martes, 11 de junio de 2024

MARÍA SOTELO: ❝La novela romántica se sigue considerando literatura de segunda❞

Hace unos cuantos días pude conversar telefónicamente con María Sotelo. No conocía a esta autora de Vigo que, recientemente, ha publicado Nosotros somos infinitos con Newton Compton Editores. No obstante, hay que precisar que esta no es la primera novela de Sotelo. En realidad, esta autora lleva publicando en Amazon desde la pandemia y cuenta ya con un importante grupo de lectores.

Nosotros somos infinitos se puede encuadrar dentro de la novela romántica, un género que la autora quiere reivindicar y dar su sitio. Con esta historia, María Sotelo pretende hacer pasar un buen rato al lector, a través de varios personajes que son de carne y hueso. 

Os dejo con la entrevista.

[Foto facilitada por la autora]

Marisa G.- María, un placer saludarte desde Sevilla. Es la primera vez que hablo contigo y la primera vez que te leo. He empezado a leer Nosotros somos infinitos, aunque llevo muy poquito, así que vamos a hablar para que me cuentes cositas. En primer lugar, me gustaría que me contaras quién es María Sotelo en el día a día.

María S.- (Ríe) Qué mal llevo estas preguntas. Cuando me preguntan quién es María Sotelo todavía me siento extraña. Pues yo, soy yo. Se me hace muy raro. 

Bueno, soy de Vigo y ya madurita.

M.G.- Bueno, no tanto.

M.S.- Bueno, generación X. Trabajo con números pero soy lectora desde siempre. Unas veces más, y otras menos porque la vida nos atropella y no podemos hacer todo lo que queremos. 

Empecé a escribir hace cuatro años, en plena pandemia. Al igual que a otros les dio por hacer pan, repostería o yoga, a mí me dio por intentar escribir. Y así empezó mi andadura en este mundillo. 

M.G.- En tu biografía se dice que eres lectora empedernida desde niña, algo que compartimos las dos. No sé si tú recuerdas aquellos primeros libros que leíste o aquel libro con el que descubriste que te encantaba leer.

M.S.- Cuando era niña o adolescente, recuerdo que leía Celia y El club de los cinco. Esas eran mis lecturas. Luego tuve una época como de vacío existencial porque, no sé qué edad tendrás tú, pero en mi generación no teníamos las lecturas que hay ahora, esa variedad de géneros, de oferta, adaptadas a todos los públicos. Ahora hay un montón de cosas para todas las edades. En mi época había lecturas infantiles pero el juvenil creo que ni existía. De ahí ya te tenías que ir a lo adulto. Así que tuve una época de vacío, en la que no sabía qué leer.

Recuerdo que me enganché a un libro que no conocía, y creo que prácticamente nadie conoce. Es de David Trueba y se llama Abierto toda la noche. No sé si te suena.

M.G.- La verdad es que no.

M.S.- Es que no es muy conocido. Pues ese libro lo leí de adolescente y, a partir de ahí, me enganché, y enlacé con un montón de cosas. Recuperé el hábito que había perdido durante ese vacío.

M.G.- Tú te consideras apasionada de las historias de amor. ¿Qué te aporta el género romántico?

M.S.- Pues mira, no era lectora de romántica hasta hace cosa de cinco o seis años. Es algo que a la gente le llama mucho la atención. Yo consumía mucho thriller, mucha novela histórica, y nada de romántica. Por casualidad, me enganché a una primera novela que compré un día. Me llamó la atención la portada y el título. Lo leí y me divertí tanto con esa historia que ya no pude parar. Sentí que necesitaba más de aquello.

M.G.- ¿Y tú crees que el género de novelas románticas goza del mismo prestigio que la novela histórica y el thriller?

M.S.- En absoluto. Y se sigue considerando literatura de segunda. Es uno de los géneros que peor parados salen siempre en un ranking. Hay gente que ni siquiera lo considera género literario, sino folletines y novelitas para señoras. Me da mucha pena pero bueno, las opiniones son como los culos, que cada uno tiene el suyo.

