miércoles, 28 de febrero de 2018

GOODBYE, CHRISTOPHER ROBIN (DRAMA - 2017)


Año: 2017

Nacionalidad: Reino Unido.

Director: Simon Curtis.

Reparto: Domnall Gleeson, Margot Robbie, Will Tilston, Kelly MacDonald, Nico Mirallegro, Stephen Campbell Moore, Simon Williams, Phoebe Waller-Bridge, Geraldine Somerville, Richard McCabe, Richard Dixon, Lance C. Fuller, Tommy Rodger, Alex Lawther, Vicki Pepperdine, Shaun Dingwall, Robert Portal, Jason Matthewson, Bernardo Santos, Honey Holmes, Adam Lazarus. 

Género: Drama. Biografía.

Sinopsis: Una mirada a la relación del alabado escritor para niños A.A. Milne y su hijo Christopher Robin, cuyos juguetes inspiraron el mundo mágico de Winnie the Pooh. Junto a su madre Dafne y su cuidadora Olive, Christopher Robin y su familia se verán arrollados por el éxito internacional de los libros.


[Fuente: Filmaffinity]


Winnie the Pooh 

Esto es lo primero que debes de saber antes de leer esta reseña porque el largometraje que traigo hoy tiene mucho que ver con ese osito que todo el mundo conoce. Y es que Goodbye Christopher Robin trata precisamente del escritor británico Alan Milne, creador de esos libros infantiles, de su hijo Christopher y de sus peluches: Edward o Winnie, el cerdito Piglet, Tigger, Kanga el canguro y su hijito Roo,...

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[Fuente: La vanguardia]
El guion juega con una estructura a tres tiempos, el pasado más inmediato, el pasado más remoto y el presente. Así la película se inicia en 1941, cuando el matrimonio Milne, Alan y Dafne, residen en una casita de campo cerca del bosque de Ashdown en Sussex. Hasta aquel hermoso lugar, apartado y alejado del ruido urbano, llegarán las noticias más terribles. El lanzamiento rabioso de una pelota de criquet nos traslada al pasado, a 1916 para mostrarnos de manera muy sutil los años en los que Alan sirvió en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial, una experiencia que lo dejó profundamente marcado para siempre. El sudor, el calor de la contienda, el sonido de las moscas sobre los cuerpos destrozados, el barro, la sangre, el estruendo y las explosiones se pegaron a su piel de tal forma que Alan se volvió un hombre algo desquiciado y asustadizo. Pero la guerra pasa y él regresa ileso a Londres, una ciudad que ha decidido olvidarse de la desgracia, de sus compatriotas muertos en el campo de batalla y fingir que no ha ocurrido nada. Alan no puede soportar la indiferencia ante lo que ha sido un acontecimiento de trágicas consecuencias. Pero efectivamente la vida sigue, y enamorado de Dafne tienen su primer hijo, Christopher Robin, al que llamaran Billy Moon. No obstante, el nacimiento de su hijo tampoco consigue que el escritor recupere la ilusión, la alegría y la estabilidad. Solo cuando deciden mudarse a la tranquila campiña de Sussex, Alan recobrará algo de cordura y los juegos con su hijo Billy y sus peluches darán pie al nacimiento de Winnie the Pooh. 

