viernes, 3 de mayo de 2024

EL BARRACÓN DE LAS MUJERES de Fermina Cañaveras


Editorial: Espasa
Fecha publicación:enero ,2024
Precio: 20,90 €
Género: novela histórica
Nº Páginas:  504
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788467071764
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]

Autora


Fermina Cañaveras nace en Torrenueva (Ciudad Real) en 1977, es diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad de Castilla-La Mancha, diplomada en Turismo y licenciada en Geografía e Historia por la UNED.

Dedica su vida a la investigación desde hace once años. Su trabajo está centrado en el área de mujeres y la represión durante los conflictos del siglo XX en el Centro de Estudios de Memoria y Derechos Humanos de la UNED. Colabora con asociaciones como la Recuperación de Memoria Histórica, Fundación FIDGAR o Aranzadi, entre otras. El barracón de las mujeres es su primera novela.

Sinopsis

Yo, Isadora Ramírez García, que perdí mi nombre cuando abandoné España junto a mi madre, Carmen, y a mi tía Teresa en 1939 en busca de mi hermano Ignacio, voy a contarte mi historia, María. Para que sepas quién soy y quién era tu abuela, y todo aquello que reunió a nuestras familias durante la Guerra Civil para separarlas después. Sabrás de sus pérdidas, que fueron las mías, del dolor inhumano y las lágrimas constantes… Y lo que pasó cuando nuestros destinos se separaron y yo me convertí en una de las prostitutas del campo de concentración de Ravensbrück, un lugar lleno de puentes y palomas blancas, cuyas plumas se ensuciaron de sangre y semen por dos razones: la simple y llana supervivencia y la lucha incesante, con armas escasas, contra el fascismo.

Quieres saber del campo de concentración infame que atentó contra la vida de miles de mujeres; ahí está la historiadora que eres, María, y que nunca ejerció como tal, pero la periodista en la que te has convertido, entre vasos de whisky, demasiados, y que aún busca una identidad que le niegan los secretos de familia, lo que quiere saber realmente es qué esconde la caja de los dolores feos.

Tres días, María, tres días y podrás abrir esa caja en la que, al contrario que en el mito clásico, la esperanza no ha buscado refugio, sino que voló de rama en rama para posarse a las puertas del puerto de Vigo, de una calle de París; se quedó enredada en las alambradas de Ravensbrück, regresó malherida a las puertas de la pensión Soledad y allí cantó de nuevo por la libertad, las mujeres, los oprimidos y la revolución.

Personajes reales y ficticios, un horror inimaginable, pero también amistad, resistencia y fraternidad componen esta novela de la que no se sale inmune sobre los perdedores de la guerra de España y su exilio a infiernos donde la crueldad es incomprensible incluso desde la más profunda de las insanias.

[Información tomada de la web de la editorial]


Hacía mucho tiempo que una novela no me hacía llorar pero El barracón de las mujeres lo ha conseguido. Y es que la historia que narra esta novela es dura y dolorosa, pero también real. Saber que una de las protagonistas vivió en cuerpo y alma lo que se relata en esta novela estremece. Os cuento y, para empezar, os dejo la cita que abre la novela.


«Así como Auschwitz fue la capital del crimen contra los judíos, Ravensbrück fue la capital del crimen contra las mujeres». Sarah Helm, superviviente de Ravensbrück
 

El barracón de las mujeres cuenta con dos hilos narrativos que se irán desarrollando de manera paralela. Por un lado, tenemos a María, una periodista de investigación, venida a menos. María no pasa por un buen momento. Ha perdido la chispa y la agudeza necesaria para convertirse en una periodista de excepción. En lo personal, también tiene problemas con Carla, su pareja, con la que mantiene frecuentes discusiones. Para combatir la espiral de desánimo y declive personal se sumerge cada día en el alcohol. Es ese momento de ir a la deriva, a María le sucede algo más. Su abuela, el referente más importante de su vida, acaba de fallecer. 

«Desde niña escuchaba a mi abuela, militante del Partido Comunista de España y un gran defensora de las libertades de las mujeres, contar multitud de vivencias que había hecho mías y compartido con el gran público». [pág. 12]

A la abuela Sole le corre la República por las venas, así que su mortaja no podía ser otra más que la bandera tripartita. Sole regentaba una pensión y siempre fue una mujer muy querida en el barrio, donde conoció a mucha gente y ayudó a otras tantas. A su velatorio acudirán todas aquellas personas que la quisieron, pero también estará presente una mujer que María no conoce. Esa presencia incómoda despertará la curiosidad de la joven. Tratará de averiguar quién es esa figura,  «una anciana menuda, de pelo blanco recogido en un moño, con el rostro triste», y al preguntarle a su madre, ésta solo le dice que esa mujer de nombre Isadora, es una antipática y una amargada, la causante de muchos de los problemas que en el pasado tuvo su abuela, una mujer de la que ella no quiere saber nada. La respuesta de la madre no hace más que aventar la curiosidad de María y se abre ante ella un misterio cuya resolución nos llevará de sorpresa en sorpresa.

Con la muerte de la abuela, María tratará de recomponer su propia vida. El misterio alrededor de la abuela, su papel en el Partido Comunista, y la presencia de Isadora en el funeral es un aliciente para ella, así que decide mudarse a casa de la abuela y comenzar con la investigación. Tras rebuscar aquí y allá, encontrará un legajo de documentos bajo una baldosa de la vivienda, lo que supondrá un gran hallazgo. Y entre esos documentos, una foto sin rostro. Es el cuerpo de una mujer en cuyo pecho se lee la inscripción FELD-HURE y un número




¿Qué significa esa palabra? Eso lo tendrá que descubrir María. Pero ahí no acabarán las preguntas porque, al reverso de la fotografía figura un nombre y una fecha: Isadora García Ramírez. 14 de octubre de 1945. Otra vez el nombre de Isadora. ¿Quién es Isadora? ¿Por qué su abuela tiene esa foto? 

Ese no será el único hallazgo que la joven encuentre en casa de Sole. Con la información que tiene en su poder, María obviamente tratará de localizar a la mujer misteriosa para conocer su historia y saber qué relación tiene con su abuela. Y ahí comienza el otro hilo narrativo de la novela, justo cuando la joven localiza a Isadora y le pide que le cuente su historia.

«Después de llevar media vida pensando que una mentira duele menos que la verdad, voy a contar mi verdad, que es la de muchos que se quedaron en el camino. Son demasiadas guerras perdidas, María. La más dolorosa es la del olvido». [pág. 76]

A lo largo de varias tardes, Isadora le irá contando su vida a María. Se retrotraerá en el tiempo y  hará repaso a su árbol genealógico, incidiendo en el devenir de sus abuelos, de su hermano Ignacio, -a quien considera culpable de todas sus desdichas-, o de su tía Teresa, la mujer más importante para ella.


«Mi tía no solo fue mi tía Teresa; fue mi maestra, mi confidente, mi amiga, mi compañera. Cabezota e impulsiva. Todo Madrid la conocía como "la roja del pelo rojo". Nadie se dirigía a ella por su nombre de pila. Su pelo era rojo como ella y como la sangre  derramada de tantos compatriotas. Mi tía era una tormenta, siempre tronando. Pero con un corazón limpio y puro, igual que ese aire que dejan los aguaceros después que pasan». [pág. 107-108]


A través de este personaje, el lector conocerá cómo muchas personas abandonaron España con la llegada de Franco. En el caso de Isadora, veremos su periplo tras el exilio y cómo acabó en Ravensbrück, donde ejerció la prostitución. 