M.G.- Exactamente. Pero fíjate tú lo que acabas de decir, que son novelas para señoras. Y es verdad que es un género que siempre ha llevado el estigma de literatura para mujeres, para chicas. Sin embargo, eso ya no es así, ¿no? Eso se ha convertido en un cliché.

M.S.- Totalmente. Tengo amigos que se han leído mis novelas y que les han encantado. Las han disfrutado incluso más que mis amigas. Es una literatura para todos los públicos. Es una cuestión de gustos. Da igual que tengas quince años que sesenta, que seas hombre o mujer. 

M.G.- Pues sí, tienes toda la razón. 

Bueno, vamos a centrarnos en Nosotros somos infinitos, publicado por Newton Compton. Yo pensé que esta era tu primera novela pero he descubierto que no es así, que ya has publicado con anterioridad, ¿verdad?

M.S.- Sí. Es mi primera novela publicada con editorial pero, en realidad, es la cuarta que he escrito. Como te comentaba antes, mi primera novela la escribí durante la pandemia y la publiqué en diciembre de ese año. Fue un reto personal. No sabía lo que iba a pasar con ella. Ni siquiera me planteaba publicarla. La escribí por ver si podía hacerlo, si era capaz de conseguir algo medianamente decente. Y luego, ya vería que hacía. Pero esa novela se convirtió en el inicio de una serie de tres novelas, que están disponibles en Amazon. Esta última novela la escribí en junio del año pasado y también salió a la venta a través de Amazon,g pero la tuve que retirar cuando Newton Compton y yo contactamos.

M.G.- ¿Pero fuiste tú quien contactó con la editorial o fue al revés?

M.S.- Fue al revés. Ellos la vieron en Amazon, leyeron la sinopsis, les gustó la portada, y creyeron que podía encajar con la línea editorial que querían sacar este año, enfocada a autores nacionales. Si te fijas, el 90% de su catálogo son autores internacionales. Bueno, pues contactaron conmigo para que les mandara el manuscrito y les encajó. 


[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]


M.G.-  ¿Y qué sensaciones te invadieron? Porque, a ver, yo me pongo en la piel de alguien que escribe, que sube sus novelas a Amazon para que os lean pero claro, no es igual que una editorial te llame y te capte. No sé si recibiste una llamada, un correo electrónico, en la que te dicen que una editorial quiere tu novela. ¿Qué se siente en ese momento?

M.S.- Pues un poco de todo. Al principio pensé que era una broma o que se habían equivocado. Es un momento lleno de dudas en el que te preguntas si de verdad querrán hablar contigo, si tu novela les interesa realmente. 

M.G.- María, cuando tú te pones a escribir en la pandemia, el hecho de sentarte a escribir, ¿te sirvió para sobrellevar la situación que estábamos viviendo, como les ocurrió a otros autores?

M.S.- Sí. Creo que, al final, cada uno buscó la manera de sobrellevar el drama que fue estar encerrado en aquel momento. Bueno, cada uno lo vivió de un modo porque hubo gente que ni siquiera estaba en su casa. Llegó un momento en el que teníamos un montón de horas al día, ¿qué hacer con todo ese tiempo? Yo leí muchísimo. Tenía una montaña de libros pendientes de leer para cuando llegara el momento y cuando llegó, me fumé aquella montaña. ¿Y ahora qué haces? Bueno, pues te enganchas a Netflix o a lo que sea, te pones a hacer pan, limpias la casa,... Al final, acabé escribiendo por pura evasión. 

M.G.- Por evadirte, claro. Es lo que hacíamos todos.

Bueno, cuéntanos un poquito, tanto a los que nos oyen como a los que nos van a leer, qué historia van a encontrar en esta novela, en Nosotros somos infinitos.

