jueves, 27 de junio de 2019

FELIPE BENÍTEZ REYES: 'Este libro es como un bazar de pueblo, en el que lo mismo te venden una escoba que un frasco de colonia'

Las mesas de novedades literarias están llenas de libros dispares. Entre lo que más abunda, la novela negra o la histórica, uno puede encontrar otro tipo de volúmenes, peculiares, originales, vistosos y singulares, a los que se acercan un grupo minoritario de lectores. Son libros que se apartan de un sendero demasiado transitado y que nos ofrecen alientos nuevos. Es lo que ocurre con lo último de Felipe Benítez Reyes, que acaba de publicar El intruso honorífico, un volumen que lleva por subtítulo Prontuario enciclopédico provisional de algunas cosas materiales y conceptuales del mundo y con el que ha ganado el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2019. 

Con el autor gaditano estuvimos hablando durante la pasada Feria del Libro de Sevilla y antes de que os adentréis en la entrevista, os aconsejo echar un vistazo al vídeo que figura más abajo para que os hagáis una idea del contenido de este volumen. 


M.G.- Felipe, ¿qué motivación hay a la hora de presentarse a este premio?

Felipe B.- Era una manera de buscar respaldo para un libro que, en principio, no tiene muchos ingredientes comerciales, puesto que requiere un determinado público lector. 

M.G.- Dicen las bases del premio que se premian obras relacionadas con la humanidad y las ciencias humanas y que valora especialmente si la obra está relacionada con la historia y la cultura andaluza. ¿En qué medida su libro se ajusta a este perfil?

F.B.- Eso habría que preguntárselo al jurado. Te diré que es un libro en el que hay un poco de todo, una mezcla de muchos elementos. De todos modos, por humanismo se debe entender todo aquello realizado por los humanos, ¿no?

M.G.- Cierto pero, en la sinopsis, el lector encuentra una definición un tanto peculiar. Viene a decir que este libro es 'una especie de caleidoscopio ensayístico'. ¿Cómo traducimos esto?

F.B.- Es un libro que participa de varios patrones. Hay textos que se pueden considerar pequeños ensayos, hay aforismos, algunas entradas son casi microrrelatos porque lo que se cuenta en ellas está muy ficcionado y también hay datos puramente documentales o históricos.  Este libro se entiende fundamentalmente como una especie de juego literario con la realidad, un experimento aleatorio con distintas realidades. Es un intento de redefinir una serie de palabras o conceptos, o de revisar y emitir juicios sobre determinados escritores y sobre aspectos que, en principio, pueden parecer insignificantes pero a los que se les da un tratamiento de concepto principal. 

Este libro es como un bazar de pueblo en el que lo mismo te venden una escoba que un frasco de colonia. Es un libro donde hay mucho y de todo, con un tratamiento estilístico muy diferente. Hay cosas que se resuelven con tres palabras y cosas que se resuelven con tres páginas.

M.G.- Se ha llevado usted veinticinco años recopilando todos estos conceptos, ¿cómo surge la idea de esta compilación? ¿Hubo una predisposición o surgió sin más?

F.B.- Tengo la impresión absurda de que el libro se ha escrito solo. En cualquier caso, no me propuse escribir una especie de diccionario enciclopédico porque si me lo propongo, no lo escribo. Fue una ocurrencia muy antigua. De hecho las primeras entradas estaban manuscritas y he tenido que ir pasándolas al ordenador. Al final resultó un archivo de un volumen considerable, con entidad de libro publicable, así que me dediqué a organizar el material. Seleccioné lo que interesaba y deseché cosas que me parecían trivialidades o que no tenían ya demasiado sentido por ser algo más coyuntural, ajustado al momento en el que fueron escritas. 

M.G.- Ha hecho usted un proceso de pulido, pero me pregunto si cuando definió un concepto hace veinticinco años, ¿ lo ha mantenido tal cual o ha variado en algo?

