Autor
José María Merino (A Coruña, 1941) se dio a
conocer en 1976 con Novela de Andrés Choz, que obtuvo el
Premio Novelas y Cuentos. Su novela La orilla oscura fue
galardonada con el Premio de la
Crítica en 1986. Además, ha recibido el Premio Nacional de
Literatura Juvenil (1993), el Premio Miguel Delibes de Narrativa (1996), el
Premio NH para libros de relatos editados (2003), el Premio Ramón Gómez de la Serna de Narrativa (2004) y
el Premio de Narrativa Gonzalo Torrente Ballester (2006). En el campo del
cuento literario ha publicado Historias de otro lugar (2010),
donde se recogen los libros de relatos publicados hasta 2004, así como Las
puertas de lo posible (Páginas de Espuma, 2008) y El
libro de las horas contadas (2011). Su microficción completa se
encuentra recogida en La glorieta de los fugitivos (Páginas
de Espuma, 2007), Premio Salambó de Narrativa en castellano, y sus ensayos
literarios están reunidos en el libro Ficción continua (2004)
y Ficción perpetua (2014). Páginas de Espuma ha publicado
además una antología de sus cuentos, La realidad quebradiza, en
edición de Juan Jacinto Muñoz Rengel. En 2013 recibió el Premio Nacional
de Narrativa por El río del Edén. Es miembro de la Real Academia
Española.
Sinopsis
¿Qué lector no ha querido conocer los secretos de
un gran escritor? José María Merino, uno de los principales
culpables del actual buen estado de la narrativa breve en España, nos regala
algunas claves de su literatura.
La trama oculta supone
un paseo por las distintas modalidades cuentísticas y miradas creativas del
autor: en su primera parte predomina lo realista, en la siguiente prevalece lo
fantástico –y hasta lo futurista– y hay un broche final dedicado a la distancia
más corta, el minicuento.
Merino reúne
en un solo libro, con este planteamiento, su estética y sus obsesiones en el
género, al mismo tiempo que muestra la llave de su origen y su escritura. Su
trama oculta.
[Información facilitada por la editorial]
Los que soléis andar por aquí (y aprovecho para daros las gracias) sabréis por mis comentarios que últimamente he sido muy afortunada con mis lecturas. Nosotros, que saltamos de un libro a otro casi sin pausa, y en ocasiones de manera casi obsesiva, agradecemos infinitamente cuando los libros en los que nos sumergimos nos hacen pasar momentos placenteros. Lamentablemente no ocurre siempre así, por eso nos llenamos de entusiasmo cuando encontramos ese libro, esa lectura que nos llena como ninguna otra.
Comentaba estos días atrás que lo más curioso es que las dos lecturas que me han hecho disfrutar sobremanera pertenecían a un género al que prestamos poca atención, los cuentos y los relatos. Y de cuentos va la cosa hoy pues hace una semana, tuve la enorme suerte de poderme sentar junto a un hombre cercano, cordial y entrañable. José María Merino estuvo por Sevilla promocionando su nuevo libro La trama oculta, un libro lleno de historias maravillosas sobre las que estuvimos hablando. Esto fue lo que nos contó.
Marisa G.- José María, ¡cuánto he disfrutado leyendo su libro!
José Mª M.- Me alegro, me alegro mucho. ¡Qué más puede pedir un autor!
M.G.- Me han parecido una maravilla, de verdad. No solamente me han sorprendido sus cuentos si no también su curriculum. Es impresionante.
J.M.M.- Bueno, es que también tengo muchos años.
M.G.- Pero no todo el mundo con sus años tiene esta trayectoria. Veo que su vida siempre ha estado relacionada con el mundo de las letras. Está usted vinculado a la Fundación de la Lengua Española, es tesorero de la Asociación de Academias de la Lengua Española, además es miembro y vicesecretario de la RAE,...
J.M.M.- Así, es...
M.G.- Antes de hablar del libro, permítame que le haga una pregunta porque tengo mucha curiosidad. Recientemente se ha publicado una nueva edición del diccionario de la RAE en la que se han incorporado nuevos términos. ¿Cómo es el proceso que siguen estas incorporaciones? ¿Cómo se decide qué términos se incluyen o los cambios que se van a realizar?
J.M.M.- Bueno, realmente somos los propios académicos los que debatimos estas cuestiones o bien nos llegan sugerencias de otras personas. Por ejemplo, en el caso de los palos del flamenco que se han incluido todos, fue Antonio Rodríguez Almodóvar el que se puso en contacto conmigo. Transmití su sugerencia al resto de los académicos y al final decidimos incluirlos.
