconsiderada y una bocazas que vive única y exclusivamente para sí misma mientras la vida le devuelva felicidad. Otra cosa distinta será cuando tenga que encajar algún revés del destino. Si bien es cierto que, a la hora de elegir, probablemente el espectador se posicione al lado del marido, Dafne nos llegará a conmover cuando tenga que hacer frente a lo peor que tiene que enfrentarse una madre. 

Dafne y Alan son dos personajes que, a pesar de gozar de una buena posición social y económica, con fiestas, viajes, y actos sociales, se sienten perseguidos por el temor de una nueva guerra mundial que les arrebate a su hijo. Él es consciente del peligro en cada momento. Ella intenta disfrazar su temor de felicidad.

Por supuesto, no podemos olvidar al pequeño Billy Moon, un personaje al que veremos en su niñez y en su adolescencia, adentrándose en la madurez. El pequeño Christopher Robin está interpretado por el niño Will Tilston, de ojos brillantes, dientes separados y hoyuelos en los carrillos. El pequeño aporta su propia inocencia al personaje, su manera de mirar el mundo, sin filtro, sin entender pero en constante búsqueda de amor y aceptación. Tilston nos conmueve y nos hace retroceder a nuestra propia infancia y a ese mundo de fantasía donde solo había felicidad.

Y luego está Olive, o Nou como él la llamaba, la niñera de Billy, la única que parece darse cuenta de la atrocidad que se está cometiendo con el pequeño niño. Al margen del desequilibrio de Alan Milne y de las terribles consecuencias que tuvo la publicación de Winnie the Pooh, la película hace muchísimo hincapié en la relación que mantiene el niño con su niñera. Prácticamente se deja traslucir que para Billy, la única persona que lo quería de verdad es Olive. Es con ella con quien el pequeño pasa la mayor parte de su tiempo desde el momento en el que nace, mientras sus padres están de fiestas y viajes, y tan estrecha es la relación que mantienen que el pequeño pasa por algún episodio de celos. Ni siquiera el amor de Olive lo librará del dolor. El personaje está interpretado por Kelly MacDonald y, como el resto del reparto, funciona muy bien y resulta muy creíble. Olive amaba a Billy Moon como si fuera su propio hijo y MacDonald llega a transmitir ese profundo amor con absoluta maestría.  

Goodbye Christopher Robin es una película muy emotiva y muy hermosa, y no lo es solo por la historia que narra sino también por la estética. Absolutamente maravillosa es la fotografía que muestra ante nuestros ojos y desde el mismo inicio, escenas llenas de una luz tamizada. Planos del bosque o del estudio en el que el escritor ideaba sus historias aparecen bañadas por los luminosos rayos de sol que crean una atmósfera de pura magia. Casi solo por esto, merece mucho ver la película.

No quiero dejar atrás la fabulosa banda sonora a cargo de Carter Burwell. Las melodías suelen ser suaves y sedosas, muy apropiadas para el tipo de historia que nos cuenta la película, y muy pocas veces tienen que potenciar momentos de tensión. 

El único reparo que le voy a poner a la cinta es la caracterización de los personajes. El último tercio del largometraje se desarrolla cuando Christopher Robin es ya un adolescente y sus padres, obviamente, han envejecido. El rostro de Alan Milne tiene que aparentar pesadumbre y vejez pero su caracterización chirría muchísimo porque se percibe con mucha nitidez que se trata de un rostro joven, envejecido artificialmente. No es un trabajo fino y parece más bien una recreación barata.

No quiero cerrar la reseña sin hacer algunas puntualizaciones sobre la vida real de estos personajes. Alan Alexander Milne falleció en Sussex el 31 de enero de 1956. Al  margen de poemarios, el autor escribió dos libros sobre el osito: Winnie-the-Pooh publicado en 1926 y The House at Pooh Corner que vio la luz en 1928 y fue traducido al castellano como El rincón de Pooh. No cejó en su empeño de intentar abrir los ojos al mundo con un libro en contra de la guerra. Paz con honor, publicado en 1934 es todo un alegato.

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[Fuente: The New York Public Library]
Por su parte, su hijo Christopher murió el 20 de abril de 1996. Según se cuenta en los créditos finales de la película, se casó y abrió una librería en Devon. Nunca tocó ni un centavo de la enorme fortuna generada por las ventas de los libros. Sus  peluches están expuestos en la Central Children Room de la Donnell Library Center que depende de la biblioteca pública de Nueva York. Creo que fue la editora americana la que compró los juguetes y al parecer, estos seres mágicos e inanimados que cobraron vida gracias a la imaginación de Alan Milne y su hijo reciben unas 750.000 visitas al año.

Christopher también escribió algunos libros en los que contó su infancia y la relación que mantuvo con su padre. 

Por cierto, la película la vi en versión original gracias a la amabilidad de un amigo que se trajo el DVD en uno de sus viajes. Yo he buscado información sobre el estreno en España pero desconozco si este largometraje se llegó a estrenar y pasó sin pena ni gloria o bien está pendiente de exhibirse en las salas de nuestro país. Sea como sea, si tenéis oportunidad no dejéis de verla. Es una preciosidad. 



Tráiler [en inglés, subtitulado en castellano]:










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