«Soy una puta, una puta de campo de concentración, una puta libre, con una colección infinita de heridas y arañazos en el corazón, y hay algunas que duelen mucho más que estar horas y horas siendo violada por un oficial nazi». [pág. 86]


Pero para conocer todo lo que vivieron las mujeres que ejercieron la prostitución, María contactará con el Amical de Ravensbrück, una organización fundada en 2005, que tiene como objetivo «recuperar la historia y la memoria de todas las mujeres y niñas españolas que pasaron por ese campo». Sonia, la portavoz de esta institución será la encargada de facilitarle una lista con las reclusas españolas que pasaron por los campos de concentración, entre las que figura Neus Catalá.

Al final, y a medida que María vaya encontrando las piezas, la joven irá conformando el puzle, y descubrirá quién es quién en esta historia. El lector, junto a María, terminará por descubrir quién es Isadora, qué relación tenía con su abuela y, lo que no es menos importante, quién es realmente su madre. Como veis la novela está llena de preguntas que esperan respuesta y todas las incógnitas quedarán despejadas con el desenlace.

Qué me ha gustado de esta novela

Vaya por delante que esta novela me ha encantado en todos los sentidos. La historia de la abuela de María nos conduce a la vida de aquellas mujeres comunistas que trabajaron para el Partido Comunista y la República, sin importarles poner su vida en riesgo. A través de Sole vamos a conocer a una red de mujeres que se las apañaban para esconder a camaradas perseguidos, que pasaban información, que se organizaban en cédulas, y contribuían a poner a salvo a los que estaban en el punto de mira. Pero más allá de las fronteras de España, otros grupos clandestinos también se organizaban para ayudar a cruzar los Pirineos. 

A su vez, y a través de Isadora, comprenderemos cómo fue la vida para los republicanos al finalizar la guerra civil, las decisiones que tuvieron que tomar para salvar el pellejo, o para localizar a esos padres, hermanos o novios que marcharon a la guerra y nunca más regresaron. En el caso de Isadora, de la que no podemos olvidar que es un personaje real, y con el inicio de la II Guerra Mundial, sabremos el camino que anda hasta llegar a Ravensbrück, un campo de concentración donde, además de someter a los presos a trabajos forzados, se construirá un pabellón donde un grupo elegido de presas ejercieron la prostitución. Si todo lo que sabemos sobre los campos de concentración es de por sí desgarrador, lo que se relata sobre las violaciones a las que estas mujeres eran sometidas llega a producir un dolor lacerante. Y para muestra, este botón:


«El día de mi bautismo me violaron diecisiete veces». [pág. 288]

A ello se unen las descripciones de los experimentos que los médicos nazis llevaban a cabo, o el trato vejatorio y las humillaciones que sufrían estas mujeres, de manos de las guardianas. Lo que se vivió dentro de los campos de concentración fue una auténtica pesadilla, que se convirtió más terrorífica aún en el caso de las putas de campo.

La novela nos permite adentrarnos en los límites de Ravensbrück y conocer la distribución del campo, como el Uckermark, anexo de Ravensbrück  en el que se trataba de curar a los homosexuales. Seremos testigos en primera fila de las torturas y el sadismo que se ejercía en aquel lugar. El barracón de las mujeres se centra principalmente en las putas de campo y nos explicará qué pasos tenían que seguir las mujeres que terminaban en el barracón 27 y las penalidades que tenían que soportar si quedaban embarazadas, así como los supuestos privilegios que tenían por ser simplemente putas. Pero la novela sobrevuela por todo el recinto y pondrá también el foco de atención en el resto de presos. Impresiona la valentía que demostraban aquellos hombres y mujeres que, incluso en tan dramática situación, jamás se rendían e ingeniaban ciertas artes para luchar contra los nazis y decantar la balanza de la guerra hacia la derrota de Alemania. Y si ellos eran valientes, la novela también nos mostrará la cobardía de los nazis cuando veían que iban a perder la guerra. El lector descubrirá de qué manera los altos mandos de los campos de concentración tratarán de borrar el reguero de muerte y sangre que habían dejado a su paso.

El barracón de las mujeres es una historia que nos habla de horror pero también de secretos, que me ha impactado muchísimo. Cuando tengo que hablar de una novela así, me cuesta mucho utilizar la expresión «disfrutar de la lectura». El verbo disfrutar quizá no sea muy apropiado para una temática como esta pero hay que reconocer que esta novela atrapa. Para mí ha sido un aliciente saber que Isadora fue una persona que existió realmente, aunque la autora nunca llegó a conocerla, pues falleció en 2008. Nos lo cuenta en esta entrevista.

La labor de documentación ha debido ser exhaustiva y eso se nota en la narración hasta el punto de leer y tener la sensación de «pasear» por las distintas zonas que conformaban Ravensbrück. Por cierto, ¿sabes por qué este campo se llamaba así? La autora te lo cuenta en la novela. Fermina Cañaveras describe los pasos que María va dando en su investigación, siguiendo casi la misma línea que siguió la autora para reconstruir la historia de las putas de campo, con lo cual, lector tiene la sensación de ser parte activa en la obtención de la información. 

Qué no me ha gustado

Repito lo que dije antes, que esta novela me ha encantado. La única pega que le pongo es la falta de pulido. No suelo ser quisquillosa con estas cosas. No me echo las manos a la cabeza si en algún momento me topo con una palabra a la que le falta la tilde, pero bajo mi punto de vista El barracón de las mujeres necesita una revisión porque, con relativa frecuencia, he advertido la ausencia de tilde en palabras que deberían llevarla. Ahí van un par de ejemplos:


«Me arme de valor, rescaté la poca dignidad que conservaba, recogí mis pedazos del suelo, me senté en la cama, peque un sorbito de agua al vaso que había sobre la mesita de noche...» [pág. 13]

«Sin apenas darme cuenta, cruce la plaza Mayor como una autómata que conoce su destino». [pág. 59]


Si no he contado mal, me he topado con unos seis casos más. Vuelvo a decir que no soy puntillosa con este tipo de lapsus porque todos somos humanos, pero si lo comento es, en primer lugar, para que el lector lo sepa y, en segundo lugar, por si hay opción a una rectificación en las siguientes ediciones. Es que una novela como esta, dedicada a estas mujeres, con una protagonista que pisó realmente este mundo, y con una temática como la que se aborda en el libro, debe estar exenta de cualquier mácula. Lo digo con la mejor de las intenciones.

Personajes

El barracón de las mujeres entremezcla personajes reales y ficticios. Desconozco si María y Fermina Cañaveras guardan mucha o poca similitud. Probablemente más de los que me pueda imaginar. Pero entre los personajes ficticios me gustaría destacar a Sole, una mujer comunista hasta el más allá. Me gusta el perfil de este personaje, el de una mujer que, a priori, pensarías que es una persona más de su tiempo, dedicada a regentar una pensión, en la que entran y salen huéspedes, y cuya vida se limita a atenderlos a todos. Sin embargo, la novela nos va a desvelar otra cara distinta de este personaje, una faz mucho más comprometida y valiente.

Y entre los personajes reales, cómo no destacar a la propia Isadora Ramírez García. En esta novela, ella representa a todas las mujeres que ejercieron la prostitución en los campos de concentración. Al personaje lo vamos a conocer en dos momentos de su vida. Por un lado, en 2008, cuando María contacta con ella. En esa fecha, Isadora es una anciana a la que le queda poco tiempo de vida. Por otro, nos asomaremos a su pasado cuando, a los 17 años, y tras finalizar la Guerra Civil, ella abandona España para buscar a su hermano. 

Otros personajes reales serán Maria Radu, presa polaca que habla español; la conocidísima Neus Catalá, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña durante la Guerra Civil y que fue también una de las supervivientes de Ravensbrück; o Catherine Dior, la hermana del famoso diseñador. 


Estructura y estilo

Como dije al principio de la reseña, El barracón de las mujeres se articula sobre dos hilos argumentales. El presente de la novela transcurre en Madrid, en el año 2008 y será la propia María la que nos hable en primera persona. El otro hilo lo conforma la historia de Isadora que, tras hacer repaso a su familia, comienza su relato justo cuando acaba la Guerra Civil, para terminar con la caída del Tercer Reich, la liberación de los campos y el regreso de Isadora a España. 