Evidentemente, el diccionario tiene carencias y lagunas que se van corrigiendo. Por ejemplo, hay un dulce en Úbeda que se llama Ochío y que en el diccionario aparecía antes con h. Claro, en Úbeda estaban indignados. Mi amigo y cuentista, Medardo Fraile, ya fallecido, tenía mucha relación con Úbeda y me comentó que aquello había que corregirlo. Y así ha sido. La gente acude a nosotros, nos hacen propuestas y los académicos debatimos sobre estas cuestiones. De este modo se incluyen términos nuevos o bien se corrigen acepciones que no son correctas.
M.G.- Sí, oí en la radio que del adjetivo «femenino» se ha eliminado la acepción «débil».
J.M.M.- Claro. No hay que olvidar que las cosas cambian. Por ejemplo, «patriarca» ya no significa hoy lo que hace veinte años porque tiene connotaciones que antes no tenía. Las palabras se van moviendo y evolucionando. Todo eso hay que comprenderlo. Incluso hay palabras que siguen teniendo una connotación negativa y no se la podemos quitar porque la gente la sigue utilizando. Solo las palabras que dejan de ser usadas en el flujo lingüístico se retiran y pasan al diccionario histórico, porque ninguna palabra desaparece. Lo que ocurre es que estamos trabajando en el diccionario histórico con muchos problemas económicos y nos está costando mucho pero cuando lo terminemos y tengamos la plantilla en la red será impresionante porque cada palabra tendrá todas sus etimologías.
M.G.- Muy interesante... Y trabajó usted en el Ministerio de Educación y Cultura.
J.M.M.- Muchos años, sí.
M.G.- Son dos temas que a mí me preocupan muchísimo. ¿Cree usted que vamos por buen camino en estas dos áreas?
J.M.M.- Yo creo que no y no solamente lo digo por los políticos sino también por las familias. Las familias no están educando a los niños, no están iniciándolos en la ficción, en los cuentos, en la relación con el mundo literario. Por otra parte, las modificaciones en el sistema solo están consiguiendo que la gente sea menos culta. Los jóvenes están cada vez menos formados y eso lo veo cuando hablo con ellos. Yo tengo libros juveniles y antes los jóvenes me decían que no sabían lo que significaba la palabra jarcia pero es que ahora me preguntan qué significa la palabra absorto. Claro, esto dice mucho... Se está perdiendo léxico a una gran velocidad. Además en mi época había como más curiosidad y buscábamos palabras en el diccionario. Por ejemplo, la palabra puta, allá que íbamos a leer lo que significaba (risas). Y ahora los jóvenes piensan que con pocas palabras pueden decirlo todo. No solo es un problema de incultura es que resulta que si van perdiendo palabras también perderán recursos para poder enfrentarse a la realidad. Desde luego, yo no estoy nada satisfecho con el sistema educativo. Además toda esta crisis al final la paga la cultura, la educación,... que son la base de nuestra sociedad.
M.G.- Exactamente. Es importantísimo para la sociedad y sin embargo, lo que usted comenta, los chicos cada vez salen menos preparados de los centros educativos. Y en cultura, pues al revés, en vez de fomentarla, se ponen muchas trabas, con lo que enriquece todo esto.
J.M.M.- Claro, así que yo no soy nada optimista en ese sentido.
M.G.- Hablemos de literatura. Ha trabajado usted con diversos registros. Comenzó con poesía, narrativa, ensayo, relato,... ¿en qué aguas nada usted con más soltura?
J.M.M.- Bueno, la poesía me abandonó porque era muy narrativa, así que derivé de forma natural en la prosa. No sé si navegaré con más soltura en la novela o en el cuento pero lo sí hago es navegar con la misma osadía (risas).
Con los años también he publicado ensayos porque cuando empecé a escribir me decía que un escritor no tenía por qué tener una teoría pero a la larga he terminado por pensar que un profesional, de la rama que sea, acaba teniendo una teoría del oficio. En cualquier caso, en lo que más me muevo es en novela y en cuento.
M.G.- Este libro, La trama oculta, es un compendio de muchos cuentos de diferente temática. Me gustaría saber por qué ha elegido este título para su libro, ¿qué esconde ese título?
J.M.M.- En la realidad, la apariencia es un gran disimulo. Lo estamos viendo a diario. Estamos tan tranquilos y de repente nos enteramos de que hay un montón de mangantes que se han llevado mucho dinero y los demás vivimos en un mundo donde pagamos a Hacienda, los impuestos,... En la realidad, sin duda hay una trama oculta. Bueno pues, en este libro, quería jugar con la diferencia existente entre la superficie de la trama, lo que vemos claramente, y lo que puede estar debajo de esa trama, en lo que se refiere a las relaciones personales, en los afectos,... Es algo que se ve a diario en la vida. Por ejemplo, cuando vemos a dos personas que se han llevado siempre tan bien y de repente se llevan a matar,... Ahí indudablemente había una trama oculta. Pues bien, yo he pretendido jugar con eso que es tan típico en la literatura porque la ficción trata siempre de lo que se esconde debajo de la más simple apariencia. La literatura es la historia de cómo somos, cómo nos comportamos, cómo es el corazón humano,... Los seres humanos somos muy complejos. Tenemos una superficie y una serie de niveles, en algunos casos tan oscuros en ciertas personas que los demás difícilmente los podemos racionalizar.
