martes, 18 de noviembre de 2025

ROBERTO SANTIAGO: ❝Los acosadores son culpables pero, además de castigarlos, hay que tratarlos❞

Sandra Peña tenía catorce años. Catorce. El día 14 de octubre decidió poner fin al calvario que estaba sufriendo. No aguantó más y dijo ¡basta! Abrió la ventana y se lanzó al vacío. Insisto. Tenía sólo catorce años y toda una vida por delante. ¿Qué no habría sufrido esa chiquilla para tomar una decisión tan terrible? ¿Os lo podéis imaginar? Yo soy incapaz. Aquel día, la noticia sumió a Sevilla bajo un espeso manto de desolación. Al país entero. Su foto empezó a circular por redes sociales. Tan bonita. En algunas se la veía feliz, sonriendo a cámara, vistiendo la camiseta de su equipo favorito, el Real Betis Balompié. ¿Qué te hicieron Sandra? Si alzaste la voz, ¿por qué no paró lo que te estaban haciendo? 

El acoso escolar ha existido siempre. Ahora lo llamamos bullying porque parece que, si no le ponemos una etiqueta en inglés, es como si fuera menos serio. El caso de Sandra ha venido precedido por otros tantos.  Otros jóvenes tomaron la misma decisión que la joven sevillana. Otros tuvieron sus propios acosadores. E igualmente, otros prefirieron acabar con su vida antes que seguir sufriendo. Nos asomamos a estas noticias con estupor, nos sentimos sobrecogidos durante unos días, esos posteriores al suceso en el que los periódicos se llenan de titulares escalofriantes. Pero pasado ese revuelo inicial, seguimos a lo nuestro. Salvo las familias de esos jóvenes, claro. A sus padres,  hermanos, tíos, abuelos, primos,… les costará salir del agujero negro. Quizá mañana, o la semana que viene, o el mes que viene volveremos a levantarnos con una noticia igual. ¿Cómo parar esto? ¿Qué debemos hacer? Por lo pronto, dar visibilidad. Concienciar a la población. Estar atento a cualquier señal de alarma. Habrá que acabar con esto algún día, ¿no? Habrá que tomar medidas, buscar el origen de estos comportamientos terribles. ¿Por qué un niño acosa a otro? ¿Por qué un joven cree que es divertido mofarse de un compañero de clase? ¿Por qué otros se unen al cruel en este teatrillo de la humillación, la burla y la vejación? ¿Por qué formar parte de un círculo que machaca a otro?

Y sobre círculos terribles quiero hablaros hoy. Un mes antes de la muerte de Sandra Peña, Roberto Santiago publicó El círculo (Destino). En este libro se narra un caso de acoso escolar. No es un caso real concreto aunque está inspirado en todos los que conocemos hasta el día de hoy. De hecho, este libro nace de la experiencia personal de su autor cuando, siendo un adolescente, fue testigo de un caso de bullying. Aún le estremece la imagen terrible de ver cómo unos compañeros sostenían a otro, de los tobillos y boca abajo, colgando por fuera de una ventana. Esa escena es la que abre el libro.

La semana pasada conversé telefónicamente con Roberto Santiago. Hablamos de Sandra Peña, por supuesto. Y también sobre el perfil psicológico de los acosadores, de las responsabilidades penales que se les puede exigir a los jóvenes, de la importancia de hablar del tema y romper el silencio. Disculpadme esta introducción tan larguísima pero la rabia me consume por dentro al saber cómo el comportamiento irracional de unos niñat@s sesga la vida de un joven o una joven.

Os dejo con la entrevista.

© Álvaro Serrano Sierra
M.G.- Roberto, nos conocimos en 2023, cuando viniste a Sevilla para la promo de La rebelión de los buenos. Aquella novela era para adultos y ahora pasas a la novela juvenil. Aunque tú nunca has perdido de vista a los lectores más jóvenes.

Roberto S.- No. La mayor parte de las novelas que he escrito son para niños. Las novelas negras para adultos son Ana Tramel y La rebelión de los buenos. Todas las demás están más dirigidas a un público más joven. El círculo se considera juvenil pero espero que la lean otros lectores más mayores.

M.G.- Sí porque en esta novela hablas de bullying y efectivamente, aunque está dirigida a los jóvenes, entiendo que también es muy necesaria que la lean los adultos, los padres, los profesores,…

R.S.- Exactamente. Mira me está ocurriendo algo muy bonito. Están recomendado la lectura de El círculo en muchos institutos. Me están escribiendo muchos docentes que hacen una labor extraordinaria. Y luego, en las presentaciones y en las firmas, e incluso a través de las redes sociales, se me están acercando, no sólo adolescentes, sino muchos padres y madres, y me están diciendo que están leyendo el libro y que lo están compartiendo con sus hijos. Se puede decir que es una lectura familiar, para que se abra debate sobre este tema.

M.G.- Pues sí, es necesario. En este libro cuentas un caso de acoso escolar que se produce en un instituto. Has comentado varias veces que no está basado en unos hechos concretos pero sí en todos los que han existido. Los casos de bullying, ¿son todos iguales? ¿hay matices que distinguen unos de otros? ¿Hay patrones similares?

R.S.- Claro, hay patrones que se pueden encontrar en todos los casos de bullying. He intentado ser muy respetuoso y muy riguroso pero esto es novela, es ficción. Eso me gustaría dejarlo clarísimo. Sin embargo, de los tres años y medio que he convivido con la novela, más que escribir, el 80% lo he dedicado a investigar. Me he dedicado a hablar con víctimas de bullying y con sus familiares, que han sido personas muy generosas. Y luego, he tenido la suerte de que la Policía Nacional, la Unidad de Bullying, me ha permitido acceder a muchos casos, y leer muchos informes. Es terrible todo. El círculo es ficción, pero todos los casos que cuento en el libro, desde los más leves a los más gordos, están basados en hechos reales que he conocido.

M.G.- Sevilla se ha visto totalmente conmocionada en el último mes por el caso de Sandra Peña. Hemos sufrido muchísimo con este caso. ¿Cómo viviste tú este caso con el libro recién publicado?

R.S.- Fíjate la terrible casualidad. Publico el libro en el que se habla de jóvenes que intentan quitarse la vida y, de repente, surge el caso de Sandra Peña. Es devastador todo esto. Por ser mínimamente optimista, quiero pensar que toda la movilización que se ha producido a raíz de este caso va a permitir que este tema se visibilice mucho más y se va a poner el foco sobre este asunto. Te digo de verdad que uno de los grandes problemas que tenemos en la sociedad es este. No se le da la suficiente importancia, no existen los recursos suficientes. Tienen que pasar casos como el de Sandra para que la gente y las instituciones se conciencien. 

M.G.- Sobre el caso de Sandra Peña te preguntaré algo más en un momento porque me interesa tu punto de vista.

Dicen que el bullying ha existido toda la vida, lo que pasa es que ahora le ponemos nombre. Tengo que confesarte que no recuerdo ningún caso de acoso en el colegio o en el instituto en el que estudié. O quizá sí, pero se me pasó por alto, no lo sé. Lo cierto es que, por suerte, no he sido víctima de bullying. Sin embargo, tú has comentado que este libro nace a raíz de algo que tú viviste cuando eras más joven. Experimentaste un caso de bullying cerca y lo viviste en primera persona.

