
Autor
Joseph Thomas Sheridan Le Fanu fue un escritor irlandés que nació el 28 de agosto de 1814 en Dublín y que falleció el 7 de febrero de 1873 en la misma ciudad. Es conocido sobre todo por sus relatos de misterio y de terror. Procedente de una familia de origen hugonote, su padre fue pastor en varias localidades protestantes. Joseph estudió Derecho en el Trinity College, donde fue nombrado auditor de la Sociedad de Historia de la Universidad. Nunca llegó a ejercer la abogacía, dedicándose al periodismo. En 1838 comenzó a publicar relatos en el Dublin University Magazine; y desde 1940 se hizo con el control de varios periódicos. En 1844 se casó con Susanna Bennett, con quien tuvo cuatro hijos. Poco a poco se fue involucrando en política debido a su campaña contra la indiferencia del gobierno británico hacia la hambruna irlandesa, pero su vida personal era complicada debido a la enfermedad de su mujer, quien sufría crisis de ansiedad y una avanzada neurosis que al parecer le costó la vida en 1858. Le Fanu dejó de escribir, atormentado por la muerte de su esposa, y no volvió a hacerlo hasta la muerte de su madre en 1861, apoyado por su prima, Lady Gifford, con quien mantuvo correspondencia hasta la muerte de ésta. Al hacerse dueño del Dublin University Magazine, aprovechó para publicar en esta revista sus novelas de manera seriada. Aunque por exigencias de editores y de sus lectores escribía relatos y novelas siguiendo las modas británicas del momento, en sus últimos relatos regresó al folclore irlandés como fuente de inspiración.
[Biografía toma de Lecturalia.com]
Sinopsis
Joseph Sheridan Le Fanu publicó Carmilla en 1872, un año antes de su muerte, como un cuento breve en una colección titulada In a Glass Darkly.
Si bien no es la primera historia de vampiros que se escribió, el personaje de la vampiresa Carmilla influyó, sin duda, en la delineación del Drácula de Bram Stoker.
La historia tiene lugar en Styria donde Laura, la joven narradora, vive en un vetusto castillo con su anciano padre y unos pocos sirvientes. Carmilla aparece por primera vez en escena cuando Laura cuenta con tan sólo seis años. Tras dormirse en los brazos de Carmilla, se despierta sobresaltada al sentir dos agujas clavándosele en el pecho. Su niñera y el ama de llaves, que entraron en la habitación al escuchar sus gritos, no encontraron a nadie ni marca alguna en su pecho.
Carmilla reaparecerá trece años después, cuando el carruaje en el que viaja junto con su elegante madre tiene o simula tener un accidente cerca del castillo de Laura, y Carmilla debe quedarse para recuperarse.
El resto de la historia se desarrolla con el suspense de una novela policíaca y la pasión y melancolía de un inusual relato de amor entre la protagonista y la mujer vampiro, hasta culminar en un final que ha marcado toda la posterior literatura de vampiros.
[Sinopsis tomada de Casa del libro]
Antes que nada disculpad la imagen de la cubierta que he colocado al inicio de la reseña. Aparece bastante pixelada pero no he encontrado una mejor y quería mostraros precisamente la edición que he leído, en la que además de la novela Carmilla también se recoge otra titulada El Vampiro de John William Polidori.
Creo que la primera vez que oí hablar de la vampiresa Carmilla fue en la anterior edición del mes del terror. Conocéis de sobra mi gusto por el género y me ha parecido una oportunidad magnífica para acercarme a la obra de Joseph Sheridan.
Al enfrentarme a la reseña de este libro tengo que hacer un esfuerzo, hacer un viaje en el tiempo y retrotraerme hasta 1872, año en que Le Fanu escribió esta novela corta. De otro modo, me costará hablar sobre ella con objetividad.
La sinopsis ofrecida por Casa del libro deja bastante claro qué nos vamos a encontrar en el libro, por lo tanto no me voy a explayar demasiado en ese aspecto.
Estamos ante una novela vampírica, curiosamente protagoniza por un dúo femenino -Laura y Carmilla-, cuando lo habitual es encontrar una pareja compuesta por un vampiro y su víctima femenina. Laura narra los hechos con la perspectiva del tiempo, siendo ya una mujer joven y cuando han transcurrido algunos años desde la aparición de la vampira Carmilla en su vida.
