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lunes, 7 de abril de 2014

JAQUE AL PEÓN de Francisco Núñez Roldán.


Premio de Novela Ciudad de Badajoz.
Editorial: Algaida.
Fecha publicación: marzo, 2014.
Nº Páginas: 480.
Precio: 20,00 €
Género: Novela.
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 978-84-670-4051-7

Autor

Francisco Núñez Roldán. Madrileño, vive en Andalucía desde los once años. Catedrático de Inglés. Aficionado a la historia, al arte, a la música clásica, a la ornitología y a la arqueología. Muy viajero, en especial por espacios naturales. Le encanta el tren. Devoto lector de los clásico españoles, franceses, portugueses y angloamericanos. Aprecia mucho la amistad y da dinero por una buena conversación. No fuma. Pero sabe disfrutar un buen vino. Está casado, como casi todo el mundo. Reincidente.

Es uno de los miembros fundadores del grupo poético Cuadernos de Roldán.

Traductor y autor de guías de viaje y artículos de historia. Como ensayista tiene Historia de la prostitución en España (1995) y La guerra del gabacho 1808-1814 (2008). Ha publicado las novelas: La sota de sombras (1995), El año cinco (1997), Guatarral, almirante y pirata (2001), El enigma de los guerreros de bronce (2004), Ofelia Queiroz y otros relatos (2004), Cazar al cazador (2007), El legado del hereje (2008), De Algeciras a Estambul (Premio Ateneo de Valladolid) y Ven despacio, Paraíso (2011).

Con Jaque al peón ha ganado el XVII Premio de Novela Ciudad de Badajoz. 

Sinopsis


En 1578, tras la muerte del rey don Sebastián en el desastre de Alcazarquivir, Portugal queda sin rey. Felipe II aspira al trono que le disputan do Antonio, prior de Crato, y la duquesa de Braganza. Las potencias europeas, incluido el papado, recelan del inmenso imperio que acabó resultando de las dos coronas sobre una sola cabeza, en 1580.

Para tal unión fue vital la actuación de don Cristóbal de Moura, un portugués absolutamente fiel a sus dos patrias y a su rey don Felipe, que conjugó las intrigas de ambas cortes peninsulares con el amor apasionado y clandestino por una mujer cuyas diferencias sociales hicieron imposible un matrimonio legal.  


[Información facilitada por la editorial]



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Mucho se ha escrito sobre personajes históricos que han tenido renombre, pero otros muchos son los que aun siguen ocultos. La novela que os traigo hoy, Jaque al peón, rescata de entre las páginas de la Historia de España a uno de esos personajes que a lo largo del tiempo han pasado totalmente inadvertidos pero que sin su inestimable proceder, el curso de este país hubiera sido distinto. 

Cristóbal de Moura (Cristovâo de Moura e Távora) nació en Lisboa en 1538 y siendo portugués sorprende lo leal que fue a la corona española durante el reinado de Felipe II. Considerado un hombre de suma inteligencia tuvo en sus manos todas las gestiones diplomáticas durante la pugna por el reino de Portugal, tras la muerte de su rey don Sebastián I de Avis, caído durante la batalla del Alcazalquivir en 1578. Al trono portugués optaban tres candidatos: Felipe II, el duque de Braganza y Antonio, el Prior de Crato. Por descendencia, el trono pertenecía al rey español pues era hijo de la infanta mayor doña Isabel, mientras que doña Catalina de Braganza lo era del infante menor don Duarte y don Antonio no era más que el hijo bastardo del infante don Luis. No obstante, ni la duquesa ni el prior quisieron reconocer el derecho que respaldaba a Felipe II.

D. Cristovão de Moura, grabado, P. P. Rubens &
P.Pontius, British Museum, Londres



Comienza así una época de confabulaciones en la que Cristóbal de Moura tuvo un papel fundamental. En Jaque al peón se recoge todo aquel acontecimiento histórico de forma novelada en la que se entremezclan episodios reales con otros ficticios en un engarce perfecto. Obviamente la parte histórica es la que soporta el peso de la novela, pero esta queda aderezada de manera elegante con cuestiones ficticias y más mundanas que afectan al día a día de los personajes. Sabremos qué hilos movió Cristóbal para conseguir el apoyo del pueblo portugués en favor del rey español y qué artimañas usó don Antonio para hacerse con el trono. Una pugna en la que países como Inglaterra y Francia también tenían presencia pues trataron de impedir que España uniera para sí la corona portuguesa constituyéndose así un gran imperio. Incluso la iglesia y su máxima representación, el Vaticano, estaba muy pendiente de lo que ocurría con el trono portugués y eso que  Gregorio XIII llegó a Papa con el apoyo del rey español.