M.G.- ¿Y usted cree que los cuentos tienen aceptación entre el público lector?

J.M.M.- Mire, es sorprendente. Me gusta recordar que en España tenemos una tradición de cuentos que empieza en el siglo XIII. A mediados de ese siglo se traduce del árabe Calila e Dimna, una maravilla de libro. Luego vino Patrono y el conde Lucanor,... Somos un país con una importante tradición de cuentos. Don Miguel de Cervantes pasa esos cuentos a la modernidad con las Novelas ejemplares. Así que siempre hemos sido un país que ha escrito cuentos y sin embargo no tenemos una buena relación con ellos, entre otras cosas por lo que hablábamos antes, porque no estamos formados literariamente. La gente no sabe lo que es un cuento. Yo he dado talleres donde a los alumnos les daba antes unos cuentos para leer y cuando quería que los comentáramos, nadie se los había leído, así que decidí comenzar las sesiones del taller leyendo primeramente el cuento. Era como si diera misa. Lo leía primero para poder trabajar luego sobre él. Y resulta que los alumnos se sorprendían cuando lo escuchaban porque estaban encantados, les gustaba mucho. ¡Pues claro, si es que los cuentos son muy interesantes!, pero como no hay costumbre,... La gente prefiere novecientas páginas reiterativas, que te cuentan siempre lo mismo, en vez de un cuento que es un género de síntesis que requiere de la colaboración del lector porque el cuento no te lo dice todo. Pero todo se reduce a un problema de formación porque la tradición del cuento en España es enorme.
M.G.- Pero además es un poco absurdo porque lo primero que leemos o nos leen de pequeños son cuentos y luego, a medida que crecemos, abandonamos el género.
J.M.M.- El sistema educativo se equivoca en ese sentido. En los colegios se les mete novelas que en ocasiones no son lecturas apropiadas. Mira a Baroja, con un cuento de cuatro páginas estudias al autor. Con un cuento de ocho páginas de Valle-Inclán se estudia el modernismo,... En los cuentos está todo porque pueden reflejar mucho mejor lo que es una época y un autor, sobretodo para la gente que se está iniciando, pero eso no se valora aquí.
M.G.- Su libro empieza con unas palabras introductorias y en esa introducción hay un párrafo, el último concretamente, en el que dice usted: «En cierto modo este libro es un "arca de Noé", bastante adecuado para mí freten al diluvio de tenebrosas expectativas que estamos viendo en tantos aspectos.» ¿A qué aspectos se refiere?
J.M.M.- (Risas). Pues yo creo que no hay aspecto de la realidad que no sea tenebroso. Me hace gracia cuando veo la tele y veo al político de turno diciendo que se nota claramente una recuperación económica... ¿Una recuperación? Si resulta que el otro día estoy en Radio Nacional y han cerrado Radio Exterior, han acabado con Onda Corta,... De recuperación nada, la siega continúa. Yo, que he sido aficionado a la jardinería pero ya lo dejé porque no se me daba bien (risas) pero tengo una teoría. Mire usted la cultura es un jardín y los jardínes no se siegan, se podan. El buen jardinero sabe dónde podar para mantener el jardín sano y bonito pero aquí han sacado la guadaña y directamente han segado. Con eso solo se destruyen ramas que han crecido durante muchísimos años . Es muy fácil romper un tejido, lo complicado es volver a reconstruirlo, a regenerarlo. Aquí la crisis es terrible pero además, es que no se ha aplicado con la sabiduría y seriedad suficiente. Si hay necesidad de recortar primero hay que pensar en qué se puede y en qué se debe recortar.
M.G.- Han recortado donde no debían.
J.M.M.- Efectivamente, en el tema sanitario, en la educación, en la investigación,... Entiendo que si hay que recortar en estas áreas pues habrá que estudiar cómo y de dónde. Si esta ramita se puede cortar o si esta otra no,... Es una cuestión de poda y no ha habido poda, sino siega. Bueno, siega para lo que han querido porque luego nos damos cuentas de los múltiples escándalos, como el de las tarjetas de Caja Madrid. ¿Nadie sabía nada? ¿Nadie sabe todavía las que andan por ahí?