R.S.- Yo tampoco fui víctima de bullying pero sí que fui testigo en primerísima persona de varios casos. Hay uno en especial que me marcó porque duró muchos meses y fue terrible. Tenía un compañero al que unos chicos no sólo el quitaban las cosas, la merienda, o le golpeaban por las escaleras, sino que un día llegaron al colgarlo boca abajo por fuera de una ventana. Y eso lo vi yo. El miedo me paralizó. Muchas veces he pensado que por qué no intenté impedir aquello pero yo tenía tanto miedo de que me lo hicieran a mí. Creo que eso mismo sentían otros compañeros. No nos atrevimos a frenar a estos acosadores. Es la ley del silencio que imponen los acosadores. Te callas por temor. Los testigos de un caso de bullying, cuando es muy fuerte, también sufrimos. Y esa es una de las primeras escenas de libro. Cuando Víctor llega al instituto y se encuentra a un compañero colgado por la ventana. 

M.G.- Roberto, ¿tú crees que los niños y jóvenes de ahora son más irrespetuosos, más violentos, menos empáticos que los niños que nacimos en los 70, en los 80, en los 90? 

R.S.- Es difícil generalizar pero sí que es verdad que, según las estadísticas, cada vez hay más casos de acoso escolar. Y los datos dicen que los casos son cada vez más crueles, con muchas connotaciones sexuales. Algo tenemos que estar  haciendo mal en la sociedad para que pasen estas cosas. Siempre recalco que yo no soy un psicólogo, ni un experto en bullying. Yo sólo soy un escritor que se ha documentado, que ha trabajado y que ha mirado la realidad que vivimos para escribir esta historia. Lo que yo he descubierto es que cada vez hay más casos y cada vez son más crueles, y eso me lleva a pensar que algo estamos haciendo muy mal. Yo tengo mis propias conclusiones y cada uno sabrá. Pero lo primero que hay que hacer es hablar de ello y visibilizarlo. Es lo primero que hay que hacer para impedir que esto siga ocurriendo. 

M.G.- Algo estamos haciendo mal dentro de la sociedad, y dentro de las familias. No tengo hijos y quizá por eso tengo una mirada más objetiva. Los padres, al fin y al cabo, están muy condicionados por ese vínculo que tienen con sus propios hijos. Y no sé lo que pensarás tú pero, por lo que veo, ¿no crees que los padres tienen una mala concepción de lo que es la educación? ¿Muchos padres no piensan que sus hijos tienen que ser educados en el colegio, cuando la verdadera educación en valores tiene que empezar en casa? 

R.S.- Evidentemente si dejamos la educación de los adolescentes sólo en manos de los colegios y de los institutos vamos mal. La base de la educación está en las familias. La familia es lo más importante que te pasa en la vida, para bien o para mal, según te toque. Es lo que conforma tu carácter y tu personalidad. Nadie, absolutamente nadie, nace siendo acosador, igual que nadie nace siendo víctima. Eso depende de tus condicionantes. Y el primero, y el que más te marca es la familia. Por lo tanto, no creo en eso de echar balones fuera y que la culpa recaiga en los centros educativos. No. Los centros educativos tienen su responsabilidad pero la mayor responsabilidad la tiene la familia. Es verdad que lo que tenemos que hacer todos es examen de conciencia. Como sociedad hemos avanzado muchísimo en muchísimas cosas pero cada vez tenemos menos tiempo, cada vez corremos más y cada vez delegamos más la educación de nuestros hijos. 

M.G.- Yo es que he sido testigo de muchas situaciones en las que ves que un niño, un joven, se está portando mal. Un adulto lo recrimina pero el padre y la madre, que están delante, se enfrentan a ese adulto. No sé, creo que los padres están super protegiendo a los hijos y que muchas veces no son conscientes de que sus hijos cometen errores y hacen trastadas como todos los demás. 

R.S.- Claro. Igual que hay que denunciar cuando los padres son excesivamente severos y duros con sus hijos pues igual habría que denunciar esa super protección mal entendida. Porque luego esos niños van a tener problemas cuando se enfrenten a la vida real. En estos casos, los jóvenes y adolescentes son víctimas de una educación errónea. 

M.G.- Sí. Y dices que, en realidad, los acosadores también son víctimas de su entorno. 

R.S.- A ver, esto es un tema muy delicado. Los acosadores, para empezar, son culpables pero, además de castigarlos, hay que tratarlos. Hay que tratar de entender por qué han llegado a ser acosadores. Hay que averiguar qué ha pasado, qué ha ocurrido en la familia o en el centro educativo para que un chaval o una chavala, de trece, catorce o quince años, se dedique a hacer la vida imposible a un compañero. Algo ha fallado. Además de castigar tenemos que tratar de entender qué ha fallado para corregirlo porque hay muchos casos de niños y jóvenes acosadores que luego vuelven a reincidir. Si eso es así, es porque el caso no se ha tratado bien, porque no se ha hecho un trabajo de reeducación correcta. Es un tema muy complejo al que hay que darle más tiempo y más recursos.

 M.G.- Sí, desde luego.

Roberto, el otro día, hablaba de tu libro con una compañera de trabajo. Ella es madre de una adolescente y me decía algo que me pareció muy interesante. Me comentaba que, el estilo de vida que tienen los padres actualmente, en el que tanto padre y madre, o las dos madres o los dos padres, tienen que trabajar fuera de casa porque es un imperativo, hacen que esos padres no pasen tiempo con sus hijos hasta tal punto de que, a veces, esos hijos son unos completos desconocidos. Me dejó muy impactada esta opinión. 

R.S.- No puedo estar más de acuerdo. Como comentaba antes, la sociedad ha avanzado en muchas cosas de manera muy positiva pero también ha traído problemas. Uno es precisamente este. Tú no puedes llevar una vida laboral plena y, a la vez, dedicarles a tus hijos todo el tiempo que ellos necesitan. Es que no hay tiempo físico ni material. Entonces delegan esa parte de la educación de sus hijos a quien pueden. Si tienen recursos, contratan a alguien y si no, pues van apañándose con la familia, con los abuelos, con quien sea… Vas delegando, y delegando, y delegando. Es un error muy grave porque tu hijo se está forjando en esa edad y necesita tiempo y atención. 

Uno de los datos que más me ha impactado en la fase de documentación de El círculo fue cuando la policía me dijo que en el 90% de los casos, cuando van a hablar con la familia, estos no tienen ni idea. No sospechaban en absoluto que el hijo o la hija era víctima de bullying ni, en el otro caso, que su hijo o hija fuera un acosador o acosadora. No sospechaban nada de nada. Primero lo niegan pero cuando la policía les muestra las evidencias, se quedan en shock. ¿Qué significa eso? Pues que no conocemos a nuestros hijos, a nuestras hijas. No sabemos lo que hacen. Es terrible. 

M.G.- Y tú que te has documentado tanto, que has hablado con la policía, y refiriéndome al caso de Sandra Peña, ¿qué ocurre con sus acosadoras, desde un punto de vista jurídico, penal? ¿Qué responsabilidades se les puede pedir a estas jóvenes o a sus padres? 

R.S.- Este es un gran debate, muy delicado. Además de una responsabilidad ética y moral, o del expediente académico que le puedan abrir o no, hay una responsabilidad a partir de los catorce años. No hablamos de cárcel pero sí de penas y castigos. Y por otro lado, aunque yo no soy abogado, los tutores, los padres, tienen una responsabilidad sobre los actos que hayan hecho sus hijos. Legalmente, eso es así. Por lo tanto, no se puede escurrir el bulto. Si no hay una parte de castigo, se produce un desequilibrio social. 