La estructura que conforma la historia de Isadora cuenta con tres partes, a lo largo de las cuales se distribuyen un total de treinta y un capítulos, abarcando una horquilla temporal que va desde 1939 hasta 1945. Todo ello, entreverado con capítulos que narran el presente.

Fermina Cañaveras escribe una novela a la que no le falta crudeza pero sin caer en el morbo. La autora se limita a describir una dura realidad, sin añadir nada más porque, ya de por sí, la historia es suficientemente dramática.


En definitiva, El barracón de las mujeres es un precioso homenaje a unas mujeres que lucharon juntas y se mantuvieron unidas. También es una historia que nos habla del dolor y el sufrimiento, de los secretos, de los lazos que no son de sangre, pero resultan ser igualmente fuertes. Admito y advierto que es una historia desgarradora que encoge el corazón. Hay pasajes duros que te ponen los vellos de punta.  Concretamente un diálogo entre Teresa e Isadora, entre tía y sobrina, me hizo perder el resuello y me dejó sin respiración. En mi caso, mi cerebro pretendía hacerme creer que lo que estaba leyendo era ficción, pero no podemos olvidar que las barbaridades que se cuentan en la novela ocurrieron realmente. 

Y, precisamente, para que no olvidemos, cierro esta reseña con una reflexión de la propia Isadora:



«¿Qué pasará con las putas como yo? Nos olvidarán, a nadie le va a importar lo que nos han hecho, nadie querrá saber que han experimentado con nosotras, que nos inyectaron esperma de chimpancé o que nos metieron ratones en la vagina, ni que perdimos la condición de ser humano... Nadie nos recordará, incluso nosotras dejaremos de recordar. Yo no pienso hacerlo, porque olvidar es peor que morir». [pág. 404]


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí (Tapa blanda) y aquí (Kindle)


jueves, 2 de mayo de 2024

LAURA MARTÍNEZ-BELLI: ❝Siempre busco historias que toquen mis dos lados: México y España❞

A Laura Martínez-Belli la conocí en el último Certamen Internacional de Novela Histórica que se organiza en Úbeda cada año. Entonces, acudió a la ciudad de los Cerros para presentar La otra Isabel, una novela con la que se pretendía rescatar la figura de Isabel Moctezuma, princesa mexicana que tuvo una hija con el conquistador español, Hernán Cortés. Ahora, la autora nacida en Barcelona, pero con una sólida vinculación a la ciudad de México, publica La mesa herida (Espasa), un libro que primero vio la luz en esa ciudad y del que ahora podemos disfrutar los lectores españoles.


La mesa herida es una emotiva e interesante novela, que gira alrededor de la figura de Frida Kahlo. La famosa pintora mexicana, convertida hoy en un icono pop, pintó en 1940 un cuadro titulado tal y como Martínez-Belli nombra su novela, de grandes dimensiones, de corte alegórico, y con el que la pintora pretendía plasmar sus emociones tras descubrir la infidelidad de Diego Rivera con su hermana Cristina. 

Movida por el deseo de poner su arte al servicio del Partido Comunista, Frida Kahlo envió este cuadro a Moscú en el año 1947. Según se desprende de la novela, la pintura no tuvo buena acogida entre los soviéticos. Tiempo después, aquel cuadro desaparecerá. ¿Qué pasó con él? En esta novela, Laura Martínez-Belli fabula lo que pudo suceder. Lo hará a través de dos hilos narrativos. Uno protagonizado por la propia Frida Kahlo y otro encabezado por una joven rusa, de nombre Olga Simonova, que quedará fascinada con la obra de la pintora mexicana.

Martínez-Belli estuvo la semana pasada en Sevilla y pude conversar con ella. Os dejo con la entrevista. 

Marisa G.- Laura, un placer tenerte aquí en Sevilla y volverte a ver después de que te viera en Úbeda, donde fuiste a presentar tu anterior novela, La otra Isabel. En aquella novela hablabas de México y en esta, La mesa herida, a través de Frida Kahlo, también. Sé que has estado viviendo en México durante mucho tiempo y que tu obra literaria, hasta ahora, gira alrededor de esa ciudad. ¿Qué significa México para ti?

Laura MB.- Uff, México para mí es el descubrimiento de la vida. Fue un rayo de luz que se abrió en el cielo. Fue todo muy bonito y viví allí muchas experiencias. Yo llegué a México con veinte años, un momento muy especial en la vida de cualquier persona. Fue mi nacimiento, digamos, a la vida adulta y bueno, una pasión, un primer enamoramiento también.

M.G.- La mesa herida, como digo, es el título de tu nueva novela pero también el  nombre de un famoso cuadro de Frida Kahlo. La trama de esta novela gira alrededor de la pintora y de esta obra. ¿Cuál fue tu motivación para fijarte en Frida y en este cuadro? 

L.MB.- Fue el propio arte. Es decir, primero llegó La mesa herida, el cuadro, y luego la figura de Frida Kahlo, porque La mesa herida incluía una historia. Yo siempre busco historias que toquen mis dos lados: México y España. Al menos, lo intento. Y en esta ocasión, surgió esta historia de arte robado y desaparecido, algo tan misterioso, con ese cuadro tan grande, que viaja a Moscú y luego desaparece en Varsovia, durante los años de la Guerra Fría; un cuadro que, además, es de Frida Kahlo. Al saber todo eso, pensé que ella estaba reclamando mi atención y tuve que rendirme a su presencia tan fuerte. Si yo tenía un pequeño micrófono a través del cual poder hablar sobre mujeres desconocidas o mujeres artistas, porque hay muchas mexicanas muy interesantes, ¿por qué no hablar de Frida Kahlo? Es verdad que, bueno, escribir otra novela sobre Frida... Pero es que el cuadro es que engloba todos mis temas literarios. Es un cuadro que habla sobre la maternidad frustrada, sobre el engaño, sobre la pérdida, sobre el deseo de ser madre, también sobre el amor a la naturaleza, el teatro del mundo en el que nos representamos. Todo eso, que son mis temas literarios, y en medio de todo, Frida. Entonces pensé que, si iba a escribir esta historia, tenía que hacerlo de un modo diferente, como no se hubiera contado antes.

M.G.- El cuadro nace a raíz de un desengaño amoroso que sufre Frida. Ella pilla a Diego Rivera con su hermana Cristina, sobre una mesa y sobre esa mesa, Frida pinta el cuadro. Un cuadro que desaparece, si no me equivoco, en el año 1955 y Frida fallece en 1954. Es decir, nunca supo que el cuadro había desaparecido.

L.MB.- No, nunca lo supo. Ella lo dona a la Unión Soviética en el año 47 porque, desde el año 45, se empezaron a restablecer las relaciones diplomáticas entre México y la URSS. Así que, en el año 47, el cuadro se envía a Moscú. Ella nunca se entera de que el cuadro desaparece, no vuelve a tener noticias del cuadro porque en esos años es cuando a ella la someten a diversas operaciones. Frida se pasó un año entero en un hospital de México. La sometieron a operaciones durísimas, las más duras de su vida. Terminaron amputándole una pierna en esos años. Así que ella nunca más vuelve a pensar en La mesa herida. Si alguna vez preguntaba por el cuadro le decían que estaba en Rusia. Y ella lo daba por bueno, si saber que, al llegar a Moscú, el cuadro lo habían mandado a bodegas. Diego le ocultaba la verdad por no lastimarla. 

Después de la muerte de Frida, Diego sí se empeñó en que el cuadro regresara a México. Al principio, organizó todo un entramado para llevar a cabo una exposición de arte mexicano que tenía que viajar por los países del Este. No se sabe muy bien qué pasó pero el cuadro se perdió. Pero ella nunca se enteró de eso. 