M.S.- Pues mira, creo que es una historia muy divertida. Para mí, eso es lo principal. Siempre digo que todas mis historias tienen eso en común, que son muy divertidas, con personajes muy cercanos, con sus defectos, sus virtudes, sus inseguridades,... como cualquiera de nosotros. En este sentido, es muy fácil empatizar con ellos porque no son perfectos porque ninguno de nosotros lo somos. 

M.G.- El punto de partida de la novela es impactante, es un poco heavy. Cuéntanos cómo se te ocurre la idea. A algunos autores, las ideas le surgen como fogonazos, un destello al que os aferráis.

M.S.- Sí, y luego vas tirando del hilo. Yo funciono así. Yo voy cogiendo cosillas de todos lados, de algo que me cuentan, de algo que escuchas, o de algo que ves en una película, que te provoca lo que acabas de decir, ese fogonazo del que sacar algo. 

En este caso, la historia de Nosotros somos infinitos empieza cuando Bianca nos cuenta que su ex marido va a casarse con la mujer con la que la engañó. La pobre muchacha descubrió que su marido la engañaba el mismísimo día de su boda. Si duda, es un poquito impactante enterarte de algo así en pleno banquete de tu boda.

M.G.- Sí que lo es. Y en la cubierta de la novela, al margen del título, podemos leer: Romance revelación del año. ¿Por qué crees que la editorial lo califica así?

M.S.- Pues porque confían muchísimo en mí. Bastante más que yo (Ríe). Desde luego, yo no lo hubiera puesto. Supongo que el síndrome del impostor, que siempre está presente, hace que todavía no me crea este tipo de cosas. 

M.G.- Pero sí es una novela que, al menos en los inicios, que es por donde voy yo, engancha bastante.

M.S.- Esa es la idea, que el lector quiera seguir leyendo porque si no, lo he hecho muy mal, Marisa. (Ríe)

M.G.- No, no, no, está muy bien. 

Bueno, has mencionado a Bianca, que será uno de los personajes principales. Los capítulos están dedicados a uno u otro personaje. Entre los femeninos también está Belinda. Háblanos un poco de estas dos mujeres.

M.S.- Pues mira, Belinda y Bianca son hermanas. Sí que hay capítulos narrados por una y por otra, desde su punto de vista. Son totalmente distintas. Bianca es una persona más insegura, más sensata, es más comedida, y se lo piensa todo mucho. Ella tiene un pasado que la ha dejado muy tocada y va por la vida con pies de plomo. Y en contrapartida vemos a su hermana, que es todo lo contrario, no tiene filtro ni para hablar ni para actuar. Belinda va por la vida en plan «living la vida loca», a lo que surja. Son un poco el contrapunto.

M.G.- Son la cara y la cruz de la misma moneda, por decirlo de algún modo.

M.S.- Exacto.

M.G.- Y luego también tenemos personajes masculinos como Hugo y Martín. ¿Qué nos puedes contar de ellos?

M.S.- Pues mira, a Hugo le pasa un poco lo que a Bianca. Es un personaje también más sensato, aunque no lo parezca. Es la oveja negra de la familia, porque en este caso, el pobre muchacho es el hermano del ex de Bianca, que no comulga con las actitudes que ha podido tener su hermano, y se ha quedado un poco ahí como la oveja negra, al posicionarse en contra del hermano. Y además es el mejor amigo de Bianca.

M.G.- ¿Y Martín?

M.S.- Y luego tenemos a Martín, que es un personaje quizá más secundario. Es camarero en el café que estas dos hermanas regentan, el café Oberón. Y también es un chico pues del montón, normal, tímido, comedido, que acaba metido en un lío, el pobre. Aquí todos acaban metidos en un lío.

M.G.- Bueno pero esa es la salsa de la historia.

M.S.- Claro. Eso es lo que le da vidilla. Si no, la vida sería muy aburrida. 

M.G.- Además, estos personajes son muy actuales, muy de nuestro tiempo. Son mujeres y hombres con los que podríamos cruzarnos por la calle.

