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miércoles, 13 de octubre de 2021

MAIXABEL (DRAMA - 2021)

Año: 2021

Nacionalidad: España

Director: Icíar Bollain

Reparto: Blanca Portillo, Luis Tosar, Urko Olazabal, María Cerezuela, Arantxa Aranguren, Mikel Bustamante, Bruno Sevilla, Jone Laspiur, David Blanka

Género: Drama

Sinopsis: Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca /Álava), en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, Maixabel accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron a sangre fría con la vida de quien había sido su compañero desde los dieciséis años.

[Fuente: Filmaffinity]


Juan María Jáuregui, Gobernador civil de Guipúzcoa entre 1994 y 1996, fue asesinado a manos de la banda terrorista ETA el sábado, 20 de julio del año 2000. El acto criminal se cometió en una cafetería de Tolosa, a las 11.30 de la mañana. Jáuregui estaba sentado a una mesa con un amigo, de espaldas a la puerta de entrada del local, por lo que no vio acercarse a Luis María Carrasco Aseginolaza y Patxi Xabier Makazaga Azurmendi. Este último fue el que le pegó dos tiros por la espalda. Un tercer miembro del comando BuruntzaIbon Etxezarreta Etxaniz, esperaba en la calle, en el interior de un vehículo con el motor encendido. Tras los disparos, Jáuregui fue trasladado a la clínica Asunción donde finalmente falleció. Si no he calculado mal, fue la víctima 804. 

Casado con Maixabel Lasa y padre de una joven (María), Jáuregui había recibido amenazas desde que ocupó el cargo de Gobernador. Las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades, las detenciones, las desmantelaciones de comandos sacaron a la luz que el político era objetivo de ETA. Por ese motivo, el Ministerio del Interior buscó la manera de sacarlo del País Vasco. Su primer destino fue Canarias y de allí, a Chile. Desde el otro lado del charco, Jáuregui viajaba cada ciertos meses a España para estar con la familia. Fue en unos de esos viajes, impulsado por la celebración de las bodas de plata entre Juan Mari y Maixabel, cuando fue asesinado.

Pero Maixabel, la nueva película dirigida por Iciar Bollaín, no quiere contarnos el atentado sino que se centra en el después, en una historia que ya conocíamos por los medios de comunicación y por una estupenda serie documental que el periodista Jon Sistiaga grabó para Movistar+ en 2019. Titulada ETA, el final del silencio, Sistiaga narra en siete episodios una serie de historias personales, vinculadas todas con ETA y el terrorismo: los orígenes de la banda, las nuevas generaciones, los empresarios extorsionados, los peores y más crueles años y, por supuesto, la muerte de Miguel Ángel Blanco. Él también. No obstante, el primer capítulo se centra en el encuentro que Maixabel tuvo con Ibon Etxezarreta. Os dejo un fragmento de ese capítulo. 



Desconozco si aún se puede visionar este documental en la plataforma. Si es así, os lo recomiendo muchísimo. A mí me causó gran impacto. Me parecía increíble que Maixabel pudiera estar sentada a esa mesa, conversando y mirando a los ojos del que asesinó a su marido. Hablando de aquel día, de lo que hicieron unos, de lo que hicieron otros. Pues de esto habla Maixabel, de ese acercamiento entre victimario y víctima, a través de un programa de encuentros que puso en marcha el centro penitenciario de Nanclares de Oca, y de las consecuencias que tuvo, de lo que supuso en la vida de uno y de otro. 