M.G.- Que desaparezca un cuadro de esas dimensiones... Porque era bastante grande.

L.MB.- Casi dos metros... Y además una tabla. Eso fue una de las cosas de más complejidad para mí. Es decir, un lienzo lo enrollas y lo puedes sacar en un tubo o en lo que sea, pero una tabla requiere una logística mucho más compleja. 

La novela me la iba dando la propia historia. Ha sido un reto muy divertido y simpático. Además, yo trabajé un tiempo en compañías de seguros para obras de arte antes de ser escritora y durante la escritura me iba acordando mucho de todos esos robos que estudiábamos, de cómo trabajábamos con la Interpol. Ha sido como volver un poco a mis orígenes y poner en práctica todo lo que había aprendido en esos años, como por ejemplo, cómo se reentela un cuadro, cómo lo puedes sacar,... Y luego en Varsovia, ahí con mi mapa, viendo qué rutas podían tomarse para sacar el cuadro del país... En fin, que ha sido muy bonito.

M.G.- Ha sido un proceso interesante de investigación.

L.MB.- Ha sido muy divertido porque, como siempre digo, escribir novela histórica es como nadar con manguitos. Algunos me oirán y dirán, ¿pero qué está diciendo esta mujer? Pero creo que la histórica te proporciona una red. Tú puedes dar un triple salto mortal y no te la pegas, porque la historia está abajo, te ayuda y te sostiene. Pero cuando no existe esa red, tienes que hacer que todo sea verosímil, que todas las piezas encajen. Eso es lo más bonito de novelar. Después de La otra Isabel, que esta tan histórica, esta novela me ha dado la oportunidad de ficcionar y eso me hizo darme cuenta de lo difícil que es conseguir que todas las piezas del rompecabezas encajen y también que es un reto ponerte el listón más alto. Creo que un escritor debe subirse el listón con cada novela porque, para hacer lo mismo que has hecho otras veces... Es que entonces llega un momento en el que no te sorprendes ni tú.

M.G.- Ni tú ni los lectores. Pero, volviendo al cuadro, vemos una pintura muy peculiar. Ella fue dibujando los elementos que conforman su vida y vemos a un cervatillo, a dos niños, que se dicen que son los hijos de Cristina; también hay una figura amorfa que parece que la abraza; un esqueleto,.. En fin, que es un cuadro muy alegórico.

L.MB.- Totalmente alegórico y simbólico. Y eso también fue lo que me llamó la atención. Al ver el cuadro, me pregunté: si Frida pintaba su realidad, ¿qué quiso pintar aquí? Y ahí se hace un ejercicio de ir empatando su vida con el cuadro. ¿Qué quiere decir con este cuadro? ¿Qué significa esa sangre, las heridas, o las ausencias que se ven? Porque, al final, la mesa es una mesa vacía. Y Diego, que para ella era el centro del universo, no aparece en el cuadro. Hay algo que puede ser Diego, pero jibarizado, empequeñecido, monstruoso. Para mí ha sido fascinante intentar desentrañar qué significa el cuadro.


[Si quieres leer nuestra conversación, dale al play]

M.G.- Se ha escrito mucho sobre este cuadro, del que salió una noticia que anunciaba su supuesta reaparición. Pero eso quedó ahí, sin más, ¿no? [puedes leer la noticia aquí]

L.MB.- Yo creo que ese cuadro es una copia. He podido ver el cuadro retratado en el catálogo de Varsovia, que fue la última vez que se publicó una foto oficial del cuadro, y he visto ese otro que se supone que es el original y son diferentes. La cara de Frida, la cara del cervatillo,... no es igual. Y luego resulta que el que apareció es una tela, es un óleo sobre lienzo. Partiendo de ahí, los expertos a los que consulté para escribir La mesa herida juran y perjuran que es una copia. Es que me acababan la conversación. Me decían que, como era una tela, no había nada más que hablar. Y ahí acababa la conversación. El original es una tabla, así que es imposible ahora sea una tela. Pero bueno, tú sabes que el engaño en el arte es todo un arte, nunca mejor dicho. 

M.G.-  Hay mucha trampa en este mundillo.

Bueno, la novela se sustenta sobre dos hilos narrativos. Estamos hablando mucho de Frida, porque ella protagoniza una parte de la historia transcurre en México, desde el año 35 hasta la muerte de la pintora y del mismo Diego. Pero también están esos capítulos titulados Más allá. En esos capítulos, Frida nos habla en primera persona.

L.MB.- Sí, desde el más allá. Justamente por lo que comentábamos antes, porque ella se muere en el 54 y el cuadro desaparece en el 55. Entonces, el aliento de Frida no llegaba hasta el final de la novela, pero yo sabía que esta novela necesitaba que Frida hablara hasta el final. Llegó un momento en el que esos capítulos de Frida desde el más allá hacían falta y me hacían falta como lectora, no ya como escritora. La extrañaba como lectora. Por eso se me ocurrió que hablara desde el más allá y claro, así, ella tiene una omnisciencia que no tiene viva y eso me ayudó a explicar muchas cosas.

M.G.- Y el otro hilo narrativo transcurre en Moscú. Esa parte de la historia la va a protagonizar una joven llamada Olga, a la que le gusta pintar. De algún modo, el cuadro de Frida Kahlo va a llegar a sus manos y ocurrirá algo que no vamos a contar.

L.MB.- Sí. Olga es el reflejo de todas esas personas que hemos visto alguna vez un cuadro de Frida Kahlo y nos hemos quedado enganchados. Ella no entiende el cuadro. No sabe si le gusta o le disgusta pero lo mira y sabe que ahí hay algo importante. Olga se da cuenta de que está ante algo importante, pero no sabe por qué. 

En ese momento, Frida no era nadie. Su marido, Diego Rivera, era el importante. En México la conocían como la esposa de Rivera pero en Moscú no era nadie. Pero, a pesar de todo, se impone el arte por el arte. En la novela, el arte es un símbolo de salvación, es aquello que te libra de la censura, de la represión, del silencio. Olga sabe que tiene que salvar el cuadro, aunque no sabe por qué. Hasta la gente le dirá que por qué arriesga su vida por un cuadro tan feo, que no vale nada. Pero a ella le da igual lo que le digan. La misma obsesión que Frida tenía por Diego, la tiene Olga por el cuadro. Hay otros muchos paralelismos entre las dos.

M.G.- Del hilo que transcurre en Moscú, cuentas cosas muy interesantes. No olvidemos que estamos en la época del Telón de Acero. Me gusta mucho el personaje de Olga. Me lo está haciendo  pasar bien. Es una mujer muy atrevida, que va tomando decisiones.

L.MB.- Irá creciendo. De hecho, entre los lectores, habrá equipo Olga y equipo Frida. A mí me hace mucha gracia que la gente tome partido por una de las dos. A Frida se la conoce más pero Olga es más novedosa y engancha más. Pero también, otras personas que no conocen tanto la historia de Frida, me dicen que les encantan las dos partes. Pero es verdad que hay quien ha cogido parte por una o por otra porque, a la vez que Frida se va haciendo más pequeña, Olga va creciendo. Frida se va haciendo más pequeñita no por otra cosa,  sino por la enfermedad. Dentro de todo tiene la resistencia y la resiliencia de ser una mujer súper fuerte en un cuerpo muy estropeado, muy enfermo, pero creo que de ella nos contagia su cabeza y sus ganas de vivir. Es su resistencia y su amor lo que admiramos de ella. La última frase que pinta en un cuadro es ¡Viva la vida! Una mujer que sufre tanto y pinta eso... 

M.G.- Era vitalista.