Intrigas, cuitas palaciegas, traiciones, hipocresía, corrupción, intereses, espionaje, falsas acusaciones, venganzas,... Todo un mundo de tejemanejes, de juegos a dos y tres bandas, en los que estaban implicados tanto personajes de rancio abolengo como sus criados y secretarios.  El amor también tiene cabida en la novela que nos presenta Francisco Núñez, un amor que guarda un secreto y que no os quiero desvelar.

El tratamiento que reciben los personajes de esta novela está muy cuidado. Todos ellos, incluso algunos de carácter secundario, están descritos con cierta profundidad con lo que el lector puede tener una idea más clara de su personalidad y su forma de pensar.

Cristóbal de Moura es presentado como un hombre muy observador, perspicaz, trabajador, imaginativo, leal... Su unión con España venía de lejos pues desde los 16 años ya estaba al servicio de doña Juana, hermana de Felipe II y en su actitud y su pensamiento se trasluce un amor por España que iguala al de su tierra natal. 

Por otra parte, me sorprendió encontrarme con un regente español tan comprometido con su cargo. Recto en su proceder, muy familiar (estaba casado con doña Ana, su cuarta esposa, y se preocupaba mucho de sus hijos) pero también muy desconfiado, meditaba cada paso que daba, cada decisión que tomaba. Lo que no toleraba es que desobedecieran sus órdenes hasta tal extremo de desterrar al Duque de Alba por casar a su hijo con una joven sin su consentimiento. No sé si será por influencia de los tiempos en que vivimos y por la visión que tenemos hoy de la monarquía,  pero la cuestión es que me ha sorprendido mucho la imagen de Felipe II que muestra esta novela. Me ha parecido un rey humano, romántico, sensible y muy volcado con los intereses de España. De igual modo debió de pensar Luis Cernuda, quien no escatimó versos en elogio de aquel rey, como los que Francisco Núñez nos muestra en las primeras páginas del libro.

«...Ama Felipe la calma, la quietud contemplativa:
si un mundo bello hay fuera, otro más bello hay dentro,...»

Antonio, el Prior de Crato es la astuta zorra de esta historia. Su interés por hacerse con la corona portuguesa lo lleva a conspirar contra unos y otros, a falsificar documentos y buscar el apoyo de los nuevos cristianos que, como él de procedencia judía, temían un endurecimiento del Santo Oficio en Portugal con motivo de la unión de la corona española y lusa. A pesar de ser el último de los tres herederos con opción al trono pudo alzarse sin refrendo como regente durante un tiempo.

Como nota humorística entre los personajes están los duques de Braganza. Catalina y Joâo, padres del joven Teodosio, prisionero con tan solo diez años por las batallas en África, es un matrimonio cuyos diálogos sacarán la sonrisa al lector. Bajo mi punto de vista, es ella la que maneja los hilos pues, al fin y al cabo, su sucesión al trono viene por ser ella hija de uno de los infantes, mientras que él, más alelado, se pliega a sus deseos.

martes, 18 de marzo de 2014

ENTREVISTA a FRANCISCO NÚÑEZ ROLDÁN (Jaque al peón).

Autor

Francisco Núñez Roldán. Madrileño, vive en Andalucía desde los once años. Catedrático de Inglés. Aficionado a la historia, al arte, a la música clásica, a la ornitología y a la arqueología. Muy viajero, en especial por espacios naturales. Le encanta el tren. Devoto lector de los clásico españoles, franceses, portugueses y angloamericanos. Aprecia mucho la amistad y da dinero por una buena conversación. No fuma. Pero sabe disfrutar un buen vino. Está casado, como casi todo el mundo. Reincidente.

Es uno de los miembros fundadores del grupo poético Cuadernos de Roldán.

Traductor y autor de guías de viaje y artículos de historia. Como ensayista tiene Historia de la prostitución en España (1995) y La guerra del gabacho 1808-1814 (2008). Ha publicado las novelas: La sota de sombras (1995), El año cinco (1997), Guatarral, almirante y pirata (2001), El enigma de los guerreros de bronce (2004), Ofelia Queiroz y otros relatos (2004), Cazar al cazador (2007), El legado del hereje (2008), De Algeciras a Estambul (Premio Ateneo de Valladolid) y Ven despacio, Paraíso (2011).

Con Jaque al peón ha ganado el XVII Premio de Novela Ciudad de Badajoz. 

Sinopsis

En 1578, tras la muerte del rey don Sebastián en el desastre de Alcazarquivir, Portugal queda sin rey. Felipe II aspira al trono que le disputan do Antonio, prior de Crato, y la duquesa de Braganza. Las potencias europeas, incluido el papado, recelan del inmenso imperio que acabó resultando de las dos coronas sobre una sola cabeza, en 1580.