M.S.- Exacto. A esto me refería cuando te decía que son muy cercanos. No tienen nada de extraordinario, son personajes muy mundanos, con los que es muy fácil empatizar porque podrían ser tu primo, tu hermano o tu vecino de abajo. 

M.G.- ¿Y hay alguno que te haya costado construir? A veces, por el hecho de ser mujer escritora, los personajes femeninos fluyen mejor que los masculinos. En tu caso, ¿cómo ha sido?

M.S.- (Ríe) Voy a quedar fatal, pero me cuesta más construir a los personajes que son más serios.

M.G.- Bueno, eso es síntoma de que tú eres una persona alegre y divertida. 

M.S.- Sí, soy más Belinda que Bianca. Los personajes como Belinda me salen solos. Me resulta mucho más fácil crear ese tipo de personajes que esos otros más comedidos, más sensatos, más cauteloso. Me cuesta meterme ahí, en ese papel.
 
M.G.- Y siendo comedia romántica, entiendo que la historia girará principalmente sobre ese tema, sobre el tema universal que se toca tanto en literatura, el amor, ¿no? ¿Cómo va a ser ese amor? 

M.S.- En la novela hay amor en todas sus formas, amor a los amigos, a la familia, -porque la familia es muy importante para Bianca-, a la pareja,... ¿Qué comedia romántica no acaba con un final feliz?

M.G.- Claro. 

M.S.- Tiene que haber amor.

M.G.- ¿Y tocas otros temas más, María, aparte del amor? No sé, ¿aprovechas la historia para tocar algún tema de actualidad, algún asunto social, algún tema?

M.S.- Pues, en este caso, no. Es cierto que, a pesar de ser una comedia romántica, donde hay amor y humor, siempre intento dejar en todas mis novelas, algún mensaje positivo al lector. No pretendo adoctrinar a nadie, ni muchísimo menos, pero sí soy una persona muy positiva, y me gusta transmitir eso en todas mis historias. Por ejemplo, en el caso de Bianca, que ha pasado una situación muy complicada y que para ella ha sido un infierno, voy dejando un rastro de miguitas de pan a lo largo de toda la novela. Es decir, muestro que, al final, a todo el mundo le pasan cosas, tiene problemas y reveses, pero no es el fin del mundo. Te pase lo que te pase, siempre puedes salir reforzado de una situación y siempre puedes encontrar algo mejor de lo que tenías. Así que tienes que proyectar en positivo y no quedarte enterrada en la negatividad.

M.G.- Que las cosas pasan por un motivo y hay que aprender de cualquier situación aunque sea muy dolorosa, ¿no?

M.S.- Exacto. Todo te deja una lección. Salvo contadas situaciones, nada te va a matar. 

M.G.- Hay que seguir adelante. 

Y nada más abrir la novela, encontramos una playlist, una lista de canciones que, además, es muy ecléctica porque lo mismo encontramos temas de Franco Battiato que de AC/DC.  ¿Qué importancia va a tener la música en la novela?

M.S.-Bueno, yo soy así. Soy una persona que no concibe la vida sin música y tengo gustos muy diversos, ya lo has visto. Lo mismo escucho música italiana que rock, o me pongo a Camela. Todo me va bien y todo es adaptable a según qué situación. Evidentemente, no requiere la misma banda sonora una situación que otra. Pero siempre meto música en mis novelas. Esta, quizá, es la que tiene menos referencias musicales. Las primeras que autopubliqué tenían más música todavía. Cada capítulo era una canción en concreto y, además, la propia canción estaba integrada en el capítulo. Tenía su sentido y eran muy musicales. 

M.G.- Casi que podemos escuchar los temas a medida que vamos leyendo la novela, ¿no?

M.S.- Sí, sí.

M.G.- A veces, eso funciona muy bien porque es como si te permitiera introducirte en la historia con  mucha más facilidad. 

M.S.- Creo que todos tenemos nuestra propia banda sonora.

M.G.- Es verdad. Y, por lo que leo en Agradecimientos, creo que has contado con ayuda para elegir la banda sonora de la novela. Hay  gente que te ha ido indicando qué temas poner, ¿no? 