La película cuenta de este modo de qué manera surgió el personaje infantil Winnie the Pooh, qué escenas o conversaciones con su hijo inspiraron el libro y que repercusión mundial tuvo la publicación de estos volúmenes. Pero lo más importante, lo que más se destaca en este largometraje, son las secuelas psicológicas que el éxito dejó en el pequeño Billy Moon, cómo vivió él aquellos años en los que se convirtió en un niño famoso que todo el mundo quería conocer y cómo le afectó eso en su edad adulta. Así pues, la película nos invita a descubrir el lado menos amable de la fama y también a reflexionar sobre las consecuencias que tiene para un niño pequeño convertirse en un personaje mediático. Suele ocurrir que, sea por el motivo que sea, los niños se convierten en ídolos para otros niños y se le aparta de su infancia, obligándolos a entrar en un mundo que los abruma y los aturde donde se sienten observados, vigilados e imitados. Son fuentes de dinero y los padres, cegados por el oro, dejan de tener los pies en la tierra. Niños como Billy Moon los ha habido siempre y los sigue habiendo, no hay más que echar un ojo a nuestra actualidad para descubrir niños cantantes que participan en programas de televisión o que simplemente tienen un canal de Youtube y, sin darse cuenta, se convierten en objeto de masas, arrollados por una notoriedad de enormes magnitudes. Dejan de ser niños, dejan de hacer las cosas que son habituales a su edad y se convierten en niños-adultos. Esto es lo que le ocurrió a Billy Moon. Llegó a renegar de su propio yo, de Christopher Robin, y todo por un sencillo oso de peluche del que no se separaba ni un momento. 'Algún día el mundo se olvidará de Winnie the Pooh', le llega a decir Alan a su hijo. Obviamente, se equivocó. 

Alan Milne se muestra en esta película como un hombre especialmente sensible. La inquietud y la ansiedad se apoderan frecuentemente de él como consecuencia de las terribles vivencias que le tocó sufrir durante la guerra, lo que ocasionalmente saca su lado más mordaz e irónico, aunque la mayoría de las veces simplemente entra en estado de pánico, bloqueándose y sintiendo un terrible pavor por el porvenir de Inglaterra. El papel de Alan Milne no es fácil. Es un personaje en perpetuo conflicto interior que queda muy bien interpretado por Domnall Gleeson. El actor resulta muy convincente cuando muestra el lado más débil del personaje o cuando se siente un poco entre la espada y la pared en situaciones familiares delicadas. 

Por su parte, Dafne es mucho más fuerte y mucho más olvidadiza. No entiende por qué su marido no puede olvidar lo vivido en tiempos de guerra y por qué insiste en escribir libros tristes que nadie quiere leer. Dafne, también muy bien interpretado por Margot Robbie, es un personaje que 'molesta'. Tiene poco tacto, es desconsiderada y una bocazas que vive única y exclusivamente para sí misma mientras la vida le devuelva felicidad. Otra cosa distinta será cuando tenga que encajar algún revés del destino. Si bien es cierto que, a la hora de elegir, probablemente el espectador se posicione al lado del marido, Dafne nos llegará a conmover cuando tenga que hacer frente a lo peor que tiene que enfrentarse una madre. 

Dafne y Alan son dos personajes que, a pesar de gozar de una buena posición social y económica, con fiestas, viajes, y actos sociales, se sienten perseguidos por el temor de una nueva guerra mundial que les arrebate a su hijo. Él es consciente del peligro en cada momento. Ella intenta disfrazar su temor de felicidad.

Por supuesto, no podemos olvidar al pequeño Billy Moon, un personaje al que veremos en su niñez y en su adolescencia, adentrándose en la madurez. El pequeño Christopher Robin está interpretado por el niño Will Tilston, de ojos brillantes, dientes separados y hoyuelos en los carrillos. El pequeño aporta su propia inocencia al personaje, su manera de mirar el mundo, sin filtro, sin entender pero en constante búsqueda de amor y aceptación. Tilston nos conmueve y nos hace retroceder a nuestra propia infancia y a ese mundo de fantasía donde solo había felicidad.

Y luego está Olive, o Nou como él la llamaba, la niñera de Billy, la única que parece darse cuenta de la atrocidad que se está cometiendo con el pequeño niño. Al margen del desequilibrio de Alan Milne y de las terribles consecuencias que tuvo la publicación de Winnie the Pooh, la película hace muchísimo hincapié en la relación que mantiene el niño con su niñera. Prácticamente se deja traslucir que para Billy, la única persona que lo quería de verdad es Olive. Es con ella con quien el pequeño pasa la mayor parte de su tiempo desde el momento en el que nace, mientras sus padres están de fiestas y viajes, y tan estrecha es la relación que mantienen que el pequeño pasa por algún episodio de celos. Ni siquiera el amor de Olive lo librará del dolor. El personaje está interpretado por Kelly MacDonald y, como el resto del reparto, funciona muy bien y resulta muy creíble. Olive amaba a Billy Moon como si fuera su propio hijo y MacDonald llega a transmitir ese profundo amor con absoluta maestría.  