Maixabel se inicia con una aclaración. «Esta película está inspirada en hechos reales. Algunos elementos han sido ficcionados». Partiendo de este punto, el espectador se traslada a Tolosa, al fatídico día. En apenas un puñado de escenas se relata el atentado, el fallecimiento del político y su funeral. No veremos la detención de los miembros del comando pero sí nos asomaremos fugazmente a la sala de la Audiencia Nacional, cuando en 2004 los tres terroristas fueron juzgados. Desde este punto, la película se centrará en Ibon Etxezarreta, por un lado, y en Maixabel Lasa, por otro. Sobre Etxezarreta se contará que, estando recluido en la cárcel de Badajoz, en 2010 recibe la noticia de la muerte de su abuelo. Le concederán un permiso para acudir al entierro, así que lo trasladan temporalmente a la cárcel de Nanclares de Oca, donde coincide con su antiguo compañero Luis Carrasco. Cumplir condena en Nanclares tiene su propio significado porque este centro penitenciario es un lugar más tranquilo para los presos. Entre sus reclusos existen algunos ex-terroristas que han decidido desmarcarse de la banda, condenar la violencia, renegar públicamente y mostrar arrepentimiento por sus actos. Ya no les deben nada a la organización y tanto para ella como para el resto del colectivo de presos son ahora unos traidores. Ibon sabe y ha reconocido que hubo cosas que no se debieron hacer pero de ahí a desvincularse de lo que son realmente hay un abismo. Él recrimina la actitud de su antiguo compañero pero lo cierto es que él mismo se sentirá rechazado tanto dentro como fuera de la cárcel.

En cuanto a Maixabel, no se ha convertido en una viuda al uso sino que se ha implicado en homenajes y actos. De hecho, y teniendo a María estudiando en Huelva, se pone al frente de la Oficina Víctimas del Terrorismo, haciendo declaraciones y participando en actos. También será objetivo de ETA. 

En esta situación están ambos personajes cuando se pone en marcha un programa de encuentros entre víctimas y victimarios, en la cárcel de Nanclares. La iniciativa parte del propio colectivo de reclusos que intentan, de ese modo, saldar una deuda. ¿Qué pasará cuando Maixabel acuda al centro penitenciario? Bueno, dejo que lo descubras al ver la película. 

Personajes

Maixabel Laza es la esposa de un hombre amenazado por ETA, lo que implica tener siempre el miedo metido en el cuerpo. La película nos deja ver cómo se enfrenta a la certeza de sus peores sospechas. Un teléfono que no para de sonar. Una calle vacía y en silencio. Interpretada por Blanca Portillo, la actriz le da empaque al personaje. Si alguna vez has escuchado hablar a la esposa de Jáuregui, sabrás que la actriz se amolda perfectamente al personaje. Maixabel es una mujer que me transmite mucha paz y sosiego, como si nunca le hubiera ocurrido nada terrible en su vida. A Portillo se la ve cómoda en el papel. Lo ha estudiado a conciencia y está inmensa. Incluso me atrevería a decir que, en según qué secuencia, le hace sombra al gran Tosar. 

María Jáuregui. A la joven, la muerte de su padre le coge de acampada. Celebraba su 19 cumpleaños cuando dos tiros en la nuca acaban con la vida del político. Maixabel deja ver que su herida no cierra. Ella intenta olvidar, seguir con su vida, sus estudios, su trabajo, su familia pero le cuesta. Y le cuesta mucho más entender por qué su madre hace lo que hace. ¿Para qué? ¿Por qué no ser una viuda como otras tantas que han preferido fingir que olvidan?  Pero terminará entendiendo que su madre tiene sus propias heridas que necesita sanar, aunque sea de un modo distinto al de ella. 

Interpretada por María Cerezuela, creo que la actriz está a la altura. Su papel es muy complicado. Al padre lo han matado y su madre se dedica a tener encuentros con el asesino. ¿Quién entiende eso? La vemos naufragar más de una vez, barrida por una ola enorme de pena que le cuesta digerir. 

A ambos personajes, madre e hija, no les hace falta una palabra para entender lo que ha ocurrido. Basta con una mirada, un silencio sobrecogedor, para que comprendan que, aquello que más temían, se ha cumplido. Saben lo que ha ocurrido porque lo han sabido desde siempre. Ese día tenía que llegar y ha llegado. 

