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miércoles, 21 de junio de 2023

EL HIJO (DRAMA - 2022)

Año: 2022

Nacionalidad: Reino Unido

Director: Florian Zeller

Reparto: Hugh Jackman, Vanessa Kirby, Zen McGrath, George Cobell, Hugh Quarshie, Anthony Hopkins

Género: Drama

Sinopsis: La ajetreada vida de Peter junto a su nueva pareja Emma y su bebé se convierte en un caos cuando su ex esposa Kate reaparece con su hijo adolescente, Nicholas, un chico problemático con el que es difícil comunicarse, por agresivo y distante, y que acaba de abandonar la escuela. 

[Fuente: Filmaffinity]


Últimamente me está costando encontrar una película que me guste. Veo mucho cine, pero la mayoría de las películas terminan por aburrirme. Cuando encontré este largometraje en Amazon Prime me pareció una buena propuesta. No es que Hugh Jackman sea un actor que me chifle, pero sí me llamaba la atención el argumento, así que me senté a verla. Se me hizo larga (123 minutos) y algo lenta, así que la pausé y la terminé de ver al día siguiente. Si me hubierais preguntado antes de la pausa, os hubiera dado una valoración menos positiva pero, una vez vista, y sin que me haya resultado imprescindible, tengo que reconocer que todo el minutaje merece la pena por llegar a ese final. Al menos, para mí.

Peter es un hombre de negocios que vive con Beth, con la que tiene un bebé. La pareja lleva una vida apacible hasta que Kate, la ex mujer de Peter aparece en la puerta de la casa pidiendo ayuda. Peter y ella tuvieron un hijo cuando estaban juntos. Nicholas, un adolescente, está teniendo problemas. Al parecer lleva casi un mes sin ir al instituto y su madre ya no sabe qué hacer con él. El joven se cierra en banda y no se comunica. Kate siente que su hijo la odia y le da miedo. Peter decide hacerse cargo del asunto. Habla con Nicholas y este le explica que no se siente bien, y que no sabe lo que le pasa. La situación en casa es tensa, porque no se lleva bien con la madre y no se aguantan mutuamente. Al final, deciden que el joven pase una temporada en la casa del padre, lo que no hace mucha gracia a Beth.

El traslado a casa del padre implica cambios a todos los niveles y para todos, pero parece que la mudanza y el nuevo entorno favorecen al joven. Los primeros días todo parece rodar bien pero, poco a poco, se comienzan a repetir los mismos patrones de comportamiento. Nicholas vuelve a las andadas, comienza a faltar al instituto de nuevo, y además tiene enfrentamientos con su padre y con Beth. Esta última no lo tendrá fácil. Todos harán lo posible por encontrar una solución a la situación que vive Nicholas. El joven acude a terapia y habrá que tomar decisiones difíciles. 

La cuestión es que la situación empezará a volverse insostenible y los acontecimientos se precipitan hacia un final trágico (no os voy a mentir), que conmueve y acongoja hasta robarte el aliento. Se te queda mal cuerpo, sinceramente, pero así es la vida. 

Qué es lo que me ha gustado

Antes que nada os advierto que puedo hacer algo de spoiler, necesario si quiero explicaros qué podéis encontrar en esta película.

Florian Zeller se mete de lleno en tierras movedizas. Lo hace no solo en esta película, donde escribe el guion y dirige, sino que, seguramente lo hace también en su libro (Le Fils, 2018), en el que se inspira la cinta. A veces huimos de lo que nos hace daño y eso mismo harán algunos espectadores cuando sepan con exactitud qué temas se tocan en este largometraje, pero la depresión, los pensamientos suicidas, la auto-lesión y, definitivamente, el suicidio están ahí. Y, lamentablemente, son cuestiones que también afectan a los jóvenes. No pocas veces se ha advertido del aumento de suicidios en adolescentes.

En El hijo veremos a un joven deprimido. Lo veremos totalmente desubicado, confuso, y solo, muy solo. La adolescencia es una etapa terrible, que va a definir, como lo hace la infancia, nuestra madurez. Pero cuando a un joven le toca vivir alguna circunstancia dramática en el seno familiar, como puede ser la separación de sus padres, no todos reaccionan del mismo modo, no todos lo aceptan por igual, sino que inmediatamente aparece la sensación de abandono y, en algunos casos, el sentimiento de culpa (¿se han separado por mi culpa?). 

