lunes, 4 de junio de 2018

LA NATURALEZA DE LAS COSAS de Víctor Vegas

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Editorial: Carena.
Fecha publicación: febrero, 2018.
Precio:  14,00 €
Género: Cuentos.
Nº Páginas: 146 
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 9788417258092


Autor

Víctor Vegas (Barquisimeto, 1967). Narrador y dramaturgo venezolano. Estudió Ingeniería en Informática en la Universidad Centroaccidental Lisandro Alvarado (UCLA) de Barquisimeto. Ha publicado la plaquette de microrrelatos Infortunio de los objetos (1991); el relato largo Mensajes en la pared (2006) y la colección de relatos Mensajes en la pared (2006), por la que obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Caracas; la novela La edad del rock and roll y las obras de teatro Pieza para dos actores (2005); Cuando seamos grandes (2006) y Una sensación vital (2016). Sus relatos han recibido numerosos premios y reconocimientos y han sido incluidos en diversas antologías de España y Venezuela. Sus piezas de teatro, además de premiadas, han sido representadas con buena acogida de público y crítica en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, EE.UU, España, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Desde el 2008 reside en Madrid.

Sinopsis

La naturaleza de las cosas no es un libro de cuentos al uso. Sobre todo, porque los textos que lo componen han sido creados bajo una premisa y un hilo conductor claros: la influencia de los objetos en la cotidianidad de los seres humanos.

De este modo podemos encontrarnos con relatos en los que se nos habla de objetos comunes como los espejos, el teléfono, las bisagras, el cedé y los discos de vinilo, pero también de esos otros "objetos" más abstractos o conceptuales ocmo son los bostezos, las palabras, los eruptos y los signos de puntuación, entre muchos otros. Siguiendo esta línea, en el presente volumen se reúne una diversidad de textos que van del aforismo pasando por los relatos breves e hiperbreves a, incluso, algún que otro ensayo de ficción. Si algo destaca en esta obra es su carácter híbrido. Se trata de literatura en clave de juego como la que en su momento hicieran George Perec y Julio Cortázar. 

En definitiva, en La naturaleza de las cosas se conjugan de manera ingeniosa y entretenida textos híbridos cargados de ironía, humor y cierta poesía no exentos de agudas reflexiones sobre la condición humana.

[Información tomada directamente del ejemplar]




Insisto con los cuentos y relatos. Por este espacio han pasado más de una veintena de volúmenes y todavía mantengo frescas las sensaciones que me han provocado muchos de ellos. Los ha habido de diversa índole, más ajustados a las pautas del género o más rompedores y vanguardistas, más simples o más desgarradores en su temática, más banales o más ingeniosos,... De un modo u otro es un género con el que me gusta encontrarme y reencontrarme.

Al volumen que traigo hoy, La naturaleza de las cosas, se le podría aplicar muchos adjetivos pero creo que disparatado, absurdo y surrealista serían buenos ejemplos. ¡Ojo!, precisamente ahí, en esos tres adjetivos, radica la valía de estos textos. El venezolano Víctor Vegas se sienta ante una página en blanco y pone en el epicentro del papel, la costumbre más cotidiana o extraña, el hecho más inverosímil o el objeto más común, otorgándole un papel protagonista en unos cuentos no exento de realidad, de verdad y por supuesto, de reflexión. En un ejercicio de puro ingenio, Víctor Vegas contempla su alrededor con una mirada diferente, siendo consciente del acto de ver más que de mirar, con la intención de escudriñar objetos, usos y circunstancias. En un intento de humanizar, de analizar aquello que hacemos por pura inercia o de otorgar importancia a lo que nos parece trivial, el autor saca a la luz lo insignificante. ¿Qué siente un teléfono cuando lo cogemos para mantener una conversación a través de él? 

Bajo una estructura tripartita, Vegas aborda en Costumbres curiosas, primera parte del volumen, un buen puñado de hábitos del ser humano, más o menos, excéntricos. Así nos toparemos con un escritor que decide declarar la guerra a los signos de puntuación en un texto que nos conduce a un desenlace que aclara y justifica lo anterior, conoceremos a un empleado del Ministerio de Hacienda que sufre una transformación tras caer en un agujero en mitad de la calle, o veremos cómo viajan de mano en mano billetes con un valor no solo monetario. Algunas serán costumbres instauradas desde hace tiempo en nuestras vidas, otras ya en desuso, y a todas ellas el autor les saca punta con un lápiz afilado al que no le falta la ironía.