M.S.- Bueno, ¿sabes qué pasa? Hay un grupo de chicas que tienen un club de lectura que se han leído todas mis novelas. Cuando estaba escribiendo esta, les pedí a cada una que me dijeran cuál era su canción favorita para integrarla en esta novela y de ahí han salido algunas de las canciones. Lo que pasa es que la lista inicial se recortó de cara a la publicación con Newton y ya no aparecen. Pero la lista inicial está en Spotify, con el título que tenía la novela antes.

M.G.- Pues exactamente te iba a preguntar por el título porque he visto en las páginas interiores del volumen que antes se titulaba Satélites que orbitan planetas desiertos.

M.S.- Exacto.

M.G.- ¿Y ese cambio?

M.S.- Pues porque era muy largo y también resultaba un poco confuso. Para mí era perfecto porque le iba muy bien a la historia, pero soy consciente de que a lo mejor comercialmente no era muy bueno.

M.G.- Bueno, yo, particularmente, lo veo también un poco largo. Nosotros somos infinitos me parece mucho mejor. 

Pero, al margen de las canciones, para esta novela, también has contado con un grupo de lectores beta. ¿Cómo ha sido la relación con ellos? ¿Qué te decían a la hora de ir leyendo la novela? Porque no todos los autores aceptan de buen grado las críticas, aunque sean constructivas.

M.S.- Evidentemente a nadie le gusta que le digan que lo que ha escrito es una castaña. Eso no le gusta a nadie y, de hecho, eso tampoco es una crítica constructiva. A mí, siempre que sean constructivas... Soy consciente de que no le puedo gustar a todo el mundo, al igual que a mí no me gusta todo. Cada uno tiene sus gustos. Pero que a mí no me guste un libro no significa que sea malo. Significa que simplemente no es para mí. No me gustan las judías y no tengo nada en contra de ellas. Es una cuestión de gustos. Pero es cierto que, al final, tus lectoras betas tienen que ser muy críticas porque, si no lo son, es que no ayudan. Así que siempre les digo que sean malas porque es la única manera de mejorar, que me digan lo que no encaja, si un personaje no termina de caerles bien, los flecos y las lagunas que haya,... Porque, claro, tú vas escribiendo como pollo sin cabeza y muchas veces es muy difícil ver tus propios errores. Te sabes la historia tan de memoria, porque la has leído y releído tantas veces, que ya tienes lo que llaman la ceguera del escritor. Te pueden faltar cinco palabras en una frase que tú la vas a leer completa.

M.G.- Exacto. Esos problemillas surgen a veces y tiene que haber alguien que te mire el texto.

M.S.- Sí. Necesitas ojos nuevos y necesitas que sean incisivos. 

M.G.- Pues sí. Y María, ¿qué sensaciones quieres que el lector tenga a la hora de leer tu novela?

M.S.- La única pretensión que tengo es hacerle pasar un buen rato. Con eso, me muero de felicidad. Como te decía, no pretendo dar lecciones a nadie, ni adoctrinar, ni nada. Al final, escribo por evasión y leo por evasión. Si alguien coge mi libro, le hago pasar un buen rato y olvidarse de sus problemas, soy feliz. 

M.G.- A veces, es lo único que necesitamos. Leer algo que no nos haga pensar demasiado.

M.S.- Claro. En un momento dado te apetece algo de thriller, en otro te apetece algo más intenso, y en otro distinto, pues algo más ligero que, como tú dices, no te haga pensar. 

M.G.- Bueno, María, vamos a ir terminando. Me gustaría saber qué escritor o escritora del género romántico te gustan.

M.S.- Pues mira, tengo muchísimas porque, además, tengo un montón de amigas que escriben romántica de maravilla y autopublican. No sé si te sonará Elisa Mayo, Dona Ter, Tessa Cooper. Hay gente muy buena en el mundo de la autopublicación, aunque no sean tan conocidas. Y luego, a nivel editorial, Elisabeth Benavent me gusta cómo escribe, pero matizo cómo, porque últimamente no comulgo mucho con el qué. 