Goodbye Christopher Robin es una película muy emotiva y muy hermosa, y no lo es solo por la historia que narra sino también por la estética. Absolutamente maravillosa es la fotografía que muestra ante nuestros ojos y desde el mismo inicio, escenas llenas de una luz tamizada. Planos del bosque o del estudio en el que el escritor ideaba sus historias aparecen bañadas por los luminosos rayos de sol que crean una atmósfera de pura magia. Casi solo por esto, merece mucho ver la película.

No quiero dejar atrás la fabulosa banda sonora a cargo de Carter Burwell. Las melodías suelen ser suaves y sedosas, muy apropiadas para el tipo de historia que nos cuenta la película, y muy pocas veces tienen que potenciar momentos de tensión. 

El único reparo que le voy a poner a la cinta es la caracterización de los personajes. El último tercio del largometraje se desarrolla cuando Christopher Robin es ya un adolescente y sus padres, obviamente, han envejecido. El rostro de Alan Milne tiene que aparentar pesadumbre y vejez pero su caracterización chirría muchísimo porque se percibe con mucha nitidez que se trata de un rostro joven, envejecido artificialmente. No es un trabajo fino y parece más bien una recreación barata.

No quiero cerrar la reseña sin hacer algunas puntualizaciones sobre la vida real de estos personajes. Alan Alexander Milne falleció en Sussex el 31 de enero de 1956. Al  margen de poemarios, el autor escribió dos libros sobre el osito: Winnie-the-Pooh publicado en 1926 y The House at Pooh Corner que vio la luz en 1928 y fue traducido al castellano como El rincón de Pooh. No cejó en su empeño de intentar abrir los ojos al mundo con un libro en contra de la guerra. Paz con honor, publicado en 1934 es todo un alegato.

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[Fuente: The New York Public Library]
Por su parte, su hijo Christopher murió el 20 de abril de 1996. Según se cuenta en los créditos finales de la película, se casó y abrió una librería en Devon. Nunca tocó ni un centavo de la enorme fortuna generada por las ventas de los libros. Sus  peluches están expuestos en la Central Children Room de la Donnell Library Center que depende de la biblioteca pública de Nueva York. Creo que fue la editora americana la que compró los juguetes y al parecer, estos seres mágicos e inanimados que cobraron vida gracias a la imaginación de Alan Milne y su hijo reciben unas 750.000 visitas al año.

Christopher también escribió algunos libros en los que contó su infancia y la relación que mantuvo con su padre. 

Por cierto, la película la vi en versión original gracias a la amabilidad de un amigo que se trajo el DVD en uno de sus viajes. Yo he buscado información sobre el estreno en España pero desconozco si este largometraje se llegó a estrenar y pasó sin pena ni gloria o bien está pendiente de exhibirse en las salas de nuestro país. Sea como sea, si tenéis oportunidad no dejéis de verla. Es una preciosidad. 



Tráiler [en inglés, subtitulado en castellano]:










lunes, 26 de febrero de 2018

INSOMNIO de Victoria Bernardo García


Editorial:  Alfar.
Fecha publicación: 2017.
Precio: 15,00 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 204 
Encuadernación: Tapa blanda con solapa.
ISBN: 9788478987436
[Disponible en eBook]



Autora

Victoria Bernardo García nació en Palencia en 1991 y es Licenciada en Física. Actualmente se encuentra realizando sus tesis doctoral en Física en la Universidad de Valladolid. Es autora de numerosos relatos, algunos de los cuales han resultado ganadores o seleccionados para su publicación en certámenes literarios. Insomnio (Ediciones Alfar, 2017) es su primera novela.