Ibon Etxezarreta, el otro gran pilar de esta película, es un personaje muy interesante, en cuyo interior se desarrolla un dilema moral que lo pone en medio de una encrucijada. Mira a su alrededor. Lleva unos cuantos años privado de libertad y le quedan veinte años más. ¿Quién se acuerda de él? ¿Acaso sus compañeros de batalla pierden un minuto de sus vidas en rememorarlo? Mientras estuvo en la calle fue útil pero, ¿y ahora? Ante Ibon se abre la duda. Lo que ha hecho, hecho está y ya no hay vuelta atrás pero, ¿y vivir lo que le queda con esa losa que se le ha instalado en el pecho? La película nos deja ver al hombre, no al terrorista. Dice Maixabel en el vídeo que tenéis más abajo, que ella siempre ha creído que toda persona merece una segunda oportunidad. ¿La merece también Ibon? Esa es la pregunta que hay que responder y mientras el terrorista espera la respuesta se acuerda de sus abuelos que lo criaron, de aquella abuela que vio lo que no tenía que haber visto, de aquel abuelo, ahora muerto, que estuvo presente en el juicio en el que fue condenado. Se acuerda ahora de aquellos primeros años, de sus padres que estaban lejos, de lo quería ser y de lo que se ha convertido. Todo eso le viene ahora a la mente para morderle la conciencia por eso veremos a un hombre apesadumbrado, abatido por la culpa y el remordimiento. 

Luis Tosar, el gigante Luis Tosar. Da gusto verlo interpretar a un personaje que requiere tanto trabajo. Tosar clava la culpa de Ibon, la sensación de haber defraudado a los suyos, de haber vivido siempre en la mentira y el engaño. Para ello el gesto serio, los hombros caídos, la mirada escurridiza, la voz tímida, el movimiento lento. Tosar hace en esta película lo que mejor sabe hacer, actuar, meterse en la piel de otra persona a la que le come la culpa, con el deseo de dejar atrás esas pesadillas, el sonido de arma cuando se amartilla, los gritos de dolor y el olor de la sangre. Tosar y Portillo componen un tándem brillante.

Temas

El tema principal sería el perdón. ¿Merece un terrorista ser perdonado por la sociedad o por las víctimas que ha ido dejando en el camino? Sin duda, un debate interesante y que generará infinidad de opiniones. Maixabel (la mujer) no habla tanto de perdón como de reconocer el daño que se ha hecho. Para ella eso es un paso adelante, una manera valiente de reconocer lo que uno ha hecho mal. Ya no lo puedes enmendar pero, al menos, no te jactes de haberlo hecho y asume, desde la humildad, tus errores. 

Me resultan también interesante los reproches que podemos ver entre unos miembros de la banda y otros, la hipocresía que se instala entre ellos. Hay una escena muy breve pero cargada de intensidad.

También se abordará el papel del terrorista como marioneta en las manos de la cúpula de ETA. Recibían órdenes que cumplían sin más. Lo cuenta la propia Maixabel. Ni Ibon ni Luis sabían quién era Juan María Jáuregui, únicamente que había sido Gobernador Civil. Desconocían su pasado más joven, más militante, más radical, o su implicación en otras investigaciones vinculadas con el terrorismo. No importaba nada. La misión era pegar dos tiros y con eso causar mucha muerte y dolor. Punto. No sé si esto era la tónica general. Si todos los comandos vivían en esta ignorancia. Otras películas y otros libros nos dejan ver lo contrario.

Por último, destaco también la imagen que se nos transmite del terrorista-nieto/nieta, el terrorista-hijo/hija, el terrorista-padre/madre, el terrorista-hermano/hermana. Desmarcarse de la banda armada también tiene sus riesgos. No se trata únicamente de manifestar que ya no quieres saber nada de esa gente, que aquí paz y mañana gloria. Estos terroristas que ahora se desvinculan de la lucha armada tienen familia -nietos, hijos, padres, hermanos- y temen por ellos, por las represalias. Me parece un punto de vista interesante por el que, en favor de las víctimas, pasamos siempre por alto. 

¿Qué piensa Maixabel de esta película?

Puedes buscar declaraciones y artículos de prensa en Internet. Ha participado en coloquios junto a la directora, así que, imagino que estará contenta.  A mí me ha parecido una película hecha desde el respeto. Tal y como se dice al inicio, hay sucesos que están ficcionados. Por ejemplo, Maixabel sí se reunió con Luis Carrasco en el interior de Nanclares y sí recibió una carta de Ibon Etxezarreta, pero no se reunió con él justo después de hacerlo con Luis, ni tampoco vio los rostros de los terroristas durante el juicio, como sí vemos en la película. Lo cuenta ella misma, en esta entrevista concedida a ETB, en 2014. Por entonces, todavía no se había reunido con Ibon. Ese encuentro llegaría más tarde. 