Le Fanu recrea un ambiente que invita al misterio pero que en ningún caso produce terror. El vetusto castillo de Estiria donde Laura vive con su padre y algunos sirvientes figura enclavado en un entorno aislado y rodeado de aldeas abandonadas. Parece prácticamente incomprensible que en millas a la redonda sean los únicos habitantes y que, a pesar de las leyendas que circulan por la zona, permanezcan impasibles en la misma ubicación.
La vida de Laura transcurre con tranquilidad rodeada de su padre, su institutriz y ama de llave, salvo por algunas pesadillas que la inquietaron de pequeña, algo meramente anecdótico que apenas tiene repercusión posterior hasta que, casi de la nada, surge una compañera de juegos bastante peculiar. Carmilla es una jovencita encantadora, bella, elegante y de aspecto refinado, pero que encierra un misterio en sí misma. Su excesiva amabilidad pone en alerta al lector pues sabe que tanta dulzura es sospechosa, máxime cuando sus comentarios son de la siguiente índole:
Muchos han visto un amor lesbico entre Carmilla y Laura. Yo no me atrevería a decir tanto. Es cierto que existe mucho romanticismo entre ambas, más por parte de Carmilla que por parte de Laura, pero me inclino más a pensar en el poder de seducción que tienen estas criaturas sobre sus víctimas y en eso sí coincide con otros vampiros, al igual que tampoco soporta los ritos religiosos o forma parte de un clase social distinguida. Sin embargo, en otros aspectos se diferencia bastante de sus análogos congéneres. Carmilla no teme a la luz del día. Cierto es que pasa gran parte del día encerrada en su habitación pero en ningún momento estamos ante un vampiro que se desintegra por los efectos de los rayos de sol.
Al enfrentarme a la reseña de este libro tengo que hacer un esfuerzo, hacer un viaje en el tiempo y retrotraerme hasta 1872, año en que Le Fanu escribió esta novela corta. De otro modo, me costará hablar sobre ella con objetividad.
La sinopsis ofrecida por Casa del libro deja bastante claro qué nos vamos a encontrar en el libro, por lo tanto no me voy a explayar demasiado en ese aspecto.
Estamos ante una novela vampírica, curiosamente protagoniza por un dúo femenino -Laura y Carmilla-, cuando lo habitual es encontrar una pareja compuesta por un vampiro y su víctima femenina. Laura narra los hechos con la perspectiva del tiempo, siendo ya una mujer joven y cuando han transcurrido algunos años desde la aparición de la vampira Carmilla en su vida.

Le Fanu recrea un ambiente que invita al misterio pero que en ningún caso produce terror. El vetusto castillo de Estiria donde Laura vive con su padre y algunos sirvientes figura enclavado en un entorno aislado y rodeado de aldeas abandonadas. Parece prácticamente incomprensible que en millas a la redonda sean los únicos habitantes y que, a pesar de las leyendas que circulan por la zona, permanezcan impasibles en la misma ubicación.
La vida de Laura transcurre con tranquilidad rodeada de su padre, su institutriz y ama de llave, salvo por algunas pesadillas que la inquietaron de pequeña, algo meramente anecdótico que apenas tiene repercusión posterior hasta que, casi de la nada, surge una compañera de juegos bastante peculiar. Carmilla es una jovencita encantadora, bella, elegante y de aspecto refinado, pero que encierra un misterio en sí misma. Su excesiva amabilidad pone en alerta al lector pues sabe que tanta dulzura es sospechosa, máxime cuando sus comentarios son de la siguiente índole:
«Vivo en tu vida, y tú has de morir, dulcemente, en la mía. No puedo evitarlo. Ese sentimiento me acerca a ti, y a ti, por tu parte, te acercará a otros, y comprenderás que no se trata de crueldad, sino de amor». [pág. 45 - 46]
«- Eres mía y siempre lo serás. Nos convertiremos en una sola por los siglos de los siglos». [pág. 47]
Muchos han visto un amor lesbico entre Carmilla y Laura. Yo no me atrevería a decir tanto. Es cierto que existe mucho romanticismo entre ambas, más por parte de Carmilla que por parte de Laura, pero me inclino más a pensar en el poder de seducción que tienen estas criaturas sobre sus víctimas y en eso sí coincide con otros vampiros, al igual que tampoco soporta los ritos religiosos o forma parte de un clase social distinguida. Sin embargo, en otros aspectos se diferencia bastante de sus análogos congéneres. Carmilla no teme a la luz del día. Cierto es que pasa gran parte del día encerrada en su habitación pero en ningún momento estamos ante un vampiro que se desintegra por los efectos de los rayos de sol.