Sinopsis

[Advertencia: Recomiendo no leer la sinopsis]

La repentina muerte de sus padres cambia sin remedio la vida de Oliver. Solo en el mundo, se ve de pronto sumido en una terribles depresión que le impide dormir por las noches. El insomnio se alimenta sin remedio de sus esperanzas, sus sueños, y le convierte en un ser negro y oscuro en el que apenas se reconoce. En su desesperación y tristeza, Oliver asesina brutalmente a la que fuera su prometida. Esa noche consigue, al fin, dormir profundamente.

Tras este crimen se sucede una carrera vertiginosa en la que Oliver lucha contra el insomnio y se rebela por mantener su cordura pese a la maldad que ha empezado a surgir en él. Y si bien consigue escapar de la sombra de la muerte de su prometida, no todos sus crímenes pueden quedar sin castigo. Wolfgang Dittmar, un hombre en busca de venganza, sorprende a Oliver en medio de un asesinato fortuito que le proporcionó una tibia noche de sueño. Así comienza el chantaje en el que Dittmar ordena a Oliver asesinar a su mayor enemigo, esta vez a sangre fría. El duelo estalla en el interior de Oliver al conocer a una joven, Anette, por la que está dispuesto a redimirse y empezar de nuevo. Pero Wolfgang no está dispuesto a olvidar ni a darle a Oliver una noche de tregua. Y tampoco el insomnio.

[Información tomada directamente del ejemplar]
 


Victoria Bernardo García tiene 27 años y ha sido la última ganadora del Concurso de Narrativa 'Manuel Díaz Vargas' con su novela Insomnio. Desde que se alzara con el galardón, me han llegado multitud de recomendaciones por lo que no he querido dejar atrás esta lectura que tiene un argumento original e impactante. 

De entrada, no te recomiendo que leas la sinopsis -evítalo si no lo has hecho aún-, pues creo que desvela demasiado del argumento y solo conseguirá restarle impacto a la trama. La historia de Oliver Zimmermann cuenta con tantos claroscuros que es mucho mejor adentrarse en la lectura sin saber nada del argumento.

Oliver es un joven de 23 años con muchas ganas de vivir y una vida plena y satisfactoria. Con un futuro prometedor por delante, no tiene nada que le robe el sueño hasta el mismo día 7 de agosto cuando, con un cielo colmado de nubes que nada bueno presagiaba, amanece con la repentina muerte de su padre. Este es el principio del fin. Sus desgracias no han hecho más que empezar pues, cinco días más tarde fallece también su madre. Oliver se queda solo en el mundo, perdido, desorientado, sin saber muy bien cómo asimilar estos sucesivos golpes del destino. Todos sus planes de futuro quedan engullidos por un agujero negro y tendrá que hacer frente a sus propios fantasmas. Ante una situación de esta dureza, cada ser humano reacciona de forma distinta. Hay quienes caen en  una profunda depresión de la que no consiguen salir nunca, los hay quienes necesitan unos meses para superar la pérdida y quienes les basta llorar unos días para entender que la vida sigue. A Oliver, la muerte de sus padres le provoca un terrible insomnio que no sabrá cómo combatir. Sin darse cuenta, encontrará la manera -absolutamente desquiciante- de ganar la batalla a las noches en vela. 