Y otra pregunta que me surge es, ¿qué piensa Ibon Etxezarreta de la película? He buscado información por saber si se había pronunciado. No he encontrado nada. 

¿Qué me ha gustado de la película?

Me ha gustado la historia que narra. Me parece un episodio interesantísimo, una situación que a mí me costaría mucho aceptar. Me gusta el acercamiento que Bollaín hace hacia un lado y hacia otro. ¿Se trata de dulcificar la imagen del terrorista? Es una cuestión delicada y cada uno tendrá su visión. En realidad, el espectador es un mero testigo, sin voz ni voto en esta circunstancia. Si Maixabel quiso acudir a aquel encuentro, si creyó el arrepentimiento de los que mataron a su marido, es cosa de ella.

Por otra parte, también me ha gustado el trabajo de dirección. Concretamente hay un pasaje en el que Ibon, como nos ocurre a todos, va vinculando ciertos lugares por los que pasa con los sucesos que ocurrieron en ellos.  Son lugares sembrados de dolor y manchados de sangre. Me parece una metáfora preciosa del delirio que sentía en su interior. La cabeza me va a estallar, le dirá a su madre. 

Admito que, hacia la mitad del metraje sentí que se estancaba un poco, pero solo estaba cogiendo fuerzas para encarar el final. El último tercio remonta para llegar a un desenlace lleno de tensión, tristeza, tolerancia, humildad y sanación. 

Banda sonora, nostálgica y hermosa, tanto como la propia fotografía embellecen aún más la película.

Así que hoy más que una recomendación casi os lanzo un ruego. No podéis perdeos esta película, como tampoco os podéis perder el documental de Jon Sistiaga si tienes oportunidad de verlo. Lo mismo da que lo hagas antes o después de visionar la película.

Y si te interesa el tema, ahí va más material.

- Rueda de prensa

- Luis Tosar interviene en El Hormiguero 


La tenéis en cartelera


Tráiler: 





viernes, 19 de febrero de 2021

LOS AUSENTES de Juana Cortés Amunarriz

Editorial: Espasa
Fecha publicación: enero, 2021
Precio: 19,90 €
Género: thriller
Nº Páginas: 320
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788467061277
[Disponible en eBook y Audiolibro;
puedes leer aquí]

Autora

Juana Cortés Amunarriz (Hondarribia, 1966) es licenciada en Filosofía y escritora de relato, novela y literatura infantil y juvenil. Reside en Madrid, donde inicia su trayectoria literaria en 2004. Ha obtenido diversos premios de relato, entre los que destacan el Segundo Premio Hucha de Oro, el Gaceta de Salamanca, el Premio de Relato Tomás Fermín de Arteta, el Leopoldo Alas Clarín o el Ignacio Aldecoa. Ha publicado los libros de relatos Queridos niños (Premio Ciudad Alcalá de Narrativa 2009) y Las batallas silenciosas (Baile del Sol). Entre sus novelas está Las sombras (Premio Tiflos 2015). En literatura infantil y juvenil ha publicado Esmeralda y yo (Premio Ciudad de Málaga 2016), Corazón, mano, corazón (Premio Avelino Hernández 2012), Maimón, Ojos azules y la serie Superpaco.

Sinopsis

País Vasco, 2007. Tras el fracaso de la última tregua, ETA prepara un nuevo golpe para demostrar su cuestionada fortaleza. Dos encapuchados secuestran a punta de pistola a Bixen Alzola, profesor de universidad y defensor de la vía pacífica como única alternativa para solucionar el conflicto vasco. Cuando su mujer, Leire, recibe la llamada de la organización terrorista reivindicando la acción, siente que su mundo se resquebraja. Sabe que las posibilidades de que su marido salga indemne son mínimas. Durante esa larga noche, Leire toma una decisión: hará todo lo que esté en su mano para salvar la vida de su marido.