Pero la vida no solo es pura costumbre, pura rutina. A veces ocurren cosas y todas esas cosas se abordan en la segunda parte del libro, Cosas que pasan. Una postal cualquiera que alguien olvida en un lugar cualquiera puede servir como vehículo para reflexionar sobre nuestras relaciones personales o  un autorretrato que nunca nos satisface puede evidenciar nuestra irreparable imperfección. En realidad, Vegas pretende llegar al ser humano. Creo que es eso lo que intenta al menos en esta parte, raspar nuestra superficie a través de los actos que cometemos. ¿Por qué un personaje tendrá pesadillas recurrentes? ¿De qué manera se produce la separación del cuerpo y el alma?  ¿Por qué unos libros van desapareciendo de los anaqueles sin motivo aparente? Todo puede reinventarse. Todo puede reinterpretarse. 

Y así, en la última parte que da título al volumen, La naturaleza de los objetos, parece centrarse en los objetos más cotidianos a los que les concede alma y los humaniza. ¿Qué siente el papel cuando el grafito garabatea una palabra sobre él? ¿Qué pasa con una bisagra que no quiere ser tal sino alcanzar el sueño de ser novelista? Formulándose estas preguntas tan inauditas, el autor posa la mira sobre un teléfono y se cuestiona si el objeto se sentirá satisfecho con su labor, si ser mero transmisor de conversaciones le resultará gratificante o si no deseará en algún momento que alguien converse con él y no a través de él, como comentaba más arriba.

Con estos mimbres no se puede esperar más que humor, ironía y locura. Pero esto es lo que convierte esta lectura en algo divertido y sorprendente porque cada página rezuma originalidad y una mente brillante. 'La imaginación es lo único que puede salvarnos', dirá uno de los personajes en estos cuentos, así que Vegas puede respirar tranquilo. 

En total son más de cincuenta historias repartidas en tres bloques y, como podéis imaginar, no todos me han causado la misma sensación. Mis predilectos son Postal de París, Una pesadilla recurrente, Júrame que no te ha sucedido alguna vez, - buenísimo, un calco de una realidad cotidiana-, o La mosca, en la que la simpleza de un acto adquiere dimensiones catastróficas. Algunos tienen algún toque de suspense como en Tres textos de horror, otros contendrán un humor macabro. Algunos serán un simple fogonazo que retrata una escena de segundos, otros serán más largos, con un leve toque ensayístico. Sea como fuere, me gusta la prosa de Víctor Vegas. Si la tuviera que describir no sabría muy bien qué decir, más allá de la claridad de sus estructuras pero hay algo en su pluma que seduce, que sienta bien y que te hace sentir cómodo ante estos cuentos. Es una prosa transmisora de buen rollo. 

Como dice Bernard Russell en la cita que acompaña al libro 'Cuánto placer se obtiene del conocimiento inútil'. Actitudes y objetos aparentemente inútiles a los que el autor les da una vuelta de tuerca, eso es lo que vais a encontrar en estos cuentos. Eso sí, te aconsejo no leerlos del tirón. No siempre ocurre pero, en este caso, es mucho más conveniente leer de madera dosificada. Víctor Vegas nos propone un juego y como todos sabemos, jugar demasiado tiempo a lo mismo termina por aburrir. Leedlos con calma y mirad detenidamente ese bolígrafo con el que tomáis notas sobre vuestras lecturas. Quizá descubráis algo inesperado.








 
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:



17 comentarios:

  1. ¿Sabes a qué me recuerda? Creo que estos cuentos podrían estar en consonancia con uno que leí hace mucho tiempo me enamoró: El reloj parado a las siete de Papini. No tiene desperdicio.
    Me parece un libro interesante...

    Pd: te paso enlace por si te apetece leerlo

    http://navi-susej.blogspot.com/2009/03/el-reloj-parado-las-7.html

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  2. No suelo ser asidua a los libros de relatos, o cuentos, pero cuando me he acercado a este género me han dado buenos resultados, pero quiero añadir muy poco para este verano y sacar muchos pendientes, así que no me lo llevo, gracias de todas formas porque no los conocía.
    un beso

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  3. Pues a pesar de tu recomendación yo no me animo con los relatos/cuentos. Se me quedan excesivamente cortos y me suelo quedar insatisfecha. Aún así al menos una vez al año me acerco a ellos por el reto genérico de Laky.