M.G.- Hablando propiamente del libro y de los personajes. Tenemos a Víctor Vargas, al que todo el mundo llama Uve. Este será el joven que llega como nuevo alumno al instituto Ernest Hemingway y se encuentra con esa escena que describías antes, con esos compañeros que tienen a otro colgado por los pies y por fuera de una ventana. Y luego está Alba, una chica muy diferente a todas las demás. Ellos forman un tándem. Háblame de Uve y de Alba. ¿Se podría decir que son los héroes de esta historia?

 R.S.- Alba es un personaje que me encanta. Aparentemente es una chica fuerte, que ejerce cierto liderazgo. Cuando Uve llega nuevo al instituto, de alguna manera ella lo protege. Víctor se enamora inmediatamente de Alba, de esa manera adolescente, en la que el amor es el principio y el fin del mundo. Sin embargo, a medida que vamos avanzando en la historia descubriremos que Alba ni es tan fuerte ni tan dura. Es una chica que también lo ha pasado mal y que tiene sus heridas. Me gusta mucho este personaje. 

En la novela, he intentado que los personajes buenos no sean tan buenos, ni los malos tan terribles. Como escritor, me siento en la obligación de comprender a cada uno de los personajes.

M.G.- Es una historia de dolor, de sufrimiento, de acoso pero el amor cura heridas. 

R.S.- Por suerte. ¿Qué sería de nosotros sin amor, entendido en el sentido más amplio? Está el amor de pareja, el amor de la familia, de la amistad,… Cuando hablamos de algo tan terrible como el acoso escolar, el amor es lo único que nos puede salvar. El círculo es un thriller duro pero también habla de amor.

M.G.- Has comentado antes que a los casos de bullying hay que darles visibilidad, hay que hablar de ellos pero algo que me llama mucho la atención últimamente es que también se está hablando cada vez más del suicidio. Antes era un tema tabú. Ni siquiera los medios de comunicación lo mencionaban por evitar el efecto dominó. Sin embargo, ahora sí se está hablando más de este asunto. 

R.S.- Sobre esto también hay y ha habido mucho debate. Cuando se han producido casos de suicidio y especialmente entre adolescentes, los expertos siempre han dicho que hay que tener mucho cuidado con darle visibilidad a estos casos, por el efecto llamada que se dice. Sin embargo, con lo que ha ocurrido con Sandra Peña, se ha producido una movilización, la gente ha salido a la calle, se han producido protestas. Es muy delicado fijar dónde está el límite. Por desgracia, hay muchísimos intentos de suicidios en España, todas las semanas, entre los adolescentes y por temas de bullying. Algunos se consuman y otros se quedan en intentos. Yo no sé dónde está el límite y no sé cuánta visibilidad hay que darle a todos esos casos. Pero lo que sí sé es que meterlos debajo de la alfombra no va a solucionar el problema. Es algo real que está sucediendo a nuestro alrededor. 

M.G.- Exacto. Roberto, el libro tiene un estilo muy directo y muy claro, con un fraseo muy corto y muchísimo diálogo. 

R.S.- Sí. He escrito ya muchos libros y novelas, y el estilo debe ajustarse al tema que se trata. En este caso, me tenía que meter en la piel de Víctor,  un joven de dieciséis años, y me ha salido un estilo muy directo. Como escritor, y cuando hablas de un tema como este, tienes que llegar al lector, crear debate y, por supuesto, engancharlo. Si no, no hay nada.

M.G.- Has comentado también que te has llevado tres años y medio con este libro. Te he leído decir que lo has reescrito muchísimas veces. ¿Por qué?

R.S.- Sí, porque yo no hago una escaleta ni sé lo que va a ocurrir en la historia hasta que la escribo pero eso hace que, cuando llego al final, reescriba. Siempre reescribo mucho mis libros pero en este caso, mucho más, porque sentía que tenía una responsabilidad importante, a la hora de hablar de un tema tan delicado como este. He reescrito muchas veces, sobre todo las escenas más duras. Aunque he intentado no esconder la dureza, tampoco he querido crear morbo. He procurado buscar un equilibrio que no me ha resultado fácil. Se habla del acoso en muchas vertientes, del acoso sexual a través de las redes, de cuestiones muy delicadas. Le he dado muchas vueltas a este libro. 

M.G.- ¿Qué mensaje quieres que tu novela transmita a los jóvenes?

R.S.- Es muy difícil. Si me tuviera que quedar con alguno diría que hay que romper el silencio. Los acosadores imponen una ley del silencio, hacen sentir miedo, vergüenza e incluso culpabilidad. Y aunque romper el silencio es muy difícil, es el primer paso fundamental para acabar con el acoso. Tanto para las víctimas como para los testigos. Hay que contarlo, hablar con la persona que tengas cerca, preferiblemente con tu profesor, tu madre, tu padre,… Y nunca hay que culpabilizar a una víctima o a un testigo si no lo cuenta. Si no lo cuenta es porque no puede, porque no es capaz. Hay que darles las herramientas para que se sientan en un espacio de seguridad. 

M.G.- Para terminar, ¿podremos ver una futura serie sobre este libro? 

R.S.- Ojalá. Antes de publicarse la novela, Warner supo que había escrito este libro y me contactó. Me han comprado los derechos para hacer una serie de televisión. Me han encargado el guion. Sería una serie de cuatro capítulos que corresponden a las cuatro partes en las que se divide el libro y estamos en ello. El audiovisual es complicado, son procesos lentos, pero ya veremos. El primer paso está dado. 

M.G.- Pues confío en que veamos esa serie. Por mi parte, te agradezco muchísimo que hayas escrito este libro. Creo que es muy importante. Espero que la historia de Uve y de Alba rompa esos silencios y sirva para luchar contra esa lacra social. Darte las gracias por haberme atendido esta tarde y espero poder verte por Sevilla en el futuro.

R.S.- Segurísimo que nos veremos. Muchas gracias.

Sinopsis: En el instituto Ernest Hemingway nada es lo que parece a primera vista.

Cuando Uve llega a mitad de curso se encuentra con un misterioso grupo de alumnos que se dedica a acosar a sus compañeros.

Tienen un nombre secreto: El círculo.

Uve se adentrará en una oscura trama de poder y abusos dentro del instituto. El acoso escolar sistemático se convierte en un peligroso instrumento para intimidar y aterrorizar a los más débiles.

Al mismo tiempo, Uve conocerá a Alba, que pondrá todo su mundo patas arriba.

Esta es una historia de intriga, de superación personal y también de amor. Con el bullying como gran tema de fondo. Un thriller social que nos atrapa y nos hace reflexionar sobre la sociedad que estamos construyendo.

 


miércoles, 22 de octubre de 2025

FRANCISCO PINIELLA: ❝He transmitido parte de las historias de mi familia, esos silencios que siempre hubo❞

La guerra civil dejó tras de sí un inmenso reguero de desgracias. Como todas las guerras. Las familias se quebraron como ramas secas. Padres, hermanos, tíos, novios, perecieron bajo el fuego de uno u otro bando. Algunos huyeron monte a través, acabaron en otros países, forjaron nuevos vínculos en su tierra de acogida. De otros, nunca más se supo. Francisco Piniella y su familia sabe mucho de ausencias, de esas que, a pesar del paso del tiempo, se hacen densas y pesadas. Francisco, o Paco, ha tardado mucho tiempo en escribir su historia, esa que se sustenta sobre pilares familiares, esa que ofreció a una escritora y a otra de afamado nombre. Paco sabía de escritura, pero nunca se había adentrado en la ficción, y no sabía si su estilo y su pluma estaría a la altura de una historia como esta. Paco ha esperado a que se cumplieran dos premisas para atreverse a poner negro sobre blanco. Primero, la muerte de su padre. Segundo, su jubilación como docente y rector en la Universidad de Cádiz. En Las líneas del silencio cuenta la historia de un hombre, un marino mercante, embarcado en el buque Cabo San Agustín, un 11 de julio de 1936. Precisamente su propio abuelo embarcó aquel mismo día en aquel mismo buque. Su esposa Isabel no volvió a verlo, como tampoco lo volvió a ver su hijo. Esta historia es la historia de muchos hombres y de muchas mujeres que, durante aquellos años, fueron testigos del rumbo inesperado que tomaron sus vidas. 