¿De qué será capaz? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar? Y ¿qué precio va a pagar por ello? Porque ya nada será igual. No hay vuelta atrás. Nunca la hay cuando se traspasan  ciertos límites.

Los ausentes es una novela sobre la violencia, violencia que paulatinamente irá arrastrando a todos los personajes, sin que nadie, ni nada, logre detenerla.

[Información tomada directamente del ejemplar]



Lo comentaba cuando publiqué la entrevista a Juana Cortés Amunarriz (puedes leerla aquí). Me encantan las novelas que giran alrededor de la banda terrorista ETA. Soy consciente de que el verbo «encantar» quizá no sea el más apropiado pero, lo que quiero decir, es que me gusta mucho leer sobre esos años, conocer testimonios, adentrarme en las distintas operaciones antiterroristas que se llevaron a cabo durante aquellos años de plomo. Probablemente, mi interés se base en la necesidad de comprender, de llegar entender el porqué de unas acciones que derramaron tanta sangre y dolor. ¿En nombre de qué? ¿En nombre de quién? Por eso, no me resisto a leer novelas que me acerquen, desde una perspectiva u otra, a aquella época negra de nuestra Historia. Muchos dicen que hay que pasar página, dejar atrás ese pasado sangriento. No creo que las víctimas merezcan el olvido. Así que, cuando supe de la publicación de Los ausentes, la nueva obra de la autora de Hondarribia, pero afincada en Madrid, ni me lo pensé.

Los ausentes traslada al lector al País Vasco. En Irún residen Bixen Alzola y Leire. Son una pareja feliz, normal, cada uno con su trabajo. Él es profesor de Derecho de la Universidad del País Vasco, al que su presencia en un programa de Euskal Telebista, lo pone en el punto de mira de la banda terrorista. Ciertas declaraciones, en defensa de la «vía pacífica como única alternativa para solucionar el conflicto vasco», tienen mucha repercusión y calan hondo. De ahí las pintadas en las paredes de la facultad -Alzola, hurrengoa izango zara zu (Alzola, serás el siguiente)-, de ahí el recelo de sus vecinos, que lo evitan a toda costa. Bixen es un hombre marcado, y no solo por su dolencia cardiaca, que lo obliga a medicarse. La misma Ertzaintza se lo advierte. Necesita protección pero Bixen rehúsa la posibilidad de un escolta. 

Por su parte, Leire vive ajena a esas amenazas. Cree que su marido tiene una vida tranquila, como profesor universitario, lo mismo que ella. La suya se reduce a su trabajo en la biblioteca de Irún, al yoga de los miércoles, a la compra en el supermercado, y al marido. Así, un día y otro, hasta que la paz se rompe. Una tarde, al llegar a casa, suena el teléfono. Una voz dice:




Han secuestrado a Bixen. ¿Por qué? ¿Es todo un sueño? La banda terrorista captura al profesor universitario como medida de presión, para conseguir el acercamiento de los presos etarras al País Vasco. Frente a una situación así, y después del shock inicial, lo más habitual es que Leire siguiera a rajatabla todas las instrucciones dictadas por el secuestrador. ¿Lo hará? Eso lo averiguarás al leer la novela.

Pero las acciones de Leire constituirán uno de los hilos narrativos de Los ausentes. Por otro lado, la novela también nos muestra el lado oscuro, el de los terroristas.  En ese bando figuran Tor y Chus, los brazos ejecutores del secuestro de Bixen; Roque, Azeri y Maider, las cabezas pensantes; y muy vinculado con ETA, Kuti y su familia. El desarrollo de estos personajes nos van a permitir conocer, en cierto modo, las entrañas de la banda terrorista, que ya tenía un pie en el desarme. Son los años en los que ETA se tambalea, de ahí que la novela nos muestre las desavenencias entre sus miembros, la diversidad de pareceres y los roces entre los más veteranos, como Roque, que lleva en la lucha armada toda su vida, y aquellos que forman parte de las nuevas generaciones, con la sangre a punto de hervir, como es el caso de Azeri.