Zeller tiene tacto a la hora de tratar estas cuestiones. No se excede en el planteamiento ni en la exposición de la problemática de Nicholas. Tampoco dulcifica. Veremos el sufrimiento del joven, cómo su monstruo interior lo va devorando, aunque intente camuflarlo. También seremos testigos de la desesperación de unos padres que no saben qué hacer, ni qué decisión tomar, ni cómo ayudar a su hijo. Los padres no siempre pueden salvarte de todo, aunque de pequeño te enseñaran a nadar para que no te ahogaras. Los padres no siempre son los héroes que veías de pequeño, sino que pueden llegar a decepcionarte o a hacerte sentir mal. Nicholas no soporta la vida. Así, en general. Y eso le lleva a emprender un camino que no tiene baldosas amarillas y a encontrar alivio en el propio dolor, aunque resulte algo paradójico y nadie lo entienda. 

Para narrar esta historia, Zeller va directo al grano. A veces emplea alguna metáfora para resaltar una idea, juega con la conexión invisible que se establece entre padres e hijos desde el nacimiento, o recurre, en cierto modo, a un círculo que se cierra para llegar a ese final del que os hablaba antes. Un final que se transforma momentáneamente en un sueño; un desenlace que, aunque se vea venir, no deja de ser impactante.

Así que, después de vista en su totalidad, tengo que admitir que esta película me ha gustado, aunque antes dijera que me parecía demasiado larga (que lo es), pero quizá Zeller pretende que el espectador acompañe a Nicholas en esos momentos de soledad en los que se pierde en sus pensamientos, sean cuales sean; necesita crear la atmósfera que requiere un drama como este, en el que padre, madre e hijo bucean en su interior. 

Interpretación y reparto

Padre. Madre. Hijo. Son los tres personajes que van a sobresalir por igual. Aunque, quizá se potencie más la relación del padre y el hijo. Por ejemplo, en ese final, veremos únicamente al padre (no puedo explicar más), pero no a la madre. Esto es algo que me ha llamado la atención. 

Peter es un padre al que le cae la problemática de su hijo como un jarro de agua fría. Hasta ahora, había vivido feliz. ¿Que se separó de su mujer? Bueno, no es ni el primero que lo hace ni tampoco será el último. Todo el mundo tiene derecho a enamorarse, desenamorarse, y volver a rehacer su vida. El problema está en que uno no vive solo en el mundo y, por tanto, nuestras decisiones también repercuten en los demás. Cuando se da cuenta de las consecuencias que tiene su divorcio con Kate es cuando asoma el sentimiento de culpa. Peter entra en un bucle porque para contentar a unos -o para solucionar un problema-, provocará otros, así que lo veremos haciendo equilibrio. Le lloverán reproches por todos lados. Por otra parte, es interesante señalar que, a su vez, la película explora en una subtrama la relación que el propio Peter tuvo con su padre. Este último interpretado por un magnífico Anthony Hopkins, actor capaz de meterse en cualquier papel, pero que borda esos personajes tan villanos. Lástima que su aparición sea tan exigua. 

Por su parte, Hugh Jackman hace un gran papel. Al menos, yo me lo he creído. En los momentos más dramáticos se palpa su sufrimiento y ese sentimiento de culpa que comentaba antes.

En cuanto a Kate, hace lo que puede. Pone de su parte, lo intenta una y otra vez, no importa las veces que sea rechazada, no importa si cada vez que da un paso se topa con un muro infranqueable. No importan los te quiero sin respuesta. Nada de eso importa si se trata de su hijo, pero levantarse cada día con la sensación de haber fracasado como madre es duro. Es así cómo se siente este personaje. ¿Qué ha hecho mal? ¿Cuándo se torció todo, si no hace tanto eran felices? Los recuerdos de una vida en la que predominaba la alegría y el amor volverán a ella para acentuar la sensación de abandono y fracaso que tiene. 

Laura Dern es la actriz encargada de dar vida a Kate. Me ha gustado su trabajo. A través de ella, me he podido imaginar a todas esas mujeres que llegaron a la maternidad con miedo e ilusión, pero a las que ahora, con sus hijos adolescentes, solo les queda el miedo. ¿Quiénes son esas personas a las que dieron a luz? ¿Quiénes son esos jóvenes con los que conviven? 

Pero quien sin duda destaca es Nicholas. El joven está sumido en un profundo pozo. No entiende el mundo en el que vive, no se entiende ni él mismo. Cuando tu peor enemigo eres tú, necesitas un ejército que tire de ti y te saque del abismo. Nicholas vive montado en una noria emocional. Dice que lo intenta cada día pero que no puede. A veces, lo veremos en la superficie. Otras estará varado en el fondo. La presión a la que te sometes a ti mismo se ve incrementada por la que generan los demás, por eso respondes lo que ellos quieren oír y por eso no te queda más remedio que camuflar la verdad. Pero esa solución es solo temporal. A la larga, no se puede ocultar lo que es innegable.