Os dejo con la entrevista. 

Marisa G.- Paco, un placer tenerte en Sevilla, aunque tú vienes de buena tierra también. Vamos a empezar a hablar de este libro, de Las líneas del silencio. Cuando tengo un libro en mis manos, a mí me gusta leerlo de cabo a rabo. Me fijo mucho en la biografía de los autores. Claro, leo la solapa de la novela y veo que de piloto de marina mercante llegaste a ser rector de la Universidad de Cádiz. ¿Cómo es posible esta carambola?

P.P.- Bueno, pues porque de jovencito siempre quise ver mucho. Además tenía raíces familiares. Mi abuelo, como el protagonista de la novela, había sido marino. Yo estudié náutica,  una de las carreras que se pueden estudiar en Cádiz, y en el año 82 me embarqué como alumno. Estuve navegando hasta el año 91. Cuando nació mi primer hijo me planteé dejar de navegar. Salió una plaza de docente en la facultad de náutica, donde yo había estudiado y bueno, me saqué la plaza. Luego hice el doctorado en Historia de América. Venía aquí, al Archivo de Indias todas las mañanas para investigar sobre los correos marítimos entre Cádiz y La Habana. Esa fue mi tesis. Luego saqué la plaza de catedrático y, al final de mi vida universitaria, me lié la manta a la cabeza, me presenté como rector y estuve ejerciendo durante cuatro años, con Covid por medio, incluso. Tuve que hacer cambios en la universidad y fue bastante duro. Cuando terminaron esos cuatro años decidí jubilarme y dedicarme a la escritura.

Por entonces, esta historia la tenía muy avanzada. Hay mucho de historias familiares y, aunque la novela es de ficción, también es una novela intergeneracional, porque vamos a ver a tres generaciones que irán heredando tristezas, guerras,... 

M.G.- Tu vida siempre girando alrededor de ¿el mar o la mar? ¿Cómo la defines?

P.P.- Pues cuando hablo con mis compañeros de náutica digo la mar. Si no, el mar. Pero es bisexual, como digo yo.

M.G.- Las líneas del silencio es tu primera novela pero sé que hay un ensayo previo, La memoria del árbol. Se dice que ese ensayo es la génesis de esta novela. ¿El ensayo se te quedó corto? ¿Te pareció un género que no se ajustaba a lo que querías contar y por eso te adentras ahora en la ficción?

P.P.- Bueno, el ensayo es un ensayo histórico. En cierto modo, recoge el inicio de la documentación con la que posteriormente he ficcionado la novela. Contiene datos y la historia del barco Cabo San Agustín,  de la naviera Ybarra, que es un poco el eje central de la novela. Ese barco, durante la guerra civil, se dedicó a llevar armamento desde el Mar Negro, desde Odessa fundamentalmente, a la base naval de Cartagena. Posteriormente, y antes de que termine la guerra, ese barco se queda varado en la URSS o custodiado por la Unión Soviética. El barco y toda la tripulación se queda allí. Esa es un poco la historia que se recoge en la novela. Es un relato que se inicia en el siglo XX pero que llega incluso hasta la invasión de Ucrania.


[Si quieres oír la conversación, clic en el vídeo]


M.G.- Eres ensayista, autor de libros técnicos y articulista. La narrativa, el hecho de escribir una historia de ficción, ¿exige mucho más esfuerzo que el resto de los géneros que has tocado?

P.P.- Muchísimo más. Mira, tengo unos siete u ocho libros técnicos, artículos, entrevistas científicas en inglés, todas las que quieras y más, y aunque hubo tiene ya una metodología, esta novela para mí fue un verdadero reto, con el que he disfrutado mucho. He desnudado mis sentimientos y he transmitido parte de las historias de mi familia, de esos silencios que siempre hubo. En la novela, «de esto no se habla» es una frase que se repite mucho. Siempre callando, siempre en silencio, pero he querido sacar a la luz todas esas historias y lo he disfrutado mucho.

M.G.- Y es que, en esta novela, tú cuentas realmente la historia de tu abuelo paterno y de cómo tu abuela paterna se despidió de su marido que embarcaba en el Cabo San Agustín, un 11 de julio de 1936. Pocos días antes del alzamiento. 

P.P.- Claro, esa es la clave, cómo el 18 de julio de 1936 cambia la historia de toda una familia y de todo un país. Esa fecha supuso ausencia y falta de información porque mi familia no sabía que es lo que ocurría, pero no quiero hacer spoilers. Cuando acabes de leer el libro ya verás cómo surgen nuevas familias y nuevas conexiones.

M.G.- Esas nuevas familias que mencionas se pueden intuir un poco por el árbol genealógico que se incorpora al final del libro.

P.P.- Sí, lo pusimos al final porque, en cierto modo, es un spoiler, ¿no? Si miras el árbol genealógico terminas entiendo cómo va la película.

M.G.- Es una novela de dos familias y hay un importante nexo de unión entre ellas.

P.P.- Exactamente. Recuerdo que cuando leí Cien años de soledad, me hice mi propio árbol genealógico, a medida que iba leyendo porque si no, me perdía. En mi novela he querido facilitarle la tarea al lector, pero le pedí a la editorial que el árbol genealógico lo incorporara al final.

M.G.- Sin hacer demasiado spoiler, es cierto que tu abuelo paterno juega un papel fundamental en la trama de esta historia. Creo que no llegaste a conocerlo pero, ¿cómo llegas a su vida? ¿Cuál es la imagen que tienes de tu abuelo?

P.P.- Bueno, para empezar, en la novela no está mi abuelo. Hay un personaje que intenta ficcionar su vida. Y no, no lo conocí. Ni siquiera mi padre volvió a verlo después de aquel 11 de julio de 1936, cuando se embarca en el Cabo San Agustín. Y como cuento en la novela, y eso no es ficción, fuimos a Ucrania, antes de que mi padre muriera, para que el viera la tumba de mi abuelo. Y bueno, nos pusimos en contacto con sus hijos, los conocimos, estuvimos en su casa, ver cómo vivían, que nos contaran historias. Todo eso lo iba apuntando en una libretita porque ya tenía en mente escribir este libro.

Creo que si mi padre no hubiera muerto, no hubiera escrito este libro. Mi padre, en cierto modo, seguía teniendo miedo, seguía diciendo de esto no se habla, es mejor que nadie sepa esto. Después de muerto, me he sentido más libre para poder escribir. Lo que mi padre sí hacía era escribir un diario. Tenía muchas cosas anotadas que yo he utilizado para la novela, como las cartas. Toda la correspondencia que él mantuvo. 

M.G.- Dices que los personajes de esta novela representan a personas reales. A todos le cambias el nombre menos a tu abuela Isabel. ¿Por qué?

P.P.- Porque se merece que mantenga su nombre. No te voy a decir que es el personaje más importante, pero sí el que más sufre. Ella no es sólo Isabel González, mi abuela, sino que ella es todas esas mujeres que, después de la guerra civil, ya fuese en un bando o en otro, se quedaron viudas, que tuvieron que sacar adelante a sus hijos. Mi abuela Isabel, con una Singer y pedaleando, sacó adelante a su familia y decía que era viuda pero, en realidad, no lo era.  Aunque el personaje central es Juanín Pellegrini, mi abuela es una heroína para mí y he querido honrarla sin cambiar su nombre.