F.B.- Todos los libros se escriben constantemente. Al menos los míos, están en continua efervescencia. Soy muy maniático y corrijo mucho hasta el punto que, a veces incluso corrijo más que escribo. Pero fue una labor de organizar y armonizar el conjunto. Había entradas en las que de repente se rompía la secuencia o tenía demasiada similitud con el concepto previo. El resultado ha sido una composición basada principalmente en mi propio instinto  porque no existe un patrón para escribir un libro de este tipo.

M.G.- ¿Se acuerda usted de la primera entrada que escribió?

F.B.- No me acuerdo pero posiblemente fuera una figura retórica. Creo que ese es el germen de este libro. Lo cuento en el prólogo, en bachillerato estudié las figuras retóricas básicas pero cuando entré a estudiar filología, esas figuras se convirtieron en un asunto importante para los exámenes y a mí me desesperaban porque no entendía muy bien la definición que se daba. Me perturbaba el desconcierto ante ese afán de definir lo que no necesita definición. Por entonces yo ya escribía y me imaginaba que alguna de aquellas figuras retóricas las usaba sin saberlo, que es lo que suele ocurrir. Primero hay un escritor que crea una figura y luego viene alguien y le pone nombre a ese recurso estilístico. Así que supongo sería alguna figura.

M.G.- No hay que asustar al lector porque aquí va a encontrar muchísimo humor y mucha ironía, ¿verdad? 

F.B.- Más que un afán humorístico lo que he pretendido ser es bien humorado. Una de las cosas que más miedo me da es dar sermones, decirle a la gente lo que tiene que hacer, cómo tiene que vivir y lo que tiene que pensar. Todos tenemos tendencia a convertirnos en predicadores pero esto es algo que, desde muy joven, procuré neutralizar. Pero asuntos muy graves con un tratamiento distante se realizan mejor e incluso con más sensatez.

M.G.- He estado leyendo muchas de las definiciones. He buscado especialmente todas las que tienen que ver con la literatura. La definición del término 'best-seller' es magnífica, así como la de 'novela coral': 'Según me dice por teléfono Juan Bonilla, toda aquella obra de ficción que tiene más personajes que lectores'.





F.B.- En este libro hay muchos cameos y participaciones de otras personas porque me acojo a definiciones ajenas que me parecen especialmente brillantes. En este aspecto, el libro es un tanto colectivo, como los antiguos diccionarios de autoridades, en los que una palabra se legitimaba por el uso que hacía un escritor de esa palabra en uno de sus textos. Pues yo igual, he recurrido a mucha opinión ajena, a mucha ocurrencia ajena, que luego combinándolas con las propias, le da un carácter enciclopédico al conjunto.

M.G.- En la definición de 'escritor' se alude a las palabras de un personaje de Pio Baroja, que decía que para ser escritor, lo principal era serlo. Eso me lleva a pensar con mucha ironía, que deambula mucho escritor por ahí que lo parece pero que no lo es.

F.B.- Si quieres ser escritor conviene serlo y tener ciertas cualidades. Ahora se ha producido un fenómeno, que no es ni bueno ni malo, de generalización de la escritura, quizá por la facilidad de la auto-publicación o por las redes sociales. El hecho de escribir implica también un proceso de pensamiento y eso está muy bien. Que luego hay más suerte en unos casos que en otros, bueno eso ha pasado siempre y seguirá pasando. En cualquier caso, si te pones a comparar a lo largo de la historia, te das cuenta que algunos eran más escritores que otros. Aun así, la literatura no sólo se explica por los grandes nombres. Hay autores menores que tienen una marca distintiva absolutamente exclusiva y que convierten lo que hacen en algo muy interesante. Todos esos matices hacen que la literatura sea un gran organismo muy complejo, hecho de muchas piezas y de muchos materiales. 

M.G.- ¿Y de qué manera debe enfrentarse un lector a este libro?