El argumento de Insomnio te lleva de sorpresa en sorpresa. Las primeras páginas de la novela te van a abofetear la cara con un virulencia tremenda. Sus primeros capítulos te enredan en un cúmulo de emociones descarnadas que te erizarán la piel y leerás frases desgarradoras que te pondrán un nudo en la garganta. ¿Cuánto puede un hijo amar a sus padres? ¿Qué son capaces de hacer unos padres por su hijo? Lo que Oliver experimenta tras la muerte de sus progenitores abrirá las compuertas de tus propias emociones, especialmente si eres lector de una cierta edad y tus padres se han vuelto a convertir en niños dependientes. Es inevitable. Pero si inicialmente puedes pensar que estamos ante una novela sobre el duelo, sobre la superación por la pérdida de un ser querido, sobre ese camino tortuoso que nos toca transitar cuando se va de nuestro lado alguien a quien amamos profundamente, lo cierto es que, muy pronto los acontecimientos comienzan a encaminarse hacia otros derroteros y la novela empieza a transformarse en algo totalmente distinto. La muerte, natural, accidental o premeditada, acompañará al protagonista y al lector a lo largo de las doscientas páginas que tiene Insomnio, la muerte como vehículo para recuperar una hipotética cordura perdida tras días y días sin dormir.

Sin duda, la novela cuenta con un argumento que me ha resultado peculiar. La manera que encuentra Oliver de luchar contra su insomnio no es precisamente muy racional pero como resorte literario funciona muy bien. A pesar de ello, tengo que reconocer que algunos pequeños detalles de la trama me parecen tratados muy por encima y por otra parte, algunas cuestiones derivan en situaciones predecibles que se pueden intuir con bastante antelación. Sin embargo, nada de ello resta intensidad al argumento, potente y original, ni fuerza a un personaje que nos dejará atónitos. 

Efectivamente, Oliver Zimmermann es un personaje un tanto extraño y extremista, que roza la pérdida de la razón. Por un lado, lo veremos aferrado al dolor que le ha producido la muerte de sus padres. No estamos ante una persona que se siente incapaz de pasar página, no es así. Sencillamente Oliver no quiere dejar de sentir dolor y en ese sentido es un personaje con un punto masoquista bastante acentuado. Probablemente su problema radica en que se siente en deuda con sus padres, quienes se lo han dado todo y le han proporcionado un vida acomodada hasta entonces. Es como si el protagonista no considerara justo dejar atrás el fallecimiento de sus progenitores y continuar con su vida.  ¿Da pie esta actitud a una reflexión por parte del lector? Posiblemente, pero eso queda en el ámbito personal de cada uno. De todos modos, la evolución de los hechos conducen a Oliver a una espiral de autodestrucción, se trastoca en un ser insensible, egoísta e ilógico, un monstruo del que se apodera la violencia y la ira. 

En contraste Anette, una joven de diecinueve años, supone la luz frente a la oscuridad del alma de Oliver. Anette es de manos menudas y blancas, de voz limpia, clara y virginal, símbolo de la pureza, remedio purgador para las atrocidades que comete Oliver, la única que le hace entender que todavía hay esperanza para sí mismo. Conociendo la naturaleza de Oliver, la relación entre la joven y el protagonista nos provocará una dualidad de emociones. No es difícil sentir cierta compasión por Oliver que ve en Anette la única vía posible para salvarse, para huir del mal que le domina y convertirse de nuevo en hombre normal y, lo más importante, bueno, pero, al mismo tiempo, cabe la posibilidad de que temamos por la integridad de la joven pues, bajo un velo de inocencia, desconoce la clase de hombre con el que comparte las noches.  




Y un tercer personaje, Wolfgang Dittmar que introduce el elemento de la venganza en esta historia, sobre el que no quiero adelantar nada, así que esta parte del relato la dejo también en el aire.

Estructurado en ocho capítulos y un epílogo, predominando la narración sobre el diálogo, a Victoria Bernardo se le nota una madurez narrativa excelente lo que promete un futuro literario. Escrito en primera persona en la voz de Oliver, Insomnio es un constante vaivén de acontecimientos, consiguiendo que la lectura sea muy dinámica y ágil.

Llama la atención las escasas referencias temporales y geográficas con las que cuenta el texto. Si al principio puedes pensar que la historia transcurre en nuestro país y en nuestros tiempos, algunos detalles te sacarán inmediatamente de tu error pues los personajes se mueven en un mundo en el que existe una carencia total de nuevas tecnologías y aunque tampoco se puntualice el lugar exacto en el que se desarrollan los hechos podemos presuponer que se trata de centro Europa.