M.G.- Y entre los personajes masculinos, el nombre de Juan se reitera. Es como un estigma.

P.P.- Sí, sí. Está hecho adrede. Se dice en los últimos capítulos, que de una generación a otra se van transmitiendo las tristezas, porque la historia se repite. Por eso he extendido la línea temporal hasta la invasión de Ucrania, para que veamos que, incluso ahora, con esta nueva guerra, vuelve de nuevo el exilio, los crímenes,... 

M.G.- Todo se repite, sí.

Y hablas de Isabel como una heroína, pero también hay otros personajes femeninos que son de armas tomar.

P.P.- Sí, bueno, la madre de Isabel. Es una mujer española de los años 20, de principios del siglo XX, cuya libertad se viene abajo después de la guerra civil. Pasamos de una Carmen, que es todo poderío y se come el mundo, a pesar de ser viuda, a una Isabel González que se ve en una posguerra, en una sociedad totalmente conservadora, todo el día metida en la iglesia. He querido mostrar cómo cambia el papel de la mujer y por eso puse a esos dos tipos de mujeres.

M.G.- Y dices que la novela ha supuesto un reto para ti. Confiabas muy poco en ti para traspasar esta historia familiar al papel porque sé que se la ofreciste a dos escritoras.

P.P.- Bueno, es que yo nunca había escrito ficción. Te puedo hablar de contaminación marina, de supervivencia en la mar, de todo ese tipo de cosas, pero escribir una novela no es lo mismo.

M.G.- Pues es un reto que has superado.

P.P.- Yo lo que quería es que esta historia viera la luz. Tuve la suerte de poder cenar con Almudena Grande, y poder tener después una correspondencia con ella. Le ofrecí la historia a ella pero me dijo que la tenía que escribir yo. Y luego ella falleció.

Y luego, con María Dueñas, pues la conocía desde hacía mucho tiempo. También se la ofrecí a ella y María fue muy clara. Me dijo que el que siente la historia es el que tiene que escribirla. 

M.G.- Había muchos vínculos familiares.

P.P.- Claro. Así que me lancé y le di muchas vueltas al manuscrito. Tengo en mi casa una torre de manuscritos anillados. 

M.G.- Todas las correcciones.

P.P.- Sí. Luego la editorial hizo la típica corrección ortotipográfica. Y eso es otra cosa que quiero agradecer, la acogida que tuve en Libros de la Herida. David Eloy o José María me han tratado estupendamente. La edición del libro está muy bien y la portada muy trabajada.

M.G.-  Por la ilustración de la cubierta quería preguntarte. Muy alegórica, ¿no?

P.P.- Sí. La ilustración está hecha por una agencia de diseño de Cádiz, que se llama Rebombo. Fíjate que se compone de diversas imágenes pues luego ellos me mandaron una especie de carpetilla en la venía cada imagen y explicando qué simbología quería transmitir. ¿Ves? El marino, la viuda, el barco,...




M.G.- Las cartas...

P.P.- Sí, y el reloj.

M.G.- La novela toca muchos temas. La supervivencia es uno de ellos y te centras en esos republicanos que acabaron en la URSS. ¿Del exilio de los españoles en la Unión Soviética se sabe menos que del exilio a Argentina o México? ¿Es un tema poco tratado?

P.P.- Muy poco. Es parte de nuestra memoria histórica que no se ha trabajado. Hay algunos estudios de historiadores que han tratado a estos colectivos, a los marinos mercantes porque fueron muchos los barcos que se dedicaron a llevar armamento hasta que los submarinos italianos y la propia armada del bando nacional bombardean esos barcos, y la Unión Soviética decide que esa línea de navegación no es de fiar.

Pero luego hay otros tantos colectivos, como el de los aviadores que también se queda en la Unión Soviética. Había una escuela en Kirovabad, donde se formaban los aviadores que luego venían a la República para llevar los aviones de combate. Cuando termina la guerra civil, hay una promoción que se queda allí. Y luego están los niños de la guerra y los políticos. Muchos acabaron en los campos de concentración de la Unión Soviética.

M.G.- En los gulag.

P.P.- Sí. El libro refleja muy bien cómo se viene abajo lo que fue el paraíso del proletariado, cómo se viene abajo la utopía y te das cuenta de que aquello era tan dictadura como la de Franco o como la de Hitler.

M.G.- Esta historia mueve a los personajes por muchísimos escenarios, desde Cádiz, Barcelona, pasando por Cartagena, Kiev. Sé que has viajado mucho, por aquello de que fuiste piloto de la marina mercante, pero manejar tantísimos escenarios y tan lejanos unos de otros, habrá sido una dificultad añadida.

P.P.- He estado en la mayoría de esos escenarios, aunque, por ejemplo, no he visitado Kazajstan. Es algo que tengo pendiente. Pero hoy día te puedes permitir meterte en Google Maps e ir por las calles, saber dónde está la mezquita que hace falta para una escena.

M.G.- En tiempos actuales es muy útil pero si la trama transcurre en el pasado...

P.P.- Claro es más difícil pero los edificios históricos están ahí.

Luego he tenido que manejar mucha documentación histórica.

M.G.- Sobre eso también te quería preguntar. Habrá tenido que ser compleja también.

P.P.- Sí. Una cosa es hablar de un diálogo ficticio y otra cosa es meterse dentro de un personaje histórico o meterse en el barco Cabo San Agustín, que existió realmente. He tenido que buscar los viajes que hizo el barco, el día que salió o llegó a puerto, o leer los partes de salida. Ha sido una investigación histórica.

M.G.- Y el título, Las líneas del silencio, parece, de por sí, un título con mucho peso. ¿Qué intención hay detrás de ese título?

P.P.- Es un título que la editorial me respetó. Sabes que algunas editoriales intentan cambiar el título a última hora. Es un título que me gustó porque, en cierto modo, la palabra línea conlleva la idea de unión, de distintas generaciones, de distintas situaciones. Y la palabra silencio es muy significativa porque evidentemente hay mucho silencio detrás de todo lo que ocurre en la novela. Hace alusión a lo que te decía antes, a la idea de no hablar de ciertos temas. De hecho, a mi abuela era dificilísimo sacarle cualquier historia del pasado. 

M.G.- Tenía miedo o no quería recordar.

P.P.- Sí, o no quería recordar porque todo aquello le dolía. Ten en cuenta que una persona, en el año 36, cree que está viuda. Vive toda su vida pensando que es viuda y en el año 75 se entera de que su marido ha vivido hasta el año 73, de que hasta esa fecha, no era viuda.

M.G.- Le cambia el estado civil por completo.

P.P.- Sí. En el año 54, una especie de decreto del gobierno de Franco, como para uniformar o lo que fuera, da por muerta a toda persona desaparecida y ella empieza a tener el estatus de viuda sin serlo porque él no estaba muerto. Y entonces no es como hoy, que rehaces tu vida. La gente se casa más de una vez, cambia de pareja,... En aquella época, no. Si te ha tocado esto, eres viuda para siempre. 

M.G.- No te voy a preguntar cómo se entera tu abuela de que no era viuda. Imagino que lo contarás en el libro. Siento mucha curiosidad.

P.P.- Creo que he contado muchas cosas que son spoilers. 

M.G.- No, no te preocupes. Está todo bien.

Por ir terminado, Paco. Tu abuelo fue marino mercante, tú fuiste piloto de la marina mercante. ¿La mar es algo que os dejáis en herencia en la familia? Aunque creo que tu padre se dedicó a otra cosa. 