En la entrevista, reconoce Juana Cortés Amunarriz que el dibujo que ha hecho de los terroristas es, en cierto modo, humano. Que sus manos están manchadas de sangre, que emplearon la violencia como medio de comunicación, que perpetraron infinidad de barbaridades y dejaron un reguero de muerte lo sabemos todos. Son monstruos, sí. Pero también son personas, conformadas por las emociones que se atribuyen al ser humano, solo que carecen de aquellas que afectan al prójimo. Por eso, en Los ausentes vamos a ver a etarras vulnerables, cuando les tocan a los suyos, porque no es lo mismo dar que recibir; veremos a etarras cuyo corazón palpita por el otro, enredados en relaciones sentimentales, con ganas de estabilidad; y también veremos a algunos de ellos, cansados de una lucha que ya no conduce a ningún sitio. Más allá de las atrocidades que cometen, o que se les presupone que cometieron antes del arranque de la novela, a mí me ha parecido un retrato interesante. 

Y otra de las cuestiones que más me ha gustado en esta novela, ha sido esa sensación de fatalidad que acecha a sus personajes en todo momento. El narrador omnisciente hace partícipe al lector de los aciertos y errores de los personajes. Desde nuestra posición privilegiada, vamos a sufrir casi más que los propios protagonistas porque, al tener más información que ellos, los veremos equivocarse y cada decisión errónea aumentará la tensión arterial del lector.  

Bajo mi punto de vista, Los ausentes es una historia bien trenzada. Juana Cortés aprovecha los momentos más nostálgicos de los personajes para construir su background, y permitir al lector conocerlos más allá del presente de la novela. Así, y a través de los recuerdos de Bixen y Leire, tras el secuestro, sabremos cómo se conocieron y cómo ha sido su vida hasta este momento tan complicado. De igual modo, veremos el matrimonio formado por Kuti y Mertxe, nos asomaremos levemente al momento de su boda, o al nacimiento de sus hijos. Pero también es interesante señalar que la autora apuesta por mostrar la realidad desde distintos ángulos. Los hechos son de una naturaleza u otra dependiendo de quién los viva, por eso no es extraño que, en algún momento puntual, asistamos a la misma escena pero vista de dos perspectivas distintas.

Estamos ante una novela que plantea preguntas. Si fueras Bixen, ¿te arrepentirías de tus declaraciones? Si estuvieras en el lugar de Leire, ¿actuarías como lo hace ella? Y si la vida te pone en el lugar de Roque, ¿reaccionarías como él? Los personajes están psicológicamente muy bien perfilados, mostrando un abanico de personalidades muy diferentes. Me gustaría incidir en el papel de Leire, porque ella es la piedra angular de la novela. Algunos lectores no aprobarán su comportamiento. Y es que, Los ausentes se sustenta sobre la ley del Talión. Ojo por ojo y diente por diente, que decía la Biblia. La violencia como medio de luchar contra la violencia. Por eso, es posible que algunos consideren que la reacción de Leire es desmedida, excesiva, una manera de colocarse a la misma altura que los etarras. En mi caso, Leire no me ha provocado repulsa en ningún momento. He entendido que una persona es capaz de cualquier cosa, con tal de salvar la vida de sus seres queridos. ¿Quién puede recriminar la actitud de esos padres/madres/maridos/esposas-coraje? A mí me parece que la actitud de Leire da un vuelco brutal a la trama, que aumenta nuestro interés por la novela. 

Ander es también un personaje interesante. Desde el principio el lector intuye que algo le pasa, su actitud y su comportamiento no son propios de su edad. Es un niño especial que reclama atención. A sus once años, tan solo tendría que estar pensando en jugar, pero por su mente cruzan negros nubarrones. ¿Qué le ocurre? De todos modos, como niño que es, su mundo estará muy vinculado a los cómics y los superhéroes serán su referente. Este personaje permite a la autora ahondar una de las lacras sociales más aberrantes.

Y más personajes, como Roque y sus disquisiciones morales; o Maider y su reloj biológico; o Kuti como objeto de venganza. Todos los personajes tienen un algo que despierta la curiosidad del lector. 