L.MB.- Sí, vitalista. Y es con eso con lo que conectamos, muchas generaciones después. De todos modos, es verdad que Olga no se empequeñece ante la fuerza de Frida. Es algo que hay que hacer notar porque Frida podía llegar a ser un agujero negro que lo fagocita todo, y Olga no se deja eclipsar.

M.G.- Olga trabaja en un organismo, en la Voks, que supuestamente tenía como objetivo fomentar las relaciones culturales entre países pero luego su misión es otra distinta. 

L.MB.- Claro, la propaganda funciona así. Te hace creer que hay libertad. Un estado represivo nunca te va a decir que vives en un estado represivo. Siempre te van a decir que hay libertad, que te van a dar cosas que merecen la pena. Lo que no merece la pena de ver no te lo mostramos para que no se corrompa tu alma. Pero, en el fondo, lo que se está haciendo es coartar la libertad. 

M.G.- Cierto. Bueno, volvamos a Frida y a Diego. A ella la vamos a ver muy atormentada. Lo pasó muy mal. Y no solo por los problemas de salud que tenía sino también por el amor. El amor no se puede obviar cuando se habla de Frida y Diego. En la novela se dice que lo suyo no era un matrimonio, sino una cadena perpetua. Ese amor los consumía pero no podían vivir el uno sin el otro.

L.MB.- Era una relación enfermiza. Diego muere dos años después que ella porque, de verdad, no podían vivir el uno sin el otro. Era enfermiza de libro. Si Freud coge a Frida y a Diego escribe un libro. Pero también se admiraban mucho. Quizá la palabra que define su relación no sea amor. No tenían una relación marital. De hecho, cuando vuelven a casarse, cada uno vivía en su casa. Eran casas que estaban unidas por un puente. Cuando uno quería ver al otro, cruzaban el puente. Es así como Frida se entera de que Diego está con Cristina, cruzando el puente. Estaban separados pero también estaban el uno para el otro, en caso de necesidad. Había amor, había admiración, pero era un amor enfermizo. Era una relación tóxica, como se llaman ahora. 

M.G.- Se amaban, se admiraban, pero ambos eran muy infieles. Cada uno tenía sus cosas.

L.MB.- Sí, porque tenían una relación abierta. Lo suyo no era carnal, era intelectual. La veneración que ella tenía hacia él era un poco como la de Dalí por Gala, ¿sabes? Ese tipo de relaciones que tienen los artistas. Pero Frida no era su musa. Ella era otra artista más. 

M.G.- Sí, porque ella va ganando terreno en el mundo del arte.

L.MB.- Bueno, ya ves que ahora, a él se le conoce por el esposo de Frida.


M.G.- Laura, los dos personajes femeninos están atravesados por el mismo dolor. Uno de los temas que tocas en la novela es la maternidad o la imposibilidad de tener hijos. Frida tuvo tres abortos, si no me equivoco, y a Olga la vamos a ver también en una situación complicada. Esa maternidad está flotando en la novela.

L.MB.- La maternidad es una palabra que atraviesa toda la novela, porque esa es la herida de Frida, no la infidelidad. Ella llevaba bien la infidelidad. Los dos eran infieles. De alguna manera, llegó un momento en el que si ella lo perdonaba. Sin embargo, la maternidad, el no poder llevar a buen término un embarazo, ese era su dolor. Porque sí se quedaba embarazada pero su útero estaba muy mal y no los retenía. Ese no poder conservar un bebé dentro, eso a ella la mató. Y en la pintura depositó todo ese cariño que no pudo dar porque era sumamente cariñosa. Esa fue la Frida que yo encontré y la que quise reflejar en la novela. Era cariñosa, maternal, fraternal, bondadosa, muy generosa, perdonaba,... Se pasaba de buena, como diríamos hoy. Pero lo de la maternidad le dolió muchísimo. Así que la maternidad atraviesa toda la novela, incluso a nivel subtextual. Por un lado, Frida no puede ser madre y Olga, tampoco, o ha tenido algunas pérdidas. Pero, por otro lado, también está la madre Rusia, la tierra a la que pertenezco, ser hija de la tierra. La maternidad está en todo el libro.

M.G.- Tú conoces muy bien México porque has vivido allí muchos años pero otros escenarios de la novela son Moscú y Berlín. ¿Esos escenarios como los has tratado?

L.MB.- Pues con muchísima imaginación. Para mí, escribir de México o de España no me causa ningún problema. Enseguida me transporto, veo, siento, como, huelo, o vivo. No tengo problema. Pero, de repente, tengo que irme a Moscú, en esa época además, y claro, eso fue un reto para mí. Porque el reto de esta novela no ha sido Frida, sino, entre comillas, Berlín y Moscú. El hacer sentir que estás allí, en esa época tan gris. Ese ha sido el verdadero reto pero también ha sido fascinante. Me ha encantado. Me costó, sudé tinta, pero creo que lo logré.

M.G.- El próximo 13 de julio se conmemora el 70 aniversario de la muerte de Frida. ¿En México se organizan actos? ¿Se celebra de algún modo especial?

L.MB.- No, no. A lo mejor alguna cosa de alguna institución, pero no. De hecho, creo que el sitio donde menos gracia hace, y esto pongámoslo con mucho cuidado, es en México porque ellos sienten que, de alguna manera, Frida está sobrevalorada. Por supuesto, que la mitad la venera, pero luego hay otra mitad a la que Frida le cae mal. A esa otra mitad, le parece que Frida no es eso. Pero eso es muy mexicano también.

M.G.- El renegar...

L.BM.- Sí, el renegar un poco de tus figuras emblemáticas. Tiene que venir alguien de fuera a decírtelo y a explicarte por qué la vemos con esta veneración. Y entonces ellos, como que lo aceptan. Seguro que habrá alguna exposición en la Casa Azul o en la casa estudio de Diego Rivera, pero a nivel calle, no.

M.G.- Ya te entiendo. Bueno, Laura lo vamos a dejar aquí. No sé si nos volveremos a ver en Úbeda con esta novela.

L.BM.- No lo sé, pero si puedo ir, iré aunque sea a hacer bulto [ríe]

M.G.- Lo dejamos aquí. Gracias.

L.BM.- Muchísimas gracias

Sinopsis: ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar para salvar la obra de Frida?

México, 1935. Cuando descubre que Diego le es infiel con su hermana Cristina, Frida, que atraviesa un periodo de depresión ligado a su imposibilidad de ser madre, utiliza el dolor como inspiración para crear La mesa herida, una enigmática pintura de gran formato que años después formará parte de la primera exposición de artistas mexicanos en la Unión Soviética.

Moscú, 1947. Olga, una burócrata rusa con una existencia tranquila y comprometida con el Partido, reencuentra su pasión por el arte al conocer la impactante obra de la pintora mexicana. Sin embargo, su vida dará un vuelco cuando se vea envuelta en un oscuro complot para destruir el cuadro. ¿Hasta dónde estará dispuesta a llegar para salvar el trabajo de la artista?

Traiciones, heridas, robos, falsificaciones y tráfico de arte se entretejen en este emocionante thriller histórico, inspirado en hechos reales, que nos lleva a descubrir uno de los misterios más grandes de la plástica mexicana: la desaparición de una pieza única que lleva más de medio siglo perdida.


 

miércoles, 24 de abril de 2024

SOLO UNA VEZ (DRAMA - 2021)


Año: 2021 

Nacionalidad: España

Director: Guillermo Ríos Bordón

Reparto: Ariadna Gil, Álex García, Silvia Alonso, Mari Carmen Sánchez, Isa Montalbán, Javier Martos

Género: Drama

Sinopsis: Laura, una psicóloga del servicio de atención a las mujeres que sufren violencia de género, hace unas semanas que es acosada por el marido de una de sus pacientes. En esta situación, debe tratar una pareja que nunca ha puesto los pies en un centro de este tipo: Eva y Pablo. Por una serie de malentendidos él ha recibido una denuncia, pero afirma con contundencia no ser ningún maltratador.