F.B.- Aunque suene un poco vanidoso, me gustaría que fuera un libro de mesita de noche, uno de esos libros que se ojean entre lectura y lectura. Es un libro para abrir al azar, para picotear, aunque si se quiere leer de cabo a rabo también se puede. Me gustaría que resultara un libro entretenido, que el lector lo pasara bien con ese juego conceptual, con esa redefinición de palabras.

M.G.- La obra lleva por título 'El intruso honorífico'. ¿Se siente usted un intruso en su propia obra?

F.B.- No, no,... porque a fin de cuentas esto necesita de un director de orquesta. El título intenta jugar un poco al desconcierto. Se puede ser socio honorífico pero intruso honorífico es muy difícil. Pretendía ser un título un tanto chocante, aunque ahora que lo pienso, en el fondo yo también podría ser un intruso, por meterme donde no me llaman. (Risas)

M.G.- (Risas) Visto así... Sin duda, es un libro peculiar, se mire por donde se mire, desde el título, el contenido e incluso la cubierta lo es. Creo que usted ha tenido algo que ver en este diseño.

F.B.- Sí, sí,... Hago collages. Me gustaría pintar pero no sé hacerlo y con los collages, como ya vienen pintados, lo único que tengo que hacer es sobreponer elementos. la cubierta no tiene mucho sentido, es otro juego más, para provocar otro efecto desconcertante añadido. Compro revistas antiguas, sobre todo revistas francesas del siglo XIX, las destrozo y saco materiales para componer esos collages.

M.G.- Es muy llamativo. Y como última pregunta, aunque usted dice en el prólogo que el libro está acabado, el hecho de que aparezca en el subtítulo la palabra 'provisional' y que acabe con un 'Continuará', da que pensar que pretende usted seguir recopilando material para una futura segunda entrega.

F.B.- Si hay salud y ganas,... De hecho, ya tengo ocho o nueve entradas nuevas que para que no me ocurra como con este libro, que todo estaba muy desperdigado, estoy siendo previsor y lo estoy ordenando ya de manera alfabética. Podría ser sí, porque es una cosa que no cuesta trabajo. Según mi mujer, debería ir anotando todo lo que digo a lo largo del día. Son ocurrencias que surgen al leer un libro, al ver una película o una noticia descabellada en el telediario.

M.G.- Bueno, con suerte lo mismo no tarda usted otros veinticinco años sino bastantes menos.

F.B.- Lo prudente sería que tardara menos. No conviene tardar mucho ni hacer planes a largo plazo (risas). Me acuerdo cuando a Torrente Ballester le preguntaban, en el último tramo de su vida, por qué publicaba novelas tan cortas cuando él siempre había escrito novelas mucho más largas. Él respondió que con la edad que él tenía, no se podía plantear novelas de quinientas páginas.

M.G.- Era práctico el hombre. Felipe, muchas gracias por este rato de conversación. Muy curioso y original este libro.

F.B.- Muchas gracias.

Id a la librería y echad un ojo a este libro. Abridlo por cualquier página o buscad la definición de alguna palabra que os pueda interesar, como personaje, Charles Dickens, escuela literaria o libro. Lo que encontrareis será único y probablemente no falto de razón. 







Ficha libro

Editorial: Fundación José Manuel Lara.
Encuadernación: Tapa dura sin cubierta.
Nº Páginas: 320
Publicación: Enero, 2018
Precio: 19,90€
ISBN: 9788417453275
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.





2 comentarios:

  1. PUes te voy a hacer caso y ojear este libro, que creo que puede resultar muy curioso. La entrevista, fantástica.
    Besotes!!!

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  2. Me ha encantado la definición del propio autor del libro como un bazar de pueblo y es que es cierto encuentras absolutamente cualquier cosa 😁😁😁 ha despertado mi curiosidad.

    Besitos 💋💋💋

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