M.G.- La he leído pero últimamente no. La leí cuando empezó.

M.S.- A mí me encanta cómo escribe, con su manera de transmitir. He leído prácticamente todo lo que ha escrito. Creo que me queda el último. Pero, de sus últimos libros, no comulgo mucho con la historia que me quiere contar. 

M.G.- Y ya para terminar, ¿hay algún proyecto futuro? ¿Tienes algo en mente?

M.S.- De momento, estoy intentando esbozar la siguiente novela. Voy muy despacio porque, bueno, la vida da para lo que da. La intención es seguir escribiendo, sí. Y continuar con Newton, si la cosa va bien. Eso nunca se sabe. Además, estamos en plena promoción de Nosotros somos infinitos y voy por la vida como pollo sin cabeza. Ahora no estoy capacitada ni para sentarme a escribir.

M.G.- Bueno, ya vendrá ese momento, cuando pase la promoción. 

María, te agradezco que me hayas atendido. Un placer saludarte y espero que tengas mucha suerte y que volvamos a hablar con la próxima novela, con esta editorial, con cualquier otra, o con lo que surja.

M.S.- Eso espero.

M.G.- Te mando un saludo y pasa buena tarde.

M.S.- Igualmente, Marisa. Muchas gracias por tu tiempo.

Sinopsis: La novela romántica del año: emocionante, desinhibida y divertidísima.  

Un ex, una boda y una proposición descabellada. 

En ocasiones, orbitamos el planeta equivocado. Yo lo descubrí cuando encontré a mi recién estrenado marido acostándose con otra mujer el día de mi boda, mientras los amigos y la familia disfrutaban del banquete. Abrí los ojos, aunque quizá no fuera la mejor manera de hacerlo. Ni el mejor momento.

El día que me enteré de que mi ex se iba a casar con la mujer con la que me engañó, mi mundo se rompió en mil pedazos. Culpé al cosmos de todos mis males. Pero parece que el universo tiene sus propios planes…

Puede que quizá, en el fondo, nunca haya dejado de creer en el amor.


3 comentarios:

  1. No conocía a la autora así que gracias por presentármela. Muy buena entrevista. Y le echaré un ojito a su libro, que no pinta mal.
    Besotes!!!

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  2. Qué razón tenéis ambas. En nuestra infancia y juventud, sobre todo en las mías (años sesenta y setenta del pasado siglo) había muy poca literatura para niños y jóvenes. Yo enseguida me lancé a la de adultos, pero antes me puse morada de Los Cinco, Verne, Salgari, etc., aunque estos dos últimos los leí en ediciones que ahora no aguantaría y no sé cómo pude con ellos con diez u once años.
    La novela romántica no es la única que se desprecia, también se desprecia la policíaca y el género negro. Yo creo que en todos los géneros hay cosas muy buenas, aunque tengo mis favoritos. Pero eso no hace que desprecie ninguno.
    Esta novela tiene buena pinta. Me atraen los personajes y esa historia de partida. Saber que tu marido te es infiel el día de la boda, es todo un golpe de efecto. Tomo nota.
    Un beso.

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  3. Interesante entrevista a mi paisana, Marisa que, por cierto no la conocía. Me da mucho coraje que determinadas novelas se diga que son para chicas, o para chicos. Entiendo que la narrativa tiene que ser para los lectores en general. En mi caso, me gusta leer una buena novela romántica, que tenga una trama atractiva y que, aunque en este género literario el desenlace es previsible, me hagan dudar. Es una pena que a la novela romántica se le siga considerando de segunda división: entiendo que está estigmatizada por títulos que tienen mucho éxito pero carecen de calidad, o tienen una trama muy simple. Sin duda alguna, apoyo a las autoras que me ofrecen historias bien escritasvy que entretienen, al igual que a los autores, que tambiën los hay en este género literario. Besos.

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