[Fuente: Filmaffinity]

Sinceramente, no esperaba mucho de esta película. No me sonaba de nada, lo que me hace pensar que, en su día, pasó por cartelera sin pena ni gloria. Tampoco me llamaba la atención el reparto. Ariadna Gil no figura entre mis actrices preferidas. Sin embargo, la elegí del catálogo de Netflix por no encontrar algo mejor, y debo admitir que me ha sorprendido mucho más de lo que esperaba. Cosas que ocurren cuando tus expectativas no están muy altas.

Solo una vez gira alrededor de la violencia machista. Laura (Ariadna Gil) es una psicóloga que trabaja en el Centro de Atención Social, un lugar en cuyo archivo descansan una cantidad ingente de expedientes, lo que denota el volumen de trabajo que tienen. Al centro acuden muchas mujeres que necesitan asesoramiento y apoyo para salir de la espiral de violencia en la que están envueltas, pero también acudirán hombres, maltratadores que, imagino por mandato judicial, deben asistir a terapia, con el objetivo de reconducir su actitud y aprender a controlar la ira. En esas circunstancias está Pablo (Álex García), un joven escritor que, durante una discusión con su pareja, protagoniza un episodio de violencia en el que Eva (Silvia Alonso), su mujer, termina con un brazo roto. Pablo iniciará una terapia que lo obliga a asistir a diversas sesiones, en las que tendrá que conversar con Laura. Él asegura que lo que ocurrió fue un accidente, que no es un maltratador, ni un hombre violento. Laura tratará de esclarecer la realidad que se esconde tras sus palabras.

Por otro lado, y como otra línea argumental, la psicóloga se verá acosada por el marido de una de sus pacientes. Su integridad y la de su hija corren peligro.

Estas serán las dos grandes líneas sobre las que pivota la película, dos hilos que terminarán confluyendo.

Qué me ha gustado de esta película

Indiscutiblemente, la temática de la película es importante. El maltrato (físico, verbal, psicológico, o del tipo que sea) es una lacra social que manda al cementerio a un buen puñado de mujeres cada año. Según la información que arroja Google, en lo que va de 2024 han muerto 9 mujeres por violencia de género. El año 2023 fueron 56.

Por supuesto, no voy a entrar en el típico debate de la violencia de la mujer contra el hombre. Haberla hayla, aunque es innegable que a menor escala. Pero esa es una polémica que prefiero dejar al margen, ya que no es el tema de esta película. Solo una vez se centra en el maltrato del hombre contra la mujer, en las crisis conyugales o de pareja, en la violencia que el hombre ejerce sobre la mujer, en las secuelas psicológicas, en los callejones sin salida en los que a veces la mujer se encuentra.

El tratamiento de esta cuestión es directo y eso me ha gustado. El guion no se anda por las ramas, sino que pone al espectador justo en el centro del asunto desde el minuto cero. No hay preámbulos. No hay necesidad de mostrar el episodio violento en cuestión y que da pie a la terapia, ya que los detalles los iremos conociendo a través de las conversaciones que Laura mantiene con Pablo y con Eva. Al principio, oiremos la versión de las dos partes, que coinciden en la accidentalidad del episodio y en la sobredimensión que se le ha dado al asunto. No obstante, y a medida que avancemos en el metraje, iremos descubriendo que los hechos tienen otro cariz.

La película viene a dejarnos claro que la violencia machista afecta a todo tipo de mujeres. No hay un perfil específico. Tenemos una idea errónea y preconcebida sobre el tipo de mujer que se deja «dar de hostias» como dice Eva. Tendemos a pensar que son mujeres sin estudios, sin trabajo, débiles de carácter, dependientes económicamente, inmigrantes,... Sin embargo, las estadísticas arrojan otros datos. Laura llega a decir: «Por este despacho han pasado juezas y empresarias de éxito». Y es que nadie está libre de vivir una situación así. Ninguna mujer, por poderosa que pueda parecer, está libre de sufrir violencia machista. Así que esta película sirve para romper con un patrón que no se corresponde con la realidad. 

Pero ¿por qué un hombre pega, agrede, humilla a una mujer? ¿El maltratador nace o se hace? Otro punto que explora la película es la herencia, aunque pasa muy de puntillas sobre el asunto. Los estudios desvelan que el niño que ha sido testigo de violencia machista entre sus padres tiene un porcentaje elevado de convertirse en un maltratador de adulto. Lo dejo ahí, para no desvelaros demasiado. No obstante, lleve o no lleve la violencia en el ADN, ¿hay algo que justifique la violencia? Como dije antes, a medida que vayamos avanzando en el metraje, iremos descubriendo la realidad que se esconde en la pareja. Pero Solo una vez incide especialmente en las supuestas motivaciones de un maltratador. Pero tampoco entro en este tema para no haceros spoiler.

Como veis la película no solo se limita a contar una historia de maltrato sino que también pone sobre la mesa otra serie de cuestiones colaterales. Solo una vez es también un vehículo de crítica al sistema. Saca a la luz los defectos y las carencias que, desde las instituciones gubernamentales, no se terminan de solventar. El protocolo de actuación es lento, demasiado. Hasta el punto en el que, cuando se actúa, ya es demasiado tarde. Es lo que refleja esta película y no solo en el caso de Pablo, que inicia su terapia dos meses después del episodio violento, sino que la propia Laura experimentará en su piel la vulnerabilidad de una mujer que se siente amenazada por un hombre,  a pesar de las denuncias. 

Por otro lado, tendría que decir que los diálogos me han parecido muy buenos. Parece que las conversaciones fluyen en armonía. A simple vista no es más que dos personas conversando. Sin embargo, las preguntas de Laura van directas a donde más duele. Pablo tiene que lidiar con los derechazos de Laura, lo que lo pondrá en una situación bastante incómoda y la tensión tenderá a ir aumentando paulatinamente, incrementada por lo reducto del espacio, pues casi toda la acción se desarrolla en la consulta de Laura, y eso provoca una cierta sensación de asfixia.

Pero si hay algo que me ha encantado de esta película es el final. A quince minutos del desenlace, la cosa se pone realmente seria. No cuesta esperar ese momento porque el largometraje tiene una duración de ochenta minutos y, como la información importante se va desvelando poco a poco, la curiosidad del espectador se mantiene a buen nivel, hasta llegar a ese cuarto de hora en el que todo se precipita, hasta esa última secuencia, en la que un plano corto sobre el rostro de Laura abre la caja de Pandora y al espectador, que entiende la maniobra de Laura sin habérsela esperado, le empiezan a llover preguntas. ¿Es ético lo que Laura hace? Ahí lo dejo. 

Personajes e interpretación

* Laura es la profesional, la encargada de gestionar los episodios de violencia machista. Conoce bien el tema, los patrones que se repiten, las emociones que invaden al maltratador y a la víctima. Es una experta en la materia y sabe conducir perfectamente la situación. Personalmente, es madre divorciada pero mantiene una cordialísima relación con su ex marido. Su hija es una adolescente que tiene que vivir a caballo entre la casa de su madre y de su padre, y entre ambas se producen los típicos roces materno-filiales. Nada grave. De su personaje me ha interesado mucho la dualidad que vive. Por un lado, mediando entre Pablo y Eva. Por otro, sintiéndose ella misma como víctima de la violencia machista. Pero lo más brillante de su personaje es esa secuencia final de la que os he hablado antes. 

La interpretación de Ariadna Gil es correcta a lo largo de toda la película, pero especialmente superlativa en la mirada que acompaña la decisión final que toma. Ahí lo dejo.