Para tal unión fue vital la actuación de don Cristóbal de Moura, un portugués absolutamente fiel a sus dos patrias y a su rey don Felipe, que conjugó las intrigas de ambas cortes peninsulares con el amor apasionado y clandestino por una mujer cuyas diferencias sociales hicieron imposible un matrimonio legal.  



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Siempre me pasa igual. Si alguien me pregunta si suelo leer novela histórica suelo responder que en rara ocasión lo hago, pero si me paro a pensar resulta que leo mucha más novela histórica de la que creo y encima me gusta y encima la disfruto, así que no entiendo de dónde saco unas impresiones que a todas luces son erróneas. 

Con novelas como la que os traigo hoy, la lectura se vuelve un placer y un aprendizaje. Una termina por descubrir episodios históricos que, o bien no venían en los libros de textos o bien, si venían, pasaba por ellos con la mente en otro sitio. Y no solo eso, sino que también descubro que la Historia (con mayúsculas) está llena de personajes tan apasionantes como don Cristóbal de Moura, un portugués más español que tú y que yo pero desconocido por completo y cuya labor fue vital para la expansión del reino español.


D. Cristovão de Moura, grabado, P. P. Rubens &
P.Pontius, British Museum, Londres

La semana pasada, Francisco Núñez Roldán, autor de la novela Jaque al peón, compartió un agradable charla con nosotros sobre su último libro. Esto fue lo que nos contó:


Marisa G.- Buenas tardes Francisco. Gracias por atendernos y por prestarte a contestar a estas preguntas. Me terminé de leer tu libro ayer mismo.

Francisco N.- ¿Sí? Me alegro. Qué bien poder hablar con alguien que se ha leído el libro. ¿Y qué tal? ¿Te ha gustado?

M.G.- Pues la verdad es que sí porque nos hablas de un personaje del que no sabía absolutamente nada. 

F.N.- ¡Qué alegría! Pues, pregunta, pregunta. Me interesa que me preguntes porque la verdad es que uno aprende mucho con los comentarios de un lector o lectora que se haya leído el libro con intención.

M.G.- La primera pregunta que me surge es muy tonta. Verás, a mí es que me llama mucho la atención que un autor como tú, que ya tiene publicadas tantas novelas, se presente a un premio literario. ¿Qué te motiva a ello?

F.N.- Pues te lo voy a decir. Para empezar, la pregunta no es nada tonta. Mira, la situación editorial actual es tan complicada que a veces nos vemos obligados a presentar nuestras novelas a premios literarios para conseguir publicarlas. Desgraciadamente, salvo que seas una primera figura, no hay otro camino. Mi novela llevaba un tiempo escrita y esperando para ser publicada pero no había manera, así que me propusieron presentarme a este premio y por lo que se ve gustó al jurado. 

M.G.- Pues sabía que la cosa estaba mal pero no hasta esos extremos. Bueno, y centrándonos en el libro, nada más abrirlo encontramos una dedicatoria preciosa:


«De todo corazón, a Portugal,
a los portugueses
y a la lengua portuguesa».


No sé si, al margen del personaje del libro, te une con Portugal una vinculación más personal.

F.N.- No, no... Lo único que me une con Portugal es el haber viajado mucho por allí, haber leído a Eça de Queirós, a Fernando Pessoa y admirar mucho al pueblo portugués. Después de muchas lecturas, me defiendo en la lengua portuguesa que me gusta mucho por su eufonía, por como suena, esa mezcla de gallego y castellano.

M.G.- Pues nada más que por esa dedicatoria, el libro debería llegar a Portugal.

F.N.- A mí me gustaría. Se lo he dicho a Óscar  y también  a Miguel Ángel, mi editor, (ambos de la editorial Algaida) que lo manden allí. Me gusta mucho Portugal, creo que es un parte de la península ibérica sin la cual España quedaría un poco coja. En mi opinión, Portugal es muy necesaria para nosotros tanto como nosotros para ellos.

M.G.- Como te decía antes, en esta novela rescatas a un personaje histórico, Cristóbal de Moura, del que yo no sabía nada.

F.N.- Ni yo tampoco lo conocía y eso que conozco la historia de Portugal pero si he leído algo de él anteriormente lo he pasado por alto. No lo descubrí verdaderamente hasta leer la correspondencia de Felipe II.

M.G.- Pero, sin embargo, es un personaje muy importante para España porque sin él no se hubieran unificado los dos reinos bajo la corona de Felipe II.

F.N.- Importantísimo. Sin la constitución de ese partido castellanista que figura en la novela, sin la labor de este cortesano eficaz, inteligente y fiel hubiera costado mucha más sangre la unión con Portugal.