En definitiva, Insomnio ha sido una lectura que te agarra por el esternón y te aprieta. El argumento es original, duro y violento, la forma de proceder de su personaje principal te parecerá inaudita y encima cuenta con un desenlace bastante oscuro. Más allá de esos mínimos detalles que comentaba antes, Insomnio es una novela, la primera de la autora, más que recomendable.










[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:


viernes, 23 de febrero de 2018

BAJO CIELOS LEJANOS de Sarah Lark

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Editorial: Ediciones B.
Fecha publicación:  febrero, 2018.
Precio: 12,90 €
Género: Landscape.

Nº Páginas: 656 
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 9788466661164
[Disponible en eBook; 
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Sarah Lark nació en Bochum, Alemania, en 1958, y trabajó durante mucho tiempo como guía turística, gracias a lo cual recorrió el mundo entero y descubrió su amor por Nueva Zelanda. Desde hace años vive en una granja en el sur de España.

Es una autora superventas en más de veinte países gracias a sus grandes sagas familiares ambientadas en lugares exóticos, todas ellas publicadas por Ediciones B.

Sinopsis

Un viaje. Un silencio. Un amor.
Los secretos familiares a veces se ocultan bajo cielos lejanos.

Hamburgo, en la actualidad. La periodista alemana Stephanie nació y creció en Nueva Zelanda, pero ha perdido todo recuerdo relacionado con su padre y sus primeros años de vida allí. Ahora debe volver al país de su infancia y enfrentarse a los hechos que su memoria siempre prefirió ocultar. Pronto descubrirá la existencia de un antiguo diario de una joven maorí cuya dramática historia ha ejercido de profunda influencia sobre los hechos del presente. Con él logrará cerrar la brecha entre el pasado y el futuro. 

En su viaje por Nueva Zelanda, Stephanie contará con la compañía de Weru, un carismático y atractivo maorí que la ayudará no solo a descubrir secretos familiares escondidos durante mucho tiempo, sino también emociones que nunca se había atrevido a sentir.

Sarah Lark cuenta una historia sobre la verdad y el silencio, sobre decisiones erróneas y correctas, sobre la confianza y el amor.

[Información tomada directamente del ejemplar]

 
  
Después de unas cuantas de trilogías, una tetralogía y una serie, pocos deben ser los lectores que desconozcan a estas alturas el nombre de Sarah Lark, un seudónimo bajo el que se esconde la escritora alemana Christine Gohl. Ya sea por recomendación o por la presencia de sus libros en los lugares más destacados de una librería, seguro que a muchos de nosotros nos suenan títulos como Hacia los mares de la libertad o En el país de la nube blanca, y es que Lark es una de esas autoras superventas, seguida y leída por miles de lectores.

Bajo cielos lejanos es su última publicación, una novela con la que volver a recorrer la historia y la cultura de Nueva Zelanda, escenario recurrente en sus libros. En esta ocasión, la autora nos propone una historia autoconclusiva por lo que los lectores no tendremos que esperar a futuras entregas para conocer la resolución del relato. Esta es una de las novedades que caracteriza la nueva novela de Sarah Lark pero figuran otras tantas. Por ejemplo, a diferencia de sus libros anteriores, la autora opta esta vez por construir una historia a dos tiempos, con una línea argumental en el presente y otra en el pasado, concretamente entre los años 1864-1949. La trama más actual estará protagonizada por Stephanie Martens, una periodista alemana pero neozelandesa de nacimiento, que trabaja para el rotativo Die Lupe. Es la encargada de escribir y publicar una serie de reportajes que relaten los crímenes y asesinatos más escabrosos de la historia y que no han sido resueltos.