* Pablo es un hombre joven con una vida acomodada, y con aspecto de encantador. Vive de lo que le gusta, de inventar historias y escribir novelas. Tiene una mujer hermosa y bella, independiente económicamente, que además lo apoya y respeta su trabajo. Nadie mejor que Eva, editora, podrá comprender las neuras y las necesidades de un escritor. Pablo se cree víctima de un mal entendido. Una reacción fuera de lugar lo ha colocado en el diván de una psicóloga, por la que se siente atacado desde el mismo instante en el que entra por la puerta. Pero Pablo conoce la verdad. Seguramente le da miedo reconocerla. A lo largo de las sesiones irá hablando de sí mismo, de sus anteriores relaciones, de Eva, de su trabajo,... Al final, descubriremos al verdadero Pablo, cuando salga a la luz sus rincones más oscuros. 

Álex García es el encargado de interpretar a Pablo. Al igual que su compañera de reparto, su interpretación es correcta.

* Eva será el personaje que más me gusta. Ella representa a ese tipo de mujer que, hasta ahora, ha estado ciega. Ama a Pablo y es incapaz de ver en él las señales que la han conducido a esta situación. No se considera una mujer maltratada, no es como todas esas esposas o novias de la que hablan las estadísticas. Normaliza el comportamiento de Pablo, lo justifica, lo entiende. Incluso es capaz de dejarlo todo por él, de sacrificarse y de acatar los deseos de su marido, con tal de que la relación vaya bien. Pero Laura, con las preguntas pertinentes, conseguirá que Eva rebusque en su interior y abra los ojos.

Será Silvia Alonso la que dé vida a Eva. La incredulidad se instala en su rostro y perfectamente podemos ver a una mujer que, por primera vez en su vida, entiende que su marido es un maltratador y que ella es víctima de violencia de género. La actriz transita perfectamente por ese sendero que la lleva desde el escepticismo hasta la más absoluta convicción. Su miedo llega a ser palpable. Me ha gustado muchísimo el trabajo de la actriz.


Basada en la obra teatral homónima de Marta Buchaca, Solo una vez no puede tener mejor título. ¿Acaso lo que ocurre solo una vez debe ser obviado? La expresión «solo una vez» es una débil argumentación. Esas tres palabras suelen venir aparejadas con otras de significado similar: «No volverá a ocurrir»; «Fue solo un instante de arrebato». Pero el refranero español, que siempre es generoso en su sabiduría, dice que el que nace lechón, muere cochino. Es decir, que el que la hace una vez, puede volver a hacerlo. Así que, lo de solo una vez no es más que un clavo ardiendo al que agarrarse. Por regla general, terminas por quemarte.

Solo una vez es el primer largometraje de Guillermo Ríos y, como dije antes, me ha gustado más de lo que esperaba. Quizá por ponerle alguna pega, el personaje de la hija de Laura, si bien es importante en un hilo de la trama, me ha resultado algo irritante.

Poco más os puedo decir de esta película. Sin ser un largometraje inolvidable creo que puede ser una opción interesante para una tarde de aburrimiento.


Tráiler: 



lunes, 22 de abril de 2024

ALMUDENA. UNA BIOGRAFIA de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén.

Editorial: Lumen
Fecha publicación: febrero, 2024
Precio: 21,90 €
Género: biografía ilustrada
Nº Páginas:168
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788426426536
[Disponible en eBook]

Autoras

Aroa Moreno Durán nació en Madrid en 1981. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense, especialista en Información Internacional y Países del Sur. Ha publicado los libros de poemas Veinte años sin lápices nuevos (Alumbre, 2009) y Jet lag (Baile del Sol, 2016). Es autora de las biografías de Frida Kahlo, Viva la vida, y de Federico García Lorca, La valiente alegría (ambas en Difusión, 2011). La hija del comunista es su primera novela.

Ana Jarén (Sevilla, 1985) inició su carrera profesional en el sector de la comunicación de moda, donde empezó a desarrollar sus primeros trabajos como ilustradora. Tras vivir en Reino Unido y Bélgica, regresó a España en 2017.

En su obra, Ana se fija en las escenas del día a día, las personas y los espacios que habitan, deteniéndose en los pequeños detalles. Ha colaborado con numerosas marcas y medios de comunicación como The Washington Post, Fnac o Vogue, entre muchos otros. Es la autora de Escritoras. Una historia de amistad y creación (Lumen, 2023) junto a Carmen G. de la Cueva, Astrología para colorear (2022) y Amigas (2020). Almudena. Una biografía (Lumen, 2024), junto a Aroa Moreno Durán, es su última obra.

Sinopsis

Pocas escritoras de finales del siglo XX y principios del XXI han sido más leídas, han aunado tantos premios, crítica y lectores y han suscitado tal admiración y amor como Almudena Grandes. Lectora voraz, Almudena escribió para que su generación lograra ser tan moderna como lo había sido la de sus abuelas durante la Segunda República. Empeñada en recuperar las huellas de un pasado oculto por la dictadura, investigó, descubrió y ficcionó los márgenes de un país olvidado, haciendo de la memoria el eje central de su obra literaria y convirtiéndose en una rastreadora de personajes y de historias. Pero Almudena no solo tenía el secreto de la literatura, sino que supo acertar con la vida para mantener siempre la alegría intacta. Estas páginas son un viaje por los años y las palabras de una mujer comprometida con su tiempo, pero, sobre todo, con los libros.

Como otras autoras de su generación, Aroa Moreno Durán creció leyendo a Almudena Grandes y tuvo la gran suerte de conocerla. En este libro reivindica su memoria y su obra y, junto con Ana Jarén, le rinde un emocionado homenaje.

[Información tomada directamente del ejemplar]

«La literatura es vida de más»

Eso es lo que decía Almudena Grandes, cuando le preguntaban qué era la literatura o qué implicaba en nuestras vidas. Creo que no puede haber una definición mejor. Vida de más, más vidas, otras vidas, diferentes a la nuestra. Sin la menor duda, la literatura enriquece, nos hace más sabios, nos llena. Eso es lo que hacen las novelas de Almudena Grandes, enriquecernos, hacernos vivir otras vidas, explorar otras épocas, llenarnos y convertirnos en personas más sabias. Y eso es lo que hace el libro del que quiero hablaros hoy, Almudena. Una biografía de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén, un nuevo libro ilustrado que a mí me llenó de alegría. 

Moreno y Jarén son las encargadas de anclar aún más la figura de Almudena Grandes a nuestras vidas y lo hacen a través de un libro que es una belleza, lo mires por donde lo mires. La autora de tantas y tantas novelas fantásticas nos abandonó en noviembre de 2021, dejando huérfanos a sus lectores. Cierto es que nos quedan sus libros, pero nos falta ella. Ella, que tan bien escribía, que nos regalaba historias profundas, con personajes inolvidables. Ella, que llenaba las salas en cada una de sus presentaciones, que hablaba con sus lectores, que se llevaba horas firmando ejemplares. Nos quedan sus novelas, sí. Pero nos falta ella.

Almudena. Una biografía nos acerca a la vida de Almudena Grandes, explorando diferentes ángulos de la escritora. El texto de la obra pertenece a Aroa Moreno Durán quien, en las primeras páginas, nos relata cómo llegó a conocerla y lo que significó en su vida. Fue a través de una llamada de teléfono. Al otro lado de la línea, la voz grave de la autora de Malena es un nombre de tango daba la enhorabuena a Aroa. Acababa de ganar el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2017 con su primera novela, La hija del comunista, de cuyo jurado Almudena formaba parte. A partir de ahí, Moreno nos cuenta los encuentros que tuvo con la autora, lo mucho que ella la ayudó, y la generosidad que siempre mostró a la hora de recomendar aquella primera novela. 