M.G.- ¿Y cómo llegas a este personaje? Me estás hablando de unas cartas...

F.N.- Sí, las cartas esas figuran en unos libros antiguos de familia editados en el siglo XIX y que transcriben documentos antiguos relacionados con España. Hay un volumen entero que recoge la correspondencia de Felipe II y Cristóbal de Moura con motivo de la unificación de Portugal. Empecé a leer aquellas cartas y vi que allí había una novela. Me interesaron las cartas como documentos históricos y luego, lógicamente, le construí una vida a Cristóbal de Moura, la parte más humana, la parte novelada, la argamasa que constituye la cimentación de la novela.




M.G.- A través de la novela histórica un lector puede aprender mucho sobre la Historia con mayúsculas pero también debemos de tener claro qué es real y qué es ficción. 

F.N.- Claro. Una de las cosas que tiene que hacer un autor que escribe novela histórica es tener cierta cultura y cultura histórica especialmente. Tienes que documentarte y, como decía antes, cimentarla con bases sólidas e históricas. Si tú conoces bien una época, los estilos de vida, quién gobierna, quién no, el código de valores, el código ético, el político,... entonces podrás hacer algo con más soltura. Ahora, como no tengas ciertos conocimientos, solo van a salir tonterías enormes. Yo intento siempre documentarme muy bien y para esta novela me fui a Lisboa, pero no para conocer la ciudad actual, sino la de antes del terremoto. Me tuve que ir al museo de la ciudad, ver el plano de la Lisboa antigua, los nombres de las calles, la ambientación de la época y reflejar todo eso en la novela. No sé si lo habré conseguido.

M.G.- Hombre, yo creo que sí. Está muy bien recreado.

F.N.- Me alegra que me lo digas porque al margen de los premios y el dinero, uno escribe para los lectores, para que disfruten con la lectura. Esto tiene mucho trabajo.

M.G.- Me lo imagino. Tiene que ser complicadísimo. Desde luego yo no sería capaz de hacerlo. Hay que leer mucho para algo así.

F.N.- Carpentier decía que escribir bien es fácil. Solo hay que hacer tres cosas: leer mucho, escribir mucho y romper mucho. Hay que documentarse, practicar y corregir. 

M.G.- Visto así, tiene razón. 

En esta novela, al margen de los episodios históricos, tú creas unos personajes con un lado muy humano que contrarrestan el peso de la parte histórica.

F.N.- Claro, de otro modo no sería una novela sino un ensayo histórico. La novela tiene que tener un cierto engaño, una parte también sentimental, pero hay que hacerlo con la mayor gracia posible para que el lector lo vea verosímil.

M.G- Y también encontramos toques de humor.

F.N.- Sí, yo siempre intento arrancar una pequeña sonrisa.

M.G.- Me he reído mucho con la muerte del rey Enrique. Todo el mundo esperando que se muriera y entre una cosa y otra tardó en morirse casi dos años. Fue un asunto de mofa entre el pueblo.

F.N.- Es que fue así. En la correspondencia entre Felipe II y Moura se hace mención de este asunto. Un día estaba bien y al otro se estaba muriendo pero se reponía al siguiente. Cuando se murió la gente ni se lo creía. He intentado trasladar todo esto con un toque de humor e ironía.

M.G.- Leyendo la novela me dio por pensar que aquella época deja casi en pañales la que vivimos actualmente. Me han sorprendido la cantidad de intrigas, de puñaladas por la espalda, tantas cuitas palaciegas, tantas mentiras, tanta hipocresía,...

F.N.- Elegí un momento clave, una época en la que se van a unificar dos imperios y está toda Europa pendiente de eso. En ese sentido juego con ventaja por todas las intrigas de Inglaterra, Francia,...que surgieron al ver que el imperio español, que es el único que existe entonces, se iba a unir con Portugal y entonces se volcaron todos como locos para intentar evitarlo. Por supuesto no lo consiguen.

M.G.- Jugaban todos a dos bandas y hasta a tres.

F.N.- Sí, sí, sí... Y todos contra España, todos contra Felipe. Todo eran traiciones.

M.G.- Y luego por otra parte, política y religión tan de la mano. Las distintas órdenes religiosas, los agustinos, los dominicos, los jesuitas,... cada uno tenía sus propios intereses y peleaban por ellos.

F.N.- Eso siempre ha sido así. En los conventos se hacía alta política y además ten en cuenta que eran muy poderosos. Ser confesor de nobles y reyes era un filón. Eso suponía que en las herencias siempre les tocaba algo.

M.G.- Y la influencia que ejercerían en la toma de decisiones.

F.N.- Claro, claro,... 

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