    Bs.

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  4. Pues no lo conocía. No pinta nada mal estos relatos. No me importaría leerlos si se cruzan en mi camino.
    Besotes!!

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  5. Madre mía, ¿Cincuenta historias? A mi me pasa un poco (como a todo el mundo, imagino) que cuando se trata de un libro con cuentos, relatos, antología... en fin, que aúna muchas historias, y noto una diferencia alarmante entre lo mucho que me gustan unas y lo indiferente que acabo con otras... que el libro decae, no logro estar enganchada de principio a fin. Me gusta mucho la premisa esa de sacar partido de objetos cotidianos e incluir historias de toda índole y géneros, pero no sé si sería capa de leerlo con la misma intensidad de principio a fin. Quizá esté bien como libro de noche, de esos que leer muy poco a poco.

    ¡Un besazo!

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  6. No lo veo para mí. Este lo dejo estar.

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  7. Me gustan los relatos pero esta vez no me lo llevo. No conseguiría conectar con ellos, por su toque absurdo y surrealista, me gustan más intimistas.
    Besos

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  8. Tengo un problema con los libros de relatos. Si el cuento es bueno, me apena que sea tan corto y, si es malo, por corto que sea me parece largo. Soy mala lectora de relatos. Me gustan, pero sueltos, cuando leo un libro de ellos, como voy tan rápida, al final se me mezclan unos con otros y recuerdo bien muy pocos, la verdad.

    Besines.

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  9. Ya sabes que los cuentos y relatos me dan mucha pereza así que no me lo llevo
    Besos

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  10. Yo también creo que los relatos son para degustarlos poco a poco, perfectos para entre lecturas o cuando hay un bloqueo lector. Yo sí suelo disfrutar con los relatos, aunque los leo muy poco...aún así es una propuesta interesante Marisa.

    Besitos

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  11. Me gustan mucho los cuentos y relatos pero estos que traen perspectivas y narradores peculiares no, no acabo de pillarles el punto. Además me parece que son mogollón así que imagino que serán muy cortitos, fogonazos, como dices, y eso ya no me va tanto. Me encaja un poco mejor la segunda parte pero vamos, que ni así. Podías habernos leído alguno, no? Jeje.
    Besos

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  12. Esta vez no me lo llevo, sólo leo relatos de autores a los que les leo todo o de temas que me llaman muchísimo, porque no suelo disfrutarlos del todo
    Besos

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  13. No lo veo ahora mismo para mí, lo dejaré pasar. Besitos

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  14. Primera vez que lo veo. Me gustan los relatos para cambiar de chip de vez en cuando, pero he tirado muchas veces el dinero con libros que en vez de ojear en la libre, los compro por internet directamente, y pasa lo que pasa... Anoto para fisgarlo in situ,.
    Besos.

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  15. Pese a que veo que has disfrutado con su lectura, no me termina de convencer este libro de relatos. Besos.

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  16. Ana, gracias por el enlace. Muy bueno. Es como lo que se suele decir, que hasta los relojes parados dan la hora correcta dos veces al día.

    Irunesa, muy buena propuesta. Dar salida a los pendientes en verano. A ver si yo lo consigo.

    Yolanda, ni tú a mí! Jejeje

    Ángela, pues para el reto de Laky os voy haciendo muchas propuestas. Ya sabes que en este espacio los cuentos son bienvenidos.

    Margari, ya me dirás si los lees.

    Meg, por eso los cuentos hay que leerlos distanciados unos de otros. Cosa que yo no hago pero siempre recomiendo jejej. De todos modos, entiendo lo que dices.

    Albanta, ok!

    Marga, tienen un punto de locura, sí.

    Dorothy, te comprendo. La verdad es que tiene mucha lógica lo que dices.

    Laky, lo sé.

    Cris, así es como hay que leer los cuentos.

    Norah, tienes razón. Podía haber leído alguno.

    Carla, hay que ser selectivos.

    Vero, me parece bien.

    Esther, jejeje fíjate que yo no acostumbro a comprar por Internet. Libros, digo. Siempre lo hago en tienda física.

    Paco, pues a pasar página.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Besos

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