Pero esas primeras páginas no son más que una íntima introducción. La verdadera intención de este libro es coger de la mano al lector para hacer un recorrido por la vida de Almudena. De este modo, conoceremos cómo transcurrió la infancia de la novelista, en qué lugares vivió, sus orígenes familiares, qué miembro de su familia le introdujo el gusanito de la Literatura en el cuerpo, sus primeras lecturas o cómo empezó a escribir cuentos de pequeña. Este sendero por la vida de Almudena nos hablará de Manuel y Benita, los padres de la escritora. y cómo ella huyó de ese destino que veía en su madre.


«Educada en el franquismo, representaba para su hija todos los valores femeninos que ella rechazaría después. Benita era el último modelo de mujer al que Almudena querría parecerse». [pág. 26]

 

Benita murió muy joven y su padre se casó varias veces. 

Pasaremos fugazmente por la juventud de la escritora, por sus años universitarios, o por los años en los que trabajó en una editorial, un trabajo que le sirvió para crear cayo y practicar la escritura.


«En aquella época, Almudena trabajaba para la editorial Anaya, donde realizaba diferentes oficios y escribía textos por encargo. Se ocupaba, por ejemplo, de escribir guías turísticas, pies de fotos y enciclopedias». [pág. 43]


Compartió tiempo y espacio con nombres como Oscar Ladoire, Fernando Trueba o Antonio Resines. Fueron los años de la movida madrileña. Madrid estaría siempre muy presente en sus novelas. Con 22 años llegó el primer matrimonio y el nacimiento de su hijo Mauro. En temas de amores, llegará también el momento para Luis García Montero y la hija que tuvieron en común, Elisa.

Pero, obviamente, este libro hace repaso a las novelas de Almudena Grandes. Se nos hablará de Las edades de Lulú, novela con la que ganó el Premio Sonrisa Vertical. Sabremos qué ocurrió con sus siguientes publicaciones como Te llamaré Viernes o Malena es un nombre de tango. Y poco a poco llegaremos a su gran proyecto, Episodios de una guerra interminable, que también ha quedado huérfano como sus lectores. Ya sabemos que algunas de sus obras han sido adaptadas y aprenderemos cuáles eran sus rutinas a la hora de escribir, o lo que significaba para ella el oficio de la escritura, que nada tiene que ver con la aparición repentina de ideas brillantes e inspiraciones venidas de quién sabe dónde, sino con un trabajo constante, que obliga a sentarse a la misma mesa, día tras día, insistiendo en la historia a construir.

En Almudena. Una biografía vamos a tener acceso a las declaraciones de la escritora, la vamos a ver entre fogones, organizando comidas para sus amigos, o disfrutando de un partido de su Atleti. Moreno echa mano de todo lo dicho y escrito por Almudena a lo largo de sus sesenta y un años de vida. La busca en sus novelas, que ha releído, en las entrevistas que concedió, en las intervenciones radiofónicas y en sus artículos periodísticos. Llegará a pasar una temporada en la casa familiar de Rota, impregnándose de la esencia de Almudena, que aún se mantiene intacta entre los muros de aquella casa, un paraíso para la autora. Conversará con Luis García Montero, con Gonzalo y Manuel, los hermanos de Almudena, con los hijos que cada uno aportó al matrimonio, o con Elisa, la hija común. Y, cómo no, se nos hablará también de su muerte y el impacto que generó. Todo ello para construir de nuevo a la mujer, para darle tridimensionalidad, forma y volumen. Para resucitarla y dejarla entre nosotros.

Y todo ello, fantásticamente adornado con las ilustraciones de Ana Jarén, la encargada de dar color a esta joya. Conocí las ilustraciones de esta sevillana a través de otro libro maravilloso, igualmente publicado por Lumen. Me refiero a Escritoras, obra en la que compartió autoría con Carmen G. de la Cueva. En los dibujos de Ana Jarén, a veces a doble página y llenos de detalles en los que posar la mirada, intuimos instantes del pasado inmortalizados en una fotografía o vemos escenas imaginadas por la ilustradora, mostrando a Almudena Grandes a corta distancia, como gran escritora, firmando libros, o dando un pregón en las fiestas de San Isidro, desde el balcón de la Casa de la Villa,  pero también como una persona cercana y familiar, protagonizando escenas domésticas como la elaboración de unos chipirones en su tinta. Es muy fácil reconocer a Almudena Grandes en los dibujos de Ana Jarén. Vemos a una mujer como ella era, grande, de pelo negrísimo, con aros que pendían de sus orejas, y el cigarrillo en los dedos, combinando las dos facetas de su vida: la personal y la profesional. Es fácil reconocerla a ella pero también a las personas que la rodearon, a Luis García Montero, Marta Sanz, Belén Gopegui, Lucía Etxebarría o la propia Rosa Montero.






Así que texto e ilustración se complementan mutuamente, dando lugar a una obra de esas que lectores como yo, acostumbran a atesorar y a cuidar como un bien preciado.

Qué me ha gustado de este libro

Es fácil de responder. T-O-D-O. Me ha encantando acercarme a Almudena Grandes como persona, como mujer. O como nieta, hija, hermana, novia, esposa y madre que fue. Porque su parte literaria y más pública es más conocida pero, a través de Almudena. Una biografía, he descubierto un sinfín de detalles maravillosos y tiernos sobre la escritora. Por ejemplo, ella quiso rendir homenaje a su abuelo paterno Manuel, un fontanero al que le gustaba escribir poesía, que le regaló una edición juvenil y en prosa de la Odisea al hacer la primera comunión (aunque ella había pedido un tutú)con el que tenía una unión especial. 


«A él le oyó la escritora los primeros versos de su vida. Pero, sobre todo, aquel hombre hacía algo que Almudena supuso que hacían todos los abuelos y que, sin embargo, después descubrió que era excepcional: la escuchaba». [pág. 21]


Tan importante fue aquel hombre en su vida que, si en sus novelas aparecía un abuelo, siempre se llamaría Manuel. 

Almudena. Una biografía es de esos libros que a mí me gustan. Esos que te «obligan» a frenar la lectura para corroborar un dato, para buscar más información. Porque, ¿tú sabías que Almudena hizo cine? En 1982 se estrena A contratiempo, dirigida por Oscar Ladoire, donde Almudena hizo un pequeño papel (puedes verla aquí). Tenía solo 22 años y aún no sabía lo que sus letras llegarían a ser con el tiempo. 

Hay tantas y tantas cosas que este libro te descubre sobre ella. ¿Sabías que vivió en la casa donde residió y murió Manuel Machado? Él y ella se asomaron al mismo balcón.

Y luego, cuando nos adentramos en su relación con García Montero que, al principio, tenía algo de clandestinidad, Moreno cuenta lo justo y siempre desde un grandísimo respeto. Y el lector se convierte también en cómplice del amor de la pareja. Probablemente, Almudena Grandes no se puede entender sin el que fuera el gran amor de su vida. Como a Luis García Montero tampoco se le puede entender bien sin la presencia de Almudena en su vida. 

Estructura y estilo

Almudena. Una biografía se compone de un total de ocho capítulos, acompañados de introducción y epílogo. Entre ellos, y como mención aparte, se resaltan diversas cuestiones como el cambio de nombre de la estación de Atocha, tras su muerte -ahora se llama Puerta de Atocha-Almudena Grandes-, el oficio de escribir, la cocina, el Atlético de Madrid, el gato Negrín que dormitaba a sus pies mientras ella escribía.

Moreno escribe desde el corazón y eso se percibe en un estilo cercano e intimista. Hay objetividad en su narración, pero en la misma asoma el cariño y la admiración que la autora sentía por la novelista.


Almudena. Una biografía es un libro escrito desde el amor, el respeto y la admiración. Me ha encantado leer este libro y conocer algo más sobre la novelista, descrita en este libro como una mujer desinhibida, divertida, fuerte y «de cabellera negra y asalvajada». Una gran escritora y un gran libro este, que no te puedes perder.


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí (Tapa dura) y aquí (Kindle)