Stephanie es un personaje muy de nuestros tiempos, una mujer actual, inteligente, independiente y apasionada por su trabajo. Sin ser algo excesivamente serio, mantiene una relación sentimental con su compañero Rick Winter quien le ha propuesto varias veces matrimonio sin que ella haya dado su brazo a torcer. 
 

Es una mujer feliz, que se crió junto a su madre, una antropóloga que viaja constantemente, mientras que su padre falleció en un accidente de tráfico cuando ella solo tenía seis años. De esos primeros seis años de su vida no recuerda absolutamente nada y eso es algo que preocupa más a su entorno que a sí misma. Sin embargo, con el objeto de investigar a un famoso hipnotizador que asegura conseguir que sus clientes recuerden sus vidas pasadas, la periodista se somete a una sesión de hipnosis. El resultado no puede ser más sorprendente. Stephanie afirma haber sido una joven maorí en su anterior vida y esto conectará directamente con la segunda trama de la novela, la historia de Marama, hija de un jefe tribal.

El pasado y el presente se irán alternando paulatinamente de tal modo que veremos a la periodista viajando a Nueva Zelanda donde no solo indagará sobre su pasado sino que también investigará el asesinato de toda una familia. Por otro lado, iremos conociendo la vida de Marama, de qué familia procedía y cómo se desarrolló su vida. Lo que une un tiempo y otro es la existencia de un diario, un hilo conductor que irá vertebrando ambas tramas, hasta tal punto que el lector irá por delante de las investigaciones de Steph, es decir, nosotros tendremos a nuestro alcance más información que la que tiene la periodista, pero seremos testigos de los pasos que ella va a dando para averiguar la verdad.

Sarah Lark escribe una novela en la que se producen múltiples conexiones y donde el suspense nos acompañará a lo largo de toda la lectura. Lo primero que el lector se pregunta es qué le ocurrió a Steph de pequeña para que haya olvidado sus primeros seis años de vida, algo que iremos conociendo en el avance de la lectura y que supondrá una impactante sorpresa. Además, necesitaremos conocer quién es Marama y qué relación tiene con la periodista, ¿realmente es una reencarnación anterior? Esta parte de la historia, que tiene inicialmente un punto fantástico, está muy bien urdida y muy bien resuelta por lo que, la evolución de los acontecimientos son sumamente creíbles y convincentes. 

Bajo cielos lejanos cuenta con más de seiscientas páginas, una novela muy extensa que mantiene un perfecto equilibrio entre sus dos hilos argumentales. Si bien es cierto que, tanto en uno como en otro, hay algunos capítulos que me han resultado más tediosos, hay que señalar que no sobresale una trama sobre la otra. Las dos me han parecido muy interesantes aunque confieso que algunas cuestiones se resuelven con demasiada precipitación para mi gusto. En tal punto, transcendental por otra parte, me hubiera gustado que hubiera mantenido algo más la tensión aunque eso hubiera supuesto alargar un poco más la novela en número de páginas.

Y como la propia autora nos desveló en la entrevista que le hicimos hace unos días (puedes leerla aquí), ambas historias cuentan con un estilo diferente. La historia de Marama llega a nuestras manos a través de un diario por lo que es normal que es parte sea más subjetiva, más intimista y figure narrada en primera persona. Por todos los avatares y sufrimientos que le toca vivir, resulta muy fácil conectar con esta joven maorí, quizá un poco más que con Steph, a pesar de que con esta última compartimos la contemporaneidad. 

Y hablando de  personajes, os imaginareis que los dos principales son Stephanie y Marama. Sobre la periodista ya he apuntado algunos detalles sobre su forma de ser y su estilo de vida. En realidad es una mujer intentando recomponer el puzle de su vida que se rompió cuando tenía seis años, una joven que anda algo perdida, con miedo a los compromisos y que solo quiere buscar sus orígenes y reconciliarse consigo misma. En cuanto a Marama, ya he mencionado que no tuvo una vida fácil. Hija de un jefe tribal, sufrió el acoso y la ocupación de los casacas rojas británicos lo que la empujó a una vida de constante huida. Lo único que la mantiene con los pies en la tierra será su amor por otro personaje del que no quiero desvelar mucho para no destapar las sorpresas que nos aguardan en la novela. El amor es sumamente importante en la novela, no solo en la vida de Marama sino también en la de Steph, así que encontraremos algún que otro personaje masculino de peso. 