P.P.- Mi padre fue sastre.

M.G.- Entonces no es algo que os dejáis en herencia.

P.P.- En mi caso, está la referencia de mi abuelo. Y se junta que me gusta mucho viajar. El ser marino te hace ver mundo.

M.G.- La novela se publicó en mayo. ¿Cuál ha sido el feedback que has recibido de los lectores?

P.P.- Muy bueno, la verdad. La difusión que se ha hecho hasta ahora ha sido a nivel de Cádiz. Ahora se va a presentar en la Feria del Libro de Sevilla. Me va a presentar Paco Oliva, rector de la Universidad Pablo de Olavide. He recibido muchos Whatsapp y correos electrónicos, en los que me dicen que la novela les ha encantado. Mucha gente me ha comentado también que se ve reflejada. El otro día me paró por la calle un compañero de la universidad, que me comentó que se había leído la novela y le había recordado a su tío y es que en las familias quedan muchas historias. 

M.G.- En aquella época, ¿qué familia no salió salpicada?

P.P.- Claro, claro.

M.G.- Bueno, voy a cerrar la entrevista con las últimas palabras que escribes en el libro. Dices: «no puedo terminar sin pedir la paz en Ucrania y en todas las guerras que azotan al mundo y el respeto a la dignidad de los pueblos y a su derecho a elegir su destino en libertad». Me parece un cierre precioso, Paco. Felicidades por el libro. Tiene una pinta excepcional. Las historias familiares son siempre muy atractivas para los lectores. Te agradezco mucho que me hayas atendido.

P.P.- Al contrario, muchas gracias a ti.

Sinopsis: Isabel González despide en el puerto de Cádiz a su marido, Juan Pellegrini, marinero del Cabo San Agustín, un gran barco que mantiene línea regular con varios puertos americanos. Es el sábado 11 de julio de 1936. El viaje que Juan emprende cambiará su vida y la de los suyos para siempre. Las líneas del silencio relata una odisea que transcurre en diferentes países a través de varias generaciones de dos familias. Sus protagonistas enfrentan multitud de peripecias, de peligros, retos y tentaciones, hallan refugios inesperados y deben tomar decisiones difíciles en su incansable lucha por la supervivencia y la dignidad. Guerras y exilios, utopías y decepciones, amores y pérdidas en una novela sorprendente basada en hechos reales que recorre la historia del siglo XX y cuyos ecos llegan hasta nuestros días.

martes, 14 de octubre de 2025

RUTA LITERARIA con SUSANA MARTÍN GIJÓN - "LA CAPITANA"

El pasado día 1 de octubre tuve la oportunidad de pasear por Granada junto a Susana Martín Gijón. Desde la editorial Alfaguara, y con motivo de la publicación de la nueva novela de la autora, La Capitana, se convocó a diversos medios de comunicación para participar en una ruta literaria que nos llevó a conocer los escenarios más importantes de este nuevo libro, protagonizado principalmente por Sor Ana de Jesús. Martín Gijón vuelve al siglo XVI, después de escribir La Babilonia, 1580, pero esta vez conduce al lector a la tierra de la Alhambra, para adentrarlo en una nueva trama histórico criminal, que tendrá como pareja detectivesca a Sor Ana de Jesús, la Capitana de las prioras, y a fray Juan de la Cruz.

Ambientada en el año 1585, La Capitana cuenta con un contexto histórico en el que veremos cómo Granada ha sido reconquistada por el Cristianismo en 1492«Los Reyes Católicos, y los reyes posteriores, intentaron convertir Granada en el bastión de la Cristiandad y acabaron ahogando a los moriscos»", nos explicó Susana. La Batalla de las Alpujarras tuvo como consecuencia la expulsión de la mayoría de la población morisca, «lo que provocó que la ciudad cayera en picado». Granada se convirtió en una ciudad oscura, sin el apoyo del rey. Por aquel tiempo, la ciudad ya contaba con muchos monasterios, conventos e iglesias pero, aún así, se fundó un nuevo enclave de la Orden de las Carmelitas Descalzas, dirigido por fray Juan de la Cruz y por Sor Ana de Jesús, «los dos adalides de la reforma teresiana»


[Acompaña a Susana Martín Gijón en este vídeo

 por los escenarios de la novela]

En palabras de Martín Gijón, La Capitana es una novela de intriga criminal con muchos giros de guión y muy entretenida, pero que también pretende dar una visión histórica, que nos acerca más a una época menos conocida de Granada, a través de personajes que la autora encuentra fascinantes y que han pasado de puntillas por la historia.

A raíz de una serie de asesinatos, fray Juan de la Cruz y sor Ana de Jesús tendrán que desempeñar labores detectivescas para proteger la reforma teresiana. Colocar a estos dos personajes históricos al frente de esta trama ha obligado a la autora ha sumergirse profundamente en sus vidas y en sus biografías.

La gran protagonista

Sor Ana de Jesús, capitana de las prioras, fue una mujer que lideró su orden y que tenía capacidad para hacer cosas grandes. «Ella sola, en el siglo XVI, se pateó toda Europa fundando conventos de su orden, luchó por erradicar los privilegios de algunos, para crear una sociedad más justa, y luchó contra la misoginia que existía en su propia iglesia», nos aclaró la autora. 

A través del protagonismo femenino, Martín Gijón quiere reparar esa anulación que siempre ha sufrido la mujer y devolverla al lugar que le corresponde, dando a conocer, en este caso, la vida de Sor Ana de Jesús. «Me indigna que no se la haya reconocido», comentó la autora.

Otros personajes

Sin embargo, también hace lo propio con otros personajes históricos que aparecen en la novela, como Juan Latino, un nombre y una vida que, a su juicio, debería estar en todos los libros de Historia. Sobre la vida de este personaje, Susana comentó que ha quedado como en el olvido, no por su género, sino por motivos de discriminación racial, ya que fue el primer catedrático negro de Europa, cuyas raíces se hundían en la esclavitud. Poeta y gramático, de origen etíope, Latino creció junto a Gonzalo Fernández de Córdoba, nieto del Gran Capitán. Era el esclavo de la familia pero se hicieron íntimos amigos, ayudándose entre sí, y mientras Gonzalo acudía a la Universidad, el otro quedaba a las puertas, escuchando las lecciones. Gonzalo liberará a su amigo de la esclavitud, otorgándole incluso una dote importante para que pudiera casarse. Juan Latino llegó a impartir gramática latina a todos los estudiantes de Granada, fue muy querido y reconocido por ilustres escritores, como Cervantes, y consiguió saltarse todos los prejuicios sociales.

Y entre otros personajes de la novela también veremos a Niño de Guevara, que a sus 44 años se convirtió en presidente de la Real Chancillería de Granada, tercera corte de España. Ocupó también el cargo de Arzobispo de Sevilla y de Inquisidor General. Su importancia no sólo queda recogida en los libros sino en un retrato pintado por El Greco, y que hoy figura en el Museo Metropolitano de Nueva York. 

En el otro lado de la sociedad estará Samira, una morisca dedicada a la crianza de gusanos de seda. Martín Gijón nos aclaró que la industria textil de la seda era muy popular en la Granada de la época. «Después de China, Granada era el lugar que más seda exportaba y de mejor calidad», puntualizó.

Y entre explicación y explicación, la ruta nos llevó por los diversos enclaves que aparecen en la novela, un recorrido del que sin duda disfrutarán los lectores. El punto de partida fue... 