El papel de Nicholas lo interpreta Zen McGrath. Hay espectadores que hablan de sobreactuación o de que no expresa la depresión que su personaje sufre. Pues, en lo que a mí respecta, a mí me ha parecido una interpretación muy creíble. Son sus ojos lo que lo dicen todo. El actor aporta al personaje esa mirada intensa que, a veces parece serena pero, en realidad, es falsamente serena. No sé explicarlo mejor. Yo he visto en sus ojos decepción, miedo, soledad, y mucha tristeza.

Vanessa Kirby como Beth es la que sale peor parada. Su papel es más bien secundario y su interpretación sí me ha parecido más bien fría.


En definitiva, El hijo es una película que me ha gustado. Tienes que saber a lo que te enfrentas si decides sentarte a verla. Y tienes también que tener algo de paciencia porque, como suele ocurrir con las películas largas, en algún momento se entra en un valle. Pero creo que Zeller hace una aproximación a estos delicados temas con bastante acierto. Estamos ante una historia que nos invita a reflexionar, a tener los ojos muy abiertos para advertir los problemas silentes que puedan tener nuestros hijos.  Por todo ello, creo que merece la pena su visionado.

Por cierto, que Zeller ya llevó al cine otra obra suya. El padre, protagonizada por Anthony Hopkins, también pasó por este espacio (podéis ver la reseña aquí). Aquella me pareció más extraordinaria que esta y también aquella hablaba de problemas y deterioros mentales. Luego, tuve la oportunidad de ver esa historia en teatro, interpretada por Ernesto Alterio. Me dejó muy KO. Parece que Florian tiene una tercera obra, llamada La madre. Habrá que esperar a verla en cine porque en teatro ya se puede ver (o leer, claro).

La tenéis en Amazon Prime.



Tráiler:




miércoles, 30 de junio de 2021

EL PADRE (DRAMA - 2020)

Año: 2020

Nacionalidad: Reino Unido

Director: Florian Zeller

Reparto: Anthony Hopkins, Olivia Colman, Imogen Poots, Rufus Sewell, Olivia Williams, Mark Gatiss, Evie Wray, Ayesha Dharker

Género: Drama

Sinopsis: Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que la mente de éste se deteriora, pero también se aferra al derecho a vivir su propia vida. 

[Fuente: Filmaffinity]

Ándate con ojo porque esta película te puede hacer pupita en función de tu situación personal. Anda con cuidado porque, si tienes una edad, y tus padres son mayores y están enfermos, puede ser que este largometraje sea para ti como un espejo. Mira lo que haces porque, si andas sensible estos días, esta cinta te puede poner un nudo en la garganta. Pero qué peliculón más maravilloso. Me ha parecido de una absoluta belleza, tan verosímil y tan terrible, tan dulce y tan doloroso. 

Cuántas ganas tenía de ver El padre. Creo que fue Norah de En el rincón de una cantina la que me dijo por Instagram que esta película me iba a gustar. Y no es que me haya gustado, es que me ha encantando. Me parece de esos largometrajes que hay que ver más de una vez, o de los que apetece tener una copia porque es una joya. Paso a contaros de qué trata, aunque hoy prefiero ser muy escueta.

El padre narra la difícil situación a la que Anne tiene que enfrentarse cuando su padre empieza a mostrar un evidente deterioro cognitivo. Anthony es un hombre mayor. Cabezota e independiente, vive solo desde que falleció su mujer, pero su mente ya no es tan lúcida como antes. Su hija trata de atenderlo siempre que puede, pero tiene un trabajo y una vida propia, y no siempre puede estar pendiente de él. La solución es buscar a una cuidadora a lo que él se niega en rotundo. Lamentablemente la situación irá a peor y Anne tendrá que tomar la decisión más dolorosa de su vida.