Sin duda, y como suele ser habitual con esta escritora, resalta el nivel de documentación que sustenta el argumento de la novela, especialmente en lo que se refiere a la vida de Marama y a la cultura maorí. Sarah Lark aprovecha ese hilo argumental para describirnos cómo era la vida de los maoríes en la segunda mitad del siglo XIX, así como la ocupación por parte del ejército británico, las guerras que tuvieron lugar entre los nativos y los pakehas (los blancos), la traición de los kupapa, maoríes que se posicionaron al lado de los británicos, o los secuestros de niños maorís que fueron educados entre los ingleses. Aprenderemos muchísimo de la cultura maorí, de su estilo de vida y convivencia, de su forma de pensar o de la forma de educar a los hijos.

Por supuesto la propia Nueva Zelanda será un personaje más. Existen numerosas referencias a su flora y fauna, mencionando los típicos árboles kauri o los tuátaras, esos reptiles con tres ojos, las peculiaridades de su geografía, así como la mención a sus bosques y parques nacionales o a sus ciudades y pueblos tanto actuales como del pasado, o los asentamientos multi-tribales, resaltando entre estos últimos el sitio de Parihaka, una comunidad cuyo estilo de vida se basaba en la convivencia pacífica entre los miembros de las distintas tribus o entre los nativos y los colonos. Es por ello que, como sobregénero, tal y como nos explicó la autora en la entrevista, esta novela, y todas las suyas en general, se encuadran dentro del landscape, pero, a su vez, sus argumentos contienen trazas de otros géneros como la novela romántica, la novela histórica, las sagas familiares e incluso algo de novela de suspense.

No quiero dejar de mencionar que Bajo cielos lejanos tiene también su toque reivindicativo. En algún momento del argumento parece surgir la voz de Sarah Lark que se alza como abanderada de la cultura maorí para manifestar la importancia de dicho pueblo y su legado. A través de la voz de algún personaje se nos quiere hacer entender que merece la pena conocer esa parte de la historia neozelandesa y que resulta esencial para sus descendientes mantener vivo el espíritu maorí. 



Estructuralmente, la novela está dividida en siete grandes bloques titulados en cuyo encabezado también figuran localizaciones geográficas como subtítulos y que nos permitirán saber por qué lugares se mueven los personajes. Concluye la estructura con un epílogo en el que la autora nos cuenta en primera persona las licencias que se ha permitido a la hora de narrar esta historia tanto a lo referido a los hechos como a los personajes. Mencionará también la leyenda de Wiremu Pokiha Omahura, que ha servido de inspiración para construir esta novela y que fue 'raptado por tropas kupapa y adoptado, más tarde, por el entonces primer ministro de Nueva Zelanda, Wiliam Fox'. Cuenta la novela también con algunos hechos luctuosos que tienen una fuente real pero que no deseo desvelar aquí. 

A pesar de ser una novela muy voluminosa la lectura fluye a muy buena velocidad. Quizá debido al estilo ágil y ligero, al tipo de argumento, a la alternancia de varios hilos temporales y narrativos, lo cierto es que las novelas de Sarah Lark y  más concretamente esta que nos atañe, resultan muy amenas y entretenidas. Así pues, con sus misterios por resolver, sus secretos familiares, la presencia de un diario perdido en los anales del tiempo y una galería interesante de personajes, Bajo cielos lejanos supone una lectura muy agradable, que aporta varias novedades respecto a las anteriores publicaciones de la autora alemana y que casi conlleva un ligero cambio de aires en su estilo narrativo.







[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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