1. El Carmen de los Mártires

Este lugar era conocido antiguamente como el Corral de los Cautivos. Durante la Reconquista, los moros encerraban en este espacio a los cristianos secuestrados. Más tarde, en los tiempos de Isabel la Católica, se erigió en este solar una ermita, a la que llamaron la Ermita de los Mártires, por aquello de los mártires cristianos que habían perdido la vida en los subterráneos del corral. Con el paso del tiempo, el terreno fue comprado por la Orden de los Carmelitas Descalzos para construir un convento del que fue prior San Juan de la Cruz. Para él, este espacio se convirtió en un remanso de paz, después de escapar de la cárcel,  donde escribió sus obras más importantes.

Hoy día es el Carmen de los Mártires, nombre que reciben las grandes viviendas y palacios de Granada, visitable por los turistas, que cuenta con jardines, fuentes, un lago y patio nazarí. Como curiosidad, no pudimos entrar a visitarlo porque se encontraba cerrado por un rodaje cinematográfico. Aún perdura en el lugar el llamado cedro de San Juan, un ciprés, -que no cedro-, muy venerado y que todo el mundo busca cuando visita el lugar.

2. Bosque de la Alhambra hacia la Cuesta de Gomérez y la Puerta de las Granadas.

Desde el Carmen de los Mártires, descendimos hacia la Cuesta de Gomérez, atravesando un precioso y umbrío espacio arbolado, el Bosque de la Alhambra, que nos refrescó del calor del día. En este punto Susana nos explicó cuál era el recorrido que San Juan de la Cruz hacía cada día, en su visita al Convento de San José. Un camino que él hacía descalzo en «un ejercicio de austeridad», huyendo de todo lo material, para dar misa a las monjas que vivían en el convento. Martín Gijón nos contó que, antiguamente, a lo largo del camino, existían muchos exvotos, cruceros, de los que hoy quedan pocos.

3. Real Chancillería de Granada.

La Cuesta de Gomérez desemboca en la Real Chancillería de Granada que hoy ocupa el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. La autora nos contó que, a lo largo de la calle que desciende, existían múltiples pensiones que acogían a todas aquellas personas que estaban pendientes de juicio.

La Real Chancillería, tercera corte de España, jugará un papel muy importante en la novela, situada en lo que hoy es la Plaza Nueva y muy cerca del río Darro.


[Fuente: @jeosm]

4. Casa de los Tilos. Cuadra Dorada

Este edificio pertenecía a la familia Granada Venegas, descendientes directos de la familia real nazarí, pero cristianizados posteriormente. Incluso llegaron a intervenir en la rebelión de las Alpujarras, a favor de los cristianos. El interior del edificio cuenta con un espacio al que llaman la Cuadra Dorada, un salón literario que fundó Alfonso Granada Venegas, mecenas de la cultura, y al que acudían poetas y literatos de la época para debatir o declamar. Entre los asistentes podíamos encontrar a Juan Latino.

Susana nos comentó que, introducir la Cuadra Dorada como escenario de la novela, le había permitido hablar de la cultura de la época en Granada, mencionando a escritores como Luis Barahona de Soto, y a alguna otra poeta que, aunque ficción, seguro que la hubo. 

5. Convento de San José

Como mencionó anteriormente la autora, en Granada existían muchos conventos y monasterios pero, aun así, cada ciudad quería tener un convento de la madre Teresa, un convento de las hermanas descalzas y Granada no iba a ser menos. Así que, alentada por las familias más nobles, Santa Teresa decide fundar un convento aquí pero esta vez opta por delegar en Sor Ana de Jesús, una mujer tenaz y emprendedora. No obstante, fue la propia madre Teresa la que eligió a las monjas que vivirían en ese convento. Cada una vino de un lugar distinto de España y, al llegar a Granada, se encontraron con un gran tropiezo. Inicialmente, iban a vivir en una casa alquilada a un noble pero este, al conocer que sus nuevas arrendatarias eran monjas, les denegó el asilo, por miedo a que se convirtieran en ocupas. Las monjas se vieron en la calle hasta que otra noble, Ana de Peñalosa (aunque en la novela se la conoce como Leonor de Peñalosa) las acoge durante unos meses en su casa.

Las monjas, a pesar de tener el amparo de doña Ana, pasarán mucha hambre. Con el tiempo consiguen hacerse con la Casa del Gran Capitán, de D. Gonzalo Fernando de Aguilar y Córdoba, que tendrán que arreglar. Más tarde, adquieren la iglesia adyacente, la de San José. Debido al mal estado de la vivienda, las monjas vivían en el desván, el único lugar habitable de la casa, donde fray Juan de la Cruz les daba misa, antes de que adquirieran la iglesia. Hoy día, nos explicó Martín Gijón, siguen viviendo monjas de clausura en el edificio y el desván lo mantienen a modo de museo, conservando elementos del siglo XVI, aunque no se puede visitar.

Como anécdota nos contó que, en la actualidad, las monjas suben a ese desván una vez al año, para hacer una chocolatada, el día 1 de enero.

La Casa del Gran Capitán será un escenario muy importante en la novela porque será aquí donde ocurra el primero de los asesinatos. ¿Acaso hay alguna monja implicada?

6. Calle Alcaicería. Universidad. Catedral.

Nos acercábamos al final de la ruta. Nos situamos junto a la catedral, edificio que se estaba construyendo en el contexto temporal de la novela. Se le encargó a Diego de Siloé. Justo enfrente se sitúa la Curia, donde se ubicó la Universidad, y donde Juan Latino impartió clase. 

La ruta continuó por algunos enclaves más, conociendo más datos sobre la novela y sobre la ciudad de Granada. Y así pasamos del día, caminando por las calles que un día pisaron fray Juan de la Cruz y sor Ana de Jesús, convertidos ahora en detectives, en La Capitana, la nueva novela de Susana Martín Gijón.


Sinopsis: Granada, 1585. En una ciudad devastada tras la Reconquista, Sor Ana de Jesús, apodada «la capitana» por su mano firme, lucha por sacar adelante su convento cuando el cadáver de un hombre horriblemente desfigurado aparece en el claustro de su cenobio, poniendo así en peligro la reputación de su orden. ¿Quién era y cómo ha llegado hasta ahí?

A pocos kilómetros, en una colina que domina la Alhambra, un hombre rige los destinos de los monjes de la misma orden. Es San Juan de la Cruz, guía espiritual y amigo íntimo de la priora. Sor Ana de Jesús y fray Juan, el dúo detectivesco más singular de la novela negra española, tendrán que investigar lo sucedido intentando mantener la discreción mientras van desvelando un secreto que hará temblar el bastión de la cristiandad de la Corona.



lunes, 6 de octubre de 2025

MISTERIOS, S.A. de Joyce Carol Oates

 

Editorial: Algaida
Fecha publicación: enero, 2024
Precio: 19,95 €
Género: narrativa
Nº Páginas: 264
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-9189-879-5
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]

Autora

Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938) es una de las grandes escritoras estadounidenses de todos los tiempos. Eterna candidata al Nobel de Literatura, es autora de un centenar de libros, entre novelas, colecciones de cuentos, volúmenes de poesía, obras de teatro y ensayos. Algunas de sus obras han sido finalistas del Premio Pulitzer y ha obtenido, entre otros, el National Book Award, el Premio O. Henry, el Bram Stoker Award o el Prix Fémina. En 2011 recibió la National Humanities Medal, el más alto galardón civil del gobierno estadounidense en el campo de las humanidades. Asimismo, es profesora emérita de la Universidad de Princeton. 

Sinopsis

Una obra de la eterna candidata al Nobel de Literatura.