Con referencia a atentados reales, como la Casa Cuartel de Zaragoza, el atentando en Hipercor, el secuestro de Ortega Lara (entrevistado por Sánchez Dragó aquíaquí y aquí), o el caso Laza y Zabala, la acción se sitúa a finales de 2007, coincidiendo la cercana declaración del desarme de la banda, y se desarrolla prácticamente en día y medio, casi como si se tratara de una cuenta atrás. Sin embargo, no he tenido sensación de ritmo frenético, salvo en los capítulos finales, asunto que abordo más adelante.

En cuanto a los escenarios, lugares del País Vasco se entremezclan con localidades de Navarra, -Irún, Errentería, Hondarribia, Usún, Ezcabarte, Zorroaga,... destacando la foz de Arbayún, donde tiene lugar el desarrollo de unos de los hilos más impactantes de la novela-. Sobre la foz, Cortés ahonda en su orografía, señalando lo agreste y solitario del entorno, un ambiente idóneo para los hechos que suceden en aquel lugar. Y es que la autora crea una buena atmósfera, húmeda, oscura, fría, desangelada, que encaja perfectamente con la naturaleza de los  sucesos descritos. 

Estructurada en cuatro grandes bloques, a lo largo de los cuales se distribuyen capítulos de muy corta extensión, dedicados a los diversos personajes de la trama, saltando de unos a otros, Los ausentes está narrado con mucha fluidez, de tal modo que la lectura avanza a un ritmo constante. Todo ello, potenciado por algunos giros interesantes, -unos con desarrollo y otros como meros conatos-, que animan al lector a continuar adentrándose en esta lectura. Admito que, teniendo en cuenta la temática, me esperaba una historia mucho más cruenta, a lo largo de todo su desarrollo. No es que le falte brusquedad al argumento y tampoco es nada desdeñable lo que Leire hace, pero suponía que me iba a encontrar con mucha más violencia en el lado terrorista, desde el minuto uno del secuestro. Eso andaba pensando mientras me acercaba al final de la historia. Y fue entonces cuando esa «amabilidad» desaparece en los capítulos finales, donde los sucesos se tornan algo mucho más tortuosos y el ritmo se acelera. Hay escenas duras, que me han encogido el corazón.  

Y ya que menciono el desenlace, tengo que reconocer que se me quedó algo cojo. Es la única pega que le pongo a la novela. Pero como esto de la lectura es muy subjetivo, quise comentarlo con otros lectores y leí otras opiniones. Pocas son las que mencionan este punto. Por eso quise preguntar a Juana sobre ese desenlace, en el que yo sentía que algo quedaba en el aire. La autora me comentó lo siguiente: «...creo que está todo atado. Los pocos personajes que saben realmente qué ha pasado en esta historia no van a actuar. Para ellos, no tiene sentido emprender alguna acción. Ya han visto el dolor que los acontecimientos ha provocado en unos y otros. Así que, todas las personas que podían actuar no lo van a hacer. Por primera vez, han optado por la vida y la familia. Superar lo que les ha ocurrido es muy complicado, tanto para unos como para otros». Entiendo su argumentación, pero aún así, creo que hubiera estado bien ahondar algo más en el final, dar más detalles, profundizar en las explicaciones. Pero bueno, esta no es más que mi opinión. En cualquier caso, el desarrollo previo es impecable, y resulta una lectura que engancha desde la primera línea. 

Con un título que hace una clara alusión a todos esos secuestrados de los que no se tienen noticias durante mucho tiempo (a modo de ejemplo, el caso de Ortega Lara, secuestrado durante 532 días), Los ausentes es una novela con un punto de partida original. No estamos ante una historia sobre una acción terrorista que conlleva una investigación policial. En este relato no tienen cabida los Cuerpos de Seguridad del Estado ni la Ertzaintza. No se propuso Juana hacer una novela policíaca, sino echar un pulso entre Leire y los terroristas y, en este sentido, el planteamiento me ha parecido muy novedoso.

Dicho lo cual, Los ausentes ha sido una lectura grata, amena, interesante, con personajes muy bien perfilados, a través de los cuales el lector se hace preguntas. A pesar de ese detalle del desenlace que menciono, admito que he disfrutado y devorado esta novela, en apenas un par de tardes. 

Si te gusta la temática, no dejes de leerla.


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:


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