Por hacerlo de manera esquemática, os resumo la situación:

Padre

☑ tiene lagunas mentales 
☑ a veces no se acuerda de dónde dejó las cosas
☑ se niega a reconocer que necesita ayuda
☑ no quiere ninguna cuidadora
☑ con todas las que ha tenido se ha peleado; incluso a alguna la ha insultado, aunque él lo niega
☑ las acusa de robar sus objetos personajes
☑ odia que siempre le estén recordando que tiene que tomar sus pastillas
☑ reprocha a su hija que lo abandone y haga su vida
☑ adopta una actitud egoísta, sin valorar lo que hace la hija por él
☑ piensa que todos conspiran contra él 
☑ cree que la hija se lo quiere quitar de en medio para quedarse con su piso y con su dinero

Hija

☑ no puede atender al padre como quisiera
☑ se siente desesperada y desbordada por la situación; su padre no quiere o no puede entrar en razón
☑ le invade un sentimiento de culpa
☑ le resulta muy doloroso ver al padre así, tan desvalido, como si fuera un niño
☑ tendrá que plantearse tomar una decisión dolorosa y complicada
☑ el padre le hace vivir situaciones bochornosas ante los demás
☑ su desesperación es tal que a veces se le pasa por la cabeza cometer una locura
☑ la situación delicada del padre también acarrea problemas en la relación conyugal de la hija
☑ psicológicamente agotada

¿Os suena de algo todo esto? Si como dije al principio, vuestros padres son ya mayores y con algún tipo de deterioro, estoy convencida de que os reconoceréis en la situación de la hija. Ya lo comentaba cuando reseñé Las manos de mi madre (puedes leerla aquí), que es muy difícil para los hijos hacer frente al deterioro de los padres. El actual ritmo y estilo de vida imposibilita poder atenderlos. Recuerdo que mi abuela materna vivió con nosotros hasta que falleció, al cuidado de mi madre. Recuerdo también cómo una tía mía se casaba, pero seguía viviendo en el domicilio de mis abuelos paternos, para poder cuidar de ellos al hacerse mayores. Hoy día todo esto es imposible. Salvo que estés en paro y no tengas familia propia, cuidar de los padres es una quimera. Anne lo sabe y por eso tratará de buscar una solución, mientras se hunde pensando que un día su padre dejará de reconocerla. 

Más allá de todo esto, la película plantea un enigma. El padre recuerda constantemente a Lucy, su hija menor pero, ¿realmente existe esa persona? Y en tal caso, ¿dónde está? Esta incógnita se mantendrá a lo largo de buena parte del metraje, para dejar constancia de esos recuerdos del pasado que se imponen a los del presente.

El padre tiene dos cuestiones sobresalientes. Por un lado, un guion que nos va a permitir sentir lo mismo que siente Anthony, esa confusión y caos mental que experimenta el personaje. Él confunde pasado y presente, mezcla caras, pliega la línea el tiempo, creyendo que han pasado unos días cuando resulta que han pasado años. El complicado laberinto de su mente le juega malas pasadas. Se siente confuso, enfadado e irritado porque cree que están jugando con él. En esta historia y en su mente, entran y salen personajes, que dicen ser alguien que para Anthony no son. El propio espectador se sentirá un poco aturdido, tratando de encajar los hechos que ocurren.  Y es que el guion está muy bien diseñado para crear una atmósfera de descontrol y desasosiego.  Tan solo hay un detalle que no cuadra. Anthony toma medicación, posiblemente para frenar ese deterioro, una ingesta medicamentosa que es totalmente incompatible con el consumo de alcohol. Pero el personaje se toma un whisky. Aquí sale mi vena puntillosa porque, de otra cosa no, pero de este tipo de situaciones sé un rato. 

Por otro parte, otro punto a favor de la película es la magnífica interpretación de Anthony Hopkins y Olivia Colman, en el papel de padre e hija. Ambos están brillantes. Hopkins demuestra una vez más su capacidad para dar vida a cualquier tipo de personaje. En este caso, anda con la mirada perdida, como si buscara dentro de su mente esa pieza que falla, que no cuadra con la realidad que lo rodea. En cuanto a Colman, se mete tanto en el papel que parece ser realmente la hija de Anthony. Su desesperación ha sido la mía en algún momento. 

El padre cuenta con escenas duras y crueles, que te pueden llegar a romper el corazón. De ahí mi advertencia inicial. Es una película que genera debate. ¿Se le puede achacar a la hija lo que hace? Mucho se podría hablar sobre el tema y seguro que nos encontraríamos con opiniones muy dispares. Yo siempre digo que, hablar desde el otro lado es muy fácil. Lo complicado es vivir ciertos momentos en propia piel. 

Basada en la novela homónima del propio Florian Zeller -libro que se va convertir en mi próxima compra-  me permito ser hoy especialmente breve. Solo me queda recomendárosla.

La tenéis en Netflix



Tráiler:


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