Identificado sólo por el alias Charles Brockden, el narrador de esta historia encuentra una librería que despierta su deseo al instante: siente con urgencia el deber de agregarla a su ya extensa colección. Pero el dueño de una tienda tan fina no se desprenderá fácilmente de su forma de vida. 

Brockden elabora un plan para adquirirla sin que nadie sospeche jamás del crimen: un asesinato imposible de rastrear. Y sabe que tendrá éxito porque ya lo ha hecho antes.

Los mejores misterios sobre el mundo de los libros.

[Información tomada directamente del ejemplar]

Es hora de volver a este espacio después de un largo descanso. Y lo hago con una de las lecturas de este verano. A Misterios, S.A. de Joyce Carol Oates le hice ojitos cuando vi la reseña que publicó Norah Bennet en El rincón de una cantina (puedes leerla aquí). Me pareció una propuesta interesante para estrenarme con la autora. Un libro brevísimo (94 páginas) que forma parte de la colección Bibliomisterios, de la editorial RBA. Lo cierto es que he buscado este título en la web de la editorial y no lo encuentro. Desconozco si lo han descatalogado. Cuando yo fui a comprarlo a librería física, tuvieron que pedirlo. Pero en Amazon también lo encuentras. Bueno, centrándonos en las sensaciones que he tenido, y en honor a la verdad, debo admitir que la experiencia no ha resultado tan gratificante como esperaba. Pero os voy contando.

Como se recoge en la sinopsis, «la eterna candidata al Nobel de Literatura», construye en Misterios, S.A. una historia que gira alrededor de los libros, los libreros y las librerías. El punto de partida no puede ser más interesante. A nosotros, -y vosotros sabéis a quiénes me refiero-,  todas las lecturas que tengan  que ver con libros y librerías nos apasiona. En este caso, Misterios, S.A. es el nombre de una librería.


«...una preciosa y antigua librería de Seabrook, Nuevo Hampshire, un pueblo con menos de dos mil habitantes fijos que se asoma al océano Atlántico entre New Castle y Portsmouth». [pág. 7]


En activo desde 1912, cualquier bibliófilo puede encontrar libros nuevos, antiguos, mapas o globos terráqueos entre los anaqueles de esta librería. Y hasta allí, hasta el histórico barrio de High Street, donde se ubica concretamente este establecimiento, llegará el narrador de nuestra historia, otro librero y coleccionista de libros que dice llamarse Charles Brockden. Lo que, a priori, parece simplemente el relato sobre un amante de los libros que encuentra una preciosa librería en la que deleitarse, se convertirá en otra cosa muy distinta.  Brockden entablará amistad con Aaron Neuhaus, el dueño de Misterios, S.A. Primero habrá un primer acercamiento un tanto tímido, un tanteo. Brockden parece un cliente más y Aaron un librero encantado de atender al cliente. Sin embargo, hay algo más, intenciones ocultas que se irán desvelando poco a poco. 

La librería

Joyce Carol Oates introduce al lector entre las paredes de este establecimiento. A través de los ojos del narrador, podemos hacernos una idea clara de cómo es esta librería por dentro y por fuera. 


«Misterios, S.A. consta de tres plantas, todas ellas con ventanas en voladizo, que se iluminan de manera espectacular cuando la tienda está abierta a última hora de la tarde». [pág. 8]

 

Libros antiguos y con una encuadernación atractiva se exponen en la planta baja, donde también figuran los libros protagonizados por Sherlock Holmes. 


«...en la segunda, primeras ediciones, ediciones raras y colecciones encuadernadas en cuero; en la tercera, mapas, globos terráqueos y obras artísticas antiguas relacionadas con el caos, el asesinato y la muerte». [pág. 13]


Misterios, S.A. es de esas librerías que nos gustan, esos espacios en los que, una vez que entras y empiezas a fisgonear entre los títulos expuestos, ya no sabes cuándo vas a salir. Sentí curiosidad por si Oates se inspiró en alguna librería real y realicé la búsqueda en Internet. En diversas entrevistas, la autora hace alusiones a una librería concreta, pero como una lejanísima inspiración, y la que describe en este relato sale de su propia imaginación o bien seguramente es el fruto de la mezcla de varias librerías que ya haya visitado en alguna ocasión. 

Qué me ha gustado de este libro

En primer lugar, he disfrutado muchísimo con la descripción de la librería y la enumeración que hace de los diversos autores que se puede encontrar en su interior. Misterios, S.A. es de esas lecturas que te invitan a hacer un listado de autores y obras por descubrir como Casa desolada de Charles Dickens, obra de la que jamás había oído hablar.

Misterios, S.A. me ha resultado un relato divertido que va captando la curiosidad del lector y sacándole una sonrisa, por lo peculiar de su narrador protagonista. Brockden llega a desarrollar un ¿alocado? plan. Inicialmente parece una idea peregrina que se le ocurre de repente pero, a medida que vayamos leyendo entenderemos cuál ha sido la trayectoria del narrador. Y es que, el amor por los libros, llevado al extremo, puede resultar bastante pernicioso. Y no sólo el amor por los libros, sino la idea de posesión. Brocken no se conforma con tener tal o cual título, quizá una primera edición o un volumen descatalogado. No, el narrador y protagonista va más allá y no le importa emprender un plan violento con tal de convertirse en el dueño de la librería y, al decir esto, no destripo nada del argumento porque esta intención del narrador ya viene recogida en la sinopsis.

Oates hace un retrato muy lúcido del mundo de las librerías, nos habla de la competencia que existe entre ellas o de lo gélido y poco gratificante que resulta la comercialización de libros a través de grandes plataformas. Leer esas líneas es pensar inmediatamente en el gigante Amazon. Y también pone el ojo sobre la figura del librero. 

Qué no me ha terminado de convencer

Pues el desenlace, que me parece demasiado difuminado. Nunca me han importado los finales abiertos pero, en esta ocasión, me he quedado con ganas de saber qué ocurre realmente al final. ¿Acaso Brockden consigue su propósito? La respuesta queda en el aire y, aunque está claro que Oates no ha querido ser muy explícita, la tensión dramática que se vive a lo largo de las páginas previas invitaba a llegar un cierre más concreto, en el que quedara claro si el pulso que se establece entre ellos, se decanta a favor de Brockden o de Neuhaus.

Estructura y estilo

Escrito en presente, colocando al lector como testigo de primera línea, el uso de la primera persona nos permite conocer en profundidad a su narrador y protagonista. Charles Brockden parece un tipo normal pero, poco a poco, se irá «desnudando» ante el lector, desvelando su verdadera naturaleza, los motivos que lo empujan a actuar cómo lo hace, la forma en la que ha conseguido convertirse en el dueño de otras tantas librerías, llevando a cabo ciertas estrategias muy cuestionables, que él mismo considera un auténtico arte. 

Con un total de tres capítulos sin numerar, todo el grueso de la acción transcurre en el interior de la librería. La autora aboga por una narración muy descriptiva. No sólo se luce a la hora de contarnos detalles sobre el establecimiento, sino que también se extiende a la hora de describir la idiosincrasia de ambos personajes de la trama. 

Se detecta un cierto toque metaliterario, pues la historia, a modo de matrioskas, contiene otra en su interior cuando Aaron narra cómo llegó a convertirse en el dueño de Misterios, S.A. 

Conclusión

En definitiva, y teniendo en cuenta lo que señalo sobre el desenlace, este pequeño y breve relato supone una adecuada forma de aproximación a la narrativa de Joyce Carol Oates, en el que, a través del mundo de los libros, la autora explora la naturaleza humana y su deseo de posesión. 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí (tapa blanda) y aquí (Kindle):


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